Volvemos hacia arriba y tomamos el camino del
túnel que conduce a los puebles de El Tanque, etc., atravesamos dicho túnel y
mis cicerones me hacen ver una pequeña cruz de madera entre las piedras de una
pared de una huerta. Me cuentan que cerrada la noche y muy oscura, caminaban
por aquella vereda un caballero y su criado; éste alcanzando a ver la cruz a la
luz de un relámpago dijo: “debe ser de tea”, a lo que respondió el
caballero: “toma este cuchillo y míralo”, visto que efectivamente era de
tea, cortaron los dos brazos e hicieron hachos para alumbrarse hasta llegar a
su destino. Habiendo ya fallecido relatan las gentes de Icod, que aparecen por
entre aquellos riscos dos sombras con hachos encendidos, las que varias noches
vagan arriba y abajo, causando a los transeúntes el pavor consiguiente.
(Miguel Edmundo Delgado López)
No hay comentarios:
Publicar un comentario