Luisa Isabel Álvarez de Toledo, Duquesa de
MedinaSidonia
CAPITULO XXXIII
LA VECINDAD INDICIO DE UBICACIÓN
En el siglo
XVII, Alonso de Guzmán llamó Isla de la Sal de Cabo Verde, a la Península de
Araya, Berbería a Santa Lucía [1] y Fuerteventura a la Martinica. Adscrita a
las Canarias sin oposición, porque el rey de España lo era de Portugal, fue la
Fogo, límite de la conquista portuguesa por Barlovento, probable Infierno de
los expedicionarios de 1393 y Carro de los Dioses de Hannón, sede de la Montaña
Pelada, volcán en actividad moderada y constante. Hasta 1580, la primera tierra
castellana del archipiélago, era Graciosa o Marigalante. Estaba al norte de la
Margarita y Los Testigos. De Cabo de Bojador en Berbería o tierra de moros, a
Gran Canaria, había 90 leguas de costa, que no de mar. Situada Hierro a
barlovento de Paria, Gomera alcanzabalas Islas y Punta das Canarias. Y Gran
Canaria por Mercadis, siendo probable que Madeira se encontrase en la misma tierra,
habiendo dejando por recuerdo el Río Madeira, afluente del Amazonas. Según
Fernández de Oviedo, Porto Santo ocupaba el delta del Orinoco, limitando al
oeste con Calez, provincia de Castilla, que terminaba en Cumana.
Relacionar noticias inconexas,
recogidas en diferentes tiempos, ayuda a situar los topónimos, en el espacio.
Palma debió estar más alejada o peor comunicada que Madeira, pues de la segunda
llegó aviso de 40 velas holandesas, que merodeaban en aguas de la primera,
tomando el mar por suyo porque se retrasó Luis Fajardo, con la Armada del Mar
Océano[2]. Teniendo "muchas noticias de los puertos de aquella isla los
enemigos y siendo el paso de la navegación de las Indias", en 1640, tras
la independencia de Portugal, a la que siguió la de Brasil, Felipe IV ordenó
pertrechar Palma, temiendo desembarco enemigo, que cerrase la ruta del oro[3].
Los que iban a San Miguel de la Palma, desde el Guadalquivir, llevaban despensa
para tres meses[4], siendo suficiente para dos, si se dirigían a la Habana. Con
reservas para uno, se llegaba a la Margarita, bastando de 10 a 15 días de
vituallas, para alcanzar ciertas islas y radas de Levante.
El supuesto de que perdidas las
Canarias, peligraría la Mamora, que estaba en el reino de Fez, indica
proximidad[5], siendo evidente que de haber estado alejado Marruecos, al menos
en tiempo, Felipe III no hubiese dicho, que teniendo los españoles la isla de
Magador, recibirían "mucho beneficio... las islas de Canaria", en su
seguridad y comercio[6]. Suspendida la flota de Nueva España en 1630, los
mercaderes de Sevilla acordaron formarla por su cuenta. Enterado el rey, impuso
armada de 8 navíos y un patache, fletados a cargo de la "avería", es
decir, de los comerciantes. En junta de 20 de julio, se decidió que les
amparasen al pasar por las Islas de Canaria, Guadalupe, la Dominica y Jamaica,
abandonándoles en "Sonda", para subir a la Tercera, donde aguardaba
"naveta" de la India, que escoltarían hasta Lisboa. Inhabitual la
ruta, 8 marineros, que la conocían, fueron sacados de la cárcel de Sevilla,
para servir como pilotos[7].
Las Islas de Cabo Verde se
consideran cristianas, pero Juan Castellanos advirtió, en su romance, que el
castellano debía tomar precauciones, para acercarse a las salinas de Tepé, por
guardarlas musulmanes. En paz con los aborígenes de diferentes credos, europeos
y en especial flamencos, la "salina de Araya" se consideró "uno
de los fundamentos.., con que estos rebeldes biven y se acrescientan en su
riqueza": "sin esta sal", perderían "su pesquería y carne
de ceçinas y quesos y mantecas", hundiéndose en la miseria[8]. Conscientes
los interesados, cuidaban las relaciones, invitando naturales a Holanda, que
les enseñaban la lengua. Para favorecer los contactos, cargaron 12 reales por
cahíz, a la sal de los reinos de España, 8 a la francesa de Broaje, dejando
franca la de Araya [9]. En 1602 Felipe III, pretendiendo poner "algún
freno a los corsarios ordinarios, que suelen acudir a las contrataciones de
aquellas Yslas y costas de Tierra Firme", mandó buscar 9 velas
"viscaynas y no levantiscas, que traygan dada carena y no sean demasiado
grandes". De las Islas de Barlovento "atravesarán.. á Tierra Firme,
corriendo toda aquella costa"[10]. Lo desaconsejó el duque de Medina. Para
expulsar a las urcas de la sal, que aparecían en abril, bastaba que los
galeones de la plata saliesen a su tiempo. Dando un rodeo de tres o cuatro
días, se meterían en puerto de la Margarita. Zarpando al anochecer, caerían
sobre los intrusos al amanecer, desbaratándolos por sorpresa[11]. Advertidos de
que no debían dejarse arrastrar a Levante, en el calor de la pelea, pues
corrientes y brisas les pondrían camino de España, partieron a 20 de enero en
1604. Hubiesen llegado a la sal a primeros de mayo[12], de no ir a Canarias.
Renovada la información en 1607, para evitar extravíos, la Armada de la Carrera
de Indias pasó por Araya. Terminada la limpieza, dejando Las Blancas a estribor
y Los Testigos a barlovento, pasaron "por el medio de las dos",
poniéndose "en paraje" del que podían navegar, "a donde les
pareciere"[13]. Mínimo el daño recibido por las urcas, pero serio padecido
por los galeones, Felipe III mandó expertos a cegar las salinas. Se reveló tan
imposible, como "romper la pesquería de los rebeldes"[14].
Eterna la disputa entre Portugal
y España por un Levante americano, que no se dejaba dominar por el blanco, los
castellanos pretendieron prolongar Nueva Andalucía, hasta la Santa Cruz
portuguesa. Anexionado el conjunto con la corona de Portugal, en 1582 Alonso de
Guzmán viajó por real orden, de la sal que criaba el Río Ajer, a la sal de
Araya. Partiendo de "donde desemboca el Estrecho", seguiría
"adelante", tocando en Alarache, la Mamora, Safi y Cabo de Aguer.
Candente la guerra secreta del Prior de Ocrato, que ayudado por Inglaterra, Francia
y Holanda, pretendía hacerse con el oro portugués, el Guzmán registraría el
escenario de las operaciones, sondando barras, calculando la cabida de las
radas, la comodidad para carga y descarga, si había madera y sitió donde hacer
astillero, las mercancías que entraban y salían, las posibilidades de hacer
salina o ampliarla, las poblaciones del entorno, anotando la distancia, las
medidas que se usaban, los precios que corrían, las tasas que se cobraban, a
nombre de quien, pero sobre todo sí asomaban ingleses, holandeses o franceses y
con que géneros traficaban. Zarpando en febrero con bastimentos para tres
meses, el Guzmán eligió la chalupa [15]. Regresó en mayo, estando botada la
almadraba. De su madre no pudo despedirse. Murió y le enterraron en su ausencia.
Tremecén era de los turcos; los
reinos de Fez, Marruecos y Sus, con el Algarbe de Berbería, de los
"moros". En 1600, reinando Hamete, Xarife ilustre, Felipe III
prohibió a sus vasallos mojar en puerto de infieles. El que fuese a Berbería,
habría de tocar en las plazas, "que tengo en aquellas partes"[16].
Confuso el mandato y desobedecido, ordenó el tráfico en 1603: lo que tuviese
por destino al Algarbe de la Berbería, pasaría por Ceuta o Tánger; las
mercancías remitidas a Marruecos, por Mazagán, pudiendo cargar y descargar para
Fez en Sale, puerto de moros por evitar el rodeo[17]. A este reino, pertenecían
Alarache, Arcilla, La Mamora y Arguim, disfrutando la Alcazaba y villa de Sale
de autonomía, por estar en la frontera con Marruecos. Siguiendo la
"vuelta" de Cabo Blanco, se llegaba al Cabo de Aguer, en la boca de
la "Huma grande", poblada de islas, anegadas en parte, donde
desembocaba el río Ajer. Limitado el arqueo de los navíos, por el calado de la
barra, lo remontaban cascos de hasta 100 toneladas. Más allá del Angra o puerto
de Santa Ana, se encontraban Azamor, puerto de Marruecos y Mazagán o Mazagâo, a
12 leguas de la desembocadura. A la otra parte del rio, estaba la isla de
Mogador, "Magador" o Mogolo, con su imponente puerto a la otra parte.
Tuvo por capital Tagaoz, llamada Santa Cruz por los cristianos, como el Brasil
de Cabral. Común el topónimo en Indias, en mapas actuales aparece una Santa
Cruz, en la isla de Marajo. Sierra abrupta el reino del Sus, el puerto de Safi,
último frecuentado por castellanos, en aquella costa, perteneció a esta corona.
Hostil Marruecos, los cristianos no penetraron en una Berbería, con 300 leguas
de extensión, que anexionó la Guinea de "los Ríos", quedando el
primer puerto de moros a 9 leguas de la Canaria, por donde atravesaban las
flotas.
Felipe II prestó a la Guinea 500
y hasta 1.000 leguas de costa. Alonso de Guzmán las redujo a 300, porque 700
pertenecían a Brasil y el Conde de Santa Gadea afirmó que el Xarife tenía 300
leguas "de costa de Africa, toda suya". Revelan las fuentes que la
influencia del Islam, alcanzó de Bahía al sur de Méjico, penetrando el poder
del Xarife en el interior de Sudamérica, hasta dar en el imperio Inca, que se
desarrolló al este de los Andes, tras la conquista de Pizarro. Musulmanes
vasallos de Hamete se distinguían de los orientales del norte de Africa,
llamándose a sí mismos "ponientales". No ignoraban los
"conquistadores" la presencia de moros y judíos en Indias, pero sí la
de sus topónimos. No convenían al poder que los supiesen, ni a los que saben
poco, les interesa aprender. Sobradamente informados los duques de Medina y los
miembros cultos del real consejo, los usaron para disociar, en conceptos
burocráticos, las Indias del "descubrimiento", supuestamente pobladas
por indios animistas, del "Africa" occidental, islámica, de minoría
judía y cantera de negros. No convenía a la iglesia, admitir que otros pueblos
del libro, se le adelantaron en un nuevo mundo, que por gracia del Altísimo, le
correspondía convertir, ni que se adivinase que los esclavos, ofrecidos en el
mercado, procedían de continente, regalado por Roma. Disociados los topónimos
América e Indias, del Africa o Berbería, que se extendía de la isla de Santa
Lucía a Pernambuco, la Iglesia quedaba exonerada de su complicidad en la trata,
pudiendo proclamar Castilla que nunca vendió vasallo, por ser el color loro
uniforme en su conquista, mistificación que nada tenía de novedoso. Ya en el
siglo IV la religión de los esclavos, les traicionó tras su triunfo. Habiendo
prometido liberarlos, los que encarnaron el poder cambiaron de opinión. En aras
de intereses económicos, inconfesados por inconfesables, les dejaron cómo y
dónde estaban, eludiendo la contradicción teórica, con promesa de libertad y
paraíso post mortem, ejemplo que siguieron los liberales protestantes,
supuestos herederos del humanismo. Cambiada la Guinea en Guayana, se dieron el
tráfico, sumando a la cantera de la Sierra Leona occidental, la Sierra del León
oriental, mientras construían la democracia.
En el XVI hubo dos Alaraches. El
uno tan cercano, que para asegurarse travesía confortable, bastaba asomar al
estrecho. De estar tranquilas las aguas por el Cabo Espartel, lo estaban en
destino. Breve la navegación, una armada remataba viaje, "con el viento galerno",
en un día y una noche[18]. En 1583, ingeniero disfrazado de marinero, reconoció
el Alarache de "la boca del estrecho de Gibraltar"[19]. El caserío
ocupaba perímetro de 170 pasos por 280, protegiendo fortificación
insignificante la boca de río que desembocaba en el mismo cabo, según el Conde
de Santa Gadea[20]. En 1605, dos técnicos espiaron el otro Alarache. Contaba
con "muchos hornos de cal y de ladrillo", cerrando la bocana del
puerto, que tenía 400 pasos, dos fuertes: Castil de Genoveses y Fornos. La entrada
se podía cerrar con pipas y cestones, dejando el río y la mar "por
espaldas"[21], proyectando el Conde de Puñoenrrostro, encargado de la
conquista en 1607, trinchera de "1.200 pasos" de "mar a
mar", que indica península. De encontrar resistencia la prolongaría,
rodeando la fortaleza [22].
Despertó el real interés por
Alarache billete del alcalde de Tetúan, dirigido al de Arcila, diciendo tener
al rey D. Sebastián cautivo. Entregado en Sanlúcar pasados cuatro días de la
batalla de Alcazarquivir [23], cuando se supo que el incómodo superviviente fue
alojado en Alarache, el topónimo se adoptó por metáfora, para ocultar su
personalidad. Lo desvela el propio Felipe II, lamentando en carta de 1583, que
entre los cautivos de la jornada, rescatados y remitidos por Diego Marín, no
figurase "Alarache". Ofuscado, el rey confundió los tiempos.
Olvidando que Muley Moluco, el enemigo cuyo ejército derrotó a los portugueses,
murió el día de la batalla, contó que estando en ciernes la guerra, le mandó
por embajadores a Gásparo Corso y Diego Marín, para ofrecerle las plazas de
Arcila y Mazagán, que aún pertenecían a D. Sebastián, a cambio de
"Alarache". Reiterada la oferta al sucesor de Moluco, al negarse en
redondo a violar su ley, matando a un prisionero, o entregándolo para que otro
lo matase, el Austria quiso tomar la plaza, con huésped incorporado.
Desaconsejable revelar la causa, disimuló, magnificando el enclave:
"teniendo entendido lo mucho que importa al servicio de Dios y mío, y por
consiguiente, al beneficio de mis reynos y súbditos, tener en Africa el puerto,
pueblo y fuerte de Alarache..."[24], que la Casa de la Contratación
aportase los 10.000 ducados, dilapidados, prueba que el objetivo estaba en
Indias. Pero el Adelantado de Castilla, general de la empresa, lo ignoraba. Con
las tropas en tierra ordeno a la gente regresar a los barcos, al comprender que
se había equivocado de Alarache[25]. Muerto Felipe II, el hijo heredó la
fijación. Haber hecho cuartos en Sanlúcar a un D. Sebastián, con visos de
autenticidad innegable, en 1603, no le pareció suficientes. Dos años más tarde,
quizá temiendo haber ejecutado a un doble, se empecinó en conseguir la plaza.
Criticada la iniciativa, por ser la empresa tan costosa como inútil, el rey
declaró de urgencia quitar "esas ladroneras", pues teniéndolas los
corsarios a su disposición, los corsarios podrían robar lo que "iba y
venía a las Indias"[26]. Obstinados los escépticos, la corte lanzó el
rumor de que los turcos se preparaban a instalarse, con el peligro
consiguiente, pues el fondeadero era "mucho mayor que lo de
Argel"[27]. Sin efecto el chisme, los voceros del Austria publicaron que
Mauricio de Nassau pretendía fortificarla, con probabilidad de conseguirlo, por
estar en excelentes relaciones con el rey de Marruecos [28], que estaba ganando
la guerra, yendo de derrota el rey de Fez, propietario de Alarache, se ultimaba
la negociación de la compra, cuando 400 "casas" de moriscos expulsos,
se instalaron en la plaza [29], sin imaginar la que se les venía encima.
Acordado a demanda del vendedor maquillar la entrega con simulacro de
conquista, que le salvase la cara ante sus súbditos, se liquidó el pago en
1610, pasando a preparar la representación. Por si las cosas se torcían, Felipe
III quiso 5.000 hombres, respondiendo el duque de Medina, que no cabían en
Alarache [30]. Celebrada la representación, las huestes de rey de las Españas
ocuparon lugar murado, dotado de atarazanas y mezquita, "obra antigua del
tiempo de los moros", construyendo españoles almacenes, para grano y pólvora
[31]. Con buen tiempo y levantes largos, se podían cruzar a este Alarache en
cuatro o cinco días, pero la experiencia prueba que los barcos del socorro,
tardaban de 20 a 25. Peligrosa la arribada, de no soplar noroeste o nordeste
"bonancible", por estar rivera, "tan poco tratable", como
la de Arzila[32], al ser "costa bravísima.., no se puede yr a ella sin
mucho riesgo"[33]. Emprender el viaje en invierno, saliendo de puerto que
no fuese Cádiz, "era ir a perderse"[34]. El de la plaza estaba en la
desembocadura del río Tagadarte, que tenía su nacimiento en sierra, situada a
cinco leguas [35].Con "comodidad para pocos navíos"[36], la barra
tenía 5 codos [37] de "fondo" en "baxamar". Difícil
"quando ay tormenta para que entren las galeras, por lo que enjuga la mar
con el temporal"[38], tropezaban con dificultades, incluso en verano,
siendo más adecuadas las chalupas y los "barcos redondos", por entrar
en todo tiempo [39]. Alonso de Guzmán, que fue a la plaza cuando era de moros,
para entrevistarse con el "cautivo portugués", llevó tres pilotos,
especialistas de la barra de Alarache [40].
Sufrió la guarnición hambre y
abandono, pero vivió en paz hasta que en 1619. los moros se ofuscaron. Dejaron
de poner puesto en la plaza y servir leña [41], anunciando males mayores.
Mientras los reyes de Fez y Marruecos atacaban la Mamora, el Morabito cayó
sobre Alarache. A los muertos se sumaron 70 cautivos. Igualado el rescate en
800 reales por cabeza, Felipe III se olvidó de pagar. Presentaron los
compañeros justa queja, siendo acusados de conspiración. Ahorcados dos
soldados, por el ejemplo, los restantes se pasaron en bloque a los moros,
abrazando el Islam [42]. Encargado del caso Jerónimo de Villanueva, eludió el
proceso, pretextando que al haber sucedido los hechos "en parte tan
distante", no era posible recoger testimonios, completando las probanzas
[43], disculpa que hubiese sido inconcebible, de esta Alarache al otro lado del
Estrecho. El topónimo se identifica con la Lixus fenicia, asiento del Jardín de
las Hespérides, que Caboto y Oviedo sitúan en América. Albergue de corsarios
conquistado por Alfonso V de Portugal, lo tomó Mahamete. Comprado por Felipe
III en 1610, el último emperador de Marruecos recuperó definitivamente la
plaza, en 1689. La trinchera de mar a mar y la distancia que la separa del Cabo
de Orange, donde debió estar La Mamora, indican que Alarache pudo estar en
Cayena. Fueron las Guayanas tierra poco frecuentada, que España incluyó en
Nueva Andalucía. Desde el siglo XVII, primó la presencia holandesa e inglesa,
siguiendo la francesa. Objeto de reparto político a finales del siglo XVIII, la
penetración de los franceses en su Guayana, no fue posible antes de la segunda
década del XIX.
Al Larache doblado, sigue una
doble Arcila o Arcilla. A cuatro horas por mar del río de Alarache, no tenía
puerto pero sí dos embarcaderos, aptos para chalupas: Benaceyte y Venado[44].
Conquistada por Alfonso V, la derrocaron los Utasi, recuperada por Mahamete, el
interprete Pablo de Santa María, presumía de haberla entregado al rey D.
Sebastián, "sin costar una sola pequeña gota de sangre"[45]. Tras
intentar cambiarla al Xarife por "Alarache", formando lote con
Mazagán, Felipe II la perdió entre 1587 y 1588, por abandono según todos los
indicios, pues los portugueses marcharon llevando los cañones a cuesta. En 1621
Muley Hamete, rey de Fez, ofreció a Felipe IV a cambio de armas y dinero, para
recuperar el trono, Arcila y Sale, con licencia para hacer fortaleza en Tetuán.
Quiso aceptar el Austria, pero sus consejeros le disuadieron [46]. Arrepentido
Olivares en 1634, se habló de aviso, recibidoa través de Ceuta, de que el
Xarife ponía artillería en las murallas, para complacer a los tucos, que se
proponían instalar un segundo Sale, con ayuda de renegado, técnico en la construcción
de bergantines de remos "estancos", capaces de enfrentarse a los
galeones de Indias[47]. Siguiendo los pasos de su padre, Manuel Alonso de
Guzmán restó importancia a la noticia: Arcilla "no es puerto sí no
playa", inadecuada para barcos de alto bordo, aprovechando para insistir
en que bastaría ordenar a la Armada del Mar Océano, que se alargase a las
costas de Berbería cada año, como lo hacía Fadrique de Toledo, para que no
hubiese corsario que se acercase a las flotas, ni en las costas de España, por
la parte de Indias[48]. En vena conquistadora el Conde - Duque de Olivares,
pretexto que los barcos del socorro de Alarache y La Mamora, recibían daño de
los corsarios de Arcila[49], para aceptar la oferta de Muley Hamete, que
acababa de apoderarse de Alcázar, "lugar que está cerca de Alarache".
Entregada Arcila en el plazo de dos meses[50], los cristianos la perdieron
definitivamente a manos de Muley Ismail, en 1691. Se dice que la cedió a la
gente del Rif, estando asociada a la Zilis púnica, Idrissa para los árabes.
Al ser la "navegación"
prolongada y problemática, para ir a las plazas se buscaban "bajeles
pequeños, que a media marea puedan entrar en el puerto"[51], "de
cubierta" y con vela latina, por hacerlos más ligeros y "capaces",
a la entrada en los ríos [52]. Luengos los de avisos, los transportes solían
ser masteleos medianos [53]: pataches[54], zabras[55], saetías[56] y
bergantines[57]. Los pocos mercaderes que asomaban [58], preferían la carabela
pequeña, con capacidad de carga igual a la de seis o siete tartanas [59], el
barco más seguro para navegar en invierno. Al esfumarse con los pescadores
franceses, Felipe IV quiso suplir en 1637, encargando en Lisboa, por ser donde
sabían hacerlos, dos carabelones de guerra de 100 toneladas "y más",
con capacidad para cargar los bastimentos y 40 soldados [60]. A punto de
perderse en la barra convoy, formado por urcas, fueron desechadas. La Mamora
tuvo por barco de servicio un bergantín ingles [61], escoltando las galeras al
convoy del socorro, en los veranos. Hacían el viaje de ida y vuelta sin
escalas, por no cruzar la barra [62]. Raro que entrasen galeones, los hizo el
San Ignacio con compañía de soldados bisoños, remolcado por 6 bajeles [63].
Los barcos del socorro no solían
entrar por la barra de Alarache. Transbordaban las vituallas de la plaza en la
mar [64], continuando a La Mamora, que estaba 20 leguas al sudeste por agua y a
15 por tierra [65]. Siguiendo la costa se encontraban Cabo de Aguer, Magador o
Santa Cruz y Safi [66]. Los oficiales que fueron con los barcos del
Almirantazgo, por caso excepcional, se asombraron por los muchos corsarios que
encontraron, siendo la Mamora el puerto de Berbería, más cercano a España [67]
en aquel tiempo. Partiendo del Guadalquivir, los navíos solían tardar 25 días
[68], quedando constancia de barco de avisos, que en 1627 atravesó en 10 días
[69]. En tiempo de borrasca se interrumpían las comunicaciones, pues enviar
barcos a la Mamora en invierno, era "mandarlos a perderse"[70]. De
convoy que salió en enero de 1631, no se supo en Sanlúcar hasta finales de
abril [71]. Embarrancado por los moros al completo, en el río de Alarache, el
que zarpó hacia La Mamora, en noviembre de 1636, el duque de Medina se enteró
del desastre a 18 de enero de 1637[72]."Los mayores ríos del reino"
de Fez, morían en el de La Mamora [73]. "Muy fondeable" en su
desembocadura, formaba puerto capaz para albergar "1.000 bajeles
holgadamente", según el Conde de Santa Gadea [74]. La bocana de
"tierra a tierra", tenía un tiro de arcabuz. La barra 24 palmos de
fondo, en aguas vivas [75] y de 18 en muertas o de 3 brazas[76] y media a
cuatro[77]. Pasaban sin riesgo cascos de 100 toneladas, admitiéndolos con 5 a 6
codos de calado[78], pese a las frecuentes "mudanzas" de la
canal[79], peligrosa "con mala mar" pues "embebía",
quedando "poca agua"[80]. Los barcos de quilla larga entraban
desahogados, por hacer "alcance de dos olas de tres, que cada vez hace la
mar en la barra"[81],
"Fuera" no había
"ninguna playa ni sitio" donde desembarcar. El fondeadero estaba en
banco o punta de arena, en la misma barra, "como se entra". Había
"mucha hondura y subida razonable"[82]. Para bloquear el puerto
bastaba poner dos velas a la entrada [83], teniendo los moros por costumbre
hacerlo con cuatro [84]. Sobrando piedra de sillares y cal, se podía fortificar
a poco costo [85], levantando torreón a la orilla del río[86] y fuerte en el
"morro" de la opuesta, junto al camino de Sale, "antes que se
llegue donde la tenían los portugueses"[87]. De la fortaleza de Arguim, adquirida
por Felipe II con la corona de Portugal, en 1581, se conservaban las ruinas.
Archipiélago, bahía e isla, para
los navegantes del siglo XV, habituales de la Guinea, exportó oro, esclavos y
especies, quedando en señorío del conde de Tourigia, en su decadencia. La
perdió su alcaide en un descuido, a manos de piratas vulgares. Recuperada por
Luis Fajardo con La Mamora, su escasa rentabilidad aconsejó devolverla al conde
con su término, previo pago del gasto hecho en la conquista [88]. No queriendo
subvencionar guerras ajenas, Tourigia se abstuvo de aceptar [89]. La historia
oficial sitúa Arguim en el Cabo Blanco mauritano. Al no haber huella de
fortaleza, lo reduce a banco de pescadores.
Los avisos con destino a Mazagán
y Marruecos, transitaban por La Mamora [90]. Inmediato su río al de Sale, se
confundían con frecuencia. En 1581 Bernardino de Mendoza, embajador de Felipe
II en Londres, informó de asiento firmado por Hamete, rey de Fez y Marruecos,
con la reina de Inglaterra. A cambio de prestarle los puertos de Berbería,
Isabel le facilitaría técnicos y madera labrada para hacer tantas galeras, que
hubo de recurrir a Holanda, para cubrir el pedido. Habitual que los enemigos
del Austria abasteciesen al Xarife, la novedad de haber mandado Francia tablazón
para 10 galeras, hizo temer el Austria que se esfumasen 20 años de paz,
firmados con Hamete. El secretario Zayas le tranquilizó. Complicado el
transporte, el supuesto era absurdo, porque "en Africa sobra mucha
[madera] y muy buena". En marzo se confirmó que en el río de la Mamora
hacían 8 galeras, bajo dirección de maestros ingleses [91]. Trasladado el
astillero al río de Sale, por informadores [92], en 1586 cartas de Mazagán,
confirmaron que en el de la Mamora, se construía "gran número" de galeras.
Cansado de contradicciones el rey hizo mandar espía, en chalupa de pescador o
carabela de bonetero, disfrazado a conveniencia [93].
Apenas tuvo Alarache, Felipe III,
deslumbrado por su puerto, quiso la Mamora. Aunque no albergaba más de diez o
doce velas corsarias, de las que 6 eran inglesas[94], acudiendo 20 cuando
mucho, declaró la rada "ladronera" de peligrosidad excepcional,
considerando que debía apropiársela, "por quitar enemigos de nuestra
vecindad". Consejeros sensatos se opusieron al regio capricho, alegando
que carecía de valor estratégico, no siendo capaz para navíos de armada.
Irrebatible el argumento, el rey apeló a la opinión, expandiendo rumores.
Corrió que yendo Muley Xeque de derrota, el hermano menor, Muley Cidam, lo
pondría en manos de los turcos, por ser su aliado [95]. Pudiendo ancorar
"a vista" de cuanto "navega a Indias y biene de ellas", tan
cerca del Cabo de San Vicente, que "en un día y una noche" irían a
desbaratar las flotas, vendiendo las presas en puerto próximo, sin dilapidar
tiempo en travesías prolongadas, siguió rumor de que "olandeses y otras
naciones" construían fortaleza, con intención de darla a los piratas [96].
El ingeniero Carro Martínez, capitán en Flandes, ofreció inutilizar La Mamora,
desfondando en la canal un par de urcas, de 200 y 700 toneladas, con carga de
piedras y hormigón. Aprobada la idea por el rey e informado Alonso de Guzmán,
la calificó de "risa". Al ser río caudaloso y con fondo de arena,
ganaría profundidad. Puesta en práctica se alteraron las corrientes. Y la barra
tuvo un codo más de fondo [97]. En 1612 se publicó que el rey de Fez armaba 6
barcos y 2 pataches, para tomar San Juan de Ulúa con 700 hombres. Increíble el
supuesto, en lugar de socorro se mandó aviso a Nueva España, exhortando a la
defensa [98].
Considerando al público
trabajado, Felipe III inició gestiones de compra, con el rey de Fez, mandando
espías a reconocer la costa. Regresaron sin haber visto enemigo ni huella de la
construcción defensiva, que se suponía en curso [99]. Pero embajada de Cidam,
detectada en Holanda, renovó la alarma. Los aduladores corearon al rey,
desafinando la voz de Alonso de Guzmán. Con un pie en la tumba, escribió que al
"Conde Mauricio" le serviría de poco la plaza, aun dotándola de
fortaleza [100], porque los navíos de alto bordo no pasaban la barra [101]. El
corsario inglés Capitán Baax, ofreció entregar La Mamora previo pago. Aceptó el
Austria, encargando la gestión al presidente de la Casa de la Contratación, que
en 1612 embarcó en saetía disfrazada de mercante, con 60.000 ducados de la
"avería" y licencia para mejorar la puesta, por ser voluntad real que
se pagase "muy bien" al pirata [102]. De no haber estado la plaza en
el continente americano, la operación no hubiese corrido por mano de oficial de
la Contratación ni a cuenta de sus fondos [103]. Tampoco se hubiese ocupado de
la guarda de las plazas y la costa de Berbería la Armada del Mar Océano [104],
la Armada Real de la Guarda de Indias y los Galeones de la Plata[105],
acudiendo su Infantería y destacamentos del tercio de la Armada de la Carrera
de Indias[106], pues sólo en urgencias, que sorprendieron el presidio de Cádiz
sin gente, se embarcaron las milicias locales.
Luis Fajardo ocupó La Mamora en
agosto de 1614, con la Armada del Mar Océano. Al mediar acuerdo con Baax o el
rey de Fez, su propietario, no hubo resistencia [107]. Estando a 5 leguas de
Sale, no había población ni edificaciones, siendo su seña de identidad el
alcornocal, que poblaba el cerro de Pedro [108]. Por evitar sorpresas, los
castellanos talaron el campo, a la redonda de la plaza [109], respetando la
arboleda [110], que les abastecía de leña. Sirvió de refugio a los moros,
cuando dejaban de abastecer el mercado, aprovechando la demanda de la
guarnición, para divertirse hostigando a los castellanos. Proyectado fuerte de
piedra, que cerrase el puerto a los "bárbaros aláraves", quedó en
fortín de madera, levantado con los materiales embarcados, para la fallida
expedición a la Mina [111]. Conociendo el clima, Alonso de Guzmán advirtió:
"las aguas del invierno, han de arruinar mucha parte de la
fábrica"[112]. Los hombres no le creyeron, pero los elementos le dieron la
razón. En 1619, los reyes de Fez y Marruecos se reunieron en el río fronterizo,
a 5 jornadas o 150 millas de la plaza. Bajando cada uno por su orilla, cayeron
sobre La Mamora, quemando plataforma y trincheras [113]. Los castellanos
apreciaron las escalas de los alárabes, "más pulidas que las de
Flandes" y tan amplias, que subían tres hombres en línea [114]. La
artillería de Cidam [115] derribó la torre de San José, que protegía el pozo de
la "marina", que abastecía a la plaza de "agua muy
buena"[116]. Salvó al enclave muerte repentina y natural del rey de Fez.
Levantando tiendas y almahalas, el heredero se alejó por el camino de Sale,
dejando enterrados dos cañones, que aprovecharon los españoles [117].
De tierra tapia la muralla,
"como cerca para huertas lo más"[118], los temporales no tardaron en
llevarse varios paños [119], dejando "en el suelo" el fuerte de Ntra.
Señora de las Nieves [120].
De Andalucía mandaron tablas,
pinos clavazón [121] y 200.000 ladrillos, para reforzar "las esquinas y
cordones de la muralla", por no estar las finanzas para meterse en
cantería[122]. Y otro duque de Medina repitió: "mientras no se crezcan murallas
de piedra y se escusen murallas de madera", el chorreo de dinero y
materiales sería constante, por no haber construcción endeble, capaz de
resistir al "rigor" de aquellas aguas[123]. En 1639, "por
haverlas llevado las tormentas", se rehicieron las estacadas y la
plataforma de Santa Ana, que cayó al foso con la artillería [124].
No siendo el calor tan constante
como imaginaban en la Península, deduciendo por los barcos que al excederse,
navegando por región, regresasen con las maderas abiertas por el sol, "los
fríos" y la humedad exigieron dotar a la tropa de albergue y ropa de
abrigo[125]. Lo pidió el gobernador, sin ser escuchado. Los soldados
continuaban durmiendo al sereno[126] en 1632, cuando epidemia inevitable
invadió la plaza. Imposible separar a los enfermos de los sanos, por la falta
de espacios cubiertos[127], se consiguieron tablas y clavos, para hacer
barracas[128], que se llamaron pomposamente cuartel, cuando eran tan escasos
los soldados, que hacían la guardias civiles[129], avecindados en arrabal
surgido extramuros[130]. En 1634 había iglesia, tahona, hospital y se hicieron
"magazenes"[131]. Malos los inviernos y peor la construcción, en 1640
no
había donde poner a resguardo las
pipas de harina, bizcocho y pólvora, porque se llovían los techos. Siguió envío
de tejas y cal, desconocida entre los naturales, advirtiendo el gobernador de
la urgencia, pues durante el invierno era imposible trabajar, a causa de los
aguaceros [132].
Condenados los residentes en las
plazas a la depauperación, por ser parcos los socorros, Manuel Alonso de Guzmán
propuso, en 1621, que se permitiese a los residentes en la Mamora, comerciar
con la alcazaba de Sale y otros puertos de moros [133]. Haber corrido el año
anterior que el Xarife preparaba bajeles de remos, para hacerse con las plazas,
aviso de 200 barcas de remos, "no tan grandes como pinazas, ni tan
pequeñas como chalupas", que preparaban en Flagelinas para hacer
"gran desembarcación" en "los ríos", a medias con
Cidam[134], hizo que se mantuviese la prohibición. Poco amigo de sorpresas
Fadrique de Toledo, capitán general del Mar Océano, que sucedió a Fajardo,
mandó a las plazas al Marqués de Santa Cruz de turno, con 4 galeras de la
Armada Real de la Guarda de
Indias [135]. Pasado el susto, Felipe IV permitió en 1625, que de la Mamora
tratasen con Sale, no sin reticencia, pues temía que a través de la plaza,
entrasen en España productos de rebeldes [136]. El resultado fue óptimo. La
villa creció, rentando la aduana 10.000 ducados, en el año [137] y la dieta se
enriqueció con bacalao de Terranova, adquirido en Sale, donde entraba por
octubre [138]. Pero la peste saltó en Berbería. Cerrada la plaza a los
"moros de paz"[139], la tropa guisaba los caballos, cuando el maestre
de campo Diego de Escobedo, cargó barco de pescada en Sale, para venderlo en
España. De pura misericordia dejó 400 quintales, al pasar por la plaza.
Denunciado el negocio, respondió directamente al rey, diciéndole que los
furrieles de su ejército hacían la compra cada mañana, en plaza abastecida por
moros del contorno. Consecuente Olivares, mandó dinero en lugar de vituallas,
para que pudiesen pagar al contado en los puestos [140]. Informado de Felipe IV
de urca que "dio al través", cuya carga de azúcar se repartieron
vecinos y guarnición, se abstuvo de reclamar la parte de la corona [141], en
atención a las circunstancias.
En noviembre de 1626, el Austria
convirtió la Mamora puerto franco, "por el tiempo que fuese voluntad del
rey", con promesa que de cambiar de idea, daría un año de plazo a los
mercaderes, para que pudiesen sacar "sus haciendas". Permitido tratar
y contratar por mar y tierra, sin pagar derechos de entrada o salida[142],
Felipe IV exigió como contrapartida, que con independencia de la nacionalidad
del propietario, las mercancías en tránsito entre Berbería y Europa, se
registrasen en la plaza. Desobedecido por los propios, la captura de barco
castellano, que se escurría sin pagar el quinto, debió ser excepción[143],
contemplando oficiales impotentes el paso de "cantidad" de velas francesas,
sin intención de detenerse, con carga de trigo, adquirido en Fadala o
Anafé[144]. En 1631, Cidam planificó la recuperación de la plaza, encargando a
renegado francés "pintura" o plano de las construcciones de
españoles[145]. Al arreciar las críticas por el gasto que causaban las plazas,
sin reportar beneficio, el rey alzó la voz, con acentos de Casandra: "si
la Mamora se pierde, por allí se puede tener cierta la pérdida de España",
pues sería robado "cuanto
iba y venía de las Indias",
quedando en gran peligro las Canarias, por tener el puerto cabida "para
cuántos navíos quisieren entrar"[146]. Hoy se conoce por Mamora bosque de
alcornoques, al sur de Larache, por el que discurre modesto río. En sus
inmediaciones se encuentra Mehdiya, dotada de playa y caserío antiguo, con
kasba y mezquita. Se dice que la Thymiaterion de Hannón estuvo en la Mamora,
aunque parece más razonable identificarla con Rabat. Ocupada por tribu beréber
en el siglo X, fortificada por el almohade Abd el Mumen, sería entonces cuando
adquirió el nombre de
"la muy poblada" o Mamora. Lugar de la ruta del
oro, fue recuperada por Muley Ismaïl en 1681, emperador que no pudo imaginar un
Marruecos, reducido a su Algarbe y poco más.
Fez la Nueva, cabeza de Mauritania bajo los Benimerines, fue
fundada por Abeacob en 1276, dos millas al oeste de la capital de Tremecén. El
oficialista León el Africano, nos dice que un río la separaba de la Fez del
Algarbe de Berbería, mencionando sus mezquitas, escuelas y baños. Las tuvo
probablemente, a más de molinos, a los que se refieren en 1579 pescadores de
Huelva, habituales de los caladeros de Guinea. Debieron estar junto a la
muralla, por la que pasaba el Río Orga, afluente del río de la Mamora, separada
de la capital por seis jornadas de "camino llano, de muy pocas
sierras", que representaba 40 o 45 leguas, pues en esto no se acuerdan las
fuentes[147]
. Según el Conde de Santa Gadea, que describe la costa de
Levante, quizá conociéndola de oídas, a otras 40 leguas de Fez se encontraba la
"laguna de Melilla", en contorno deshabitado, pues los
"lugares", "están lejos"[148], puntualización que excluye
la albufera de Nador, en las inmediaciones de una Melilla, con ciudadela y
ciudad habitada por entonces.
[1] ADMS. 2404. No ha cambiado de
nombre, ni San Vicente, Granada y Testigos. Se conservaron, siendo
identificables: Angra o Puerto Caballos, en el Golfo de Honduras, hasta el
siglo XVIII, Punta de la Galera, en la isla de Trinidad, ambas mencionadas en
la Crónica de Zubara; Santo Tomé, en el Orinoco; Mazagán y Puerto o Angra de
Santa Ana, en el Amazonas; Santa Cruz, en la isla de Marajo. Y en Colombia:
Tenerife, La Palma, San Miguel y San Cristóbal, así como las Islas de Canarias,
al nordeste del Brasil.
[2] ADMS. 2406. Año 1605.
[3] ADMS. 2418. Año 1639. [4]
ADMS. 2397. Año 1582. [5] ADMS. 2413. Año 1626. [6] ADMS. 2411.
[7] ADMS. 2414. Año 1630. [8] ADMS. 2409.
[9] ADMS. 2404.
[10] ADMS. 2403. 2421. [11] ADMS. 2409.
[12] ADMS. 2404. [13] ADMS. 2407. [14]
Ibídem.
[15] ADMS. 2395. 2397.
[16] ADMS. 2404. Año 1600. [17]
Ibídem.
[18] ADMS. 2403. [19] ADMS. 2407.
[20] ADMS. 2399. 2421. [21] ADMS. 2397.2406.
[22] ADMS. 2397.
[23] ADMS. 2603. [24] ADMS. 2399. [25] ADMS.
2397.
[26] ADMS. 2412. Año 1625. [27] ADMS. 2407.
[28] ADMS. 2406. [29] ADMS. 2408. [30]
ADMS. 2403.
[31] ADMS. 2411. Año 1621. 2416.
Año 1634. [32] ADMS. 2421.
[33] ADMS. 2403.2404. [34] ADMS. 2397.
[35] ADMS. 2409. [36] ADMS. 2421.
[37] ADMS.2403.2404. Un codo equivale a
418 milímetros. El codo real, a 574 milímetros.
[38] ADMS. 2397.
[39] ADMS. 2411.Año 1619. [40]
ADMS. 2403.
[41] ADMS. 2411. Año 1619. [42]
ADMS. 2415. Año 1631. [43] ADMS. 2421.
[44] ADMS. 2403.
[45] ADMS. 2411. 1619.
[46] ADMS. 2411. Año 1621.
[47] ADMS. 2416. Año 1634. [48]
ADMS. 2411. Año 1622. [49] ADMS. 2411. Año 1620. [50] Ibídem.
[51] ADMS. 2407. Año 1614. [52]
ADMS. 2417. Año 1637. [53] ADMS. 2413. Año 1627. [54] Ibídem.
[55] Ibídem.
[56] ADMS. 2418. Año 1639. [57]
ADMS. 2416. Año 1634. [58] ADMS. 2417. Año 1637. [59] ADMS. 2415. Año 1631.
[60] ADMS. 2417. Año 1637. [61] ADMS. 2415. Año 1631. [62] ADMS. 2415. Año
1631. [63] ADMS. 2421.
[64] ADMS. 2411. Año 1619. [65]
ADMS. 2408. Año 1610. [66] ADMS. 2410. Año 1616.
[67] ADMS. 2412. Año 1625. 2421.
[68] ADMS. 2413. Año 1627.
[69] Ibídem.
[70] ADMS. 2421.
[71] ADMS. 2415. Año 1631. [72]
ADMS. 2417. Año 1637.
[73] ADMS. 2404. Año 1603. 2408.
Año 1610. [74] ADMS. 2408. Año 1610.
[75] Un palmo igual a unos 21
centímetros.
[76] Una braza igual a 2 varas o
1'6718 metros. [77] ADMS. 2404. Año 1600. 2408. Año 1612. [78] ADMS. 2404. Año
1600. 2417. Año 1637. [79] ADMS. 2408. Año 1610.
[80] ADMS. 2411. Año 1620. [81]
ADMS. 2408. Año 1610. [82] ADMS. 2408. Año 1612. [83] ADMS. 2415. Año 1631.
[84] ADMS. 2404. Año 1600. 2417.
Año 1637. [85] ADMS. 2415. Año 1631.
[86] ADMS. 2404. Año 1600.
[87] ADMS. 2412. Año 1625. 2421.
[88] ADMS. 2404. Año 1600.
[89] ADMS. 2412. Año 1625. [90]
ADMS. 2421.
[91] ADMS. 2397.2399.
[92] ADMS. 2397.Año 1581. [93]
ADMS. 2399.Año 1586. [94] ADMS. 2408.Año 1610. [95] ADMS. 2407.Año 1607. [96]
ADMS. 2408.Año 1610.
[97] ADMS. 2408.Año 1610.
Año1611. [98] ADMS. 2408.Año 1612. [99] ADMS. 2407. Año 1614.
[100] Ibídem. [101] Ibídem.
[102] ADMS. 2408. Año 1612. [103]
ADMS. 2421.
[104] ADMS. 2411. Año 1619. [105]
ADMS. 2415. Año 1632. [106] ADMS. 2413. Año 1627.
[107] ADMS. 2407. Año 1614.
[108] ADMS. 2415. Año 1631. [109]
Ibídem.
[110] Ibídem.
[111] ADMS. 2408. Año 1612. Año
1614. [112] ADMS. 2421.
[113] ADMS. 2411. Año 1619. [114]
ADMS. 2415. Año 1631. [115] Ibídem.
[116] ADMS. 2404. Año 1600. 2415.
Año 1632. [117] ADMS. 2411. Año 1619.
[118] ADMS. 2415. Año 1631. [119]
ADMS. 2412. Año 1625. [120] ADMS. 2421.
[121] Ibídem. [122] Ibídem.
[123] ADMS. 2412. Año 1625.
[124] ADMS. 2418. Año 1639. [125]
ADMS. 2414. Año 1630. [126] ADMS. 2415. Año 1631. [127] ADMS. 2415. Año 1632.
[128] Ibídem.
[129] Ibídem. [130] Ibídem.
[131] ADMS. 2416. Año 1634. [132]
ADMS. 2419. Año 1640. [133] ADMS. 2413. Año 1626. [134] ADMS. 2411. Año 1621.
[135] ADMS. 2411. Año 1620. [136] ADMS. 2414.
[137] ADMS. 2412. Año 1625. [138]
ADMS. 2416. Año 1634. [139] ADMS. 2413. Año 1626.
[140] ADMS. 2413. Año 1626. Año
1627. [141] ADMS. 2413. Año 1627.
[142] ADMS. 2413. Año 1626. [143]
Ibídem.
[144] ADMS. 2413. Año 1627. [145]
ADMS. 2415. Año 1631. [146] ADMS. 2417. Año 1637.
[147] ADMS. 2404. Año 1603. 2408.
Año 1610. [148] ADMS. 2421.
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