EFEMÉRIDES DE LA NACIÓN CANARIA
UNA HISTORIA RESUMIDA DE CANARIAS
ÉPOCA COLONIAL: SIGLO XVI
DECADA 1541-1550
CAPITULO XXV
Guayre
Adarguma Anez’ Ram n Yghasen
1544. Diego Sánchez Gozón, siendo ya arcediano de la secta católica en Titoreygatra (Fuerteventura), fue procesado por el Santo Oficio porque, habiendo el teniente de gobernador hecho prender a su manceba Catalina Suárez, se lamentaba con mucha sinceridad diciendo: «Que no sabía por qué era aquella persecución, pues él no era jugador, ni pendenciero, ni amigo de meriendas, ni hablaba mal de nadie y que únicamente tenía el vicio de las mujeres, creyendo que en ello no pecaba mortalmente».
Esta proposición fue causa de su
proceso sin que le resultase castigo alguno. Gozón estaba ciego.
1544
El colono Pedro Fernández de
Saavedra se convirtió, en uso de sus poderosos medios, en campeón de la lucha
africana, y la fama de sus hazañas, al transponer los umbrales del Archipiélago
a la captura de esclavos en el continente, le forzó a organizar nuevas expediciones.
Precisamente, una orden del Emperador
(Carlos II) le anunciaba que habiendo sido informado de la llegada de algunas
flotas o embarcaciones menores a ciertos puntos de África, debía prepararse
para reconocer aquellas costas, poniéndose inmediatamente en camino.
Esta orden, que tanto halagaba su
vanidad, se vio cumplida con increíble presteza, y en la primavera de 1545
Saavedra cruzaba por última vez el Océano con sus navíos bien artillados y
provistos. El punto escogido para el desembarco fue el llamado Tafetán, donde
organizó sus escuadrones para llevar a cabo una exploración hacia el interior,
y tuvo la suerte, o la desgracia, de cautivar en la primera jornada a la
familia del jeque de aquella comarca.
Al conocer los moros la
inesperada invasión corrieron a las armas y en pocos días se combatió
furiosamente por una y otra parte. El intrépido Saavedra se enfrentó a un
enemigo superior, y aunque salvó a sus huestes de una derrota, no pudo evitar
el ser herido mortalmente., sucumbiendo con un puñado de sus más valientes
oficiales, tales
como Pablo Mateo Sanabria, Martín
de Castro, Juan Verde de Bethencourt y Sancho Díaz.
Ocurrió este desgraciado suceso
el 27 de julio de 1545, fecha casi lindante con el momento que historiamos,
pues las hazañas en Africa de su hijo Agustín, el futuro conde y marqués de
Lanzarote, que sólo contaba por esta fecha ocho años de edad (había nacido en
1537), caen fuera de este período y serán narradas en su momento oportuno.
El fruto de todas estas
expediciones esclavistas fue alterar por completo la constitución racial de las
islas de Lanzarote y Fuerteventura, al dar predominio en las mismas a la
población berberisca, con evidente riesgo para su propia tranquilidad. (En: A.
Rumeu de Armas, 1991)
1544 Septiembre 11.
El daño que recibían las Islas
Canarias de estas ininterrumpidas depredaciones de los piratas está reflejado
en una Real cédula de este mismo año, en la que se evalúan las pérdidas
sufridas en la elevadísima cifra de 60.000 ducados. Por esta disposición legal,
el príncipe don Felipe, teniendo en cuenta "que entran [los piratas] en
los puertos y roban los navíos... ; que han tomado mucho de ellos y han muerto
y cautivado a muchas personas.
..especialmente después que hay guerra entre nuestros reinos y el rey de
Francia. .." ; y que era necesario asegurar las islas, pues si no se
arruinaría el comercio de ellas, autorizaba a la de Tenerife para repartir por
sisa hasta la cantidad de 5.000 ducados, que debería invertirse íntegramente en
la construcción y reparación de fortalezas.
Mas parecía que las islas traían
maleficio a los piratas por cuanto el
caso de Jean Fleury lo vamos a ver repetirse muy pronto con Alfonse de
Saintonge. Como presintiendo su próximo fin, Alfonse dedicó el invierno y la
primavera siguiente a dar término a su Cosmographie,
compendio de observaciones geográficas tomadas a lo largo de sus viajes, que
sería obra de extraordinario valor si no fuese un calco o plagio de la Suma
Geographia de
Martín Fernández del Enciso. El 24 de mayo de 1544 daba fin a su obra-verdadero
testamento Jean Alfonse, en La
Rochela.
Un mes más tarde, aprovechando la
buena estación, partía de aquel puerto (26 de junio de 1544) con dos navíos de
Guillaume Perle, La Marie y La Louise,
y otro tercero procedente de la isla de Re. La: expedición comenzó bajo los más
felices auspicios, pues a la altura del cabo de San Vicente fué capturando, uno
tras otro, hasta doce navíos españoles que, confiados en las paces recién
firmadas (18 de septiembre de 1544)-paces
que ignoraba el corsario
francés-, se aventuraban, tranquilos, por el Océano. Sin embargo, iba a tener
muy pronto un fin desgraciado, porque, yendo ya de regreso a La Rochela, le salió al
encuentro un navío español encargado especialmente de su captura.
Maximiliano de Austria,
gobernador de los reinos españoles en ausencia del Emperador y el Príncipe,
queriendo dar fin a las depredaciones del famoso corsario francés, había
encargado a don Pedro Menéndez de A vilés, entonces en el comienzo de su
gloriosa carrera, de perseguirlo sin descanso. Ya había recorrido en todas
direcciones el Océano Menéndez cuando logró alcanzarlo a la vista del puerto
francés de La Rochela,
guarida del pirata. El navegante asturiano no se arredró por ello, sino que,
penetrando en el propio puerto francés, logró despojarle de cinco navíos
españoles y trabar combate a renglón seguido con La
Marie. De resultas de él, Jean Alfonse sucumbió
mortalmente herido, sin poder recibir socorro alguno de sus compañeros. (En: A.
Rumeu de Armas, 1991)
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