Francisco García-Talavera Casañas
Durante el Cuaternario hubo
épocas de intenso frío en las que Fuerteventura, Lanzarote y el
Archipiélago Chinijo formaban una gran isla, a la que bautizamos hace
unos años con el nombre de Mahan, antropónimo con el que se conoció a un
gigante de Fuerteventura, de más de 2 metros. Este coloso, durante la
conquista normanda, trajo de cabeza y causó grandes estragos en las
huestes bethencourtianas, hasta que lo mataron.
En el último de esos periodos fríos, en los que el
nivel del mar estaba mucho más bajo, y que acabó hace tan sólo 11.000
años, nuestra gran isla distaba del continente 60 kilómetros, hoy 95, y
con toda probabilidad los pueblos paleolíticos que habitaban el litoral
de Tarfaya veían con claridad una tierra en el mar que les llamaría
tanto la atención, que a lo mejor se decidieron a cruzar el charco en
algún momento adecuado ¿Y quien sabe si lo lograron?
Los historiadores de la Antigüedad, Plutarco y
Plinio, alababan las excelencias del clima y la naturaleza de las "islas
de los bienaventurados" o "afortunadas", cuyas costas en ocasiones se
tornaban pestilentes por las bestias que allí el mar arrojaba.
Posiblemente estaban hablando de las grandes concentraciones de la foca
monje (Monachus monachus) conocida como lobo marino y de los
cadáveres de cachalotes y otros cetáceos varados por causas naturales,
en algunos puntos de nuestras islas orientales, de los cuales procede el
preciado ámbar gris que, en ocasiones, se encontraba en sus playas.
Pues bien, hace tan sólo unos días tuvo lugar una
catástrofe ecológica en esas aguas, provocada -hay informes científicos
contundentes- por las recientes maniobras de la armada española
"Neotapón 2002", en las que participaron algunos navíos invitados de
otros paises de la OTAN. Y fue precisamente, casualidad del destino, el
destructor norteamericano "Mahan", dotado con un potentísimo sonar
experimental de gran alcance y amplia gama de frecuencias, el principal
causante de los derrames cerebrales y posterior varamiento y muerte de,
al menos, 12 zifios, un tipo de cetáceos rarísimos, que tiene en las
aguas profundas canarias uno de sus principales santuarios en nuestro
planeta.
La prepotencia habitual (recordemos su célebre "manda
huevos") le llevó a decir al señor Trillo, actual ministro de Defensa,
en su comparecencia en las Cortes, que los expertos de la OTAN no habían
observado ninguna relación causa-efecto de las maniobras con la muerte
de los cetáceos, además de tachar de "panfletaria" la documentada
pregunta de la diputada canaria Mª del Mar Julios.
Señor ministro, usted, el almirante en jefe y demás
altos responsables de las funestas maniobras deben saber que, además del
daño irreparable causado a los zifios, y debido a la falta de
información previa que les caracteriza sobre el patrimonio natural y
cultural del escenario de sus "juegos de guerra", han escogido para
desembarcar cientos de soldados, lanchas anfibias, carros de combate y
todo tipo de vehículos pesados, la playa de Matas Blancas, localidad
majorera donde se sitúa el mejor yacimiento paleontológico de Strombus bubonius
de Canarias, fósil característico del Cuaternario que ya no vive en
nuestras aguas. Este importante yacimiento está considerado por nuestra
ley de Patrimonio como Bien de Interés Cultural y, por lo tanto,
merecedor de la máxima protección. Lo lamentable es que hechos como éste
se vienen repitiendo desde los años 80, en los que se han visto
afectados importantes yacimientos arqueológicos como, en este caso, la
célebre Pared que dividía en dos la Fuerteventura de los mahos.
Ustedes, afortunadamente por los tiempos en que
vivimos, se verán obligados a cambiar la soberbia e intransigencia de
que hacen gala, por explicaciones convincentes y disculpas a la sociedad
canaria y a las organizaciones ecologistas de todo el mundo por el
desastre medioambiental que han causado, y no seguir amenazando con
nuevas maniobras. De acuerdo que son necesarias, pero, por favor,
busquen otros escenarios menos vulnerables para sus batallitas y
recuerden que Canarias dijo NO a la OTAN.
* Paleontólogo
** (Publicado en el 2002)
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