JULIA GIL
Nació en Santa Cruz
de Tenerife. Estudió Filología Románica en la Universidad de La Laguna. Hacia los 24
años entró como profesora interina en el Instituto de Santa Cruz de Tenerife.
En 1963 ganó la oposición de Agregada de Lengua y Literatura Española en Jaén y
en 1967 obtuvo la cátedra para Santa Cruz de La Palma. Al año siguiente
retornó definitivamente a Tenerife. En septiembre de 1999 publicó su primer
libro de poemas, titulado Tiempo de pasión. Tiempo de destrucción.
Otros poemarios que ha publicado son Grabados de mi infancia (2000), Vuelo,
posada y remanso (2003), De olvidos y de existencias (2004) y Ciudad
de Espumas (2007). Con Ediciones Idea ha publicado la novela Como tú
eres así (2006), el libro de haikus Ruta de las setas (2009) y el
libro juvenil que ahora presentamos Once trapecios al trasluz (2010).
Once trapecios al
trasluz es el título del nuevo libro de Julia Gil, un
compendio de relatos lleno de ternura y emociones, donde conviven dos
vertientes principales: una social (en la que no falta el tema de la
inmigración) y otra imaginativa, aunque en ocasiones ambas se presentan
entrelazadas. Esta obra, publicada en la colección Tid Iuvens de Ediciones
Idea, se presentó, en el Instituto de Estudios Hispánicos del Puerto de la
Cruz, en Tenerife. En el acto intervino, junto a la autora, el profesor
de literatura de la
Universidad de La
Laguna y director del Festival Internacional de Cuentos de
los Silos, Ernesto Rodríguez Abad. El volumen cuenta con un prólogo de la
escritora orotavense Cecilia Domínguez Luis y con ilustraciones de la
artista plástica Sandra Escohotado.
Julia Gil empezó a
escribir los relatos recogidos en Once trapecios al trasluz cuando sus
nietos comenzaron a aprender a hablar. Por eso, en algunos de ellos, la autora
regresa -con gran dulzura- a la infancia, para observar la realidad de un modo
inocente y cristalino, logrando siempre avivar los apegos familiares. Como
explica Cecilia Domínguez Luis en el prólogo de la obra: «Son experiencias
primeras que Julia Gil va enriqueciendo y transformando. Un mundo en el que
despiertan las emociones, los afectos; mundo de misterio al que la escritora
vuelve inevitablemente una y otra vez, como si quisiera buscar ese tiempo
perdido y recobrarlo a través de la memoria y la magia de la escritura».
La influencia del
sentido lúdico y de los juegos espacio-temporales de Julio Cortázar (su autor
favorito) queda patente en el último texto de la obra, “Tranvía al atardecer”.
Otros relatos incluidos en el volumen surgieron en la tertulia del escritor y
profesor Ernesto Rodríguez Abad, de quien Julia Gil se confiesa admiradora y
«discípula».
En cambio, el
título de la obra, Once trapecios al trasluz, proviene de su pasión por
la geometría y por el mundo infantil, y también es un guiño a la novela «Tres
tristes tigres» y a los juegos de palabras de Guillermo Cabrera Infante.
Con todo ello, en
sus Once trapecios al trasluz, y tal y como ha comentado la orotavense
Cecilia Domínguez Luis: “Julia Gil, más que convencer con su palabra, intenta
conmover, es decir, despertar nuestros sentimientos y sensaciones, porque
íntimamente unido a su compromiso literario está el compromiso con el otro, con
el deseo de mejorar su vida, sus ideas, a través de una escritura que aboga por
la claridad. Y no escribe solo desde la memoria sino que inventa espacios donde
todo es posible; mundos, personajes y situaciones a la medida de su fantasía y
sus deseos”.
(Bruno Juan Álvarez
Abreu)
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