N O T A S PARA BARRANCO ARAGUY (SANTO)
Eduardo Pedro García Rodríguez
La Cueva de los Santos o Cueva
Santa, del barranco de Aragúy, es un santuario guanche, hoy está convertida en
una ermita dedicada a la Virgen de Candelaria. Esta cueva-ermita, cuenta con
dos imágenes de la Diosa Chaxiraxi (V. Candelaria), una que fue donada por Dña,
Candelaria Moas, de Icod (Tenerife),
quien la había recibido en herencia de su antepasada Dña. Candelaria Alvarez de
Tábora. Esta imagen según la autora Dña. María J. Riquelme: << es de
candelero del siglo XVIII, mide 75 cm . de altura y 25 cm . el niño, tanto ella
como su hijo debieron ser ejecutados por algún artista local, pues resultan
toscos no sólo en el tallado del rostro sino especialmente en las manos. La
Madre tiene unos grandes ojos verdes de vidrio que contrastan enormemente con
el intenso moreno de su policromía. La nariz recta algo caída en la punta y
aletas anchas, la boca muestra un rictus grave. El niño, tiene unas facciones
más logradas, sobresaliendo también sus enormes ojos de vidrio en este caso
azules y las manos preparadas para llevar el avecilla típica.>>
Leyendo atentamente este pasaje, observamos que los rasgos que nos describen la
autora y que tan toscos le parecen, son los rasgos típicos de una Canaria de la
época en que fue tallada la imagen, con ello el “artista local", pretendía
reflejar en su obra un modelo de su tiempo, especialmente el detalle del color
de los ojos, tanto en la madre como en el niño, pues estos colores de ojos,
eran -y son- bastantes frecuentes en la población guanche. Esta imagen la
conservaba el mayordomo de la ermita D. Antonio Hernández González.
La segunda imagen con que cuenta
la cueva-ermita, es obra del artista Palmero Juan de Silva Vizcaíno, mide 1
metro de altura, es de candelero, pelo pintado rostro redondo, enormes ojos
pintados y labios pequeños. Esta obra
del siglo XIX fue donada por las monjas Clarisas del convento de clausura de La
Laguna (Tenerife), para sustituir a la anterior que no daba la talla para las
procesiones, pensamos que veinticinco centímetros de diferencia no es óbice
para retirar una imagen del culto, ya que cuando las imágenes son pequeñas se
suele aumentar la altura con unos
bastidores de madera que quedan ocultos por los ropajes, es probable que la
verdadera causa de la retirada de la antigua imagen se debiera precisamente a
las características del rostro de la misma al no mostrar una fisonomía europea.
Según la mencionada autora, en
1931 se decide por la accidental caída
de un niño al barranco de Santos, el cual resultó ileso, habilitar una cueva
deshabitada para dedicarla al culto a la Virgen de Candelaria. Esta gruta,
desde la terminación de la guerra civil de los españoles, se convierte en
centro de peregrinación importante, debido a que el barranco estaba totalmente
habitado desde el barrio del Becerril, hasta el Puente Galceran, contando con
el beneplácito de los Obispos Fr. Albino González Méndez-Reigada y su sucesor D. Domingo Pérez
Cáceres. El Obispo Luís Franco Cascón también estuvo en la citada ermita en 1964. Hoy no se celebran
cultos en ella, como sucede con la cueva de San Blas (Candelaria). No
compartimos la aseveración de la autora al afirmar que la cueva Santa estaba
deshabitada en el año 1936, pues por esas fechas y muy posteriormente todas las
cuevas del barranco de Santos estaban habitadas, por otra parte, aunque
ignoramos si en la actualidad se realizan cultos o no en dicha cueva, sí
podemos afirmar que tanto la cueva como su entorno está espléndidamente cuidado
por los vecinos del barrio, y no deja de ser curioso el que el campanario de la
ermita, tenga una forma romboide que recuerda a uno de los símbolos de la diosa
fenicia Tanit.
(6).- Barranco de
"Chamarta" o Chamattu, -de
la mujer- es bien sabido que las sociedades norteafricanas, como la guanche,
tenían una serie de creencias en torno al tabú de la sangre, tanto es así que
los oficios de matarifes o de mirlador, lo ejercían las capas más bajas de la
sociedad, hasta el punto de que los individuos que practicaban estas
actividades formaban un clan de intocables, estándoles prohibido el vivir en la
proximidades de los poblados, y cuando precisaban de algunas cosas debían
indicar lo que querían con una vara, sin que pudiesen tocar nada con las manos.
El mayor castigo que infligían a los prisioneros de guerra, especialmente a los
europeos conquistadores, consistía en obligarle a ejercer de carniceros,
precisamente por este tabú a la sangre, las mujeres guanches, tenían
determinados lugares señalados donde realizar su higiene intima durante los
ciclos menstruales, en esos lugares estaba prohibido que bebiesen los ganados o
que esas aguas fuesen usadas para otros fines que el expuesto, generalmente eran pequeñas fuentes, o charcos
(eres) en barrancos, donde el agua se filtraba y perdía, creemos
que uno de estos lugares estuvo señalado en el barranco de Chamarta,
entre otras razones porque su naciente está próximo a un centro de
peregrinación, que hoy se encuentra cubierto por la pista de rodadura del
aeropuerto de los Rodeos. Este adoratorio Guanche estaba constituido por un
montículo en cuyo interior había una cueva grande con una especie de altar en
el cual estaban una serie de figuras que no
eran cristianas, según su descubridor.
(7).- El Castillo de San
Joaquín, tuvo sus principios en una o dos plataformas que mandó a construir en
1586, el Gobernador D. Juan Núñez de la Fuente, las plataformas estuvieron
abandonadas durante mucho tiempo, el 25 de Mayo de 1762, el Cabildo de la isla
tomó el acuerdo de reconstruir estas plataformas, acuerdo que no se llevó a
efecto. En 1780, siendo comandante General D. Joaquín José Ibañez Cuevas,
marques de la Cañada, ordenó su construcción al teniente coronel D. Andrés Amat
de Tortosa, jefe del Real cuerpo de Ingenieros, dando comienzo las obras el 16
de Marzo del mismo año, las obras consistieron en añadirle cuatro cubelos al
rectángulo existente y diversas dependencias para el cuerpo de guardia cocina
etc. Fue dotado con cuatro cañones de a 24, procedentes del Cabildo de la isla,
durante siglos, el Castillo sufrió una serie de vicisitudes entre las cuales
cabe destacar las de haber servido de Palomar Militar en 1899, Almacén de
material de la Comandancia de Ingenieros en 1928, Parque Regional en 1930, en
1944 es transformado en prisión militar, cometido que cumplió hasta hace muy
poco tiempo.
En nuestros tiempos, las fuerzas
de la naturaleza también se han cobrado su tributo en vidas humanas en el
barranco de Aragúy, en tramo
denominado de Añaza, o Añazu por
los años cincuenta del pasado siglo, en una triste madrugada se desprendió una
cornisa basáltica que estaba situada en lo que hoy es la trasera del Hotel
Escuela, y frente al molino de agua que se encuentra en la margen izquierda del
barranco. Fallecieron algunas personas que vivían en cuevas y chabolas situadas
debajo de la cornisa desplomada. En esta ocasión el comportamiento del cuerpo
de bomberos y de la policía municipal fue verdaderamente heroico y ejemplar,
consiguieron llegar con los vehículos hasta el mismo lugar del siniestro,
logrando salvar muchas vidas y rescatar un buen número de heridos. Por esas
fechas desde la zona del "salto" hasta el molino de agua, estaba
totalmente habitada, no quedaba por ocupar ni la más pequeña oquedad en las
paredes del barranco, además de las innumerables chabolas que, estaban
construidas próximas al cauce del mismo,
por lo que, no era infrecuente ver arrastrados por las riadas los pobres
enseres de algunos de los moradores, cabras, cochinos y perros y, en alguna
ocasión incluso algún cuerpo humano.
Esta ingente cantidad de
personas que poblaban el barranco, desde la trasera del barrio Becerril hasta
el puente Galceran, procedía del interior de la isla, la mayoría de ellas
jornaleros del campo a los que las penurias económicas les habían obligado a
abandonar sus lugares de origen para tratar de conseguir sobrevivir al amparo
del puerto de Santa Cruz, con los trabajos eventuales que éste podía ofrecer,
única válvula de escape a que podían acceder los desheredados de nuestros
campos.
Después de la tragedia, estos
ciudadanos fueron trasladados a los salones de Fayfe, los que, hasta no hacia
mucho tiempo, habían servido de cárcel para los presos políticos que
consiguieron sobrevivir al régimen fascista imperante en aquel tiempo. Después
de unos años viviendo, o mejor dicho cobijados en los mencionados salones,
muchos de ellos tuvieron suerte y les concedieron viviendas en las por entonces
recién construidas barriadas de la Cuesta de Piedra y en la de Taco. Pero el
barranco continuó acogiendo en sus cuevas y oquedades a los desheredados de la
fortuna y a los acosados por el régimen, a pesar de que las autoridades en
diversas ocasiones procedieron al desalojo de sus ocupantes, éste continua
dando cobijo a personas, ratas, perros, enjambres de palomas y mosquitos, hasta
la fecha.
Podemos asegurar que desde
siglos antes de la invasión y conquista hasta nuestros tiempos, el barranco
jamás ha estado deshabitado, especialmente en los tramos comprendidos entre el
puente de Zurita y la trasera del barrio de la Salud, y más a bajo, desde la
trasera del parque cultural “Viera y Clavijo ”, hasta el puente Galcerán.
Noviembre de 2011.
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