domingo, 19 de julio de 2015

Encerramos nuestra sabiduría en los huesos y tragamos las llaves.



Se hundieron en los ríos de sangre y nos olvidamos de los mapas porque tuvimos que olvidarnos de los misterios para custodiarlos.
Trenzamos nuestro cabello en las escobas y tapamos nuestros caminos.
Quemamos la tierra con nuestra rabia.
No enseñamos a nuestras hijas.
Pensamos que era la única manera de protegerlas.
Pero plantamos en ellas semillas, Semillas y llaves.
Y les explicamos cuentos y adivinanzas y canciones sin raíces, solo hilos enredados que tardarían años en deshacerse.
Justo el tiempo suficiente hasta que vuelvan a caer las lluvias y se apaguen los fuegos
y se rompan las presas
y se desborden los ríos
y se vuelvan a encontrar los caminos.
Hasta que respire de nuevo la tierra.
Mientras los huesos viejos se deshacen enterrados profundamente debajo de los escombros
Nos damos cuenta que siempre hemos tenido las llaves.
Nuestras historias y nuestros mapas, nuestros caminos se revelan a algunas.
Y las semillas crecen de nuevo...
Los hilos se desenredan... Y se vuelven a tejer."
(Amara Bronwyn)

Publicado por María Gómez Díaz. Julio de 2015.

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