martes, 10 de junio de 2014

EFEMERIDES CANARIAS





UNA HISTORIA RESUMIDA DE CANARIAS

ÉPOCA COLONIAL: DECADA 1911-1920



CAPITULO-XXXVIII




                                Eduardo Pedro García Rodríguez


1918 Octubre 29.
Se  proyecta la ampliación del muelle de Santa Cruz de Tenerife, por el Ingeniero de Caminos Canales y Puertos D. Pedro Matos Massieu, que se aprobó el4 de Julio de 1921 y en él se preveía una línea de atraque de 2.196,00 metros, de los cuales 1.026 se destinaban a mercancías en general y 1.170 para tráfico de maderas, carbones y explosivos, con un total de 12 hectáreas de superficie de muelles, llegando el dique a profundidad de 40,00 metros para ganar superficie dejando una anchura de borneo de 500 metros. Con estas normas se construyó gran parte del dique Sur.


1919. El doctor Luís Rodríguez Ortega nació en Barlovento, Benahuare  (La Palma). Funcionario del Cuerpo de Médicos Titulares con ejercicio en San Andrés y Sauces, pero en realidad era el médico de toda la zona norte de Benahuare (La Palma). Estudió el Bachillerato en Tedote n Benahuare (Santa Cruz de La Palma), Eguerew (La Laguna) y La Línea de la Concepción en Cádiz (España), coincidiendo con el servicio militar y la Guerra Civil de los españoles. La carrera  la realizó en la Facultad de Medicina de la Universidad de Madrid, 1943‑49, realizando el cuarto y quinto curso en un sólo año. De sus tres hijos, dos han estudiado Medicina, especializándose ambos en Reumatología; uno, jefe de Servicio de Reumatología en el Hospital del Pino, Guiniwada; la otra, adjunta en el Hospital Universitario de Canarias. Entre sus principales aficiones destacan: la pesca de caña ‑en barco‑, la natación, la lectura y la música clásica.

Su vida profesional se desarrollo en Los Sauces (municipio de San Andrés y Sauces) desde 1949 hasta su jubilación, en 1985, como médico titular de APD y zona de la Seguridad Social, pero su ámbito de actuación abarca­ba toda la zona norte de Benahuare (La Palma): Garafía, Barlovento y Puntallana. En un princi­pio con mulos como medio de transporte, tardando en algunas visitas hasta 25 horas, bajo condiciones atmosféricas y del terreno totalmente adversas. Asistió centenares de partos ‑dos generaciones‑ y como médico general de una zona rural extensa con falta de medios materiales y de comunicación hacia una zona hospita­laria próxima, tuvo que resolver todo tipo de situaciones médicas, tales como acci­dentes, fracturas, partos, envenenamientos, etc. Falleció el día 1 de diciembre de 1998.

1919. Asta este año el movimiento obrero no se reafirmará, año en que se produce una verdadera «explosión» organizadora: casi todos los gremios logran constituir su sindicato en las capitales de Chinet (Tenerife y Tamaránt (Gran Canaria), donde, dato curioso, hasta las criadas se asocian; es el comienzo del arraigo con fuerza del sindicalismo en diversos pueblos de la colonia fuera de las capitales, aunque ello no suponga una fuerte penetración entre los trabajadores agrícolas. Se forman federaciones locales en los pueblos y ciudades como Eguerew (La Laguna), Arucas, Valle de La Orotava. En estos años la fundación de Agrupaciones Socialistas en Añazu n Chinet ( Santa Cruz de Tenerife) en 1918 y 1920 en Winiwuada n Tamaránt (Las Palmas de Gran Canaria), permitirá a los partidarios de esta ideología hacerse con la dirección de las organizaciones sindicales, si bien en Chinech (Tenerife) tienen que compartirla con los anarquistas y en Tamaránt (Gran Canaria) con los federales.
1919. Se declara una epidemia de gripe en casi toda la isla de La Gomera que seguiría el año siguiente que fue el denominado “año de la gripe”.
1919.
 La Laguna-Tenerife  se ve sacudida por la epidemia que asola a todo el Archipiélago obligando a la Junta de Defensa Sanitaria a la adopción de tardías e inútiles medidas higiénicas, al cierre de los cen­tros de enseñanza y a la apertura de suscripciones en favor de las fami­lias más necesitadas. Las reuniones se suceden en el Ayuntamiento y las autoridades eclesiásticas promueven rogativas por la pronta desa­parición de la gripe. La Junta de Caridad creada a tal efecto estaba presidida por Guadalupe Gon­zález de Mesa, esposa de Juan Ascanio y Nieves.

Entre quienes murieron víctimas de la epidemia destacan Antonio Zerolo y Álvarez y el doctor Olivera, quien contrajo la enfermedad en el ejercicio de su profe­sión.

1919 Enero 2.
Pocos años más tarde, muerto ya León y Castillo, la lucha por la división de la colonia se recrudece. En una reunión celebrada entre el presidente del Cabildo de Gran Canaria, don José Mesa y López, y el alcalde de Las Palmas, don Bernardino Valle y Gracia, se acuerda ir a la celebración de una asamblea grancanaria que contrarrestase los efectos de la que proyectaba realizar Tenerife, en la cual se pediría la división de la provincia; y si ésta no se consiguiera una autonomía insular absoluta, con supresión de la Diputación provincial, organismo contra el cual iban siempre los tiros de Mesa.

Al advenir la Dictadura de Primo de Rivera en 1923 en Las Palmas se manifiesta inquietud por las aspiraciones regionalistas de Tenerife; lo que hace que sea nombrada una comisión que se entrevistaría con el dictador el II de noviembre; fueron miembros destacados los abogados Emilio Valle, Rafael Cabrera y el propio Mesa, que tuvo que informar suficientemente a Primo de Rivera; y éste les prometió que se respetarían los cabildos.

Pero ni la Mancomunidad obligatoria interinsular, decretada por el Estatuto Provincial de 20 de marzo de 1925 (tit. VI, lib. I) en sustitución de la Diputación ya caduca, fue suficiente para contrarrestar la fuerte tendencia divisionista de Gran canaria.

En efecto, en 1927, Gran Canaria, Las Palmas, obtiene de Primo de Rivera el real decreto-ley de 21 de septiembre por el cual se divide la “provincia” de Canarias en dos: la occidental, integrada por Tenerife, Palma, Gomera y Hierro, con el nombre de Santa Cruz de Tenerife y capitalidad en dicha ciudad; y la oriental, compuesta por Gran Canaria, Lanzarote y Fuerteventura, con el nombre de Las Palmas y capitalidad en Las Palmas de Gran Canaria.

El real decreto-ley de 8 de mayo de 1928 crea "para atender a los servicios de carácter interinsular", dos mancomunidades provinciales interinsulares, con su reglamento orgánico de 7 de agosto de 1929. Entidades de contornos más borrosos y de contenido y eficacia muy inferiores a los cabildos insulares. Hasta el punto de que ha podido decir Leopoldo de la Rosa que "la Mancomunidad de la provincia de Las Palmas no redactó su Reglamento ni asumió servicio alguno, funcionando en el propio Cabildo de Gran Canaria y con el personal de esta Corporación", y sin embargo, podemos sostener -como ha dejado escrito García de Enterría-  que la división de la “provincia” de Canarias "está hoy ya consagrada en la realidad de nuestro país". (Marcos Guimerá Peraza, en: Millares Torres, 1997:240-256).

1919 febrero 11.
Estudiantes y obreros fueron  abatidos por las fuerzas de ocupación españolas en Canarias, denominadas como del orden, lo que produjo un amplio movimiento de protesta en todo el país.

1919 Marzo 13. Nace en Aldea Blanca del Llano, Achbuna. Arabia Alonso Alayón, más conocida como Doña Arabia.  Su madre fue Doña Eloísa Alayón Delgado, muy recordada por los delicados y acertados poemas que componía con motivo de las más variadas ocasiones. Junto a sus diez hermanos tuvo la infancia que solían tener los niños en aquellos tiempos: pobre pero imaginativa.

Cuando ella y sus hermanas eran pequeñas, su madre les cosía muñecas de trapo, a las que les hacían la boca, los ojos o la nariz con hebras de hilo de colores. Cuando iban creciendo, eran ellas las que aprendían a hacerlas solas.

También jugaban a  las casitas, y con conchas de lapas que eran los platos, y una mesa de penca a la que le hacían las patas con palillos. Otros juegos habituales eran el tejo, la soga, el anillito... Y es que las niñas jugaban con las niñas y los niños con los niños. En aquella época, pocos padres podían o querían mandar a sus hijas a la escuela; algunos decían incluso que podían aprender a escribir para mandarles cartas a los niños, cosa que, lógicamente, no estaba bien vista.

La propia Arabia fue poco a la escuela (a la de Dña. María Díaz), porque en casa hacían falta las 8 perras y media que ganaba en su primer trabajo, espantando a los pájaros en La Estrella, para que no picaran los canteros sembrados. Las espantadoras tocaban latas con palos para asustar a los pájaros con el ruido.

Más tarde, trabajó de sirvienta en muchas casas, donde pronto empezaron a hacerse populares los sandwiches de Arabia, que solía preparar para las bodas de entonces. El secreto de la cocinera, que ya no lo es tanto, porque con el paso del tiempo todos los secretos se descubren, era una mayonesa con un pelín de ajo, con la que se untaba el pan que luego albergaría el jamón, el fiambre o el queso de rigor. El relleno del bocadillo iba en función del presupuesto de la boda en cuestión, porque había ocasiones en las que se mataban dos gallinas y ocasiones de matanza de cohino (cerdo) o de cabra, según la cantidad de invitados a alimentar y el lucimiento de la fiesta. Ella también preparaba la tarta o dulces que se sirvieran luego.

Hubo veces que coincidieron dos bodas, y Dña. Arabia recuerda una en particular en que fue y vino varias veces desde El Roque a San Miguel el mismo día para preparar dos comilonas. Muchas veces, el pago era en especias, desde varias cajas de dulces hasta puros, vino, papas, etc.

Y tanta fama adquirió organizando comidas de boda, que entró por casualidad a trabajar 15 días en el comedor del colegio (cuando estaba en los sótanos de la Casa Azul, el actual Ayuntamiento), que le duraron 6 años. En ese tiempo, alguna que otra anécdota salpicó su paso por el comedor escolar; desde el día en que le congelaron los pimientos, hasta el día de cierto despiste, en que sirvió rancho sin fideos y los alumnos tocaron palmas para quejarse de la comida. Dña. Arabia atesora muchos recuerdos de los tiempos de antes; cuando había que volver a casa antes de la oración (que era justo al anochecer), en una época en la que la vida del pueblo estaba gobernada por el toque de las campanas de la iglesia. Sólo en el día de la fiesta se les permitía a los hijos volver un poco más tarde, al toque de animas, ya de noche cerrada, que marcaba el momento de retirarse a dormir.

Por sus ojos han pasado los cambios de aspecto del pueblo a lo largo de los años. Lo que conocemos como el puente eran dos muritos que estaban donde hoy encontramos el cruce de la calle General Franco con la carretera a Los Abrigos. En esos muritos, que enmarcaban la calzada a modo de puente, se sentaban los chicos a ver pasar las muchachas que iban o venían del Barrio del Pino. Hoy ocupan el lugar de esos muritos las casas construidas por D. Avelino y Dña. Magdalena sobre el barranquillo que ya no vemos. Un momento que marcó la vida de los vecinos del Pino fue el incendio que arrasó la Casa del Capitán en 1979. Esa noche, D. Esteban, el cabrero, que vivía en ella, se refugió en la casa de Dña. Arabia.

Otro acontecimiento en la vida del barrio fue el traslado del Ayuntamiento a la casa que se alquiló a D. Antonio Miguel Alfonso y Alfonso, hoy desaparecida. En su planta baja estaban los calabozos, la primera escuela de párvulos de la localidad y los lavaderos, que utilizaban las esposas de los guardias civiles españoles que vivían en la casa. En la planta alta estaban las dependencias del Ayuntamiento. Dña. Arabia también ayudaba a quien necesitara que le leyera la carta de un familiar lejano o enviar una carta al hijo que estaba haciendo el servicio militar. Muchos recuerdos, en fin, de una mujer que ha visto pasar los años desde el trabajo cotidiano y constante. Hoy a sus 83 años, queremos reflejar aquí algunos momentos de su vida, que seguro les serán familiares a muchos lectores mayores y jóvenes, en claro contraste con el desarrollo y las comodidades de hoy en día.

 1919 Abril 24. César Manrique Cabrera nació el 24 de Abril de 1919 en Puerto Naos, barrio de Arrecife en Titoreygatra (Lanzarote), hijo de Francisca y Gumersindo. De padre representante de comercio, en el ramo de la alimentación, y abuelo notario. César precedió solo algunos minutos a su hermana gemela Amparo. Tenía otra hermana y hermano, todos los cuales aún viven. Don Gumersindo procedía de una buena familia de Erbania (Fuerteventura) y emigró a Lanzarote.
Los Manrique constituían una familia típica de clase media insular, sin agobios económicos. En el año 1934, su padre compró un solar en Caleta de Famara y construyó una casa junto al mar. Esta casa marcó mucho en su vida, rememorando con fruición: " La alegría más grande que tengo es la de recordar una infancia feliz, veraneos de cinco meses en La Caleta y en la playa de Famara, con sus ocho kilómetros de arena fina y limpia, enmarcada por unos riscos de más de cuatrocientos metros de altura que se reflejan en una playa como un espejo. Esa imágen la tengo grabada en mi alma como algo de una belleza extraordinaria que no podré borrar en mi vida. ".
Participó en la Guerra Civil española como voluntario del lado franquista. Su experiencia de la guerra fue atroz, y nunca quiso hablar de ella. En el verano de 1939, una vez concluida la guerra de los españoles, César regresó a Arrecife. Llegó vistiendo aún el uniforme militar. Tras besar a su madre y a sus hermanos, subió a la azotea de la casa, se desnudo, pisoteó con rabia la ropa, la roció con petróleo y le prendió fuego.
Terminada la Guerra Civil, ingresó en la Universidad de Eguerew (La Laguna) para estudiar Arquitectura Técnica, que a los dos años abandonaría. En 1945 se traslada a Madrid (España) para entrar becado en la Academia de Bellas Artes de San Fernando, donde se graduaría como profesor de arte y pintura.
En otoño de 1964, siguiendo los consejos de su primo el Dr. Manuel Manrique Psicólogo y escritor en Nerw York, marchó a esta ciudad, donde estuvo hasta verano de 1966. Se hospedó al llegar en casa de Waldo Diaz-Balart, pintor de origen cubano, en el lower East side, vecindario de artistas, periodistas y  bohemios, de esa época. Gracias a su primo Manuel, consiguió una generosa beca en el Institute of International Education que patocinaba Nelson Rockefeller. Ello le permitió alquilar su propio estudio y empezar a pintar una amplia obra que fué exhibida con éxito en la prestigiosa Galería en New York "Catherine Viviano".

Estando en New York, escribía a su amigo Pepe Dámaso "(...) más que nunca siento verdadera nostalgia por lo verdadero de las cosas. Por la pureza de las gentes. Por la desnudez de mi paisaje y por mis amigos (...) Mi última conclusión es que el hombre en N.Y. es como una rata. El hombre no fué creado para esta artificialidad. Hay una imperiosa necesidad de volver a la tierra. Palparla, olerla. Esto es lo que siento." Comenzó a sentir nostalgia de Lanzarote.
" Cuando regresé de New York, vine con la intención de convertir mi isla natal en uno de los lugares más hermosos del planeta, dadas las infinitas posibilidades que Lanzarote ofrecía ".
Y esta es realidad actual: Es imposible imaginarse Titoreygatra (Lanzarote) tal y como es hoy sin César Manrique. Era pintor, escultor, arquitecto, ecologista, conservador de monumentos, consejero de construcción, planeador de complejos urbanísticos, configurador de paisajes y jardines.
Quienes conocían a Manrique sólo superficialmente ignoraban la carga de puritanismo que ordenaba su conducta. Manrique fue realmente un hombre frugal; no bebía alcohol, no fumaba ni permitía fumar junto a él, se acostaba regularmente muy temprano, y madrugaba, comenzando muy pronto su trabajo en el estudio.
Falleció a los 73 años en un trágico accidente de tráfico, el 25 de Septiembre de 1992, al lado de la Fundación, cerca de Arrecife. Las paradojas del destino determinaron que encontrara la muerte en un accidente automovilístico, cuando él detestaba la masificación de los vehículos.
1919 mayo 8.
A comienzos del siglo XX murieron las hermanas Cruz Bello de Teseguite, Lanzarote. Una, María del Rosario, a manos de sus asesinos. La otra, Petra, a causa de una justicia que protegió a los criminales por tratarse de los lacayos de los caciques locales. Los asesinos de María Cruz fueron detenidos e indultados, mientras la hermana de la víctima falleció en el manicomio de Las Palmas de Gran Canaria después de ser condenada sin pruebas, vejada, violada y enloquecer. Sesenta años después. Un libro recogió la historia en 1936, pero fue quemado por orden del cura de Arrecife. El silencio se rompió con la publicación en primicia en la revista Interviú por el periodista José Luís Morales.
“Llevaban tres días de juerga y se habían gastado todo el dinero que habían mancomunado. Bailes en las localidades lanzaroteñas de Haría, Los Valles, Teguise y Arrieta, enlazados con apuestas en la baraja, borrachera ininterrumpida y sólo durmiendo en las banquetas de los bares en los que recalaban”. Así comienza la crónica de Morales de una parranda protagonizada por los amigos Luís Hernández, Marcos Concepción Pérez y Tomás Valiente Morales, los cuales se presentaron a las ocho de la tarde del ocho de mayo de 1919 en la casa de María del Rosario Cruz Bello. Los tres tenían claro que para continuar con su tenderete particular tenían que conseguir dinero porque ya no les quedaba ni un céntimo al llegar a Teseguite.
María Cruz tenía una tienda y la cuadrilla sabía que guardaría la recaudación en su casa. Tocaron la puerta y el relato del periodista recoge que María Cruz preguntó quiénes eran y qué querían antes de abrir. “Soy Luís el del Mojón y vengo para que me venda una caja de fósforos”, le contestaron. A los pocos minutos, María Cruz abrió una de las hojas de la ventana y se asomó para entregarle la caja de cerillas. Sin mediar palabra, Luís Hernández la tiró de los pelos al tiempo que Marcos Concepción Pérez la degollaba con una navaja. La sangre inundó la habitación y las afueras de la vivienda.
Los asesinos empujaron el cuerpo hacia dentro mientras todavía se retorcía en saltos de muerte. Entraron en la casa y, con frialdad, registraron la casa hasta encontrar cuatrocientas pesetas –un buen dinero en aquellos años- y a propuesta de Tomás Valiente se sentaron en la mesa de la cocina para cenar lo que María Cruz tenía preparado para ella. Eran ya las nueve y media de la noche cuando salían a continuar la juerga camino de Arrecife.
Descubierto el cadáver por Pedro Barrera, un campesino que vivía en un pago próximo, se personó el juez en el lugar y comenzó la investigación. Las sospechas recayeron de inmediato sobre los tres individuos. Pero habían desaparecido. Ni estaban en sus domicilios ni nadie sabía de ellos. El juez Emilio Gómez Miranda investigó entonces a Petra de los Dolores, la hermana menor de la asesinada. Sorprendentemente, la investigación no vuelve a mencionar a los asesinos para nada.
José Luís Morales entrevistó a Félix Suárez, que fuera secretario judicial de Lanzarote cuando se revisó el sumario. En aquel momento contaba ya con 86 años y le señaló que “en la isla era ‘vox populi’ que Petra Cruz era inocente. Y por tanto el juez que instruía el sumario actuaba con parcialidad contra ella. Y así se produjo un error judicial de trágicas consecuencias”.
Se da la circunstancia que los autores del asesinato eran, junto con otros, los que se dedicaban a recabar votos durante las elecciones para los conservadores caciques del norte de Lanzarote. El investigador lanzaroteño, Agustín de la Hoz, dijo al periodista “los caciques presionaron para que no se culpara a los auténticos asesinos. Primero porque sus patrocinados eran las avanzadillas que ellos tenían en los pueblos para ganar, a base de engaños y chantajes, las elecciones de cualquier tipo. Y además si lograban culpar a Petra Cruz, mataban dos pájaros de un tiro. Una mujer sensible, avanzada para su tiempo, exquisita y que nada les convenía. Así empezó el calvario mortal de Petra”. “La pareja de la Guardia Civil la detuvo por orden judicial, en el momento que Petra ponía flores en el altar de la iglesia de Teseguite –señala Agustín de la Hoz- dedicado a la patrona. Fue esposada dentro de la iglesia y de allí la llevaron a Teguise”.
Fue procesada inmediatamente por ‘fraticidio y robo con homicidio’ sin que ella hiciera declaración, según figura en el sumario 31/19 de nueve de mayo. Se le ‘encontraron’ dos cómplices: el labrador Pedro Barrera (el que descubrió el cadáver) y Tomás Robayna, un campesino progresista que decían “tenía relaciones con Petra”. El juez manda a la prisión vieja de Lanzarote a Petra “hasta que cumpla a condena”. “Le hicieron de todo, le tiraban orines, estiércol, basura y porquerías en la celda. No le dejaron cambiar de ropa ni una vez y hasta la tiraban al aljibe. En una cadena de torturas, vejaciones y humillaciones como nunca se había visto”, recuerda Félix Suárez. “Nunca se declaró culpable. La violaron en muchas ocasiones, entre varios, y sobre todo un personaje muy macabro que era director de la prisión, Pedro Romero, que cuando se emborrachaba le daba unas palizas de muerte después de violarla. El hijo que tuvo en la cárcel lo llevaron a un hospicio y nunca más se supo de él. Fue así como la convirtieron en la loca de Lanzarote”.
Pese a que el sumario estaba concluido no se señalaba el juicio y Petra agotó su capacidad de resistencia y quedó totalmente enajenada. Se arañaba las manos en la pared, con las pocas fuerzas que le quedaban, hasta arrancarse las uñas y ensangrentar el suelo donde se desvanecía. El juez decidió enviarla al manicomio de Las Palmas por miedo a que se muriese allí.
Félix Suárez afirma que “fue peor el remedio que la enfermedad, porque las monjas del manicomio evitaron que se arrancara las manos amarrándola a la pared con unas argollas. Tras un año amarrada murió sola, sin carnes y con los ojos a salírsele. Cuando las monjas la vieron no se atrevieron a tocarla porque decían que estaba embrujada. Fue enterrada en la fosa común del cementerio de Tafira”.
La noticia de su muerte provocó escritos, protestas y manifestaciones en Lanzarote. Al juez Emilio Gómez Miranda le sustituye José Miura y Casas que, obligado por los acontecimientos, hace revisar el caso. Ordena cerrar el sumario y pide traslado, al igual que el nuevo juez Francisco Valera Fernández, hasta que cinco años después de que se cometiera el asesinato, el 9 de mayo de 1924, se dicta sentencia absolutoria “con toda clase de rehabilitaciones”.
Se detuvo a Tomás Valiente y a Marcos Concepción, pero Luís Hernández se había marchado a Argentina poco después del crimen. Tomás Valiente fue detenido en Las Palmas, donde pretendía huir a Uruguay. Al llegar a Arrecife, cientos de personas le gritaban cuando era conducido a la misma prisión en la que Petra enloqueció. Pasaron varios meses a la espera del juicio hasta que el 14 de abril de 1928 llega un indulto particular del Gobierno de Primo de Rivera para los tres inculpados, “a petición del Ministerio Fiscal”.
Durante la República fue publicado un libro titulado ‘Toda la verdad sobre el asesinato de María Cruz’, libro que en 1936 fue quemado por orden del párroco de Arrecife. La casa donde se produjo el asesinato sigue sin habitarse. Sus habitaciones están igual aunque con la ruina sobre sus techumbres. Un monumento sombrío a uno de los capítulos más trágicos de la historia de Lanzarote. (Resumen del artículo publicado por José Luís Morales en la revista Interviú en 1981)
1919 Mayo 9.
Los empleados españoles de Hacienda, Caja Postal y Fomento en Winiwuada n Tamaránt (Las Palmas de Gran Canaria) deciden constituir una agrupación en la colonia para el uso generalizado de las alpalgatas. Pronto se sumaron a la iniciativa los funcionarios del Ayuntamiento y los periodistas. En pocas semanas, este cómodo calzado era utilizado por las señoritas de la ciudad, ya que en la sociedad criolla impera la máxima de que “todo lo que viene de fuera es mejor”.

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