sábado, 1 de agosto de 2015

ARCHIVO PERSONAL DE EDUARDO PEDRO GARCÍA RODRÍGUEZ-CXI



Los fracasos ecológicos en Gran Canaria (1)

UNA DE LAS ALTERNATIVAS: EL PARQUE NATURAL DE GUAYEDRA-ANDEN VERDE PREAMBULO: DEL ESTADO CALAMITOSO DE LA ISLA



En el momento presente, de todas las islas del Archipiélago, la de Gran Canaria es, sin duda, la que se encuentra en un estado más destrozado a la vez que penoso, en cuanto a la calidad del paisaje natural que ofrece. Puede afirmarse que esta isla está en gran medida machacada. Se ha llegado a un grado de deterioro tan grande de su naturaleza o territorio, que hoy resultan contados los espacios de importancia naturalista suficientemente conservados y disponibles para gozarlos.

Pero, además, la imagen que se desprende —derivada de su recorrido— es la de un medio en estado de abandono generalizado, que se traduce en la proliferación de edificios sin gusto estético alguno y frecuentemente inacabados, la abundancia de vertederos de desperdicios de toda clase ubicados antojadizamente y sin el más mínimo control, la invasión masiva de elementos publicitarios que agreden a sus residentes violando el derecho a la intimidad personal, o el abuso en la apertura de carreteras o pistas —en ciertos casos innecesarias o desproporcionadas— en zonas donde su impacto ecológico lo desaconsejaba, etc...

Un breve inventario de los componentes que han llevado a esta situación debe señalar como principales los siguientes:
a)  Una acusada presión demográfica derivada de un alto crecimiento vegetativo—el mayor de España— unido a unos flujos migratorios, en las dos últimas décadas, también sensibles. En definitiva, mientras en Gran Canaria en el año 1950 vivían 331.725   habitantes   en   1981   sumaban 672.716. Al mismo tiempo conviene apreciar que de los 1.532 Km.2 que tiene de superficie esta isla, al menos una cuarta parte está deshabitada debido a las dificultades que reúne para su explotación económica. De cara a mantener el adecuado equilibrio  entre  "población —recursos económicos— naturaleza", se hace necesario que, a corto plazo, se obtenga un control de su crecimiento demográfico (mediante una política de planificación de la natalidad y de limitación de las inmigraciones), ya que en la actualidad Gran Canaria es una isla en estado de superpoblación.
b)  Unos recursos naturales, con posibilidades económicas, bastante limitados. Esta isla, en su naturaleza, no ofrece otras riquezas susceptibles de aprovechamiento económico masivo, más que las de la agricultura, el sol y las playas y su situación geográfica. Tres recursos que presentan la fuerte desventaja de que escapan en gran medida de nuestro control, ya que se encuentran sometidos a una excesiva dependencia exterior, al mismo tiempo que sus posibilidades de desarrollo están limitadas por la escasez de recursos hídricos.
c)  Una sociedad inculta. Un problema secular de la sociedad grancanaria ha sido su bajo nivel educativo, que se manifiesta en unos índices elevados de analfabetismo, un fracaso escolar acentuado, un número de titulados superiores escaso, unido a un estado general de la población poco inquieto por preocupaciones culturales. Este panorama ha facilitado la inexistencia de una conciencia crítica que pusiera freno al desgaste medioambiental y a la desorganización económica que pesa sobre la isla.
d)  Caos en los usos del espacio. Por desgracia, en la práctica, Gran Canaria soporta una utilización de su espacio que no obedece a ninguna planificación previa del territorio. A título de ejemplo, entre lo más llamativo destaca la expansión urbana en aluvión de Las Palmas y la configuración actual de esa nebulosa de asentamientos urbanizados que se extiende desde dicha ciudad hasta Mogán y que pronostica un próximo agudo problema de armonización y funcionalidad entre ellos.

e)  Estado esquelético de la naturaleza. Es evidente que esta isla ha visto mermado considerablemente su patrimonio natural virgen, de modo progresivo. Este deterioro se
ha acentuado de manera alarmante en los veinte últimos años, cuando se ha pasado a hacer extensivo el modo de vida urbano a todo el espacio rural, cuando ricas zonas agrícolas han cambiado su destino hacia solares urbanizables o han sido abandonadas, cuando las disponibilidades de recursos hídricos subterráneos y superficiales resurtan insuficientes ante el crecimiento de la demanda y cuando ciertos enclaves de gran importancia naturalista han quedado abiertos al gran consumo viendo muy perturbada su calidad ecológico.

Como colofón es fácil apreciar, observando el panorama presente de la sociedad grancanaria, que no se destacan señales esperanzadoras que corrijan y mejoren la triste estampa descrita en los párrafos anteriores, Punta de las Arenas vista desde el mar, al pie de los acantilados de Andén Verde. Formación dunar relicta de modo que, a corto plazo, el futuro nos aparece como preocupante e incierto. Sin embargo, se dispone de medios institucionales, legislativos, técnicos..., en definitiva políticos, que, aplicados, servirían para poner alivio o corregir el cuadro que hoy presenta la isla.

Precisamente, el sentido de la elaboración de este trabajo no es otro que el de ofrecer a la opinión pública el redescubrimiento, científicocultural, de la existencia de una comarca que todavía conserva una gran parte de sus cualidades originales como naturaleza, y por eso mismo digna de ser defendida para su conservación.

La historia última de Gran Canaria nos muestra lamentables lecciones de destrozos de su medio natural que una sociedad con educación no volvería a repetir. El repertorio puede ser bastante ilustrativo, nos limitamos a enumerar los ejemplos más notables como el del litoral natural de la ciudad de Las Palmas de Gran Canaria, la playa de Las Canteras, los Tilos de Moya, los barrancos de Azuaje, Lomo Magullo y Guayadeque, loa palmerales de Guiniguada y Jinámar, el complejo de Maspalomas, etc.

Un caso bien representativo de entre todos ellos es el del conjunto formado por el sistema dunar, charca y palmeral de Maspalomas, en actual estado de pura aniquilación. Su biografía reciente, de modo breve, habla por sí sola: en 1934 el artista grancanario Néstor Martín Fernández lanzó la primera llamada de atención en previsión de la posible destrucción que pudiera afectar a este valiosísimo entorno natural. Desde finales de los años 60 la Asociación Canaria para Defensa de la Naturaleza (ASGAN) ha venido condenando los atropellos cometidos en este lugar, pidiendo, mediante diversos documentos, la protección a través de alguna calificación preservacionista oficial. En 1978 los autores del presente trabajo señalaron en un estudio las cualidades de importancia científica y natural que dicho espacio encerraba, al tiempo que proponían medidas para frenar el avance imparable de su destrucción.

A consecuencia de ello un grupo de investigadores, aglutinados por el Jardín Botánico Viera y Clavijo, en el año 1978, y por Base de Punta de las Arenas mostrando incisiones elaboradas por barrancos, lo que indica su actual fase de destrucción encargo del ICONA, elaboró el proyecto de Parque Natural Dunas de Maspalomas. En junio de 1982 el B. 0. E. publicó el decreto por el que se creaba dicho parque.
Se ha necesitado, pues, casi medio siglo (48 años) para pasar de la sugerencia inteligente y oportuna a su plasmación legal, pero ante la triste realidad de que la medida salvadora ha llegado cuando ya poco queda por preservar.

¿Servirá esta experiencia para que la historia no se repita?

La comarca Guayedra-Andén Verde se merece que la contestación sea positiva.

DESCRIPCIÓN Y LIMITES

La comarca natural Guayedra Andén Verde se encuentra situada en la zona oeste de Gran Canaria, siendo sus límites, por el norte el valle de Agaete, por el este el macizo de Tirma Tamadaba, por el sur los barrancos septentrionales del tramo final del valle de la
Microtafonis elaborados en los acantilados de Andén Verde. Proceso de meteorización química, favorecido por la humectación.

Aldea y por el oeste el mar. Este calificativo de comarca natural comprende la banda marítimo-terrestre desde el Puertito de las Nieves hasta la Punta de la Aldea.

Topográficamente, este territorio ofrece una orografía quebrada que se manifiesta en amplios valles, interfluvios de elevación acusada, andenes y acantilados de gran desnivel, un litoral agreste..., en definitiva un aspecto paisajístico atractivo con destacada personalidad.

Se diferencian las siguientes grandes unidades geológicas: el arco litoral Puerto de las Nieves-Punta de la Aldea, el Valle de Guayedra, el morro de Faneque, el valle del Risco y el Andén Verde Punta de las Arenas. Envolviéndolas, en la periferia, el macizo de Tamadaba y pinar de Tirina.     
            
Este dominio está repartido entre tres municipios que son el de Agaete, Artenara y San Nicolás de Tolentino, presentando la peculiaridad de estar muy poco poblado, lo que supone la inmejorable ventaja de haber llegado hasta hoy en condiciones de escasa humanización (excepción hecha del impacto que ha tenido el pastoreo) y, en consecuencia, menos transformado que el resto de la isla.

ANÁLISIS DEL MEDIO NATURAL 1) Geomorfología

Geológicamente este sector de la isla está constituido en su mayor parte por rocas basálticas y traquiticas que corresponden a sus más antiguas erupciones volcánicas emergidas, ofreciendo una antigüedad de hasta casi 14 millones de años. Se interpreta que esta primera fase magmática acabó configurando la antigua Gran Canaria, que consistía en un voluminoso edificio en forma de escudo volcánico que, sin duda, tuvo prolongación más hacia el oeste de la actual línea de costa, sobre lo que ahora está ocupado por el mar y hasta una extensión indeterminable. Esta comarca se puede entender por tanto como una parte de la isla que ha perdido, por causas tectónicas y erosivas, un fragmento amplio, hoy desaparecido.

Debido a su antigüedad y al hecho de que no han existido erupciones a lo largo de todo el Cuaternario, este espacio muestra un estado de desmantelamiento avanzado de las formas del relieve originales. Esto es, una zona de la isla diferenciada por el hecho de que durante varios millones de años ha venido siendo afectada exclusivamente por la denudación.

Geomorfológicamente reúne una colección de formas de relieve notablemente singulares, que se colocan entre las más llamativas que posee la isla y que ilustran sobre las deformaciones ocurridas en su corteza terrestre (acantilados fósiles, paleo playas, formación dunar, glacis, fracturas de distensión, formas de arrecife residuales, formas de tafonización, originales formas de valles,...).

Junto a la localidad del Puerto de las Nieves aparece el relieve litoral conocido por el nombre de "Risco Partido" y "Dedo de Dios". Ambos son muestra del fenómeno de retroceso de la costa volcánica ante el avance de la abrasión marina. "Risco Partido" nos descubre la disposición de las coladas basálticas que han intervenido en la construcción del basamento de la isla y su acantila-miento presenta hoy un perfil que indica claramente su anterior necesaria continuidad sobre el mar. Por su parte, el "Dedo de Dios" no es más que un singular arrecife residual que ha conseguido resistir la capacidad destructiva de las fuerzas marinas.

El valle de Guayedra aparece como una cuenca hidrográfica, en cierta medida de tipo original, dentro de la diversidad de formas fluviales de Gran Canaria. Si bien su sistema hidrográfico ofrece una organización de afluentes casi simétrica, lo destacable reside por un lado, en que el valle morfológicamente parece pertenecer sólo al tramo superior de una cuenca mayor y donde hoy estarían ausentes el curso medio y el bajo, y, por otro lado, porque sus perfiles longitudinal y transversal culminan en cortaduras o andenes de desniveles fuertemente verticales. Ello es consecuencia del cambio de la litologia, a partir del contacto entre los basaltos inferiores y las traquitas suprayacentes.

Una de sus curiosidades consiste en la existencia de unos gigantescos bloques tra-quíticos, alojados a lo largo del cauce del barranco, que corresponden a desprendimientos desde las cornisas, a veces muy distantes, y que su peculiar forma de redondeamiento resalta aún más su originalidad. De cualquier modo corresponden a fenómenos erosivos en los que la gravedad ha sido el agente decisivo.

En la desembocadura de este valle hallamos la imbricación de depósitos sedimentarios aluviales con depósitos de origen marino. Mientras los primeros, al ser portados por el actual barranco, se muestran actualmente como terrazas fluviales, los segundos conforman una paleoplaya (a 55 m. sobre el nivel del mar) que corresponde probablemente al Pleistoceno medio. Dichas formaciones sedimentarias guardan estrechas analogías con los fenómenos que aparecen en otras zonas de este litoral, como es Punta de las Arenas y que luego será objeto de una explicación más detenida.

Separando este valle del del Risco, sobresale vigorosamente en el paisaje el farallón de Faneque, divisoria entre ambos barrancos. Es digno de señalar su reducido diámetro en la cumbre que casi se transforma en crestería, a algo más de 1.000 m. de altitud. En él es, dentro de toda la comarca, donde se muestran, de forma más evidente, los resultados de la deformación tectónica. Al menos dos gigantescas fracturas de distensión, y posible acompañamiento de desgarre, recorren de NE a SW su estructura geológica, sirviendo para que, a favor de ellas, se hayan dispuesto dos barrancos de perfil prácticamente vertical (uno de ellos es el de La Palma). Por último, en su costada NW la ladera casi se convierte en un acantilado directo sobre el mar de 1 Km. de desnivel.
El barranco del Risco es la zona intermedia de esta comarca natural. A partir de él se ha organizado todo un amplio valle en anfiteatro con cuencas de recepción poliloguladas. Sus vertientes recogen manifestaciones de dos fenómenos de la erosión torrencial como son, la meteorización a base de desprendimientos de bloques y la elaboración de mantos de recubrimiento de materiales erosivos que tapizan parte de las laderas, suavizando sus formas y formando lo que técnicamente corresponde a glacis coluviales de vertiente. Particularmente se han desarrollado en la ladera meridional de Faneque, en la localidad conocida como el Tabaibal.

En la zona sur de la comarca se dispone el espacio más preciado, por la valiosa naturaleza que encierra y por sus cualidades paisajísticas, en gran estado salvaje. Es la parle que corresponde al acantilado del Andén Verde y Punta de las Arenas (Punta Góngora), que aparece limitado desde el morro de la Campana al norte. Montaña Tablada y Punta de la Aldea al sur, y Montaña de Tirina y Montaña Blanca al este. Este territorio abriga el especial interés de presentársenos como una zona muy idónea por las formas de erosión y sedimentación que allí se encuentran y por facilitar la profundización en el conocimiento del pasado cercano y antiguo del clima y de la erosión que se han dado en esta isla.

Precisamente este tema de investigación, extendido a escala de todo el Archipiélago, ha venido siendo objeto de estudio recientemente por el Departamento de Geografía de la Universidad de La Laguna y, justamente. Punta de las Arenas —en unión a fenómenos estudiados en Anaga y Punta de Teño en Tenerife, barranco de las Angustias en La Palma, glacis de Fuerteventura. etc.— está contribuyendo al esclarecimiento del pasado morfoclimático de Canarias desde el Pleistoceno medio. En definitiva nos atrevemos a proponer que dicho espacio reúne condiciones óptimas para que pudiera transformarse en un museo vivo, o en un laboratorio, de formas de erosión y acumulación referidas al pasado del clima y la geografía de Gran Canaria.

A lo largo de unos 8 Kms. de extensión se dispone el imponente acantilado marino del Andén Verde, labrado en los materiales basálticos más antiguos de Gran Canaria y cuya configuración data al menos desde finales del Terciario. Los valles geomorfológicos que reúne este acantilado son entre otros el disfrutar de una condición mixta de acantilado vivo al sur y fósil al norte; su fuerte desnivel que en ocasiones alcanza los 550 m. sobre el mar; la proliferación de oquedades por tafonización; la existencia de numerosas cabeceras de barranco decapitadas por una progresión más rápida en el retroceso del acantilado, que ha determinado que, en especial desde Montaña Blanca, tales barrancos queden colgados con respecto al mar y drenando anómalamente hacia el interior o cuenca de la Aldea. Finalmente sobresalen, cruzando el eje M i lado, varias fracturas, tanto «roíales CMH comprobadas, que explican muchos de ta costados del propio acantilado.

Singularmente, se señala la importancia de la falla de Montaña Blanca, claramente manifiesta en el terreno, que encierra una posible explicación a la existencia de esa lengua de territorio, a la manera de pequeña cabo, llamada Punta de las Arenas, que rompe la uniformidad acantilada del conjunto y se destaca en el perfil de la costa. Punta de las Arenas está formada por una acumulación variada de materiales sedimentarios que yacen sobre un sustrato rocoso que actúa de soporte. Exclusivamente en este punto es donde se conserva esta "paleoforma de relieve" o relieve fósil, ya que en el resto del acantilado, hasta Punta de la Aldea, no se ha mantenido ningún testimonio de este mismo fenómemo. Ello es debido probablemente a que, a causa de la misma falla, este sector sufrió un hundimiento que motivó la desaparición del resto de la zona costera con depósitos sedimentarios.

Específicamente en el sector de Punta de las Arenas, y arrancando desde el acantilado retrocedido del Andén Verde, hallamos unos voluminosos taludes de derrubios cuyo origen procede exclusivamente del desmoronamiento del acantilado y que reducen su pendiente al llegar al nivel de base costero. En este punto se reúnen, imbricándose, con una potente formación lunar que llega hasta el mismo límite litoral. Se trata de arenas claras de origen orgánico marino (restos de moluscos, foraminíferos,...) que, una vez en la playa, el viento se ha ocupado de extender hasta unos 150 m. sobre el nivel del mar actual y basta casi 1 Km. tierra adentro.

Todo este conjunto sedimentario se muestra hoy acantilado en su contacto con el mar, lo que demuestra la reducción de su perímetro original. A la vez se encuentra entallado por una serie de incisiones la modo de barranquillos— algunos de los cuales, de gran curiosidad geomorfológica, evidencian su actual estado de destrucción. En efecto, en el presente, y en las condiciones morfoclimáticas de la zona, ahora esas formas ya no se originan, es decir, son herencia del pasado y en todo caso las fuerzas actuales de la naturaleza las atacan desfigurándolas.

El fenómeno lunar de la Punta de las Arenas, inesperado por exclusivo en la situación al oeste de la isla, científicamente hay que comprenderlo, en su dinámica y cronología, análogo y coetáneo a los sistemas de dunas de Maspalomas y de Guanarteme, éste en la ciudad de Las Palmas y hoy desaparecido. Con la excepción, sin embargo, de que el primero de ellos interrumpió su alimentación, mientras que los otros dos continúan funcionales.

Carlos Guitian Ayneto,Profesor de Geografía de la E. U. de Magisterio. Las Palmas de Gran Canaria. Fernando Martín Galán, Profesor de Geografía. Universidad de La Laguna. Ignacio Nadal Perdomo, Profesor de Geografía de la E. U. de Magisterio. Las Palmas de Gran Canaria. Bernardo Navarro Baldivielso, Biólogo del Jardín Botánico Viera y Clavijo. En: Revista Aguayro.Año XII nº 143, octubre  de 1982.
(Archivo Personal de Eduardo Pedro García Rodríguez)

Los autores de este estudio agradecen a D. Sebastián Sosa Álamo, escritor, y a Dr. D. Dimas Martín Socas, arqueólogo, la apreciable colaboración que les prestaron en los temas de sus especialidades.

(Archivo personal de Eduardo Pedro García Rodríguez)

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