domingo, 7 de abril de 2013

CANARIAS LACERADA, II- I





ALZAMIENTOS Y MOTINES CONTRA LA  REPRESIÓN COLONIAL EN CANARIAS

Capitulo I




Eduardo Pedro García Rodríguez

Después de finalizada la invasión y conquista de las diferentes islas, el sometimiento de los vencidos no fue total tal como los conquistadores hubiesen deseado, produciéndose en diferentes épocas y por distintas causas alzamientos contra el férreo gobierno que mantenían los estamentos dominantes en las islas y que, con diferentes métodos continúan manteniendo.
Durante los alzamientos y motines protagonizados por el sufrido pueblo Canario, los poderes dominantes no han dudado un ápice en emplear los métodos represivos más inhumanos, sanguinarios y desproporcionados. Desde pasar a cuchillo a poblaciones enteras, colgar masivamente en murallas y  plazas, extrañar y condenar a galeras, hasta las prácticas relativamente recientes de arrojar a los detenidos al mar introducidos en sacos, atados de píes y manos y con un peso añadido (Pandullo) para asegurar el hundimiento del condenado, o arrojarlos a profundas cimas como la de Jinamar en Tamaránt (Gran Canaria) la injusta represión llevada a cavo en esta colonia por el caciquismo y sus esbirros alcanzó tal magnitud que incluso escandalizó a la “sufrida” y “perseguida” iglesia católica una ves que ésta estuvo bien asentada con el poder, veamos una carta súplica dirigida al General Franco por el Obispo de Canaria, Antonio Pildain y Zapiain, rogando la conmutación de la pena de muerte al patriota Juan García Suárez “El Corredera”, la cual dice textualmente:

“Excelentísimo Señor don Francisco Franco Bahamonde, Jefe del Estado Español.

Excelentísimo Señor: Yo, Antonio Pildain y Zapiain, obispo de la diócesis apostólica de Las Palmas, me veo en la obligación, como pastor de almas y padre espiritual de los canarios, de pedirle la conmutación de la pena capital de Juan García Suárez, condenado a muerte en un consejo de guerra celebrado en esta plaza. Esta muerte sería muy mal vista en Canarias, donde no pasó nada, puesto que todas las barbaridades que aquí se cometieron fue por parte de los nacionales y no de los republicanos. No quisiera ahondar mucho en el tema y recordarle a V.E. todo lo que ocurrió en esta isla, y especialmente en la sima del Jinamar, donde murieron miles de personas.”

También son mudos testigos de estos horrendos crímenes los profundos  pozos naturales como en Las Cañadas del Teide, donde eran arrojados  de manera masiva, o enterrarlos en los montes, estas han sido algunas de las fórmulas represivas sufridas por los canarios. Sin que entremos a reseñar los diferentes métodos de tortura empleados en sus cuarteles por las denominadas fuerzas de seguridad del Estado Español en Canarias, entre las que era frecuente introducir las cabezas de los interrogados en unas bañeras donde se depositaban los orines y excrementos de los cuarteles.

Vamos a dar un breve repaso a algunos de los alzamientos y motines que han tenidos lugar en el transcurso de nuestra historia colonial, los cuales narraremos en la forma más breve posible para no aburrir al posible lector y, para no extendernos en exceso en unos hechos que, aunque son conocidos ya que han venido jalonando nuestra historia reciente, han sido poco divulgados, y que, en todo caso, son prácticamente desconocidos por las generaciones actuales.

Año 1475 agosto 20. Después de dos días de movimiento popular contra la tiranía de los colonos asesinos Diego García de Herrera e Inés Peraza, liderado por el joven Juan Mayor, el lunes 20 de agosto, se reúnen gran número de vecinos ante escribano, y dan extenso poderes a Juan Mayor y Juan de Armas (canarios) para que, pasando a la Corte, expusieran las quejas de los vecinos contra el señorío de Diego de Herrera, un tirano sin fe ni ley, despótico, vengativo, concusionario y, expoliador ávido de rapiña y posible hijo putativo. Con el poder redactaron un amplio dossier en el que exponían los agravios y ofensas sin cuento que los vecinos de Lanzarote venían recibiendo por parte del despótico Digo de Herrera, al tiempo que se declaraban fieles y respetuosos súbditos de la monarquía.  Los mensajeros, fueron despachados, y con facultad para negociar hasta la suma de 15.000 maravedises, para los gastos de litigio garantizados por los principales sublevados.

Los emisarios llegaron a España, pero enterado previamente de su llegada, Pedro García de Herrera, primogénito de Diego de Herrera, los izo seguir por cuatro forajidos de su confianza los cuales una jornada antes de llegar a Córdoba, los asaltaron, robándoles los documentos y secuestrándolos los mantuvieron encerrados hasta que la reina enterada del asunto ordenó ponerles en libertad.

 1476. En Titoreygatra (Lanzarote)  Diego de Herrera y su mujer continuaban atrincherados en su casa fuerte auxiliados por unos cuantos vasallos que les permanecían fieles. Casualmente en diciembre de 1476, aportó una carabela portuguesa y los vecinos que continuaban formados en consejo, decidieron embargarla fundándose en la guerra que mantenía la corona de Portugal con la de Castilla. Herrera creyó oportuno aprovechar la ocasión para vengarse de sus enemigos y tratar de recuperar parte de su poder y envió secretamente a su hijo Fernán Peraza a negociar con el capitán de carabela la ayuda  de éste y la de los marineros, a cambio de una buena recompensa si conseguían con la tripulación y los pocos soldados que le habían permanecido fieles, detener a los principales vecinos sublevados.

Después de conseguir liberar a la tripulación portuguesa, estas en unión de las tropas de Herrera consiguen tomar por asalto La Villa de Teguise,  eligiendo a doce vecinos de los más significados, y sin ningún tipo de juicio inmediatamente hace ahorcar a seis de ellos, confiscando los bienes de todos  los detenidos con los cuales pagó a los lusitanos. Los restantes seis vecinos que esperaban su turno en los calabozos para correr la misma suerte, pudieron escapar de la prisión embarcándose en una nao española que afortunadamente se encontraba en la rada, éstos vecino eran Pedro y Juan de Aday, Juan Ramos, Francisco García y Bartolomé Heneto. La reina enterada de los excesos del sanguinario Herrera, expidió una carta de seguro a favor de los perseguidos isleños. Herrera y su mujer fueron llamados a la Corte, y mientras se dilucidaba el derecho de Inés Peraza al señorío de las islas ya conquistadas, le concedió Real  facultad para crear mayorazgo en las personas de sus hijos sobre los bienes y vasallos que poseía en las islas Canarias. Pero como entre truhanes anda el juego, la reina aprovecha la ocasión para hacerse con los “derechos” de conquista sobre las islas de Chinech (Tenerife), Benahuare (La Palma) y Tamaránt (Gran Canaria), a cambio de pasar por alto los desmanes de Herrera y su mujer, cinco cuentos de maravedises y el título de Conde de La Gomera, capitulaciones que fueron firmadas en Sevilla, ante el escribano Bartolomé Sánchez de Porras, el 15 de octubre de 1477. Una ve más, los intereses de los poderosos predominan sobre la justicia y  libertad de los pueblos.

En cuanto a los sobrevivientes a las iras de Herrera, debieron tener algún tipo de protección por parte de la Corona castellana, pues vemos a algunos de ellos tomando parte activa en la conquista de las islas de Tamaránt (Gran Canaria), Benahuare (La Palma) y Chinech (Tenerife), e incluso los Aday recibieron datas en El Valle de Güímar, y en Heneto.

1478. Primer alzamiento de los gomeros contra los colonos europeos.

La isla Ghumara o Gomera es la única del Archipiélago Canario que nunca fue conquistada, la penetración europea se produjo mediante pactos comerciales (casas de contratación) que paulatinamente y mediante la habitual política de engaños y traiciones de los castellanos con el inestimable apoyo de la iglesia católica, les permitió ir haciéndose fuertes en los territorios ocupados hasta hacerse con el dominio efectivo de gran parte de la isla.

Ante el creciente poder militar de los invasores asentados en el bando de Ipalam los gomeros resistentes se vieron obligados a ir replegándose hacía los cantones de Agana y  Mulagua, para evitar ser esclavizados o muertos por los mercenarios del cruel engendro Hernán Peraza.

En el año 1477 estaba ya la isla de La Gomera (Ghumara) sometida al poder feudal castellano-europeo, con dominio pleno en Orone (Alajero/Arure/Valle G.Rey) e Ipalan (San Sebastián), con influencia y sin pleno dominio sobre Mulagua (Hermigua/Agulo) y Agana (Vallehermoso). Ese mismo año, enviado por su padre, llega a La Gomera el depravado Hernán Peraza “El Joven”. Dando inicio así a un periodo trágico durante el cual el colonialismo europeo mostró su autentico rostro esclavizador y masacrador de pueblos. Desde Mulagua y Agana igualmente los extranjeros europeos se iban apoderando poco a poco, por la fuerza de las armas, de la tierra, los ganados y de las personas.

Esta actitud de expolio y rapiña continuada por parte del desprovisto de conciencia, soberbio y brutal Hernán Peraza y su banda de forajidos, que culminó con el apresamiento mediante engaño de 100 incautos y confiados gomeros que, fueron enviados en dos carabela para ser vendidos como esclavos en Valencia y Sevilla.

Esta y similares actuaciones del asesino Hernán Peraza forzó a los gomeros resistentes a romper el pacto de colactación, llevándose a cabo entre 1478 y 1479 actos de alzamientos y resistencias básicamente en Mulagua y Agana.

En 1482, llegó a la corte española Hernán de Peraza, gobernador de la Gomera, para explicar la muerte de Juan Rejón (capitán mercenario invasor de Tamarant, quien fue sustituido por Pedro de Vera)  comandante de una flota que había sido enviada desde Castilla para invadir y conquistar la Palma y Tenerife. Rejón había sido asesinado por uno de los vasallos de Peraza por instigación de éste tras desembarcar en la Gomera. Isabel ordenó a Hernan Peraza “el joven” que se presentara ante ella.

Muchos, incluyendo el poderoso duque de Medina Sidonia, intercedieron por Hernán.

La reina fue magnánima y le perdonó con una doble condición: 1) que ayudara en la conquista de Tamarant (Gran Canaria), aportando tropas de la Gomera ; y 2) que se casara con la hermosa Beatriz de Bobadilla. El matrimonio con la Bobadilla sólo puede entenderse como “castigo” si tenemos en cuenta que sus relaciones con el rey Fernando y otros eran conocidas en la corte. Inmediatamente después de celebrarse la boda, Hernán y Beatriz partieron para la Gomera. Ochenta gomeros de los bandos de Orone y Agana son reclutados por Hernán Peraza para ir a la conquista de Tamaránt (Gran Canaria,) con lo que había sido condenado el sevillano como queda dicho por el asesinato de Juan Rejón.

En 1485: El invasor mercenario y masacrador de pueblos Pedro de Vera después de mucha insistencia por parte de quienes intervinieron en la invasión y conquista de Tamarant (Gran Canaria), procede al reparto del botín de guerra consistente en las tierras y aguas de la isla sometida.

“Pedro de Vera lleva a la práctica el reparto de tierras y aguas entre los que habían participado en la conquista. Para ello divide la isla en tres distritos: el de Gáldar (desde el barranco de Aumastel hasta la Aldea de San Nicolás), el de Las Palmas (desde Aumastel hasta el límite con Telde) y el de Telde (Resto de la isla hasta La Aldea de San Nicolás). Todo ello exceptuando Agüimes que era Villa de Señorío de los obispos de Canarias y en la cual la Iglesia se encargaría de dicho reparto. En Telde realiza el reparto a once conquistadores y posteriormente, en 1501 a otros diez conquistadores en el Valle de los Nueve. Las tierras se daban atendiendo a determinadas condiciones que les facultaban para adquirir los bienes entregados, entre las que estaban la obligación de residir en la isla al menos cinco años y la rentabilizacion a través del cultivo, de la tierra entregada.

Estas condiciones aseguraban la permanencia de la población en el territorio conquistado. No obstante, muchas de estas personas incumplieron el pacto de permanencia, deslumbrados por otro mercado mas “dorado” marchando al recién conquistado nuevo mundo. Vendieron sus tierras a aquellos que ya habían recibido datas en su día y que incrementaban, con ello, sus posesiones y por tanto su poder. Los mismos que terminaban haciendo enlaces de conveniencia con damas de familias acomodadas.

Tras la llegada de los conquistadores, se avecindan en Telde y Agüimes, los colonos pobladores procedentes de Andalucía, Extremadura, País Vasco y Castilla. Además, llegan los portugueses para trabajar la caña de azúcar y los ingenios habiendo en muchos casos, un traslado de población, desde Telde a Agüimes (incluimos los actuales Ingenio y Santa Lucía de Tirajana que pertenecían al señorío de Agüimes). Se añaden los procedentes de otras islas como Lanzarote, Fuerteventura que se instalan tanto en Telde como en Agüimes, cansados de los continuos saqueos que producía la piratería, en las islas más orientales. Finalmente llegan otros extranjeros como los genoveses, franceses y flamencos. En los lugares donde predomina la población indígena como Temisas, Guayadeque, Tara o Jinámar, se incrementa la población con gentes llegadas de fuera mezclándose con los anteriores.” (Cristina López Díaz).

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