UNA HISTORIA RESUMIDA DE CANARIAS
PERIODO COLONIAL 1501-1600
DECADA 1550-1560
CAPITULO VIII-IX
Eduardo Pedro García Rodríguez
1550. El Emperador de las
españas Carlos V prohibió las cabalgadas en las Indias de Castilla y la
conquista de Portugal, pero al permitir que se continuasen, contra los vasallos
del Xarife, siguieron zarpando las armadas. Diversificadas las actividades de
los vecinos de Chinet (Tenerife), a 16 de junio de 1556, obtuvieron
"permisión" para vender frutos de la tierra en Indias, con
prohibición de embarcar pasajeros y previo depósito de 5.000 ducados, en
garantía de que no se asentarían en la conquista colombina. Los barcos de
Canarias se agregarían a las flotas, a su paso por las islas, yendo en "conserva"
hasta Sevilla, donde habían de pagar quinto y avería, en la Casa de la
Contratación. (L. Al. Toledo)
1550.
Colonos notables en los primeros tiempos de la invasión de Tenerife
Marcos de Sotomayor
Gallego, natural de Sobroso.
Casó con Juana Martín, hija
de Hernán Martín e Isabel Martín y viuda de Ximón Lorenzo.
Hija: Paula de Sotomayor, mujer
de Baltasar de Acevedo.
Conciertos
—Concierto
entre Marcos de Sotomayor y su mujer Juana Martín, y Antón Martín, como tutor
de los menores dejados por Simón Lorenzo, primer marido de Juana, sobre los
bienes multiplicados dejados por Simón y la dote de Juana que había importado
250 doblas. Gaspar de Sexas, 1550, f. 45.
—Juana Martín,
hija de Hernán Martín e Isabel Martín, heredera de los bienes dejados por
su madre, difunta, con licencia de Marcos de Sotomayor, su marido, dice
que ya se hizo partición de ellos por parte del licenciado Alonso Ruiz y
Luis Velázquez, ante Francisco Márquez. Una parte se la había de pagar Hernando
Navarro. Juana dio su conformidad a las cuentas. 10 de noviembre de 1556, ff.
499 r-500v.
Poderes
—Marcos de
Sotomayor, marido de Juana Martín, hija de Hernán Martín e Isabel Martín,
dio poder para cobrar su herencia. Hernando Calderón, 1554, f. 290.
—Marcos de
Sotomayor, marido de Juana Martín, hija de Hernán Martín e Isabel Martín,
difuntos, hermana del escribano público Antón Martín, otorgó poder a éste para
resolver la herencia común. Gaspar de Sexas, en 1555, ff. 130, 132 y 134.
—Poder a Antón
Martín de su hermana Juana Martín, con licencia de Marcos de Sotomayor su
marido, para cobrar la herencia de Hernán Martín e Isabel Martín, padres de
ambos. 1555, ff. 133-134.
—Revocación
del poder dado por Juana Martín. 18 de enero de 1556, f. 322.
—Juana Martín,
con licencia de Marcos de Sotomayor su marido, otorgó poder a éste en relación
a los bienes heredados por Juana de sus padres. 30 de octubre de 1556, ff.
657v-658r.
Tributos
—Marcos de
Sotomayor dio tierras a tributo a Melchor Ferreras. Juan de Ponte, 1560, f.
269.
Compraventas
—Marcos de
Sotomayor vendió dos pedazos de tierra en Los Silos para viña a Francisco
Domínguez por 22 doblas. Juan de Ponte. 1561, f. 550. Anularon la venta en 1562
al f. 291v.
—Marcos de
Sotomayor obtuvo data y posesión de sepultura en el convento de San
Francisco de Garachico. Álvaro de Quiñones, 1572, f. 58.
Transacciones
—Juan Clavijo
transacción con Marcos de Sotomayor sobre un tributo. Hernando Calderón. 1554,
f. 286.
Testamentos
—Juana Martín
otorgó su testamento. Declaró encontrarse enferma y ser hija del difunto Hernán
Martín, hermana de Antón Martín, el escribano público. Casó en primeras nupcias
con Simón Lorenzo, y tuvo dos hijos llamados Diego y María y, por segunda
vez, con Marcos de Sotomayor, con quien procreó a Paula. No se conserva el
legajo correspondiente. Gaspar de Sexas. 1552, f. 94.
—Testamento de
Juana Martín, en el que declara estar enferma y ordena ser enterrada en el
convento de San Francisco de Garachico. Nombró albaceas a su marido Marcos de
Sotomayor y a su cuñado Lorencianes de Viana. Casó primero con Simón
Lorenzo y luego con Marcos de Sotomayor. Hijos: fray Diego Lorenzo OFM y María
Martín, mujer de Melchor Afonso; del segundo tuvo a Paula de Sotomayor, casada
con Baltasar de Acevedo, hijo de Gómez de Acevedo, cuya dote pasó ante Gaspar
de Sexas. Gaspar de Sexas, 17 de febrero de 1568, ante f. 216.
—Codicilo de
Juana Martín, mujer de Marcos de Sotomayor. Dice que otorgó su testamento ante
Gaspar de Xexas. 1568, f 321.
—Testamento de
Paula de Sotomayor, mujer de Baltasar de Acevedo, hija de Marcos de Sotomayor y
de Juana Martín. Hijos: Francisco y María. Nicolás GzCas, 1575, f. 717.
—Marcos de
Sotomayor otorgó testamento estando enfermo y pidió ser sepultado en el
convento de San Francisco de Garachico, en la tumba en la que yace su
mujer Juana Martín; Declaró ser natural de Sobroso en Galicia. Nombró
albaceas a Baltasar de Acevedo, su yerno, y a Paula de Sotomayor, su hija. Hijos:
Paula de Sotomayor, mujer de Baltasar de Acevedo. Bartolomé Sánchez, 21
de mayo de 1578, f. 611.
—Testamento de
Baltasar de Acevedo, marido de Paula de Sotomayor, hija de Marcos de Sotomayor.
Hermano de Gaspar de Acevedo. Pidió que se le dijeran misas en Nuestra Señora
de la Luz. Hijos: Francisco, María y Juana. Baltasar de Sexas, 1579, f.
155.
1550.
El colono Gaspar Fonte de
Ferrera, ciudadano de Barcelona y regidor de esta isla, pasó a ella por los
años de 1550, con su mujer doña Marina Fonte y Pagés, hija de Galderique Pagés
y de doña Seguismunda Pagés, señores de la villa de San Juan en el condado de
Rosellón. Fue el primer poseedor del Mayorazgo de Daute como hijo del doctor
Jerónimo Fonte y nieto de Rafael Fonte.
Gaspar Fonte hizo
donación a la señora Olaya Fonte, viuda del Doctor Ricardo, de la capilla de
Ntra. Sra. de los Ángeles en el convento de san Francisco de la Laguna, a mano
izquierda, junto a la de los Valcárcel, que habían fundado los señores Miguel y
Rafael Fonte, en 1581 ante el escribano Quiñónez al folio 232. Al año siguiente
y ante el mismo escribano al folio 429, Antón Fonte, apoderado de los Fonte,
arrendó a Gaspar Fonte varias propiedades y entre ellas la sexta parte del
Ingenio de Daute, nombrándose en esta escritura a todos los Fontes.
Por su testamento ante
Quiñónez, en el 1593 y al folio 710, mientras que el de su esposa, doña Marina,
lo tenemos registrado ante el mismo escribano en el protocolo de 1606 al folio
498; ambos dejaron por hijos a:
a)
Don Miguel Fonte de Ferrera, hijo mayor del anterior, casó con doña Ana de
Ponte, hija de Pedro de Ponte, quién dejó por heredero y poseedor del mayorazgo
al póstumo que apareciere de su mujer. Murió de Viruelas el martes Santo 16 de
abril y el 17 del mismo mes parió su mujer un hijo que se bautizó el día 20 y
se le puso por nombre Miguel, regidor y familiar del Santo Oficio el cual casó
con doña Francisca de Mesa y Lugo, su descendencia única lo fue doña catalina
Fonte y Lugo, que casó con licenciado Sancho Núñez de Aguiar, juez oficial del
juzgado de Indias, Brasil, Angola y Guinea, en esta Isla y en la Gomera, los
cuales a su vez procrearon a doña Marina Fonte de Aguilar y Mesa, que casó con
el capitán don Nicoloso de Ponte y Cuevas y Vargas, el dote de este último matrimonio
en 1643 ante el escribano Mateo del Hoyo, al folio 125.
b)
El capitán don Jerónimo Fonte, que casó con doña Isabel Jorva Calderón, quienes
tuvieron por única hija a doña Mariana Fonte Calderón, que casó con el maestre
de campo don Bartolomé de Ponte, 4º señor de Adeje.
c)
El capitán don Galderique Pagés, que murió sin sucesión.
d)
Doña Mariana y doña Jerónima Fonte, que también murieron sin sucesión.
e)
Doña Marquesa Fonte y Pagés, que contrajo matrimonio con don Bartolomé de
Ponte. No tuvieron Sucesión.
f)
Doña Paula Fonte Pagés, que casó con don Nicoloso de Ponte y Cuevas.
La casa de don Gaspar Fonte en Daute estaba
situada en Garachico, en el solar que hoy ocupa la casa de don Manuel de la
Torre, enfrente de la iglesia y de la plaza de la Pila o de González de la
Torre, hoy su viuda, señora Báez. Antes esta plaza era la del puerto de
Garachico. Desde antiguo esa casa ostentaba, en el frente que daba a la plaza,
una hornacina o nicho con una imagen, recientemente derribada por el viento,
que según la tradición correspondía a la primera edificación que allí había y
era la de la Virgen del Buen Puerto, llamada también Virgen de la Guía. La que
guiaba a los navegantes y caminantes.
1550.
Tal como indica el título, nos proponemos hacer
un breve estudio sobre las relaciones de la poderosa familia genovesa Ponte y
la industria azucarera, que introduce a Canarias en el circuito comercial
internacional. Nuestra aportación está basada en fuentes notariales (Archivo
Histórico Provincial de Santa Cruz de Tenerife) de las escribanías de Garachico
y La Laguna, sobre todo.
Cristóbal de Ponte edifica un ingenio en
Garachico, próximo al puerto, a comienzos de siglo. Poco después vende la mitad
de ese ingenio al también genovés Cosme de Riberol, formando compañía con él.
Este primer intento tiene éxito durante unas décadas, dejando de moler en la
primera mitad de siglo en fecha no conocida (posiblemente en la década de los
cuarenta). Nosotros vamos a referirnos a la segunda mitad del XVI y principios
de la centuria siguiente.
El azúcar y la coyuntura internacional en la 2a
mitad del s. XVI.
Es un buen momento: el producto pasa —como
señala Mauro — de droga, de producto de lujo, a ser un alimento, un artículo de
consumo cada vez más corriente. La demanda aumenta fuertemente, aunque haya
subperíodos de estancamiento, y —consecuentemente— crecen la producción y el
número de ingenios. Asimismo se registra un alza en los precios: entre 1550 y
1600 Mauro señala un aumento del 100%. En Lisboa este alza es aún mayor. Por
último, en los años postreros de la centuria hay una elevación considerable de
la producción-exportación, que decae en la primera década del s. XVII.
En teoría, esto debía producir un aumento de la
superficie cultivada y del número de ingenios en las islas. Ciñéndose a
Tenerife, lo que se produce es una detención del retroceso que estaba
experimentando la industria azucarera ante la competencia antillana, atlántica
y —muy especialmente a partir de esta segunda mitad de siglo— brasileña, cuya
productividad por unidad de superficie y bajo costo hacía que sus
fuesen más bajos que los de las islas del
Atlántico oriental. La diferencia de precios entre el mercado brasileño y el de
Madera es el doble, sin que los costos de transporte compensasen las ventajas
brasileñas. Ello hace que paralelamente a la disminución del número de ingenios
en las islas haya un continuo aumento de los mismos en Brasil: 130 en 1585 y
230 en 1610.
A la par que se detiene coyunturalmente la
crisis, hay un cierto desplazamiento del cultivo del norte al sur de la isla,
como ya había señalado Fabrellas . Se buscan tierras con microclima más
adecuado y suficientemente extensas con objeto de buscar una compensación a los
elevados costos de producción.
Además de todo lo que dirá acerca de los Ponte,
hay otros datos significativos (interés por el cultivo de cañas, venta de
ingenios, elevadas sumas por el arrendamiento de éstos, etc.) que ilustran este
nuevo —aunque pequeño- renacer. Así, en 1558 Juan de Valverde toma a renta el
ingenio que el Adelantado tenía en Los Realejos por un precio “oficial” de 525
mil mrs. y 8 arrobas de azúcar blanco, aunque en una escritura posterior a la
de arrendamiento se aclara que en realidad el precio es de 431.250 mrs. Aparte
de ser una cantidad respetable, interesa destacar que al final del
arrendamiento tenía que dejar plantadas nada menos que 12 cahíces de
cañaverales en distinto estado (planta vieja, nueva, zoca...) (5). Pocos años
más tarde, en 1569, el Adelantado da poder a un hermano natural para que
concierte con Mª de Vergara el tomar a renta unas tierras de ésta para
plantarlas de caña en “La Gorvalana” (6). En 1584 se efectúa la venta de la
octava parte del ingenio de Güímar y la cuarta parte de tierras de cañas por
1.303.700 mrs.
Los Ponte y la industria azucarera en la 2
mitad del XVI: generalidades.
Aunque una buena parte de la hacienda (como la
zona de El Mal-país entre Icod y Garachico) estaba dedicada al viñedo y
sostenían un activo comercio de vinos con las Indias, los Ponte —por tradición
familiar, relaciones comerciales y agudo instinto para los negocios— deciden
aprovecharse de la buena marcha del mercado azucarero. Dadas las fluctuaciones
del mercado, actúan de una forma calculada con objeto de no afrontar excesivos
riesgos. Pedro Ponte es el ejemplo más acabado de esto. Por un lado, toma a
renta varios ingenios por tiempo limitado (9 años), con lo que no se compromete
excesivamente. Por otro, construye el poderoso ingenio de Adeje. Veamos a
continuación el primer caso.
Hacia mediados de siglo tenía a renta el
ingenio y heredamiento de Interián. pagando anualmente 225.000 mrs.; 210 a. de
azúcar y 2 a. demelado. El Tiempo de arrendamiento era de años, y en la
partición de .1558 declara haber gastado mucha cantidad de maravedís en su explotación.
Sabemos que al menos hasta 1579 la familia tenía a medias esa hacienda. Además,
Juliana Viña, hija de Mateo Viña, le vende a Pedro de P. en 1558 un tributo
perpetuo de 33 a. dé azúcar blanco sobre ese ingenio. En 1669 Pedro de P. pone
su atención en la isla con ingenios más importantes: La Palma. Allí toma a
renta las tres cuartas partes del ingenio de Los Sauces por 9 años, a cambio
del pago anual de 1.425.600 mrs. y 8 a. de azúcar, empezando la explotación en
1561. En este último año toman a renta el ingenio de los Fonte en La Orotava,
también por 9 años, pagando al año 300.000 mrs. En realidad, este arrendamiento
no se llega a hacer efectivo por pleito entre las partes, pero acabarán —como
adelante se verá— con la compra del ingenio por Pedro de P.
Vamos a referirnos ahora en sucesivos apartados
a los tres ingenios que construyen o compran los Ponte en este período,
dedicándoles más espacio a los dos que más importancia tuvieron y de los que
disponemos de mayor documentación.
3. El ingenio de Adeje.
3.1 Colonización y edificación.
Hasta la década de los 50 la zona sureste de
Tenerife estaba prácticamente desierta, como se desprende de la tazmía de 1552.
La población se encuentra concentrada en el norte y apenas hay establecimientos
urbanos en la zona de Güímar, donde funcionaba un ingenio desde principios de
siglo. Si había cultivos debían ser muy escasos; sí había, en cambio, grandes
rebaños de poderosas familias, como los de los Ponte.
Las primeras noticias sobre la expansión de
éstos por esa banda son de 1553. En septiembre de ese año Pedro de P. da poder
a Tristán Calves-te para que en la Corte pida licencia “para qe yo
puede mandar hazer en mi hazienda en adexe qe agora nuevamente
edefico una casa fuerte para defensa de los enemigos”. En noviembre de ese año
se concierta con Antonio Blas, maestro de hacer ingenios, para que le hicieran
uno en Adeje, comenzando los trabajos a principios de 1554. Este proyecto lo
tenía en mente desde meses atrás, pues ya en junio había encargado el transporte
de 7000 formas y 300 signos al puerto de “La Ramada” de Adeje . La primera
zafra es la de 1555, pues en 1554 declara que la hacienda era nueva y no había
dado ningún fruto todavía. Al mismo tiempo que se cultivan cañas, se ponen en
explotación tierras para cereales (tanta importancia posterior), continuándose
con la actividad pecuaria y colmenera.
La fecha de este establecimiento es
significativa, pues en 1552 muere Cristóbal de Ponte. Dado que los bienes
habían permanecido proindiviso y Pedro no disfrutaba de mayorazgo, es lógico
que pensase en tener hacienda propia. Pero otros motivos debieron pesar en la
colonización:
a) la buena coyuntura del azúcar, a la que se
ha aludido; b) las tierras productivas de la zona norte, sobre todo de la Isla
Baja, con destino a cultivos de exportación estaban explotadas o pertenecían a
otros terratenientes no interesados en su venta, en tanto el sur ofrecía
grandes extensiones incultas en zona cálida propicia para la caña; c) la
existencia de calas para mantener relaciones comerciales y la lejanía de la
estrecha vigilancia que había en otros puertos más importantes (Garachico, La
Orotava); d) el afán de poseer un señorío —deseo en el que se funden cuestiones
de mentalidad con otras de interés mercantil—, que en principio le es negado,
aunque logre la licencia para la casa— fuerte .
Desde el mismo inicio de la puesta en
explotación comienzan las desavenencias familiares, pues Pedro de P. no accedía
a que esta nueva hacienda entrase en la división de bienes, argumentando que la
estaba fabricando a sus expensas. En cambio, M. de las Cuevas entendía que
debía repartirse dado que parte del capital invertido en ella procedía del
cuerpo general de bienes de Cristóbal de P. Convienen al fin en que los dos
tercios serían para Pedro y el resto para la otra parte, siempre que ésta
contribuyese proporcionalmente a las deudas y futuros gastos. Este tercio se
subdivide en cinco partes, de las que dos las posee Ma. de las Cuevas y
las otras pasan a sus hijos. Posteriormente, mediante enlace matrimonial y
trueque se logra unificación de la hacienda e ingenio. Este estaba situado
junto a la casa-fuerte, encima del lugar de Adeje. Su estructura era similar a
la de otros ingenios, disponiendo la casa de prensas de 3 prensas y la de
calderas de 7. Su envergadura era superior a la del ingenio de Daute y al que
la familia edificará en Garachico. Aunque Frutuoso hable de dos ingenios, en
ningún inventario se hace mención a un segundo ingenio.
3.2. La administración y vicisitudes.
Corre a cargo de Pedro de P. hasta su muerte en
1569, encargándose tanto de la gestión de sus dos tercios como de la parte
correspondiente a otros miembros de la familia. Es el caso del arrendamiento
que le otorga W. de las Cuevas en 1557 por 6 años, estipulándose la participación
de ésta en los gastos y la cantidad y calidad de suertes de caña que había de
dejar Pedro al fin del arrendamiento. Es de destacar la renta anual por ese
tercio: 375.000 mrs., lo que supone que los beneficios para el conjunto tenía
que superar bastante el millón de maravedís, en el cuarto año de explotación,
cuando todavía había tierras por limpiar y plantar de cañas. Por otra parte,
aún continúa el proceso de expansión mediante sucesivas compras de tierras y
agua.
A la muerte de Pedro, su viuda —Catalina de las
Cuevas— queda como usufructuaria del mayorazgo y demás bienes, cediendo sus
derechos a Nicoloso de P. a condición de que éste se hiciera cargo de las
deudas y obligaciones y a cambio del canon anual de 750.000 mrs., 20 a. de
azúcar, 400 fa. de trigo y un cuarto de la seda. La renta era elevada, lo que
confirma el alto valor de la hacienda, si bien en esta cesión también figura el
disfrute de los azúcares de Los Sauces (23). Sin embargo, esa cesión se queda
en proyecto debido a la prematura muerte de Nicoloso, por lo que su viuda —Ana
de Vergara— pide se anule la escritura (24). Hasta su muerte en 1583 Catalina
llevará directamente la administración, si bien asesorada por un personaje a
quien más adelante nos referiremos: el vizcaíno Domingo de Emparán. A partir de
esa fecha pasa el ingenio y hacienda a Pedro de P. (hijo de Nicoloso) y, a la
muerte de aquél en 1612 a Bartolomé de P.
Si se ha dicho que las rentas eran cuantiosas,
éstas mermaron a partir de la década de los 80 debido a dos tipos de razones,
unas exógenas y otras endógenas. Entre las primeras cabe citar la competencia
brasileña y las invasiones piráticas. Tenemos que recordar que en los primeros
tiempos, durante la gestión de Pedro de P. (el viejo), hubo excelentes
relaciones con los piratas ingleses y Adeje se convirtió en lugar de refugio y
aprovisionamiento de los mismos. Las dificultades empiezan algo más tarde:
Rumeu de Armas relata la invasión de 1586, a resultas de la cual el ingenio
resultó destruido . Apenas recuperado de este incidente, en 1589 una catástrofe
natural daña la hacienda, argumento que se esgrime en una transacción diciendo
que aquélla “a benido en mucha disminución respecto de los muchos temporales e
tormentas de agua e viento que en el año pasado de ochenta e nueve sucedieron y
binieron en el dho. heredamo de adexe con los quales rrescibieron los dhos
bienes mucha pérdida e ruina ansí de casas del yngenio qC cayeron como en las
canales y rueda del dho yngenio como en las canas de asuccar que tenía para moler
por cuya causa no obo molienda ni safra en el dho heredamo de adexe” . No
sabemos si se reparó debidamente y luego hubo otro temporal, lo cierto es que
en 1612 sabemos que estaban derruidas las casas de prensa, de purgar y de
mieles, estado en que aún se encuentran en 1618 . No obstante, las labores se
seguían haciendo en otras dependencias. (Por ejemplo, las lonjas del granel
servían como casa de purgar). Parte de los edificios se restauran en la década
de los 20 del siglo XVII, efectuándose otras reparaciones como cercamiento de
tierras de cañas y otros cultivos, constatación de que esta industria
seguía siendo interesante económicamente para los Ponte ya avanzado el siglo,
cuando sólo funcionaban en la isla este ingenio y el de Daute, si
bien éste tenía una producción muy inferior.
Entre el segundo tipo de causas que condicionan
el disfrute normal de beneficios están las derivadas de las duras cláusulas de
obligaciones anejas al mayorazgo. Citemos como muy gravosa el pago en concepto
de dote a Catalina y Ana de P., que tenían que percibir cada una 6.336.000 mrs.
Como es lógico, esto dará lugar a pleitos y transacciones. (28). A esto tenemos
que unir los elevados costos por fuerza de trabajo: al principio había 80
esclavos, si bien parece que su número disminuye rápidamente conforme avanzan
las dificultades, y se habla en repetidas ocasiones en los testamentos de los
numerosos trabajadores temporáles con los que había que ajustar cuentas. Por
último, señalemos los elevados préstamos y censos a que recurren los poseedores
del mayorazgo. En la primera quincena del s. XVII se citan como principales
deudas: un censo al redimir (de 1.478.400 mrs. de principal) a favor del
flamenco Pedro Huésterlin y su esposa; otro de 528.000 mii. a pagar al cap.
Diego Martín de Angulo; una deuda con el mercader Juan Texera que ascendía a
1.574.640 mii; otra con Bartolomé Doble, por diversos préstamos, que sumaba
723.024 mii.
Los Ponte podían haber optado por una mayor
expansión de los cañaverales, pero los elevados costos y la fluctuación de la
demanda —además de la agresiva competencia sudamericana— no hacían viable esa
salida. Al final, se optará por un mantenimiento de la producción azucarera y
un aumento de la vitícola y cerealera.
Continua en
la entrega siguiente.
No hay comentarios:
Publicar un comentario