ALZAMIENTOS
Y MOTINES CONTRA LA REPRESIÓN COLONIAL EN
CANARIAS
Capitulo
XII
Eduardo
Pedro García Rodríguez
1851 julio 21:
Relacionado en el motín de las papas el expediente del ayuntamiento colonial de
winiwuada (Las Palmas de Gran Canaria) acerca del estado de las cosechas de
papas y granos de la isla, cuya apertura fue certificada el 21 de julio, se
puso en marcha a finales de mes y los despachos comenzaron a recibirse entre el
3 y el 11 de agosto. De los 35 dictámenes que llegaron procedentes de 17
municipios (fallaron los de Teror, Valsequillo, San Bartolomé, Santa Lucía y
Artenara), hubo 17 favorables a la libre exportación, cinco que la aceptaban
con algunas condiciones, siete en contra y otros ocho sin pronunciarse por
dudas y vacilaciones.
Las negativas
correspondieron a las municipalidades de San Lorenzo, Valleseco, Mogán y
Tejeda.
Los alcaldes
de Agaete y de la Aldea
de San Nicolás optaron por abstenerse, lo mismo que el beneficiado de aquel
término, el cura de Guía y otros cuatro particulares (la condesa de la Vega Grande, Miguel
Massieu en Jinámar, José de Quintana en Firgas y en La Aldea Policarpo
Alemán, que acudió para informarse al administrador del mayorazgo de los
marqueses de Villanueva del Prado). Por una admisión condicionada de la
libertad de tráfico estuvieron el primer munícipe de Guía, el terrateniente
Agustín Manrique de Lara, el comisionado regio de agricultura Francisco María
de León y Falcón, Francisco Pérez en San Mateo y Leandro Sánchez en Las Palmas.
La mayor parte
de las corporaciones, con las de superior peso, apostaron sin cortapisas por el
librecambio: las alcaldías de Telde, Arucas, Gáldar, Firgas, Moya, Santa
Brígida, San Mateo, Agüimes e Ingenio, acompañadas por el cura de Moya, el párroco
interino de Santa Brígida, el coronel Ruperto Delgado González desde su
Hacienda de San Fernando y los vecinos José Antonio Rivero en Arucas, Mateo
López del Valle en Gáldar y José Rafael Pérez Naranjo en Ingenio. (Agustín
Millares Cantero)
1851 agosto 2: Como
consecuencia del denominado motín de las papas en winiwuada Tamarant en esa
noche fueron detenidos cuatro sujetos por la ronda que recorría «la parte de
Triana» y el alcalde corregidor accidental los puso a disposición del juzgado.
Al día siguiente pidió Díaz al gobernador militar que le prestase los auxilios
oportunos para no «verse desairada la autoridad y hasta cierto punto alentados
los alborotadores»
1851 agosto 3: En
bando del Ayuntamiento colonial de winiwuada (Las Palmas de Gran Canaria),
durante el motín de las papas. Entre otras disposiciones, obligaba a despejar
las calles en el supuesto de repetirse las intemperancias, prohibía toda
reunión en las vías públicas, especialmente por las noches, y encomendaba a los
párrocos el cierre de los templos a fin de «evitar que los revoltosos se
apoderen de las campanas»
Por otro lado,
en el homónimo impreso del 8 siguiente la alcaldía-corregimiento accidental
pretendió deshacer la “refinada hipocresía” de los falsos patriotas, que «han
abusado y abusan de la credulidad de las personas más sencillas y pacíficas»,
intimidando a los “intrigantes” y “malévolos alborotadores” con todo el peso de
la ley.
Esta inducción
conspirativa, que el criollo e intelectual Chil y Naranjo compartió plenamente,
no sólo dio entrada a la maquinaria represora colonial. Los matriculados del
mar que protagonizaron los disturbios estaban inmersos en un paro casi general
que los dejó al borde de “la mayor miseria, que les hubiera hecho perecer de
hambre a no ser por el socorro que diariamente la municipalidad les
suministra”. Por ello exhortó Díaz al gobierno civil colonial la concesión de
fondos por parte de la comandancia de Marina hasta que se reanudaran las
faenas, aparte de inversiones en obras públicas para la fábrica del Hospital de
San Lázaro, la continuación del camino de Tafira o la apertura del provincial
desde Las Palmas a Gáldar.
1851 agosto 4.
La agricultura
de mercado interno y de autoconsumo sobrellevó en Tamarant (Gran Canaria)
durante los meses de la epidemia colérica bastantes sinsabores por la sequía o
las plagas, de los que muy pocos municipios escaparon. Si la mortalidad
catastrófica redujo los consumidores, no por ello mejoró en demasía el destino
de los supervivientes. El alcalde teldense Juan Mireles, quien contó con el
parecer de algunos de sus administrados, expuso el 4 de agosto que, a pesar de
las pérdidas humanas y económicas ocasionadas por el cólera, la jurisdicción
producía suficientes papas para el consumo local y para expedir de 500 a 600 fanegas.
En el puerto de Melenara, no obstante, hubo según ciertos indicios alguna
oposición «con mano armada» a los embarques el mismo día, obligando al alcalde
de mar a requerir la protección del comandante de las armas (un cabo y cuatro
soldados)
A principios
de septiembre, el propio regidor Jerónimo Navarro reconocía en la capital
colonial insular que, «a causa del monopolio» que algunos detentaban en la
extracción de papas, podrían haber escaseado en la recoba durante los último
días de no mediar las diligencias municipales.
El vicepresidente de la Junta de Comercio estipuló
así las contradicciones del librecambio, a menos de un año de distancia del
real decreto del criollo Bravo y Murillo. Los marineros de la ciudad que habían
alentado las conmociones del 21 de julio y del 2 de agosto las padecían
mayormente en sus propias carnes, inmersos en el síndrome del hambre de
1846-1847. Y los artesanos conservaban ese hálito un lustro después, en el
amanecer de las franquicias.
Las
agitaciones palmenses de mayo de 1856, silenciadas por el criollo e historiador
Millares Torres, tuvieron en Chil y Naranjo su único analista gracias a las
páginas inéditas de los Estudios. Nos encontramos aquí ante dos típicos motines
de subsistencia colindantes, réplicas a un fuerte encarecimiento de los
artículos de primera necesidad, que hicieron presentir la reproducción de las
hambrunas previas a los puertos francos.
1851 agosto 7:
Autorizó el ayuntamiento de winiwuada (Las Palmas) durante el motín de las
papas «por ahora» la expedición de 1.200-1.400 fanegas de papas de Rey
(incluyendo las de Gaspar Medina Báez), más otras 600-700 de Rolo. Los
embarques se realizaron sin contratiempo alguno entre el 9 y el 13 con la
custodia de efectivos militares de las fuerzas españolas de ocupación.
1851 agosto 8: Expediente
sobre que se permita..., oficios del
alcalde al administrador de Rentas (8 de agosto) y al gobernador civil (9 y 12
de agosto). El acuerdo tomado por el
ayuntamiento colonial el día 7 decía así: “Visto un oficio del Señor Gobernador
de la Provincia,
disponiendo que de ninguna manera se impida el embarque de frutos, ínterin las
circunstancias no demanden otra cosa;
se determinó estar a lo acordado en sesión del 21 del mes próximo anterior,
pasar a la comisión el expediente mandado instruir, y que se halla adelantado,
para que se proponga su dictamen, y que el Señor Alcalde-Corregidor esté a la
mira para que con el pretexto de esta insignificante extracción no se alcen
indebidamente los precios de los artículos de primera necesidad”. Libro de Actas, sesión del
7-VIII-1851.
1851 agosto 10. Motín
de las papas: “Allí quedó mancillada la autoridad, allí se cometió un gran
crimen y allí en fin quedaron desairadas las armas de Su Majestad». En
contraste alabó el «celo» y la «eficacia» de Ignacio Díaz. Oficio del
gobernador civil Antonio Halleg al teniente primero y alcalde corregidor
accidental, Santa Cruz de Tenerife, 10-VIII-1851.
1855 mayo 7. Motín. El
millo comenzó a escasear en Gran Canaria durante los primeros días del verano y
los fuertes aguaceros y vientos de finales del otoño y comienzos del invierno
serían desastrosos. En la primavera de 1856 la alhorra atacó al trigo, el
oidium a las viñas y la lagarta al millo.
Las únicas
cifran que reflejan el encarecimiento aparecen en el artículo que tomó de La Reforma del 7 de
mayo, de las cuales se deduce que la fanega de millo subió de 40-45 rvon. a 75
rvon.; la de papas de 25-30 a 45 rvon., y la libra de pan de cinco a ocho
cuartos; el trigo alcanzó los 75 rvon., por fanega, aunque la tasación del pan
entrañaba los 105 rvon.
Allí leemos
que la proliferación de “algunos robos y raterías” era «síntoma que demuestra
de una manera terminante la miseria y consiguiente degradación de la clase
proletaria...”. Ateniéndonos a los promedios mensuales calculados por el
gobierno civil, el cereal comestible por excelencia llegó a su cenit en el mes
de mayo precisamente.
La amplitud
del precio medio del trigo entre enero de 1855 y septiembre de 1856 fue en
Santa Cruz de Tenerife del 14 por 100 y en Las Palmas del 20 por 100; la del de
la cebada, respectivamente, del 16 y del 31 por 100.
1856. Con motivo del
motin de las papas y el pan el Ayuntamiento Constitucional de Las Palmas. Año
de 1856. Expediente instruido a consecuencia de la pérdida de la cosecha “Que
si las papas se exportaran para la
América o para el Extranjero, V.I. tratara de impedirlo,
enhorabuena, a pesar de que siempre lo condenarán los buenos principios de la
economía, pero negar absolutamente la licencia de extraer las papas dentro de
la misma provincia, los que suscriben sin faltar a la consideración y respeto
que se merece V.I. y que le tributan, creen que no está en sus facultades.
(...) La razón, la beneficencia y la humanidad claman contra una disposición
tan tiránica”. Los firmantes eran Gaspar Medina, Bartolomé Curbelo, Francisco
López, Miguel Cabrera, José Medina, Francisco Espino, Lucas Medina, Manuel
Hernández, Andrés Bolaños, Pedro Santos, José Casimiro, José Espino Díaz,
Francisco Suárez, Miguel Cabrera Caraballo, Salvador Rodríguez, Blas Santos
Yánez, Antonio Artiles, Domingo Marrero y Juan de Alvarado. Libro de Actas.
No hubo
delegaciones del Gabinete ni del Liceo. La Económica estuvo representada por Miguel Massieu
y Tello y Antonio López Botas; la
Junta de Comercio por Jerónimo Navarro, Luís Inglott y Juan
Hernández Talavera, y la Junta
de Agricultura por Domingo José Navarro. Sólo comparecieron seis de los nueve
vecinos previstos: Vicente Suárez Naranjo, Rafael Massieu, Serafín Zumbado,
Tiburcio Miranda, José Medina y José Cecilia de Santana. Libro de Actas..., sesión del 14-V-1856.
1856 mayo 9.
En relación al
motín, los artesanos de winiwuada decidieron: “Encarecer al gobernador civil de
la provincia que se pusiera en contacto con los de Cádiz, Sevilla, Málaga,
Pontevedra, Santander y Palma de Mallorca, para que a través de los Boletines Oficiales incitaran al comercio a
transportar cereales a las Islas; oficiar a los alcaldes de Telde, Agüimes,
Valsequillo, San Bartolomé de Tirajana, Arucas, San Lorenzo y Aldea de San
Nicolás, recomendándoles que informasen a sus labradores «la notable
estimación» que en la capital insular tenían el trigo, el millo y las papas y
«haciéndoles ver las ventajas que conseguirán si en vez de vender estos frutos
a los especuladores a un mediano precio, los reservan y ocurren a venderlos a
esta población»; y finalmente, «que se prevenga al celador de policía que
recorra todos los días los caminos que dan entrada a esta Ciudad e impida que
los revendedores se hagan con los comestibles y cereales que se conducen a esta
plaza para su consumo, y haga que éstos vayan a ser expendidos al mercado
público por los mismos que los traen a vender, con cuya medida se podrá
reprimir el monopolio que se nota». Los regidores de abastos debían poner «el
mayor celo y eficacia para impedir y corregir los abusos y fraudes». Libro de Actas..., sesión del 9-V-1856.
1856 mayo 11. Motín de
las papas en winiwuada: “El portavoz argumentó entre otras cosas que «la clase
no acomodada está sufriendo bastantes penurias, viéndose en los conflictos que
son de inferir», señalando que el desabastecimiento era obra de «los manejos»
de los especuladores que acaparaban granos o los extraían en «gran porción».
Zumbado contó
«que habiendo comenzado a venderse una partida de mi- llo al precio de cinco
pesos fanega, partida que fue negociada aquí mismo a cuatro y medio pesos, de
un momento a otro se subió aquel precio hasta cinco y medio pesos sin otro
motivo que la prontitud con que se expendía». Libro de Actas..., sesión del
11-V-1856,
“El Jefe Civil
estaba en el campo y por lo tanto el Ayuntamiento tuvo que obrar por sí solo.
Ahora espero el latigazo del Gobernador de la Provincia, pues parece
han ido muchas exposiciones del comercio contra tal medida, y lo que se debe
sentir es que si por ahora se contradice aquella disposición hayan algunas
desgracias, porque según parece la gente a eso está dispuesta. En este momento
está diciendo el Portero Bautista que en casa de Suárez el Alcalde está Serafín
y una porción de artesanos, no sabe con qué objeto; hoy a la una hay
Ayuntamiento, veremos a ver en qué paran estas cosas». Carta cit. de Prudencio
Morales. El subdelegado de Marina, José Clavijo, notificó el día 12 haber dado
cumplimiento a la prohibición de los embarques.
«Y por último
que se oficie además a los mismos Alcaldes pidiéndoles noticias
de las existencias que puedan haber en sus pueblos, estado de la cosecha y cuál
será aproximadamente el producto de la misma». Igualmente fue leída una
comunicación del secretario de la jefatura civil del distrito, Miguel
Béthencourt Sortino, en torno a «los grupos que circulan por esta población en
estos momentos», indicando de conformidad con las instrucciones recibidas que
se deliberase sobre sus motivaciones. «Por de pronto se me ocurre —decía el
secretario—, que V. I. debe ejecutar su influjo y autoridad, a fin de que esté
el mercado bien provisto, y en atención a la alhorra que ha caído sobre los
cereales, tomar todas aquellas medidas legales que, sin perjuicio al labrador,
concilien en lo que sea dable los intereses del consumidor».
1856 mayo 13.
Con relación al motín, “Ya hacía muchas
noches que varios grupos de artesanos recorrían la población presentándose unas
veces al Jefe [civil], otras al Alcalde, pidiendo se prohibiese la extracción
de papas y cereales, atendido el subidísimo precio que tienen y la mala cosecha
que se presenta. Efectivamente el trigo está a cinco y medio pesos fanega y al
mismo precio el millo [82,5 rvon.], pero las papas si bien estuvieron hasta dos
libras y media por fisca, ya en el día están hasta siete y ocho”. Prudencio
Morales a Laureano Hernández, Las Palmas, 13-V-1856.
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