Jorge A. Montijo, Ph.D.
Grito de l@s Excluid@s
San Juan, Puerto Rico
RESUMEN
A 47 años de su muerte cabe
cuestionarse la pertinencia del pensamiento de Fanon a las ciencias sociales y
jurídicas en general y a la psicología en particular, cuando se encuentra casi
totalmente marginado de los currículos de estas disciplinas. Esa marginación
podría ser proporcional al poder inquietante de sus propuestas, porque las
estructuras, actitudes y las prácticas coloniales persisten. Debido a ello la
psicología del colonialismo amerita estudio y denuncia, particularmente en este
país.
En un libro seminal Hussein
Abdilahi Bulhan (1985) hizo una reseña abarcadora de las contribuciones psicológicas
de Fanon, entrelazando su desarrollo personal y su evolución intelectual; su
lucha contra la complicidad de la psicología eurocéntrica en los
proyectos de opresión
colonial, y elaboró esquemas para adelantar el estudio de la psicología de la
opresión.
Esta presentación se
propone entrelazar someramente aspectos de la biografía de Fanon con el
desarrollo del pensamiento anticolonialista; discutir los efectos de la
opresión colonial sobre la mente del colonizado a base de la interpretación fanoniana
del dialéctica del Amo y el Esclavo; cuestionar una disciplina psicológica
acrítica y partícipe de esquemas de opresión, y proponer la más amplia difusión
posible de la figura y el pensamiento de Fanon, un héroe intelectual caribeño.
Días antes de morir Frantz
Fanon escribió en su carta de despedida a un amigo: “La muerte siempre está con
nosotros…lo importante es si hemos logrado el máximo para las causas que hemos
abrazado…No somos nada en esta tierra si no somos en primer lugar esclavos de
una causa, la causa de los pueblos, la causa de la justicia y de la libertad.”
(Geismar, 1969; citado en Bulhan, 1985, p. 35)
Hace algo más de 20 años
Ignacio Martín Baró, Nacho para sus amigos, psicólogo y jesuita, salvadoreño y
español, habló ante sus colegas en Puerto Rico de la necesidad de combatir la
esclavitud de la psicología. Se refería, por supuesto, a su servidumbre ante
esquemas colonialistas y neocolonialistas. Por su lucha contra la opresión
Nacho, cuatro otros jesuitas y las dos mujeres que les servían fueron
asesinados por el ejército salvadoreño en noviembre de 1989.
Por su pensamiento y
práctica eminentemente fanonianos invoco aquí su memoria.
Fanon y psicología
colonialismo
Debo aclarar también que
hablo en representación del Grito de l@s Excluid@s, El Grito es un movimiento
social continental que lucha contra todas las formas de exclusión, y por lo
tanto contra el neoliberalismo, la deuda externa, los tratados de libre
comercio y las agencias internacionales como el Fondo Monetario Internacional,
los cuales promueven la explotación de los pueblos.
Apoyamos la conformación de
nuevas formas de poder popular que permitan construir alternativas económicas,
sociales, culturales y políticas al modelo económico imperante. Es en ese
espíritu que hago esta lectura de Frantz Fanon.
He decidido dedicar mi
ponencia a la raíz, a Fanon mismo, a su biografía, el desarrollo de su
conciencia y su praxis, tanto psiquiátrica como anticolonialista. Yo jamás
pensé que el pensamiento de Fanon, a quien leí una vez como estudiante, tendría
una gran influencia tanto sobre mi forma de ver el mundo como sobre mi
profesión de psicólogo. Eso me sucedió al toparme con un gran intérprete de la
psicología de Fanon, el psicólogo etíope Hussein Abdilahi Bulhan.
En un libro seminal,
“Frantz Fanon and the Psychology of Oppression” (1985) Bulhan le hace justicia como nadie a Fanon.
Realiza una reseña abarcadora de sus contribuciones psicológicas, entrelazando
su desarrollo personal y su evolución intelectual; su lucha contra la complicidad
de la psicología eurocéntrica en los proyectos de opresión colonial, y además
elabora esquemas para adelantar el estudio de la psicología de la opresión
basados en el pensamiento de Fanon. Como Fanon, Bulhan entendió que no era
suficiente tratar de entender la realidad colonia y neocolonial, sino que había
que tratar de transformarla.
Si se plantea la pregunta
¿Seguimos colonizados?, pudiéramos responder con otra pregunta: ¿Seguimos
sometidos a la colonialidad del poder?
Entiendo que la respuesta tiene
que ser afirmativa. Celebramos a Fanon en un contexto colonial. Fanon mejor que
nadie entendía que es imposible escapar el efecto de ese contexto sobre la
conciencia. Somos sujetos de las modalidades de dominación de la colonialidad
según las ha enumerado Agustín Laócapitalismo, imperialismo, racismo y
patriarcado. Por eso, por más iluminados que nos pensemos seguimos siendo los
condenados de la tierra, y sólo si lo entendemos y aceptamos podremos luchar
para superarlo. El pensamiento y el ejemplo de Fanon nos sirven para
orientarnos en esta lucha.
Frantz Fanon nació en
Martinica, una antigua colonia francesa, en 1925 y murió a los 36 años en
Washington, DC, en manos de la
CIA. Como la gran mayoría de las colonias caribeñas en los
Siglos XVII y XVIII Martinica fue dedicada al monocultivo de azúcar mediante la
importación masiva de personas africanas esclavizadas. Debemos tener en mente
que para aquel tiempo el azúcar era equivalente al petróleo en nuestro tiempo,
y esa riqueza inmensa, que facilitó el desarrollo del capitalismo, era
producida por la explotación Fanon y psicología colonialismo inmisericorde de
seres humanos. El padre de Fanon era descendiente de esclavos.
Para cuando Fanon nació
Martinica aún era una colonia clásica. Una minoría blanca controlaba los
destinos de la isla y ejercía la hegemonía ideológica. Según en Puerto Rico se
nos enseña en la escuela elemental la grandeza de Washington, Lincoln y otros
héroes del Norte, las primeras tres palabras que deben aprender a escribir los
niños martiniquenses son “Yo soy francés.” Y ser francés significaba para
Fanon, y significa aún en Martinica y otras islas francófonas, no considerarse
negro y negar la herencia africana, la Otredad, lo caníbal, lo salvaje. Ello se consigna
magistralmente en “Piel Negra, Máscaras Blancas” o “Escucha Blanco”.
Como adolescente Fanon
vivió los desmanes de las tropas navales francesas en Martinica al comienzo de la Segunda Guerra
Mundial, algo comparable a lo que experimentaron los habitantes de Vieques y
Culebra. Fanon logró escaparse de Martinica a pesar del bloqueo naval y se
ofreció de voluntario a las fuerzas para la liberación de Francia, haciendo
oídos sordos a los que pensaban que los negros no tenían por qué ir a morir por
los blancos. Desde su ingreso al navío que lo transportó a Francia Fanon
comenzó a experimentar en carne propia el racismo que marcó toda su vida en
Europa. A pesar de haber sido condecorado por luchar por Francia Fanon
comprendió que siempre sería un francés de segunda o de tercera clase, y que el
color de su piel lo definía como inferior ante los más blancos.
Desarrolló mayor conciencia
al exponerse a la defensa de la negritud de su compatriota y maestro Aimée
Césaire, y más adelante por su participación en las luchas estudiantiles y obreras
en Francia. Fue influenciado por el filósofo y activista político Jean Paul
Sartre. Cabe mencionar que, como tantos, Sastre eventualmente fue influenciado
por las ideas de Fanon, como se vislumbra en su prólogo a “Los Condenados de la Tierra.”
Al terminar sus estudios de
medicina y su especialización en psiquiatría Fanon opta por dirigir el hospital
psiquiátrico Blida-Joinville en Argelia, que ahora lleva su nombre, aunque su
preferencia inicial era Senegal. Buscaba el regreso afirmativo a África y darle
la espalda a Europa. Como director del hospital le toca humanizar el
tratamiento de los pacientes argelinos. Además al hacerlo rápidamente entra en
directa contradicción con la psicología colonial predominante, que pregonaba la
inferioridad intelectual y moral de los africanos.
Simpatiza y eventualmente
se hace miembro del Frente Nacional para la Liberación de Argelia.
En el hospital psiquiátrico desarrolla tratamientos innovadores. En su práctica
privada atiende entre otros a agentes de seguridad francesa perturbados por su
rol de torturadores. Más tarde en la noche atiende clandestinamente a miembros
del Frente y a otras víctimas de esas torturas. Sus experiencias como
psiquiatra conforman la última parte de “Los Condenados de Fanon y psicología
colonialismo la Tierra”.
No debe extrañar ese enfoque clínico en un libro político: Fanon esencialmente
percibía la acción anticolonialista como una actividad psicoterapéutica.
Expulsado de Argelia por el
gobierno francés Fanon se marcha a Túnez, donde realiza diversas labores de
organización y propaganda para el Frente de Liberación, y escribe algunos de
sus textos más importantes. Enferma de leucemia y es enviado a la Unión Soviética
para tratamiento. Allí los médicos le recomiendan que se traslade a USA para
recibir atención más avanzada. En Washington cae bajo el control de la CIA, la cual intenta
sobornarle posponiendo su tratamiento con tal de obtener información. Diez días
antes de su muerte en de 1961 completa y revisa el manuscrito de su obra
cumbre, “Los Condenados de la
Tierra”. Yace enterrado en Argelia.
El pensamiento
anticolonialista de Fanon es influenciado no sólo por sus experiencias
personales y por su participación en la lucha por la liberación de Argelia.
También es influenciado por las tradiciones filosóficas europeas, particularmente
por el pensamiento de Hegel, según le llega filtrado a través de Sartre.
Sartre dijo haber sido uno
de los participantes de una serie de conferencias sobre Hegel llevadas a cabo
los años anteriores a la
Segunda Guerra Mundial por Anton Kojève, aunque esa
participación ha sido cuestionada por Chris Arthur. En esas conferencias
participaron entre otros Merleau-Ponty y Jacques Lacan, quienes también fueron
influenciados en sus obras posteriores por estas conferencias.
La dialéctica del Amo y el
Esclavo o Siervo fue elaborada originalmente por Hegel en su obra La Fenomenología
de la Mente (1807).
Es el elemento central del discurso fanoniano, ya que caracteriza todas las
relaciones de poder. La interpretación de la dialéctica Amo y Esclavo de Hegel
que hace Kojève puede resumirse muy apretadamente de la siguiente forma:
1. La necesidad humana
básica es el reconocimiento pleno.
2. En una lucha el Amo
vence y logra ser reconocido como tal, pero a su vez le niega su reconocimiento
al Esclavo.
3. El Esclavo se somete al
Amo por temor a la muerte, y para el Amo debe vivir y trabajar, lo cual
fácilmente trae a la mente el refrán tan caribeño, “trabajar para el inglés”.
4. A pesar de su
sometimiento el Esclavo no puede dejar de luchar por el reconocimiento.
5. En su quehacer es el
Esclavo y no el Amo quien construye el mundo y mueve la historia.
6. Sin embargo, seguirá
siendo esclavo hasta que no supere el temor a la muerte. Sólo superando el
temor a la muerte puede enfrentar al Amo y alcanzar su plenitud humana.
Esa superación del
sometimiento a la esclavitud la ilustra con precisión la letra de una canción
del grupo folclorista dominicano Convite, dirigida al Amo por su Siervo o
Esclavo: “Ya usté lo vé/en el día menos pensao.../Si se me trata con maña/me
cogen mal confesao/Tengo mi dedo amarrao/Ni a la muerte tengo miedo. /No nací
para semilla…”
Si bien elucubraciones como
la dialéctica del Amo y el Esclavo parecen comenzar en el mundo de las ideas su
aplicación a las relaciones sociales es clara. La esclavitud africana y las
colonizaciones de África y de América no fueron ejercicios epistemológicos,
sino actos de despojo justificados por el prejuicio y el racismo de la
intelectualidad europea y más adelante por la estadounidense. La colonialidad
del poder propone que unos seres humanos son intrínsecamente mejores que otros
por ciertas características específicas y superficiales: el color de su piel,
su origen étnico o nacional, su género, su orientación sexual, su “inteligencia”,
etc.
Desde la conquista de
América se definen ciertos grupos humanos como inferiores, y se usa esa
presunción de inferioridad para justificar su opresión. A base de esa
psicología los esclavos merecen su condición, al igual que los colonizados, las
mujeres maltratadas, los homosexuales y lesbianas perseguidos, los llamados
“negros”, los llamados “indios”, términos sumamente inexactos (Real Academia
Española, 2001). En Puerto Rico, en estos últimos tiempos, los dominicanos son
nuestros negros.
Siempre me ha llamado la
atención la organización de “Los Condenados de la Tierra”.
Luego de cuatro ensayos
formales, sobre la violencia, el espontaneísmo, la conciencia nacional y la
cultura nacional el quinto ensayo deviene totalmente en lo clínico: “Guerra
Colonial y Trastornos Mentales”. Según Fanon el colonialismo no sólo pretende
el control de las mentes, sino que en la negación de la plena humanidad y
dignidad de las gentes colonizadas promueve precisamente el descontrol de sus
mentes, y hasta afecta las de los propios colonizadores. Recuérdese que a Fanon
también le tocaba ofrecerles
tratamiento a los
colonizadores. Como Fanon narra la violencia intrínseca en la relación colonial
frecuentemente se desborda tanto en agresiones contra los compatriotas, el
desborde horizontal, como en síntomas psiquiátricos producto de la
internalización e intropresión de esa violencia. Tal parece que Fanon vislumbra
la colonia como una gran fábrica de locura. Hace pensar en la obra de teatro
Marat/Sade, de contenido revolucionario, en la que los pacientes mentales se
liberan tomando por la fuerza su manicomio. Los tarados heredaremos la tierra,
porque no hay forma que el colonialismo nos haya dejado intactos. Fanon no sólo
describió y trató profesionalmente los desastres mentales del colonialismo.
También refutó abiertamente las teorías psicológicas eurocéntricas que
justificaban ese sistema, que planteaban la inferioridad de las gentes
colonizadas y
neocolonizadas, los condenados de la tierra. A 47 años de su muerte esas teorías
se resisten a desaparecer, más bien se disfrazan y Fanon y psicología
colonialismo desplazan sigilosamente. Ya no es tan prudente proclamar la
inferioridad intelectual genética de los negros, particularmente cuando se
compara al actual incumbente de la Casa Blanca con el anterior. Pero se nos sigue
presentando, por ejemplo, una imagen de inferioridad intelectual y moral de los
palestinos en comparación con los israelitas, de los árabes y los musulmanes en
comparación a los europeos y a los estadounidenses y así con todas las
comunidades oprimidas.
Así como filósofos europeos
y psicólogos estadounidenses elaboraron y refinaron las teorías de superioridad
racial que culminaron en las prácticas de limpieza étnica y de subyugación de
otros pueblos ahora sabemos de psicólogos militares de USA que han participado
en procesos de tortura con la complicidad de la Asociación de
Psicología de USA. Leemos y escuchamos las justificaciones de las ocupaciones
militares de Palestina, Irak, Afganistán y de Haití, tan olvidado pero tan
cercano a nosotros. Contemplamos, entre otros ejemplos de la colonialidad del
poder, los movimientos anti-indigenistas en Bolivia, la celebración del
tapaboca del rey de España a Hugo Chávez, y por supuesto las múltiples
manifestaciones coloniales que parecen naturales en este
otro país ocupado, Puerto
Rico.
Según Agustín Laó
(manuscrito sin fecha) la descolonización es un proceso de desmantelar no sólo
todas las formas de dominación imperialpolíticas, económicas y culturales-sino
también de retar y minar el capitalismo, el racismo y el patriarcado. Es un
proceso complejo de cambio radical en todas las instituciones de la sociedad y en
todas las relaciones sociales, desde las definiciones de la forma de ser,
los patrones familiares y los currículos educativos hasta las formas de
definición y modos de organización de la política, la economía y la cultura. La
descolonización, más que una mera descolonización política, es un paradigma
para la democracia radical y la justicia social sustantiva. En esto la lectura
que hace Hussein Bulhan de las aportaciones de Frantz Fanon sigue siendo
invalorizable, porque Bulhan habla con la fuerza moral de Fanon.
En estos tiempos, en que no
se sabe qué cosa es el comunismo, ni el capitalismo, ni el imperialismo, y
menos aún el socialismo del Siglo XXI, y se confunde el imperio con una
entelequia (Borón, 2002), pero persiste el azote del imperialismo yanqui-frase
tan trillada y tan fuera de moda, pero tan pertinente, quiero parafrasear los
versos negristas para preguntar: “Y Fanon… ¿Dónde está?” Los informes
meteorológicos televisados nos hacen diáfanamente claro que desde Puerto Rico
sólo debemos mirar hacia el Norte.
Para el informe del tiempo
las islas caribeñas al sureste de Puerto Rico sólo existen como ruta de tormentas.
En las academias el quehacer intelectual de nuestros hermanos caribeños casi
nunca nos llega si no es con sello de aprobación norteño. Así Fanon, pensador
caribeño, puede estar tan lejano de nosotros como parece estar Martinica en
comparación con Nueva York, Boston o Miami. Fanon y psicología colonialismo
Leer y repensar a Fanon nos
ayudaría a reconstruir nuestra “memoria rota”, sabiamente descrita en los
ensayos de Arcadio Díaz Quiñones (1993). Nos ayudaría a entender mejor este
“quítate tú pa ponerme yo”, esta violencia que nos arropa. Nos daría mejores
herramientas para combatir la enajenación, la exclusión, el desarraigo y el
miedo. Nos permitiría ver más claramente cómo estamos en el mismo bote, en la
misma yola, casi todos menos ese ínfimo porcentaje de la humanidad que tiene la
sartén por el mango, esa fracción del uno por ciento que derrocha a costillas
de los billones que apenas sobreviven con dos míseros dólares al día. Y nos
dejaría seguir vislumbrando la utopía, que al buen decir de Serrat, no tiene
bastante con lo posible.
Pocos años después de la
caída del muro de Berlín y del socialismo realmente existente, en la antigua
Alemania Oriental, alguien cubrió de flores la base de un busto de Carlos Marx
y dejó allí un letrero que leía, sencillamente:
“Tenías razón.” Con o sin
razón propongo que, como Marx, Frantz Fanon es otro cadáver exquisito que no
descansa. Y aún si no fuera así estaríamos obligados a no dejarlo descansar,
por ser imprescindible en esta lucha, al decir de dom Hélder Cámara, por un
mundo sin esclavos y sin amos.
Referencias
Borón, A.A. (2002). Imperio
imperialismo: Una lectura crítica de Michael Hardt y Antonio Negri (4ta Ed.). Buenos
Aires: CLACSO. Disponible en http://www.biblioteca.clacso.edu.ar/
Bulhan, H.A. (1985). Frantz Fanon and the psychology of oppression.
New York: Plenum Publishing
Co.
Díaz Quiñones, A. (1993). La
memoria rota. Río Piedras, Puerto Rico:
Ediciones Huracán.
Fanon, F. (1963/2003). Los
condenados de la tierra (Julieta Campos, trad.)
México, D.F: Fondo de
Cultura Económica.
Laó, A. (sin fecha). Puerto Rico,
Puerto Ricans and the new politics of
decolonization. Manuscrtito.
Real Academia Española
(2001). Diccionario de la lengua española (22a. Ed).
Madrid:
Editorial Espasa-Calpe.
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