El mencey de Adeje fué uno de los más destacados de la época.
Según Nuñez Peña que cuando se rinde parte de la
isla, este tomó la palabra y dirigiéndose a Lugo, le dijo: "Tu valor nos
ha rendido, obediencia venimos a dar al rey
poderoso de España, y paces con los
españoles pretendemos y queremos ser cristianos; lo que te suplicamos es, nos
des libertad y a nuestros vasallos obedientes, y que contra los rebeldes procedas con rigor y hagas con
ellos lo que fuere tu voluntad; y en señal
de firme amistad te damos nuestras manos". Levantóse el general y
abrozólos, y les respondió se alegraba obedeciesen a los católicos reyes e hiciesen con edlos paces, que lo
que pedían prometía guardarles. Este mencey fue bautizado y pasó a llamarse Don
Diego, otros creen que pasó a llamarse Pedro.
Lugo le regaló, lo
que era el valle de Masca y sus aguas con más de cien fanegadas de tierra en Tao, por debajo de las
lomadas de Erjos.
No obstante es el Dr.
Wólfel, el que afirma que el último mencey de Adeje se llamó don Enrique, según
documentos hallados en Simancas. Comenta Wölfel que seguramente don Enrique,
fuese vendido como esclavo, y más tarde liberado siendo restituido con todos
sus derechos, parece ser que por una copia facilitada por Leopoldo de la Rosa y
Olivera en 1713 hay un documento donde se hace efectivo el pago en Arafo ante
el alcalde de Oüimar, Don Migue Fernández de Paez y Galdona, a petición de Juan
Alonso Bencomo y el alférez Diego Alonso Bencomo, hermanos, que se personan en
los autos seguidos por Sebastián Bello, sobre los bienes que dejó don Diego,
Rey que fué de las partes de Adeje, justificando que son hijos legítimo del
matrimonio de Juan Alonso y Nicolasa Díaz, sus padres; llegando en su
ascendencia hasta don Diego de Adeje. Loa bienes en litigio etán las tierras
del valle de Masca, y cíen fanegadas de sequero que están en Tajona, y además
treinta fanegadas con agua para su riego, osea la data del antiguo Mencey de
Adeje.
Fuente: El mencey de Adeje y sus descendientes(Bonnet y Reverón, Buenaventura).
Publicado por María Gómez Díaz. Agosto de 2015.
No hay comentarios:
Publicar un comentario