APUNTES PARA SU HISTORIA
Capitulo XI-IV
Informe sobre las
fuentes de Tegueste en 1844
1º
Fuente del Nieto: nace en el monte del Pueblo y de ella se surte el vecindario,
aunque es escasa para tal fin porque no transcurre por canales ni atarjeas sino
por un barranco colindante, perdiéndose los sobrantes por filtraciones y,
además, porque los hacendados riegan con ella plantíos de ñames y otros
cultivos. Corriente natural. Terreno público.
2º
Fuente de La Mocanera :
nace en el monte del Pueblo y también sirve al abasto público pues sus aguas se
unen con las del Nieto en el Barranco. Corriente natural. Terreno público.
3º
Fuente del Padre General Díaz: nace en una hacienda particular, con la que
riegan hortalizas y, como agua de estimación, surte en alguna parte a los
vecinos con algún barril en época de escasez.
4º
Agua que nace en la cabecera del Barranco de Pedro Álvarez y desde allí baja al
pago del mismo nombre. En verano no llega al Pueblo debido a las mismas
circunstancias que concurrían en la
Fuente del Nieto. Corriente natural. Terreno público.
5º
Fuente en la cumbre llamada Mesa de Mota (Montaña Guarca). Permanente y escasa.
Sirve de abrevadero para los ganados de la zona.
6º.
Fuente de Piloto: situada en terreno de particular. De ella se surten sólo
algunos vecinos. Permanente y escasa.
7º
Fuente de Pacheco: situada junto a una serventía que va al monte de Pedro
Álvarez. De ella se surten algunos vecinos. Permanente y escasa.
8º
Fuente del Cuervo: situada en terreno particular. Permanente y escasa.
9º
Fuente en Cocón: en la cumbre. Terreno particular. Surte a algún vecino y
ganado. Permanente.
10º
Fuente del Mulato: en la cumbre. Terreno particular. En todo su círculo tienen
arroyos que, reunidos, pudieran ser aprovechados para riego. Ahora sólo se
utiliza
para
beber los ganados de la zona. Abundante
11º
Fuente del Camino: terreno del mismo particular que el de la fuente del Mulato.
Se surte algún vecino de la zona. Permanente y escasa.
12º
Fuente en el Barranco del Burguñón (Borgoñón). Corriente natural. Permanente y
escasa. 13º Fuente de los Álamos. Situada en terreno particular. Sirve a algún
vecino y como abrevadero de ganado. Corriente natural. Permanente y de alguna
abundancia
14º
Fuente en Tornero, parte de la cumbre: En terreno realengo. Sólo para
abrevadero del ganado. Corriente natural. Permanente y bastante abundante
15º
Fuente de la Vieja :
situada en la misma cumbre que la anterior. Sirve de abrevadero del ganado y,
en época de escasez, surte a vecinos distantes. Permanente y abundante
16º
Fuente junto al Camino de Las Peñuelas: utilizada hasta hace tres o cuatro años
porque el propietario del terreno la tupió para que los que transitaban por el
camino no le pisasen su manchón al entrar a beber, pues es terreno sólo de
pasto de ganado.
Archivo
Municipal de Tegueste. Informes de
Aguas 1844. Sign. 88-1.
(María Jesús Luís Yanes y
Juan Elesmí de León Santana, 2011)
Francisco Viera Galván,
vecino del Borgoñón
“De entre los miembros de la Corporación , Francisco
Viera Galván, ocupó un puesto de primera línea en el conflicto entablado con el
dueño de la hacienda de Carriazo. Figura predominante entre los vecinos –ocupó
cargos de regidor y de perito repartidor de las contribuciones, fue candidato a
juez de paz, costeó los gastos de la vidriera de la puerta de la sala del
recién construido ayuntamiento, siempre
aparece ligado a la zona del Borgoñón, donde reside. Sus propiedades, de cierta
consideración si atendemos a su condición de vecino y a la distribución de la
propiedad de la tierra, la gran mayoría en manos de hacendados absentistas, se
situaban todas en las inmediaciones del Borgoñón: en el Valle del Cuervo, en
Santo Domingo y en El Infierno.
Antes del pleito por las
aguas del Borgoñón, Francisco Viera ya se constituía en garante de las aguas
públicas de la zona: En 1845, se le nombra comisionado de Tegueste el Nuevo para que se formen cercos de barro en los caminos
donde hayan tornas y se tranquen las paredes de las propiedades colindantes a
los caminos para que no discurran las aguas por ellos Un año después es
nombrado guarda celador de la
Fuente del Borgoñón15, y en 1857, como síndico del
Ayuntamiento, fue comisionado junto al teniente de alcalde Juan Nicolás
González, para que ante la necesidad de los vecinos del Borgoñón de agua para
el abasto de ganado, se hagan los charcos necesarios en el Barranco del mismo
nombre16. Su participación y encono en el juicio es notoria, llegando la parte
contraria a acusarle de estar interesado en perjudicar a Tomás Martel desde su
cargo como teniente de alcalde.
Aparte de su preocupación
que como vecino del Borgoñón tendría por garantizar el abastecimiento de los
charcos del barranco, los intereses de Francisco Viera iban más allá. Junto al
doctor Domingo Darmanín, solicita el aprovechamiento del pequeño manantial que
existe en el barranco de Tornero, para regar sus tierras del sobrante que se
pierde y que sólo se usa para el lavado de ropa en los charcos y para abrevar
el ganado de los vecinos próximos. A cambio se comprometen a construir un
abrevadero y
lavadero cómodos.
En 1866 reiteran la
solicitud y al año siguiente solicitan construir una atarjea que conduzca el
sobrante hasta sus propiedades por camino público. Debido a algunas quejas de
ganaderos de La laguna que acudían a la fuente, el Gobierno Civil ordena
desbaratar las obras, aunque para resarcir a Viera y Darmanin del gasto, se les
permite tomar los sobrantes por debajo de las charcas.
Más allá de las
particularidades del caso, el conflicto por el agua del barranco del Borgoñón,
de la que los vecinos venían abasteciéndose desde antiguo por considerarla de
uso público, constituye un episodio más en la lucha por este esencial recurso.
Los vecinos de la zona
continuaron haciendo uso de las aguas de escorrentía del Barranco del Borgoñón
hasta bien entrado el siglo XX.
Todavía hay vecinos que
recuerdan el lavado de ropas en las charcas del barranco.” (María Jesús Luís
Yanes/Juan Elesmí de León Santana, 2011)
Calles, caminos y
veredas
Lugar apacible y poco
transitado en la actualidad, en el pasado, por el contrario, fue punto vertebrador
y centro de encuentro de vecinos. A la Placeta confluían, entre otros, el camino que
conducía, a través de la
Calle Ginoria , a la
Plaza de San Francisco de Paula o de la Arañita , antiguo núcleo
fundacional de Tegueste; la Calle del Pino (actual Calle
General Franco), por la que se llega a la Plaza de San Marcos y, sobre todo, hasta en ella
desemboca el Camino de los Laureles, principal vía de enlace con La Laguna hasta bien entrado
el siglo XIX.
Además, en la Placeta se encuentra la
fuente de agua de la que se abastecían los vecinos y abrevaban los ganados. Con
tal ubicación y uso no es de extrañar que fuera de los lugares de más dinamismo
de todo el pueblo, y que se erigiera en lugar de celebraciones.
Los nombres de la Placeta
Desde un principio al lugar
se le conoce por los nombres genéricos de Plazuela, Plazoleta o Placeta1,
diminutivos nacidos quizás en contraposición a la plaza por antonomasia del
pueblo, la de San Marcos.
También se la ha designado
como Plaza de Pedro Melián y Placeta de Eduardo
Tacoronte.
1 En una de las primeras
referencias se le nombra como la Plazuela. A.M .T. Actas de 4 de marzo y 14 de mayo
de 1824. Sign. 99-5(2), fs. 9v-10r. y 12r-14-v. Ya a mediados del siglo XIX se
le denomina casi siempre como la
Placeta.
Placeta de Pedro Melián
A principios del siglo XX,
el emigrante retornado de la
Habana , Pedro Melián, dona una tubería de hierro galvanizado
para conducir el agua de la
Mocanera y La
Enladrillada hasta la fuente situada en el Calvario de La Placeta , a cambio de que del
sobrante se le concediese una pequeña cantidad para el abastecimiento de su
casa. La Corporación
accede y, como muestra de agradecimiento, hace colocar una loza de mármol en el
Calvario con el nombre de Pedro Melián y la fecha de la donación. Ya en 1911 se
nombra al lugar como Plazoleta o Plazuela de Pedro Melián.
Placeta de Eduardo
Tacoronte
En 1963, Eduardo Tacoronte
Aguilar, coronel de Artillería del Estado Mayor, residente en el Camino de Los
Laureles, en la casona conocida como Casa de los Tacoronte, antigua residencia
del cónsul francés Chasserieu, dona al Ayuntamiento parte de sus terrenos para
el ensanche del Camino de Los Laureles:
(…) como propietario de
los terrenos denominados Las Placeta, no tengo inconveniente en ceder la
extensión necesaria para el mencionado ensanche, sin compensación económica
alguna por mi parte, en las condiciones siguientes:
-El terreno a ceder es
el correspondiente a la orilla Oeste o Poniente del camino de los Laureles
entre la Glorieta
que se encuentra inmediatamente delante de la portada de la casa y la curva del
camino situado al Sur de la citada Glorieta en el límite de las propiedad de
José Zamorano.
-La anchura del ensanche
(… ) será de dos metros aproximadamente.
-La Corporación
(…) se compromete a reconstruir (…) el muro de cerca actualmente existente (…)
En la década de los 80 del
pasado siglo, se amplia la
Placeta por la parte trasera del Calvario y la fuente. En
señal de agradecimiento a Eduardo Tacoronte,
en 1979 el Ayuntamiento acuerda colocar una placa con su nombre en el lugar.
Calvario de la Placeta
Aparte del chorro,
el otro elemento significativo de la
Placeta es el Calvario. Su existencia está documentada desde
antes de 1850.
Probablemente fue
construido en el antiguo solar que ocupaba una antigua capilla mortuoria
demolida en 1895. En las zonas rurales y pobres el espacio reducido de las
casas hacia necesario contar con una sala mortuoria donde velar a los difuntos:
Vías de comunicación en el Municipio de Tegueste
Encrucijada
de caminos
Auténtica encrucijada de
caminos, la Placeta
era lugar de descanso para los transeúntes y ganados, paso obligado en el
camino hacia La Laguna.
El Camino de los Laureles o
el Callejón de Don Marcos
De todas las vías que
confluían en la Placeta ,
el camino de los Laureles era el principal por cuanto conducía, enlazando más
arriba con el de las Peñuelas, a la vecina ciudad de La Laguna. La
desembocadura del camino de los Laureles en la Placeta le confería a esta
explanada la condición de punto de entrada al Casco, al menos hasta la
construcción de la
Carretera General (1859-1861) y la apertura de la Calle el Ramal (hoy Calle
General Mola), en la segunda mitad del siglo XIX.
El Camino de los Laureles,
célebre por conservar vegetación propia de la laurisilva, se denominaba, al
menos en el sector más cercano a la
Placeta , como Callejón
de Don Marcos Albornoz o simplemente de Don Marcos, durante gran parte del
siglo XIX, aunque con el tiempo pasó a denominarse de San Marcos.
En 1854 en las obras de
arreglo del camino, ante el error cometido por el ingeniero civil de la
provincia al tildar la vía como serventía, se replica que no es serventía sino
camino: el nombrado camino de los Laureles y de Don Marcos, determinado
por árboles seculares desde la fundación de este pueblo y que desde la Plaza de la Iglesia
conduce a la ciudad de La
Laguna , al pueblo de Tejina
y a los pagos de toda esta jurisdicción. Ya desde entonces se
intentaba salvaguardar el arbolado del camino de los posibles perjuicios
provocados por las obras.
Otra de las vías de
confluencia a la Placeta
es la Calle del
Pino, que conduce desde aquella a la
Plaza de San Marcos. Su importancia queda manifiesta por ser
objeto de arreglo por los vecinos en reiteradas ocasiones, sobre todo en la que
conduce Plazuela de este Pueblo al principio del Callejón de don Marcos de
Albornoz, intransitable por piedras. Acondicionamiento de los caminos por
los vecinos: Falta de limpieza de casi todas las testadas de los caminos, sobre
todo en puestos peligrosos donde se han desriscado animales y golpeado varias
personas en la noche y también durante el día, especialmente en el Callejón
de Don Marcos.
Callejón de la Chocolatería
El callejón de la Chocolatería , pequeña
y recóndita vía que desemboca también en la Placeta , debe su nombre a la existencia de una
chocolatería a principios del siglo XX.
En realidad, dicha
industria se encontraba en la confluencia entre la Calle La Audiencia con el
camino de la Placeta. Era
propiedad de Francisco Bernadas Vallés, quien procedía de Villanueva
(Barcelona; el topónimo podría referirse a Villanova i la Geltrú ) y residía en la Plaza de San Marcos. La
fábrica fue traspasada en 1935 a Roberto Wildpret pero no consta documento
alguno sobre continuación de la actividad.
El Natero o Calle El Tejar
El Natero, o Calle el
Tejar, parte del lado Oeste de la
Placeta y llega al Ramal, actual Calle General Mola.
El término “natero” se
utiliza en Canarias para denominar un sistema de cultivo consistente en cerrar
pequeños barrancos con muros de piedra seca con el fin de que se vayan
depositando los sedimentos conducidos por las aguas y crear así un terreno
adecuado para el cultivo. Precisamente por esta zona bajaba un pequeño
barranco, hoy canalizado, cuyo trayecto fue modificado durante la construcción
del actual ayuntamiento.
El nombre de Tejar le viene
por la existencia de un horno de tejas de cuya existencia hay constancia en
1820. Posteriormente, en 1905, Antonio Melián solicita licencia para apertura
de una fábrica de teja, una era y máquina harinera, probablemente en los mismos
terrenos donde se ubicara el primitivo horno.
Terreno de utilidad
pública, sitio de desahogo
La importancia del
lugar para el Tegueste de antaño
queda manifiesta por las obras de mejora del entorno como fue el empedrado de
la parte delante del Calvario, obras en suma, que se consideraban de gran conveniencia
para ese vecindario.
Las décadas de los años
cuarenta y cincuenta del siglo XIX fueron especialmente importantes para
Tegueste: mantenimiento de la independencia municipal frente a los intentos de
agregación a La Laguna ,
construcción de la primera casa de ayuntamiento, mejora de la Plaza de San Marcos y
construcción del cementerio municipal, a lo que se le une la presencia del
Prebendado como cura de la parroquia. Dentro de todos estos cambios y nuevas
construcciones, la Placeta
a punto estuvo de desaparecer como lugar de esparcimiento.
Ya a principios del siglo
XIX, se barajó la posibilidad de destinar el terreno para cementerio municipal;
sin embargo, los facultativos nombrados por el Comandante General y la Junta de Sanidad para
inspeccionar la Plazuela ,
desaconsejan dicha ubicación por ser un lugar hondo, sin ventilación, inmediato
al Pueblo, rodeado por algunas casas y diversos caminos14. Aunque es a mediados
de dicho siglo cuando corre el peligro de desaparecer como terreno público: En
la búsqueda de los fondos necesarios para costear los gastos de edificación del
cementerio, el Ayuntamiento se plantea la posibilidad de enajenar el terreno
que ocupa la Placeta.
Sólo la acción decidida de los vecinos evitó su desaparición
como lugar donde se reunían las gentes. Esta enconada defensa de la Placeta como lugar
público, llegó incluso a instancias superiores que debían resolver estas
ruidosas cuestiones. Efectivamente, el rechazo popular se pone de
manifiesto en una exposición presentada por los vecinos al Gobernador de la
Provincia, documento de
especial interés por cuanto se describe a la Placeta como lugar de expansión vecinal, donde se
reúne el pueblo los días de fiesta, lo que viene a coincidir con la memoria de
los más viejos que recuerdan la celebración de ferias y fiestas en el lugar: constituye
una pequeña plaza o como allí se dice placeta, en la cual
desembocan cuatro
caminos públicos, en la cual existe un calvario desde tiempos muy
antiguos, y en la cual en fin, se reúne el vecindario siempre
que se le ofrece y encuentra un sitio de desahogo con especialidad
en los días en que se celebra la fiesta de la Patrona a la cual
concurren varias gentes de diversos puntos.
El chorro de la Placeta
Los lugares de
abastecimiento de agua se constituían en zonas de encuentro de vecinos y
descanso de transeúntes. La ubicación de una fuente pública en la Placeta , conocida
popularmente como el chorro de la
Placeta , le confirió, pues, más vida al lugar.
Al menos desde 1841 se
plantea conducir a la Placeta
las aguas de la fuente de la
Mocanera , cuyas aguas se unían a las de la Fuente de Nieto en el
barranco16, con
el fin de que el vecindario
se abasteciera sin tener que recorrer una larga distancia.
En 1850, en la exposición
para que no se venda la el terreno de la Placeta , los vecinos alegan que el precitado
terreno lo tiene destinado el vecindario para colocar en él
una fuente o estanque a
la cual conducir las aguas que llaman de Nieto y del Mocán y que hoy se van a
tomar para el abasto público a una larga distancia de la población17.
El Gobernador civil envía a Tegueste a su secretario José Joaquín
Monteverde V. en este núm. Apéndice documental núm 4. Exposición de los vecinos
para que no se privatice terreno sito en La Placeta (1850) y Acta de 30 de octubre de 1850,
en Catálogo de Actas de Ayuntamiento Pleno, 1840-1850. En 1851, se le niega la
compra de un terreno en La
Placeta a Joaquín García de Mesa, vecino de Santa Cruz, por
ser terreno destinado a utilidad pública.
Una década más tarde, se
aprueba por fin la conducción de las aguas desde la Mocanera y la Enladrillada 18 y,
como ya es una tónica que se repite a lo largo de la Historia del pueblo, no
sin problemas con los propietarios colindantes al discurso de las aguas. En el
informe realizado por el Ayuntamiento sobre las aguas del pueblo, se denuncia
la escasez de agua en verano, no sólo porque discurren sin canalizar sino por
las tomas que hacen los hacendados, llenando los barrancos de fuertes o paredes
y regando plantaciones de ñames. En 1864 el Gobierno civil aprueba el
expediente de conducción, con la precisión de que no se hiciera con caños de
Sevilla sino con atarjea de mampostería, por el ahorro que esto suponía.
A principios del siglo XX,
como se ha apuntado, Pedro Melián dona la tubería de hierro galvanizado para
conducir las aguas hasta Tegueste el Viejo, en la Placeta , donde se
embalsaba para el abasto de los vecinos, y en estanque para abrevadero de
ganado. El sobrante continuaba hasta las Toscas en el cuartel de San Luis, para
pasar después hasta el Calvario del Socorro. El resto surtía la casa de Pedro
Melián y, el agua sobrante, era vendida por el Ayuntamiento por horas o dulas21.
En 1909 comienzan las obras de construcción del depósito la Placeta del Calvario,
continuándose la conducción hasta Las Toscas que ya contaba con chorro en 1923.
El chorro de la Placeta sirvió de abasto
para el vecindario hasta la década de los años sesenta del pasado siglo, cuando
se establece la red de distribución de abastecimiento de agua potable.
El camino del Borgoñón,
tan antiguo como la invasión y conquista
El camino del Borgoñón que
unía el pago de San Gonzalo con la
Laguna y otros lugares, era tan antiguo como la invasión y
conquista, y transcurría en gran parte por el centro del barranco. Fue en
uno de esos tramos donde se construyó el muro de argamasa de Tomás Martel
Colombo. Debido a la fuerza con que caía el agua, se había formado un hoyo por
la parte inferior, inutilizando el camino. En el pleito se produce la confusión
entre el tomadero y la pared o fuerte construida por Martel, por lo que la Dirección de Caminos
Vecinales informa que sea el Ayuntamiento quien repare el camino y el dique de
tierra, que dirija el agua a la atarjea y que ésta vuelva a salir al barranco
para el abasto de los charcos por una sangradura existente y otra que se
ejecute.” (María Jesús Luís Yanes/Juan Elesmí de León Santana, 2011).
Las
Milicias de Tegueste
En el inmenso abismo que supone el
desconocimiento generalizado de nuestra Historia también parecen haber caído
las Milicias Canarias. Estas unidades militares formadas por isleños
especialmente campesinos defendieron a las islas de piratas, corsarios y tropas
de potencias europeas, mayormente inglesas, desde 1551, reinando Carlos V,
hasta 1886, durante la
Regencia de María Cristina. El alto costo (económico,
humano,…) que hubiera supuesto para la metrópoli española mantener unas tropas regulares que
habrían de ser desplazadas desde España, hizo que el modelo militar miliciano
se prolongara cuando en la metrópoli ya habían desaparecido éstas. Así, y a
pesar de los intentos centralizadores de Felipe II, las Milicias Canarias
funcionaban como “el ejército” de cada isla, al mando normalmente de un Capitán
General, designado por el Cabildo colonial, que era algo bien distinto a lo que
hoy conocemos por el mismo nombre.
Frente a los intentos historiográficos de hacer
pasar los diferentes episodios bélicos en los que participaron las Milicias
como gestas heroicas de sus respectivos mandos –frecuentemente individuos
criollos pertenecientes a las oligarquías- queremos resaltar aquí el carácter
ciudadano y popular de dichas Milicias. Formadas por hombres de entre 16 y 60
años, normalmente mal pertrechados, con deficitaria instrucción, defendieron
las islas con desigual fortuna ante individuos tan poco recomendables como el
pirata Leclerc en La Palma
(1553), los corsarios Drake (1585) y Van Der Does (1599) en Gran Canaria, el también
corsario Windham (1743) en La
Gomera y Fuerteventura, el pirata Blake (1656) en Tenerife y,
cómo no, ante el Almirante Horacio Nelson en la defensa de Añazu (Santa Cruz de
Tenerife, en 1797) Además, las Milicias
Canarias fueron movilizadas para participar en defensa de la metrópoli en
Flandes, el Rosellón, Italia, Portugal, América y la misma España, en su
denominada Guerra de la
Independencia contra Francia. (Josemi Martín).
Tegueste
al constituirse en municipio tuvo que formar sus milicias las que estaban
compuesta por vecinos hasta finales del siglo XIX, en fueron sustituidas por tropas regulares
de la metrópoli.
La milicia de Tegueste
conjuntamente con las de La
Laguna de quien dependía fueron de las más activas en la Gesta del 25 de julio, en la
que participaron todas las milicias de Tenerife.
A partir de ahí las Milicias de Tegueste han venido siendo un recuerdo
colectivo y relegado a las representaciones teatrales con motivo de
determinadas celebraciones donde lucen unos vistosos uniformes que jamás
tuvieron y un armamento e incluso un simple tambor del que carecieron, el
armamento de aquellas Milicias teguesteras no paso de algunas rozaderas, palos
y cuchillos de faena.
Los barcos, la
Danza de las Flores y La Librea componen la representación que cada tres
años ofrecen los vecinos de Tegueste.
Una manifestación popular que se remonta al siglo XVI.
En principio, cuando en Tegueste existieron las milicias, como queda dicho sin sus
brillantes uniformes actuales y su capitán al frente, la cuadrilla descargaba
sus armas de fuego (estas le eran prestadas por el regimiento) en señal de honor a la salida y entrada de
los santos patronos. Al desaparecer del pueblo estas fuerzas, continuó la
tradición formando compañías de voluntarios, que al no disponer de armas de
fuego, idearon las “escopetas de caña”, con las que desfilaban en las
procesiones.
No hay comentarios:
Publicar un comentario