Poblaciones paleobereberes procedentes del noroeste de África arribaron a las islas canarias en un tiempo cuyo proceso aún se nos escapa a la comprensión. Pues todavía no sabemos si llegaron ellos por su cuenta o fueron traídos a la fuerza. Otro enigma es quién y cuándo llevó a cabo ese proceso colonizador, los cartagineses, antes de que se destruyera Cartago en el 146 a.C., o los romanos, en una época posterior.
Tampoco se conoce si esta colonización se produjo
en una o varias arribadas, o si cada isla fue poblada por una tribu diferente,
lo que clarificaría ciertos aspectos
culturales, o quizás si ésta hubiese sido progresiva, desde las islas
orientales ya colonizadas , hacia las islas occidentales. Se especula sobre una
colonización planificada y quizás forzada que apoyaría la idea de una única
arribada con diferentes tribus, con culturas ligeramente diferentes pero con
una raíz común.
Lo cierto es que los nuevos colonos trajeron con ellos sus costumbres y tradiciones desde su tierra de origen. Entre estas tradiciones trajeron sus cultos que, al igual que los libios del norte de África, adoraban al sol, a la luna y a los planetas.
Este culto al sol y a la luna
queda patente también en su uso de marcar el tiempo. Los dos astros son las
fuentes naturales para el cálculo del tiempo. El sol, en su movimiento diurno y
anuo, genera dos de los ciclos básicos, el día y el año. Este último, se puede
estructurar mediante la observación del desplazamiento anuo de la salida o la
puesta de sol en el horizonte o mediante la sombra proyectada en el momento de
su culminación, de forma que quedará caracterizado por los dos solsticios, el
de verano y el de invierno, momentos en que, como su nombre indica, el sol se
estaciona y cambia de sentido en su viaje a lo largo del horizonte, y, en el
caso de algunas sociedades muchos más avanzadas, por los equinoccios.
En el caso de los antiguos pobladores de las islas Canarias y según se sabe por las crónicas escritas, conocían todas estas formas de estructurar el tiempo. Para saber la hora se servían del sol durante el día y de noche por las estrellas, aunque el hecho de que observasen las estrellas en momentos claves de la noche, el ocaso, la medianoche y el amanecer usándolos como formas mayores de estructurar el tiempo a lo largo de todo del año, como sugiere el uso de Sirio, la estrella más brillante del cielo, y llamada tradicionalmente “La Canícula” o la estrella de los caniculares, como jalón para marcar el principio del año por parte de los antiguos pobladores de las islas canarias.
Publicado por María Gómez Díaz,
Septiembre de 2015.
No hay comentarios:
Publicar un comentario