1844 junio 5.
Falleció en su domicilio de San
Miguel de Abona Nicolás Hernández de la
Cruz (1791-1844), Capitán de Caballería del ejercito realista
en Venezuela y regidor decano de Barquisimeto.
San Miguel de Abona, municipio natal de don Nicolás Hernández
de la Cruz.
Este artículo está dedicado a un
personaje poco conocido, don Nicolás Hernández de la Cruz, sin duda uno de los
hijos más ilustres de Las Zocas, que hace más de dos siglos emigró a Venezuela,
donde prestó importantes servicios a la Corona, pues llegó a ser capitán de Caballería en
el Ejército Realista, empleo con el que resultó herido y obtuvo su retiro;
luego fue elegido regidor del Ayuntamiento de la ciudad de Barquisimeto; y
posteriormente estuvo embarcado durante cuatro años. Tras 16 años en América
regresó a su pueblo natal, en el que contrajo matrimonio y se apartó de la vida
pública, lo que influyó en que su nombre quedase sumido en el olvido.
Nacimiento en una
familia vinculada a la política local.
Nuestro biografiado nació en el pago
de Las Zocas el 3 de mayo de 1791, siendo hijode don José Hernández Manuel y
González y de doña Agustina Antonia (Hernández) de la Cruz y Rodríguez. Cuatro días
después fue bautizado en la iglesia parroquial matriz de San Pedro Apóstol de
Vilaflor (a cuya jurisdicción correspondía por entonces dicha localidad) por
don Agustín Lorenzo Viera y Torres, beneficiado curado de la misma y examinador
sinodal del Obispado; se le puso por nombre “Nicolás Alexandro de la Cruz” y actuó como padrino,
con licencia de su superior, “el R.P. Fr.
Nicolás de León, presbítero del
Orden del Gran Padre San Agustín y morador del convento de este Lugar”.
Don Nicolás
creció en el
seno de una
familia fuertemente vinculada
a la vida municipal de
San Miguel de
Abona, pues varios
miembros ocuparon cargos
de responsabilidad en el Ayuntamiento de dicha localidad. Su abuelo
materno, don Agustín Hernández de la
Cruz, fue representante de la amplia jurisdicción de Vilaflor
en el Cabildo general de la isla celebrado en 1773 y uno de los promotores de
la segregación de San Miguel en 1798. Su padre, don José Hernández Manuel, fue
síndico personero en la primera Corporación municipal de 1798, alcalde en tres
etapas (1802, 1808 y 1814) y diputado para el Cabildo abierto de La Laguna en 1817. Su hermano,
don Bartolomé Agustín Hernández, fue fiel de fechos en tres ocasiones (1810,
1812 y 1815), primer regidor en dos (1835 y 1836) y alcalde en otras siete
(1819, 1823, 1833, 1836, 1840, 1843 y 1844). Y su cuñado, don Francisco
Rodríguez Feo y Hernández (casado con doña Ana Hernández de la Cruz), también fue alcalde de
San Miguel en tres ocasiones (1828, 1841 y 1844).
Antes del nacimiento de nuestro
biografiado, según el padrón confeccionado en 1779 por encargo de la Real Sociedad
Económica de Amigos del País de Tenerife, su familia vivía en la casa nº 504
del extenso término de Vilaflor, en la “Calle de Socas”; don José Manuel
Hernández figuraba con 36 años y “usa de labranza”, mientras que doña Agustina
de la Cruz
contaba 32 años y “educa su familia”. Tenían por entonces tres hijos: Agustín,
de 9 años, Feliciano, de 7, y Tomasa, de 3. En una nota posterior se destacaba
la situación económica de la familia, la más pudiente de dicho pago y una de
las más desahogadas de todo el término: “Éstos pasan bien, tienen casa propia,
seis fanegadas de tierra, una yegua, cuarenta cabras, quince ovejas, seis
colmenas y dos lechones”.
Casi tres décadas después, en un
padrón parroquial de 1808, la familia continuaba empadronada en el pago de “Las
Socas” de San Miguel; don José Hernández figuraba con 67 años de edad y le
acompañaba su esposa, así como dos hijos (uno de ellos don Nicolás), dos hijas
y una criada.
Emigrante a
Venezuela, San Miguel de Abona, municipio natal de don Nicolás Hernández de la Cruz.
En 1809, a los 18 años de edad,
don Nicolás emigró a Venezuela, donde permaneció durante 12 años. En ese
tiempo, debido a sus méritos personales y a su calidad de hacendado, con
importantes bienes de fortuna, obtuvo plaza de oficial en el Ejército Realista,
en el que alcanzó el empleo de capitán de Caballería. Como tal, prestó
importantes servicios al Reino en su lucha contra los independentistas
venezolanos hasta resultar herido en campaña, motivo por el cual se le concedió
el retiro por el general en jefe de dicho Ejército, don Pablo Morillo.
Después de abandonar la carrera
militar fue elegido regidor del Ayuntamiento de la ciudad de Barquisimeto, en
el que luego pasó a ser regidor decano, cargo que ostentaba en 1821. Por entonces
Barquisimeto gozaba de notable importancia, pues ya en 1810 era la sexta ciudad
de Venezuela, con 11.300 habitantes. A pesar de estar ubicada en una región
árida, entre las Sierras de Aroa y Portuguesa, su potencial agrícola estaba en
esa época en clara expansión. Además, su fácil comunicación con Carora, Tocuyo
y Yaracuy favorecía el establecimiento en ella de numerosos comerciantes,
arrieros y trajineros.
El 1 de marzo de dicho año 1821
don Nicolás elevó al Ayuntamiento de Barquisimeto la siguiente instancia, en un
papel sellado con el juramento del Rey Fernando VII a la Constitución2, en
la que solicitaba
que se le
certificasen sus méritos
y circunstancias personales
durante su estancia en Venezuela:
Señores del Muy Ylustre
Ayuntamiento
Don Nicolás Hernandez de la Cruz, Capitán de Exército de
Caballería retirado, y Regidor decano de este Y.A. con el debido respecto a
V.S. digo: que para efectos que me convienen necesito que
V.S. M.Y. sirva certificarme
a continuación de
esta por los particulares siguientes.
Al primero si desde el año de
1809 en que llege de Islas Canarias de
donde soy oriundo me conocen de trato vivo y comunicación.
Segundo Si les consta que por
mi buen prosedimiento he merecido la
mayor estimación de todos los habitantes, de esta Provincia, como tanbien por mis Meritos, tanto
personales como pecuniarios, me han hecho acreedor a los empleos con que se me
ha distinguido por la Nación.
Al tercero si les consta soy
soltero con lo demás que les consta sobre mi conducta política y moral: y fecha
devolviendo original para los usos que me corresponden que asi en merced que
pido. Barquisimeto á primero de Marzo de mil ochocientos veintiuno.
Al día siguiente, 2 de marzo, se
reunió el Ayuntamiento en las Salas Capitulares para disponer: “Certifique como
solicita esta parte y fecha devuelvase”. Y así se hizo:
D. Nicolas Hernandez de Fuentes3,
Alcalde 1º constitucional, D. José María
Vazquez, Alcalde 2º, D. Juan de Amaral, D. Felipe Aro y D. Tomas
Rodríguez, Regidores, y D. Andres Fernandez, uno de los sindicos Certificamos:
que D. Nicolas Hernandes de la
Cruz Capitán de
Exercito Retirado y Regidor de esta
Ilustre Corporación le conocemos de vista trato y comunicación desde el año que
se expresa en el primer particular = Al 2º que es cierto y nos consta quanto en
el se pregunta = Al 3º que igualmente nos consta en el particular, Que su conducta política y moral
ha sido lo
mas juiciosa, y
arreglada: que ha
hecho servicios de
mucha importancia en favor de la Nación; y que en el servicio de campaña salió
herido, por lo que S.E. el general en Gefe D. Pablo Morillo le concedió el
retiro y para los fines que le convengan le damos la presente, que firmamos: en
esta Sala Capitular en dos de Marzo de mil ochocientos veinte y uno con
testigos por enfermedad del Secretario.
Nicolas Hernández de Fuentes /
José Ma. Vazquez / Juan Amaral / Felipe de Aro / Tomas Rodríguez del Castillo
/ Andres Fernández / Tgos
Juan Antonio Rodríguez / Pedro Alvarez.
Dicho certificado también estaba
encabezado por el sello del Ayuntamiento y el juramento de la Constitución en 1820.
Pero por falta de notario público, la autenticidad de dicho documento y de los
individuos que componían el Ayuntamiento Constitucional fue certificada por don
Luis Vicente Martínez y la Paz,
administrador de Hacienda Pública, y don Saturnino Sánchez, de la Casa Administradora
de la Renta del
Tabaco.
Regreso a San Miguel
de Abona
Poco después de expedírsele el
anterior certificado, en ese mismo año 1821, don Nicolás Hernández de la Cruz abandonó Venezuela. Tras
permanecer embarcado durante cuatro años, en los que a causa de la guerra se dilató la tramitación
de la licencia para regresar a su tierra, a finales de 1825 llegó a su pueblo
natal y se estableció en la casa de sus padres.
El 16 de septiembre de 1826, a
los 35 años de edad, compareció ante el párroco de San Miguel de Abona con el
fin de iniciar el expediente para contraer matrimonio con doña Jacinta María
Gómez Bello, de 19 años, natural y vecina de dicho pueblo, “donde siempre ha
vivido sin haber hecho ausencia notable de él”, e hija de don Agustín Antonio
Gómez y doña Micaela Bello Marrero. En su declaración, don Nicolás expuso:
[…] que el año 1809 pasó a
Caracas en donde estuvo hasta el año 21,
vuscando su vida, pero sin haber contraido matrimonio, ni esponsales con
persona alguna, como lo prueba el documento que precenta de sus servicios al
Rei, y de su libertad, obtenido en Barquisimeto, en Marso de 1821, por el
trivunal que administrava en aquella epoca la Justicia, y con las
correspondientes aprobaciones, que hay cerca de un año, que llego a casa de sus
Padres en este lugar y que el intermedio de tienpo que media lo paso en los
mares, y en solicitar el regreso a su casa por las actuales circunstancias.
Una vez cumplidos todos los
trámites, el 1 de octubre inmediato contrajeron matrimonio en la parroquia del
Arcángel San Miguel; los casó el cura párroco propio don Francisco Guzmán y
Cáceres, y actuaron como testigos don Tomás de Torres, don Bartolomé Hernández
y don Salvador Gómez, del mismo vecindario. Como curiosidad, “difirieron la
velación por pocos días”.
Pocos años después, el 16 de
marzo de 1829, falleció su padre, don José Hernández Manuel, en su domicilio de
Las Zocas; contaba 85 años de edad y era hijo de don Juan Hernández Manuel y
doña María González. Y el 14 de febrero de 1832 le acompañó al sepulcro su
esposa, doña Agustina Hernández de la
Cruz, hija de don Agustín Hernández de la Cruz y doña María Rodríguez.
Resulta sorprendente que nuestro
biografiado, con una destacada actividad militar y política en Venezuela, así
como una larga tradición familiar vinculada al Ayuntamiento de San Miguel, no
desempeñase en éste ningún cargo municipal en los últimos 19 años de residencia
en su pueblo natal, dedicándose solamente al cuidado de sus numerosas
propiedades.
Fallecimiento y
descendencia.
El capitán retirado don Nicolás
Hernández de la Cruz
falleció en su domicilio de San
Miguel de Abona el 5 de junio de
1844, cuando contaba 53 años de edad; “sólo se le administró el Santo Óleo por
no haber permitido la enfermedad la administración de otros Sacramentos”. Al
día siguiente se oficiaron las honras fúnebres en la iglesia del Arcángel San
Miguel por el cura párroco propio don Francisco Guzmán y Cáceres, y a
continuación recibió sepultura en el cementerio de dicha localidad.
Le sobrevivió su esposa, doña
Jacinta Gómez, con quien había procreado un único hijo, nacido en San Miguel:
don Nicolás Lope de San José Hernández Gómez (1828-1835), que fue apadrinado
por sus tíos don Bartolomé Agustín Hernández y doña Ana Hernández, pero que
murió siendo párvulo en su pueblo natal, con tan solo seis años de edad.
Una vez viuda, el 1 de noviembre
de 1846 doña Jacinta Gómez Bello celebró segundas nupcias en la parroquia de
San Miguel de Abona con don Isidoro García Monroy, natural y vecino de dicho
pueblo e hijo de don Antonio García Pérez y doña María de la Cruz Monroy; los casó
el cura párroco propietario don Francisco Guzmán y Cáceres y actuaron como testigos don Bernardo Gómez,
don Antonio García y don Lucas de Fuentes. Habían sido dispensados de un
impedimento de parentesco de cuarto grado de consanguinidad y el 27 de dicho
mes se velaron en el mismo templo.
De este nuevo enlace nació en San
Miguel un único hijo: don Nicolás Valentín García Gómez (1847-1942), que casó
en su pueblo natal en 1873 con doña María Gómez Alonso, hija de don Salvador
Gómez Bello y doña María Antonia Alonso Mena; y falleció en la misma localidad
a los 95 años de edad, dejando amplia sucesión.
Doña Jacinta Gómez Bello murió en
su domicilio de San Miguel de Abona, en El Pino, el 4 de octubre de 1881, a las
seis de la tarde, de “enfermedad de vejez”; contaba 73 años de edad y no había
testado, pero sí recibido los Santos Sacramentos. Al día siguiente se ofició el
funeral en la iglesia del Arcángel San Miguel por el cura párroco propio don
Agustín Pérez Camacho y a continuación recibió sepultura en el cementerio de
dicha localidad, de lo que fueron testigos don Juan Brito, don Agustín Martín y
don Miguel González, naturales y vecinos de dicho pueblo.
Espero que este trabajo haya
servido para dar a conocer a los sanmigueleros un destacado paisano, uno de los
hijos más ilustres del barrio de Las Zocas, que a pesar de sus méritos ha
permanecido injustamente olvidado.
(Octavio Rodríguez Delgado.
[blog.octaviordelgado.es]
Notas:
1 Sobre este personaje puede
verse también otro artículo de este mismo autor: “Don Nicolás Hernández de la Cruz (1791-1844), capitán de
Caballería en Venezuela y regidor decano de Barquisimeto”. La Tajea, nº 17
(septiembre-octubre de 2005): 15-16. Con posterioridad, la reseña biográfica se
ha visto enriquecida con nuevos datos.
2 El 9 de marzo de 1820, el Rey
absolutista Fernando VII se había visto obligado a aceptar oficialmente el
triunfo de la revolución liberal y jurar la Constitución de 1812.
3
Con esos apellidos, es muy probable que este alcalde también tuviese
vínculos familiares con la comarca de Abona, de donde habían salido en esa
época muchos emigrantes para América.
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