Eduardo Pedro García Rodríguez
N O T A S PARA BARRANCO ARAGUY (SANTO)
(1) El 22 de Noviembre de 1513,
Gonzalo Yanez, portugués, zapatero de profesión solicita una data de tierras de
cincuenta fanegadas, el adelantado le concede 40.la denominación dada al
zapatero, como Gonzalianes tenía por objeto el distinguirlo de otro portugués
de igual nombre, el cual fue persona de confianza del adelantado, del que
obtuvo importantes datas en el Menceyato de Daute.
Veinte y siete años después, en
23 de Noviembre de 1540, aparece Gonzalianez en unión de un tal Francisco Hernández, también portugués,
celebrando un contrato de arrendamiento por un año de unas tierras en el "Peñol",
por 50 hanegas de trigo, pagaderas a la propietaria, Isabel de Lugo, vda. del
licenciado Cristóbal de Valcárcel.
(2) La denominación de Barranco
del Drago, viene dada por el extraordinario ejemplar de este árbol que está
en la huerta del antiguo seminario, el de La Carnicería es debido a que
la carnicería del mercado de La Laguna, estuvo ubicada al borde de este
barranco, en un lugar próximo al actual mercado municipal. Barranco del Rey,
creemos que este topónimo aplicado a este tramo del barranco de Aragúy, es debido al hecho de que en
este lugar, se desarrolló uno de los episodios más triste de la conquista de la
isla de Tenerife, como fue el acoso y muerte de Chimenchia-Tinguaro, y con seguridad también la de su hermano, Kebehi Benchomo,"el rey grande de
Taoro", durante la batalla de Aguere,
como veremos a continuación.
EL LUGAR DE LABATALLA DE AGUERE
En la segunda entrada del
invasor Alonso de Lugo y su ejercito de mercenarios, después de la derrota que
estos habían sufrido en la batalla de Acentejo (Acentehun), tuvo lugar en la comarca de La Jardina un segundo encuentro entre las tropas guanches y el
ejecito invasor español, éste se había desplazado amparándose en la oscuridad
nocturna, desde el puerto de Añaza -Santa
Cruz-, la noche del 13 de Noviembre de 1595. Al amanecer del día 14, se inició
la batalla entre ambos ejércitos, durante varias horas se mantuvo indeciso el
resultado de la misma, a pesar del armamento técnicamente superior de los
españoles y del empleo de la caballería y perros especialmente adiestrados para
la guerra, los cuales causaban verdaderos estragos entre las tropas guanches, debido a la gran
capacidad de maniobras que tenían en un terreno prácticamente llano. Decidió el
resultado de la batalla a favor de los españoles la intervención del converso
Fernando de Guanarteme, quien abandonando el campamento de Añaza, donde el general Alonso de Lugo le había dejado de retén,
subió a La Laguna acompañado de sus huestes y interviniendo en la batalla
inclinó esta en favor de los españoles. Mientras tanto, el mencey de Güímar, Añaterve, y sus tropas observaban la
marcha de los acontecimientos desde la próxima montaña de la Mina , sin
decidirse a intervenir a favor de un bando u otro, hasta que vio claramente que
la victoria se decantaba a favor de los invasores, entonces se presentó en el
campo de batalla auxiliando a los extranjeros, olvidando la traición de que
había sido objeto por parte de éstos, en la entrada anterior, cuando, con
engaños, lograron embarcar en las naves de los conquistadores, a trescientos
Gúímareros, los cuales fueron posteriormente vendidos como esclavos en los
mercados de Valencia y Sevilla por el adelantado para rehacerse de las pérdidas
sufridas en la derrota de Asentehun.
En esta batalla, se distinguieron
sobre manera el caudillo de los confederados Guanches, Kebehi Benchomo y su hermano Chimenchia.
El suicidio ritual (que no otra
cosa fue para los guanches la batalla de La Laguna) fue compartido por
ambos hermanos tal como habían vivido unidos el uno al otro. Este designio se
manifiesta incluso en el hecho de que hasta la fecha no se sabe cuál de los
cadáveres correspondían a uno u otro hermano, y sí la cabeza mandada a cortar
por Alonso Fernández de Lugo, para ser enviada al campamento Guanche del Peñón,
con el ánimo de intimidar a las tropas confederadas fue la de Benchomo o la de Chimenchia.
Recogen los cronistas que Chimenchia, armado con una alabarda
ganada en la batalla de Acentehun, se
defendía valientemente del acoso de siete soldados de a caballo (A. de Viana
dice que fueron cuatro), mal herido se fue replegando hacía las faldas de la
montaña de Sejéyta,-hoy de San Roque,
-por un paso existente al final de la actual calle de molinos de agua, en su
convergencia con el camino viejo de La Verdellada,- único sitio en el barranco
de Aragúy, también conocido como de la Carnicería, del
Drago, y del Rey, y en la zona donde
tuvo lugar la postrimería de la batalla es más conocido como barranco de La Jardina, como hemos expuesto
anteriormente. Es en este punto de unión, en el centro del barranco, entre la
calle de molinos de agua y el inicio del
camino viejo de la Verdellada, -en el barrio del Timple- donde se desarrolló el
episodio de la persecución y muerte de Chimenchia,
y de su hermano Kebehi Benchomo, a manos de un soldado
de a caballo conocido como Martín Buendia, (creemos que el tal Martín Buendia,
era un canario), éste le asestó un lanzazo que acabó con la vida del ya mal
herido Chimenchia, a pesar de la
rendición que éste le ofrecía diciéndole en lengua Guanche, "Chucar guayot archimencey reste
Bencomsanet vandet relac machet zahañe". que algunos autores traducen como: "no mates al noble
hermano del gran Bencomo que se te rinde", nosotros dudamos mucho de la
veracidad de esta traducción, y en un próximo trabajo esperamos dar nuestra
interpretación de este pasaje.
Al afirmar que el acoso y muerte
de Chimenchia, se produjo a
través del paso que existe al píe de la
montaña de Sejeita, lo hacemos basándonos en la orografía del terreno, el
barranco se estrecha considerablemente en el punto mencionado, formando un
puente natural y donde convergen los caminos de la Verdellada, Molinos de agua
y una antigua vereda que conduce hacía la cima de la montaña de San Roque, por
la “Finca del Coronel”, esta vereda está flanqueada por unas casas construidas
en los años sesenta del pasado siglo, ocupando la margen izquierda del barranco
en la falda de la montaña de Sejéyta o San Roque.
A partir del mencionado paso,
hacía aguas nacientes, el barranco se ensancha considerablemente, y las paredes
se elevan unos seis u ocho metros en la margen izquierda, por la derecha, en la
falda de la montaña de San Roque, la elevación es menor, pero la inclinación
del terreno hace imposible el paso de caballos. En aguas vertiente, se produce
un salto brusco de unos seis metros, y un ensanchamiento del cauce del
barranco, de unos diez o doce metros.
En resumen, el único paso
practicable para caballos, estaba en el lugar descrito, y tenía un ancho
aproximado de unos tres metros, hoy ampliados como consecuencia de los rellenos
sucesivos aportados por aluviones.
La batalla de La Jardina, conocida como la batalla de
Aguere, o de La Laguna, (hay que tener en cuenta que, la zona abarcada por La Jardina, comprendía desde el actual
lugar de Gracia hasta el nacimiento del barranco de Ganigue, -hoy del Hierro- en su nacimiento en las proximidades de
Geneto, hasta los Rodeos o Chicayca y Venhu, -Las Mercedes- y de
la que la laguna, -Eguerew- era un abrevadero comunal para
los rebaños, al que tenían acceso los ganados de todos los menceyatos de la
isla, (además de unas connotaciones mágico-religiosas que veremos más
adelante), nos plantea varias incógnitas. Cabe preguntarse el porqué Kebehí Benchomo, siendo como era un
excelente estratega militar, -virtud esta reconocida incluso por sus enemigos-
decidió plantar batalla a los conquistadores españoles, en un terreno
prácticamente llano donde la caballería podía maniobrar libremente, sabiendo
que esta era el arma más poderosa del ejercito invasor, y la que más daño podía
causar a las tropas de los confederados Guanches, como realmente así sucedió.
Nosotros, pensamos que tuvieron
que pesar en el ánimo de los confederados guanches, otras consideraciones al
margen de las estrictamente militares o estratégicas, para tomar la decisión de
enfrentarse al enemigo en un paraje poco
propicio para las tropas confederadas, y ampliamente beneficioso para los
invasores por la movilidad que podían dar a sus caballos en un terreno
prácticamente llano.
El hecho de que la zona de La Jardina, fuese
"internacional", a la que tenían libre acceso personas y ganados, aún
en épocas de guerra entre menceyatos, guerras por otra parte surgidas -casi
siempre- por las apetencias de aguas y pastos de los diferentes bandos.
No se recogen en las crónicas
escritas ni en la tamusni (crónicas
de trasmisión oral), el que hubiese enfrentamiento entre los diferentes
menceyatos de la isla, por la posesión de las aguas y pastos de La Jardina, por el contrario, todos se beneficiaban en paz de los mismos.
Lo expuesto anteriormente, nos
induce a creer que este lugar debía
tener una concepción mágico-religiosa para el pueblo guanche, y que era
respetada por todos los menceyatos de la isla, hasta el punto de no pretender
el dominio de la misma, ni siquiera los más próximos, como Tegueste, Anaga,
Tacoronte o Güímar, renunciando a la posesión de este lugar rico en pastos y
aguas, en un consenso nada fácil de alcanzar en una sociedad básicamente
ganadera y que basaba su economía precisamente en la mayor disponibilidad de
estos elementos. No cabe duda de que el respeto por este lugar debió estar
motivado por un concepto religioso o mágico, o de ambos, emanado de concepciones religiosas fuertemente
arraigadas en el pueblo Guanche que hacían posible el que esta zona fuese común
para todos.
La sociedad Guanche, -como todas
las sociedades espiritualmente avanzadas- ,tenían una cosmogonía rica, y
compleja, con unos conceptos morales y espirituales muchos más elevados que los
europeos conquistadores, esta afirmación nuestra está ampliamente recogida y
constatada entre los cronistas de la época, algunos de ellos clérigos, a pesar
del egocristianismo y de la intolerancia religiosa de que hicieron gala, la
cual les llevó a la destrucción de parte
la cultura del pueblo guanche, como es bien sabido, con una cruz en una mano y
en la otra una espada.
En cuanto al panteón Guanche, la
información escrita que ha llegado hasta nosotros es bastante escasa, además
están expuestas desde el punto de vista de un ego cristianismo que impedían a
sus autores ver más allá de sus propias concepciones religiosas, por ello nos
vemos obligados a investigar este aspecto de la cultura de los antiguos
Canarios a través de la tamusni, al
mismo tiempo que hacemos uso de las escasas aportaciones escritas que hasta
nosotros han llegado. No dejarán de sorprendernos las conexiones culturales de
nuestros antepasados con pueblos de avanzadas civilizaciones, como la egipcia,
púnica, iberos y posteriormente la romana, heredera directa del Imperio de
Cartago.
Retomemos la narración de la
batalla de La Laguna, para tratar de explicar las motivaciones que tuvieron los
confederados Guanches para enfrentarse al ejercito invasor, precisamente en las
proximidades de Aguere. Benchomo, y
sus aliados, eran consientes de que el empeño de los españoles por conquistar
la isla no iba a menguar, por otra parte, la situación interna era crítica
debido al descontento de los achicaxnas,
promovida especialmente por los Güímareros
y su Guadameñe, quienes incitaban
al pueblo a sublevarse contra Benchomo,
aprovechando el descontento popular surgido como consecuencia de las nuevas
ideas propagadas por los Güímareros,
siguiendo las directrices marcadas por frailes misioneros que, teniendo su
eremitario en Candelaria, ejercían gran influencia en los súbditos de Añaterve
entre los que habían muchos cristianizados.
Ante esta situación interna, y
siendo consientes de que la ocupación del país sería sólo cuestión de tiempo,
es admisible que Benchomo y los suyos
decidiesen llevar a cabo un último acto de amor a la patria y a la libertad,
autoinmolándose en un combate ritual en honor de sus antepasados, precisamente
en el valle donde moraban los espíritus o maxios de éstos, como afirma el
Caballero Inglés Scory, citado por B. Bonnet, (Revista de historia Canaria
1936), refiriéndose a las creencias del pueblo Guanche <<.. .los que
han sido hombres de bien y valientes, van (sus espíritus) a un valle
graciosísimo en el cual está hoy fundada la ciudad de La Laguna...>>.
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