viernes, 31 de julio de 2015

"Invasores en nuestra tierra"


En nuestra tierra desde el S XV se impone una relación de dominación y sometimiento del invasor contra el pueblo originario. En esta situación de colonialismo se mercantiliza la fuerza de trabajo y jerarquiza en términos de raza y género. La propia historia en sus crónicas escritas por los invasores y en especial por algún religioso, que apenado por la condición de los canarios, comentan que a los antiguos pobladores de las islas se les negaba la calidad de humanos, siendo humillados e esclavizados.

Desde aquellos tiempos la dominación y el racismo, afectan en diversas formas y niveles a las siguientes generaciones, los herederos de la raza guanche.
Durante la época de la evangelización y la colonia, el patriarcado y el machismo vinieron también de mano de los colonizadores. Si hablamos de la situación de las mujeres o la suerte que corrieron nuestras abuelas que gestaron sin remedio hijos e hijas de estos invasores. Algunos dicen que al menos nuestros invasores se mezclaron con nuestras mujeres y encima, deberíamos estar agradecidas por haber sido salvadas de seguir siendo descendientes de los ignorantes guanches sin alma.
Durante casi 600 años de convivencia con agentes culturales europeos, nuestro pueblo canario ha resultado profundamente afectado, nuestros antepasados fueron modelados y desde la base, alteraron su raza y degradaron su cultura.
Los castellanos cuando invadieron canarias introdujeron una carga de conceptos y preconceptos. Estos últimos, fueron la de convertirnos en mano de obra esclava, sufrir la degradación de asumir como propia la visión despectiva que tenían los invasores que nos consideraron una raza inferior. Es por esa visión por el cual manifiestan el atraso de los pueblos colonizados y de sus características innatas como la pereza, o la falta de ambición.
La iglesia imperialista tuvo un papel importante en la construcción del guanche como ente cultural alienado Estos tenían comos cometido el de dar a conocer a los antiguos pobladores de las islas, la gloria de la vida eterna, para consolarlo ante la miseria de su destino terrenal y a la vez justificar el dominio europeo, induciéndolos a una actitud pasiva y resignada.
Estas justificaciones de la dominación colonial y cultural constituyen la más pesada herencia dejada por la civilización occidental y cristiana a mi pueblo y a todos los pueblos conquistados. Como cristales deformadores que impidieron crear una imagen auténtica del mundo y una visión genuina de sí mismos.
(Maria Gomez Diaz) julio de 2015.


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