Luisa Isabel Álvarez de Toledo, Duquesa de
MedinaSidonia
CAPITULO XXXV
LAS JAIMAS DE DIGNATARIOS, EMBAJADORES Y CORTESANOS SEGUÍAN A LA REAL
Las jaimas de dignatarios,
embajadores y cortesanos seguían a la real, lo cual no implica que en Berbería
no supiesen construir.
La descripción de la Alcazaba de
Sale, demuestra que lo hacían decentemente, sin necesidad de usar la cal y la
teja. Hubo edificaciones en Fez, Azamor, Safi y Marruecos. Se menciona su puerta,
indicio de muralla, zoco de los "andaluces", que no parece haber sido
conjunto de tiendas y alcázar. Estaba la capital sobre un río, a una jornada de
Safi, no lejos de Azamor y a 25 leguas de Mazagán[1] de camino dificultoso,
pues ocupaba ocho jornadas y media[2]. No lo era menos el de La Mamora.
Estimada la distancia en 75 leguas o 10 jornadas, había "muchas sierras y
trabajos de pasar y cantidad de ríos, que van a parar a Zamor"[3], donde
se reunían "los mayores de Berbería". A primeros de diciembre de
1623, Cidam estaba en Marruecos. El 18 lo encontramos en Mosgres, presenciando
alarde de 14.000 caballeros, que habían de combatir contra el morabito Sidi
Alí, levantado en Dará. En la hueste formaban 500 "andaluces" de
Sale, requeridos por el Xarife, porque "no quiere que críen fuerza".
Terminada la revista, marchó con "su campo la vuelta de Safi"[4],
único puerto que se abría al infiel, en un reino cerrado.
"Parte remota.., el mayor y
más miserable cautivo, es el de Marruecos", por no haber quien se atreviese
a penetrar, para intentar rescatarlo. Descubierta manda legada por infanta
innominada, para recuperar a los que estuviesen en el tenebroso país, los
trinitarios quisieron aprovecharla, mandando dos frailes a Mazagán, para que
cruzasen la frontera. Tras pasar dos años en la plaza, "haciendo muy
grandes gastos", regresaron sin cautivos, por no haberse atrevido a entrar
en tierra de Cidam. Animado por el fracaso, Alonso de Herrera, mercader
toledano residente en Cádiz, especialista en bonetes y con relaciones en el
Islam, intentó romper el monopolio de la redención de cautivos, que se habían
adjudicado las órdenes religiosas, ofreciendo recuperarlos en Marruecos y Sale,
con menos costo que los frailes, pues al ser buen conocedor de la mar, los
repatriaría en "derechura", alcanzando el Guadalquivir sin parón en
la Mamora, Tanger y "otras escalas", que multiplicaban los gastos,
con promesa de entregarlos a la arribada a mercedarios, franciscanos o
trinitarios, para que rematasen la operación[5]. Ventajosa la oferta para los
cautivos, la hicieron inviables la órdenes. Acostumbrados los frailes a
competir entre sí, en el lucrativo negocio, no estaban dispuestos a consentir
la injerencia de legos.
En 1624, Luis XIII de Francia
quiso relanzar el comercio con Berbería, consiguiendo base en sus puertos.
Considerando al capitán Samandris, su embajador en la corte de Cidam, personaje
sin entidad para llevar a buen fin, conversaciones de alto nivel, nombró
embajador extraordinario a un "Monsieur de Raxili", caballero de la
orden de Malta. Enterado Olivares, concluyó que el francés se proponía
conseguir ruptura de Cidam con España, licencia para que sus barcos pudiesen
frecuentar los puertos de Berbería y concesión de rada "en esa
costa". Versión más realista, reduce las pretensiones del Borbón a paz
estable, con licencia adjunta para tener factor y casa en Safi y Sale, sus
vasallos pudiesen renovar el matalotaje y reparar sus navíos, tomando la madera
necesaria. Provisto Raxili de 4 velas, 2 capuchinos y 400 hombres, los 40
"caballeros principales", ancoró en el puerto de Safi, sin haberse
anunciado[6]. Enterado de que no podía pisar tierra, mientras no tuviese
pasaporte del Xarife, escribió por la posta a Samándris, que estaba en
Marruecos con la real almehala, conminándole a sacarlo de inmediato. Otorgó
Cidam seguro y carta simple, permitiendo al embajador bajar a tierra, para
entrevistarse con el alcaide Mahamud. Temiendo descortesías previsibles,
Samándris añadió misiva personal, pidiendo al caballero que no asomase fuera
del barco, antes de su llegada. Pero Raxili estaba imbuido del complejo de
superioridad, que afecta al blanco. Convencido de que los supuestos salvajes,
habitantes de la tierra, quedarían deslumbrados por el fasto petulante del
europeo, desembarcó seguido de sus frailes, cuatro músicos y más de 60 hombres.
Instalado en el edificio de la aduana, sin haber sido invitado, disfrutó de
cena bien servida y mejor regada, "con mucha música y trompetas".
Dormían los comensales, cuando el alcalde hizo cerrar las puertas por fuera,
mientras los alguaciles recorrían la ciudad, a la caza de franceses. Arrestados
a salto de mata, marineros sorprendidos en plaza, abierta al puerto, se echaron
a la mar, nadando hasta los barcos. Enterados los que estaban a bordo del
suceso, izaron velas sin pensarlo dos veces, dejando en tierra al jefe, con 51
compatriotas encopetados [7].
Enterado Cidam del escándalo,
ordenó al Xeque Israel, llevarle a los extranjeros. Amigo de Samándris, le
contó lo ocurrido antes de salir. Temiendo pagar la chulada, perpetrada por el
superior, pidió licencia a Cidam
para regresar a Francia. Al no recibir respuesta se atabaló. Teniendo barco
propio en el Safi, escapó de la corte sin despedirse, zarpando a pleno sol, a
vista de ocho ingleses y el hijo de capitán flamenco, que se apresuraron a
denunciarle ante los alcaldes, que mandaron barco de armada, tras el embajador.
En el abordaje murieron cuatro marineros del francés, flamencos de nación.
Incendiado el barco se fue al fondo, mientras se alejaba la tripulación, con el
propietario, prisioneros en navío de Cidam. Al día siguiente el embajador entró
en Marruecos, cabalgando en cabeza de sus hombres, con "más de un quintal
de hierro". "Le fueron a gritos deshonrándole y tirándole en el
rostro mil suciedades, haciéndole mil befas y dándole con escobas de palma en
el rostro", siendo particularmente desagradable el paso por el zoco de los
andaluces. El alcaide Sirosi, que odiaba al francés, amotinó a la población
contra su persona, consiguiendo que se superasen en la práctica de la
humillación [8].
El paseo terminó en la prisión de
la alcazaba. Encerrado Samándris bajo la acusación de haber cobrado del rey de
España, teniendo la representación de Luis XIII, Francisco Roque, amigo y socio
del preso en la explotación del puerto de Azamor, fue llamado por Cidam.
Consintió el monarca borrar a Samándris del arriendo, permitiendo a Roque
conservarlo, sometiéndole a desagradable prueba. Preguntó a Roque si quería ver
a su amigo, respondiendo el agente que el francés había dejado de serlo,
"quando no era del rey". Pero el Xarife, queriendo asegurarse,
insistió. Sin más remedio, Roque se dejó llevar a la prisión, encontrando al
embajador con cadena al cuello, entre cincuenta delincuentes comunes. Entretanto
Raxili, preso de lujo, se alojaba en la tienda de Samándris, custodiado por
"muchos guardas", ocupado en cruzar escritos con el Xarife, que traía
y llevaba el Xeque Israel. Habiendo prometido regresar a los seis meses, fue
liberado con un fraile y un criado. Pasando a Safi, embarcó en navío flamenco,
que regresaba a Europa, con memorial dirigido a Luis XIII por Cidam, ofreciendo
iniciar conversaciones, abocadas a terminar en acuerdo, cuando le fuese
devuelto lo que le robaron franceses, notando Roque la exclusión de "los
7.000 libros, que están en poder de S.M. en el Escurial", rapiñados por
marselleses, que fueron capturados y robados por españoles. El mismo 26 de
noviembre en que marchó el francés, Francisco Roque abandonó Marruecos,
regresando a Mazagán. En 1630 entraron españoles en el puerto de Safi. Se
llevaron tres de los 6 barcos de Francia, que estaban en el puerto "sobre
el ferro"[9]. Ultimado el acuerdo de Cidam con Luis XIII, entre 1631 y
1635, los franceses abandonaron el mercado ibérico, para adquirir los géneros
de Indias en Marruecos. Deseando participación, los ingleses remitieron
técnico, que dirigiese la explotación de las salinas del río Ajer,
transformando la sal en salitres. Fue cliente Felipe IV, a través del duque de
Medina, que adquirió además cera de palma, siendo ambos géneros de venta
exclusiva en el Safi [10].
Derrotado por el Morabito en el
reino de Fez, Muley Cidam se retiró al Safi, en 1622[11]. En abril de 1627
tenía su almehala "en medio del Safi", en el "propio lugar donde
fue la batalla"[12], olvidando la guerra y "guardar" a los
alárabes, se dedicó a cazar con sus halcones [13].
Murada la ciudad, el Xarife
guardaba en ella el dinero de los trigos y "garianos de los
alárabes", con "máquina" de ropas y mercancías. Ahorrativo, pues
no gastó "si no muy poco"[14], su hijo Abdelmalec heredó el tesoro.
Nacido de cristiana, sería el primer rey de Marruecos que se llamó Emperador.
Aprovechando su buena inclinación, Felipe IV inició la evangelización de
Marruecos. Francisco Roque consiguió salvoconducto [15] para tres franciscanos
de la provincia de San Diego o Andalucía, autorizándole a rescatar cautivos y
fundar convento. Desembarcando en Mazapán [16], entraron en el reino con mal
pie. En 1630, Abdelmalec fue asesinado de un arcabuzazo [17], en el camino de
Mazapán [18]. Le sucedió su hermano Muley el Qualid, reuniendo las coronas de
Fez y Marruecos. Aliado del morabito Ajax y enemigo jurado de cristianos, cerró
sus puertos a los españoles. Mercader de Londres, que habiendo zarpado de Bonanza,
estaba ancorado en Safi cuando se produjo el hecho, vio mucha gente de guerra
de a pie y a caballo, montar dos piezas grandes de bronce y crecer los
partidarios del Qualid, porque habiendo encontrado el tesoro del padre,
escondido en las murallas y "partes huecas" del Safi, lo repartió
entre alcaides, aristocracia y pueblo llano, "con que atrae a todos".
Al ser el Xarife amigo de los ingleses, el mercader pudo permanecer en el
puerto doce días, cargando el barco de pan, pese a renovar el monarca, la prohibición
de vender grano a cristianos. De regreso en Sanlúcar, tras unas seis semanas de
ausencia, contó lo que había visto [19]. Detenidos los franciscanos, el P.
Pardo y un compañero fueron asaeteados. Condenado el tercero a trabajos
forzados, fue remitido al molino de pólvora, donde se encontró con Francisco
Roque [20]. Así las cosas, se alzaron las cabilas entre Salé y Fez [21],
alegrándose Felipe IV, entrando en lo posible que las azuzase. En 1637, el
Qualid había desaparecido, ocupando el trono un Muley Xeque pro castellano.
Volviendo a los orígenes, el Austria mandó embajada encabezada por Fray Nicolás
de Velasco, franciscano conventual en Sanlúcar, predicador y hábil diplomático.
Regresó al año siguiente, coronado por el éxito. Rescatados los cautivos que
deseaba la reina, entre los cuales figuró Francisco Roque, con los huesos de
los mártires, por el módico precio de 2.000 ducados, autorizada la obra del
convento, la dejó iniciada, antes de embarcar [22].
Muy probablemente sobre el Pará,
donde hoy se encuentra Belén, entre la ciudad de Marruecos y el puerto de
Azamor, Safi parece haber sido, con Sale, ventana abierta al exterior de un
reino, que se extendía hasta el extremo oriental de Brasil. Con puerto de playa
pero amplio y resguardado, lo frecuentaban corsarios y mercaderes. Mercado de
cereales, incluso europeos, por descargarlos no pocos navíos, ofrecía especies,
tinturas y metales preciosos, como el resto del continente [23]. Se supone que
la Mysokaras, mencionada por Ptolomeo, prosperó en el solar de Safi. Puerto
importante en siglo XII, aparece en el Bekri como Asfi. Dotado de ribat y
cerrado a los cristianos, aunque se diga que lo fundaron los portugueses, lo
conquistaron en el XV y se llamó "de los Nazarenos". Siendo de moros
tuvieron factor el rey de Portugal y el duque de Medina Sidonia. En 1475 fue
incluido por la Católica, entre las "escalas de mercadores".
Conquistado por Alfonso V, murado en 1508, Mahamete lo recuperó fácilmente. Al
otro lado del rio Aer con respeto a Mazapán [24], pudo compartir puerto con la
isla de Magador, siendo "comarcano" de La Mamora, como los
"otros de aquella costa"[25]. Al este y a unas 60 leguas, estaba el
Río de los Esclavos, junto al Marañón [26].
Mencionado en 1478 como primera
escala de la armada de la Mina de Oro, en la costa de Guinea, a 7.000 millas de
Andalucía. Siguiendo al este se daba en un segundo puerto, igualmente
frecuentado, donde están las Islas das Canarias y la Punta de Allende. Conocida
por Bahía de Parnaiba, marcaba en el siglo XVII, el principio de Brasil. Pasado
el Cabo del Palmar bajaba la costa, en cuyo extremo oriental estaba el Cabo
Corzo, Corso para los normandos. Que un camino de Indias rápido y cómodo, fuese
abandonado por castellanos y portugueses, solo pude tener una explicación: al
ganar el rey de Marruecos prestigio entre sus súbditos y en consecuencia poder,
se manifestó intratable con los peninsulares. León el Africano describe el
curso de un Río de los Esclavos, sin relación con el americano. Situando su
nacimiento en el Atlas, le hace discurrir entre las provincias de Tadla [27] y
Hascora, para morir en el Ummirabih, sin alcanzar el mar. Esta pasaba por
Duquela y Temesena. Entre octubre y mayo, época de lluvias, se atravesaba en
balsas de odres. Vadeable a pie el resto del año, criaba "lacias",
que se exportaban saladas, desembocando junto a
los muros de Azamor.
El rumor de que los holandeses
fortificaban bahía cerrada[28], entre Mazagán y Safi, en la misma boca del río
"Aer", se hizo persistente[29], acompañando información sobre
renegado flamenco, que dotado de "ingenios", importados de Flandes,
rompía la peña de la bocana, para abrir el puerto a navíos superiores a las 100
toneladas[30]. Reclamaba el Conde - Duque información, cuando entró en Sanlúcar
el capitán Antonio de Fletes Tiznado, cabo de carabela, con carta del
gobernador, reclamando socorros de urgencia. Interrogado a 31 de agosto de
1634, declaró conocer el fuerte: "aviendo 12 leguas desde Mazagán a la
boca del dicho río" Aer, pasó muchas veces frente a la "fortificación"
superior", que tenía el rey de Marruecos, con guarnición de 500 hombres,
artillería y "aduares a la redonda", sin que nada indique que la
viese construir. Cierto día en que fue
a reconocer el sitio, por orden
del gobernador, se acercó más de la cuenta. Le dispararon tres piezas, pasando
una pelota por encima del barco, se refugió tras de la peña, que estaba
quitando el flamenco [31].
Al no poder entrar barcos
grandes, "andaban" en la ensenada dos carabelas pequeñas, que robaban
con las de Sale, siendo de prever que abierta la bocana, aumentaría
concurrencia. En la bahía cabían 80 velas, ofreciendo el atractivo
suplementario de criar sal, que se "fraguaba... sin labrarla".
Proyectó el Xarife ampliar la salina, "a que ya han dado principio",
fabricando los ingleses salitre, materia prima de la pólvora, presencia y
actividad que indicaban disposición, "para hacer grandes daños al comercio
de estos reinos y a los socorros, que se embían a la fuerza de
Mazagán"[32]. En 1637, irlandés católico que fue vecino "de
asiento", en la bahía del río Aer, desembarcó en Sanlúcar. Deseando
cambiar de residencia, sirvió informando. Mientras vivió Abdelmalique, promotor
del proyecto, sus visitas aceleraban los trabajos, relantizados tras su
fallecimiento. Sin inaugurar la "ladronera", al no haber terminado el
flamenco su trabajo, aconsejó cegar la canal, echando al fondo dos bajeles,
cantería y argamasa, pues al ser la bahía interior y débil la corriente, se
obtendría mejor resultado que la Mamora [33]. La idea se ejecutó, dejando
encerradas las dos carabelas. Salieron sin problemas poco después.
En las inmensidades americanas,
las 25 leguas que separaban la plaza de Marruecos, que estuvo probablemente por
Maianata, eran una fruslería, aunque tuviesen ocho jornadas y media de camino,
siendo la media, en tierra, de 16 por jornada. Consciente Felipe II, quiso
reservar la plaza para trueque de enjundia[34]: al Xarife "le está mucho
mejor Mazagán, que está aquí junto a Marruecos, cabeça de su reyno, que no
Tetuán, tan apartado"[35]. Río arriba y sin acceso al oro, el dinero
empleado en su conservación, se consideraba "echado a mal"[36],
ofreciendo la dificultad añadida, de doblar las expediciones de socorro, pues
era frecuente que entrando los socorros en la Mamora sin dificultad, los de
Mazagán tuviesen que volverse, al no poder acercarse[37]. Los navíos que
zarpaban del Guadalquivir, con destino a la plaza, llevaban despensa para seis
meses[38] por pura precaución, pues los socorros solían rematar la travesía en
25 días y los barcos de avisos en 19[39], récord que de no haber errado los
protagonistas en las fechas, hizo batir suceso, ocurrido en
1640. Requerido el gobernador
Conde de Castilnovo, para limar diferencias entre aduares, salió de la plaza
con 170 caballos cayendo en celada preparada por el Morabito, con 8.000 hombres
de a pie y a caballo, de la que no escapó cristiano. Recibida la noticia en la
plaza el miércoles 11 de abril, se recibió en Sanlúcar el 28, a 17 días del
suceso [40].
Engorro el enclave, aunque estuviese
a 24 horas o 30 leguas del Safi[41], que se andaban en dos jornadas, cuando en
1581, tomando sus deseos por realidad, Felipe II creyó que el Xarife lo
trocaría por la persona de Alarache, ordenó preparar la evacuación. A cargo de
Alonso de Guzmán, contrató 700 toneladas de buque, para repatriar a los
vecinos, residentes en el enclave, con sus pertenencias. Censados 125 caballos
domados, material de guerra a no dejar atrás, aconsejó comprarlos para
"matarlos o echarlos a la mar, porque costara a V.M. cada uno a traerle
más que vale, así por los fletes como por lo que ha de comida en el
camino", estando la cebada a 16 reales fanega [42]. En 1639 otro duque de
Medina, harto de adelantar dinero para mandar trigo a las plazas, propuso a
Felipe IV abastecerse en Berbería, ahorrando fletes y costos, pues la fanega
que costaba en Andalucía de 16 a 17 reales, en Berbería oscilaba entre uno y
ochos reales [43]. Paso obligado de personas y correos, con destino a
Marruecos, en Mazagán embarcaban los peninsulares, de regreso a la patria, pero
también musulmanes, que viajaban contra la voluntad del Xarife [44]. Enlazaba
con Tánger y Ceuta, pero al no haber barco regular, las personas o mercancías
que no lo tuviesen propio, habían de aguardar transporte, quedando sometidos al
avatar de la suerte [45]. En 1600 Felipe III puso aduana, prohibiendo los
puertos del Xarife a sus vasallos[46]. Sin efecto el mandato, pues nadie puede
controlar lo incontrolable, en 1627 Francisco Roque solicitó barco, que
comunicase regularmente la plaza, con Portugal, por ser impensable
rentabilizarla mientras no lo hubiese [47
]
Como en los demás enclaves de
cristianos, incrustados en tierra del Xarife, los residentes en Mazagán acudían
diariamente a mercado, abastecido por los moros, para proveerse de vituallas.
Temiendo Felipe II quinta columna, impuso a los aborígenes la obligación de
sacar licencia para entrar en los enclaves, aunque fuesen cristianos. No
podrían hacerlo antes de salida del sol, saliendo a su puesta, "como se
haze con los que pasan a Indias"[48], en pueblos de castellanos,
precaución baladí, pues cualquier Xarife, de proponérselo, hubiese recuperado
las plazas. Es probable que no lo hiciesen porque estando sobrados de tierra,
pero no de mercados, guarnición y población castellana ofrecían salida a
productos, que hubiesen quedado invendidos, de no contar con la demanda
extranjera, pasividad que no estorbó explosiones de hostilidad y sitios, a
veces prolongados. De hostigar a los de Mazagán se ocupó la caballería de
Azamor. Se emboscaba en unos "matos", próximos a la muralla [49].
Entre los viajeros que
transitaron por la plaza, destaca delegación de vasallos
"ponientales" de Hamete, que en 1583 aparecieron el Lisboa.
Representantes de la oposición, iban en busca de Muley Xeque y su tío, Muley
Naçar, para ofrecerles el trono, informados de que los príncipes fueron
recibidos por el Cardenal - Rey D. Enrique, con promesa de que podrían
abandonar el reino, cuando les viniese en gana. Sin intención de respetar la
palabra de su predecesor, pues las altezas eran el antídoto, que impedía
resurrección intempestiva de D. Sebastián, permitió a los rehenes recibir a los
comisionados, pero en presencia de chivato de confianza, que dominaba el árabe.
El tal salió atónito de la entrevista. Muleys y "ponientales" se
entendieron en jerga, de la que no pudo captar palabra [50].
Según la traducción de las cartas
que traían, eran naturales de Cabden, "en la costa de la mar",
representando a una oposición, que surgió de la derrota. Terminada la conquista
de Persia, el señor de Estambul emprendió la guerra contra el rey de Poniente,
mandando armada por "la hazera de Melilla y la postrera por la del
Poniente"[51]. El rey de los "ponientales" ordenó a los
"çudenes" resistir y lo hicieron, metiéndose en Catira. Sitiados por
Hazen Baxa, con 70 galeras de Túnez, al no llegar socorros murieron de hambre,
quedando Tremecén y sus puertos, en poder del señor de Estambul. Indignadas las
"cafilas" por la desidia de Hamete [52], se unieron las universidades
y las gentes "de poniente y oriente", acordando destronarle.
"Alborotado por los turcos", los morabitos ofrecieron 13.000 peones
de los africanos, contando los Muleys, apenas desembarcasen en Berbería, con
ejército suficiente para vencer al que mandó el rey de "Poniente",
contra Çuden [53]. En otras circunstancias, Felipe II no hubiese desaprovechado
la ocasión de sembrar el caos, en casa del vecino, pero quiso conserva un
Xarife fuerte y sensato, que no abusaba del fantasma de D. Sebastián. Pasada la
entrevista, trasladó a los Muleys a Castilla, para mayor seguridad. Ignorando
que vivían en prisión abierta, la noticia de alzamiento general en las sierras
del Sus, en 1590, les devolvió la esperanza. Tío y sobrino quisieron abandonar
Castilla, esgrimiendo su derecho a salir del reino. Y el Austria les respondió
que la noticia era falsa, pues no la confirmaban por vía deTetuán y Alarache
[54].
En los mapas actuales, Mazagán o
Mazagao, el Viejo y el Nuevo, separado por una 9 leguas, aparecen en la margen
izquierda del Amazonas, a unas 12 de la desembocadura del Río Villa Nova, a
unas cinco leguas de Porto Santana, el la ribera opuesta, en Angra de Santa Ana
de la Guinea, donde pescaba Ginés Quintero, por 1591. En Macapá hay torre
"portuguesa", similar a cualquier edificio defensivo de la época.
Pudo estar en Azamor, que quizá fuese el lugar sin nombre, donde tuvo fortaleza
de Abdelmalec, sobre el vaciadero del gran río al Canal do Norte, salida del
piélago de islas de la "Huma" a la Punta del Placel, hoy Cabo Norte.
El Canal do Sul corre la costa norte de la isla de Marajo o Mogador hasta el
Cabo de Aguer, Blanco para los conquistadores y en nuestros días Maguari. La
fundación de Mazagán se atribuye a náufragos portugueses Arribados en 1502 al
solar de la antigua Rusibis, construyeron torre, principio de villa, murada en
1542 por un Pireis que el rey de Marruecos recuperó en 1769. Ignorando
ostensiblemente que Mazagâo o Mazagán, seguía en la rivera del Amazonas, se
identifica con El Jaddida. En ribera pero de la mar, cuenta con playa turística
conocida.
El topónimo Azamor se ha perdido
en América. Se decía que "es Mazagán", indicando proximidad evidente,
pues el puerto estaba separado de la plaza por 12 horas a caballo [55]. Puerto
de Marruecos, que enlazaba con Sale y Santa Cruz, comunicando regularmente con
Tetúan y Tánger [56]. El arraez morisco Hamet, residente en la Alcazaba de
Sale, interrogado en la plaza portuguesa, da información sobre los ríos. Zarpó
en 1632 con su fragata al mismo tiempo que carabela del rey de Marruecos. Ambos
iban "derechoviaje" a Azamor, el barco real a por trigo y Hamet
"para hacer la pesquería de los sábalos de aquel río". Cuando pasaban
por la barra disparó la artillería del Morabito Aexe. La carabela se volvió,
perdido el "árbol mayor", continuando el pescador. Capturado en el
río de destino, por las carabelas de Mazagán, probaron la intención de los
moriscos redes, aparejos y algo de sal, que llevaban en el barco. Preguntado al
patrón por qué no pescaba en río de Sale, "donde había también
sábalos", respondió que estaba vedado a los de la Alcazaba por el
Morabito, al que seguían los de la ciudad de Sale y todos los distritos, pues
tenía la capital, siendo excepción la Alcazaba, que se preparaba a conquistar,
por haberse negado los andaluces, a colaborar en la conquista de La Mamora,
probando lejanía la avidez de noticias de los oficiales, pues de haber estado a
30 leguas, las hubiesen tenido sobradas, sin necesidad de interrogar a un
pescador extraviado[57]. Según León el Africano, el Azamor donde desembocaba el
Ummirabih, tenía unos 5.000 vecinos, siendo notable la representación de
mercaderes portugueses, exportadores de sábalos. Se pescaban en la mar, que no
en el río, aportando a la villa de 6.000 a 7.000 ducados al año. El autor les
atribuye haber inspirado al rey de Portugal, la idea de conquistarla. Rechazada
la primera armada, mandó una segunda con 200 velas, que ocupó el lugar, huyendo
la población musulmana a Sale y Fez. Azamor se identifica con la Azama, capital
de la Dukala, visitada por los cartagineses. En la Azemmour de la costa de
Marruecos, a 99 kilómetros de El Jaddida, hay medina, mehala y kasbah,
destacando Casa de la Pólvora en la ciudadela, cuya construcción se atribuye a
portugueses, contando con puerto de pescadores. El río, escueto, es el Oum es
Rbi. En el de Azamor, se juntaban los mayores de Berbería.
El Levante americano se iniciaba
a barlovento Paria, comprendiendo Guinea y Brasil, prolongándose la Tierra de
Negros al otro lado del mar. Cuando Cid Abdelquerín [58], último alcaide de la
Arcila portuguesa, pidió mudarse a "Levante", Felipe II no lo
consintió, porque había visto a D. Sebastián en Tetúan. Tampoco Felipe III,
pero se le escurrió. Seriamente alterado cuando supo que estaba en Berbería,
reaccionó empeñándose en conquistar Alarache. Reinando el padre, embajadores de
Isabel de Inglaterra, que fueron a "Levante", en busca de
"pedrería y aljófares", alarmaron al Austria, pero mucho más saber
que los de Hamete, devolvían la visita [59]. En cierta ocasión, los andaluces
alojados en la Alcazaba de Sale, molestos con el Xarife, amenazaron dejar la
ciudad, marchando con sus navíos a Levante[60]. Prolongada la tierra de negros
al otro lado del mar, no es de excluir que la presencia del vudú en Indias, sea
efecto de contactos, sin relación con la trata. En cuanto al Islam, es evidente
que arribó por su pie. En guía de viajeros, editada mediado el siglo XX, se
dice que en Bahía, entonces Roma de los negros, la "higa" o mano de
Fátima era amuleto popular, conservando la calle del Amparo, de Olinde balcón
morisco, descrito como "encaje" de piedra. Felipe III no se
confundió, en 1616, al llamar "Casa de las Indias", a la "Casa
da Mina" lisboeta [61].
En documentos tocantes a una
Berbería, muy voluntariamente olvidada, encontramos topónimos conocidos,
arrumbados y desplazados. En 1581, Hamete el Dorado salió de Marruecos,
haciendo etapa en Morbea, a 19 leguas estimadas [62]; Cidam fue derrotado por
su hermano, Muley Xeque, en Mexra el Medbuch, no lejos de Sale[63], quedando las
almehalas de la Garrama en las inmediaciones de Alcázar, que también quiere
decir castillo. En 1610, Abdalá, hijo de Mahamete, puso su campo en Sathebeni
Veritir, plantando sus reales Cidam, en Elitnayni el Haliga. Ordenó a sus
tropas no alejarse del entorno de Sela, pues de salir mal parados, se
retirarían a Teca[64], muy probablemente la rada de "Tenerife", donde
cazaron esclavos Mateo Viña y Alonso de Lugo, en 1494[65]. Yendo contra el
Morabito Axax en 1614, Cidam puso su campo en Duquela, a dos pasos de Mazapán
[66]. Hamete, sucesor de Moluco, se apellidó "El Dorado" porque
recuperó la Guinea del oro. No por casualidad [67]. Tras la conquista de
Tremecén, los turcos contaron con puertos, a dos pasos de las Indias de España.
A punto de caer bajo su dependencia el pequeño reino de Vélez, su rey pidió
socorro a Felipe III. Tocó el servicio a Manuel Alonso de Guzmán, entonces
general de las Galeras de España. En ruta hizo presas de moros, padeciendo
serias dificultades, a causa de las tormentas. Llegó tarde, pero el viaje le
procuró experiencia. En 1631 pidió 6 galeras a Felipe IV, para la guarda de
Andalucía, porque recordaba el miedo que causaban a los corsarios, en los mares
de Indias [68]. Hubo un reino de Vélez junto a Túnez. Y otro Vélez al oeste del
Lago Maracaibo, frontero con la tierra de panches.
No hay indicio ni posibilidad de
que el Santo Oficio pudiese ejercer autoridad en un norte de Africa, islámico e
independiente. Pero la tuvo en Berbería. Notada la presencia de mercaderes
castellanos, los más conversos de moro y judío, residentes entre musulmanes
desde hacia 30 y 40 años, se observó que tenían olvidada la fidelidad al
Evangelio y la lealtad al rey, pues servían con mayor celo al Xarife. Urgente
recordarles ambas cosas, Alonso de Guzmán aconsejó hacerles regresar a la
patria: "esto se podría encaminar con poco ruido, por la vía de la
Inquisición"[69]. Rumiada la idea, Felipe II encomendó al Inquisidor
General, en 1591, la repatriación de tales vasallos, mediando acusación de
tibieza o herejía [70]. En 1585, enterado de que en la Guinea había mucho oro,
el Guzmán pidió que "algunos galeones de V.M.", de los que fuesen a
Indias, rodeasen por Berbería, que estaba en la misma costa, porque al verlos
corsarios y mercaderes, habituales del Cabo de Aguer y Safi, "se recatarán
y temerán de no ir, con la seguridad que ahora lo hacen"[71].
No siendo
atendido y chinchorrero, en 1605 reclamó tres pataches o filibotes, tan rápidos
como los de ingleses, que descargaban trigo, cebada y centeno, en los puertos
de Muley Cidam, el cual se hizo acreedor a represalias, por trabar amistad con
los enemigos del Austria. Al no haberlos, se ordenó a los del socorro de la
Mamora que descargadas las vituallas, siguiesen a Safi, quemando los barcos de
holandeses, que hubiese en el puerto [72].
En 1607, queriendo escarmentar a
las 80 urcas de rebeldes, que iban a la salina de Araya [73], se decretó formar
armada, previo embargo general. Desaconsejable encomendar a tripulación
descontenta, viaje "tan largo y peligroso", el de Medina quiso paliar
la desgana, pagando 9 reales por tonelada de buque, en lugar de los 7
acostumbrados [74]. La respuesta fue desabrida. No habría subida pero sí
pilotos gallegos. Elegida la ruta del norte, embarcaría al pasar frente a
Finesterre. La decisión fue consecuencia de llevar pilotos de Galicia, los tres
barcos corsarios, de los que se "recogían" en la Berbería, que
capturó de Oquendo[75]. La preocupación que despertaban estos profesionales,
fue consecuencia de experiencia reciente. En 1604, escribía el rey: "cómo
se vio en este presente viaje sobre la costa" del Xarife, al tener que
"dar fondo... y otras cosas", hubo fallos de bulto, porque "los
pilotos de la carrera de las Indias, por prácticos que sean las ignoran, por no
haberlas tratado ni navegado en aquellas partes"[76].
La penetración de ingleses en
Brasil, iniciada en tiempo de D. Sebastián, apuntaba a cambio cualitativo, que
se desarrolló en el siglo XVII. Expulsados de unas aguas que frecuentaban como
honrados comerciantes, tras la incorporación de la corona portuguesa por Felipe
II, ingleses, franceses y flamencos se transmutaron en corsarios, multiplicando
sus asentamientos en el norte, el istmo, las Antillas y Levante, del Orinoco a
Cabo Frío, con la bendición de xarifes, morabitos y demás naturales, hostiles
al rey de las Españas. Refugio su costa de cuantos robaban en Indias, la Armada
del Mar Océano tomo por costumbre correr la Berbería, de no impedirlo urgencia.
En 1608 Luis Fajardo, con los cinco barcos que le quedaban, tras correr las
Indias siguió a Berbería, con intención de sacar a los corsarios de sus
"guaridas"[77]. Modesto el resultado, en 1610, año de la compra de
Alarache, Felipe II puso tres barcos de 300 toneladas en Ceuta, para guardar el
Estrecho. Siempre que lo permitiese el tiempo, pasarían a Berbería, para
limpiarla de "enemigos"[78]. Esporádicas las incursiones, no
impidieron el desarrollo del corso y la piratería. Agiles los barcos de los
profesionales, amenazaban a los galeones, pero respetaban a las carabelas,
tartanas y chalupas,m de pescadores y boneteros. Al filo de la ley, pues para
poder mantener el barco y cruzar a la Guinea, debían escurrirse del fisco,
mantenían relaciones fluidas, con cuantos se pusieron al margen[79].
Capitán General de la Armada del
Mar Océano, en España y Portugal, Fadrique de Toledo sacó provecho de una
fuerza en decadencia, dividiendo los restos de su armada en dos escuadras, que
patrullaban simultánea y permanentemente, las costas de Indias y Berbería.
Conseguida seguridad para costas, flotas y convoyes de socorro, el mílite se
consideró con autoridad, para escribir al rey lo que pensaba. Sin más utilidad
las plazas, que la de quitar "puerto zerrado" a los corsarios,
convendría ahorrar lo que costaban para construir y mantener navíos [80],
ágiles y rápidos, que pudiesen enfrentarse en plano de igualdad, con los
extranjeros. Hacía más de una década que se peleaba en Indias, cuando la
ocupación de Bahía por los holandeses, en 1625, hizo públicas las "guerras
del Marañón". Despachada la Armada del Mar Océano a la "restauración
del Brasil", recuperó el enclave pero regresó tan mal parada, que las
tripulaciones quedaron descansando en Cádiz, "de los travajos de
navegación tan larga". No les dieron tiempo a reponerse. Al aparecer
armada de Inglaterra en Poniente, fueron embarcados en los galeones de la
plata[81]. Estaba "muy llena toda esta costa de piratas", cuando
Felipe IV, convencido de ser propietario de cuanto producía el continente,
capturó dos barcos de turcos en 1632, entrando en el Mediterráneo con carga de
azúcar y cueros, que fue declarada contrabando, pese a proceder de su propia
Berbería[82]. En 1637 los de Holanda tomaron Pernambuco. No queriendo el rey
que se supiese, prohibió sacar vela de Cádiz, Sanlúcar y Lisboa, siendo causa
la real vanidad, de la "ruina de los pobres"[83]. Tan sin defensa
estaban las costas, a un año de la independencia de Portugal, que los moros se
apostaban en las bocanas de los puertos, sin dejar salir ni a los pescadores
[84].
Al declarar su independencia,
Portugal arrastró con su conquista, incluida la plaza de Mazagán. Quedó Ceuta a
España y el topónimo Guinea definitivamente corrompido, por el acento
anglosajón, se convirtió Guayana, siendo borrados los topónimos castellanos,
del Orinoco al Amazonas. Breve y confusa la memoria histórica, en especial si
al poder le conviene borrarla, no habían pasado dos siglos desde que Sidi
Muhamed Abd Allah fundó su Mogador particular, cuando se olvidó el origen de la
unidad de negros, introducida por el primer Benimerín, en el ejército de
Marruecos. Con más razón se arrumbó, pues apenas fue divulgada a su tiempo, la
demanda formulado al monarca musulmán por un Fernando VII, en curso de perder
sus Indias, de puerto en Berbería. Le fue negado, so pretexto de que estando
mal controlada la tierra, sería imposible garantizar la seguridad del
arrendatario. Expulsada Inglaterra de América del Norte, conservando Castilla,
a título de reliquias de su imperio, las islas de Cuba y San Juan; obligado
Portugal a reconocer la independencia de Brasil, es natural que un Xarife,
residente en Rabat, perdiese su Berbería de Poniente, acosado por potencias
europeas, que emprendiendo nueva empresa colonizadora, estaban en trance de
despojarle de metrópoli.
Reducido el continente africano
como Oriente a suma de colonias y protectorados del blanco, se perdió el
recuerdo de un imperio Islámico, que cruzaba el Golfo Grande, extendiéndose de
costa a costa. Sabido que para someter a un pueblo, es preciso borrar la
memoria de su verdadera historia, porque conocerla implica acumular experiencia
o suma de puntos de referencia, que permiten comparar y en consecuencia elegir,
la de todos los pueblos fue adulterada, a conveniencia del poder. Y destruida
la de aquéllos que fueron sometidos al imperio de depredadores, en lo material
y por extensión en lo intelectual, fuesen extraños o propios. Dispersa o
perdida la documentación, destructor el trópico, precarias las edificaciones de
adobe y madera, teniendo los naturales por costumbre vivir en jaimas, para
mayor desgracia del investigador, la reconstrucción
del pasado de aquella Berbería,
es cuando menos problemática. Sin embargo, en alguna parte deben quedar restos
de las murallas, que formaron la Alcazaba de Sale, las que rodearon Safi o
Marruecos y el castillo de Arguim, siendo la cal prueba incontrovertible, de
presencia europea.
Carta dirigida por Gaspar de
Guzmán a Jerónimo de Villanueva, el 22 de enero de 1639, certifica de la
presencia del Islam como poder político, en el continente americano. Aliado el
Morabito de los ingleses y a punto de tomar la Alcazaba de Sale, aconsejó a
Felipe IV conquistarla, aun al precio de cargar con plaza suplementaria, a más
de arriesgar la paz con Inglaterra: "aunque allí no aya puerto capaz para
armadas", pues quedaba en surgidero apto a "bageles pequeños y para
el trafico y comercio", si lo controlaban los corsarios, no "abría
cosa segura en las costas ni en la mar", desgracia menos grave que sus
consecuencias jurídicas. De ganar el Morabito la Alcazaba, el rey de Inglaterra
se haría con el arrabal y la ciudad, adquiriendo fuerza moral y legal, por vía
del hecho consumado, "para turbar y descomponer el principio de conquista
que V.M. tiene introducido, en aquella costa y provincia"[85]. No hay
noticia de que la corona de Castilla tuviese o pretendiese
"conquista", en el norte de Africa ni en el resto del continente. Su
presencia se redujo a la posesión temporal de plazas dispersas, de las que se
conservan Ceuta y Melilla, el regalo portugués de Annobon, provincia que quizá
no fuese africana, como hoy lo entendemos, Fernando Poo y la participaciones de
Ifny y Río de Oro, donde no hubo ninguna de las dos cosas.
Llamar "novedad" a la
reconstrucción de unos hechos, cuya génesis se inicia hace medio milenio, no
parece razonable. Menos el empeño de hacer pasar enredo político - literario,
por suceso real. Obligar a cuantos frecuentan la escuela, a dejar de lado el
sentido común, para asimilar lo absurdo, es tanto como meter en un ordenador
programa defectuoso. Quien ha sido preparado para aceptar lo aberrante como
natural, vivirá en la aberración, quedando inhabilitado para captar la
realidad, a través de los sentidos, aplicando la lógica a su análisis. Si
concebimos que un segmento de la humanidad pudo evolucionar aislado, sin
intercambiar ideas ni mercancías por espacio de milenios, alcanzando el alto
nivel de civilización, que reflejan las crónicas de los primeros tiempos de la
conquista, al que parece referirse Orígenes, al decir que los pueblos del otro
lado del mar se regían por leyes, dictadas por Dios, incurriremos en el error
de suponer que el progreso del hombre, en lo individual y colectivo, es
consecuencia de su aislamiento en comunidades cerradas, idea que podría dar al
traste con el principio de globalización. Fructífero si globalizamos lo
positivo, hemos de admitir que puede dar al traste con la humanidad, si
generalizamos lo negativo, entendiendo por tal lo que en lugar de desarrollar
las facultades, inherentes a la racionalidad, las destruye.
Buen ejemplo es la
autosatisfacción paralizante, que dimana del principio del
"descubrimiento". Periodo de grandes pensadores la antigüedad, ha
sido estigmatizada, porque se supone que quienes la vivieron fueron capaces de
navegar, pero no de entender su hábitat, probándolo al negarse a cruzar el
Golfo Grande, por espacio de milenios, víctimas de un miedo irracional a lo
desconocido. Dice muy poco en favor de la humanidad, que hubiese de aguardar a
individuo providencial de la modernidad, de raza blanca y católico por más
señas, para romper con la ortodoxia supersticiosa, que cerraba las mentes a
toda elucubración intelectual innovadora. Suponiendo que su toque mágico,
permitió a los hombres comprender el planeta y encontrar América, abriendo un
futuro de progreso, que cada día se revela peor entendido, hicimos padres de
nuestra era a unos seres fanáticos en lo religioso, intransigentes hasta el
punto de rechazar verdades evidentes, ambiciosos, vanidosos, falsos y crueles,
que tuvieron por valor la gloria eterna, en el más allá. Y en el más acá,
dinero, poder y prepotencia. Son los creadores, quizá inconscientes, de esa
filosofía social que admira la mentira bien elaborada. Y la razón de la fuerza.
Pero día llegará en que se incluya, en el estudio de las mentalidades, la causa
de la persistencia y extensión del mito, que sometió el pensamiento al absurdo
y la patraña. Es probable que el eclipse de la fe colombina, se incluya entre
los hitos que abrirán el mundo a la influencia de ese hombre nuevo, capaz de
entender el universo como entidad global, cuyas partes han de ser preservadas,
para que se conserve el todo. Y se comprenda, a sí mismo como partícula de la
entidad colectiva. No como centro.
[1] ADMS. 2404. Año 1603. [2]
ADMS. 2421.
[3] ADMS. 2408. [4] ADMS. 2421.
[5] ADMS. 2412. Año 1625.
[6] ADMS. 2421. 2411. Año 1623.
Año 1624. [7] ADMS. 2421. 2411. Año 1623. Año 1624.
[8] ADMS. 2414. Año 1630. [9]
ADMS. 2414. Año 1630. [10] ADMS. 2418. Año 1639. [11] ADMS. 2411. Año 1622.
[12] ADMS. 2408. Año 1610. 2413.
Año 1627. [13] ADMS. 2413. Año 1627.
[14] Ibídem.
[15] ADMS. 2416.
[16] ADMS. 2416. Año 1634. [17]
Ibídem.
[18] ADMS. 2415. Año 1631. [19]
ADMS. 2414. Año 1630.
[20] ADMS. 2414. Año 1630. 2415.
Año 1631. [21] ADMS. 2416. Año 1634.
[22] ADMS. 2417. Año 1637. 2421.
[23] ADMS. 2407.
[24] ADMS. 2417.
[25] ADMS. 2410. Año 1616. [26]
ADMS. 2413. Año 1627.
[27] Tadla fue provincia para
León el Africano, a poniente del Río de los Esclavos. [28] ADMS. 2417.
[29] Ibídem.
[30] ADMS. 2417. Año 1637.
[31] ADMS. 2416. Año 1634. [32]
Ibídem.
[33] ADMS. 2417. Año 1637. [34]
ADMS. 2421.
[35] ADMS. 2397.
[36] ADMS. 2408. Año 1613.
[37] Ibídem.
[38] ADMS. 2397. Año.1582. [39]
ADMS. 2414.
[40] ADMS. 2419. Año 1640.
[41] ADMS. 2408. Un grado media
17 leguas y media. [42] ADMS. 2397.
[43] ADMS. 2418. Año 1639.
[44] ADMS. 2421. 2408. Año 1614.
[45] ADMS. 2418. Año 1639.
[46] ADMS. 2404. Año 1600. [47]
ADMS. 2413. Año 1627. [48] ADMS. 2399. Año 1585. [49] ADMS. 2407. Año 1614.
[50] ADMS. 2421.
[51] Ibídem.
[52] ADMS. 2421. Se mencionan: Veni,
Amir y Venit Alha, de "nuestra banda"; Meriem, Veniçutat, Çufrit
"de la vanda y hazera de los de Tremecén"; Naçar, Magaia, Tarataçat,
con 1.000 fuegos; Abimeyez con 1.300, Cabdaba con 300, Calhaca con 400, Guabito
y Haventuzin con 1.600, Yf Çeneya, sierra de Naqul, Vediz, Albaraniç, Zul
con más de 20.000 de a caballo;
la hazera de Jezet, Almorakaz, Mianez, Gaytat; la Sierra de As, Jezet,
Almotalal, Miqnez, Magdara, las sierra de As, Fez, la Cahara, la sierra de Say
y "hazera de sus costas".
[53] ADMS. 2421. [54] ADMS. 2402.
[55] ADMS. 2413. Año 1627.
[56] ADMS. 2413. Año 1627.
[57] ADMS. 2415. Año 1632. [58]
ADMS. 2403. Año 1596. [59] ADMS. 2404. Año 1600.
[60] ADMS. 2413. Año 1627. El
Oyapock, fue muy probablemente río de la Mamora, largo afluente, en la margen
derecha, pudiera ser el Orga. El de Sale, que desemboca al este del morro, se
llama Ouassa. La bahía de Oyapock termina al este en el Cabo de Oranje.
[61] ADMS. 2410. Año 1616.
[62] ADMS. 2397. Año 1581. [63]
ADMS. 2406. Año 1606. [64] ADMS. 2407. Año 1614.
[65] ADMS. 2408. Año 1610. SRGS.
1.1496.23. [66] ADMS. 2407. Año 1614.
[67] ADMS. 2404. Año 1603. [68]
ADMS. 2415. Año 1631. [69] ADMS. 2399. Año 1585. [70] ADMS. 2402. Año 1591.
[71] ADMS. 2399. Año 1585. [72] ADMS. 2406. Año 1605. [73] ADMS. 2407. Año
1607. [74] Ibídem.
[75] ADMS. 2407. Año 1609. [76]
ADMS. 2406. Año 1604. [77] ADMS. 953. Año 1608. [78] ADMS. 2407. Año 1614. [79]
ADMS. 2406. Año 1605. [80] ADMS. 2411. Año 1619. [81] ADMS. 2412. Año 1625.
[82] ADMS. 2415. Año 1632. [83] ADMS. 2417. Año 1637. [84] ADMS. 2418. Año
1639. [85] ADMS. 2418. Año 1639.
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