Luisa Isabel Álvarez de Toledo, Duquesa de
MedinaSidonia
CAPITULO II
DE LOS TARTESIOS A LOS BENEMERINES
De los tartesios a los
Benimerines harsis era cabeza de reino, a la que se sometían pueblos diversos.
El último rey, Argantonio, tuvo su corte en la Bética, entre los siglos VII y
VI a.J.C. Sometió a los fenicios de Cádiz y recibió a los focenses, inventores
de la galera. Desembarcados en Tarifa, "antiguamenteTartesios", les
autorizó a poblar en "ciertas islas, que estaban enfrente", llamadas
Afrodisias. Fundaron varias poblaciones, prevaleciendo Junonia. Muerto
Argantonio, cundió el desorden y se fragmentó el reino. Recuperado el control
de Cádiz, los fenicios obtuvieron licencia de los tartesios, para dedicar
templo a Hércules, en el cerro de Asido. Fortificado, les permitió someter a
los turdetanos del contorno. Conquistador de Egipto, Africa y una Tiro en
decadencia, desde el 574, Nabucodonosor de Babilonia aprovechó la anarquía,
imperante en Tharsis, para vengarse de la gente de Cádiz, aliada de los
fenicios.
Según Josefo, se amparó de
Hispania y anejos, buscando botín. Acopiado abandonó el país, dejando atrás
colonia de judíos. Ausente el babilonio, los naturales apretaron a los fenicios
de Cádiz, que pidieron ayuda a Cartago, potencia emergente en el Mediterráneo,
tras la batalla de Alalia. Historiador granadino la identifica con Ifriqiya,
haciendo de Aníbal "rey" de Afâriqa, Tharsis y al - Andalus. Mandó a
su general Amilcar, que destrozó la flota gaditana en la bahía, ocupando la
ciudad. Los cartagineses subieron hasta el Ebro, liquidando a la nobleza. Al
destruir Sagunto, aliada de Roma, excitaron al Imperio. Aprovecharon los
notables africanos, para reunirse en Tánger, nombrando embajadores, que pidiesen
ante el Senado, satisfacción de los agravios, infringidos por Cartago. Creyendo
el descontento general, Roma mandó agitadores a Hispania. Fracasaron, porque
Aníbal supo ganarse la voluntad popular. Asegurada su retaguardia, marchó sobre
la cabeza del Imperio, con cuerpo de elefantes y honderos locales.
Entretanto Hannón e Himilcón,
hijos de Amilcar, descubrieron tierra para Cartago.
Recogidas sus travesías por
Plinio y Estrabón, Mariana las adapta a la ortodoxia colombina. Exagerando como
de costumbre, se dice que Hannón zarpó de Cádiz, con 60 galeras mayores y
30.000 pobladores. Rebasadas las Columnas de Hércules, dos jornadas más allá
fundó Thymiaterion, que se supone Rabat. "Vueltas luego las proas al
poniente", navegó un tiempo indeterminado, hasta el Promontorio Ampelusio,
"de mucha espesura de árboles y de muy grande frescura". En el río
Zilia estaba Arcilla, residencia de los lixios, que dieron nombre al Lixio.
Según León el Africano, nacía en Libia. Recorridas 735 millas bajo las arenas,
resurgía cerca del mar, para regar el Jardín de las Hespérides.
Siguiendo la costa, los fenicios
llegaron al río Sala[1], con población en la desembocadura, en sitio bueno y
fresco, pero peligroso a causa de las fieras, alojadas en desierto inmediato.
En el cabo de Nom o de Naam, postrera "Chaunaria", vieron el Monte
Atlante. Mariana lo identifica con el Cabo de Bojador, admitiendo que pudieran
ser cabos distintos. Siglos más tarde, estando Colón al oeste de Juana o Cuba,
los naturales le hablaron de dos ricas provincias, a poniente de la isla, con
50 o 60 leguas de "longura". La una se llamaba Naam[2], quizá
Yucatán. Según compañeros de Colón en el cuarto viaje, pasado el Cabo de
Gracias a Dios, antes de llegar a Puerto Çerabaro, se entraba en "tierra
de Canaria"[3].
Navegó Hannón frente al río Asama
o Sanaga[4]. "Muy ancho", crecía y menguaba como el Nilo, criando
cocodrilos y caballos de mar. Consignó dos bocas: la que desembocaba en el
Océano y la de Cabo Verde. En el "promontorio" Arriano o Cuerno
Hesperio, se iniciaba costa "muy tendida" que terminaba en isla, con
cinco estadios de circuito. En un "golfo" rematado por cabo, fundó
Cernam, Arguim para Mariana[5]. Más allá encontró las 10 Hespérides, avistando
las Gorgónides. Llamó Carro de los Dioses a monte "empinado", que
despedía truenos y ríos de fuego.
El fraile tomó por referencia el
volcán, para reconocer la vieja aduana de Sierra Leona[6], ubicando la
Equinoccial en Santo Tomé, donde vieron hombres cubiertos de pelo[7]. Mataron
dos hembras, llevando los pellejos a Cartago, rellenos de paja. Malsana la
tierra para los fenicios, los etíopes parecían saludables. Poniendo proa a
Levante, Hannón dobló el Cabo de Buena Esperanza, en busca del Mar Rojo, final
inconveniente para el P. Mariana, que le hace regresar a España.
Himilcón partió de Heraclea o
Gibraltar, a descubrir "los mares adelante que pudiese".
Rebasado lo "postrero del
Estrecho", giró a la derecha, encontrando el Cilbo, para Mariana el
Barbate. Doblado el promontorio donde fue sepultado Gerión, costeó una Eritrea
insular, que estaba frente a Cádiz. Más adelante, el río Lethes se derramaba en
el mar, formando cascada desde la cumbre del Monte Tartesio, cubierto de
bosques. Navegaba Colón frente a Tierra Firme, cuando avistó la Montaña Verde.
Un río caía a la mar, desde su cima. Según el fraile historiador, el Lethes era
la primera boca del río Tartesio, más tarde Guadalquivir, poblado por
turdetanos o cibicenos. Excesivos los cuatro brazos, que prestan los clásicos
al delta, tilda de "groseros" los "ingenios" de la
antigüedad, por confundir acequias, con cauces naturales. Siguió Himilcón al
Monte Casio, costeando la llanura de los albicenos, vasallos de Tharsis.
A poniente estaba el río Íbero,
con la ciudad de Iberia. Mencionados esteros, se identifica con el Tinto. El
promontorio de Proserpina entraba en la mar, rematado por un templo. Al otro
lado, cambiaba el paisaje. Divisaron los Montes Marianos, destacando entre
nubes la cumbre del Zéfiro, sobre un mar "sosegado" y sin vientos. Siguió
tierra de matorrales y pedregales, hasta el monte Saturno. Entre los Cenitas y
dos islas opuestas, se deslizaba un río, antes del promontorio Sacro, Cabo San
Vicente, para el fraile español. Daba la tierra "muchas vueltas",
hasta el puerto de Cenis, próximo a la isla Petanio. Más allá del territorio de
los daganos, entre los montes Sefis y Cemfis, se percibía, en alta mar, la isla
de Acale. Las aguas de las Stirnias, tremendamente azules, despedían mal olor.
En contradicción la costa descrita, con la realidad de la portuguesa, Mariana
se detuvo, para explicar que habiéndose retirado el mar, cambiaron sus
perfiles.
De Acale al monte Cepriliano, la
tierra se levantaba, asomando la isla Pelagia, entre levante y septentrión,
cubierta de arboleda. Consagrada a Saturno, el océano se vengaba del intruso
que la pisaba, levantando tempestades a su paso. No tocó Himilcón en tierra de
los sarios del Cabo Barbaria. Reputados de inhumanos, odiaban al extranjero.
Dos días después vio la isla Strinia, cubierta de maleza. La llamó Ofiosa,
porque las serpientes expulsaron a los focenses. Visitó Junonia, fundada por
Ulises, Lisboa para Mariana. Incontables las islas Albiano y Lacia, las llamó
Sternides, porque sus habitantes procedían de Strinia. A la altura del
Promontorio Nerio, Cabo Finisterre del fraile, el mar volvió a llenarse de
islas. Dando por terminado su periplo, Himilcón puso proa a levante, regresando
a Hipania, final Inconveniente para Mariana, que le lleva del Cantábrico al
Báltico, omitiendo descripciones.
Entretanto el "rey"
Aníbal sitiaba Roma. El senado se defendió atacando. Remitido Escipión a
Cartago, el púnico regresó a la patria, para ser derrotado en Zama[8], en el
146. Cruzando el reino aliado de Galba, también surgido de la desmembración de
Tharsis, el romano conquistó Mauritania, dividida en dos provincias: Tingitana
y Cesarea. César Augusto reconstruyó Cartago, como capital de Africa, añadiendo
historiador granadino que los Ayân, procedentes de Roma, a más de someter a los
afâriqa, extendieron su dominio sobre cuatro climas, acabando con 127 años de
justicia y felicidad, vividos por al - Andalus, en otros tantos de servidumbre.
Un tal Hirquîlis aniquiló reino
de mujeres, que vivían apartadas de los hombres. Isbân enderezó la situación.
De origen humilde, a su nacimiento le profetizaron el trono. Conquistó el
imperio, restituyendo la libertad a los naturales. Dotado de armada, remontó el
Guadalquivir. El sitio de Itálica duró tres años, siendo su campamento origen
de Sevilla. Tras dos siglos de alteraciones, la provincia fue romanizada,
conservando los sucesores de Isbân el poder, por espacio de cuatro. Indica su
naturaleza, que un "rey" se llamase Titûs. Padeció la Bética
coletazos de las guerras civiles, que ensangrentaron la Roma imperial, no ocultando
el historiador musulmán su resquemor, al recordar que la cabeza del imperio
compró su paz, abandonando Hispania a los godos, con Ceuta, Tánger y
"otras muchas tierras" de Africa[9].
En el siglo III, alanos, suevos y
vándalos penetraron en la Península. Ineptos, su gobierno generó hambre,
miseria y pestilencia. Enterado Máximo, gobernador en Cartago, de que los
hispanos suspiraban por el regreso de Roma, preparó "pasada" por la
mar, para socorrerlos. Lo
impidió la "traición"
de un tal Guillamete, que liquidando a los nobles, se hizo señor de Africa.
Habiendo recuperado el emperador Justino, un atisbo de autoridad, encargó a
Belisario que acabase con el tirano. Desembarcando en Cartago, derrotó a
Guillamete, que huyó al interior, con el rey vándalo Hilderico. El caballero
les persiguió, hasta darles muerte. Abandonada la Bética por el Imperio, tomó
el nombre de Vandalia. Sitiada Cartago por Abimlech, el pretor corrió a
Constantinopla, en busca de socorro. Al no recibirlo, el árabe conquistó el
reino, en el 698, con Numidia y las dos Mauritanias, continuando la guerra
contra el godo.
Reinaba Wamba en España, cuando
arribó armada de sarracenos, con 270 velas. De no mediar incendio providencial
de las naos, hubiesen adelantado la conquista. Con Witiza se impuso un liberalismo,
de difícil digestión para la oligarquía goda. Obligó el rey a los obispos a
legalizar costumbres, no admitidas por el credo, como la poligamia. Y hubo de
defenderse de su oposición, derribando las murallas de las ciudades,
facilitando lo que había de venir. Ganó la libertad batallas, pero perdió la
guerra. Cegado y preso Witiza, dos de sus hijos huyeron a Ceuta y Tánger,
quedando el tercero, Oppas, en Sevilla, protegido por ostentar las mitras de
Toledo e hispalense. Coronado Rodrigo, de la saga de los duques de Cantabria,
el prelado conservó parcela de poder, que le permitió vertebrar la oposición.
No sería la violación de su hija
por el rey, lo que movió a Julián o Illián, Conde de Ceuta, Cartagena y
Espartaria, señor de Algeciras y gobernador de Andalucía, según fuentes
musulmanas, a embarcar en su puerto, rumbo a Ifriquiya. Viajaba como portavoz
de unos descontentos, que preferían echarse en brazos de potencia
expansionista, a soportar la tiranía doméstica. Gobernador del reino por el
Califa al - Walid, Muça era "asiduo de la guerra santa", habiendo
conquistado el Sus "extremo" y Tánger. Acogió la oferta de conquistar
Hispania con prudencia, encargando a Tariq b. Ziyad, caldeo o beréber de la
tribu de Nafda, converso al Islam, análisis de la situación. Este cruzó el mar
con cuatro navíos, 400 infantes y 100 jinetes, emitiendo informe favorable.
Recibido, Muça "comenzó a construir buques", para transportar
ejército de 10.000 beréberes, 2.000 árabes y 700 negros. "Atravesó el mar"
entre julio y agosto del 707, acampando en Gibraltar. Capturado un puñado de
nobles andaluces, hizo correr que acabaron en perolas, en ágape de los negros.
La idea de ser comidos, sembró el pánico en las tropas de Rodrigo. Parco el
entusiasmo, se prepararon a la rendición, no al combate.
Lucas de Tuy, cronista del siglo
XIII, cuenta que el "duque" D. Julián huyó de la Hispania visigoda,
con los hijos de Witiza, en torno al 665. Ofrecieron la conquista a Vlih, rey
de los bárbaros, que designó a Trooth, uno de sus duques, para dirigir la
empresa. Con 25.000 hombres en sus naves, peleó en la mar con la armada de
Rodrigo. Duró la batalla siete días, perdiendo los musulmanes 16.000 hombres,
mientras el rey visigodo, galopaba hacia el sur. En la crónica de
Pedro I, Muça, caldeo alárabe,
encomendó la conquista al beréber Tarif. Embarcado en "Allen mar",
sería Gibraltar "el primero logar dó Tarif Abencied... pasó.., por no
facer daño en Algeciras, que era del Conde". Uniéndose al arzobispo D.
Oppas y su gente, entablaron batalla contra el rey, cerca de Janda. Decadente
el tirano, sus seguidores pasaron al campo contrario. Para los musulmanes,
Rodrigo murió en la noche del 28 de abril del 711. Según los cristianos, huyó a
Portugal, donde vivió, siendo enterrado en Elvas. El P. Sarmiento, erudito del
siglo XVIII, creyó haber encontrado
su tumba en el término.
"Allende" y "allén
mar", tienen significados diferentes y concretos. Artículo de fe que los
musulmanes no sabían navegar, siendo capaces, cuando mucho, de cruzar el
Estrecho, vemos que las referencias al paso de "al-Zuqâq" o
Gibraltar, no puede confundirse con las menciones a travesías del Mar Grande:
Algeciras era el puerto "más cercano, a la otra orilla del Estrecho";
el granado prosperaba "tanto en al- Andalus, como en la otra orilla del
estrecho"; en el 818, 7.000 alfaquíes de Córdoba, condenados al destierro,
se establecieron en Fez, que estaba "siendo construida... a la otra orilla
del Estrecho", en las partes de "allende". Pero Tarik "pasó
el mar" y el primer Benimerín, embarcado en Marruecos, pasó "aquende
la mar". En Algeciras, antes de entrar en batalla, arengó a sus soldados,
recordando que habiendo ganado reinos "allén mar", lo haría
"aquen mar". Al regreso, mandó escribir "los nombres de todos
los que pasaron la mar". En el siglo XIV, el rey de Granada pasó "la
mar", para entrevistarse con Alboacen de Marruecos, en la Villa Nueva de
Fez. Y el almirante de Aragón topó con 13 galeras, que "venían de allén
mar". La flota de Alfonso XI se perdió, yendo en seguimiento de la armada
musulmana, porque agotó la despensa, antes de llegar a los puertos de Tigizis y
Bedis, que estaban "allén mar".
Según cronista de Pedro I, España
se perdió "de mar a mar e aun se perdió en Africa, que es allén mar",
tomando los sarracenos, a los visigodos, Tánger, Ceuta y "mucha otra
tierra". Allende o Allén Mar, aparece en ocasiones como topónimo: Rodrigo
Díaz de Vivar, venció en Valencia a 36 reyes moros, que "venist dalent
mar". Muertos 22, acabó con Bucar "rey de Allén Mar" y
Marruecos, en combate cuerpo a cuerpo. La jornada procuró al Cid, 3.000 marcos
de oro. En 1288, Sancho IV autorizó a Guzmán el Bueno exportación, libre de
derechos, de 300 cahíces de pan terciado al año, para llevarlo "a Allén
Mar, do el es"[10]. En los mapas de América, del siglo XVI y XVII, aparece
la Punta de Allende, Alinde para los portugueses, en la costa de Marañón.
Alonso de Chaves la sitúa a 1º 1/3, latitud Sur[11]. El San Miguel de Allende
mejicano, no adquirió su apellido por casualidad.
Se dice que habiendo limitado
Muça a Tariq, el territorio a conquistar, lo rebasó, entrando en Toledo.
Indignando el gobernador, dejó al hijo al frente de Ifriquiya. Desembarcado en
Tánger, cruzó a Algecira, con 20.000 jinetes. Recorrida la Península, acopiando
botín, la entregó a gobernadores. Según Lucas de Tuy, Muça y Tarif tomaron
juntos Toledo, con ayuda de judíos residentes. Acabada la guerra, quedó en
Córdoba emir o adelantado, que recaudó tributos para el "Soldán de
Babilonia". Habiendo abrazado los andaluces el Islam, en torno al 800, la
iglesia perdió clientela. Vacía la de San Vicente, la comunidad cristiana la
vendió de buen grado, para convertirla en mezquita, en tiempo de guerra a tres
bandas, en el mundo musulmán. Enfrentados árabes, berberiscos y sirios, en el
729 afectaba hasta el último rincón de Africa, sucediéndose oleadas de
exiliados. En el desorden, Abul Abas eliminó a la familia Omeya. Debilitado el
poder de Damasco, donde combatían fatimitas y abasíes, el Abderramán cordobés,
que se dijo Omeya, proclamó la independencia del emirato, en el 757,
reconociendo la autoridad espiritual del Califa. Al año siguiente hizo ceca en
Córdoba. Reveló su origen cultural, al abandonar el sistema monetario musulmán,
para introducir el romano. Lucas de Tuy menciona a un Yuca, coetáneo de Al- Ala
Mugit al Yudami, de la facción abasí. Desembarcó en Andalucía, en torno al 762,
con tropas yemenís, importadas de Ifriqiya. Damasco mandó al general Al -
Mansur, a meterle en cintura. Yuca le cortó la cabeza, mandándola al Califa,
que al verla, exclamó: "gloria de Dios, por haber puesto este mar entre
nosotros".
Los zenetes, procedentes del sur
del Atlas, portadores de oro, berenjenas y caña dulce, desembarcaron en
Marruecos, "numerosos como las arenas del mar". Derribaron a la
dinastía, instaurando la Ifrani. Ineptos, su gobierno provocó hambrunas y
epidemias. Al - Andalus, Ifriqiya y el Magrib, perdieron un tercio de su
población, entre el 804 y el 818. Alahaquem I ocupó el trono de Córdoba, en el
822. Creó ejército regular, formado por berberiscos. Costumbre de los vikingos,
en ruta hacia la Arcilla de los lixios, entrar en el Guadalquivir, para
calafatear y hacer aguaje en la Orcada, fondeadero próximo a la barra,
preparándose a travesía prolongada, en el 844, obedeciendo a impulso inexplicable,
remontaron el río, saqueando Sevilla[12].
Era Edris II rey del Sus,
Tremecén, Alarache y Tánger, en el 852, cuando Abderramán II fue designado emir
de Córdoba. Comprendiendo que el futuro estaba en el mar, construyó atarazanas
en Sevilla y Carmona. Muhamad I entró en el reino de León, cruzando el Pirineo.
Carlomagno consiguió su retirada, a golpe de regalos, incluyendo una umn walad,
llamada Zujruf. Sería madre del Imán al - Akam b. Hisam, omeya del Andalus,
quizá coetáneo de la incursión a Poitiers. Complicando la historia, Tuy
introduce dos usurpadores caldeos: Yenarsa y Alforo. Los venció y capturó un
Muça, gérulo mahometano. Continuando su guerra, atacó a Ordoño I, que le cercó
en Albaida. Perdida "multitud" de caldeos, cambió de enemigo, tomando
Zaragoza, Tolosa, Huesca y Toledo, al rey de Córdoba. Dejando a su hijo Lope al
frente de la conquista, pasó el Pirineo, venciendo a los galos.
En torno al 912, datación a poner
en cuarentena, como cuantas recogemos de las crónicas, un Si'i derrotó al ifrani
Zab al Sus, conquistando Ifriqiya. La impotencia generó terrorismo, ardiendo
los zocos de Tiaret, capital de los zenetes, Fez y Córdoba, en un mismo día del
917. Diez años más tarde, Abderramán III aprovechó las agitaciones de los
fatimitas, para romper los débiles lazos, que unían el emirato cordobés a
Damasco. Conquistó Tánger y Melilla, haciéndose con Ceuta en el 931. Cabeza del
obispado de Marruecos, en tiempo de los visigodos, le prestó fuerza moral,
ejerciendo una especie de protectorado sobre Africa, que alcanzaba Argel.
Constructor de la gran mezquita, inició las obras de Medina Azahara, cuidad -
palacio, tejada en oro y plata, con columnas importadas de Ifriquiya y Cartago,
a 10 dinares pieza. Intervino en las guerras entre cristianos, prestando a
Ramiro II de León, para su guerra con Ordoño de Castilla, tropa de
"tigitanos[13] e yunto gran cuento de agarenos". Sentados sus reales
en San Esteban de Gormáz, los sarracenos fueron derrotados, cayendo en la
batalla "el gran rey de los tigitanos, que avía nombre Almocarab",
con otros caudillos "principales". No parece que se haya establecido
relación, entre los gitanos y la Mauritania Tingitana, ni entre sus costumbres
y las que Cieza de León, observó en Venezuela, como la tradición de desvirgar a
la novia, por mano de matrona, seguida de exhibición del pañuelo y
"areitio", vocablo que en caló, significa "fiesta". De
color "loro", como los indios, se dice que los gitanos llegaron a
Castilla, reinado los Católicos [14]. Y se les da Egipto por origen, sin prueba
que lo refrende.
Abderramán importó tropas de
"Babilonia y de Africa", aplicando serio correctivo a los cristianos
en Moys. A su fallecimiento, en el 961, Córdoba conservó Ceuta, pero perdió
Africa. La recuperó Alhaquen II, conquistando Almanzor, con sus magrebíes, el
reino de Fez, para Hixem II. Rico en oro, terminó Medina Zahara, mientras su
caudillo continuaba combatiendo. Entre sus víctimas aparece un Borrell de
Gerona, rey de los Ifrany, quizá el que mandó embajada a Hixem, con regalo de adargas
en cuero de lamt, caballos, camellos, meháris corredores, jirafas y animales
almizcleros. Respondió Hixem nombrando embajador, que ejerció como gobernador,
sobre los beréberes de Fez. Hisam al Munayad, rey de Córdoba en el 976, imperó
en "al- Andalus y en la otra orilla del estrecho". Muerto Almanzor,
el rey perdió cabeza y corona, en el 1018, a manos de otro Hisam. Le
reconocieron los de Fez, pero no en al - Andalus, donde dieron obediencia al
supuesto omeya, al - Mustazhir. Asesinado en 1026 por sus seguidores, le
reemplazó al - Musarfi, que reinó tres años. Terminó en la cárcel y el reino
dividido en taifas. Debilitados, los reyes musulmanes de Andalucía, dieron
vasallaje y parias a los cristianos, cuando emergía en el Sus, nuevo poder
musulmán.
Aldalah ben Yasim inició la
prédica del Corán, en torno al 1036, eligiendo por auditorio a los beréberes,
"rústicos y villanos" para africanos y españoles, porque usaban
idioma alejado del árabe. Inventor de los al - morabitum, caballeros sometidos
a rígida disciplina religioso - militar, contaba con embrión de convento,
cuando se alzó el heredero de Beni Ifrani. El padre cruzó la provincia de
Tedle, entrando en Sus Aska[15], para derrotar al hijo. Debilitada la dinastía,
Yusuf, hijo de Yasim, que reunía 2.000 alárabes, conquistó el Sus. Partiendo
del sur del Atlas, como los zenetas, derrotó al último Ifrani. A oriente fundó
Marrakech, en 1062, continuando la guerra en Fez y Tremecén. En 1075 tomó
Tánger, siguiendo a Orán y Ceuta, que capituló en el 1084. Controlada Africa,
los almorávides fueron llamados a España.
Costumbre de reyes cristianos
repartir coronas entre los hijos, hicieron endémica la guerra fratricida.
Aprendida la lección, apenas moría el padre, el primogénito liquidaba a los
hermanos. Hubiese sido la suerte de Alfonso, hijo segundo de Fernando I, de no
escapar a Toledo, amparándose en el rey Alymaymon o al - Mamun. Asesinado
Sancho II por Bellido Dolfos, el segundón regresó a la patria, para ocupar el
trono. Atacado su protector por el rey de Córdoba, acudió en su ayuda, dando
lugar la incursión, al sexto matrimonio de Alfonso, con Zayda, hija de Aben
abet Çafi, rey de Sevilla. Aconsejado por el suegro, el cristiano llamó "a
las partes de España gentes bárbaras... tras marinas de allende", conocidas
por "almorabides o almofades". Justificando la iniciativa, Tuy hace
suponer al rey que los importados, "pelearían con los otros moros, e que
con sus armas se destruyrían más"[16].
Resbaladizo el episodio, no falta
versión alternativa: muerto Alimaymon, al no pagar parias el hijo, Alfonso se
consideró desligado de su deuda de gratitud. En el 1085 conquistó Toledo. Y se
llamó Emperador de las Españas. Alarmado el rey de Sevilla, apeló a Yusuf, que
pasó el Estrecho. En 1086 derrotó a los cristianos en Zalaca o la Roda,
regresando a Marruecos. Nuevamente requerido en el 1090, para recuperar Toledo,
al no conseguirlo, los "moros de allende" se resarcieron, sometiendo
los estados musulmanes de la Península, "dello por cuchillo e dello por consejo",
perdiendo el rey de Sevilla la cabeza, al negarse a dejar el trono. Pusieron
los almorávides al - Andalus bajo "rey de su linage", al que
"llamaron Miramamolín". Hecha "concordia entre los moros de
España e de Africa, esos bárbaros començaron de enojar muy gravemente a Alfon,
rey de Castilla e negarle de todo en todo los tributos acostumbrados". En
aquella guerra colaboró con los musulmanes, el Conde García Ordoñez, que
"les daba muy buenos consejos"[17]. En 1108, los cristianos fueron
derrotados en Uclés. Buscando causa a la mala racha, Alfonso VI la encontró en
los baños. Concluyendo que la higiene era germen de debilidad, los prohibió.
Recuperada le energía con la mugre, los cristianos sitiaron al Miramamolín
Aldemón en Córdoba[18]. Apurado firmó la paz, regresando a Marruecos,
"silla real de su reino". Su sucesor, el Miramamolín Almohadi,
cometió el error de expulsar a mozárabes y judíos, en 1128. Uniéndose a la
oposición, emboscada en las montañas, bajaron al llano, para derrotar a los
almorávides, hacia el 1130. La España musulmana, volvió a fraccionarse.
Enderezada la situación entre
cristianos, reinaba Alfonso VIII cuando D. Martín, arzobispo de Toledo, corrió
tierras andaluzas, obligando al Miramamolín Abenyuzef Mazemuto, emperador de
Africa y España, a pasar al Andalus, con tropas almohades, alárabes y multitud
de etíopes. En 1195 venció a los castellanos en Alarcos. No pudiendo entrar en
Toledo, derrocó el castillo de Calatrava[19]. Reinando su hijo Aben Mafomad,
Alfonso VI llamó a cruzada. Acudieron el Temple, el rey de Aragón y el de
Navarra, derrotándole en 1212, en las Navas de Tolosa. El botín hizo bajar el
curso del oro, en Europa. A imitación del abuelo, el Miramamolín abandonó lo
que le quedaba de Andalucía, en manos de gobernador, regresando definitivamente
a Marruecos, para morir longevo, reinando Fernando III en Castilla y León.
Zaid Araxid, nieto de Aben
Mafomad, fue rey de Marruecos, Fez, Sus, Tremecén, el Algarbe de Berbería[20],
Argel, Túnez, Egipto y la Andalucía musulmana. Gobernados sus reinos a través
de adelantados, la descomposición generada por la derrota, favoreció alzamiento
de Gormazana, que lo era en Tremecén[21]. Conquistó Sojulmenza, antes de que
acudiese Zaid Araxid, sitiándole en su capital. Reconocía el exterior de la
muralla, preparando el asalto, cuando familiar de confianza, que le acompañaba,
le asesinó. Ibn Khaldum data el suceso en 1240, llamando al rey Ultman al Zaid.
Al no dejar herederos, en Marruecos proclamaron a Mutarda o Almotarda. No le
reconocieron los hijos de Marín, adelantado en el Algarbe. Alzándose con la
provincia, Bucar quedó con Fez y Jacob con Ribate. Muerto el primero, el
segundo la reunificó.
Almotarda desembarcó, dispuesto a
recuperar el Algarbe. No le afectó derrota en "Mequinesa", pero sí
alzamiento de Budebuz, en Marruecos. Queriendo salvar la "cabeza del
reino", abandonó la provincia en manos de Jacob, a quien pidió ayuda el
rebelde, con promesa de darle la tierra de Sale. Separada de Marruecos por el
río Narabe, tenía tres días de "andadura". Jacob acudió en 1251.
Recuperó Sale, que estaba en manos de los "nazarenos", terminando con
Almotarda, en torno al 1255. Proclamado Budebuz Miramamolín, olvidó su palabra,
reclamando restitución del Algarbe. Indignado Jacob, cambió su nombre por el de
Abenyuçuf, regresando a Marruecos, para conquistar el trono.
Fernando III entró en Sevilla en
1248. Cuentan que llamó al burgalés Ramón Bonifaz, su almirante[22], para
forzar el paso por el Guadalquivir. Pero el Fuero otorgado a la ciudad, por el
propio monarca, revela que abrió sus puertas, sin mediar batalla. Enterado de
que el oro musulmán entraba por el río, pero no lo criaban sus aguas,
privilegió a los navegantes musulmanes. Pensando que habría de utilizarlos, los
quiso contentos. Dando por terminada la guerra, pactó frontera con Granada, con
vocación de definitiva. Antes de morir en 1252, aconsejó al hijo pasar la mar.
De no hacerlo, nada habría conseguido, por estar el oro en la otra parte.
Heredada la idea con el trono, Alfonso honró a Odoart, príncipe de Inglaterra.
En 1255 le armó caballero por su mano, en Burgos, buscando sus barcos. En
privilegio que relata el hecho, aparecen los reyes Aboabdille Abennasar de
Granada, Abenhut de Murcia y Abenmahfot de Niebla, como vasallos del rey
castellano. El último perdió el trono en 1257, coincidiendo con oferta de
corona imperial, recibida por el rey de Castilla. Es probable que buscando
golpe de efecto, de cara al futuro, pactase la entrega con el rey de Niebla,
que obtuvo en compensación el señorío del Algarbe peninsular, más rico que su
estado, aceptando sus caballeros donadíos en el Aljarafe sevillano, con
licencia para sacar la cosecha de aceite, por mar.
Al complicarse la elección de
emperador, entre los Hohenstaufen y los Habsburgo, los electores buscaron tercero
en discordia, que rompiese el empate, forzando una mayoría, en favor de
cualquiera de las casas. Desagradable el papel de comodín, lo rechazaron los
informados, aceptándolo Alfonso X, monarca periférico. Designado Rey de Romanos
y pobres los Santo Lugares, solicitó de Alejandro IV cruzada, en "allends
mar en Africa". La emprendió asociado con Enrique III de Inglaterra, que
le felicitó en 1258, por la riqueza de botín, obtenido probablemente en el
"saco de Çale". Debió producirse después de la batalla de Guadafo, a
dos jornadas de la ciudad de Marruecos. Vencido y muerto Budebuz, Abenyuçuf fue
proclamado rey de Marruecos, Fez, Sus y el Algarbe de Berbería, no tomando el
título de Miramamolín, por que el este de la Berbería, de Túnez a Egipto, quedó
a los almohades.
Según Ibn Khaldun, el primer
Benimerín, entregó la guarda de Sale y Rabat a un sobrino. Aprovechando que el
tío peleaba en Taza, contra el rey de Tremecén, quiso estado propio,
solicitando la ayuda de mercaderes cristianos. Acudieron, superando en número a
los vecinos. Tentados se hicieron con la villa, el último día de la primavera.
Enterado Abenyuçuf, galopó "un día y una noche", poniéndose ante los
muros de Sale. La recuperó, tras 14 días de asedio. El oficialista León el
Africano, dice que siendo Sale de los señores de Fez, la ocupó armada de
Castilla, conservándola por espacio de 10 días. Al asomar el primer Benimerín,
procedente de Fez, los castellanos pasaron a cuchillo a la población,
embarcando para largarse a todo trapo.
Parte del botín ciertos sabios,
quiso Alfonso X que transmitiesen su ciencia a discípulos, designados por real
dedo. Siendo costumbre de intelectual refugiarse en la amnesia, cuando está mal
a gusto, el Sabio pidió a la iglesia de Sevilla devolución de una mezquita, en
1260, con el fin de alojarlos, en la esperanza de que recuperasen la memoria.
Queriendo continuar la cruzada de "allends mar en Africa", nombró en
el mismo año Adelantado Mayor de la Mar, a Juan García.
Entre los confirmantes del
privilegio, aparece un D. Llorente, obispo de Ceuta, plaza del Algarbe de
Berbería, que pertenecía a Marruecos [23].
Aben Hut de Murcia se inclinó por
Abenyuçuf, dando el rey Granada vasallaje a los almohades. Inquieto por la
victoria del Benimerín, buscó amparo en los cristianos, ofreciendo al Sabio los
puertos de Gizarat o Gibraltar, Adra y Tarifa, de "donde podreimos meior
guerrear Cepta e aver pasada pora allent", con promesa de "que nos
ganaría muchos moros de allent mar por amigos", que ayudasen a conquistar
la tierra. Aguardaba el castellano cumplimiento, cuando tregua de Abenyuçuf con
el rey de Tremecén, desocupó a sus tropas. Deseando vengar el saco, mandó 3.000
alárabes a Granada. Desembarcaron, según Khaldum, en 1262[24], siendo recibidos
en loor de multitud. Entraron en tierra cristiana, convocando Alfonso cruzada
en 1264, para salvar el reino. La predicó Pedro Lorenzo, obispo de Cuenca. A
consecuencia, Abenhut perdió Murcia. Y Cádiz su estatuto de vasallaje, quedando
en tierra conquistada. Dominada la situación, serían Almirantes Mayores,
mancomunadamente, Juan García y Martínez de Fe. Entretenido Abenyuçuf en la
conquista de Marrakech [25], en 1269 fueron sobre Cáliz, "puerto de
allende la mar", murado y con cuatro puertas [26].
Arribaron al amanecer, entrando
en la ciudad por asalto. Tras cuatro días de saqueó, acudió "mucha
gente". Temiendo los castellanos ataque "por mar y tierra", al
tener "el acorro muy lejos", abandonaron, haciéndose a la mar con
botín de cautivos, "oro, plata y otras cosas de gran precio"[27]. La
incursión provocó nuevo desembarco de caballeros de Allén Mar, en la Península,
que estuvo a punto de cambiar el avance cristiano, en retroceso. Con el
Benimerín combatían caballeros castellanos, "desnaturados" de Alfonso
X. Inexistente el concepto de "patria", pues se asimilaba a la
persona del rey, los decepcionados o perseguidos, por el portador de la corona,
ofrecían sus servicios al enemigo más próximo, que solían ser los reyes de
Granada, Marruecos, Aragón y Portugal.
En torno a 1275, Alfonso X abandonó
el reino, en pos de una corona imperial, que nadie tenía intención de
entregarle. Aprovechando la ausencia, Mahomat Abenmahomar II de Granada,
entregó Algecira y Tarifa a Yusuf de Marruecos, que acudió a tomar posesión,
entrando en la Andalucía cristiana. Fallecido por entonces Fernando de la
Cerda, heredero del trono, dejando hijos menores, correspondió a su hermano
Sancho, detener a Yusuf. Desorganizado el ejército, la flota Castilla navegó
sin rumbo, en el invierno de 1277. Agotados los tripulantes por el escorbuto,
entraron por Algeciras, abandonando los navíos en aguas del Benimerín, que
estaba en Tánger. Hubiese rentabilizado el error, de no llamarle disturbios en
Marruecos. Deseando tregua, mandó por embajador al cristiano Garci Martínez de
Gallegos, con sus cómitres, que "vivían en Allén Mar". Rechazada por
el Infante D. Sancho, el Benimerín cruzó el estrecho con su ejército,
desembarcando en Algeciras.
Al regreso de Alfonso X, el
segundón exigió la sucesión del reino. Cedió el padre en aras de la paz,
aguardando posición de fuerza, que le permitiese desdecirse. En enero de 1279,
mandó emisarios a los Concejos de Sevilla y Burgos, "sobre el fecho de la
cruzada". Queriendo pasar "allén la mar a tierra de Africa, contra
Marruecos", pero sin barcos, acudió a Inglaterra, citando en Bayona al rey
de Francia. Apoyado desde el exterior, restituyó al nieto en su derecho,
provocando a Sancho, que inició guerra civil contra el padre. Enzarzados los
reyes de Granada y Marruecos, el primero apoyó al hijo y el segundo al Sabio,
terminando la contienda con la muerte natural del rey, en 1284. Apenas en el
trono, Sancho arremetió contra Abenyuçuf, que aprovechando la estancia, fundaba
la Villa Nueva de Algeciras. Estando Abeacob a las puertas de Sevilla, nuevo
alzamiento de Gormazana, llamó a los Benimerines a Marruecos. Deseando dejar en
seguridad su estado peninsular, el rey ofreció parias a Sancho IV, a cambio de
tregua, esta vez aceptadas. Abenyuçuf murió en el sitio de Tremecén, subiendo
al trono Abeacob, que en 1276 transformó su real, plantado dos millas al oeste,
de la capital de su enemigo, la Villa Nueva de Fez[28]. Sería cabeza de
Mauritania, mientras reinaron Benimerines.
La guerra entre Castilla y
Marruecos, se reanudó en la mar. El almirante genovés Micer Benito Zacarías,
destrozó los barcos de Abeacob, con navíos prestados por los pescadores, que
permitieron a Sancho IV conquistar Tarifa, en el 1292. Ordenanzas para
Gibraltar, fechadas en 1.300, adelantan la conquista, quizá retrasada, porque
al haberse producido en la minoría de Fernando IV, no tocaba gloria a la real
estirpe. Ocupado en Tremecén, Abeacob se abstuvo de intervenir, no tardando en
morir asesinado, en su Villa Nueva. Al no dejar hijos, la sucesión se presentó
agitada, cometiendo Ismael de Granada, el error de recuperar Algeciras y
conquistar Ceuta, sitiando Gibraltar, en 1315. Derrotado por los cristianos y
en apuros, se humilló. Pasando a Villa Nueva de Fez, devolvió al rey Albohacen
las Algeciras, con pequeño estado adjunto, formado por Ronda, Castellar,
Jimena, Estepona y Marbella. Queriendo vengar descalabros pasados, Albohacen
mandó avanzadilla de caballeros, a la que siguió su heredero Abomelique, rey de
las Algeciras y Ronda. Recuperado Gibraltar, peleó dos años con los cristianos,
regresando a la "cabeza del reino", al reanudar su contienda el rey
de Tremecén.
Conquistado el reino, Albohacen
[29] armó "gran flota" para el hijo. Entró por el Guadalquivir,
desembarcando en el Bodegón del Rubio, para morir en el río Patrite, víctima de
absurda emboscada [30]. Dolorido el padre, publicó guerra santa, uniéndose a su
armada las de Túnez y Granada. En 1340 Jufre Tenorio, almirante de Castilla,
perdió vida y barcos, peleando con armada del Benimerín, que cercó Tarifa. En
el sitio murió caballero marroquí, de extraño nombre: señor de Montes Claros.
Con los musulmanes junto a Sevilla, por enésima vez, Alfonso XI convocó
cruzada, contra el "Benamarín y contra el rey de Granada... e contra las
gentes e terra d'ellos e contra qualesquier otros moros d'allent mar".
Acudió Pedro IV de Aragón, aportando su armada. Acordaron los monarcas poner
guarda permanente, en el "estrecho de Tarifa", aportando cada uno 10
galeras, de mayo a septiembre, reducidas a cuatro, durante el resto del año.
Hombre de suerte Alfonso XI, derrotó a las tropas de Marruecos, junto al río
Salado. Tenía cercadas las Algeciras en 1344, cuando se produjeron nuevos
disturbios en Marruecos. Firmó Albohacen tregua precipitada, que no respetó el
cristiano, conquistando las Algeciras en su ausencia.
Pedro I hizo la guerra a los
aragoneses y a su hermano, el futuro Enrique II, que tampoco tuvo tiempo para
combatir al moro de ultramar. Breve el reinado de Juan I, no encontramos
noticia de relaciones con Marruecos, que florecían en Aragón. Intenso el
tráfico de Barcelona y Valencia, con Berbería, Bohamo, rey de un
"Tirmeci", nuevamente independiente, señor de los
"abdauets", mandó embajadores a Pedro IV, en 1362, proponiendo tregua
de 5 años, que al "quitar grandes muertes y daños", favoreciese al
comercio. Firmado el acuerdo en Perpiñán, en 1369, lo suscribieron los reyes de
Granada y el Garb, acordando prestarse los puertos y la madera necesaria, para
reparo de las embarcaciones, a mas de prometer el aragonés, no dar al rey de
Castilla, gente ni ayuda. En 1375 continuaban las buenas relaciones, obteniendo
Pedro IV licencia de Muhammad ibn Utman, sultán de Fez, para sacar cereales de
su reino. En 1386, los valencianos cargaban trigo en Orán. Era la vieja Tharsis
recuerdo, a uso de eruditos, quedando Cartago en página de la historia, cuando
en año tan cercano como 1401, navío procedente de Mauritania entró en Valencia,
con carga de esclavos[31]. En 1403, el mallorquín Arnaldo de Font, patrón de la
nao Santa María, la arrendó al judío Abrahen Sciquillo, mercader de Mallorca.
Por 500 libras mallorquinas, libres de ancoraje, navegaría a Bujía, Túnez y
Oran, ampliando posteriormente su periplo al Çafi, puerto de Allende Mar.
Sería Portugal el reino, que
penetró más profundamente por aquellas partes. Nieta de Pedro de Guzmán, hija
de Mayor Guillén e ilegítima de Alfonso X, Beatriz de Guzmán casó con Alfonso
III de Portugal, llevando en dote el Algarbe. Muerto el rey en 1279, su
heredero, D. Dionís, explotó minas de hierro, siendo propietario de cetro de
oro, que se decía procedente del Tajo, porque entró por su barra. Rentables las
navegaciones, el monarca importó carpintero de rivera genovés, que enseñó a sus
vasallos a construir barcos de puente. Mirando al futuro, plantó bosques y se
procuró navegantes, fundando la Orden de Cristo, para reciclar a los
templarios. Casado con Santa Isabel, falleció en 1325. Heredó la afición
Fernando, hijo natural del rey D. Pedro. Desde 1383, compartió el trono con la
reina Beatriz, rentabilizando la previsión del bisabuelo, al dotarse de flota.
Su sucesor y medio hermano Juan I, inició la era de los
"descubrimientos". Casado con Felipa, hija de Juan de Gante, Duque de
Alancaster, hermana de Catalina, mujer de Enrique III de Castilla y nieta de
Enrique III de Inglaterra, socio de Alfonso X en la cruzada de Allen Mar, tuvo
por hermanos a dos apasionados de la mar: Pedro, gran viajero, tutor de Alfonso
V y Enrique, Maestre de la Orden de Cristo, que se apodó "El
Navegante". Fernando, hijo de Juan, maestre de la Orden de Avis, explotó
la provincia de Tierra Firme, que empezaba en Arguim, terminando en Cumana,
principio de la Tierra Alta de Castilla. Murió cautivo en Fez, hacia 1443.
Potestad de los pontífices
adjudicar la "conquista" de reinos, que estuviesen en manos de infieles,
a monarcas cristianos, frecuentaban caballeros portugueses Cabo Blanco y Cabo
Verde, cuando Juan I solicitó investidura, como señor de Fez, en tiempos de
iglesia bicéfala. Concedida por Juan XXIII en 1411, el papa salió espurio,
quedando anulada la concesión. Conquistada Ceuta en 1415, apenas subió al solio
Martín V, papa único, el portugués solicitó cruzada en Fez. Concedida en 1418,
sus vasallos "descubrieron" Madeira de inmediato, reflejándose el
avance en el empobrecimiento de Granada: en torno a 1425, la dobla de oro
morisca, dejó de ser patrón moneda en Andalucía. Caballero de la Orden de
Cristo compareció ante el Pontífice, en 1430, consiguiendo para Juan I
investidura, como señor propietario de la conquista del reino de Fez, sin más
recorte que las Canarias, otorgadas a Castilla. A la muerte de Alfonso V, el
territorio pateado por gente de Portugal, se extendía de la costa de Río de
Oro[32] a Santa Catalina[33], comprendiendo significativas Cartagos.
En 1470, navegantes genoveses
estuvieron entre el monte Geimbal y el Cabo de Cartago, donde el "mar es
más profundo", abundando los piratas. Se abstuvieron de desembarcar,
porque los moros no recibían a cristianos[34]. En tiempo de Juan Castellanos,
se rumoreaba entre conquistadores, que romanos y cartagineses frecuentaron las
Indias, sin aguardar a Colón, supuesto que confirmaban los aborígenes, al tener
palabra propia, para designar Cartago: Cataski. Recoge la curiosidad Fernández
de Oviedo, mencionando sucesión de Cartagos, en costa rica en múrices, materia
prima de la púrpura. Hiram de Tiro, socio de Salomón, fue propietario de
experto en púrpura, "hijo de una mujer de las hijas de Dan". La
obtenía de un rojo subido, superior a la violácea de Sidón. El rey Juba de
Mauritania, producía púrpura, penetrando en la Roma imperial, tras la
adquisición de Cartago y las Mauritanias, no siendo de extrañar que en las
minas de Acla, sitas en Castilla del Oro, apareciese moneda de Octavio Augusto.
En el XVIII, Antonio de Ulloa y el tintorero francés Bertholet, viajeros en
Indias, vieron como los indios de Guatemala y Nicoya, teñían hilos de algodón,
presionando el cuerpecillo de caracoles, que destilaban púrpura. De alto precio
el tejido, se vendía al aire libre y hora precisa, porque el tono cambiaba con
la luz.
Improbable que los conquistadores
bautizasen sus fundaciones, con topónimos rescatados de la antigüedad, los
autores del XVI, llaman "Cartago" al golfo de Honduras, para Colón
provincia de Naam, a poniente de Cuba. Y para Hannón postrera "Chaunaria",
donde estaban el Monte Atlante y el Cabo Naam. En el sudeste de la
"furna" o bahía, los autores consignan un Puerto Cartago, llamado
posteriormente Higueras, asiento probable del actual Puerto Castilla. Cabo
Bojador, frontera que separó las "conquistas", tras el reparto de
Canaria, por Eugenio IV, pudo ser el Cabo, al que puso Colón Gracias a Dios.
Poco más abajo, antes de llegar a Puerto Çerabaro, se entraba en "tierra
de Canaria". El Golfo de Nicaragua empezaba en Herradura, terminando en un
Cabo Blanco. Abundantes los múrices, una segunda Cartago estuvo en Limón, o en
albufera que desaguaba por el río Diablo[35]. Nombrado gobernador Diego
Gutiérrez, en 1541, rebautizó lugar y provincia, con el nombre de Costa Rica,
haciendo pregonar que el uso del viejo topónimo, sería castigado con 100
azotes. Al persistir la tradición, la población se trasladó y llamó "Nueva
Cartago"[36]. Benzoni incluye Costa Rica en las Canarias, habiendo
observando que los naturales fundían el oro, dándole forma de águilas.
Despoblada Cartago, en 1599 se levantó torre de Santa Cruz, desmantelada en
1601. León el Africano y la historia, sitúan la Cartago de la reina Dido, en
ensenada natural de la bahía de Túnez. Arrasada por los romanos, que la
reconstruyeron, conserva torre púnica, descubierta bajo el agua. Quizá marcó el
límite de la influencia cartaginesa, en el Mediterráneo, tras la batalla de
Alalia.
La Cartago colombiana no ha
perdido su nombre. Interior y supuestamente poblada por Juan de Robledo, en
1540, en su entorno aparecen topónimos, que difícilmente pudo imaginar
castellano descubridor, del siglo XVI: Antioquía, Palmira, Armenia y Susa, no
faltando otros más comunes, pero significativos, como Palma y Tenerife, en
tierra de panches. Antes de ser desalojados por el poder de Castilla, los
naturales vivían en casas de adobe. Chapas de oro cubrían los templos del
Bogotá, como los del Inca, rindiendo culto al sol y secundario a la luna, a
imitación de casi todos los americanos. Las mujeres vestían a la moda de
Nicaragua. Hacían torres octogonales, similares a los "cués" de Nueva
España y transmitían mayorazgos, por línea de primogenitura. Veneraban ídolos
domésticos, con carácter de manes familiares, siendo el respeto tributado al
señor, proporcional al número que poseía[37]. Por las inmediaciones de la
ciudad, pasaban los dos caminos, que comunicaban Perú con Cartagena: el fluvial
del Caucas y el de herradura, del valle de Neiva. No inquietaron los Cartagos a
Fernández de Oviedo, pero sí Cartagena. Empeñado en justificarla, atribuye el
topónimo a navegantes castellanos, que sorprendidos por la calma de su bahía,
le dieron nombre de ciudad mediterránea. Atribuida su fundación a Pedro de
Heredia, en 1533, el negro Juan Portugués, testigo en los pleitos colombinos,
menciona Cartagena en 1514, como población de indios[38].
[1] Quizá Sale.
[2] Bernáldez, C. CXVIII. [3] P.C
T. VIII. pág. 562.
[4] Probablemente Ciénaga, cerca
de la desembocadura del Magdalena.
[5] Agin o Arguim era centro de
la madera de argumín, que importaba Salomón. Descrito como bahía, isla y
archipiélago, debió estar al principio de las Guayanas.
[6] En 1580, subiendo del
Estrecho de Magallanes, Gamboa de Sarmiento situó Sierra Leona a 8'5º, al
principio de la Costa del "placel".
[7] En Bolivia han aparecido
primates, con 26 millones de años, de talla similar a la del gorila. El
"Protopithecus brasilienses", de larga cola y unos 25 kilos de peso,
se supone extinto durante la gran seca, detectada al final del pleistoceno. En
América hay unas 70 razas de monos. El disecado por Himilcón, pudiera ser un
"Caipora Bambuiorum", origen de criatura feroz, que según la
mitología local, atacaba al hombre ("Investigación y Ciencia" abril
de 1997. Castor Cartella. Walter C. Hartwing).
[8] Nuestros pasados escribían
topónimos y patronímicos, partiendo de la fonética. Habitual que cambiasen una
o más letras, es común que nombres diferentes pero similares, designen el mismo
lugar. Zama evoca la Sama, donde Cao rescató polvo de oro; Zamba, inmediata a
Cartagena, según Fernández de Oviedo "disparate", "porque es
nombre de negro de Guinea"; la Saca o Zaca donde peleó Alonso de Lugo,
entre 1499 y 1501, estaba en la frontera de Castilla del Oro, no lejos de
Origua. Pasó García de Lerma a finales del siglo XVI, en el curso de cacería de
negros.
[9] "Una descripción anónima
de al - Andalus" Traduc.: Luis Molina Ed. C.S.I.C e Instituto Miguel Asín.
Madrid 1983.
[10] Se conserva en el archivo
del Convento de Santa Inés, de Sevilla. Se dice que Noruega exportaba, en el
siglo XIII, 300 cahíces de trigo a Groenlandia, en virtud de acuerdo similar,
establecido con intervención del Papa.
[11] "Espejo de
Navegantes". Alonso de Chaves.
[12] "El poder naval de al -
Andalus en la época del Califato Omeya" Jorge Lirola Delgado. Universidad
de Granada. [13] El dato, recogido de la crónica de Lucas de Tuy, evoca la
Mauritania Tingitana. Y ésta el vocablo "gitano".
[14] El título de
"Católicos" fue concedido a Isabel y Fernando por Alejandro VI, en
1496. Costumbre aplicarlo con retroactividad, hago lo propio ("Catálogo
real y genealógico de España" Rodrigo Méndez de Silva, ed. 1656).
[15] SRGS XII.1490.20 Aparece
como provincia de Berbería y de Marruecos. Documentada en 1490, como villa de
Gran Canaria.
[16] BDMS 3005 Lucas de Tuy.
Traducción en castellano, manuscrita.
[17] BDMS 3005 El Miramamolín que
venció en Uclés era "un poderoso moro carthaginense". El derrotado
por el mismo Alfonso, hecho cuartos y quemado, según el autor, fue "moro
carthaginense" (Varones Ilustres Juan Sedeño ed S. XVI. Título 1º Cap. XV,
pág.XXIV v.)
[18] Reproduzco nombres árabes y
topónimos, como aparecen en el texto. Fonética la ortografía, es
inevitablemente cambiante.
[19] "Císter Militante en la
Campaña de la Iglesia contra la sarracena furia" Miguel Ramón Zapater,
cronista del reino de Aragón y de la Orden del Císter Zaragoza 1662. Cap. VI.
En la Navas intervinieron capitanías de agarenos de Azdora, vecina a Marruecos
"Varones Ilustres". J. Sedeño. T. 1º Cap.XVII. [20] El rey de
Portugal, Alfonso V, lo era del Algarbe, hasta que "conquistada Tánger y
otras villas de la costa, se supo que los moros llamaban Algarbe a la
provincia, y se llamó rey de los Algarbes" (Alonso de Palencia. Crónica de
Enrique IV. Década III Lib. III. Cap. IV)
[21] León el Africano
circunscribe el topónimo Berbería, al norte de Africa, incurriendo en
contradicción con el contexto, al describir paisajes imposibles. Que haya
mudado de continente la Tremecén de Gormazana, no estorba para que la
descripción de la ciudad, se atenga a lo real. Bien pudo ser fundada por las
tropas de al - Mansor, tener muralla con cinco puertas, templos, colegios,
baños y molinos en el río Sesif. Le presta 16.000 vecinos, cifra exagerada,
siendo plausible que residiesen judíos, venecianos y genoveses, atraídos por el
tráfico con el País de los Negros. Sitiada efectivamente por los primeros
Benimerines durante 7 años, el Africano nos dice que el rey, teniendo su real
dos millas al oeste de la muralla, lo transformó en ciudad, pero calla que se
llamase Villa Nueva de Fez. No conviniéndole su ubicación, la sitúa junto a Fez
la vieja, separada por un brazo del río.
[22] La dignidad de
"Almirante", es herencia de los musulmanes. En 1192 era "tenente
de transtamar", en el reino de León, el "Comite Gumiz" (ADMS.
4954). En 1328, Alfonso XI elevó el oficio a condado, para darlo a su valido
Alvar Nuñez. De ser parcas las rentas, se hubiese abstenido. Al no existir
lugar o región con este nombre, hemos de suponer que responde al mar, o a tras
mar. En desgracia y ejecutado Alvar Nuñez, título y anejos revirtieron a la
corona, dándolo el rey a Enrique, el mayor de los hijos, que tuvo en Leonor de
Guzmán. Terminada la guerra intermitente y prolongada, entre los dos hermanos,
con duelo cuerpo a cuerpo, en el que Enrique II, mató a Pedro I, con ayuda del
francés Du Guesclin, le dio el condado de Trastamara. Por ser vitalicio o no
haber heredero, el condado revirtió nuevamente a la corona. Lo dio el rey a
Pedro Enríquez, hijo menor de su hermano gemelo Fadrique, que casó con Isabel
de Castro, hija del señor de Monforte de Lemos. Heredó el Condado de Trastamara
su hijo, Fadrique de Castilla, primer duque de Arjona. Demasiado rico, despertó
la codicia de Juan II, que le hizo ejecutar por 1430. Pedro Osorio, casado con
Beatriz, hermana de Arjona, ostentó un condado de Trastamara devaluado, quizá
por absorber sus rentas Alonso Enriquez, hermano mayor de Pedro Enriquez,
cabeza de la saga de los últimos almirantes de Castilla.
[23]Estos datos proceden del
“Diplomatario Andaluz de Alfonso X”. Rec: .Manuel González Jiménez. Ed. El
Monte. Sevilla 1991. [24] Ibn Khaldun y Diplomatario Andaluz.
[25] Yusuf conquistó Marrakech en este año (Ibn Khaldun).
[26] Fernández de Oviedo sitúa la isla de Calez o Cáliz, más
tarde Parayature o Paraguana, entre Cumana y Porto Santo. Esta ocupaba el delta
del Huyapari u Orinoco, partiendo ambas provincias en la Boca del Drago. En el
siglo XVI, mercaderes castellanos y genoveses, que practicaban el contrabando
en el Cabo de Aguer, por los puertos del Xarife, se abastecían en Cáliz.
[27] Crónica de Alfonso X. Ausente el oro de los documentos
cortesanos, aparece en privilegio de 1269, desapareciendo posteriormente, para
reaparecer en 1449, cuando Juan II tomó contacto con el Cabo de Aguer y la Mar
Pequeña, a través de los Guzmanes. (Archivo Municipal de Medina Sidonia).
[28] Crónica de Alfonso XI. Cap. CCXXIV. Enojosa la ciudad,
por estar allende mar, León el Africano la sitúa en el Algarbe de Berbería,
separada de la vieja
Fez, por brazo del río. En la Villa Nueva de Fez hubo
molinos, movidos por el que discurría junto a la muralla. [29] Fue rey de
Marruecos, el Algarbe de Berbería, Fez y el pequeño estado andaluz.
[30] Según Sedeño, el Infante "Picaço" o tuerto
traía 7.000 caballeros. Los "paisanos" que le mataron, fueron Gonzalo
Martínez, maestre de Alcántara y Juan Alonso de Guzmán.
[31] "Esclavos y sirvientes en la Edad Medina"
Aut. Jacques Heers. Ed. Alfons el
Maganim. Valencia. 1989 pág.
26.
[32] La costa donde tenían su "asiento" o base los
barcos de pescadores, solía tomar el nombre del caladero que frecuentaban. En
Andalucía y el Algarbe de Berbería, hay varios Río de Oro, porque iban al
istmo. Chaves llama Río de Oro al Río Grande, frontera de Méjico con Estados
Unidos. [33] Había dos islas de Santa Catalina: en la boca del Golfo de
Honduras y en Río de la Plata.
[34] "Esclavos y sirvientes en las sociedades
mediterráneas durante la Edad Media Jacques Heers.
[35] Según Lucas de Tuy, Alfonso VI trajo "gentes
bárbaras... tras marinas de allende". Según Sedeño, vino a la Península un
poderoso moro "Carthaginese", que se decía Miramamolín.
Cronológicamente, coincide con Aldemón.
[36] En torno a 1556, los franceses desembarcaron en el
puerto de Cartago. Incendiaron la población, de casas demadera y chozas de
palma (América. Teodoro de Bry. Lib. V. Ed. Siruela 1992).
[37] Visitando el conjunto de Doña Blanca, en Cádiz, con el
profesor D. Diego Ruiz Mata, encontré sobre la entrada de un hipogeo del bronce
andaluz, fechado en torno a 1.600 a.J.C., la media luna sobre un sol.
[38] P. C. T. IV.
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