Eduardo Pedro
García Rodríguez
«Creemos que la sociedad canaria debe organizarse por sectores. Lo
primero que debemos plantearnos es nuestra condición de canarios, renunciar a
supuestas ascendencias y procedencias arteramente orquestadas desde el poder
para desenraizarnos. Ante todo y sobre todo, debemos asumir que somos canarios,
ninguna situación debe alejarnos de esta primicia incuestionable, ya que si no
pensamos y actuamos en canario continuaremos siendo pasto de los
tiburones foráneos y de algunos locales. Debemos defender a ultranza los pocos
medios económicos, sociales, culturales y espirituales que han escapado de la
aculturación colonial, y que conforman nuestra irrenunciable identidad como
pueblo diferente y diferenciado, rehuyendo el caer en las formulas tópicas
interesadas y folckoristas que desde el poder tratan de vendernos como señas de identidad
canaria. "¡A otro perro con ese hueso!"»
Es evidente que el sistema
opresor colonial cada día va ganando posicionamientos entre los sectores más
desfavorecidos de la sociedad Canaria y, de alguna manera, incluso va haciendo
olvidar a esta parte de la población nuestra condición de colonizados, creando
una falsa atmósfera de "internacionalidad", acuñando términos como
"cosmopolitismo" y otras sandeces similares, con lo cual pretenden
que esta sociedad se vaya desarraigando cada vez más de nuestras ancestrales
raíces como pueblo diferenciado. Para conseguir este fin, los desnaturalizados
políticos dependientes canarios no dudan en emplear alegremente los dineros de
nuestros impuestos para sufragar los ingentes gastos ocasionados con los makros "conciertos" de músicas habidas y por haber, para con ellos
mantener adormecidos o atontados a una buena parte de nuestra juventud y de
quienes no somos tan jóvenes. A cambio, estos políticos abandonan la atención
de necesidades básicas y primarias que les son demandadas, precisamente por
este sector de la población. Posiblemente, esta manera de actuar es lo que
ellos entienden por dinamizar la economía, favoreciendo a los amigotes
promotores de estos eventos y facilitando en los mismos la circulación de
drogas, alcohol etc., todo esto disfrazado con desfachatez e insolencia como
"actos culturales".
Esta situación de estado
soñoliento, en que pretende mantenernos el sistema colonial, alcanza su máximo
grado con el supuesto himno de Canarias, que, como no podía ser menos, viniendo
de quienes viene, nos han impuesto un Arrorró; seguramente con la intención de
que sigamos durmiendo. Lo lamentable de esta situación, es que, en gran parte,
la culpa de estos desaguisados la tenemos los propios canarios, quienes
permitimos que nos mantengan en una situación de amnesia crónica y colectiva,
pues olvidamos con prontitud tanto los programas presentados por los partidos
en las farsas electorales españolas en Canarias, como las expectativas que
esperábamos de los individuos o partidos votados.
Esta situación de amnesia
colectiva en la sociedad canaria, ha sido inteligentemente preparada y
sostenida por la burguesía dependiente dominante en nuestras islas, baste mirar
varias décadas atrás y comparar los apellidos de quienes gobernaban hace
sesenta u ochenta años y compararlos con los actuales y veremos que los cambios
han sido mínimos, es decir, nuestros colonizado país ha estado gobernado o,
mejor dicho, desgobernado por las mismas familias de siempre, aunque en algunas
ocasiones den entrada en el supuesto gobierno autónomo y en algunos entes
locales a determinados elementos procedentes de la pequeña burguesía como
significados peones para así cubrir las apariencias que exige la supuesta
democracia burguesa en que nos tienen inmersos y sometidos.
Ha llegado la hora de que
los canarios tomemos, de verdad y con firmeza, las riendas de nuestro propio
destino, y no precisamente mediante los caducos cauces políticos que nos han
venido imponiendo los partidos políticos españoles, españolistas y seudos
nacionalistas de servicio, de los cuales, éstos últimos, lo único que han hecho
ha sido especular con el sentimiento de identidad nacional del pueblo canario
para conseguir mayores migajas de sus amos de Madrid, con las que alimentar su
ancestral sed de rapiña.
Todos estos partidos y
partidillos, aleccionados por el colonialismo español, han hecho de la Nación Canaria una
especie de "Tierra de nadie", en la cual todos se creen con derecho a
esquilmar, destruir el medio ambiente, malversar, vender lo propio y lo ajeno,
estafar, etc. etc., creando un clima de corrupción política y, por tanto,
económica como jamás se había sufrido en nuestras islas, y todo ello tolerado
-cuando no impulsado- por el sistema colonial, a cambio de asegurarse la
fidelidad para sus propósitos de dominio de estos grupos de malnacidos vende patrias.
La realidad canaria es
sistemáticamente ocultada y camuflada por otro potente medio al servicio del
colonialismo, nos referimos a los mal llamados medios de comunicación social,
de los cuales los más potentes son propiedad del Estado español, los otros, los
que socarronamente son denominados como "medios locales" están, si
cabe, más controlados que los estatales, pues lo son mediante los contratos de
publicidad, tantos por parte del sector privado como por los organismos
oficiales. Además, estos últimos cuentan con un medio de "persuasión"
o de "autocensura" llamado subvenciones. No deja de ser paradójico
que el dinero de los impuestos, que pagamos todos los canarios, sea empleado
para conseguir que las voces disidentes de la mayoría de la sociedad canaria
sean silenciadas, precisamente por estos denominados "medios de
comunicación social locales", prensa, radio y televisión, e incluso
empresas editoriales que se autodenominan canarias, los cuales no dudan en ser
«más papistas que el Papa», siendo además españoles o españolistas quienes nos
dicen y dictan que es y como debe ser la Historia Patria,
-situación propia de las colonias- los cuales desarrollan grandes esfuerzos
informativos o de edición para hacernos creer a los canarios que en este
planeta no existe nada mejor que una entelequia llamada España, lo cual no es
de extrañar, entre otras razones porque dichos medios están dirigidos por
españoles, que ejercen como tales.
Ya es hora de que nos
sacudamos de encima la "modorra" y el pesado lastre que durante
siglos nos han impuesto quienes un día se apoderaron de nuestra
tierra, amedrentaron nuestros espíritus y esclavizaron nuestros cuerpos. Hasta
no hace mucho tiempo, el colonialismo, con ánimo de humillar nuestra dignidad
de pueblo, nos trasmitía constantemente el mensaje de que éramos inútiles, de
que estábamos aplatanados, de que cómo íbamos a vivir sin ellos, etc. Cuando
estos estúpidos mensaje dejaron de tener efectividad, crearon el de que no
estábamos preparados laboralmente, con lo cual pretendían justificar la masiva
invasión de mano de obra foránea, y muy particularmente europea. Pero este
mensaje también se les agotó, y ahora han creado el de que somos unos vagos, y
es posible que existan algunos vagos, pero son los estimulados por el sistema
colonial, para justificar la ocupación laboral de Canarias por parte de los
españoles.
Está amplia y universalmente
demostrada la estima de la capacidad laboral y de iniciativa de los canarios en
aquellos países a los que nos hemos visto obligados a emigrar, y en los cuales
se nos proporcionó la oportunidad de desarrollar nuestras capacidad laboral y
de iniciativa, las cuales nos ha venido siendo sistemáticamente negada en
nuestra Patria por el colonialismo europeo.
En otro orden de cosas, y
enmarcado dentro de la política de denigración orquestada por el sistema, se
nos viene abrumando con el tema de la inseguridad ciudadana. Inseguridad creada
por ellos mismos para justificar las brutales represiones de que con frecuencia
somos objeto y que sufrimos todos los canarios. No deja de ser curioso que se
nos "bombardee" con cifras estadísticas sobre la supuesta
delincuencia de los canarios, pero estas mismas estadísticas no nos indicarán,
porque no conviene, cuantos delincuentes son realmente canarios y cuantos lo
son de origen, principalmente, europeo. Si algún día se atreven a publicarlas
veremos que más del noventa por ciento de estos delincuentes son europeos, y
que, presumiblemente, forman parte de la tan cacareada mano de obra
cualificada, con cuya supuesta necesidad han venido justificado la presencia en
nuestra tierra de foráneos que luego han resultado ser indeseables, los cuales
están minando impunemente nuestra tradicional y honesta forma de vida e
incrementando las mafias ilegales y "legales".
Es indudable que, por
razones de las actividades de servicio a que se nos ha destinado a los
canarios, hemos sufrido una rápida transformación sin que mediara un periodo de
creación de un proletariado con conciencia de clase, así nos hemos visto
obligados a pasar, sin transición, por necesidades del capitalismo colonial, de
una sociedad de siervos a otra de asalariados.
Nuestros padres, al verse
libres de una situación de semi esclavitud y
disponer de unos salarios que, aunque míseros, les permitían acceder, de manera
limitada, al mercado de consumo dirigido por los propios contratadores, creyeron ingenuamente que esta situación había
supuesto un avance en la liberación social, por ello no dudaron en defender el
nuevo estado de cosas sin valorar que indirectamente la explotación era la
misma, sólo que estaba mal visto por el incipiente y relativamente opulento
turismo europeo que un camarero o una limpiadora de pisos tuviesen aspecto
famélico o estuviesen tuberculosos, por lo que el sistema cuidó de que los
canarios pudiesen comer un poco mejor. Al tiempo que consumíamos, y seguimos
consumiendo, los excedentes de leche, queso, pollos y carnes europeos
caducados, paralelamente se programaba el desmantelamiento de la Ganadería, la Agricultura, la Pesca y la modesta Industria
de Canarias, e incluso el comercio tradicional, "reciclando" la mano
de obra que ocupaba estos sectores hacía el servicio en la hostelería y la
construcción. Mientras tanto, los puestos en la administración española en
Canarias, los ejecutivos de cierto rango, y los encargados en las empresas
foráneas, como siempre, estarían ocupados por españoles, y últimamente por
otros europeos.
Ante este cúmulo de cosas,
de explotación inmisericorde de nuestra tierra y nuestra gente, la sociedad
canaria debe crear mecanismos de autodefensa que sean eficaces contra el actual
sistema. Para ello, ante el descomunal poderío de que dispone el adversario, es
necesario crear la bases de una defensa cívica seria y coherente, capaz de dar
una repuesta contundente ante las pretensiones de aumento del dominio de
nuestra tierra por parte del colonialismo español, y europeo en general, así
como por sus fieles servidores de la burguesía dependiente canaria.
Para ello, es imprescindible
que todos los canarios tomemos conciencia, no sólo de la gravedad de la situación
actual, sino de los planes que el capitalismo europeo tiene reservado para el
futuro de las Islas Canarias, y que, en líneas generales, no son otros que el
impedir cualquier tipo de desarrollo en las islas que no sea otro que el
turismo de masas, centros geriátricos para los ancianos de la Comunidad Económica
Europea y prostíbulo para medianos ejecutivos, ferroviarios y camioneros
europeos. Soy consciente de que esto que digo puede resultar doloroso para la
sensibilidad del lector. Si alguien duda de estas palabras, le invito a que
ojeen las páginas especiales de la prensa "local", y otras muchas en
la red de Internet, y hagan cuenta del destino que estos buitres humanos les
tienen reservado a las mujeres canarias. Así mismo, otro campo de actuación del
imperialismo europeo y norteamericano en Canarias, es el de conformar un
inmenso campo de pruebas y maniobras para la OTAN y, aprovechando el tópico de que somos
portaaviones anclados en el Atlántico, utilizarnos como posible plataforma de
agresión hacía los pueblos hermanos de nuestro continente.
Recordemos los desastres
ecológicos medio ambientales llevados a cabo por la anteriores maniobras de la OTAN en aguas y costas de
Canarias sin que, hasta el momento, ese organismo de agresión, ni el Estado
administrador de esta colonia, es decir, España, hayan presentado al pueblo
canario la menor excusa por dicho desastre, ni mucho menos hayan procedido a la
correspondiente indemnización a que el pueblo canario tiene derecho por los
daños causados. En cambio nos han involucrado en la tragedia ecológica ocurrida
en sus costas con el hundimiento de Prestige; esto se llama
tener cara dura institucional, lo demás son boberías.
Creemos que para paliar y,
si es posible, evitar esta serie de despropósitos que nos tienen destinados, la
sociedad canaria debe organizarse por sectores. Lo primero que debemos
plantearnos es nuestra condición de canarios, renunciar a supuestas
ascendencias y procedencias arteramente orquestadas desde el poder para
desenraizarnos. Ante todo y sobre todo, debemos asumir que somos canarios,
ninguna situación debe alejarnos de esta primicia incuestionable, ya que si no
pensamos y actuamos en canario continuaremos siendo pasto de los
tiburones foráneos y de algunos locales. Debemos defender a ultranza los pocos
medios económicos, sociales, culturales y espirituales que han escapado de la
aculturación colonial, y que conforman nuestra irrenunciable identidad como
pueblo diferente y diferenciado, rehuyendo el caer en las formulas tópicas
interesadas y folckoristas que desde el poder tratan
de vendernos como señas de identidad canaria. "¡A otro perro con ese
hueso!"
Los medianos y pequeños
empresarios canarios deben agruparse en asociaciones netamente canarias y
abandonar las que existen actualmente, las cuales, desde antes de su creación,
ya están dirigidas por españoles u otros europeos. Este tipo de organizaciones
jamás defenderán los verdaderos intereses del mediano o pequeño empresario o
comerciante canario, ya que nacieron por y para defender los intereses del
sistema colonial, y el hecho de que hagan proselitismo entre el empresariado
canario, no es con animo de defender los interese de este sector, sino para
tenerlos controlados y dirigirlos hacia sus postulados. Debemos tener en cuenta
que este sector está realmente dirigido "desde arriba" por los clubs
de importadores, quienes son además el verdadero gobierno autónomo en la
sombra; ellos son quienes se nutren de las llamadas subvenciones europeas a las
exportaciones e importaciones y cuyos resultados económicos van a parar a sus
bolsillos y no en beneficio de los consumidores a quienes está destinado, pues,
de lo contrario, no tiene explicación que, a pesar de las múltiples limosnas
con que Europa dice subvencionar "el hecho diferencial canario" (léase
el reconocimiento colonial canario), sea en esta colonia en la que más cara se
paga la cesta de la compra y los servicios, según se desprende de los datos
aportados por organismos dependientes del propio Estado español.
Retomando el tema del
empresariado canario, estimamos que éstos deben crear asociaciones sectoriales
netamente canarias y dirigidas por y para los empresarios canarios, haciendo
caso omiso de los cantos de sirena con que suelen adormecerlos los
"espabilados de turno", que suelen hablar bien y de manera
convincente, sobre todo cuando sus intenciones son arteras, que suelen serlo
casi siempre. Deberían contratar servicios, proveedores, seguros, transportes,
y, si es posible, financiación netamente canaria; deben tener en cuenta que las
entidades financieras españolas y del resto de Europa establecidas en canarias,
son meramente extractoras de plusvalías, es decir, no reinvierten sus
beneficios en Canarias sino en el exterior, con lo cual el mediano y pequeño
empresario jamás verá incrementado su volumen de negocios por este concepto. Es
posible que algunos empresarios se pregunten que cómo sería posible conseguir
financiación netamente canaria cuando toda la banca es europea, y aún las
propias cajas de ahorros, denominadas canarias, son controladas por el sistema
financiero español, no permitiéndoles a éstas operaciones que puedan afectar en
demasía los intereses de la gran banca europea. Pues bien, una fórmula sería la
creación de Cooperativas de Créditos sectoriales, aunque tengan que enfrentarse
a las leyes proteccionistas españolas del sector, actuado con cualquier
denominación. Así se conseguirían créditos a muy bajo interés, ya que al ser un
organismo de los propios empresario y estar gestionados por ellos mismos,
estarían alejados de las presiones inhumanas y de la apetencias de los
beneficios cuantiosos a los que están habituados la banca europea establecida
en nuestras islas.
Quizás esta propuesta pueda
parecer descabellada a algún empresario canario, no me sorprendería, pues están
tan absortos en como poder hacer frente a la ingente cantidad de impuestos
estatales, autonómicos, insulares y locales, para poder desarrollar su vocación
empresarial, que apenan tienen tiempo para pensar en otra cosa que no sea en
las tablas impositivas. Por ello es de aplicación el dicho «Cómo ser mediano o
pequeño empresario en Canarias y no morir en el intento». Nosotros recomendamos
echarle imaginación y valor al tema.
Otro sector vital en la
liberación de Canarias es el de los profesionales liberales, estos deberían
también constituirse en Tagoros de acción, en
cuyo seno deberían discutir cualquier tipo de acción que pueda influir en el
entorno donde desarrollan sus actividades profesionales y que puedan influir en
reconducir una actitud de resistencia activa y pacifica ante el sistema
dominante, especialmente aquellos que practican la abogacía o la enseñanza o
las artes.
Los ciudadanos canarios que,
por necesidad o por vocación, prestan servicios en las fuerzas armadas de
ocupación españolas, deberán constituirse en Tagoror en sus días
libres y fuera de los acuartelamientos, para cambiar impresiones, discutir
temas propios de las milicias, y ver de que manera pueden obtener una
preparación mejor para prestar un mejor servicio a la Patria Canaria una
vez que hayamos alcanzado la independencia, pues serán ellos, los de probada
honestidad, quienes estarán llamados a dirigir las Milicias Canarias.
Los obreros y empleados
deberían formar Tagorores en sus empresas o centros
de trabajo, cuidando de que sus derechos como trabajadores no sean vulnerados
por los empresarios, o por los sindicatos dependientes de la metrópolis, los
cuales están dirigidos por servidores españoles. Harán lo posible por afiliarse
a sindicatos netamente canarios, o, en su defecto, procurarán formar parte de
todas las planchas que se presenten en su centro de trabajo por parte de los
sindicatos españoles y españolistas, tratando, en todo caso, de implantar en
sus centros de trabajo a sindicatos netamente canarios. Mientras esto no sea
posible, procurarán que los compañeros que les representen sean canarios y de
reconocida honestidad, para evitar que sus derechos les sean vendidos a la
patronal por desaprensivos dirigentillos españoles, como ha venido sucediendo
hasta la fecha.
Propugnar la resistencia
cívica.
En las calles, barrios,
pueblos y ciudades, los ciudadanos debemos crear Tagoros mediante los
cuales podamos canalizar de manera conjuntada nuestros
esfuerzo tendentes a crear corrientes de opinión y practicar una resistencia activa de
desobediencia civil ante los ataques de que somos víctimas los canarios por
parte del sistema colonial. Y en defensa de nuestros derechos a la
independencia y descolonización, como pueblo sometido por la fuerza de las
armas, propugnando la independencia de Nuestra Patria Canaria como actividad
prioritaria y urgente, antes que cualquier otra consideración política, pues
sólo con la independencia total lograremos la justicia social que durante
siglos nos ha sido usurpada por el colonialismo europeo. Lograremos así el
respeto que merecemos como nación ante la comunidad internacional y ante
nosotros mismos, como canarios, recuperaremos el orgullo como pueblo que un día
hizo posible que la ocupación de nuestro suelo le costara al invasor casi cien
años de guerra. Y recordemos que una de las pocas cosas importantes que se
puede ser en este mundo es, precisamente, la de ser canario.
Ciudad colonial de Eguerew, febrero de 2011. **
* Tagoro, es un lugar
donde se reúnen varias personas para tratar de temas comunes y para tomar
decisiones de manera colectiva.
** La primera versión de este documento fue
publicada, en este mismo periódico digital, El Guanche, en noviembre de 2003 y
está hoy en día de más actualidad que nunca.
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