EFEMERIDES CANARIAS
UNA HISTORIA RESUMIDA DE CANARIAS
PERIODO COLONIAL 1501-1600
DECADA 1551-1560
CAPITULO IX-LXIII
Eduardo Pedro García Rodríguez
1567.
Especialista en esta modalidad de trata de esclavos Agustín de Herrera, señor
de Titoreygatra (Lanzarote) y Erbania (Fuerteventura), que estaban a un
"un día o noche de travesía", del "trato de la dicha guerra y
rescates", se dirigió a Felipe II en 1567, exponiendo los efectos de un
mandato inútil: siendo "los moros que se embían a los tales rescates,
personas de entendimiento y juicio y de libre albedrío, para escoger si quieren
ser cristianos o no", al haber sacerdotes y vicario en sus islas, el que
quisiese podría convertirse, sin necesidad recorrer el "mucho
camino", que separaba las islas de Gran Canaria. Más prolongada la
travesía, que la "jornada de yda y buelta a Bervería", era por
añadidura de "mucho riesgo y peligro de corsarios y enemigos luteranos y
de otras naciones.., por ser el principal paso que Vuestra Alteza tiene para
sus Indias". Al perjuicio se sumaban detenciones prologadas, que a menudo
obligaban a regresar, sin haber tocado en tierra de moros, porque pasó el
tiempo de hacer el viaje. Siendo "sus rescates" de "moros"
medio de vida de los colonos canarios, desde que las islas "están en
conocimiento de nuestra Santa Fe Católica", parecía a Herrera inadmisible
la "novedad" que "de pocos años a esta parte", introdujeron
los del Santo Tribunal. . (L. Al. Toledo)
1567. En
el tiempo transcurrido, desde la instalación del “Santo Oficio” en Winiwuada
(Las Palmas), hasta 1567, ningún progreso intelectual ni moral podemos
inscribir, que sea digno de tenerse en cuenta.
Como hemos dicho, se había abierto al público una clase de
gramática, que regentaba el Sr.
Prebendado de la Catedral,
y á cuyo sostenimiento contribuía el Municipio, por concesión hecha á su instancia, en Real
cédula de la metrópoli de 10 de febrero de 1515, expedida en Valladolid por la Reina de Castilla. Los
resultados de este único estableci miénto de enseñanza, no es posible hoy
apreciarlos debidamente; pero no creemos que produjeran mas efecto, que enseñar
á descifrar los clásicos, y á leer la liturgia,
los que se dedicaban a la iglesia.
Entretanto, la población, en la parte de ornato público,
había hecho algunos adelantos, debido al celo desplegado por algunos de sus,
Gobernadores coloniales, y especialmente, por el licenciado Agustín de Zurbarán,
que llegó á Winiwuada (Las Palmas) en 1535.
Este celoso y entendido
gobernador, construyó las Casas Consistoriales, la Cárcel y el Pósito, la
fuente que se levantaba en la plaza de Santa Ana, la Carnicería, y las gradas
de Los Remedios, junto á la ermita de este nombre, y procuró nivelar el piso de
las calles, asearlas y darles buena dirección.
Entonces se agrupaba con
preferencia el pueblo en el barrio de Vegueta, donde estaban situadas la casas de los principales criollos
propietarios, y los edificios públicos, hallándose casi desierto el barrio de
Triána, que no enlazaba aún puente alguno.
Junto á la Catedral, cuyos techos
estaban sin cerrar todavía se levantaba la primitiva Iglesia, que des pues
sirvió durante dos siglos da parroquia, separadas ambas por una estrecha calle
que ponía. en comunicación la plaza principal con la calle de la Herrería, y con la
plazuela de los Álamos.
La calle nueva no existía; un lienzo de pared que unía el
palacio episcopal con la casa que es hoy del Estado(1874), donde existían las
oficinas de Gobierno y la administración, y que entonces bajo otra construcción
y forma, servía de hospital con la advocación de San Sebastián, ocupaba el lado
derecho de la plaza.
El desnivel de ésta aparecía violento y brusco, y su suelo
sembrado de desiguales y
mal trazados escalones.
Los conventos de Santa Clara, San
Idelfonso, San Bernardo y San Agustín, todos habían aparecido junto al sitio
que ocupó luego el de San Ildefonso, se cerraban algunas tortuosas calles,
barrio silencioso, miserable y de triste aspecto. Casi todas las casas poseían
extensas huertas cuyas feas tapias servían de aceras
A
muchas calle. El vecindario no llegaba á mil almas.
La playa con su fuerte resaca, era el único punto por donde
la población se comunicaba con los escasos buques que aparecían en el
fondeadero. A lo lejos destacábase el torreón de la lsleta, llamado pomposamente Castillo de la Luz, centinela inútil de la
indefensa Ciudad.
Allí, sin embargo, iban á buscar
protección los galeones españoles, cuando se detenían en el puerto, ó en él los
arrojaba la tormenta; lo que no impedía, que los corsarios ingleses, franceses
ó flamencos, entraran de noche, y se apoderasen de esas embarcaciones, y de las
demás surtas en la rada, llevándoselas fuera de tiro de cañón, saqueándolas y
abandonándolas, después de ponerles fuego.
El comercio seguía sufriendo las mismas trabas é
inconvenientes, con las visitas que desde la llegada los buques recibían de los
Inquisidores. Estas visitas que llamaban de la fé, se dirigían principalmente á
inquirir sí traían libro o papeles, que
tratasen de cuestiones relígiosas ó de ciencias, cuyos autores estuviesen en el
index, para en se-guida recogerlos y quemarlos sin ninguna dilación. Extendiase
también la visita á las estampas, cuadros y esculturas, que pudiesen ofender
los piadosos ojos de los fieles; y por último, averiguaban a que religión
pertenecían los viajeros, oficiales y marinos, para vigilarlos, espiarlos y
procesarlos, caso necesario, lo que. con frecuencia sucedía a muchas
tripulaciones extranjeras, como ve remos luego.
Habíase prohibido por una real
cédula de 29 de Enero de 1526, que los regidores de Canaria ejercieran cargo
alguno dependiente de la
Inquisición, para que pudiesen de ese modo entender mejor al
gobierno de la Isla;
disposición muy acertada, que sin duda se expidió á solicitud de los
Gobernadores, cuya autoridad se vio limitada y cor prometida a cada instante,
con influencias extrañas é invasoras.
La pobreza del país, y la poca
importancia de los bienes confiscados, fue par el “Santo Oficio” un grave
inconveniente, desde los primeros días de su instalación, Atendiendo
á estas circunstancia, se
solicitó del Papa supresión de una prebenda en la Catedral de Las Palmas,
para que sus frutos y rentas se aplicasen á los gastos del Tribunal,
En la sesión que celebró el Cabildo el 27 de agosto de
1563, se presentó un Breve de su Santidad, por el que se accedía á esta
supresión, pretendiendo el “Santo Oficio” que se le abollase las rentas
anteriores, desde el día en que la
Prebenda estuvo vacante; apoyaban, esta solicitud el Prior D.
Juan de Yega, y el Doctoral Cervantes, empleados que eran de la Inquisición; pero la
contradijo el arcediano de Canaria, D, Juan Salvago, en consideración á que
aquellas rentas estaban ya distribuidas legalmente, cuando aun se ignoraba su
nueva aplicación.
Esta prebenda fue en lo sucesivo
origen de varias contiendas entre el Cabildo eclesiástico, el Obispo y la Inquisición, llegando
el caso inaudito de expedirse por el Rey una Cédula; obedecerla el Cabildo;
ofenderse de ello el “Santo Oficio;” conminar á los Prebendados para que la
desobedeciesen; excomulgarlos, porque no asedian a su de- seo; acudir en queja
el Cabildo; y el Rey, verse obligado á retirar la orden, dándole la razón á los
Inquisidores, y sometiéndose á su voluntad.
Esto sucedía bajo el reinado del
débil Felipe III, cuando el Gobierno de la metrópoli obedecía solo á las
inspiraciones de un Confesor y un favorito, preludiando así los exorcismos de
Carlos II, y la dominación del Padre Nithard. Habíamos de llegar, por la
pendiente que preparara el intransigente y ciego Felipe II, á ser propiedad de la Iglesia.
En efecto, dignidad, ciencia é
instrucción, riqueza; poder é independencia, todo estaba á merced del clero.
Las fuerzas vivas de la metrópoli se hallaban en sus manos, y el pensamiento,
iluminado por la luz que recibía, era la
reproducción fiel de lo que se pensaba en Roma. La historia dirá los beneficios que de este
orden de cosas han recibido los españoles, y los adelantos intelectuales y
materiales, que en esos tres siglos han conquistado.
Para nosotros, el pasado es
responsable del presente, porque elabora los elementos que han de servir al
movimiento progresivo de los pueblos. Si los principios defendidos por la vieja
sociedad, han conducido a la metrópoli, al estado de nulidad y envilecimiento
en que se encontraba, al darse el grito de libertad por los legisladores de
¿quiénes son los responsables? Si la negación de toda libertad de pensamiento,
de conciencia y de asociación; si la negación de todo derecho político, y el
estancamiento de la propiedad; si el cordón impuesto en la frontera á toda idea
nueva, de todo libro y á toda ciencia, cuyos principios estuviesen en
desacuerdo con la fé recibida, nos condujo inevitablemente á la ruina, al
descrédito y á la postración intelectual, mientras aquellas naciones, donde
regían opuestos sistemas, se levantaban, crecían y se desarrollaban, hasta
llegar al envidiable estado en que hoy
se ven: ¿Debemos imitar el ejemplo de éstas y seguir sus huellas, ó volver los
ojos hacia el tiempo de las hogueras, de los favoritos y del poder dictatorial
de los Reyes?
El problema está planteado; la
lucha empeñada; ¿cual de los dos principios triunfará en Europa?
Para los que tienen fé en los
destinos de la humanidad, el resultado no es dudoso. Las tinieblas jamás
prevalecerán contra la luz, y la justicia nos viene del lado de la libertad.
1567. Agustín de Herrera,
señor de Lanzarote y Fuerteventura, profesional de la trata de esclavos,
protestó en nombre propio y de sus vasallos. Ocupación de los cristianos la
captura de "moros",
desde
que poblaron las islas, pues estaban a 12 horas de Berbería, pasar por Gran
Canaria implicaba hacer "mucho camino", en mar peligroso."Paso principal" a las Indias, las aguas
estaban “llenas” de corsarios, riesgo al
que se sumaba la parsimonia de los inquisidores. Retenidos en Gran Canaria, el
cambio de tiempo hacía imposible el viaje a Berbería, pasando la fecha de
entrega del cautivo y enfriándose los familiares, que recortaban la suma
estipulada, o se negasen a pagar.
Probando que sabía manejar la razón, Herrera
señaló que siendo los cautivos adultos, dotados de criterio, al no faltar
clérigos en sus islas, empeñados en convertir, de querer hacerse cristianos
hubiesen recibido el bautismo, sin necesidad ser sometidos a desagradable
viaje. (Luisa Álvarez de Toledo)
1567. La primera estimación que se conoce en el siglo XVI para
determinar la población de Erbania (Fuerteventura) es la auspiciada por el
“Santo Oficio” en 1567. En ella se dice que el vecindario majorero se elevaba a
280 núcleos familiares, o sea, a unos 1.400 habitantes aproximadamente,
concentrados en su mayoría en la antigua capital insular de Santa María de
Betancuria. La isla contaría, pues, con una ocupación sumamente exigua toda vez
que la densidad alcanzaba tan sólo un 0,8 habitantes por kilómetro cuadrado. El
recuento de 1587 rebaja un poco las cifras reseñadas y deja la población de
Erbania (Fuerteventura) en unos 219 vecinos que equivaldrían a 1.905
habitantes.
Eso supondría una densidad todavía más débil y un porcentaje
de 2,83 sobre el total regional.
En la «Descripción de las Islas
Canarias hecha en virtud del mandato de S.M. por un tío del Licenciado
Valcárcel» se afirma que «...tiene la ysla vn lugar bueno que entre él y la
demas población de la ysla contaría con unos 1800 vezinos...». Estas cifras se
aproximan bastante a las estipuladas por Torriani en 1591 cuando hizo la
observación de que Erbania (Fuerteventura) se encontraba casi deshabitada a
excepción de Betancuria que disponía de unas 150 casas. Y añade el ingeniero
cremonés que en Fuerteventura «no hay más de 2.000 almas» y los hombres
disponibles para su protección eran manifiestamente insuficientes, puesto que no
llegaban a 300.
Como se puede apreciar, el ritmo
de crecimiento es excesivamente lento durante todo el siglo XVI. Y es que las
adversidades promovidas por la sed de rapiña de los colonos feudales son
frecuentes y cuantiosas. La presencia de corsarios es constante. Sus
invasiones, saqueos y apresamientos aíslan a Erbania (Fuerteventura) de todo
tráfico mercantil y se extraen como cautivos a numerosos majoreros en justa
represalia contra los saqueadores europeos. Es célebre la invasión de Xabán
Arráez en 1593. Por otro lado, la carencia de lluvias durante prolongados
períodos, como la de 1593, ocasionaba pérdida de las cosechas y hambrunas
espantosas a consecuencia de las cuales fallecían muchas personas y otras
tantas desgracias tenían que emigrar y buscar refugio en Tamaránt (Gran
Canaria) y Chinet (Tenerife). Los abusos de los colonos señoriales y las
epidemias que se introducían con cierta reiteración en Erabania (Fuerteventura)
eran otras contrariedades con las que tenía que enfrentarse la población durante
el s XII. (Ramón Díaz Hernández; 1991)
1567. La corona castellana concedió a los colonos
establecidos en Chinech (Tenerife), 300 ducados a descontar de los impuestos
reales por un periodo de seis años con destino a la construcción de un muelle
en Añazu. Se mejoraron los materiales y se trabajó en las estructuras típicas
de albañilería, cantería y carpintería.
1567. La invasión conquista y colonización de las Canarias
centrales corre paralela al Descubrimiento de América. La llegada invasión y
colonización de las Antillas por Colón patrocinado por los nefastos reyes
católicos convirtió a la colonia de
Canarias en un laboratorio experimental.
Plantas asiáticas como la caña de azúcar y la platanera desde ellas serían
llevadas a las colonias americanas. Técnicos canarios criollos y colonos
portugueses trabajarán en el primer ingenio del denominado Nuevo Continente en
Santo Domingo. El ñame africano penetrará desde bien pronto en el ámbito
caribeño. Lo mismo ocurrirá con el cochino negro (cerdo), la cabra, el perro y
la oveja, que, conducidos desde las Islas, se esparcirán por las Antillas. Las
Canarias fueron, por tanto, un intermediario en la difusión de plantas y
animales en ambos lados del océano. La papa se aclimatará rápidamente y se
conocen desde bien pronto exportaciones hacia Europa. Ya por esas fechas se
enviaba desde la colonia canaria eran
enviadas a Flandes. En unión del millo transformará la agricultura isleña
convirtiéndose en la alimentación por excelencia de las clases bajas de la
sociedad. Por su posición y la acción de los vientos alisios se convirtió en el
paso obligado para las Indias.
1567 Enero 10.
El Capitán Pedro de Vergara,
Regidor, fue nombrado Alcaide de la fortaleza de Santa Cruz con salario de
60.000 maravedises. Sobre esta elección interpuso apelación á pedimiento del
Consejo, y el dicho expedio á la
Audiencia su Provisión en 8 de Agosto de este año para que
los Regidores que fuesen Hijosdalgos puedan ser electos para Alcaldes del
Castillo de Sta Cruz. La contradicción la hizo Gonzalo Hernández de Ocampo,
Capitán de S.M.; Juan de Torres; Juan del Hoyo; Hernando de Hoyos; Benito de
Mesa; Melchor Darmas; Bernardino Justiniano; Roque de Loreto y Juan Núñez
Jáimez, hijosdalgos, por ser Regidor dicho Pedro de Vergara y que no se debía
de elegir uno de los mismos, pero en vista de los alegatos de Vergara en que
hizo constar ser hijosdalgo de Padre, Abuelo y Bisabuelo, como sostiene con una
executoria de la
Chancillería de Granada, no le debía embarazar ser Regidor
para obtener dicho empleo, por lo que no tuvo efecto la contradicción. (José
María Pinto de la Rosa,
1996)
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