1918 febrero 2.
Fallece en Madrid (España) Tomás
Cólogan y Cólogan, un soldado colonial
Algunos colonos y criollos
europeos no españoles que han tenido alguna notoriedad en la colonia de
Canarias, durante diversas épocas.
”Mi tío
bisabuelo Tomás ingresó en 1868 en la Academia Militar
de Caballería de Valladolid. Entró como soldado alumno y terminó el año donde
obtuvo en el grado de alférez de Caballería y prestó juramento a la Constitución.
En 1870 seguía
estudiando hasta que, en el mes de junio, fue dado de baja al ser destinado a
practicar el segundo semestre en el regimiento de Cazadores de Alcántara. Sus
notas fueron excelentes en Fortificación, Arte de Guerra, Táctica, Dibujo,
Hipología y Equitación, por lo que le correspondió ocupar el puesto 32 entre
los 52 alumnos de su promoción.
En 1871 fue
promovido a alférez de Caballería y destinado, en concepto de supernumerario,
al regimiento de Cazadores de Alcántara. El 29 de enero prestó juramento de
fidelidad al Rey Amadeo I y optó a los diferentes grados de la Real y Militar Orden de San
Hermenegildo. El 26 de julio de ese año fue nombrado teniente de milicias
Canarias. En 1872 se mantuvo de guarnición en Barcelona hasta el primero de
abril, cuando marchó a Gerona hasta el 26 de mayo para regresar a Barcelona y
finalizar el año en esa ciudad, sin más operaciones militares. Tras la estancia
en Barcelona, en marzo de 1873, fue destinado a Madrid, de reemplazo. En junio,
fue nombrado supernumerario en el regimiento de España 3ª de Lanceros,
partiendo a continuación hacia Ciudad Real para luchar contra los carlistas. En
ese año participó en las acciones militares de Cerro del Moro, en Malagón, y
sucedió que mataron a su caballo según notificaba un artículo militar de esa
época.
Ciudad Real.
Ejercito Real de Carlos VII. Comandancia General de Toledo y la Mancha. Campo del
Honor 26 de agosto de 1873.
Tomo la pluma
para darles cuenta de un nuevo hecho de armas tan atrevido como glorioso. En el
día de ayer y estando acampado, un confidente me manifestó que el enemigo había
salido de Malagón y marchaba en combinación a los Cortijos con otra columna que
allí esperaba; yo me encontraba con toda mi fuerza a legua y media de la del
enemigo, e inmediatamente mandé a formar y salí a buscarle, encontrándole a la
hora y media de marcha en una extensa llanada, en un sitio denominado la Morra; tan pronto como me
vieron volvieron grupas a escape, y fueron a parapetarse a la pedriza de la Morra.
En tal
estado, mandé un emisario para que se entregaran, y su jefe, el cabecilla
Teniente Coronel de España, Jiménez, me manifestó que su deseo era quemar el
último cartucho; circunvalando la sierra que ocupaba, mandé romper el fuego
sobre ellos, que, avanzando al mismo tiempo, hice que abandonaran sus
posiciones, huyendo a rienda suelta a coger los olivares de Malagón, para
meterse en la población. Observado por este movimiento, cargue con dos
secciones de caballería sobre toda la enemiga, poniéndola en completa
dispersión, matándoles algunos caballos, entre ellos el del alférez Cólogan,
cogiendo monturas, capotes y demás efectos.
Debo advertir
a ustedes, que mi fuerza, durante toda la acción ocupó los llanos, habiendo
recorrido tras el enemigo hasta que se le obligó a batirse en la Morra, dos leguas y media y
a tres cuartos de Malagón; habiendo tenido por mi parte un muerto y tres
heridos, que, junto con tres infantes que, por haberse quedado descalzos y
mandado por mi retirasen dichos heridos a las primeras casas de Malagón,
tuvieron la desgracia que el enemigo en su precipitada fuga a encerrarse en
dicho pueblo, los encontrara en el camino, y desde luego fueran cogidos.
En la
incertidumbre de si podían tener refuerzos por otro punto, no juzgué prudente
volverlos a atacar dentro de Malagón. Esta es la verdad de lo ocurrido por mas que
ellos digan otra cosa, que desde luego no negarán que no han tenido cinco
muertos y once heridos, cogiéndoles todas las monturas y ropas que antes he
indicado; también los he cogido un parte en el que piden refuerzos, y entre
otras cosas, dice no me atrevo a atacar, Merendón es muy atrevido y me temo un
desastre.
Todo lo que
le digo a Uds. Para que se sirvan publicarlo y sepan que aquí se bate muy bien
el cobre.
Suyo
afectísimo S. S. Antonio Merendón.
P.D.: La
acción duró siete horas.
Bajo las órdenes
del coronel Jaime Bernabé, Tomás combatió en Torrecampo, Córdoba, obteniendo
por estos hechos el empleo de teniente, tras la muerte de un capitán, un
teniente y un sargento segundo en esa acción entre carlistas y liberales. En
septiembre, y por méritos de guerra, fue ascendido a teniente.
En 1874 se
encontraba en Ciudad Real tomando parte en los trabajos de la Comisión de Requisa de
aquella provincia, participando luego en las acciones del Ejército del Centro.
El 21 de noviembre, tomó parte en la acción de Borriol y, el 9 de diciembre, en
la de Alceneta. Por orden del 19 de marzo de dicho año el Gobierno de la República le concedió la Cruz Roja del Mérito
Militar por su buen comportamiento en la acción del Cerro del Moro de Ciudad
Real, el 25 de agosto del año anterior. En octubre ascendió al grado de capitán
por la acción de toma de Bogarra, ocurrida los días 16 y 17 de octubre.
En 1875 se
reincorporó, de nuevo, a su puesto en Madrid, en el cantón de Alcalá de
Henares, para quedar de guarnición hasta el 2 de noviembre. En esa fecha salió
una vez más de operaciones bajo el mando del coronel hacia Lérida y, terminada
su participación, pasó a formar parte del ejército de Derecha del Norte, donde
terminó el año interviniendo en las acciones de Chelva, a las órdenes del
brigadier Lasendija, y en Cervera, bajo mando del brigadier Chacón.
A propuesta del
director general del Arma fue nombrado ayudante del Cuerpo y se le concedió la Cruz Roja de primera
clase del Mérito Militar por la acción de Borriol en Castellón. El 6 de mayo se
le hizo mención honorífica por la acción de Cervera del Maestre. En 1876, desde
el primero de enero hasta el 20 de marzo, se encontró de operaciones en el
Ejército del Norte, asistiendo a las batallas de Arroniz, Montejurra y
Monjardín los días 17, 18 y 19 de febrero, posiciones que fueron tomadas. Desde
el 20 de marzo formó parte del ejército de ocupación de Peralta y Tafalla,
hasta el 4 de julio que marchó a Valencia a disfrutar de dos meses de licencia
por enfermedad. El permiso, concedido por el capitán general de Navarra, fue
prorrogado un mes más para viajar a Francia. A lo largo de este año se le
concedieron los pasadores de Santa Bárbara y Estella en la Medalla de Alfonso XII. El
18 de junio ascendió el grado de comandante por su destacada participación en
los hechos del 17, 18 y 19 de febrero. El 3 de julio se le declaró Benemérito
de la Patria
y, el 11 de septiembre, se le concedió el uso de la Medalla de la Guerra Civil de 1873
y 1874. En 1877 permanecio en el distrito militar de Navarra, hasta el 3 de
diciembre, que pasó a Calahorra donde terminó el año. En 1878 estuvo hasta
finales de septiembre en Calahorra, tras lo cual marchó de maniobras militares
a Álava, regresando el 25 de octubre. Le fue otorgada la Cruz de primera clase del
Mérito Militar con distintivo blanco, debido al enlace de Alfonso XII con su
prima la Infanta
Mercedes. El matrimonio sólo duró seis meses. Al año
siguiente Alfonso XII contrajo nuevas nupcias con la archiduquesa María
Cristina de Habsburgo-Lorena.
En 1879
permaneció en Calahorra, hasta el 5 de febrero, que marchó a las conferencias
de oficiales en Vitoria, regresando a Calahorra donde permaneció, con el
regimiento, hasta el 6 de octubre en que se trasladó a Burgos, en comisión,
como ayudante, donde permaneció hasta los inicios de 1881. En agosto fue
ascendido a capitán a propuesta reglamentaria y destinado al regimiento Húsares
de Pavía, al que se incorporó en el distrito de C. L. N. donde se mantuvo hasta
finales del año 1882.
En marzo de 1883
causó baja en el regimiento de Húsares de Pavía al ser destinado, por el
director general del Arma, al escuadrón de Escolta Real. El 28 de julio salió
con dicho escuadrón al Real Sitio de San Ildefonso para escoltar a Su Majestad la Rena María Cristina de
Habsburgo-Lorena. En San Ildefonso permaneció hasta el 2 de octubre, en que
regresó a Madrid, donde terminó el año. Su cargo en el escuadrón fue de primer
ayudante del Cuerpo de Su Majestad. Continuó de servicio en 1884, permaneciendo
en Madrid hasta el 12 de julio, cuando debió salir el escuadrón del Sitio de
San Ildefonso para escoltar a SS. MM. los Reyes. El resto del año permaneció en
su cargo de primer ayudante, al igual que el siguiente año, salvo algunas
salidas desde la Corte
a San Ildefonso. En 1886 continuó en su puesto hasta el 31 de julio, en que fue
destinado al regimiento de Cazadores de Villarrobledo 23º de Caballería 662,
según orden del director general del Arma de 30 de julio, pero, sin llegar a
incorporarse, se le trasladó de nuevo al de Cazadores de Talavera, en
Salamanca, y luego a Zamora, donde permaneció el resto del año.
Comenzó el año de 1887 destacado en Zamora y, el 1 de febrero, partió
hacia Madrid, en comisión de servicio, por espacio de un mes y, a su término,
regresó a Zamora hasta el 8 de noviembre por haber sido trasladado a la Plaza Mayor de
Valladolid, donde permanecería el resto del año y los dos siguientes. En 1890
causó baja en el regimiento de cazadores de Talavera 15ª de Caballería y fue
promovido al empleo de comandante, con destino al regimiento de Cazadores de
Vitoria número 28 de Caballería. Posteriormente se le trasladó al regimiento de
Cazadores de Alcántara. El 16 de octubre estuvo de guarnición en Barcelona y,
más tarde, participó en las maniobras de Calaf, terminando el año en la Plaza Mayor de
Barcelona.
En 1893
permaneció en Villanueva y Geltrú y, al finalizar el año, ejerció como
comandante Militar del citado destacamento. En 1894 permaneció de guarnición
todo el año en Barcelona y participó en las maniobras militares de Lérida, bajo
las órdenes del general de Brigada Luis Mackenna. En 1895 fue nombrado
secretario en la revista de inspección a la orden del general inspector Luis de
Espeleta. El 16 de mayo fue agraciado con la Cruz de segunda clase del Mérito Militar para
premiar sus servicios especiales con motivo del cumpleaños de S. M. el Rey
Alfonso XIII.
En 1896 obtuvo la Cruz sencilla de la Real y Militar Orden de San
Hermenegildo y terminó el año en Barcelona. Al siguiente fue ascendido a
teniente coronel y trasladado al regimiento de Lanceros de Borbón 41 de
Caballería. Este destino no lo cumplió por encontrarse enfermo, permaneciendo
en el regimiento de Caballería de Lérida número 29 en concepto de agregado,
hasta junio de 1899, en que causó baja y pasó a la situación de excedente en la
4ª Región, durante todo este año y el siguiente.
En 1901 recibió
el alta en situación de reemplazo y obtuvo la placa de la Real y Militar Orden de San
Hermenegildo. En marzo de 1902, tras su petición de retiro, se le concedió en Barcelona
con un sueldo de 450 pesetas mensuales y el empleo de coronel de Caballería
Honorífico. Según su historial militar, única fuente de datos de que
disponemos, se distinguió por su valor, aplicación, capacidad, puntualidad y
conducta. Su estatura era de 1,85 m.
Entre las
condecoraciones con que fue agraciado a lo largo de su carrera figuran las
siguientes:
-
Cruz de primera clase del Mérito Militar Roja por su buen comportamiento en la
acción del Cerro Moro [1874].
-
Cruz Roja de primera clase en recompensa a su buen comportamiento en la acción
de Borriol y Mención Honorífica por la acción dada contra los carlistas el 13
de marzo en Cervera de Maestre [1875].
-
Pasadores de Santa Bárbara y Estella en la Medalla de Alfonso XII por haber tomado parte en
las acciones de dichos puntos y declarado Benemérito de la Patria [1876].
-
Medalla de la Guerra
Civil de 1873 y 1874 [1877].
-
Cruz de primera clase del Mérito Militar Blanca [1878].
-
Cruz de segunda clase del Mérito Militar para premiar servicios especiales
[1895].
-
Cruz sencilla de la Real
y Militar Orden de San Hermenegildo [1896].
-
Placa de la Real
y Militar Orden de San Hermenegildo [1901].
En 1879, Alfonso
XII contrajo segundas nupcias con María Cristina de Habsburgo-Lorena
[matrimonio de estado], con quien no congeniaba muy bien. El Rey, en ocasiones,
provocaba que su esposa malinterpretase frases de los diferentes personajes que
se recibían en Palacio. La Reina,
que sólo hablaba alemán, se asesoraba con los oficiales de guardia de
Caballería que tenía a su disposición. Uno de ellos era Tomás Cólogan quien,
gracias a su dominio de aquella lengua, traducía y aconsejaba a la Reina sobre lo que a su
alrededor se hablaba, todo ello sin que el Rey lo supiera. Finalmente, se
granjeó su amistad y llegó a rumorearse que había algo más en aquella relación.
Tras las
sospechas, fue destinado a Valladolid de forma fulminante. De estas habladurías
se hizo eco Néstor Álamo, quien publicó un artículo sobre el particular, en una
revista semanal denominada Domingo, en la década de los años cincuenta del
siglo pasado. Tomás Cólogan y Cólogan, quien posiblemente se encontrara ya
enfermo, redactó su testamento en Madrid, el 27 de septiembre de 1917[1878]
ante Toribio Gimeno Bayón. Firmaron el documento, en calidad de testigos,
Francisco Muñoz Vázquez, Mariano de Estanga Arias-Girón y Francisco Arias de
Kalbermatten. Instituyó a su hermano Alberto como único heredero usufructuario.
En caso de que éste no le sobreviviera, pasaba este derecho a su sobrino
Antonio Cólogan Zulueta o, en su defecto, a quien ostentara el título de
marqués de la Candia.
Falleció soltero, unos meses mas tarde, el 2 de febrero de
1918 y fue enterrado en el cementerio de Nuestra Señora de la Almudena de Madrid, junto
a su hermano Bernardo.” (Carlos Cólogan Soriano, 2011).
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