UNA HISTORIA RESUMIDA DE CANARIAS
PERIODO COLONIAL 1501-1600
DECADA 151-1550
CAPITULO VIII-VI
Eduardo
Pedro García Rodríguez
1547. Pedro Interían, colono invasor, genovés establecido en
Chinech (Tenerife). Al principio le llamaban Pedro Italian. Fue Regidor. Otorgó
testamento, ante Juan de Anchieta. Declara en su testamento que, por cuanto él
es hombre muy ocupado en su azienda e ingenio que tiene en las partes de Daute
y no puede estar y residir en esta ciudad (La Laguna ) a su oficio de regimiento y es ombre
enfermo, renuncia en su hijo, Agustín Interián. Reconoce que «tuve aceso carnal
con Isabel Díaz, hija de Fernando Antones, natural
de La Gomera ,
y parió un niño llamado Jacomo y tengo sospecha que es mi hijo, y su madre así
lo a dicho».
1547.
Nace en winiwuada n Tamaránt (Las
Palmas de Gran Canaria), el criollo de ascendencia portuguesa y fiscal del
Santo Oficio don José de Armas, era hijo del capitán Baltasar de Armas y de
Margarita Martín y nieto del lusitano Pedro Dias Coutinho y de su esposa,
Leonor de Armas.
Cursó sus estudios, en unión de
su hermano Bernardino, en la Univelrsidad de Sigüenza. Muy joven en- 1573-fué
designado fiscal del santo Oficio, cargo que desempeñó sin interrupción hasta
su muerte, sobrevenida en 1598. Fué además canónigo de la catedral de Santa
Ana, en cuyo seno ejerció las dignidades de doctoral (titulo despachado por
Felipe II el 19 de septiembre de 1587) y provisor (por designación del obispo,
el 7 de septiembre de 1592).
Hermanos suyos fueron Baltasar de
Armas, regidor de Gran Canaria, capitán de sus milicias y familiar del Santo
Oficio; Bernardino de Armas, consultor y abogado del Santo Oficio, y fray
Gaspar de Armas, comisario del mismo Tribunal en Santa Cruz de La Palma. No hay que confundir
a este último con su tío el canónigo y arcediano de Fuerteventura Juan Gaspar
de Armas.
En cuanto al fiscal, contrasta la
severidad inflexible y rígida de sus acusaciones con las deshonestidades y
escándalos de su vida privada.
(A. H. N.: lnquisición. Pruebas
de limpieza del fuscal don José de Armas. lbid., legajo 1.832. Cuadernos de las
visitas del doctor Bravo de Zayas y de don Claudio de la Cueva. Años 1574 y 1597. M . C.: Inquisición.
CXV-41. Pruebas de limpieza de Baltasar de Armas y de su esposa, Isabel de
Rojas. Año 1575.)
1547 Febrero 20.
Llegan Chinech (Tenerife) las primeras monjas de la
secta católica de Santa Clara según recoje el
criollo y sacerdote de dicha
secta José de Viera y Clavijo:
“Hemos visto hasta aquí las
fundaciones y progresos de tres familias de religiosos mendicantes en las
Canarias; veamos ahora las de los monasterios de religiosas, con la misma
individualidad y orden cronológico.
Desde que la población de
nuestras islas fue creciendo y se echó de ver que había muchas "doncellas
y dueñas" (como decía el ayuntamiento de Tenerife) que deseaban
hacerse religiosas y servir a
Dios en clausura, se discurrieron todos los medios que parecieron oportunos
para establecer en la ciudad de La
Laguna , o en otro pueblo, un monasterio adonde pudiesen
acudir a sacrificarse todas las señoras comarcanas y de donde, como de un
plantel, saliesen con el tiempo las fundadoras de otros nuevos conventos. No
dejaba de ser ardua la empresa para ejecutada de pronto, por la falta de arbitrios;
pero el ayuntamiento, que lo había tomado con empeño, no omitió ninguno. Ya en
1524 había pensado que el sitio señalado en la plaza del Adelantado para
convento de religiosos dominicos se destinase para monasterio de monjas de la
misma orden. Ya en 1530 quiso que los padres agustinos cediesen el suyo del
Espíritu Santo para el mismo fin. Ya en 1540 se trató, con el custodio y
religiosos de San Francisco, sobre que franqueasen el de San Lorenzo de La Orotava , por ser paraje
donde con menos gastos y más comodidad se podría plantificar la fundación.
No dejaron los franciscanos de
dar oídos a la propuesta y, obtenida la necesaria facultad del ministro general
de su orden, comisionó el ayuntamiento en 10 de mayo del mismo año a los
regidores Antonio Joven, Lorenzo de Palenzuela, Alonso de Llarena y Pedro de
Ponte y al licenciado Alzola, jurado, para que concluyesen con el custodio y
frailes el concierto más ventajoso, bien que sin comprometer en nada los
propios de la isla.
Pero parece que, al tiempo de negociar
estos tratados, se hubo de alterar el primer pensamiento, pues, en lugar del
convento de La Orotava ,
no cedieron los frailes en 1545 sino el de San Miguel de las Victorias de La Laguna , con la condición de
que la ciudad les daría el hospital de San Sebastián para convento suyo, cuyas
rentas disfrutarían las monjas en el de San Miguel, obligándose a recibir sin
dote dos señoras que la ciudad perpetuamente señalase. Impetróse un breve del
legado apostólico para validar y confirmar este ajuste, que el mismo custodio
de San Francisco presentó en la sala capitular el día 10 de mayo de 1546,
quedando religiosos y regidores de acuerdo sobre la ejecución del plan de
fundación proyectado.
Entre tanto, había muerto en
Sevilla el comendador Alonso Fernández de Lugo, hijo de Bartolomé Benítez,
quien, dejando por su testamento dos mil doblas de plata para este monasterio
de monjas de Santa Clara, que cobró como apoderado del ayuntamiento el regidor
Pedro de Ponte, se aceleraron todos los pasos al deseado fin y
se ejecutaron las obras de
albañilería que había que hacer, con intervención del mismo custodio fray Pedro
de Sevilla, quien se embarcó a España en busca de las religiosas fundadoras,
que llegaron a Tenerife el día 20 de febrero del año siguiente de 1547, costeándolas
el ayuntamiento.
Eran estas señoras moradoras del
monasterio de San Antonio de Baeza, y se llamaban: doña Juana de la Cruz de Lama, abadesa, doña
Catalina de Jesús Lama, su hermana, doña María Aguado, doña Leonor de Santa
María de Torres, a las cuales parece que se agregaron otras seis del monasterio
de Regina de Sanlúcar de Barrameda, y entre éstas Ana de San Gabriel y
Francisca de San Miguel de Lugo, hijas de Fernando de Lugo y de Francisca de
Lugo, que lo era de Pedro de Vergara. Erigido, pues, el nuevo monasterio de
Santa Clara de La Laguna ,
las primeras criollas que abrazaron el instituto fueron doña Clara de Santa
María y doña Beatriz de San Agustín, hijas de Rodrigo Núñez de la Peña y de Beatriz de Lepe, y
doña Inés de San Antonio, hija de Diego González de Gallegos, a quienes
imitaron sucesivamente otras señoritas de Tenerife y de Canaria.
Residían las religiosas muy
contentas en el convento de San Miguel de las Victorias, mientras los padres
franciscanos, a cuya filiación se habían desde luego sometido, parece que no lo
estaban mucho en el suyo de San Sebastián, pues desde el año de 1572, habiendo
alegado que el padre custodio de aquel tiempo no había podido hacer un ajuste
tan en menoscabo del orden, ni menos el ayuntamiento trastornar las caritativas
inten- ciones del fundador del hospital, Pedro de Villera, reclamaron la
escritura que se otorgó, y pusieron una demanda contra la clausura de las
monjas, para que les restituyesen el monasterio. A este fin, alcanzaron ciertas
letras en forma de breve del cardenal legado, que residía en España, cometidas
al cabildo eclesiástico de Canaria, las cuales fueron notificadas en octubre
del año referido, advirtiendo a las religiosas que dentro de dos o tres años
les habían de dejar libre el convento, y que en el ínterin procurasen fabricar
casa con sus rentas.
Temerosas la mojas de una
expulsión de parte de sus directores, e imposibilitadas por el mismo voto
clausura de poder practicar el de obediencia,
no hubieran sabido qué hacerse, si no las hubiese sacado generosamente
del apuro doña Olaya Ponte del Castillo, viuda del doctor Juan Piesco Nisardo,
regidor, natural de Niza. Esta garbosa señora se obligó en 1575 a fabricarles la
iglesia y el convento, sin otro premio que el
del honor del patronato, la
complacencia de hacer bien y de darlas tres hijas suyas para que profesasen.
Pero como con semejante mudanza debía cesar la obligación de dotar dos monjas,
pues el hospital de San Sebastián quedaba libre, hicieron una representación a
la ciudad, solicitando indemnización por aquel gravamen; y con efecto se
señalaron al monasterio dos suertes de tierras, cada una de ocho fanegas de
sembradura, de las que debía ser usufructuario por diez años.
El día 21 de diciembre de 1577
dejaron las monjas a los frailes el convento de San Miguel de las Victorias, y
en solemne procesión se pasaron a su nuevo monasterio dé San Juan Bautista, que
de día en día fue en aumento, no sólo por lo que mira a rentas y habitación,
sino también a comunidad, pues en tiempo de nuestro cronista Peña sustentaba
ciento y cincuenta monjas. Mas por una de aquellas terribles desgracias que se
han visto bastantemente repetidas en los conventos de nuestras islas, aconteció
la noche del 2 de junio de 1697, domingo de la Santísima Trinidad ,
un incendio tan rápido, que en pocos minutos redujo a canizas la iglesia, sin
que se pudiese salvar ni aun lo más sagrado del culto. Las religiosas se
depositaron en el monasterio de Santa Catalina de Sena de la misma ciudad,
donde estuvieron hasta septiembre de aquel año y aunque inmediatamente se
emprendió la reedificación, no hay duda que estos gastos minoraron el fondo de
las rentas. Concluyóse la iglesia en marzo de 1700. [...]” (Viera y Clavijo,
1991)
1547 febrero 24.
ACUERDO
PARA PLANTAR CAÑAS EN LA VEGA
DE AGUATONA DONDE
DICEN LOS ALGODONES, LA CUARTA Y EL AZEBUCHE,
LINDANTES CON EL CAMINO QUE VA DE TELDE
A AGÜIMES, CON LA
ACEQUIA REAL Y CON EL PASTEL.
Telde. “[roto] esta carta vieren como yo [roto] de
la una parte y Francisco [roto] de la otra parte, vecinos que somos [roto]
ciudad de Telde que es en la isla de [roto] Canaria, otorgamos y conocemos por
esta presente carta que somos concertados convenidos igua[roto] en esta manera
de po[roto, poner?] plantar en el heredamiento de Agüimes donde dicen la Vega de Aguatona dos suertes
de cañas de azúcar poco más o menos en
tierras de mi el dicho Juan Dávila que dicen la [roto] de los algodones y la
otra la llaman la cuarta y el azebuche
que es todo en un barranco que linda de la una parte el camino que va de
esta ciu- dad de Telde a la villa de Agüimes y por la otra parte de arriba la
acequia real y con el pastel la cual compañía hacemos por todo el tiempo que
las dichas tier- ras dieren fruto de la presente plantada en las dichas tierras
en este presente año en que estamos de mil y quinientos y cuarenta y siete años en adelante, que se
entiende hoja, soca y resoca que si
Francisco López quisiera [roto] de los dichos esquilmos y de la dicha plantada
que se rige de por medio pagando los costos de por medio tanto
el uno como el otro e somos de haber
y partir herman- ablemente tanto
el uno como el otro los frutos que dichos diere de los dichos cañaverales y es
condición que por razón de esta compañía yo el dicho Francisco López sea
obligado y me obligo de poner e meter todos los costos de planta e los otros
más costos para estar plantadas las dichas tierras e vos el dicho Juan de Avila
habeis de ser obligado y os obligais de me [roto] la mitad de todos los cos-
tos que se hicieren así de la dicha planta como de lo demás en el primer peso
[roto] primera molienda en la casa de
purgar del ingenio adonde se moliere e
que si las de[roto] no se hubieren de moler y se hubieren de plantar que de la parte que perteneciere a
vos el dicho Juan de Avila saque yo el dicho Francisco López la mitad de los
costos y la mitad de la planta que [roto] a vos el dicho Juan de Avila y yo el
dicho Francisco López he de pagar y me obligo de pagar la mitad de lo que
[roto] de la tierra y agua por lo mismo a la molienda primera; y que si no
diere ningún fruto la dicha tierra presente plantada que yo el dicho Juan de
Avila pague a vos el dicho Francisco López y me obligo de pagar la mitad de
todos los costos y mitad de planta a vos el dicho Francisco López e que si
hubiere menester más agua [roto] que las dichas tierras al presente tienen y
para ellas tenemos que yo el dicho Juan de Avila sea obligado a la poner hasta
seis suertes e yo el dicho Francisco López os pague la mitad de la renta al
tiem- po de la dicha molienda; e otrosí nos obligamos de cercar las dichas dos
suertes de albarrada [sic] de por medio e que si vos el dicho Juan de Avila lo
hiciéredes yo el dicho Francisco López me obligo de pagar luego de por medio la mitad de los costos e
que si más costes se hicieren y se hubieren
de hacer en la dicha compañía han de ser de por medio y lo pague el uno
al otro y el otro al otroe seamos creídos entre nosotros por nuestro juramento
de esta manera según y en la manera que dicho es nos obligamos y
prometemos de tener por rata y grata
estable y validera esta dicha escritura de compañía e de no nos salir fuera de
ella [roto] so pena de doscientas doblas de oro que en una [roto] e
hacemos[roto] fecha la carta en la ciudad de Telde en la isla de la gran
canaria a veinticuatro días del mes de febrero año del nacimiento de nuestro
salvador Jesucristo de mil y quinientos
y cuarenta y siete años, testigos
que fueron presente para lo que dicho es
Pedro de Roçana y Francisco de Ortega y Luis del Dedo, vecinos y estantes en
esta dicha ciudad y los dichos otorgantes lo firmaron de sus nombres en el
registro de esta carta // Francisco López // Juan de Avila.” (Rafael Sánchez Valerón y Felipe
Enrique Martín Santiago. Génesis y
desarrollo de Ingenio durante el siglo XVI)
1547 marzo 3.
PODER
QUE MARÍA ARÍSTEGUI OTORGA A ALONSO DE
MATOS Y FRANCISCO DE HERRERA. “Poder
especial que María Aristegui,vecina,mujer de Juan de Avila,presente
,otorga a Alonso de Matos y a Francisco
de Herrera,procuradores de causas, vecino, ausentes, para que puedan demandar
y cobrar los bienes que le pertenecen por muerte de sus padres Martín Vaniz de Aristegui y Juana de Liria.”
1547 Julio 27.
Muere en las costas del
continente africano el colono Pedro Fernández de Saavedra, yerno y sucesor de Sancho
de Herrera, siguiendo el ejemplo de sus antepasados, continuó aquellas mismas, entradas piráticas
en el continente con tanto mas tesón cuanto que obedecia, al hacerlo, a una
orden del Emperador de la merópoli, que en 1544 le anunciaba que, habiendo llegado
a su noticia la llegada de algunas flotas o embarcaciones menores a ciertos
puntos del continente , le mandaba que con gente de sus estados y la que se
pudiera reclutar en Tamaránt (Canaria) y demás islas, saliese a reconocer
aquellas costas y si encontrase las dichas flotas las quemara, especiahnente
las que hallase en las aguas de Tafilet.
Esta orden, que tanto halagaba su
vanidad, sus piráticas, esclavistas y guerreras aficiones, se vio
inmediatamente; cumplida. En la primavera de 1545, teniendo ya preparada y provista de buen armamento una
flotilla que había reunido en Titoreygatra (Lanzarote), salió con ella del
puerto de Arrecife y principió a recorrer con ella todas las ensenadas, golfos
y radas del litoral fronterizo con ánimo de saqueo. Por último, y resuelto a
hacer un desembaco aprovechándose del excelente espíritu de sus mercenarios,
puso su gente en tierra por el sitio que llaman Tafetán, adelantándose luego
hasta la población más cercana, marchando en buen orden y con las mayores precauciones.
Los mazigios, que estaban a la
sazón apacentando sus ganados, al saber aquella inesperada invasión del pirata
corrieron a las armas y, furiosos con la noticia de haber sido rapatdos de los
cristianos la mujer, hijos y familia del alcaide o jefe de la comarca, se
revolvieron contra los invasores a tiempo que se embarcaban ya en las últimas
lanchas.
En este encuentro se batieron
unos y otros con gran encarnizamiento, los colonos canarios por conservar su
presa de esclavos y los mazigios por rescatarla. El pirata Saavedra animaba a
los suyos con su presencia y la energía con que manejaba sus ar-mas, sin querer
ponerse a salvo mientras sus mercenarios corriesen algún peligro.
Entonces, atacado por un grupo
enemigo que lo reconocía fácilmente por el color de sus vestidos, fue herido
mortalmente con un dardo, cayendo junto a sus
correligionarios oficiales Pablo Mateo Sanabria, Martín de Castro, Juan
Verde de Béthencourt, Sancho
Díaz y otros que no le habían
querido abandonar. Las naves, después de recoger las lanchas que habían quedado
en tierra, abandonaron aquellas funestas playas abandonando el preciando un
botín obtenido con la pérdida de tantos aventureros criollos y colonos isleños.
Quedaba por único heredero del
estado de Titoreygatra (Lanzarote) un niño criollo de corta edad, llamado Agustín, que el diez de agosto de aquel año
recibía de sus vasallos el juramento de fidelidad prestado en presencia de su
madre y tutora doña Constanza de Sarmiento.
Constanza Sarmiento sólo
sobrevivió cuatro años a su esposo, hallándose desde 1549
el joven heredero en poder de su
abuela doña Catalina Da-Fía.
Por este tiempo gobernaba la isla
de Erbania (Fuerteventura) Gonzalo Arias de Saavedra, quien, animado del mismo
ardor depredatorio y bélico de sus padres y a pesar del fin que tuvo su primo,
continuó sus entradas en esclavistas en el continente, a las que bien pronto se
asoció el joven don Agustín desde que tomó posesión de sus estados coloniales.
Pero no fue sólo en el terreno pirático donde la emulación de estos dos colonos
se manifestó ; también en el jurídico quisieron esgrimir sus armas, entablando
largos y costosos litigios sobre deslinde de jurisdicciones y especialmente en
la recolección de orchillas, cobranza de rentas y productos y actos de vasallaje
de una y otra isla.
Estas querellas, continuamente
repetidas, alteraron la amistad de ambas familias de colonos sembrando entre sí
la desconfianza y el odio e inspirándoles un vivo deseo de vengar sus mutuos
agravios.
La animosidad se fue desarrollando
con la adquisición que hizo don Agustín de los dozavos que ostentaba el conde
de Portalegre y su sobrina doña Sancha de Herrera, de modo que, creciendo sus
pretensiones con este aumento de fortuna, quiso imponer su voluntad a todos los
que le rodeaban y especialmente a los colonos señores de Erbania
(Fuerteventura), que no perdían ocasión de despreciar su autoridad.
Vino a fomentar esta triste lucha
el título de conde que don Agustín obtuvo del rey de la metrópoli Felipe II en
7 de septiembre de 1567, al que añadió, algunos años después, el de marqués,
colocándole así a una altura sobre los demás criollos del Archipiélago que
nadie se atrevió desde entonces a alcanzar.
1547 Noviembre 7.
Se acordó en el Cabildo que los
Regidores fuesen a Santa Cruz para estudiar el mejor emplaza- miento de una
Torre «á modo de baluarte». El 26 siguiente se discutió el caso sobre el
terreno, acordándose llamar al Maestro de Cantería de las Fortalezas de Gran
Canaria, para que se trasladase a La
Laguna a objeto de hacer los planos; el 18 de Enero de 1548
nombró el Cabildo, Veedor de estas obras a Diego Díaz, Alcalde de Santa Cruz.
Su situación debió ser próxima a la anterior para proteger con sus fuegos la
caleta de Blas Díaz, en cuyo flanco derecho estaba situado el baluarte que
defendía el rudimentario muelle que como se ha visto, consistía en un muro alto
mitad de madera y mitad de cantería, que asomaba al mar cerca de la playa de
las Carnicerías
Para este baluarte concedió S.M.
en 1549 dos cañones, y dos años después, seis falconetes y pólvora.
Por esa misma época se construyó
una muralla o cerca en los alrededores de la caleta que iba desde la ermita de
Nuestra Señora de la
Consolación hasta el citado baluarte. . (José María Pinto de la Rosa , 1996)
1547 noviembre 14.
JUAN
DE ÁVILA SOLICITA AL CABILDO UNA NUEVA DATA DE UNAS TIERRAS EN LA VEGA CASTAÑA QUE LE
HABÍAN SIDO DADAS POR EL DEÁN DE LA IGLESIA DE CANARIA.
Las Palmas. “….magnificos señores,Juan de Avila vezino
desta ysla en Agüimes beso las manos de
vª sª e digo que…años poco más o menos que por data e titu- lo de merçed que me fue fecho por el dean e (cabildo)
desta catredal ygle- sia de Canaria yo
tengo e poseo en la dicha comarca de Agüimes cantidad de çient fanegadas de
tierras poco más o menos que son a do
dizen la
la Vega Castaña e
lindan con el
barranquillo que viene
de la dicha
Vega Castana al yngenio e por la otra parte de abaxo el camino de los cana… de la Vega
e por la otra parte el barranco que
desçiende de la
Vega Castaña a una montaña
bermeja y el barranquillo arriba
a una montaña alta de car- dones e salbias e a dar a un barranquillo
que va a dar al yngenio e para poner
las dichas tierras en cultura y
labor e desmontarlas tengo
gastados muchos dineros e soy informado que la verdadera data de las dichas tierras
es aprobeer a vuestras señorias
como lo tienen por costunbre
hazer e por que yo no pierda lo
que tengo trabajado e gastado e para que con buen tit- ulo posea las dichas tierras suplico a
vuestras señorias me hagan nueva data e merçed dellas por que en ello
haziendo justiçia yo Resçibire merçed e
para que a vuestras señorias conste como me fueron dadas las dichas tierras por la yglesia
presento este titulo que por su parte me
fue dado e pido como de suso.
E por los dichos señores governador
e Regidores vista e el
titulo de que en esta petyçion se haze
minçion dixeron que davan e dieron al dicho Juan de Avila las dichas tierras que
pide siyn perjuizio de terçero e con las condiçiones con que se dan las tierras de sequero e con que las aproveche dentro de año e dia
conforme a las hordenanças desta ysla e mandaronle dar titulo
dellas.” (Rafael Sánchez Valerón y
Felipe Enrique Martín Santiago. Génesis
y desarrollo de Ingenio durante el siglo XVI)
1547 diciembre.
Colonos notables en los primeros
tiempos de la invasión de Tenerife.
Mercader
genovés.
Hijo
de micer Agustín Interián.
Casó
con Francisca Benítez. Sin sucesión.
Tuvo
con Isabel Falcón, mujer casada, varios hijos de los que fueron legitimados
Agustín y Beatriz Interián. Sin legitimar, con la misma Isabel Falcón, tuvo a
Cristóbal, Pedro, Isabel, Jerónima y Gasparico.
Con
Isabel Díaz, gomera, tuvo otro hijo que tampoco fue legitimado llamado Jácome.
Falleció
en diciembre de 1547.
Testamentos
—Testamento de Martín Yanes, natural de Portugal,
mayordomo de Pedro Interián. Lo otorga en casa de Antón Martín, declara
encontrarse enfermo y pide ser enterrado en la iglesia de San Pedro deste
lugar. Deja mandas a la iglesia de Santa Olalla. Herederos: Melchor Martín,
Gaspar Martín y Lorenzo (no dice si son sus hijos, ni el nombre de su mujer).
Rodrigo Fernández. 1533, f. 60.
—Testamento de Pedro Interian, regidor, vecino. Declara
encontrarse enfermo y pide ser enterrado en la iglesia de Nuestra Señora de
Santa Ana de Garachico. Es su mayordomo Pedro de Nuez y lleva sus cuentas.
Francisco Araña es su maestre de azúcar. Bienes: Un ingenio de hacer azúcar,
moliente e corriente, con sus aguas y tierras, en mi hacienda e heredamiento,
que linda la dicha hacienda desde la viña de Pedro Aponte hasta la mar abaxo e
por arriba la montaña, e por otra parte la hacienda que dizen de Gonzalianes de
Dabte. Pago a los herederos de Mateo Viña 210 arrobas de azúcar y 2 arrobas
de melado al año. Casa de las calderas y cobres, dos molinos de moler pan
con su piedra cada uno; casa de purgar, casa de refinado e mieles, casa de mi
aposento. Tierras de cañas y otras de panes. Catorce esclavos de trabajo
entre negros y moriscos; siete esclavas entre negras y moriscas y una de ellas
es india. Bueyes, vacas, novillos, yeguas, una recua de bestias aparejadas, dos
burros, dos caballos ensillados, cuatro casas en Garachico con sus corrales. Iten
digo que yo casé con Francisca Benítez, vecina de la Orotava e no hizimos vida
maridable muchos años por cierto divorcio e le he pagado cada año 50 doblas.
Mando que no se le pague cosa alguna etc. Francisca se retiró al
monasterio de Señor San Francisco del Arotava. Albaceas: Alonso Jaime, Bartolomé
Delgado, Agustín Interián e Isabel Falcón.
Con Isabel Falcón, mujer casada, tuvo a Agustín y Beatriz,
a los que legitimó; y también a Cristóbal, Pedro, Isabel, Jerónima y Gasparico,
no legitimados. Todos ellos sus herederos. Con la gomera Isabel Díaz, hija de
Hernando Abtona, tuvo a Jácome, que pasaron a vivir en La Palma , y le dejó un legado
de cincuenta doblas. Bartolomé Joven. 30 de septiembre de 1547, f. 136.
Poder
—Pedro Interián, hijo y hermano de Agustino Interiano,
poder. Diego de Valmaseda. 1541, f. 232.
Compraventas
—Pedro Interián venta de casas de Alonso de la Torre , vecino de la ciudad
de Toledo, con poder de Francisco Vázquez, vecino de la misma. 1533. f. 166.
Cargos
—Pedro Interián, alcalde deste lugar, por
nombramiento del adelantado. 1533, f. 337.
—Pedro Interián, mayordomo de fábrica de la parroquia de
Santa Ana de Garachico. Diego de Valmaseda. 1541, f. 141.
Varios
—Beatriz de Interián casó primero con Miguel Ximénez,
con el que tuvo a Pedro de Interián; viuda casó con Benito Jorva. Gaspar de
Sexas. 1551, f. 298.
(Tomado de: Carlos Gaviño de
Franchy en: Gaviño de Franchy Editores)
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