jueves, 12 de marzo de 2015

GUZMAN JOSE COMPAÑ ZAMORANO

1944.

Fallece en Buenos Aires, Argentina el criollo escultor canario  Guzmán José Compañ Zamorano.

El escultor Guzmán Compañ, Datos para su Biografía 

Compañ forma parte de ese amplio e injusto conjunto de personalidades que nacieron o desarrollaron su obra en Canarias —artistas, escritores, filántropos— a los que parece que nunca acaba de llegar el reconocimiento merecido. Pero al cúmulo de adversidades que marcaron su existencia y torcieron en diversas ocasiones un destino prometedor no puede ni debe añadírsele ahora la peor de ellas: el olvido [1].
Nació Guzmán José Compañ Zamorano a las cuatro de la tarde del día 13 de febrero de 1878, en Santa Cruz de Tenerife, ocupando el quinto lugar entre los hijos del matrimonio formado por don Félix Compañ Serrano y doña María Dolores Zamorano Villar [2].
Las primeras noticias que encontramos en la prensa local, relativas a Guzmán Compañ, nada tienen que ver con su actividad artística, pero contribuyen a que nos formemos una idea del hombre que era, en 1902, aquel muchacho socio ambulante ciclista de la Cruz Roja [3] cuando, el 7 de marzo de 1904 intentó devolverle la vida a un niño de diez años que se había precipitado en un embalse situado en las inmediaciones del puente de Zurita y que, finalmente, murió ahogado [4]. Por esta y otras muestras de comportamiento humanitario, siendo oficial de la ambulancia, recibió la Medalla de Oro de la Cruz Roja en 1911 [5].
Estudió en la Escuela Municipal de Dibujo y, posteriormente, completó su formación artística como alumno del escultor cordobés Francisco Granados Calderón quien fijó su residencia en las Islas en 1897, afincándose en la ciudad de Santa Cruz de Tenerife después de una estancia de varios años en su vecina Las Palmas de Gran Canaria [6]. A su lado aprendió diversas técnicas de escultura y modelado aplicadas tanto a la realización de labores ornamentales en edificios, muy en boga en la época, como a la ejecución de todo tipo de proyectos conmemorativos y monumentales. Su nombre comenzó a ser conocido y, en abril de 1905, desde la prensa de la capital tinerfeña se solicitó una ayuda municipal para que pudiera ampliar sus conocimientos artísticos en Barcelona:

Nos unimos a la petición que formula nuestro colega Diario de Tenerife, solicitando del Excmo. Ayuntamiento una cantidad para que nuestro joven amigo, el artista en embrión, don Guzmán Compañ, pueda ayudarse en el viaje a Barcelona, con objeto de dedicarse a la escultura, por cuya manifestación de la belleza, siente decidida vocación, como así lo demuestra el trabajo expuesto en el escaparate del almacén de modas de su señora madre:
No tengamos que lamentar una vez más, como sinceramente lamentamos lo sucedido con el genial Crosita, el abandono de jóvenes que tal vez puedan dar días de gloria para esta tierra querida [7].
El propio artista suscribió una instancia al mes siguiente solicitando una subvención para perfeccionar sus estudios de escultura en España o en el Extranjero, petición que fue leída en la misma sesión municipal en que se dio cuenta de una certificación de la Real Academia de Bellas Artes Española en Roma, en la que se hacía constar el aprovechamiento en sus estudios de Juan Botas y Ghirlanda, que había sido pensionado por dicho consistorio con anterioridad [8].

Finalmente, la pensión le fue concedida. 

En el mismo presupuesto —afirma Luis Cola Benítez— se tuvo en cuenta consignar una partida para atender la petición de Santiago Sabina Hernández, que solicitaba una subvención para que su hijo, Santiago Sabina Corona, pudiera estudiar música en Madrid. También estaba subvencionado por el Ayuntamiento Juan Botas Ghirlanda, que donó un cuadro al óleo para el Museo Municipal, y poco después se le concedió ayuda a Eduardo Tarquis Rodríguez para estudios en la Península de escultura y artes decorativas. Por su parte, Guzmán Compañ Zamorano ofreció hacer un busto de Viera y Clavijo, y el teniente de alcalde Anselmo J. Benítez facilitó un grabado de su colección con la figura del historiador, para que sirviera de modelo al escultor [9].

En septiembre de 1906, el Ayuntamiento decidió agradecer al artista la donación que hizo de varios objetos de arte de los cuales es autor, así como que conste en actas la satisfacción con que el Excelentísimo Cuerpo ha visto sus adelantos [10], cuya exhibición motivó un elogioso comentario en la prensa:
De arte. Guzmán Compañ

Agradablemente sorprendidos hemos pasado largo rato frente al escaparate del establecimiento de comercio de la señora viuda de Compañ, donde se exponen los trabajos de escultura y cerámica que desde Barcelona ha enviado como obsequio a nuestro Ayuntamiento el aprovechado joven cuyo nombre sirve de epígrafe a estas líneas.

Únicamente poseyendo verdadera alma de artista y disposiciones poco comunes —por desgracia para la humanidad— es como puede concebirse que en unos cuantos meses de estancia en la Capital del Principado, haya podido Guzmán Compañ realizar tan prodigiosos adelantos en un arte que ofrece tantas y tan serias dificultades; pues de los hermosos jarrones chinos y otros trabajos de menor importancia que ejecutó en ésta antes de embarcarse, a los quo hoy ha enviado, no pueda establecerse comparación alguna. Tal es el grado de perfeccionamiento que en la actualidad ha alcanzado el señor Compañ. Son varias las obras a que nos referimos en estas notas hechas a la ligera, pero entre todas pueda colocarse en primer término por su finura y corrección en el trabajo, verdadera expresión en el semblante, pureza de líneas y detalles hermosísimos, un busto de viejo moribundo que su autor titula Los últimos Sacramentos, y cuya obra, aun al mas profano en la materia, hace concebir grandes esperanzas en su autor y enorgullece a todo hijo de estas apartadas peñas, pues se ve en el futuro escultor, un notable artista canario.

Los demás trabajos son de un gusto exquisito y por su número y calidad revelan en el ejecutante une buena o inapreciable cualidad: la de la constancia y entusiasta amor al trabajo. 

Lástima grande que la falta de recursos del joven Compañ; el imperdonable olvido de sus paisanos y el poco o ningún interés de nuestras Corporaciones, trunquen las legítimas esperanzas de todos los amantes del arte, y sean causa de que el genio se atasque ante la indiferencia y frialdad que nos rodea.

Aún es tiempo de que el Excelentísimo Ayuntamiento de esta Capital, corporación obsequiada por el artista y entidad que debe velar por los adelantos y triunfos de los hijos de esta hidalga tierra, acuerde asignarle una pensión para que su carrera artística no sea detenida por insuperables obstáculos, ya que tan poco se ha hecho hasta ahora en favor de los jóvenes que en nuestro país descuellan por algo que dignifica y ennoblece a la vez que muestra gallardas señales de nuestra cultura.

 Y así lo esperamos; debiendo todos coadyuvar a empresa tan patriótica ya que no se trata de un adocenado, sino de un artista que antes de pedir auxilios al pueblo en que vio la luz primera, le presenta y regala solícito, las primicias de su habilidad y asiduo amor al trabajo, y los primeros frutos de su feliz ingenio [11].

La concesión de estas ayudas por parte del Ayuntamiento causó cierto interesado revuelo en el ambiente artístico de la pequeña ciudad y se anunció la convocatoria de un concurso para concederlas. Un periodista, que preservaba su nombre tras el seudónimo Fray Gerundio, tan sólo cuatro días después felicitaba a la Corporación por haber contribuido a mejorar la formación de algunos artistas nacidos en Santa Cruz y alertaba sobre posibles manipulaciones del concurso:

Crónicas. Artistas y Pensiones

Durante mucho tiempo, en varios periódicos locales, hice tenaz campaña en favor de la pensión que disfruta Juan Botas.

Hoy, ante la petición de Guzmán Compañ, otro joven artista que se ha revelado, quiero decir algo en su favor.

Y no se piense que creo necesario mi concurso para que Guzmán logre sus propósitos. Tampoco se sospecha que piense yo que fui el factor de la pensión a Botas.
Ambas pretensiones me son ajenas.
* * *
Indudablemente, la Corporación municipal hizo una buena obra al otorgar pensión a Botas.

Creo que sería otro acto plausible si la concediera a Guzmán Compañ, u otro cualquiera que con aptitudes soliciten la misma gracia.

He visto los primeros trabajos de Compañ. No sé, ni me interesa, si son buenos o malos, ni si a los críticos del país les ha gustado. Posiblemente habrán encontrado mucho defecto. No es extraño. Lo raro fuera que aprobasen.
 Solo sé, y me basta, que revelan hondamente un alma de artista que necesita maestros y educación, y vivirá el ambiente que rodea al arte.
 En el estudio Los Sacramentos hay algo que habla al alma. Ante aquel busto, la imaginación busca la realidad, y la realidad aparece aunque en contornos vagos, tal cual es, hablando a la realidad misma.

En la expresión de aquel semblante idiotizado se ve una vida que se escapa lentamente, suspirando, al mismo tiempo que se ve el alma del artista, en un rapto de brillante concepción, concibiendo la verdad y haciéndola brotar al exterior.

Yo he encontrado bellezas en aquél busto. Claro, que a nadie interesa saberlo, ni formará juicio mi opinión. ¡Mi opinión! ¿Qué pesa? Nada. Pero indudablemente tengo derecho a sentir y a exteriorizar mis impresiones.

Digo esto por sí al eterno preguntón de que habla mi amigo Calimano, se le antojase objetar que sólo los que conocen la técnica del arte, como si hablaran de moldes, son los aptos para comprender el espíritu de las creaciones de los artistas.

* * *

Ya el Ayuntamiento, y por ello plácemes merece, ha tomado el acuerdo de verificar el oportuno concurso para pensionar a un joven de esta Capital los estudios de artes decorativas.

Están de enhorabuena los aficionados que en Santa Cruz aspiran a cursar esos estudios. El Ayuntamiento les costeará la carrera. Ahora solo falta que en ese concurso, caso de ser varios los opositores, el Tribunal, que debe ser compuesto por personas aptas, atienda, no a influencias, sino a la mayor suma de conocimiento, otorgando la pensión al más sobresaliente.
Guzmán Compañ, que posee aptitudes, tiene mucho campo en el cual probar sus estudios y deseos. Que venga, pues, al concurso [12].

Desde Barcelona, Guzmán Compañ, solicitó tomar parte en la prueba para pensionar un hijo de esta capital que estudie el arte decorativo, se comprometió a ejecutar y regalar al Ayuntamiento el busto de Viera y Clavijo que estaba previsto se instalara en la plaza de la Constructora, que luego pasó a llamarse de Ireneo González [13], y pidió por medio de su madre, presentarse evitando tener que trasladarse a esta isla, por carecer de medios económicos para ello. La prensa, de forma unánime, apoyaba las aspiraciones del joven estudiante:

Es de Justicia

En la sesión que ayer celebró el Excelentísimo Ayuntamiento se dio cuenta de una instancia suscrita por doña Dolores Zamorano, madre del aprovechado joven y ya sobresaliente artista don Guzmán Compañ, que actualmente se encuentra en Barcelona, solicitando la admisión de éste en el concurso anunciado para subvencionar un alumno de artes decorativas.

En dicha instancia se solicita también que, en vista de que el señor Compañ no podrá trasladarse a esta capital por no contar con recursos para ello, se le clasifique aquí teniendo en cuenta las certificaciones de aptitud y de méritos que expidan los profesores de la Academia donde aquél ha venido practicando con notable aprovechamiento, así como también las obras ejecutadas por el mismo y que revelan, por cierto, los talentos artísticos de su autor, según así han podido comprobarlo todos los que han tenido ocasión de ver los bocetos que el Sr. Compañ ha donado a la Corporación municipal.

 Nosotros creemos que es justísima la pretensión de la señora madre del joven artista, y en este mismo sentido se ha pronunciado ya la opinión pública con rara unanimidad.

El Ayuntamiento de Santa Cruz tienen el deber de amparar a quien, como el señor Compañ, está llamado a conquistarse una honrosa reputación entre los elegidos
del Arte.

Esperamos, pues, que los señores concejales, inspirándose en un dictado de justicia, atiendan los nobles deseos de la solicitante, que son los nuestros y los del público en general [14].
Guzmán Compañ

Conforme hemos dicho, este nuestro joven paisano, que actualmente sigue estudios superiores de modelado y vaciado en Barcelona ha solicitado del Ayuntamiento que se le permita, sin necesidad de venir a Tenerife, optar a la pensión que para estudiar el arte decorativo en una escuela oficial de la Península ha señalado la corporación municipal..Publicadas las bases del concurso para los aspirantes a ese beneficio y requiriendo ellas la presencia de los concursantes, se hará difícil a la comisión de Instrucción pública, a la que ha pasado la instancia referida, informar, favorablemente, sobre todo si, como se nos dice, se presentan algunos de aquí a las oposiciones.

De todas formas, aquí se trata de un caso excepcional; pues es muy sensible que la perentoriedad del plazo señalado en el concurso, la distancia que media entre Barcelona y esta Capital, los considerables gastos que ese viaje ocasionaría al señor Compañ sin la seguridad plena de obtener la pensión y el hallarse precisamente estudiando los elementos del arte decorativo, sean causas bastantes a que este joven, que muestra excepcionales condiciones para los mencionados trabajos, no pueda optar a los beneficios que a los hijos de Santa Cruz de Tenerife concede el Ayuntamiento.

Nosotros, pues, atendiendo a esta excepcionalidad, nos permitimos excitar a los concejales para que busquen una formula satisfactoria para Guzmán Compañ; claro que sin atentar a los derechos que otorga el anuncio del concurso ya hecho [15].
 Bajo la presidencia del alcalde Pedro Schwartz y Máttos, se trató en sesión municipal el expediente de concurso para pensionar un alumno que se dedique a los estudios del arte decorativo, leyéndose una instancia a la que iban unidos diez pliegos de firmas de vecinos de esta localidad, que solicitaban al Ayuntamiento le fuera concedida dicha gracia al aventajado joven don Guzmán Compañ, por creerlo así de justicia.

 El Ayuntamiento se constituyó en sesión secreta para tratar de este asunto y, reanudada la pública, se acordó que dicha instancia pasase a la comisión de Instrucción Pública [16].

El de 1907 fue sin duda un año en el que el novel escultor disfrutó por vez primera de las mieles de la gloria artística, recibiendo todo tipo de elogios por parte de la prensa y de algunas conocidas plumas del archipiélago, que dedicaron largos comentarios a su obra, particularmente a una de ellas, Lechera canaria, cuya contemplación despertó un interés inusitado en el de por sí corto y cerrado espacio artístico insular.

El Progreso, en su edición del 24 de abril de aquel año, le felicitaba por haber sido seleccionada para la Exposición de Bellas Artes de Barcelona dicha escultura:

 Nuestro paisano, el joven e inteligente artista Guzmán Compañ acaba de obtener un nuevo señalado triunfo en Barcelona, donde, como sabrán nuestros lectores, se dedica actualmente al estudio de las Bellas Artes.

Ahora le ha sido admitido en la Exposición un hermoso trabajo, consistente en una estatua de cuerpo entero representando una lechera canaria, modelada en barro cocido, de cuya obra se hacen elogios todos cuantos han tenido ocasión de verla en la ciudad condal. Terminada la Exposición, el aprovechado artista se propone venir a este su país natal, trayendo la estatua que acaba de presentar en dicho concurso al examen del Jurado.

Nos felicitamos por estos progresos artísticos del joven Compañ, a quien sin duda le espera un risueño porvenir, y nos complacemos en enviarle por anticipado nuestra enhorabuena, que hacemos extensiva a su distinguida señora madre por la natural satisfacción que debe experimentar con el triunfo de su hijo.

Pero Compañ, al que la reciente fama no distrajo de los compromisos adquiridos, dando muestras de nuevo de su agradecimiento a la corporación municipal que le había becado, solicitó por medio de su madre doña Dolores Zamorano, que se le enviara la imagen pertinente para el modelado del busto de Viera y Clavijo que pretendía realizar y obsequiar al Ayuntamiento [17], información que hicieron pública dos rotativos locales:
De conformidad con lo solicitado por nuestro paisano el joven artista don Guzmán Compañ, se acordó facilitarle una fotografía o grabado del historiador Viera y Clavijo para que comience sus trabajos de construcción del busto ofrecido con destino a la plaza de la Constructora; por cuyo ofrecimiento se hizo constar en actas la gratitud de la Corporación [18].
El Ayuntamiento ha acordado consignar en actas un voto de gracias al joven don Guzmán Compañ y Zamorano por su ofrecimiento de esculpir en mármol y regalar a la Corporación un busto de Viera y Clavijo [19].

Entre tanto comenzaron a circular en el archipiélago algunas reproducciones fotográficas de la obra que le había sido admitida en la Exposición de Bellas Artes y cuya admiración desataba todo tipo de alabanzas:

Artista Canario
Ayer tuvimos ocasión de ver una fotografía de la figura en barro cocido, representando una Lechera canaria, que el aventajado artista y estimado paisano nuestro Guzmán Compañ, ha presentado a la Exposición de Bellas Artes que acaba de inaugurarse en Barcelona.

 Gratamente sorprendidos hemos quedado con la indicada fotografía. El trabajo del joven Compañ revela una intuición artística verdaderamente poderosa, que campea en todas las líneas y en el conjunto de tan inspirada labor escultórica, digna a nuestro juicio de la más alta recompensa.

La figura de la lechera canaria lleva, puede decirse, el marchamo típico de su original, en dejos y cadencias agrestes de la tierra isleña; con un brazo tendido y rígido al peso de la vasija que conduce, y el otro manteniendo la cesta —donde no falta ni el detalle de los zapatos puestos al resguardo del polvo y estropeo del camino— que remata gallardamente, airosamente la erguida cabeza, posición que favorece el relieve más espléndido de los turgentes y levantados senos, compitiendo en gracia y lozanía helénicas, ofrece en todos sus detalles un alarde magnífico de arte regional, que cautiva por su fidelidad de expresión y viveza.

Seguros estamos de que estas mismas impresiones contarán con el asentimiento público tan pronto pueda verse en esta Capital el notable trabajo de Guzmán Compañ, que será en plazo brevísimo.

Para entonces reservamos también nuestro juicio completo, imparcial y fidedigno de la obra que motiva estas líneas, limitándonos por hoy a anticipar los más calurosos y efusivos plácemes al aventajado artista, cuyos méritos sirven de legítimo orgullo a cuantos, como nosotros, hacen suyo el triunfo de sus paisanos [20].

 Miguel Pereyra de Armas, una de las voces más conspicuas del panorama literario canario de las postrimerías del siglo XIX y comienzos del XX, crítico musical y literario de varios periódicos insulares, tuvo ocasión de publicar un incisivo comentario en el que se deja entrever la vena naturalista que tantos y tan graves problemas ocasionó al autor de Tipos de mi tierra:

De Arte Canario. La Lechera de Compañ

Hace ya algunos días oí hablar incidentalmente de un grabado publicado por la Ilustración Española y Americana, en que se reproducía la obra escultórica, de nuestro joven coterráneo Guzmán Compañ, que representa el tipo de nuestras lecheras; luego tuve el gusto de ver una copia fotográfica de la misma, y ni antes ni después he leído en la Prensa de esta ciudad nada interesante que con dicha obra se relacione.

¿Es que no merece esta labor del joven artista que le prestemos mayor atención y aprecio? Aparte el mérito artístico de la escultura, que lo tiene real y efectivo, la circunstancia de ser su autor un debutante en arte tan difícil, la de haber nacido en esta región, en que los artistas son rara avis; y la no menos atendible del entusiasmo, de las aptitudes y la laboriosidad de que ha dado muestras en los comienzos de su carrera, le hacen acreedor a la consideración y al afecto de sus conciudadanos y a que esta Prensa, dispuesta siempre a batir palmas y a manejar el incensario en loor de cualquier quídam, amigo o desconocido, dedicase a la producción de su ingenio una crítica benévola que le alentara en su espinoso trabajo y le estimulase al estudio.Esto es lo que procedía. Y ¿por qué no se ha hecho? Porque somos... así: indolentes, apáticos, indiferentes para todo lo que es nuestro y por su valor e importancia nos interesa de manera íntima y directa; entusiastas, bullangueros y adulones para lo que en nada nos afecta y, siéndonos extraño en absoluto, no tiene en sí significación ni mérito alguno.

Y valga lo que escrito dejo por la buena intención que lo dicta: ajena por completo a la de mortificar o lastimar a estos señores periodistas.
***
Llevaba una lechera
su cántaro al mercado…

Las impresiones nuevas, por un fenómeno psíquico, despiertan y avivan en nuestro ánimo la sensación de otras que, con ellas análogas, experimentamos en los días felices de la juventud, de las que conservamos recuerdos placenteros. La contemplación de la graciosa escultura de Compañ me trae a la memoria los versos de la bella fábula de Samaniego que de niño leí y releí mil y mil veces, con gozo y entusiasmo infantiles; y redivivas se alzan en mi corazón escenas de aquella época de mi existencia ¡ya tan lejana! rebosantes de encantos y alegría.

 No lleva cántaro, como la de Samaniego, la Lechera de Compañ, que es la nuestra: sobre su cabeza, cubierta con pequeño sombrerillo de palma, tocado tradicional en nuestras campesinas, lleva una cesta con varios cacharros de lata (como aquí decimos) y otro sujeto por el asa en la siniestra mano; ni va tampoco diciendo a todo el que la adviene: ¡yo si que estoy contenta con mi suerte!

Descalza de pierna y pié, deformados por el excesivo andar cuotidiano, sobre las asperezas del camino, a su rostro juvenil y agraciado que el aire y el sol inclementes obscurecen con velo sombrío, asómanse el cansancio y la pena del trabajo duro, infructífero que la esclaviza y la roba parte de sus encantos femeniles, gala y adorno de su cuerpo gallardo.

 Conserva, si, la parte de éste, entre cuello y cintura, que el justillo aprisiona, su prístina hermosura; cuya plástica copia el artista con feliz acierto, revelando en su inspiración las morbideces encantadoras del turgente seno.

Dignos de admirar son el conjunto y muchos de los detalles de la Lechera, de Compañ, por la propiedad y la verdad artísticas con que les ha dado forma y vida con su ingenio; pero, lo que más me enamora y seduce en su escultura y lo que ha movido mi pluma, sin competencia alguna en este Arte, cuya técnica y procedimientos desconozco en absoluto, a dedicarle estos renglones, ha sido, aparte de los méritos del joven artista, el aire, la actitud, el ademán, la bizarría con que la figura rompe el ambiente, típicos de nuestra Lechera canaria al cruzar montañas y valles, llevando al mercado sobre su cabeza la carga para ella pesada del dulce néctar de vida. No me canso de contemplarla, y digo y repito siempre: ¡esa es nuestra Lechera!

 El que sienta, como yo siento, el amor al terruño, acaso experimentará idéntica emoción que la que me embarga al fijarme en esa escultura.

Que tiene defectos; natural es que así sea. Gollería sería pedir a Compañ principiante, lo que pedir pudiéramos a Compañ maestro.

Dejemos a los críticos que los señalen y determinen y fijémonos nosotros sólo en sus bellezas, por ser de Arte canario, por ser nuestras [21].

Dos obras elogiadas. El Busto de Viera y Clavijo y La Lechera

A finales de año está ya de vuelta entre los suyos el escultor y trae, en el voluminoso equipaje, cinco muestras de su producción que serán expuestas en los escaparates del establecimiento comercial que, en la calle del Castillo, poseen los señores don Carlos Büchle y Compañía:

Uno de estos trabajos es el busto del célebre historiador canario don José Viera y Clavijo, busto que su autor regala al Ayuntamiento. Entre el trabajo del Sr. Compañ y el grabado que le sirvió de modelo hay exacto parecido.

 Figuran también en la exposición de las obras de nuestro apreciable paisano dos estudios, uno académico del desnudo, hecho con bastante perfección, y otro representando un león, capricho que es de gran mérito artístico.

Pepita se titula un busto de modelo directo, imitación al bronce, obra de tan perfecto acabado, que nadie advierte en el yeso el paso de las paletas y buriles que lo han adaptado a las líneas y facciones correctas del natural reproducido. La obra en conjunto es de las que dan fama por su perfección, y por la sobriedad con que queda oculta la mano del artista. Es un busto que parece haber sido vaciado en esmerado molde.

Pero ninguna de estas obras, con ser tan bellas, aventaja a la titulada Lechera de Tenerife, ante la cual estamos seguros desfilarán todos los aficionados a las Bellas Artes, rindiendo culto de estimación al artista tinerfeño que con tanta suerte como entusiasmo escala los peldaños de la fama para colocar en la cúspide el pabellón canario.

El tipo sui generis de nuestras lecheras lo ha interpretado tan fielmente el señor Compañ, que, al ser admitido este trabajo en la reciente Exposición Internacional de Bellas Artes, celebrada en Barcelona, fue colocado el busto en lugar preferente, en el llamado Salón de Fiestas del Palacio de exposiciones.

Esta es la mejor alabanza que podemos hacer del trabajo de referencia.
La Lechera es una figura sin artificio ninguno al parecer, porque mirándola se la ve andar imaginativamente.

Si no supiéramos que el trabajo no ha tenido más modelo que el fraguado en la imaginación del artista, diríamos que la lechera reproducida por Compañ había sido sorprendida por alguna máquina fotográfica en el camino viejo de La Laguna, para trasladar después su positiva al yeso.

Y no hay tal cosa. Compañ, que es artista de corazón, sabe sentir las cosas de su tierra, y en un arresto de entusiasmo patrio, a los ecos tal vez de sardanas condales, ha recordado armoniosas notas de folías campestres puestas en boca de nuestras originales lecheras; y la evocación de estos recuerdos le habrá traído a su mente los dejos típicos que reproduce su obra predilecta.

El original donaire con que la lechera recoge desdeñosamente el delantal, el ritmo suave del brazo izquierdo, suspendiendo con la mano la vasija de leche; el inimitable recogido de sus faldas para facilitar la marcha sin impedimento, a pesar de la carga que pesa en su cabeza; son detalles hábilmente trasmitidos al yeso por el artista, sirviendo de complemento a la obra y dando a ésta la realidad y perfección que la avaloran para haber merecido el lugar preferente que obtuvo en la Exposición Internacional de Barcelona.

 Reciba por ello nuestra cordial enhorabuena el aventajado artista señor Compañ, y tenga la seguridad de que también nosotros nos felicitamos por sus adelantos [22].

 Pero de nuevo se encuentra con la imperiosa necesidad de recabar medios económicos suficientes que le permitan continuar sus estudios bajo la competente dirección del escultor Rafael Atché i Farré [Barcelona, 1854-1923], autor entre otras piezas relevantes de la escultura conmemorativa española de la estatua de Colón que remata el monolito que le fue erigido en Barcelona, los relieves del Hospital Clínico barcelonés o las Nereidas del monumento a Alfonso XII en el Parque del Retiro de Madrid; con el pintor y acuarelista Gabriel Martínez Altés [Tortosa, Tarragona, 1861-Barcelona, 1932] y con Wifredo Rincón García. Entre tanto, Compañ participa en la Exposición General de Bellas Artes e Industrias Artísticas celebrada en Madrid en 1908, a la que envió un busto del político don Manuel Ruiz Zorrilla [1833-1895].

Una vez más es la prensa la abanderada en la defensa de las pretensiones de Compañ de ser subvencionado por el Ayuntamiento capitalino y Francisco Morales y Martínez de Escobar, un descendiente de Luján Pérez, el periodista encargado de enaltecer la obra inicial del artista [23]:

De Arte Canario. Guzmán Compañ

 Desde hace algún tiempo se hallan expuestas, en uno de los escaparates del establecimiento del señor Grotte, en la calle del Castillo de esta población, varias obras del inteligente escultor cuyo nombre encabeza estas líneas, que le dedicamos como expresión de nuestros calurosos plácemes, pues no obstante el corto período de tiempo que lleva de estudios en el difícil arte de Praxíteles, refleja en sus producciones, tan hábilmente ejecutadas, un temperamento artístico de muy excelentes dotes, que han de colocarle a envidiables alturas.

Así hay que reconocerlo. En uno de sus más hermosos estudios, cual es el intitulado La Lechera, que representa a una adorable campesina canaria, ha sabido imprimirle notable movimiento y el típico carácter que distingue a las viriles mujeres de nuestros incomparables campos, de preciosos valles, de espléndida vegetación, floridos suelos, donde se aspira el perfumado ambiente, se vive bajo el sol purificador y se disfruta de eternos efluvios primaverales.

 Reconozcamos al verdadero artista, que, siendo en la actualidad halagüeña esperanza del arte canario, será en no lejano día honor de estas queridísimas y poéticas peñas del Atlántico, que han de ser fecundas en hombres tan eminentes como nuestro inmortal Galdós, gloria y legítimo orgullo de la Literatura Española.

Notamos en todas las obras de este joven artista las sobresalientes aptitudes del predestinado, observándose rasgos de verdadera inteligencia artística, propios, naturales, que no son hijos nunca de las prescripciones ni de la experiencia, sino de un don especial que le inspira al imprimir en sus obras la preeminente belleza de la vida,
facultad que la naturaleza, a pocos concede y que no es otra que el supremo destello del genio.

Es indispensable, principalmente, que el hombre tenga disposiciones naturales para la ciencia o arte a que se dedique, a más de la voluntad, la constancia en el trabajo, así; que el vulgar axioma Poeta nascitur orador fit es un absurdo a todas luces, pues aun cuando son esencialmente necesarias las facultades primas, no puede, absolutamente, en todos los órdenes del saber humano, prescindirse del trabajo, ley universal de la existencia.

Lo repetimos, el señor Compañ no abandonando sus estudios, está llamado por sus notabilísimas facultades artísticas, por sus especiales dotes, a brillar entre los ilustres canarios, que son la verdadera nobleza del Archipiélago.

* * *
Sin hacer referencia de sus demás trabajos, puesto que el que hemos citado basta, sin duda alguna, para apreciar sus grandes méritos, terminemos encareciendo al Excmo. Ayuntamiento de esta capital preste favorable ayuda a ese joven artista que tan excelentes muestras ha venido dando de sus facultades para el arte de la escultura, con incansable laboriosidad.

Sería injusto e imperdonable que se mirasen con indiferencia a los que, careciendo de recursos materiales, están llamados por sus grandes disposiciones a honrarnos con sus laureles de gloria; hay, pues, que dar un mentís, a la especie que de continuo se murmura en estas Islas de que los canarios somos desdeñosos para nuestros paisanos de valer (¡quizás sea esta la causa de que uno de los hijos más grandes de estas Islas, radiante lumbrera de las letras españolas, no nos haya dedicado una obra en la cual con su gran inspiración y cervantesco estilo, hiciera conocer al Mundo las magnificencias de nuestra tierra, así como sus excelencias climatológicas!) y, en cambio, dispensamos grandes atenciones, sin que lo merezcan por sus méritos, a personas extrañas, sólo por que no son hijos del país. Muchos son, por desgracia, los ejemplos que podrían citarse.

Y hasta tanto se presente una razonada instancia a la Excma. Corporación Municipal de esta ciudad, firmada por distinguidas personas de la localidad, solicitando se aumente la pensión al señor Guzmán Compañ para que pueda continuar sus estudios, esperamos del mismo Ayuntamiento adquiera el correcto y precioso trabajo titulado La Lechera para que se le coloque en el Museo de escultura de esta capital, como justo premio que por los conceptos precedentes que hemos apuntado en estas rápidas líneas, merece su autor.

 El 22 de enero de 1908 embarcó Compañ con destino a la Península Iberica. En los dos últimos años de la alcaldía de Pedro Schwartz se continuó subvencionando, según Luis Cola Benítez, los estudios de arte de Eduardo Tarquis Rodríguez, quien tuvo el gesto de renunciar a parte de la ayuda concedida por no serle precisa, y a Guzmán Compañ Zamorano, que además del busto de Viera y Clavijo donó al consistorio su escultura Lechera canaria, con destino al Museo Municipal [24]. Las cantidades asignadas por el Ayuntamiento importaron 3.000 pesetas a Juan Botas, pensionado en Roma; 1.800 pesetas al alumno de la Escuela de Ingenieros Agrónomos Horacio Torres y otras 3.000 para estudio de artes decorativas de Guzmán Compañ y Eduardo Tarquis. [25].

El año 1909 transcurre en Barcelona, mientras Compañ continúa el aprendizaje con sus maestros y lleva a cabo algunas obras, una de las cuales titulada La Caridad, fue descrita por su amigo y compatriota Pelayo López y Martín-Romero, a la sazón alumno de la Escuela de Arquitectura en la ciudad Condal, en el siguiente artículo:
Guzmán Compañ, el autor del busto de Viera y Clavijo, el de La Lechera canaria, el trabajador constante e incansable en el arte de la escultura y muy especialmente en su rama, el decorado, ha dado a luz una nueva obra, obra que le bastaría con poner grabado en su pie uno de los nombres de Benlliure, Querol, Archés [sic], etc., para que todo el que la viese, se deshiciera en piropos hacia este cuadro que pone de manifiesto una de las escenas sentimentales que tocan al alma. Representa una hermana de la caridad en la santa labor de fajar a un niño incógnito. Hállase sentada en una tosca silla de respaldar, apoyando el pie izquierdo en un pequeño banquillo; sobre su regazo, reclinando la cabeza sobre el brazo izquierdo, descansa, a lo largo, el robusto infante, mientras ella con la mano derecha tira de la faja.

Son partes que resaltan a la vista, la expresión de las caras de la hermana y del niño; en ella nos muestra a un ser sometido a las tareas rudas de una labor imposible de sostener, sino cuando la alimenta la fe; es, pues, un ser que sufre material, pero goza moralmente.

En el niño nos enseña al que ni sufre, ni goza; éste, pues, retrata la inocencia, aquélla la bondad. La proporción en todas sus partes, el contraste del modelado, terso y suave cuando representa la carne, puramente efectista cuando el vestido, hacen que la obra de Compañ, dicho sea sin miramientos ni halagos para su .autor, la tenga en la categoría de muy buena; si se tiene en cuenta que es su segunda producción de esta índole, el mérito acrecienta.

 ¿Quién puede dudar que Compañ es un artista? El cultiva el arte, él lo siente, sus obras nos lo demuestran y como consecuencia de dicha demostración, él nos convence.
Compañ aún no tiene nombre; éste se adquiere, o por la fuerza incontrastable del dinero o por la asiduidad y constancia en el trabajo, premiada con la más halagüeña de las renumeraciones: el conocimiento de lo que se investiga.

El no puede, no quiere tomar el primer camino; Compañ es de los hombres que se impondrán por su trabajo y esto es hermoso.

 Me siento envanecido de conocerle, de admirar su modestia, su amor al trabajo, sus actitudes indiscutibles; su cariño por esa hermosa tierra. ¿Hay quién se niegue a reconocer los méritos de Compañ? No lo creo, pero si así fuese, esos en mi concepto entrarían en la categoría de espíritus mezquinos.
 Felicito, pues, con toda el alma al joven y aventajado artista Guzmán Compañ por sus triunfos en el arte, al digno Ayuntamiento de esa capital canaria por el decidido apoyo con que favorece a mi ilustre paisano confirmando así mi aserto de que Compañ no es un cualquiera, sino un cerebro privilegiado en el sentir el arte; el Ayuntamiento le ayuda, le hace un hombre; Compañ le corresponde y agradecido le envía su obra Caridad como testimonio de su mayor reconocimiento [26].

En febrero de 1910 retornó a Tenerife [27], tras cuatro años de estudios de los que tres habían sido pensionados por el Ayuntamiento de Santa Cruz, en compañía de su esposa María del Carmen Sanz Martínez, natural de Zaragoza, y su pequeño hijo Guzmán, de pocos meses de edad, nacido en Barcelona. Luego se completaría la familia con la llegada de Rafael, nacido en 1912, María Dolores y María del Carmen Compañ Sanz, que vinieron al mundo en 1913 y 1918, respectivamente. Considerándose en deuda con la institución que lo había favorecido con el patrocinio de su formación artística, trajo en esta ocasión varias obras originales suyas y copias de otras desus maestros destinadas al Museo Municipal, así como un San Jerónimo que enviaba de regalo el escultor Atché [28].

El 24 de febrero, un colaborador del periódico El Tiempo, hace un repaso y elogia la política proteccionista del Ayuntamiento llevada a cabo con algunos artistas naturales del municipio:

Paisanos Artistas
De vez en cuando nos llegan agradables noticias de un paisano y amigo querido que ha decidido por entero su juventud al estudio de la pintura. Esas noticias, para nosotros halagadoras, nos dicen que cada día, con mayores anhelos y con más ardorosos deseos, Juan Botas trabaja y lucha incansable por llegar al fin de sus aspiraciones, al término honroso del largo y pesado viaje que tiene emprendido.

Ni los obstáculos que se le han presentado, ni las naturales fatigas que lucha tan gigantesca proporciona, ni aún la falta material de recursos le han impedido que con la fe del virtuoso que ama un ideal siga impertérrito vislumbrando el Hosanna de sus aspiraciones.

Un verdadero éxodo lleno de amarguras y sinsabores, ha sido para el paisano estudioso la carrera que ha emprendido.

Desde que con el pensamiento fijo en sus grandes amores abandonara esta tierra que inspiración dióle a sus primeros destellos reveladores del futuro artista, puede decirse que empezó para el la vida de sufrimientos, de sin sabores, de amarguras.

Muy pocos, acaso unos cuantos que desde aquí le ayudan con palabras de aliento conocen la descarnada realidad de la vida que como artista ha hecho Botas. Por eso para los que saben cuales son y han sido sus anhelos, es doblemente meritorio el trabajo, la lucha del paisano.

Cuando aquí, tal vez, créesele entregado al más absoluto abandono; cuando quizás pensábase que aquellos primeros augurios de artista futuro solo habían sido síntomas de precocidad que se había agotado al rudo contraste de las dificultades insuperables, o de esa resultante de inferioridad cerebral, Juan Botas en silencio, siempre pensando en la protección que recibiera y en el deber en que estaba de patentizar sus merecimientos, trabajaba cada día con mayor afán. Y sin temor a hacer una paradoja pudiéramos señalar que tal vez el frío desdén con que le miramos al poco tiempo de hallarse ausente, haya sido el elemento principal, el más poderoso estímulo que ha tenido para continuar luchando con fe.

En Roma, en París, en Londres, y en la capital de España su inspiración se ha robustecido y sus ojos han visto los verdaderos horizontes del pictórico, y ha podido apreciar como pueden hacerse hoy los artistas.

Y en ese gran peregrinar, varias son las ocasiones en que ostensiblemente ha llevado a nuestro convencimiento que estudia y progresa. A los muchos lienzos enviados al Excmo. Ayuntamiento, a Sociedades y a personas visibles de esta ciudad, como testimonio de su noble gratitud, tenemos hoy que sumar otro que remite para la Exma. Diputación Provincial.

Es copia de un famoso cuadro que se conserva en el Museo del Prado, y que unos atribuyen a Rubens y otros a Tiziano. Representa una de las plagas de Egipto. La humanidad atacada por una verdadera lluvia de serpientes.

Y en su provechosa labor, Botas trabaja actualmente en organizar una Exposición particular con otros artistas españoles que han podido apreciar sus aptitudes.

Para la Exposición que el Estado celebrará en Otoño prepara un cuadro hermosísimo, inspirado en los siguientes versos del libro Aromas de leyenda, de Valle Inclán.

Sol de la tarde, hermoso patriarca del cielo
que la cumbre del monte besas como un abuelo que va a morir,
la tarde bella samaritana te unge de aromas para resucitar mañana
y a la sonrisa de la brisa, un laurel rosa,
da como una oración au roca más hermosa.

He aquí una ligera idea de ese cuadro en el cual Botas tiene puestas todas sus esperanzas.

En primer término aparece un desnudo de mujer recostada sobre un manto de terciopelo púrpura, y un paño blanco recortando el primer término.
Un pavo real a la izquierda, domina el cuadro y mira atento el paisaje.
Dando fondo a este grupo se ve un parterre iluminado por el crepúsculo.
Una fuente rehíla un hilo de agua, y en último término dos pavos se besan en una baranda de mármol.
Ojalá el triunfo corone el trabajo del paisano artista.
Guzmán Compañ, otro paisano artista, hállase ya entre nosotros.
En Barcelona, en la industriosa ciudad Condal, ha trabajado durante cuatro años, tres de ellos pensionado por el Ayuntamiento.

Con el famoso Atchet [sic] estudió figura, con Pla y Archelaget, artes decorativas y con Gabriel Martínez, el dibujo.
Este es otro paisano que mereció los honores de la protección oficial y que vuelve a su país ostentando orgulloso —pero no satisfecho aún— lo que ha trabajado y aprendido.
Dentro de algunos días —trae consigo todos los trabajos—apreciaráse lo que Guzmán ha hecho.
Bienvenido el paisano artista y que al fijar aquí, al lado de su madre que le ha reclamado, su residencia, ocasiones tenga de evidenciar con provecho su aprendizaje.
Que satisfacción tan grande para el país lo hecho con Botas y con Compañ. Y con Tarquis, a quien se deben las mejores adquisiciones de nuestro Museo.
Fuera gala para nosotros hacer otro tanto con muchos que merecen protección, Germán Perera, por ejemplo, que con su hermosa voz de barítono espera una mano piadosa que con tiempo le descubra mayores horizontes [29].
Fray Gerundio, que ya había apoyado con anterioridad las expectativas de Compañ, vuelve a escribir en la prensa haciendo un repaso por su corta pero esperanzadora carrera:
Crónica de Arte
No lo ocultamos. Una intima satisfacción nos pruduce hoy la campaña que, no hace mucho tiempo, con todos los entusiasmos y energías que ponemos en cuantos asuntos consideramos de beneficio para Tenerife, emprendimos en defensa da la pensión a que aspiraba Guzmán Compañ.
Entonces, cuando sólo unos cuantos pensaban que Guzmán podría llegar a ostentar con legitimo derecho aquella pensión, que pedía en tonos de súplica, nosotros uno y otro día, con tenacidad, hicimos propaganda a favor de Compañ.

En aquellos días, en Santa Cruz no se hablaba de otra cosa. Se consideró como un acto de rebeldía lo que Guzmán solicitaba. Con Botas sucedió lo mismo. Y Compañ como Botas hoy son admirados. Y los mismos que hicieron pasar por la cernidera de la censura las pretensiones de ambos jóvenes, hoy se rinden a la evidencia. Unos lo hacen porque consideran noble reformar el juicio que se tiene hecho cuando la realidad demuestra el error, muchos lo hacen por seguir la corriente. Los conozco. Son los que piensan con la abrumadora mayoría, y cuando ésta hace un cambio, mecánicamente lo hacen también.

Son los bienaventurados de que hablaba en la Crónica que dediqué a Botas. Y bienaventurados sean.
***
Trayendo consigo, entre vértigos de entusiasmos que hacen pensar en la tierra adorada, el fruto de muchos meses de trabajo y de estudio; escuchando siempre ese suave aleteo de ritmos que llevan a nuestro oído los recuerdos imborrables que conservamos del terruño cuando de este nos hallamos alejados, y mucho más, si se ha salido a luchar por un ideal que queremos sea fructífero para nuestra patria chica, no ha muchos días llegó a esta Capital el joven paisano de que hablamos.
***
Seguramente (valga la paradoja)) más que el deseo de abrazar a sus familiares, lo trajo el deseo de patentizar sus aptitudes para el arte escultórico, y demostrar plenamente a cuantos le negaron aquellas aptitudes en días para él de soñadas aspiraciones, que no en vano pedía, por no tener recursos para la carrera, una subvención del Ayuntamiento.

Y no queremos recordar más. Todo triunfo borra los incidentes y las amarguras del combate
No al pasar, como muchos, sino con tranquilidad en la contemplación, he visto las obras que Guzmán Compañ exhibe en uno de los elegantes escaparates del almacén de los señores Büchle & Cía, en la calle de Alfonso XIII.

Por las emociones estéticas que me ha hecho sentir, voy a hablar alguna cosa de La Lechera, obra, a mi juicio, la más acabada y perfecta, dentro del estudio hecho del tipo por Guzmán, de las que expone.

Pero antes, y a modo de paréntesis, cúmpleme decir que no juzgo para sentar opinión; sólo admiro y aplauda lo que me causa admiración y me arranca aplausos. De técnica no entiendo; no quiero entender.

En la figura a que me refiero, Guzmán puso todos los sentimientos y el temple de su alma canaria.

Seguramente, con ese privilegio o don de ver a distancia que muchos poseen, cuando Guzmán en su estudio, entregado a los recuerdos del terruño, modelaba la lechera, estaba viendo alguna de éstas en el momento y en la actitud, de porte, suave y gallardo, en que nos presenta este tipo de todos conocido.

Y tanto vio que no perdió el más ligero detalle. En el aire que la distingue y en la silenciosa y medio grave apostura con que se la ve caminar asiendo descuidadamente el cacharro en que porta el sustancioso alimento, y en la posición con que lleva en la cabeza la típica cesta en la que no faltan (detalle curioso) los zapatos que huyen de gastar las suelas en el volcánico pavimento de nuestros caminos, en todo está reproducido con gran verdad y arte el tipo de nuestra lechera.

Creo que esta sola obra bastaría por su mérito para poder juzgar a Compañ. Y tanto es esto cierto que en la Exposición de Bellas Artes últimamente celebrada en la ciudad Condal, nuestra lechera fue admitida y presentada en primeros términos en uno de los principales departamentos.

En Barcelona, quizás, el tipo presentado por Compañ no será conocido; pero tal suerte o inspiración tuvo en su obra Guzmán, que aun sin conocerse el original hay que admitir la obra por el arte y la ejecución que en la misma campean.

De las demás obras no hablo, si bien las encuentro acreedoras al aplauso. El tiempo se me ha echado encima y el espacio no es mucho.

Otro día lo haré.

Hoy bato palmas por Guzmán Compañ [30].

         Instalado con su familia en Santa Cruz de Tenerife, abrió taller en el número 12 de la calle de San Pedro de Alcántara, donde se ofrecía para realizar todo tipo de trabajos de escultura en mármol, piedra, madera, cemento, yeso, pasta y barro, así como restauración de imágenes, invocando los nombres de sus mentores, los reputados escultores figuristas don Rafael Atché y decorador don Juan Pla y Archalagués [31] al tiempo que obtuvo, en septiembre de ese año, el primer premio de escultura en el concurso organizado por el Ateneo de La Laguna [32].

***
 Ya en 1915 y con el fin de que fuera objeto de una rifa que debería celebrarse en los primeros días de mayo, a beneficio del Asilo de Mendigos de esta capital, modeló el busto del patricio santacrucero don Imeldo Serís-Granier y Blanco, marqués de Villasegura, que fue expuesto en los escaparates del establecimiento comercial de su madre, mientras trabajaba en los adornos vegetales que había realizado para la galería alta y los cuatro motivos decorativos que figuran en la fachada del Teatro Leal de La Laguna, de reciente construcción, cuyos trabajos de ornamentación estaban próximos a finalizar, por los que facturó a la empresa propietaria del teatro un total de cuarenta pesetas en diciembre de 1916 [33].
 A partir de esta fecha figura como director de una Academia de  Dibujo, Modelado y Vaciado ubicada en La Laguna, en la que se impartían clases gratuitas a los obreros de la vecindad, dando muestras una vez más del altruismo de que hizo gala Compañ durante toda su vida [34]. En febrero de 1917 fueron expuestos en el salón bajo del casino El Porvenir de dicha ciudad, los trabajos ejecutados por sus alumnos durante los diez y seis meses que lleva instalada [35].
Al año siguiente fue nombrado vocal de la junta directiva de este prestigioso casino, creado por el partido liberal de la ciudad para centro de reunión de las clases obreras y de la juventud bullidora, dice Rodríguez Moure, y fundado el 10 de enero de 1858 en la casa número 11 de la plaza del Adelantado. Añade el citado historiador  que esta sociedad había contribuido mucho a la ilustración de la clase trabajadora de La Laguna, pues no solo fomentó la afición a la música, para la que hay en la localidad mucha aptitud, sino que en un principio se daban conferencias sobre ciertos conocimientos útiles, celebrándose además en las temporadas de invierno funciones dramáticas en un pequeño teatrito formado en uno de sus salones. Tiene también un gabinete de lectura con regular biblioteca y bastantes periódicos [36].
En un intento por obtener algunos beneficios económicos de los conocimientos adquiridos intentó establecer, en la ciudad citada, una industria para la confección de juguetería de cartón piedra, una de cuyas muestras puede contemplarse aún y se trata del maniquí o muñeco que ha servido durante muchísimos años de reclamo publicitario a la farmacia El Negrito de Santa Cruz de Tenerife [37].

 El de 1919 fue un año rico en producción de obras que se concretaron, al menos, en la realización de tres bustos, de los cuales tengamos noticia. En enero fue sorteado entre sus admiradores el que había realizado del mariscal francés Ferdinand Foch [1851-1929] [38]; dos meses más tarde la prensa informaba que estos días está siendo muy visitado el estudio del notable escultor don Guzmán Compañ, con motivo de su última obra, el busto del doctor Olivera. Los inteligentes hacen calurosos elogios del artista, felicitándole por la ejecución irreprochable y por el exacto parecido que malogrado dar a su obra. El retrato escultórico de don Manuel Olivera y Olivera [1844-1918] fue mostrado al público en las vitrinas del comercio La Elegancia de la Viuda de Compañ, su madre, en abril de dicho año [39]. El Progreso, en su edición del 14 inmediato, añadía:

 Nuestro querido amigo don Guzmán Compañ ha modelado un busto del llorado doctor Olivera, que es una irreprochable obra de arte. Con esta obra la fama de Compañ se ha acrecentado de manera gigantesca.

Cuantas personas han visto el busto del doctor Olivera hacen grandes elogios por la perfección del trabajo y completa semejanza con el ilustre médico finado.
Con objeto de adquirir esta obra de arte y colocarla en el Hospital de Dolores, de La Laguna, del que fue director durante muchos años, se ha iniciado una suscripción popular.
Y en junio del mismo año se exhibió en el vestíbulo de los talleres del rotativo La Prensa, el del abogado y político Emilio Calzadilla y Dugour [1875-1916], que se trata de una hermosa obra de arte, concebida y ejecutada con verdadero clasicismo e indiscutible maestría, que ha impresionado gratamente a las personas entendidas que han tenido ocasión de admirarla [40]. Esta escultura es, de las tres referidas, la única que puede contemplarse, fundida en bronce, en la rosaleda del parque García Sanabria de Santa Cruz de Tenerife.
Durante las fiestas del Cristo del Calvario de Icod, en el año 1920, tuvo lugar el descubrimiento de la lápida que da nombre a la Rambla de Pérez del Cristo, obra de Guzmán Compañ, quien invirtió gran parte de este año y del siguiente en la realización de un plano en relieve de todo el mediodía de Santa Cruz de Tenerife, con la avenida marítima en proyecto, el paseo de ronda y la bahía, que el periódico La Prensa describía en los siguientes términos:

Se trata de un trabajo modelo de paciencia y exactitud, que ofrece, además, un aspecto bellísimo, dando la ilusión completa de una ciudad real y minúscula. Todos cuantos detalles se puedan exigir, aparte las alineaciones y las escalas;: las casas, sus colores, las puertas, los balcones; jardines publicos, calles, arbolado, tráfico, alumbrado, hasta las campanas de las torres, todo ha sido hecho primorosamente por el paciente artista, completando una obra de un mérito excepcional y que habrá de llamar poderosamente la atención [41].
Esta obra fue expuesta desde el día 16 al 21 de abril de 1923 con el fin de ser sorteada entre el público y, en caso de no presentarse en el plazo de dos meses el poseedor del número agraciado, sería entregada a un centro oficial [42].
Compañ, que había ingresado en la Logia Añaza núm. 270 en 1920 [43], fue el encargado de la ornamentación del edificio levantado por la misma en la calle de San Lucas, de Santa Cruz de Tenerife. Un año más tarde se inicia la recolección de fondos con la finalidad de costear el revestimiento del frontis. El conjunto de la fachada de este edificio, según el profesor Darias Príncipe, intenta semejarse a un templo egipcio, no con un afán mimético sino por la carga de tradición que, en su vertiente esotérica, ha tenido siempre el mundo egipcio en la práctica ritual y litúrgica de la masonería. Al colocarse el templo sobre un esteróbato, precede a la puerta de entrada una corta escalinata, guardada a los lados por esfinges cubiertas con el kalf [44].
El 8 de mayo de 1923, con la obras recién  concluidas Compañ recibió una misiva de la Masonería Universal, Familia española, que dice:
 […] se acordó por unanimidad hacer constar en actas la gratitud e imperdurable reconocimiento hacia vos, por los valiosos y meritísimos trabajos artísticos que habéis realizado con entusiasmo y grande desprendimiento en el decorado y esculturas de la fachada del frontispicio de nuestro tempo, dándole un realce artístico y arquitectónico de alto relieve, dentro de la pureza del estilo egipcio, que le coloca en el primer rango de uno de los más bellos edificios de esta provincia y que os testimonia tal acuerdo por medio de la presente planilla.

 Y solidarizado con tan justo y merecido sentir de todos los obreros de este cuadro, me complazco en verificarlo enviándoos el triple abrazo fraternal y ósculo de paz.

Por mandato del Taller, firmado el secretario general, con visto bueno del Venerable Maestro.

Veinte días más, Guzmán Compañ responde a la anterior y pone en conocimiento de la respetable y benemérita logia capitular Añaza, por medio de la siguiente carta su propósito de establecerse en Argentina:
 Venerables Maestros y queridos hermanos:

 Teniendo que ausentarme de estos valles en los primeros días del próximo mes de junio, tenemos anotado el día nueve salida del Infanta Isabel de Borbón, de la Compañía Transatlántica, para Montevideo y Buenos Aires, me permito rogaros me concedáis mi plancha de quite. Al mismo tiempo os suplico que me expidáis una carta de presentación para los queridos hermanos de Argentina, en cuyos valles es mi propósito fijar mi residencia, y adonde me tendréis, como siempre, incondicionalmente a vuestras órdenes.

Honda pena de causar tener que abandonar estos para mí queridos valles y separarme de mi querida madre Logia, pero razones de orden económico me obligan a ello. Ojalá y que nunca hubiera tenido necesidad de llegar a este extremo.
Recibid Venerables Maestros y queridos hermanos el abrazo fraternal y ósculo de paz que os envío. Firmado: Guzmán Compañ [45].
El doctor Alfonso Morales atribuye la decisión de emigrar a la Argentina, tomada por Guzmán Compañ en aquellos momentos, al hecho de no haber logrado que se le designara para cubrir una plaza de profesor auxiliar de la clase de Modelado y Vaciado, vacante en la Escuela de Artes y Oficios de Santa Cruz de Tenerife, a la que había concursado en junio de 1922 [46]. La enseñanza oficial y un sueldo de funcionario constituían, sin duda, el único camino para un escultor que vivía y trabajaba en Canarias, ya que los encargos escultóricos eran por necesidad escasos y la ornamentación arquitectónica retrocedía ante las nuevas tendencias surgidas después de la Primera Guerra Mundial, que formulaban la sencillez formal del racionalismo y, con menor influencia en el archipiélago, el art déco.
Antes de partir concluyó el busto de José Murphy y restauró el de Juan de Iriarte, ambos conservados en la actualidad en el Museo Municipal de Bellas Artes de Santa Cruz de Tenerife, cuyo importe le fue abonado por el Ayuntamiento en septiembre de dicho año [47].
 Como estaba previsto, Guzmán Compañ partió, en compañía de su familia, con destino a la Argentina, a comienzos del mes de junio de 1923 [48]. Nunca regresó a su tierra. En Buenos Aires fundó, junto con don Elías Panick, el 30 de noviembre de 1925, una sociedad comercial destinada a la fabricación de juguetería, algo que como ya vimos había intentado en La Laguna, algunos años antes, y modeló el busto del político Hipólito Irigoyen Alem [1852-1933], presidente de la nación argentina en dos ocasiones, junto al cual se hizo tomar un retrato. Poco más sabemos de la etapa final de su vida. Su madre falleció en dicha ciudad a finales de septiembre de 1929 y el mismo lo hizo, también en Buenos, algunos años después, en 1944 [49].


Los bustos de Compañ

De toda su producción conocida en el campo del retrato escultórico, hemos tenido ocasión de estudiar a la vista, los bustos de José de Viera y Clavijo y José Murphy y Meade y, por fotografía, el de Hipólito Irigoyen Alem. No creemos que el que se le atribuye de Juan de Iriarte y Cisneros sea obra suya, y nos basamos en que el acuerdo municipal dice claramente que se le abone el importe de un busto de don José Murphy, dos pedestales y la restauración del busto de don Juan de Iriarte [50]. Si observamos la parte posterior de este último vemos que se trata de una escultura concebida para ser adosada a la pared, de forma que no está acabada por detrás y conserva aún los huecos donde debían estar encajados los enganches precisos para ser sujetado a un paramento. Estilísticamente nada tiene que ver con el que se supone fuera su pareja, el de José Murphy, que se encuentra dentro de la línea de trabajo de Compañ, próxima a lo que Carlos Reyero describe acertadamente como el intento de algunos escultores eclécticos de este periodo por modernizar el papel que desempeñaba la escultura […] en aras de escapar de algún modo, a la sumisión descriptiva exigida durante décadas. Esta modernización se sustentó, fundamentalmente, sobre tres pilares: en primer lugar, la estilización formal de las figuras y relieves, como si fueran fruto de un pensamiento más que de una observación, renunciando al detallismo impuesto por el Realismo; en segundo lugar, empezó a cobrar cada vez más importancia la textura de los materiales y, sobre todo, el acabado final de cada una de las piezas y, en particular, el contraste que se establecía entre éstas; y en tercer lugar la escultura fue manejada, en tanto que un volumen más en el espacio global, en pie de igualdad a cualquier ornamento o elemento arquitectónico hasta ahora subsidiario.
Frente a quienes permanecieron ajenos a toda innovación, hubo escultores que, sin que se les pueda calificar globalmente de “modernos” —ni mucho menos antiacadémicos— empezaron a concebir los monumentos y, sobre todo, la escultura que entraba a formar parte de los mismos, bajo otros principios perceptivos, aunque nunca escaparon a los fundamentos ideológicos generales en los que se fundamenta el conmemorativismo de la época.

La ductilidad de la superficie es una consecuencia tanto de la percepción visual realista, que tiende a disolver las formas, como, sobre todo, de un sentido orgánico de la masa escultórica, tratada a modo de impulso vivo, en concomitancia con prácticas muy extendidas dentro del fenómeno modernista [51].

 No nos ha sido factible contemplar los bustos del marqués de Villasegura, del mariscal Foch, ni los del doctor Olivera o Emilio Calzadilla que se encuentran en la actualidad en paradero desconocido, pero los propósitos de “modernidad” a que alude Carlos Reyero son fácilmente perceptibles en el busto de Viera, una obra concebida para ser vista desde todos los ángulos posibles, sobredimensionada, como corresponde a una escultura que debería exhibirse en un amplio espacio público y para la que se encargó en 1906, al arquitecto municipal don Antonio Pintor y Ocete, el proyecto del pedestal que debía sustentarla en su futura ubicación de la plaza de la Constructora de Santa Cruz de Tenerife [52]. (Carlos Gaviño de Franchy)


NOTAS
[1] Guzmán Compañ ha tenido un significado valedor en la persona de su sobrino político, el doctor don Alfonso Morales y Morales, que ha publicado en la prensa de Tenerife media docena de bien documentados artículos sobre la figura del ilustre escultor, nos ha facilitado multitud de datos y puesto en contacto con doña María Cristina Magee Compañ, nieta del artista, residente en Argentina, quien conserva parte del archivo familiar.
MORALES Y MORALES, Alfonso: “De olvidado, a la más rabiosa actualidad…”. El Día. Santa Cruz de Tenerife, 8 de septiembre de 2001, p. 65.
—“Injusto olvido de uno de los más famosos escultores tinerfeños: Guzmán Compañ ˝. El Día. Santa Cruz de Tenerife, 17 de febrero de 2004, p. 62.
—“La antigua Logia Añaza de la calle de San Lucas”. El Día. Santa Cruz de Tenerife, 10 de marzo de 2004, p. 24.
—“De la honda pena que causó a Guzmán Compa, abandonar estos peñascos”. El Día. Santa Cruz de Tenerife, 23 de marzo de 2001, p. 70.
—“María Cristina Magee Compañ, es una de las nietas del famoso escultor Guzmán Compañ Zamorano. Emocionado reencuentro con la familia Compañ en Buenos Aires”. El Día. Santa Cruz de Tenerife, 19 de enero de 2008, p. 5.
—“Guzmán Compañ Zamorano [1878-1944]. En el primer centenario de su participación madrileña de 1908”. El Día. Santa Cruz de Tenerife, 24 de enero de 2008, p. 6.
[2] Don Félix Compañ, sombrerero de profesión, natural de Algimia de Alfara, —municipio valenciano que antes se llamó Algimia de Torres-Torres, o de la Baronía— hijo de don Rafael Compañ y doña Vicenta Serrano, contrajo matrimonio en Santa Cruz de Tenerife, donde se estableció y dedicó al comercio, con doña María de los Dolores Zamorano Villar [Parroquia de San Francisco de Asís. Libro II de matrimonios, f. 8v], nacida en dicha ciudad, e hija de don José Zamorano, de Algeciras, y de doña Carmen Villar que lo era de Cádiz, con quien tuvo cinco hijos llamados, Félix, Rafael, Fernando, Ángel y Guzmán, nacidos todos en Santa Cruz de Tenerife. Guzmán José fue bautizado en la citada parroquia, el 3 de marzo de 1878. Libro IV de bautismos, f. 289v e inscrito en el Registro Civil. Tomo XVI, p. 91v. Sección Primera.
[3] La Cruz Roja. Boletín Mensual de la Comisión Central de Santa Cruz de Tenerife. 1 de febrero de 1902.
[4] La Opinión. Santa Cruz de Tenerife, 7 de marzo de 1904.
[5] La Opinión. Santa Cruz de Tenerife, 27 de julio de 1911.
[6] Cordobés nacido en Palenciana en 1860, se estableció en las islas en 1897, primero en Las Palmas, en donde dirigió una fábrica de cerámica establecida en los talleres de don Ildefonso Pérez [en la calle de San Francisco esquina a San Bernardo].
Comentaba el Diario de Las Palmas, en su edición del 9 de marzo de 1897 que:
En los trabajos que está preparando el señor Granados para decorado de edificios, hechos con admirable destreza y perfección suma, se ve ya al hábil artista; quien además de los muchos trabajos que ha hecho en la Península y en América en el vasto ramo de la cerámica, ha esculpido en mármoles y en madera imágenes y estatuas y bustos de personajes notables. Mucho nos complacemos en tener entre nosotros a tan inteligente artista que viene a llenar una de las necesidades que se hacía sentir en nuestra floreciente población.
Poco después, el mismo día y mes del año 1899, puede leerse en dicho periódico:
Conocidos en esta población los hermosos trabajos de decorado y ornamentación del señor Granados, ya en el Gabinete Literario, en la capilla de las Dominicas, en los salones de don Ramón Madan, y en el frontis de nuestra Catedral Basílica, a más de las excelentes obras escultóricas que ha modelado en yeso y barro cocido, como bustos, estatuas, huelga hacer el elogio de la perfección y de la correcta limpieza de los productos que salen de su fábrica que por todos conceptos no admiten competencia en el consumo de esta plaza.
El Diario de Tenerife de fecha 15 de abril del mismo año informaba que el señor Granados, recientemente establecido en esta Capital había expuesto en el escaparate de los almacenes del señor Grote un busto en yeso, de tamaño natural, de don Arturo Ballester.
Entre sus primeros trabajos se encuentra el conjunto de relieves y ornamentos efectuados para el edificio de la Sociedad Santa Cecilia, sede en la actualidad del Parlamento de Canarias, y los que realizó para el Teatro y el Ayuntamiento de Santa Cruz de Tenerife.
La revista Hespérides en el número correspondiente al primero de mayo de 1927, dedicó un elogioso recuerdo a su figura:
Puede decirse que el fundador de esta clase de industria en Santa Cruz, fue el inteligente marmolista don Francisco Granados […]. Hombre de una gran cultura artística dejó entre nosotros sobradas huellas de su trabajo, no solamente en cuanto al mármol se refiere sino también en decoraciones de cemento, yeso, etc., en todos los estilos.
Los principales monumentos funerarios de nuestros cementerios, las más suntuosas decoraciones interiores de edificios fueron obra de don Francisco Granados, cuyos talleres merecieron el crédito más sólido y el auge que esta industria tomó entre nosotros.
Existe en Santa Cruz una obra, que por sí sola basta para acreditar de artista de depurado gusto y conocimientos a una persona. Nos referimos al decorado interior del Teatro Guimerá, cuya sinceridad y belleza ha merecido múltiples elogios y cuya ejecución se debe al señor Granados.
Espíritu inquieto, industrial deseoso de pulsar todos los resortes en los cuales creyera posible hallar el desarrollo de un establecimiento, hizo también el señor Granados valiosos ensayos sobre cerámica, esa industria, que tanto nombre ha dado a España y en la cual parece hermanarse de forma distintiva el arte y la personalidad de una región.
Ha sido, tal vez, el único ensayo y estudio serio que se ha hecho para establecer la cerámica canaria y ya parece haberse borrado toda esperanza de obtenerla.
También se debe al señor Granados otra industria que ha alcanzado últimamente una importancia grande en Santa Cruz. Su fábrica de mosaicos hidráulicos
adquirió gran renombre y, a pesar del tiempo transcurrido, todavía existen artísticos pavimentos de su fabricación.
Se pudieran citar también otros de sus trabajos artísticos que se hallan por todas las islas, tales como fieles reproducciones de los decorados de la Alhambra y del Alcázar de Sevilla, decoraciones exteriores de edificios, altares, etc.
Los modernos talleres de Escultura y Ornamentación nombrados «Arte e Industria»,
propiedad de los hermanos Granados, continúan la obra iniciada por su padre, quien falleció en Santa Cruz de Tenerife, el día 4 de mayo de 1921.
Véase también, TARQUIS RODRÍGUEZ, Pedro: Desarrollo del Museo Municipal de Bellas Artes de Santa Cruz de Tenerife. Edición, introducción y notas de Ana Luisa González Reimers. Ayuntamiento de Santa Cruz de Tenerife. Santa Cruz de Tenerife, 2001, p. 109/110 y 349.
[7] La Opinión. Santa Cruz de Tenerife, 4 de abril de 1905.
[8] COLA BENÍTEZ, Luis: “Apuntes históricos [206]. Los alcaldes de Santa Cruz”. La Opinión. Santa Cruz de Tenerife, 27 de septiembre de 2009. Véase envíen, El Tiempo. Santa Cruz de Tenerife, 31 de mayo de 1905.
[9] COLA BENÍTEZ, Luis: “Apuntes históricos [207]. Los alcaldes de Santa Cruz”. La Opinión. Santa Cruz de Tenerife, 4 de octubre de 2009.
[10] La Opinión. Santa Cruz de Tenerife, 21 de septiembre de 1906.
[11] La Opinión. Santa Cruz de Tenerife, 24 de septiembre de 1906.
[12] La Opinión. Santa Cruz de Tenerife, 28 de septiembre de 1906.
[13] El Tiempo. Santa Cruz de Tenerife, 17 de octubre de 1906.
[14] El Progreso. Santa Cruz de Tenerife, 18 de octubre de 1906.
[15] El Tiempo. Santa Cruz de Tenerife, 19 de octubre de 1906.
[16] El Progreso. Santa Cruz de Tenerife, 2 de noviembre de 1906.
[17] Alcaldía de Santa Cruz de Tenerife. Canarias. Número 623, sección primera.
Vista por el Ayuntamiento de mi presidencia la instancia de V. a nombre y por encargo de su hijo don Guzmán Compañ, expresando el deseo de éste de que se le envíe lo antes posible una fotografía, grabado o estampa que represente al historiador canario Viera y Clavijo, con objeto de modelar su busto y donarlo al Ayuntamiento para que sea colocado en la plaza de la Constructora, el propio Cuerpo, en la sesión ordinaria que celebró el día primero del corriente acordó aceptar con sumo agrado aquel ofrecimiento, así como el del concejal don Anselmo J. Benítez de facilitar el grabado que se solicita.
Y tengo el gusto de comunicarlo a V. para su conocimiento y como resolución a su instancia de referencia. Dios guarde a V. muchos años. Santa Cruz de Tenerife, 7 de marzo de 1907. José Acuña.
Señora doña Dolores Zamorano viuda de Compañ.
Archivo Compañ. Buenos Aires. Argentina. Debo a la gentileza de doña María Cristina Magee Compañ el conocimiento y la copia de este documento.
[18] El Progreso. Santa Cruz de Tenerife, 2 de mayo de 1907.
[19] Diario de Tenerife. Santa Cruz de Tenerife, 2 de mayo de 1907.
[20] El Progreso. Santa Cruz de Tenerife, 8 de mayo de 1907.
[21] El Progreso. Santa Cruz de Tenerife, 8 de julio de 1907.
[22] El Progreso. Santa Cruz de Tenerife, 12 de diciembre de 1907.
[23] Rafael Atché Farré cursó sus estudios en la Escuela de Bellas Artes de Barcelona y trabajó luego durante cinco años en el obrador de los hermanos Vallmitjana. Viajó por Francia, Italia e Inglaterra estudiando a los grandes maestros. Varias obras suyas obtuvieron premios en exposiciones nacionales y regionales. Realizó mucha imaginería religiosa por encargo de un contratista gallego de este genero escultórico, establecido en Buenos Aires, en la que el escultor realizaba sólo la talla y el intermediario se encargaba de policromarla. Guzmán Compañ debió conocer a este sujeto y es posible que influyera en su decisión de emigrar a la Argentina.
Entre los maestros de Compañ se cita a un José Pla y Archelaget del que no hemos conseguido noticia alguna, quizás se trate de Josep Argelaguet, broncista, que tuvo establecido su estudio en el número 10 de la calle Muntaner, a partir de 1887.
Cita la doctora Ana Luisa González Reimers —véase la nota 6— como profesor de Cmpañ a un José Rebater que deberíamos identificar con Josep Rebarter Gazulla, escultor natural de Tortosa, discípulo de la barcelonesa Escuela de Bellas Artes, de Lonja, en la que fue premiado con una bolsa de viaje. Se instaló en esta ciudad, y puso taller en la calle del Hospital, presentándose a los certámenes de 1894, 1907 y 1911.
Gabriel Martínez Altés fundó en Barcelona una academia de Dibujo y Pintura, en la que se iniciaron en el arte algunos jóvenes — Vancells, Nogués y Nonell— que habrían de destacar posteriormente en el movimiento artístico catalán. Véase, RÁFOLS, J. F. [director]: Diccionario Biográfico de Artistas de Cataluña desde la época romana hasta nuestros días. Editorial Millá. Barcelona, 1951.
El Progreso. Santa Cruz de Tenerife, 21 de enero de 1908.
[24] COLA BENÍTEZ, Luis: “Apuntes históricos [211]. Los alcaldes de Santa Cruz”. La Opinión. Santa Cruz de Tenerife, 1 de noviembre de 2009.
[25] El Progreso. Santa Cruz de Tenerife, 27 de enero de 1908.
[26] El Progreso. Santa Cruz de Tenerife, 11 de febrero de 1909.
[27] El Progreso. Santa Cruz de Tenerife, 16 de febrero de 1910.
[28] La Opinión. Santa Cruz de Tenerife, 17 de febrero de 1910.
[29] El Tiempo. Santa Cruz de Tenerife, 24 de febrero de 1910.
[30] La Opinión. Santa Cruz de Tenerife, 14 de diciembre de 1910.
[31] El Progreso. Santa Cruz de Tenerife, 28 de junio de 1910.
[32] El Tiempo. Santa Cruz de Tenerife, 12 de septiembre de 1910.
[33] TORRES SANTOS, Julio: Teatro leal. La historia de una ciudad a través de su Teatro. Ayuntamiento de San Cristóbal de La Laguna, 2008, p. 55.
[34] La Información. San Cristóbal de La Laguna, 22 de febrero de 1917; El imparcial. Santa Cruz de Tenerife, 14 de febrero de 1917.
[35] Eco del Magisterio Canario. Santa Cruz de Tenerife, 7 de septiembre de 1917.
[36] RODRÍGUEZ MOURE, José: Guía histórica de La Laguna. Instituto de Estudios Canarios. La Laguna de Tenerife, 1935, pp. 288/289.
[37] Información oral de doña María Cristina Magee Compañ. Véase también El Progreso. Santa Cruz de Tenerife, 11 de marzo de 1918.
[38] El Imparcial. Santa Cruz de Tenerife, 20 de enero de 1919.
[39] La Prensa. Santa Cruz de Tenerife, 22 de marzo de 1919; El Imparcial. Santa Cruz de Tenerife, 11 de abril de 1919.
[40] El Día. Santa Cruz de Tenerife, 3 de junio de 2005.
[41] La Prensa. Santa Cruz de Tenerife, 15 de abril de 1921.
[42] El Progreso. Santa Cruz de Tenerife, 16 de abril de 1923.
[43] PAZ SÁNCHEZ, Manuel: Historia de la francmasonería en Canarias. [1739-1936]. Excm. Cabildo Insular de Gran Canaria. Santa Cruz de Tenerife, 1984, p. 805.
[44] DARIAS PRÍNCIPE, Alberto: Arquitectura y arquitectos en las Canarias Occidentales [1874-1931]. Caja General de Ahorros de Canarias. Santa Cruz de Tenerife, 1985.
[45] MORALES Y MORALES, Alfonso: “De la honda pena que causó a Guzmán Compañ, abandonar estos peñascos”. El Día. Santa Cruz de Tenerife, 23 de marzo de 2001, p. 70.
[46] Véase nota anterior.
[47] Boletín Oficial de Canarias. Santa Cruz de Tenerife, 8 de septiembre de 1922.
[48] Gaceta de Tenerife. Santa Cruz de Tenerife, 12 de junio de 1923.
[49] Gaceta de Tenerife. Santa Cruz de Tenerife, 2 de octubre de 1929.
[50] Boletín Oficial de Canarias. Santa Cruz de Tenerife, 8 de septiembre de 1922.
[51] REYERO, Carlos: La escultura conmemorativa en España. La edad de oro del monumento público, 1820-1914. Cuadernos Arte Cátedra. Madrid, 1999, pp. 92 y 98.
[52] COLA BENÍTEZ, Luis: “Visión de Santa Cruz en 1906”. Tertulia Amigos del 25 de Julio. amigos25julio.com.




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