Salvador González Vázquez
Resumen: El sistema caciquil
forjado por el Partido Conservador se quebranta entre 1895 y 1936. La oposición
al Caciquismo, durante esta etapa, estuvo protagonizada por Republicanos y
Liberales, a quienes, en la década de los treinta, se añadieron los Marxistas. La oposición a la oligarquía
conservadora in sular conectó con las demandas opulares, cuando las crisis
económicas que se sucedieron, durante
este periodo, se vieron empeoradas por el cierre de la salida emigratoria hacia
América.
Palabras clave: Caciquismo,
Cambio, Emigración, Republicanismo, Marxismo, Isla de La Palma.
Abstract: The caciquil system built by the
Conservative Party shattered between 1895 and 1936. Throughout this period, the
opposition to Caciquism was mainly sustained by Republicans and Liberals, whom,
during the thirties, the Marxists joined. The opposition to the island
conservative oligarchy connected with
the popular demands, when the economic
crises that happened, during this period, worsened by the closing of the
migratory exit towards America .
Key words: Caciquism, change,
migration, republicanism, marxism, La
Palma.
INTRODUCCIÓN
El desmoronamiento paulatino del
edificio caciquil gestionado por el
Partido Conservador, durante el primer tercio del siglo XX, se aceleró en tres
momentos: la Guerra
de Cuba, la Primera
Guerra Mundial y la II República. En estos periodos, la depresión
económica y la interrupción de la emigración, hicieron que amplios sectores de
la sociedad volvieran sus esperanzas a las alternativas propuestas por los
republicanos y los marxistas isleños.
El sistema caciquil estaba
dirigido, durante la
Restauración , por una minoría de terratenientes, adscrita al
Partido Conservador. Los grandes propietarios conservadores disponían de un
extenso dominio sobre la población, gracias a los puestos de trabajo que
distribuían, a través de sus posesiones, y mediante los favores y los empleos
que concedían, desde las instituciones públicas que administraban1. En La Palma , el problema radicaba
en que la economía, basada en una agricultura dualexportación y tradicional no
generaba puestos de trabajo, ni subsistencias baratas para todos los
habitantes2. Esta deficiencia del sistema productivo palmero era resuelta por
medio del recurso a la emigración3. El intenso éxodo originado daba salida al
excedente de mano de obra que no lograba asimilar la economía, consiguiendo que
el malestar no se convirtiese en conflictividad social 4.
A pesar de que el funcionamiento
de la estructura económica insular, administrada por la oligarquía
conservadora, sujetaba a la pobreza a un sector amplio de los campesinos y los
obreros, la sociedad palmera de finales del siglo XIX y principios del siglo XX
se mostraba pasiva, debido a una serie de circunstancias que amortiguaban la
conflicti- vidad que pudiera generar el descontento social. De este modo, el
esfuerzo proselitista de las asociaciones republicanas reformistas no hallaba
respuesta decidida en la población más perjudicada por la incapacidad económica
del armazón caciquil5.
En primer lugar, porque las
clases populares preferían la emigración a la lucha contra el Caciquismo. La
emigración, con una tradición de siglos en La Palma , se erigía como la mejor posibilidad para
remediar sus privaciones y cambiar de fortuna. De paso, las esperanzas que la
aventura americana suscitaba entre los isleños relegaban la opción de la
rebeldía. Es este sentido, es interesante la descripción que nos deja el
emigrante pal- mero Felipe Lorenzo sobre los sueños que engendraba América:
“Hubo un tiempo en que América, y
particularmente Cuba, era un tema constante de conversación en ciudades,
pueblos y aldeas de Canarias. Pocas, muy pocas familias había que no tuviesen
un tío, un hermano, o un pariente en ultramar. Cuba venía a ser para los
canarios la tierra de promisión por excelencia.
Allá marchaban los Jóvenes, después de oír hablar tanto de América,
repletos de esperanzas e ilusiones.”6
Durante las décadas finales del
siglo XIX y los primeros años del siglo XX, emigrantes retornados de América
con ahorros pudieron comprar terrenos y acceder a la condición de propietario7.
Así, la sindicación y la regeneración democrática se concebían como objetivos
demasiados inciertos o lejanos, más cercana, a pesar de la distancia a Cuba,
era la emigración para una población habituada a cruzar el Atlántico.
En segundo lugar, amplios
sectores de la sociedad insular percibían el cacique como una instancia
benefactora, preocupada por atender a las familias fieles integradas en sus clientelas8. Jornaleros, campesinos y
arrendatarios correspondían a este patrocinio sirviendo al Cacique. Esta relación,
a pesar de ser jerarquizada, era entendida como recíproca y conllevaba lazos
sentimentales como el agradecimiento, el
respeto a un compromiso, el orgullo de pertenecer a una Casa con prestigio,
etc. Semejantes ligaduras daban cohesión a las clientelas y proporcionaban
consistencia al Caciquismo. Sin olvidar que, desde un punto de vista práctico,
para muchos habitantes de La
Palma , contarse en las clientelas de un Señor era un medio
más efectivo para asegurar la subsistencia que afiliarse a las organizaciones
sindicales. Como describía la prensa de la época, los deudos del cacique eran
personas «que obligadas por las necesidades de la vida, u obedeciendo a la
antigua rutina que creen un deber, dicen
ser de fulano o de zutano»9. Este
porcentaje extenso de la población campesina y obrera, en su mayoría,
analfabeta, concebía el mundo a través de una visión jerarquizada de la
sociedad que permanecía impermeable a los análisis que aportaban las ideas
surgidas de la
Revolución Francesa y que mantenía a los sectores populares
alejados de la participación política10. Un «velo de perniciosos prejuicios»
que, a criterio de los sin- dicalistas de los años treinta, «envolvió en las
tinieblas a nuestros antepasados»11. Por añadidura, el Caciquismo se asentaba
en un medio donde el analfabetismo estaba muy extendido. Este fenómeno
implicaba un distanciamiento de los trasfondos
políticos, sociales y económicos que favorecía al discurso del
patronazgo y a la cultura de la sumisión12. Por eso, los republicanos y los marxistas consideraron que la elevación de los
niveles educativos era el camino adecuado para introducir entre los
trabajadores las ideas derivadas de la Ilustración. Sobre esta capa de cultura,
enraizaría, posteriormente, el mensaje
difundido por la minoría progresista de la sociedad.
En tercer lugar, el poder
caciquil disponía, para afianzar el orden conservador, de varia- dos resortes
coactivos, encabezados por los que proporcionaba el estado. En efecto, el
entramado represivo laboral, legal, institucional y moral desalentaba el enfrentamiento. Por un
lado, los patronos tenían la sartén por el mango a la hora de prescindir de
cualquier trabajador como represalia a una determinada conducta laboral,
personal o política13. Por otro lado, la autoridad moral de la Iglesia sobre una parte de
los isleños impelía a resignarse ante los avatares de la fortuna y a respetar
el ordenamiento vigente14. Además, la
disuasión ejercida por la actividad de las fuerzas de la Guardia Civil y por
la presencia del Batallón de Infantería destacado en La Palma era efectiva y hacía
evidente el respaldo gubernamental15.
En cuarto lugar, el «espíritu de compromiso» estaba muy
extendido e inhibía los impulsos de rebeldía16. Los pueblos de la Isla con un mayor número de
habitantes rondaban los 7.000 habitantes, de modo que los lazos familiares y de vecindad eran estrechos. También las
empresas solían ser pequeñas y el contacto entre el patrono y los trabajadores
era cercano, incluso, en muchos casos, el propietario y sus empleados trabajaban
en el mismo taller o en la misma obra, codo con codo. De forma que, se le
contemplaba más como compañero de oficio que como miembro de un estrato social
antagónico. Simultáneamente, el sistema caciquil propiciaba la construcción de
una red de compro- misos a través de la distribución de empleos, de
arrendamientos, de préstamos, de favo- res o de la vinculación a la trama de la
corrupción17.
Por último, como observaba el,
entonces, joven militante republicano José Miguel Pérez, la frustración
provocada por la imposibilidad de lograr el cambio soñado y el sufri- miento
causado por el arduo esfuerzo a que obligaba la supervivencia cotidiana
encontra- ban desahogo en la queja y refugio en el olvido que procuraba el
placer: «todo el mundo llora su dolor
quejándose, bebiendo, jugando…». En su
opinión, buena parte de la sociedad pal- mera, en especial la juventud, optaba
por «dulcificar el dolor de nuestras
vidas, el dolor de nuestra miseria viviente,
por el bajo optimismo de los
placeres, vaporoso ideal de una felicidad sin realidad positiva en el campo de
la vida (…) Insensatos buscamos en los vicios el placer del olvido». A su
juicio, este extendido fenómeno social dejaba a la Isla «sin energías»18.
Sin embargo, en La Palma , entre 1895 y 1936, se
sucedieron tres intervalos en los que un momento de depresión económica grave
coincidió con el cierre prolongado o con un encogimiento del canal emigratorio,
conjunción que daba lugar a que el desempleo se acumulara en la Isla. Estos momentos
fueron los años de la Guerra
de Cuba, de la Primera
Guerra Mundial y de la Depresión de los años veinte y treinta. En estos
periodos, el sistema caciquil era puesto en evidencia, al no poder atender las
necesidades de los habitantes de La Palma. El malestar se acrecentaba, entonces, en
el reducido espacio insular y los sectores más agobiados por las penurias
económicas incrementaban su receptividad
a los discursos alternativos que se alentaban desde el conjunto progresista de
la sociedad: republicanismo, socialismo y, durante la II República , el
comunismo.
La oposición al caciquismo pugnaba, entonces, por desplazar
el discurso de la sumisión propio del caciquismo por los conceptos derivados de
la Ilustración :
libertad, igualdad, solidaridad… Es decir, que cuando las necesidades
materiales de los habitantes no eran resueltas por el sistema político al que
se vinculaba la estructura económica, los discursos alternativos eran capaces
de presionar al tradicional y erosionar lentamente la estructura política y
social.
4.1. LA GUERRA DE CUBA (1895-1905)
En el primero de los periodos, entre 1895 y 1905, la guerra
de independencia cubana provocó el cierre emigratorio. La situación de La Palma , tal y como la
describía la prensa capitalina, en el año 1897, se tornó depresiva.
“Continúa la aflictiva situación
de esta Isla a consecuencia de la prolongada
y terrible sequía… (La sequía) ha concluido con todas la cosechas,
pudiendo decirse con seguridad, que se han perdido totalmente… Y si a esto se
añade el alza que han sufrido los artículo de primera necesidad, la
paralización completa del trabajo, la desgraciada situación de Cuba de donde ya
no pueden mandar nuestros paisanos las economías de su honrado trabajo,
principal recurso que antes teníamos para sobrellevar las enormes cargas que
pesan sobre nuestros pueblos, y atender a las principales necesidades de la
vida; adonde tampoco pueden emigrar los palmeros a buscar el jornal que no
encuentran en su país...”19
Ante esta circunstancias, en
1900, la prensa progresista proponía a los obreros la sin- dicación como
alternativa a la marcha al Caribe: «vosotros obreros que sucumbís luchando por
la existencia lejos del pueblo natal, no abandonéis ese pueblo, agrupaos en él
como la necesidad os agrupó a bordo del
trasatlántico: agrupaos los unos a los
otros»20. A continuación, alentada por
los medios republicanos surgió la Asociación Gremial de Obreros de La Palma (1902), salió a la
calle el periódico La Voz
del Obrero (1902), se celebró la primera manifestación del 1 de mayo en la Isla (1902) y se organizó la Unión Republicana
(1903), liderada, desde entonces y hasta 1936, por el abogado Alonso Pérez
Díaz. Como escribía el periódico republicano El Fiscal: «la semilla de la
agremiación obrera ya está echada; falta ahora que germine y que la nueva planta
se desarrolle al calor de los nuevos ideales … a fin de que bajo sus
copiosas y fuertes ramas, vengan en su día todos los artesanos y obreros
palmeros, rotas ya sus cadenas, a cantar el himno grandioso de la libertad y del
trabajo»21.
Esta ebullición afianzó al
conjunto progresista de la sociedad palmera. Sin embargo, la reapertura de la
salida a Cuba, al calor de la recuperación de su economía, y la activa- ción de
las defensas conservadoras permitió al
sistema caciquil mantener su armazón22. En efecto, a partir de 1900, la prensa
republicana dejó constancia de la recuperación de la válvula migratoria: «a nadie se le esconde la corriente de
emigración que con destino a la
Gran Antilla existe
entre nuestros compatriotas, al extremo que la Isla de La Palma es la Isla del Archipiélago que
mejores sobordos está dando a la Compañía Trasatlántica »23.
Por otro lado, pronto, el colectivo progresista de la sociedad palmera comprobó
que los patronos conservadores procuraban obstruir los intentos movilizadores
del incipiente sindicalismo palmero: «el caciquismo aquí amenaza con todo: al jornalero con despedirle del
trabajo, al artesano con retirarle la clientela y hasta el crédito, al
dependiente con mandarle a paseo, al empleado con la cesantía»24. En los años
siguientes, el Partido Conservador no dudó en valerse de todos los resortes que
le proporcionaba su relación con el gobierno central para anular, por dos
veces, unas elecciones municipales que había perdido en la Capital de la Isla , ante la candidatura unida de liberales y republicanos. En 1908,
el Partido Conservador, resuelto a afianzar su poder, debilitó al
conjunto progresista de la sociedad palmera, mediante un acuerdo con un amplio
sector del Partido Liberal, a quien ofreció participar en el gobierno insular a
cambio de integrarse en el Caciquismo dominante25. El llamado “Pacto”, entre
Conservadores y Liberales históricos, prolongó el orden caci-
quil, durante los años siguientes.
Las repercusiones de la Primera Guerra
Mundial y una dura Posguerra envolvieron a La
Palma en un nuevo tiempo de
penurias26. El Diario de La
Palma describía así la situación: “paralizado el comercio,
perjudicada la agricultura, sin trabajo las muchísimas familias que atendían a
sus necesidades con la industria del bordado; paralizadas también las obras del
puerto, aquí se presenta, con carácter muy agudo, por cierto, el problema de
las subsistencias, tanto más, cuanto que
la plaza se halla desprovista de mercancías y los pedidos no se atienden y los
precios se elevan rápidamente.”27
En estos años, la emigración ya
no pudo sostener a la economía insular. Primero, porque la crisis era de tales
proporciones que, a pesar de la intensidad del éxodo protagonizado por los
palmeros, no era bastante para dar salida al exceso de mano de obra
acumulada28. Segundo, porque, además, la emigración se vio interrumpida o
reducida en varios lapsos de tiempo durante 1914-1915 y entre 1918-1921, a
causa de la crisis inicial de la economía cubana, de la guerra submarina en el
Atlántico, de las restricciones impuestas a los puertos canarios con motivo de
la epidemia de gripe española que alcanzó el Archipiélago y de la nueva crisis
que el hundimiento de los precios del azúcar y el tabaco provocó en la economía
de Cuba29.
La oposición republicana
galvanizó el descontento social generado. En 1914, se fundaron la Juventud Republicana
y su órgano de prensa, Oriente. Precisamente, Oriente, refería que, «en
apenas dos años escasos de constituida la Juventud Republicana , es, hoy por hoy, quizás la asociación más
entusiasta y numerosa de la localidad». El periódico explicaba que el discurso
alternativo de los republicanos encontraba una audiencia mayor debido «al
prestigio de las ideas democráticas, a
favor de cuya causa hemos visto correr a agruparse a una masa de indiferentes,
de desalentados, de esclavos a un tiempo de la miseria y del poderío absorbente
y pernicioso del caciquismo». Por el contrario, el Caciquismo tradicional,
desacreditado por no atender las demandas de buena parte de la población,
sufría un deterioro considerable: «esas falanges constituidas por paniaguados y cínicos de la peor jaez,
hechuras de caciques, se hunde abrumados
por el desprestigio». El periódico
republicano insistía en que la población,:
“mejor que nosotros, habrá podido apreciar la diferencia de
criterio y de conducta, la alteza de miras en que se inspiran nuestros actos y
la ventaja que al estar a nuestro lado les asegura, comparativamente con la ruin tutela de los sayones, de los que
medran montados sobre las espaldas del pueblo…no es dudosa la elección
repetimos entre esos envilecidos y perniciosos partidos dinásticos,
sanguijuelas del pueblo, y nosotros”30.
Alentados por los republicanos,
miles de ciudadanos manifestaron su protesta, en varias ocasiones,
recorriendo las vías más importantes de la Capital y de otras
localidades de La Palma 31.
Tras la conclusión de la
Contienda , la
desafección al orden conservador se prolongó con el surgimiento de varios
gremios obreros (tabaqueros, panaderos, dependientes, jornaleros agrícolas…)
que protagonizaron algunos conflictos laborales hasta la instauración de la Dictadura del General
Miguel Primo de Rivera32. El periódico Rebeldía exponía las razones que
incentivaban el asociacionismo obrero en aquella coyuntura: «¿por qué ha de ser
una utopía esta organización en La Palma ?», - preguntaba-
cuando era «necesaria» por ser un país «sumamente pobre» y sus habitantes no
poseían «ni medios para emigrar»33.
A pesar de esta creciente
movilización, los republicanos reiteraban sus quejas de que una parte
considerable de los palmeros dañados por la crisis permanecía sumida en la
pasividad: «veinte generaciones de agiotajes, dolos, falsías y contubernios nos
han dejado el alma enteca y contrahecha, recibiendo en herencia de nuestros
mayores toda la cobardía de esclavos sin
ideales, ni protestas y toda la indignidad de adulones incorregibles y sin
pudor»34. Nuevamente, la marcha a Cuba se abría como la vía preferida para
escapar a la miseria, a pesar de que, durante estos años, se interrumpió varias
veces el flujo humano hacia el Caribe y resultó complicado recibir las remesas
e los emigrantes. «Cada año que pasa -recogía la prensa insulares mayor el
contingente de emigrantes canarios que marchan a la Gran Antilla en busca
de trabajo. No es exage- rado afirmar
que en diversas crisis económicas por que ha atravesado este país, con
dinero cubano ha podio resolverse la situación»35. Así, entre 1911 y 1920, los
saldos migratorios tuvieron un balance negativo superior a las 4.300
personas36. Por otro lado, el Caciquismo Conservador mantenía su consistencia
en La Palma. Así ,
uno de los colaboradores del periódico Oriente se refería a los trabajadores
«mansos, los humildes, los que someten
su voluntad, los que hacen sus
peticiones de rodillas y con el sombrero en la mano; en suma, los que no tienen
ideas propias y se dejan embaucar y
explotar por ciertos apóstoles». En su opinión, la mayoría de los campesinos y
obreros de su pueblo estaban tan «castrados de voluntad y acción, que jamás se permiten tener otras ideas que las que sus amos o el
cura les señalen»37.
4.3. DE LA CRISIS CUBANA A LA GUERRA CIVIL ESPAÑOLA
(1925-1936)38.
Desde principios del siglo XX, en
Santa Cruz de La Palma
existía un empresariado de arraigadas convicciones republicanas que mantenía
una importante bolsa de trabajadores y que financiaba entidades políticas y
culturales difusoras de sus valores progresistas.
Posteriormente, a partir de la I Guerra Mundial, se
crearon sindicatos obreros que se mantuvieron atentos a la evolución ideológica
internacional y sensibles a los avatares económicos que condicionaban la vida
de los trabajadores. A estas brechas en el edificio caciquil, se añadió, en los
años veinte, la aparición de un contingente considerable de las nuevas
generaciones que, paulatinamente, se desgaja de la órbita caciquil, al no
depender de su patrocinio para obtener medios materiales de vida. En efecto,
los caciques conserva- dores arrendaron sus propiedades más importantes a
empresas exportadoras y, por tanto, ya no cedían tierras con las que subsistir;
tampoco ejercían como distribuidores de empleos, función que habían sido
delegada a compañías extranjeras como Fyffes Limited; ni podían distribuir
favores al ver menguada esa facultad por la pérdida de algunos organismos
insulares de gobierno, tras la arribada de la Dictadura del general
Primo de Rivera con un mensaje anticaciquil bajo el brazo. El pensamiento de
muchos de estos jóvenes, se construyó, entonces, en escuelas particulares y
públicas, donde maestros progresistas vertían una serie de conceptos que ponían
en tela de juicio las concepciones
procedentes de la cultura derivada del Caciquismo.
Entre 1925 y 1936, el horizonte cubano
volvió a cerrarse, debido a que la crisis provocada por el hundimiento de los
principales factores productivos de la isla caribeña (azúcar y tabaco) fue
acentuada por la ulterior arribada de la depresión mundial de los años treinta.
Los palmeros percibieron, entonces más que nunca, que debían lograr la
supervivencia económica en su tierra natal. La conciencia de esta necesidad fue
la causa principal del surgimiento de una tercera fuerza política y social en La Palma : el Movimiento
Obrero39. Así, en 1930, los jóvenes marxistas integrantes del Grupo Espartaco
crearon la Federación
de Trabajadores de La Palma
y su órgano de prensa sobre la base de los gremios obreros provenientes de la I Guerra Mundial que
habían perdurado bajo el gobierno del general Primo de Rivera.
La percepción de que era
apremiante relanzar la economía en el territorio insular constituyó, también,
la base del Consenso favorable a la llegada de un régimen republicano que se
articuló entre Liberales, Republicanos y Sindicalistas marxistas, en los
momentos finales de la
Dictadura militar. Los sectores provenientes del conjunto
progresista de la sociedad palmera estimaron que el nuevo régimen traería el
reconocimiento de las libertades y los derechos ciudadanos, estabilidad al País
y, algo fundamental, el patrominio de un
gran plan de obras públicas carreteras, túnel de La Cumbre , desarrollo del puerto
capitalino que combatiría el desempleo en la Isla. De este modo, las
esperanzas depositadas en una democracia reformista soldaron al colectivo
progresista de la sociedad palmera en un Consenso capaz de recibir al régimen
republicano en abril de 1931 y de garantizar su asentamiento posterior en el
medio insular.
Sin embargo, a lo largo del
periodo republicano, el plan de obras públicas diseñado para La Palma no fue suficiente para
sostener la economía insular, de modo que el desempleo creció hasta superar los
5.500 parados. El deterioro de la situación económica invalidaba el expediente
que las clases altas conservadoras desplegaron para mantener el control social
durante décadas y, a la vez, frustraba las ilusiones confiadas a la República 40.
La crisis económica y la pérdida
del respaldo gubernativo agrandaban las grietas del embalse caciquil
conservador que se vaciaba, sobre todo, porque las nuevas generaciones
continuaban escapándose a la influencia de sus concepciones. Los jóvenes
nacidos en las dos primeras décadas del siglo XX pasaron a depender, durante
la II República ,
de unos sindicatos que proporcionaban trabajos por turno entre sus afiliados.
De este modo, el pensamiento de las gene- raciones recién llegadas a la
palestra pública se formó, también, en
el seno de los gremios obreros, donde se impartían clases para adultos, se
organizaban reuniones para comentar libros marxistas y se combatía la
influencia de la Iglesia y al Caciquismo
desde las páginas de su órgano de prensa: Espartaco. Uno de los dirigentes
sindicales palmeros de aquellos años apreciaba el contraste entre las
generaciones anteriores, marcadas por el discurso del caciquismo, y la juventud
que se abría a la revolución. A su juicio, los jóvenes palmeros se habían
«asomado ya a los umbrales de un mundo nuevo y eran un tanto conscientes de sus deberes y derechos».
Estaban, por tanto, libres «de los
perniciosos prejuicios y del ambiente putrefacto y malsano que envolvió en las
tinieblas a nuestros antepasados, que soportaron ciegamente cubiertos con el
velo de un servilismo espeluznante, el ignominioso, horripilante y lascivo
caciquismo sotomayorista». Eran estos jóvenes, quienes tenían que rescatar a
sus mayores, a «sus progenitores», del
discurso caciquil que les atenazaba, explicándoles el significado «del régimen
burgués capitalista», de la «explotación del hombre por el hombre, del
favoritismo de la burguesía, de lo que significó su pasado servil e ignominioso»,
en fin, de «todas las injusticias y arbitrariedades de las que hemos sido víctimas» 41.
La situación empeoró para la
antigua oligarquía de la
Restauración , ahora integrada en la Derecha insular, cuando la
compañía exportadora inglesa Fyffes Limited permitió que expirasen los
contratos de arriendos que había firmado hacía quince años. Las tierras cedidas
volvieron a ser explotadas directamente por los mayores propietarios, dejan do
a los terratenientes conservadores en una situación comprometida, porque quedó
en evidencia su incapacidad para abastecer de empleos y arriendos a una Isla en
crisis, cuyas salidas emigratorias estaban cegadas. Muchos jornaleros y
campesinos quedaron fuera de las posibilidades
de atención que les permitían sus medios económicos, de modo que, a las
redes clientelares les fueron apareciendo descosidos cada vez más grandes,
sobre todo, en las zonas de mayor densidad obrera. El semanario obrero
Espartaco dejaba constancia de este proceso:
“Todos aquellos incautos, a
quienes el cacique o sus satélites les habían prometido, mediante el voto,
empleos, viviendas, trabajo, etc., etc., hoy, cumplidos ya los arriendos a
Fyffes Limited y vueltos los terrenos a su poder, los hambrientos forman cola
frente a la puerta de espera del referido cacique, y establece un riguroso
turno para ir, sombrero en mano, servilismo en los gestos y ademanes de
reverencia, a recabar del señor el ofrecimiento prometido. Pero como son
centenares los solicitantes y muy pocas las ocupaciones, ese equipo de descontentos, víctima de la
eterna engañifa, sale a la calle poniendo el grito en el cielo y llenando el
ambiente de murmuraciones sin cuenta.”42
A continuación, el descollante
sindicato Oficios Varios de Tazacorte, hegemonizado por la tendencia comunista,
brindaba a las clientelas de obreros y de campesinos una nueva salida al
caciquismo incumplidor:
“Los jóvenes y aquellos que sin
serlos sientan anhelos de redención y de justicia, tienen aquí una maravillosa
oportunidad que aprovechar. Con nuestro esfuerzo y la enseñanza que terminan de
recibir esos compañeros de trabajo, no
será muy difícil atraerlos hacia nosotros.”43 que nosotros éramos trabajadores,
de que debíamos unirnos y de que el
sindicato lucharía por defender los
derechos de los trabajadores. El 85% de los trabajadores de Tazacorte en esos
años eran analfabetos y nunca habíamos pensado en estas cosas, pero
entendimos que las ideas que ellos nos
presentaban encajaban con lo que ocurría en nuestra realidad. En unas charlas
que daban y que se denominaron “lecturas comentadas”, ellos nos explicaban sus
ideas y nos insistían fervientemente en que nos instruyéramos, en que
aprendiéramos a leer y a escribir, y en que, después, nos suscribiéramos a
periódicos y a revistas, compráramos libros, etc. Y así fue, empujados por los
consejos de los comunistas de la Agrupación Obrera y Campesina, como los
trabajadores de Tazacorte consumimos
mucha lectura en las librerías del pueblo. Fue una auténtica explosión durante
aquellos años»
El entramado caciquil cedía ante
la presión del marxismo. Pero, a la vez, las organizaciones obreras se
desligaron del consenso republicano para poner sus miras en una Revolución que
siguiese el modelo soviético. «Convencerse,decía
Espartaco de que el régimen capitalista, ni ninguno de sus gobiernos, más o
menos demócratas, son capaces de
liberarles del yugo del paro forzoso»44. La solución no la iba a traer una
Cuba, ya muy lejana, ni la abortada campaña de obras públicas financiada por la República , sería la
abolición de la propiedad privada y el reparto de riqueza, inherentes a una
revolución obrera, quienes procurarían el remedio para las privaciones del
proletariado. El movimiento obrero se desmarcaba de la II República y se
ofrecía, a través de su programa expropiador y mediante su gestión laboral,
para proporcionar a las clases populares
los trabajos que antes otorgaba el gran propietario o prometía la
emigración.
Durante estos años, se produjeron
multitudinarias celebraciones del 1º de
mayo, in- tensos conflictos laborales como los protagonizados por los
jornaleros agrícolas, los tabaqueros, los obreros portuarios, o los
trabajadores de las obras públicas y un notable crecimiento de las
organizaciones de izquierda en los comicios generales y municipales.
En las vísperas electorales de
febrero de 1936, el consenso entre republicanos y mar- xistas volvió a
recomponerse en torno al programa reformista del Frente Popular. El triunfo de
las candidaturas de izquierda, a nivel
nacional, unido al importante aumento de los sufragios en la Isla con victorias en la Capital , así como en los
municipios de Tazacorte, Barlovento y Garafía dieron al Bloque Popular el
control de los órganos insulares de gobierno. Al estallar la Guerra Civil , el 18
de julio de 1936, la oposición al golpe de estado reafirmó el consenso entre
las fuerzas obreras y las republicanas.
Esta alianza contuvo la sublevación y permitió mantener a La Palma republicana hasta que
se produjo el desembarco de refuerzos militares partidarios de la insurrección,
una semana después.
5. CONCLUSIÓN.
Con el golpe de estado de julio
de 1936, entra en juego un factor externo que interrumpe el proceso de cambio:
los sectores perjudicados por las reformas del régimen republicano reaccionan
y, tras sublevarse contra el Gobierno y apoderarse del Estado, erigen una
Dictadura Militar. Hasta ese momento, el Estado había sostenido el Caciquismo
Conservador durante la
Restauración y, por el contrario, había potenciado el cambio
durante los gobiernos progresistas de la II República , al
apoyar al Partido Republicano y a los sindicatos obreros. Ahora, con el triunfo
del Movimiento Nacional, el Estado vuelve a garantizar el dominio del conjunto
conservador de la sociedad, mediante el ejercicio de una violencia que destroza
la corriente progresista insular. La represión, la movilización de las quintas
de 1928 a 1942 y la emigración clandestina durante la Posguerra servirán para
mantener el orden social querido por el Conjunto Conservador y vedará el cambio
pretendido por el Colectivo Progresista desmantelado.
FUENTES Archivos.
— Dirección Insular de la Administración General
del Estado. Santa Cruz de La
Palma.
— Sociedad La
Cosmológica de Santa Cruz de La Palma.
— Archivo Capitanía General de Santa Cruz de Tenerife.
— Archivo Prisión Provincial de Santa Cruz de Tenerife.
— Archivo Municipal Ayuntamiento de Tazacorte.
Prensa de la
Isla de La
Palma.
Diario de La Palma. Diario Insular.
El Fiscal. Germinal.
El Grito del Pueblo. El País.
El Tiempo. Espartaco.
Heraldo de La
Palma. La Voz del Obrero. Oriente.
Rebeldía. Tazacorte.
Verdún.
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Arte de la Ciudad
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Patronato del V Centenario, La
Palma , 1993.
Notas:
1 Son bastante esclarecedores los
artículos insertados en la prensa republicana, por ejemplo: Hagamos historia I,
Germinal, La Palma ,
9 de enero de 1909; El túnel, Oye Pueblo y Los Consumos, Tazacorte, La Palma , 16 de diciembre de
1911, 18 de noviembre de 1911 y 26 de agosto de 1911, respectivamente. También,
alude a la política caciquil de la Restauración , desde la óptica conservadora, Luis
Cobiella Zaera en su Informe sobre los sucesos ocurridos en La Palma , con ocasión del glorioso movimiento
nacional, 1936, Causa 76/36, Leg. 158, ACG. El fenómeno caciquil en La Palma es tratado por autores
como Francisco Lorenzo Rodríguez (La propiedad de la tierra en el Valle de
Aridane. Evolución y transformaciones: 1850-1930, Memoria de Licenciatura, Facultad
de Geografía e Historia de la
Universidad de La
Laguna , 1985, pp. 409 y 410.), Manuel de Paz. (Wangüemert y
Cuba (I), Centro de la
Cultura Popular Canaria, Tenerife, 1991, pp. 47-99) y Cirilo
Velázquez Ramos (El anticaciquismo de los republicanos palmeros: el caso de
Alonso Pérez Díaz. ¿Ideología o electoralismo? (1905-1936), I Encuentro de
Geografía, Historia y Arte de la
Ciudad de Santa Cruz de La Palma , Patronato del V Centenario, La Palma , 1993, p. 442 y Alonso
Pérez Díaz: un liberal para la Segunda República , 1876-1941, Ayuntamiento de
Mazo, Canarias, 1993, p. 87).
2 El examen de una economía
insular basada en la agricultura, así como de su entorno social y demográfico,
cuenta con las investigaciones de Francisco Lorenzo Rodríguez (1985, Op. cit.,
pp. 409 y 410.), de Wladimiro Rodríguez Brito (La agricultura en la Isla de La Palma , Instituto de estudios
canarios, Tenerife, 1982 y La agricultura de exportación en Canarias
(1940-1980), Consejería de Agricultura, Ganadería y Pesca, Gobierno de Canarias, Tenerife, 1986) y de José León
García Rodríguez (La población del Valle de Aridane en La Palma , Secretariado de
Publicaciones de la
Universidad de La
Laguna , Tenerife, 1983 y Emigración y Agricultura en La Palma , Cabildo Insular de La Palma , La Palma , 1992). A estas obras
debemos agregar los informes anuales que el cónsul inglés en La Palma remitía a sus
superiores, reunidos en dos tomos por Francisco Quintana Navarro (Informes consulares británicos sobre Canarias,
1856-1914, Vol. II, Centro de
Investigación Económico y Social de la
Caja de Canarias, Madrid, 1992).
3 GARCÍA RODRÍGUEZ, J.L.:
1983, Op. cit., p. 87 y CARNERO LORENZO, F.:
“Las inversiones de los emi- grantes. La Palma , 1870-1936”, en Anuario de Estudios
Atlánticos, Patronato de la Casa
de colón, Las Palmas, 2002, pp. 486-487. Haciendo memoria, José Pérez Vidal
recordaba que en los primeros años de este siglo «en los campos, en esa época,
no había más que ancianos, niños y mujeres. Todos los hombres con posibilidades
de trabajo estaban en Cuba» (López, E. y López Cea, A.: José Pérez Vidal. Entrevistas sobre su vida, Excmo. Cabildo de
Santa Cruz de La Palma ,
Madrid, 1987, p. 17). El siguiente análisis, perteneciente a un estudio
realizado sobre el Valle de Aridane, es extensible a toda la isla: «El Valle
tuvo una deficiencia crónica de cereales
panificables, que fue suplida en parte por el cultivo del millo o maíz, en
regadío o secano. Así la emigración se convertía en una solución al grave problema de la falta de recursos. Cuba fue durante décadas el lugar en el que los
isleños buscaron lo que el Archipiélago
no podía ofrecerles o sus estructuras
socioeconómicas les negaban.» (GARCÍA RODRÍGUEZ, J.L.: 1983, Op. cit., p.
88.)
Por su parte, Fyffe Miller,
vicecónsul inglés en La Palma ,
calificaba a la emigración hacia América
(Cuba y Argentina) de las primeras décadas del siglo como ininterrumpida y
creciente (Francisco Quintana Navarro.
1992, Op. cit., p.
843.) Sobre el fenómeno
migratorio en Canarias, ver también: MACÍAS
HERNÁNDEZ, A.: La migración canaria,1500-1980, Ediciones Júcar,
Barcelona, 1992; GALVÁN TUDELA, J.A.: “De
Canarias a Cuba (1875-1930): Causas de la emigración el viaje y los
asentamientos”, en GALVÁN TUDELA, J.A.:
Canarios en Cuba. Una mirada desde la antropología, Cabildo de Tenerife,
Tenerife, 1997, pp. 24 y 25; y HERNÁNDEZ
GONZÁLEZ, M.: Canarias: la emigración, Centro de la Cultura Popular
Canaria, Tenerife, 1995.
4 En 1920, el Diario Insular
recogía: «no es exagerado afirmar que en diversas crisis económicas por que ha
atravesado este país, con dinero cubano
ha podido resolverse la situación. Son
muchos los millones que de Cuba vienen». La riqueza de Cuba y sus relaciones con Canarias, Diario
Insular, La Palma ,
22 de julio de 1920. Ver: CARNERO LORENZO, F.:
2002, Op. cit, p. 483; GARCÍA RODRÍGUEZ, J.L.:
“Las consecuencias demográficas de la emigración palmera
dirigida a América en el primer
tercio del siglo XX”, en V Coloquio de Historia Canario-Americana, Cabildo
Insular de Gran Canaria, Las Palmas, pp. 673-703 y PÉREZ
HERNÁNDEZ, J.E.: “Cuba y la resistencia campesina en La Palma. El municipio de
Breña Alta (1850-1930)”, en XIII Coloquio
de Historia Canario Americana (1998), Ediciones Cabildo Insular de Gran
Canaria, Las Palmas de Gran Canaria, 2000, p. 2708.
5 Véase como ejemplos, los
siguientes jalones recogidos de la prensa opuesta al Caciquismo Conservador,
durante las primeras décadas del siglo XX:
Para el Fiscal. Movimiento Obrero, El
Fiscal, La Palma ,
30 de junio de 1901; MARTÍN PÉREZ, J.: A los obreros, Germinal, La Palma , 26 de diciembre de
1908; Un año, Diario de La Palma ,
1 de febrero de 1913; ¿Quosque
tandem?, Verdún, La Palma ,
16 de marzo de 1918.; PÉREZ PÉREZ, J. M.: Contestando a la sociedad Hijos de La Palma. Diario
Insular, La Palma ,
4 de agosto de 1920.
6 LORENZO,
F.: Cómo los conocí, Imprenta Afra, Tenerife, 1977, p. 199. Ver,
también: PÉREZ HERNÁNDEZ, J.E.: 2000, Op.
cit., p. 2709. En este mismo sentido, apunta la interesante obra de Martín
Pérez Taño sobre una familia de emigrantes palmeros durante el siglo XX (PÉREZ TAÑO, M.: Raúl, Editorial Benchomo,
Tenerife, 2003).
7 La prensa palmera aseguraba que
de Cuba «proceden las fortunas de nuestros mayores contribuyentes, sean comerciantes o propietarios rústicos...
Gracias al dinero que han mandado o han
traído los indianos, se han levantado pueblos como El Paso, Tazacorte y otros y
las fincas que fueron eriales,
donde apenas se producía centeno
se han transformado en pro ductivas huertas que el agua fertiliza». (Por
Cuba, Heraldo de La Palma ,
15 de julio de 1902). Fernando Carnero Lorenzo, en su investigación sobre las
inversiones de los emigrantes palmeros durante el periodo 1870-1936, concluye
que «el principal destino de los fondos
invertidos desde América en La Palma , al igual que ocurrió en el resto del
Archipiélago, fueron las operaciones inmobiliarias -compras de fincas y crédito
hipotecario» (CARNERO LORENZO, F.:
2002, Op. cit., pp. 483-503). Ver, también, LORENZO RODRÍGUEZ, F.: 1985, Op. cit., pp.
392-393; BATISTA MEDINA, J.A. y HERNÁNDEZ LÓPEZ,
N.: San Andrés y Sauces…una mirada a su pasado, Ayuntamiento de San
Andrés y Sauces, Tenerife, 2001, pp. 121 y 122. PÉREZ
HERNÁNDEZ, J.E.: 2000, Op. cit., p. 2721.
8 Todavía en los años treinta, los dirigentes del Grupo
Espartaco que impulsaban el sindicalismo en la Isla reconocían que, para conseguir su propósito,
«había que terminar en La Palma con la farsa
degradante del Benefactor Caciquil y la sumisión al mismo» (CALERO
LABESSE, J.: Historial progresivo de una época palmera. Islas
Canarias, Memorias, Inédito, México, 1974, p. 3).
9
MARTÍN PÉREZ, J.: A los obreros, Germinal, La
Palma , 26 de diciembre de 1908.
10 Desde el periódico La Voz del Obrero (1902-1904), se
abogó, con insistencia, en la necesidad de alfabetizar a la clase
trabajadora, pues, solo aumentando su
nivel de instrucción, el pensamiento de los trabajadores se haría per- meable a las nuevas ideas
difundidas desde la
Asociación obrera, permitiendo, así, desplazar a la cultura
de la sumisión y la resignación que bloqueaba las posibilidades de
emancipación. Para uno de los colaboradores de La Voz del Obrero, los
trabajadores «vegetan bajo el influjo de
seres e instituciones que, comprendiendo el influjo que tomarían las masas
pobres si se instruyeran, procuran
destruir el más débil propósito de regeneración intelectual» (Han de Idafe: A
instruirse, La Voz
del Obrero, 9 de octubre de 1902). No obstante, la esperanza también anidaba
entre los articulistas del periódico obrero: «lenta, gradualmente, la idea de
redención social, se ha ido apoderando de los cerebros oscurecidos,
envueltos por las tinieblas de la
ignorancia y condenados a perpetua barbarie…» (Reflejos de aurora, La voz del
Obrero, La Palma ,
19 de septiembre 1902. También, Transformaciones, La Voz del Obrero, La Palma , 24 de septiembre de
1902). Sobre la historia del movimiento obrero en el Archipiélago, abre una vía
interesante de estudio la obra de Jesús
de Felipe Redondo, Orígenes del movimiento obrero canario, Artemisa Ediciones,
Tenerife, 2004, pp. 219-234.
11 La historia se repite,
Espartaco, La Palma ,
3 de febrero de 1934.
12 ¡A instruirse!, La
Voz del Obrero, La
Palma , 9 de octubre de 1902; MARTÍN
PÉREZ, J.: A los obreros, Germinal, La Palma , 26 de diciembre de 1908. Para un estudio
de la prensa obrera de los primeros años del siglo XX, respecto al tema de la
instrucción, ver: MACÍAS MARTÍN, F: Prensa y nacimiento del movimiento obrero en Canarias. El caso de
La Palma ,
Ediciones Baile del Sol, Tenerife, 2001, pp. 81-87. Para un estudio de la enseñanza
y la sociedad en La Palma
hasta la Guerra Civil ,
ver: FERRAZ LORENZO, M.: La Palma : sociedad, educación y
cultura (1931-1939), Cabildo Insular de La Palma , Tenerife, 1997.
13 La prensa republicana y
obrera, durante los primeros 36 años del siglo XX, desde la Voz del Obrero (1902-
1904) hasta Espartaco
(1930-1936), hace reiteradas referencias a este fenómeno. Ver también, ACOSTA ACOSTA, V.: El correr de mis días,
inédito, Tazacorte, 1999, p. 32.
14 Fernández Álvarez, J.:
Fanático y chiflado, Oriente, La
Palma , 13 de noviembre de 1915. Recogido en
PÉREZ
HERNÁNDEZ, J.E.: 2000, Op. cit., p. 2723.
15 En este sentido, resulta
revelador la razón que el autotitulado órgano de prensa de la Asociación Gremial
de Tra- bajadores de La Palma
expone, en 1903, para cancelar la fiesta del primero de mayo: no provocar una
acción represiva (El 1º de mayo, La
Voz del Obrero, La
Palma , abril de 1903). También, es revelador el incidente
ocurrido entre los asistentes a un acto de la publicista republicana Belén
Sárraga y la Guardia
Civil que, a requerimiento de las autoridades conservadoras, disolvió el mitin (Belén
Sárraga en La Palma ,
Germinal, La Palma ,
21 de junio de
1905 y DE PAZ, M.: 1991, Op. cit., p. 94). La actuación de las fuerzas
de orden público eran, también, decisiva en muchos momentos electorales, bien
por su participación, o bien por su pasividad (DE
PAZ, M.: 1991, Op. cit., p. 87; GONZÁLEZ
VÁZQUEZ, S.: Historia de Tazacorte, Ayuntamiento de Tazacorte, Tenerife,
2000, pp.
66 y 67; El Tiempo, La Palma , 24 de octubre de 1935; PÉREZ HERNÁNDEZ, J.E.: 2000, Op. cit, p.
2714. y ARCHIVO MUNICIPAL DE SANTA CRUZ DE LA PALMA , Leg. 217,
Carpeta 2, recogido en NOREÑA SALTO, T.:
“Canarias”, en VARELA ORTEGA, J. (Dir.):
Geografía del Caciquismo en España (1875-1923), Marcial Pons, Madrid, 2001, p.
123).
16 Hacemos uso de la expresión
empleada por quien sería el dirigente obrero más destacado durante la II República , José
Miguel Pérez, a la hora de explicar las razones de la apatía de la población
palmera ante la persistencia de una situación económica desfavorable, de un
contexto social injusto y de unos
medios políticos corruptos. Concretamente, en su artículo, hablaba del
«espíritu de compromiso que domina en todas las clases sociales de este pueblo»
(PÉREZ PÉREZ, J.M.: Contestando a la
sociedad Hijos de La Palma ,
Diario Insular, La Palma ,
4 de agosto de 1920).
17Por ejemplo, ver: Para el
Fiscal. Movimiento Obrero, El Fiscal, La Palma , 30 de junio de 1901; El túnel, Oye Pueblo
y Los Consumos, Tazacorte, La
Palma , 16 de diciembre de 1911, 18 de noviembre de 1911 y 26
de agosto de 1911, respectivamente. También, La Voz Liberal : A la
opinión pública, 1 de abril de 1923, Carpeta nº 27, Leg. año 1923, Archivo
Delegación del Gobierno de La
Palma (en adelante, A.D.I.A.G.E..).
18 PÉREZ
PÉREZ, J.M.: Contestando a la sociedad Hijos de La Palma. Diario
Insular, La Palma ,
4 de agos- to de 1920. Esta idea encajaba con la mostrada desde otros sectores
de la vida insular. El periódico El Tiempo señalaba que el alcoholismo era un
mal que anidaba entre los trabajadores. Según el diario causaba estragos entre
la juventud, «embruteciéndola y dando lugar a crímenes y disgustos incesantes»
(Por los pueblos. Un programa, El tiempo, La Palma , 6 de agosto de 1928). Por su parte, el
Ayuntamiento de Tazacorte estima- ba, en 1926, «que la mayoría de los
trabajadores que residen en este pueblo, se pasan los domingos y días festivos
metidos en las tabernas y cafés, donde se gastan el jornal que ganan»(Acta de
la sesión del pleno del Ayuntamiento, 11 de agosto de 1926, Libro de actas de
sesiones, Años 1925-1927, Archivo Municipal del ayuntamiento de Tazacorte).
19 Grave conflicto, El País, La Palma , 3 de abril de 1897.
En relación con la crisis del sector tabaquero, ver: MACÍAS MARTÍN, F.: 2001, Op. cit., 109-139. También, ver: MACÍAS HERNÁNDEZ, A.M.: 1992, Op. cit., p. 153
y HERNÁNDEZ GONZÁLEZ, M.: 1995, Op. cit, p. 114.
20 La emigración, El Fiscal, La Palma , 3 de abril de 1900.
21 Propaganda obrera. Lo que
queremos, El Fiscal, La Palma ,
7 de noviembre de 1901.
22 Para el estudio de este
proceso, ver la colección de los periódicos El Fiscal, Heraldo de La Palma , El Grito del Pueblo
y, sobre todo, la Voz
del Obrero, que se declaró órgano de prensa de la Asociación Gremial
de Obreros de La Palma. Así
mismo, MACÍAS MARTÍN, F.: 2001, Op. cit.; GONZÁLEZ VÁZQUEZ, S.: “Historia
contemporánea de La Palma
(1766-2000)”, Revista de Estudios Generales de la Isla de La Palma , Sociedad de Estudios
Generales de la Isla
de La Palma , La Palma , 2004 y “El movimiento
obrero en La palma (1900-1975)”, Revista de Historia de Canarias,
Universidad de La Laguna , en prensa.
23 Santa Cruz de La Palma , El Heraldo de La Palma , 16 de abril de 1901.
24 Sobre el caciquismo, El
Fiscal, La Palma ,
3 de noviembre de 1901.
25 Hagamos Historia VI y VII,
Germinal, La Palma ,
de 13 y 20 de marzo de 1909, respectivamente. También, DE PAZ, M.: 1991, Op. cit., pp. 75-76.
26 QUINTANA
NAVARRO, F: 1992, Op. cit., pp. 932-933. HERNÁNDEZ
GÓMEZ, G.: Los Plátanos, Edición propia. Barcelona, 1991, p. 110. LORENZO, F.: Crónicas de mi pueblo,
Ayuntamiento de Tazacorte, Tenerife, 1978, p. 53. ACOSTA
ACOSTA, V.: 1999, Op. cit., p. 8.
27 Obras públicas: para todos,
Diario de La Palma ,
14 de agosto de 1914.
28 ¡¡Miseria!! era el título del
artículo publicado por el periódico Oriente el 19 de febrero de 1916. En su
texto se leía: «en el hogar de los hijos del trabajo…entre la infeliz familia obrera hay ahora más
hambre, más miseria que nunca». Por su parte, Verdún informaba de que las
penurias se extendían a otros sectores de la sociedad insular: «mientras se reducen
los ingresos, las subsistencias encarecen, haciéndose
imposible la vida de las clases
medias y obrera»(Paralizadas, Verdún, La Palma , 9 de marzo de 1918).
29 De obras públicas y
Peticiones, Diario de La Palma ,
6 y 10 de noviembre de 1914; Paralizadas, El bordado. ¡Gloria a Germania! y De
interés para los emigrantes, Verdún, 9 de marzo, 6 de julio de 1918 y 31 de
mayo de 1919 ; Regocijo y La emigración es prohibida, Rebeldía (La Palma ), 11 y 26 de diciembre de 1918
respectivamente.
30 Parangonando, Oriente, La Palma , 7 de octubre de 1916.
31 Informe remitido por el
Delegado del Gobierno a los Ministros de Gobernación y de Fomento, 28 de
diciembre de 1916, Carpeta 42, Leg. año 1916; Informe remitido por el Delegado
del Gobierno al Gobernador Civil, 31 de diciembre de 1916, Carpeta 6, Leg. año
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Telegrama remitido por el Delegado del Gobierno al Gobernador Civil, 8 de mayo
de 1917, Carpeta 13, Leg. año 1917; Telegrama remitido por el Delegado del Gobierno, 10 de mayo de
1917, Carpeta nº 37, Leg. año 1917; Manifiesto A los obreros y al pueblo de
Andrés de las Casas Casaseca, 9 de mayo de 1917, Carpeta nº 37, Leg. año 1917;
Manifiesto Al pueblo de Manuel González Sanjuán, Leg. año 1918-1º, A.D.I.A.G.E..
32 Manifestaciones, Verdún, La Palma , 24 de mayo de 1919;
Justas demandas. La huelga de los tabaqueros y Por los tabaqueros en huelga,
Verdún, La Palma ,
12 y 19 de julio de 1919, respectivamente; Relación de las casas de comercio
cuyos empleados reclaman mejoras de sueldo, Carpeta documentos de Entrada,
octubre 1919, Leg. año
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por la Asamblea
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de Comercio, 17 de octubre de 1919, Carpeta documentos de Entrada, octubre
1919, Leg. año 1919. Bases de trabajo propuesta por la Asamblea de Dependientes
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Comercio, 17 de octubre de 1919 y Escrito remitido al Delegado del Gobierno, 23
de abril de 1920, Carpeta nº 5, Leg. año 1920; Escrito remitido al Delegado del
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por el Delegado del Gobierno, 16 de agosto de 1922, Telegrama remitido por el
Delegado del Gobierno, 17 de agosto de 1922, Telegrama remitido por el Alcalde
de Los Llanos, 17 de agosto de 1922, Telegrama remitido por el Delegado del
Gobierno, 19 de agosto de 1922 y Telegrama remitido por el Alcalde de Los
Llanos, 19 de agosto de 1922, Carpeta nº 20, Leg. año 1922, A.D.I.A.G.E..
33 A los tabaqueros. La unión es la fuerza, Rebeldía, La Palma , 26 de diciembre de
1918.
34 ¿Quosque tamdem?, Verdun, La Palma , 16 de marzo de 1918.
35 La riqueza de Cuba y sus
relaciones con Canarias, Diario Insular, La Palma , 22 de julio de 1920.
36 GARCÍA
RODRÍGUEZ, J.L.: 1992, Op. cit., p. 178.
37 Rodolfo Labrador (seudónimo de
Juan Fernández Álvarez): Fanático y chiflado, También aquí, Hay que insistir,
Réplica y Acuso recibo, Oriente, Santa Cruz de La Palma , 13 de noviembre, 4 de
diciembre, 11 de diciembre y 17 de marzo
de 1915 y 8 de enero de 1916, respectivamente. Recogidos en PÉREZ
HERNÁNDEZ, J.E.: 2000, Op. cit., p. 2723.
38 Para estudiar los aspectos
tratados en este apartado, ver: CABRERA ACOSTA, M.
A.: La II
República en las Canarias Occidentales, Centro de la Cultura Popular
Canaria, Tenerife, 1991; Las elecciones a Cortes durante la II República en las
Canarias Occidentales, Tenerife, 1990 y
José Miguel Pérez y el movimiento obrero
canario (1930-1936), Editorial Benchomo, Tenerife, 1991; igualmente, GONZÁLEZ VÁZQUEZ, S.: La Semana Roja en la Isla de La Palma (18- 25 de julio de
1936), Centro de la
Cultura Popular Canarias, Tenerife, 2004; “La derecha palmera
durante la II República :
la fundación de Acción Nacional en la
Isla de La
Palma ”, I Encuentro de Geografía, Historia y Arte de Santa
Cruz de La Palma ,
Patronato del V Centenario de la
Fundación de La Palma. Santa Cruz de La Palma , 1993; “Historia
contemporánea de La Palma
(1766-2000)”, Revista de Estudios
Generales de la Isla
de La Palma ,
Sociedad de Estudios Generales de la
Isla de La
Palma , La
Palma , 2004; “El movimiento obrero en La palma (1900-1975)”,
Revista de Historia de Canarias, Universidad de La Laguna , en prensa y “El
comunismo en la Isla
de La Palma
(1919- 1939)”, Actas del I Congreso sobre la Historia del PCE, 1920-1977, FIM, Oviedo, 2004.
39 Este planteamiento quedaría de
manifiesto, años más tarde, al fundarse la Federación de
Trabajadores de La Palma. En
el manifiesto difundido en aquella ocasión se afirmaba que La Palma estaba siendo azotada
por la «miseria, el hambre, la
enfermedad y el paro forzoso». Ante esa situación «no puede ni debe quedar otra esperanza que
la unión de las fuerzas obreras en una
organización a la cual todos presten su apoyo y sea amparo y defensa y medio de lucha para todos»
(Expediente 1º trimestre, Leg. año 1931, A.D.I.A.G.E.).
40 Estadística de parados de la Isla de La Palma , 19 de agosto de 1935,
Leg. año 1935, A.D.I.A.G.E. A mediados de
1933, el órgano de prensa de la
Federación de Trabajadores insertaba en la cabecera de su
primera página: «continúan en paro forzoso numerosos obreros de la ciudad y del campo. A pesar de ello, las obras
públicas -el muelle, Instituto y carretera
del Sur- siguen paralizadas. Es verdaderamente extraño que habiendo paro y
trabajo, no se ponga en actividad éste»
(Espartaco, La Palma ,
24 de junio de 1933).
41 Cursio Amber (seudónimos de
Leoncio Pérez Lorenzo): La historia se repite, Espartaco, La Palma , 3 de febrero de 1934.
Las memorias de Víctor Acosta Acosta, militante sindical, recogen como la mayor
parte de los trabajadores de su pueblo se adscribieron a la tendencia comunista.
«El pueblo se hizo comunista en su mayor parte porque le
convenció las ideas que exponían Leoncio Pérez Lorenzo y otros jóvenes
trabajadores. Estos muchachos eran inteligentes, expresaban muy bien sus
pensamientos y eran luchadores. Los nombrados Leoncio Pérez Lorenzo, Nakens
Morales, y Pablo Rodríguez Martín nos
hablaban de la sociedad de clases, de
(ACOSTA
ACOSTA, V.: El correr de mis días, inédito, Tazacorte, 1999, p. 31).
42 Tazacorte. La crisis de
trabajo, Espartaco, La Palma ,
25 de agosto de 1934.
43 Ibidem.
44 El ascenso del paro obrero y la necesidad de constituir
los Comités de parados, Espartaco, La Palma , 16 de diciembre de
1933.
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