EFEMERIDES DE LA NACION CANARIA
UNA HISTORIA RESUMIDA DE
CANARIAS
ÉPOCA COLONIAL: SIGLO XVI
DECADA 1541-1550
CAPITULO XXXI
Guayre
Adarguma Anez’ Ram n Yghasen
1550. El Emperador de las españas Carlos V prohibió las cabalgadas
en las Indias de Castilla y la conquista de Portugal, pero al permitir que se
continuasen, contra los vasallos del Xarife, siguieron zarpando las armadas.
Diversificadas las actividades de los vecinos de Chinech (Tenerife), a 16 de
junio de 1556, obtuvieron "permisión" para vender frutos de la tierra
en Indias, con prohibición de embarcar pasajeros y previo depósito de 5.000
ducados, en garantía de que no se asentarían en la conquista colombina. Los
barcos de Canarias se agregarían a las flotas, a su paso por las islas, yendo en
"conserva" hasta Sevilla, donde habían de pagar quinto y avería, en la Casa de la Contratación. (L.
Al. Toledo)
1550.
El colono Gaspar Fonte de Ferrera, ciudadano de Barcelona y
regidor de esta isla, pasó a ella por los años de 1550, con su mujer doña Marina
Fonte y Pagés, hija de Galderique Pagés y de doña Seguismunda Pagés, señores de
la villa de San Juan en el condado de Rosellón. Fue el primer poseedor del
Mayorazgo de Daute como hijo del doctor Jerónimo Fonte y nieto de Rafael Fonte.
Gaspar Fonte hizo donación a la señora Olaya Fonte, viuda del Doctor
Ricardo, de la capilla de Ntra. Sra. de los Ángeles en el convento de san
Francisco de la Laguna,
a mano izquierda, junto a la de los Valcárcel, que habían fundado los señores
Miguel y Rafael Fonte, en 1581 ante el escribano Quiñónez al folio 232. Al año
siguiente y ante el mismo escribano al folio 429, Antón Fonte, apoderado de los
Fonte, arrendó a Gaspar Fonte varias propiedades y entre ellas la sexta parte
del Ingenio de Daute, nombrándose en esta escritura a todos los Fontes.
Por su testamento ante Quiñónez, en el 1593 y al folio 710, mientras
que el de su esposa, doña Marina, lo tenemos registrado ante el mismo escribano
en el protocolo de 1606 al folio 498; ambos
dejaron por hijos a:
a)
Don Miguel Fonte de Ferrera, hijo mayor del anterior, casó con doña Ana de
Ponte, hija de Pedro de Ponte, quién dejó por heredero y poseedor del mayorazgo
al póstumo que apareciere de su mujer. Murió de Viruelas el martes Santo 16 de
abril y el 17 del mismo mes parió su mujer un hijo que se bautizó el día 20 y
se le puso por nombre Miguel, regidor y familiar del Santo Oficio el cual casó
con doña Francisca de Mesa y Lugo, su descendencia única lo fue doña catalina
Fonte y Lugo, que casó con licenciado Sancho Núñez de Aguiar, juez oficial del
juzgado de Indias, Brasil, Angola y Guinea, en esta Isla y en la Gomera, los cuales a su vez
procrearon a doña Marina Fonte de Aguilar y Mesa, que casó con el capitán don
Nicoloso de Ponte y Cuevas y Vargas, el dote de este último matrimonio en
1643 ante el escribano Mateo del Hoyo, al folio 125.
b) El capitán don
Jerónimo Fonte, que casó con doña Isabel Jorva Calderón, quienes tuvieron por
única hija a doña Mariana Fonte Calderón, que casó con el maestre de campo don
Bartolomé de Ponte, 4º señor de Adeje.
c) El capitán don
Galderique Pagés, que murió sin sucesión.
d) Doña Mariana y
doña Jerónima Fonte, que también murieron sin sucesión.
e) Doña Marquesa
Fonte y Pagés, que contrajo matrimonio con don Bartolomé de Ponte. No tuvieron
Sucesión.
f) Doña
Paula Fonte Pagés, que casó con don Nicoloso de Ponte y Cuevas.
La casa de don Gaspar Fonte en Daute estaba
situada en Garachico, en el solar que hoy ocupa la casa de don Manuel de la Torre, enfrente de la
iglesia y de la plaza de la Pila
o de González de la Torre,
hoy su viuda, señora Báez. Antes esta plaza era la del puerto de Garachico.
Desde antiguo esa casa ostentaba, en el frente que daba a la plaza, una
hornacina o nicho con una imagen, recientemente derribada por el viento, que
según la tradición correspondía a la primera edificación que allí había y era
la de la Virgen
del Buen Puerto, llamada también Virgen de la Guía. La que guiaba a los
navegantes y caminantes.
1550.
La familia genovesa Ponte y la industria azucarera, que introduce a
Canarias en el circuito comercial internacional. Nuestra aportación está basada
en fuentes notariales (Archivo Histórico Provincial de Santa Cruz de Tenerife)
de las escribanías de Garachico y La
Laguna, sobre todo.
Cristóbal de Ponte edifica un ingenio en Garachico, próximo al puerto, a
comienzos de siglo. Poco después vende la mitad de ese ingenio al también
genovés Cosme de Riberol, formando compañía con él. Este primer intento tiene
éxito durante unas décadas, dejando de moler en la primera mitad de siglo en
fecha no conocida (posiblemente en la década de los cuarenta). Nosotros vamos a
referirnos a la segunda mitad del XVI y principios de la centuria siguiente.
El azúcar y la coyuntura internacional en la 2a
mitad del s. XVI.
Es un buen momento: el producto pasa —como señala Mauro — de droga, de
producto de lujo, a ser un alimento, un artículo de consumo cada vez más
corriente. La demanda aumenta fuertemente, aunque haya subperíodos de
estancamiento, y —consecuentemente— crecen la producción y el número de
ingenios. Asimismo se registra un alza en los precios: entre 1550 y 1600 Mauro
señala un aumento del 100%. En Lisboa este alza es aún mayor. Por último, en
los años postreros de la centuria hay una elevación considerable de la
producción-exportación, que decae en la primera década del s. XVII.
En teoría, esto debía producir un aumento de la superficie cultivada y
del número de ingenios en las islas. Ciñéndose a Tenerife, lo que se produce es
una detención del retroceso que estaba experimentando la industria azucarera
ante la competencia antillana, atlántica y —muy especialmente a partir de esta
segunda mitad de siglo— brasileña, cuya productividad por unidad de superficie
y bajo costo hacía que sus
fuesen más bajos que los de las islas del Atlántico oriental. La
diferencia de precios entre el mercado brasileño y el de Madera es el doble,
sin que los costos de transporte compensasen las ventajas brasileñas. Ello hace
que paralelamente a la disminución del número de ingenios en las islas haya un
continuo aumento de los mismos en Brasil: 130 en 1585 y 230 en 1610.
A la par que se detiene coyunturalmente la crisis, hay un cierto
desplazamiento del cultivo del norte al sur de la isla, como ya había señalado
Fabrellas . Se buscan tierras con microclima más adecuado y suficientemente
extensas con objeto de buscar una compensación a los elevados costos de
producción.
Además de todo lo que dirá acerca de los Ponte, hay otros datos
significativos (interés por el cultivo de cañas, venta de ingenios, elevadas
sumas por el arrendamiento de éstos, etc.) que ilustran este nuevo —aunque
pequeño- renacer. Así, en 1558 Juan de Valverde toma a renta el ingenio que el
Adelantado tenía en Los Realejos por un precio “oficial” de 525 mil mrs. y 8 arrobas
de azúcar blanco, aunque en una escritura posterior a la de arrendamiento se
aclara que en realidad el precio es de 431.250 mrs. Aparte de ser una cantidad
respetable, interesa destacar que al final del arrendamiento tenía que dejar
plantadas nada menos que 12 cahíces de cañaverales en distinto estado (planta
vieja, nueva, zoca...) (5). Pocos años más tarde, en 1569, el Adelantado da
poder a un hermano natural para que concierte con Mª de Vergara el tomar a
renta unas tierras de ésta para plantarlas de caña en “La Gorvalana” (6). En 1584
se efectúa la venta de la octava parte del ingenio de Güímar y la cuarta parte
de tierras de cañas por 1.303.700 mrs.
Los Ponte y la industria azucarera en la 2
mitad del XVI: generalidades.
Aunque una buena parte de la hacienda (como la zona de El Mal-país entre
Icod y Garachico) estaba dedicada al viñedo y sostenían un activo comercio de
vinos con las Indias, los Ponte —por tradición familiar, relaciones comerciales
y agudo instinto para los negocios— deciden aprovecharse de la buena marcha del
mercado azucarero. Dadas las fluctuaciones del mercado, actúan de una forma
calculada con objeto de no afrontar excesivos riesgos. Pedro Ponte es el
ejemplo más acabado de esto. Por un lado, toma a renta varios ingenios por tiempo
limitado (9 años), con lo que no se compromete excesivamente. Por otro,
construye el poderoso ingenio de Adeje. Veamos a continuación el primer caso.
Hacia mediados de siglo tenía a renta el ingenio y heredamiento de
Interián. pagando anualmente 225.000 mrs.; 210 a. de azúcar y 2 a. demelado. El Tiempo de
arrendamiento era de años, y en la partición de .1558 declara haber gastado
mucha cantidad de maravedís en su explotación. Sabemos que al menos hasta 1579
la familia tenía a medias esa hacienda. Además, Juliana Viña, hija de Mateo
Viña, le vende a Pedro de P. en 1558 un tributo perpetuo de 33 a. dé azúcar blanco sobre
ese ingenio. En 1669 Pedro de P. pone su atención en la isla con ingenios más
importantes: La Palma.
Allí toma a renta las tres cuartas partes del ingenio de Los
Sauces por 9 años, a cambio del pago anual de 1.425.600 mrs. y 8 a. de azúcar, empezando la
explotación en 1561. En este último año toman a renta el ingenio de los Fonte
en La Orotava,
también por 9 años, pagando al año 300.000 mrs. En realidad, este arrendamiento
no se llega a hacer efectivo por pleito entre las partes, pero acabarán —como
adelante se verá— con la compra del ingenio por Pedro de P.
Vamos a referirnos ahora en sucesivos apartados a los tres ingenios que
construyen o compran los Ponte en este período, dedicándoles más espacio a los
dos que más importancia tuvieron y de los que disponemos de mayor
documentación.
3. El ingenio de Adeje.
3.1 Colonización y edificación.
Hasta la década de los 50 la zona sureste de Tenerife estaba
prácticamente desierta, como se desprende de la tazmía de 1552. La población se
encuentra concentrada en el norte y apenas hay establecimientos urbanos en la
zona de Güímar, donde funcionaba un ingenio desde principios de siglo. Si había
cultivos debían ser muy escasos; sí había, en cambio, grandes rebaños de
poderosas familias, como los de los Ponte.
Las primeras noticias sobre la expansión de éstos por esa banda son de
1553. En septiembre de ese año Pedro de P. da poder a Tristán Calves-te para
que en la Corte
pida licencia “para qe yo puede mandar hazer en mi hazienda en adexe
qe agora nuevamente edefico una casa fuerte para defensa de los
enemigos”. En noviembre de ese año se concierta con Antonio Blas, maestro de
hacer ingenios, para que le hicieran uno en Adeje, comenzando los trabajos a
principios de 1554. Este proyecto lo tenía en mente desde meses atrás, pues ya
en junio había encargado el transporte de 7000 formas y 300 signos al puerto de
“La Ramada” de
Adeje . La primera zafra es la de 1555, pues en 1554 declara que la hacienda
era nueva y no había dado ningún fruto todavía. Al mismo tiempo que se cultivan
cañas, se ponen en explotación tierras para cereales (tanta importancia
posterior), continuándose con la actividad pecuaria y colmenera.
La fecha de este establecimiento es significativa, pues en 1552 muere
Cristóbal de Ponte. Dado que los bienes habían permanecido proindiviso y Pedro
no disfrutaba de mayorazgo, es lógico que pensase en tener hacienda propia.
Pero otros motivos debieron pesar en la colonización:
a) la buena coyuntura del azúcar, a la que se ha aludido; b) las tierras
productivas de la zona norte, sobre todo de la Isla Baja, con destino a
cultivos de exportación estaban explotadas o pertenecían a otros terratenientes
no interesados en su venta, en tanto el sur ofrecía grandes extensiones
incultas en zona cálida propicia para la caña; c) la existencia de calas para
mantener relaciones comerciales y la lejanía de la estrecha vigilancia que
había en otros puertos más importantes (Garachico, La Orotava); d) el afán de
poseer un señorío —deseo en el que se funden cuestiones de mentalidad con otras
de interés mercantil—, que en principio le es negado, aunque logre la licencia
para la casa— fuerte .
Desde el mismo inicio de la puesta en explotación comienzan las
desavenencias familiares, pues Pedro de P. no accedía a que esta nueva hacienda
entrase en la división de bienes, argumentando que la estaba fabricando a sus
expensas. En cambio, M. de las Cuevas entendía que debía repartirse dado que
parte del capital invertido en ella procedía del cuerpo general de bienes de
Cristóbal de P. Convienen al fin en que los dos tercios serían para Pedro y el
resto para la otra parte, siempre que ésta contribuyese proporcionalmente a las
deudas y futuros gastos. Este tercio se subdivide en cinco partes, de las que
dos las posee Ma. de las Cuevas y las otras pasan a sus hijos.
Posteriormente, mediante enlace matrimonial y trueque se logra unificación de
la hacienda e ingenio. Este estaba situado junto a la casa-fuerte, encima del
lugar de Adeje. Su estructura era similar a la de otros ingenios, disponiendo
la casa de prensas de 3 prensas y la de calderas de 7. Su envergadura era
superior a la del ingenio de Daute y al que la familia edificará en Garachico.
Aunque Frutuoso hable de dos ingenios, en ningún inventario se hace mención a
un segundo ingenio.
3.2. La administración y vicisitudes.
Corre a cargo de Pedro de P. hasta su muerte en 1569, encargándose tanto
de la gestión de sus dos tercios como de la parte correspondiente a otros
miembros de la familia. Es el caso del arrendamiento que le otorga W. de las
Cuevas en 1557 por 6 años, estipulándose la participación de ésta en los gastos
y la cantidad y calidad de suertes de caña que había de dejar Pedro al fin del
arrendamiento. Es de destacar la renta anual por ese tercio: 375.000 mrs., lo
que supone que los beneficios para el conjunto tenía que superar bastante el
millón de maravedís, en el cuarto año de explotación, cuando todavía había
tierras por limpiar y plantar de cañas. Por otra parte, aún continúa el proceso
de expansión mediante sucesivas compras de tierras y agua.
A la muerte de Pedro, su viuda —Catalina de las Cuevas— queda como
usufructuaria del mayorazgo y demás bienes, cediendo sus derechos a Nicoloso de
P. a condición de que éste se hiciera cargo de las deudas y obligaciones y a
cambio del canon anual de 750.000 mrs., 20 a. de azúcar, 400 fa. de trigo y un cuarto
de la seda. La renta era elevada, lo que confirma el alto valor de la hacienda,
si bien en esta cesión también figura el disfrute de los azúcares de Los Sauces
(23). Sin embargo, esa cesión se queda en proyecto debido a la prematura muerte
de Nicoloso, por lo que su viuda —Ana de Vergara— pide se anule la escritura
(24). Hasta su muerte en 1583 Catalina llevará directamente la administración,
si bien asesorada por un personaje a quien más adelante nos referiremos: el
vizcaíno Domingo de Emparán. A partir de esa fecha pasa el ingenio y hacienda a
Pedro de P. (hijo de Nicoloso) y, a la muerte de aquél en 1612 a Bartolomé de P.
Si se ha dicho que las rentas eran cuantiosas, éstas mermaron a partir
de la década de los 80 debido a dos tipos de razones, unas exógenas y otras
endógenas. Entre las primeras cabe citar la competencia brasileña y las
invasiones piráticas. Tenemos que recordar que en los primeros tiempos, durante
la gestión de Pedro de P. (el viejo), hubo excelentes relaciones con los
piratas ingleses y Adeje se convirtió en lugar de refugio y aprovisionamiento
de los mismos. Las dificultades empiezan algo más tarde: Rumeu de Armas relata
la invasión de 1586, a
resultas de la cual el ingenio resultó destruido . Apenas recuperado de este
incidente, en 1589 una catástrofe natural daña la hacienda, argumento que se
esgrime en una transacción diciendo que aquélla “a benido en mucha disminución
respecto de los muchos temporales e tormentas de agua e viento que en el año
pasado de ochenta e nueve sucedieron y binieron en el dho. heredamo de adexe
con los quales rrescibieron los dhos bienes mucha pérdida e ruina ansí de casas
del yngenio qC cayeron como en las canales y rueda del dho yngenio como en las
canas de asuccar que tenía para moler por cuya causa no obo molienda ni safra
en el dho heredamo de adexe” . No sabemos si se reparó debidamente y luego hubo
otro temporal, lo cierto es que en 1612 sabemos que estaban derruidas las casas
de prensa, de purgar y de mieles, estado en que aún se encuentran en 1618 . No
obstante, las labores se seguían haciendo en otras dependencias. (Por ejemplo,
las lonjas del granel servían como casa de purgar). Parte de los edificios se
restauran en la década de los 20 del siglo XVII, efectuándose otras
reparaciones como cercamiento de tierras de cañas y otros cultivos,
constatación de que esta industria seguía siendo interesante económicamente
para los Ponte ya avanzado el siglo, cuando sólo funcionaban en la
isla este ingenio y el de Daute, si bien éste tenía una producción muy
inferior.
Entre el segundo tipo de causas que condicionan el disfrute normal de
beneficios están las derivadas de las duras cláusulas de obligaciones anejas al
mayorazgo. Citemos como muy gravosa el pago en concepto de dote a Catalina y
Ana de P., que tenían que percibir cada una 6.336.000 mrs. Como es lógico, esto
dará lugar a pleitos y transacciones. (28). A esto tenemos que unir los
elevados costos por fuerza de trabajo: al principio había 80 esclavos, si bien
parece que su número disminuye rápidamente conforme avanzan las dificultades, y
se habla en repetidas ocasiones en los testamentos de los numerosos
trabajadores temporáles con los que había que ajustar cuentas. Por último,
señalemos los elevados préstamos y censos a que recurren los poseedores del
mayorazgo. En la primera quincena del s. XVII se citan como principales deudas:
un censo al redimir (de 1.478.400 mrs. de principal) a favor del flamenco Pedro
Huésterlin y su esposa; otro de 528.000 mii. a pagar al cap. Diego Martín de
Angulo; una deuda con el mercader Juan Texera que ascendía a 1.574.640 mii; otra
con Bartolomé Doble, por diversos préstamos, que sumaba 723.024 mii.
Los Ponte podían haber optado por una mayor expansión de los
cañaverales, pero los elevados costos y la fluctuación de la demanda —además de
la agresiva competencia sudamericana— no hacían viable esa salida. Al final, se
optará por un mantenimiento de la producción azucarera y un aumento de la
vitícola y cerealera.
3.3. Relaciones comerciales y producción.
Los lugares de destino del azúcar son dos: Cádiz y Amberes. El tráfico
con la primera era directo, siendo receptores del producto Jácome Botti y
Lorenzo del Rosso, que también recibían los azúcares del ingenio de Daute. En
cuanto a la relación con Amberes, Pedro de P. ya tenía contactos comerciales
con esa plaza antes dc establecerse en Adeje (en 1549 había enviado, entre
otras cosas, 306 a.
de azúcares y 304 a.
de panela). Según las noticias que tenemos, el comercio fue más fluido y
directo al principio, sirviéndose en algún caso de un representante que viajaba
con la mercancía (como Julio de Usodemar) o de algún mercader bretón,
recibiendo el procedido de la venta en mercaderías, principalmente tejidos. El
azúcar se cargaba en el puerto de La
Caleta (Adeje). Sin embargo, paralelamente a las dificultades
de que se ha hablado la producción deja de enviarse directamente y se vende
meses antes de la zafra a cambio de ropas y víveres para hacer frente a los
gastos o para saldar deudas. Entre los mercaderes extranjeros destacan los
flamencos Nicolás But y Comides de Manacre y el francés Juan Burel.
Especialmente importantes es But, con quien se mantienen continuados contactos,
no exentos de incidentes, como el originado tras la muerte de Catalina de las
Cuevas debido a un falseamiento de sus cuentas con la familia en complicidad
con la propia Catalina y el administrador Emparán, con objeto de beneficiar con
el fraude a las hijas de aquélla en perjuicio del sucesor en el mayorazgo. But
acepta al principio el acuerdo, pero tras la muerte de Catalina lo rompe,
ateniéndose sólo a las cuentas de los libros.
Tanta o más importancia que los intermediarios extranjeros tuvieron
algunos vecinos de la isla. Es el caso de Felipe Jácome de las Cuevas. (hermano
de Catalina), que había ayudado en la fabricación de la hacienda y se cobra
parte de azúcares; o del almojarife Cristóbal Ruiz, que provee de ropas y
dinero; o de los regidores y prestamistas Hernando Calderón y Pedro Jaymes del
Monte. Es interesante el estudio de éstos y otros personajes también
relacionados con la hacienda de Daute que actúan de fiadores, curadores,
almojarifes, intermediarios en el tráfico americano, etc., que participan de la
coyuntura sin arriesgar tanto en la puesta en explotación y que salen siempre
beneficiados dada la diversificación de sus inversiones.
Finalmente, destaquemos que a medida que pasa el tiempo la
comercialización se va concentrando en pocas personas, que coinciden con los
prestamistas o proveedores. Así, en 1611, si el valor del procedido de azúcares
fue de 2.420.016 mii., el 30% va a parar a Juan Texera, el 10% a Bartolomé
Doble, y el 38% a Juan Burel.
En cuanto a la producción, resulta difícil dar cifras sin contar con los
libros de contabilidad. El testimonio de Frutuoso, antes citado, no nos resulta
muy fiable (da una cifra de 8 ó 9.000
a. para cada ingenio). Lo que parece seguro es que su
producción era la más importante de la isla, dada la mención especial que le
dan los viajeros. En todo caso, hay algunas cifras para fechas tardías. A
través de la partición de 1618 conocemos que la producción de 1611 fue de 1012 a. y 22in lib, entre
azúcar blanco, escumas y rescumas, y de 161 a. y 14 lib, de panela, 5 pipas de miel y 4
de remiel. Como se señaló antes, los ingresos montaron 2.420.016 mii. En 1612
la producción fue de 890 a.
de azúcares diversos, 177 a.
de panela, 6 botas de remiel, además de otra cantidad no especificada de
autoconsumo o vendida en pequeñas porciones. Esto supuso un valor de 1.913.280
mii. Como dato comparativo que ilustra el peso que sigue teniendo el ingenio en
la hacienda, digamos que el valor de la producción cerealera (256 fa. de trigo,
221 fa. de centeno, 524 fa. de cebada) fue de 433.128 mii. Los gastos en
fábrica, molienda y demás (no se especifica) montaron 849.120 mii. Aun contando
con que en estos se incluyan gastos no relacionados con la producción
azucarera, es evidente que el margen de beneficios es importante, lo que
explica la continuidad del ingenio. Otra cuestión es lo ya explicado acerca del
alto nivel de endeudamiento y las gravosas cargas que pesaban sobre el
mayorazgo. En 1613 hay un nuevo descenso en la producción: 618 ia a. de
azúcares, 134 a.
de panela, 5 botas y 9 barriles de remiel, además de miel y melado de
auto-consumo y vendida en pequeñas partidas. Esto supuso unos ingresos de
1.358.880 mii. La producción y, consiguientemente, los ingresos, van en
descenso, por estos datos de 3 años no permiten sacar conclusiones sobre un
descenso continuo. Es más, sabemos a través de los diezmos que las cifras son
intermitentes a lo largo del siglo, superándose en algunos casos la producción
de 1613(32).
4. El ingenio de Garachico.
4.1. Condiciones para la edificación.
En la década de los 80 nos encontramos con un hecho insólito en
Canarias: la construcción de un ingenio. Este proyecto —concebido al socaire de
los buenos precios del azúcar en esos años— lo conciben Bartolomé de P. y su
primo Alonso de P. Se conserva la escritura entre ambos, de 29 cláusulas (33),
de la que queremos destacar en primer lugar los motivos que aducen: “porque
abiendo visto como vemos que las viñas que poseíamos e posehemos que regaban
con estas aguas an venido en diminuzión e pérdida por la mucha mangla e alhorra
que en ellas han sobrevenydo de que no tenemos provecho e tenyendo atenzión que
nuestros abuelos tubyeron en este dicho término otras haziendas de yngenyos de
que tubyeron mucho provecho e nos lo tendremos dyos mediante en tener nuestras
tierras de cañas e tener e sustentar este dicho nuestro ingenio... “Como se ve,
hacen hincapié en el mal momento de la vid debido a enfermedades. No obstante,
a lo dicho hay que añadir que de los tres mayorazgos de los Ponte que había
entonces, los de Bartolomé y Alonso no poseían ingenio. Estos debieron
decidirse a poseer uno, en parte empujados por las circunstancias y también por
la ventaja que suponía la desaparición del de Interián, de modo que las cañas
de esta hacienda —entre otras- pasarían a moler en el nuevo ingenio.
Aunque la escritura la firme Bartolomé de P. y pida luego la
ratificación de su madre (M’. de las Cuevas) como usufructuaria del mayorazgo,
en realidad es ésta la que financia la construcción, limitándose Bartolomé a
ser el ejecutor de las órdenes de su madre.
Entre las cláusulas, nos encontramos con algunas de tipo general y otras
relacionadas con la muy desigual contribución a la edificación. Sintetizamos
las del primer tipo:
a) El costo corre enteramente a cargo de Bartolomé (recuérdese lo dicho
antes), de modo que Alonso tendría que pagar la mitad de los gastos para ser
dueño de la mitad del ingenio.
b) Dado que el solár para los edificios, corral de lelia, lugar de
extracción de ésta, etc., era de Bartolomé, Alonso le compensaba con otras
tierras en Garachico.
c) Las aguas de ambos, que iban unidas, quedaban para siempre unidas al
ingenio, corriendo a la mitad los cargos de canales y acequias.
d) La fecha de terminación se fijaba para finales de 1583 o principios
de 1584.
e) Las cañas de Magdalena del Hoyo —viuda de Cristóbal de P.— se
molerían como si fuesen de Bartolomé, sin que pudiese tener ningún provecho de
ellas la otra parte.
En caso de destrucción o avería, la mitad de los gastos los sufragaría
Alonso.
Las otras condiciones se referían a dos tipos de situación: antes y
después de haber abonado Alonso su mitad. En el primer caso: a) Este pagaría
maquila por la molienda de sus cañas y las de sus tributarios. Bartolomé
costearía los gastos de las cañas de Alonso desde el desburgado hasta darlas en
el tendal de la casa de calderas. En compensación, llevaría la mitad del
aprovechamiento, dándole a Alonso —además de la otra mitad— 1 forma de azúcar
blanco y 2 de escumas por cada tarea. b). Las maquilas de particulares serían
para Bartolomé. c) Como la molienda en el ingenio perjudica el molino de
Alonso, Bartolomé le pagaría los primeros 11 años una renta de 18 fa. de trigo.
d) Bartolomé proporcionaría a Alonso las formas que necesitase. e) Si Alonso
decidiese no plantar cañas, en el plazo de 30 días pagaría su mitad a la otra
parte; no siendo así, quedaría el ingenio para Bartolomé.
Para la circunstancia de que hubiese pagado su mitad Alonso se acordaba:
a) El beneficio de las maquilas de particulares y el costo de esas moliendas
serían por mitades. b) Si los tributarios quisieran plantar cañas en los
viñedos, la molienda sería gratuita. c) El orden en la utilización del ingenio
se decidiría por sorteo, ocupándolo cada uno un mes y costeándose cada cual su
molienda. d) Serían para Alonso las maquilas de los labradores de 5. Pedro de
Daute.
4.2. Estructura, situación de las cañas y
administración.
Aparte de lo que podemos deducir de contratos e inventarios, Torriani
señala la ubicación exacta del ingenio en el plano que traza de Garachico.
Respecto a los edificios que componen el ingenio son casi todos de mampuesto,
cubiertos de teja y con utilización profusa de madera de tea. Los departamentos
son los mismos que en otros ingenios; sólo destacaremos que tenía 3 prensas y
cuatro calderas.
Los principales propietarios que molían sus cañas en el ingenio eran:
los dueños de la hacienda de Interián, la hacienda de Magdalena del Hoyo en 5.
Pedro de Daute y los mismos Ponte, cuyos cañaverales principales estaban detrás
de la ermita de 5. Sebastián. en zona próxima al ingenio. Había otros pequeños
propietarios. En general, eran escasas las tierras dedicadas al azúcar a fines
del s. XVI en Garachico. Hay que tener en cuenta que el acantilado permite sólo
una estrecha franja costera, que en parte está dedicada a la vid, en parte a
morales y en parte a edificaciones. Las otras posesiones de los Ponte están
dedicadas al viñedo como monocultivo (Malpaís) o cereales (Culata y Tanque),
alternando alguna vez con morales y con tierras para sus extensos rebaños,
sobre todo en las medianías.
El hecho de que no fuese alto el número de cosecheros explica el que los
contratos de labores y acarreto se hicieran para el conjunto de aquéllos. Así
ocurre con el desburgado para la zafra de 15860 con el acarreto de cañas, a
veces unido al de leña y tea. (35). El costo de ese acarreto era de 7680 mii.
/tarea, y el pago se solía efectuar en tercios (al empezar, a la mitad y al
acabar el plazo). Es importante el pago en especies (más del 50%) en base a dos
conceptos: cereales y animales de carga.
Tenemos que hacer mención aparte dentro de la labor más delicada y
cualificada (maestro de azúcar) a Pedro Carrasco, quien está unido al ingenio
desde su fabricación. Su salario era alto: 50.000 mii., 15 barriles de vino y
1612 fa. de trigo por zafra (36), llegando a constituirse en arrendatario tanto
del ingenio como del cercado de 5. Sebastián (lugar en que estaban las cañas),
y con el compromiso de plantar más cañas en zona calma. La fecha de ese
arrendamiento es tardía (1602), tras un intento fracasado de deshacer el
ingenio (en 1597) y de endosar la hacienda y mayorazgo a un yerno. Más adelante
nos referimos a las dificultades de fin de siglo. Lo cierto es que por ambas
partes propietarias (en realidad sólo habían un propietario al no pagar la
parte de Alonso su mitad de gastos) no desean la administración directa. En el
caso que estamos comentando se realiza la cesión en medio de la crisis que
supuso la epidemia en la zona de Daute, especialmente en 1601 y 1602, años en
los que no hubo zafra y los tributarios no pagaban. El arrendamiento a Carrasco
fue por 9 años, aunque no llegó a finalizar por muerte de éste. La renta
convenida era de 79.200 mii en los dos primeros años, y de 166.400 mii. en los
restantes, más 10 a.
de azúcar blanco. Como se comprobará por el valor del arrendamiento, la cosecha
no debía ser muy alta. Parece tratarse de una producción destinada a satisfacer
un mercado determinado, que aún permanece fiel (el flamenco), a la vez que
constituye un ejemplo de comportamiento de una pequeña explotación —siempre más
variable e insegura a las variaciones de los mercados— en el tránsito del
predominio de un cultivo de exportación a otro .
4.3. Comercialización y dificultades.
La comercialización se diferencia poco de lo expuesto para Adeje, sólo
que en Garachico no parece que existiese nunca el envío directo y la situación
fue siempre más agobiante, sobre todo para Alonso de P. Se valen para la venta
de mercaderes flamencos establecidos en la isla: Pascual Leardin y Nicolás But
son los más importantes, los mismos que comercian con los ingenios de Daute y
Adeje. Otros flamencos son: Michael Estorban, Pedro Van Morbeque y Justo Bubar.
Tampoco hay que exagerar la importancia de estos mercaderes, pues aparece de
nuevo —también igual que en Adeje o Daute— un personaje de alta relevancia
política y social: Pedro Jaymes del Monte, Alcalde Mayor de Daute y regidor
perpetuo de La Palma,
a quien va a parar gran parte de la modesta producción como pago a sus
préstamos. Nicoloso de P. destina 100
a. de azúcar para pagarle en 1579 (38), pero el
endeudamiento es mayor en el caso de Alonso de P., tanto con Jaymes como con
Domingo de Emparán, de quien ya se ha hablado. Esto hace que arriende con
frecuencia sus propiedades como medio de pago: en 1580 cede su molino, viñas,
morales, etc. a Emparán por 5 años por una deuda de 773.492 mrs. En 1585 está
en dificultades con Jaymes, a quien paga con el fruto de sus cañas. Dos años
más tarde éste pide el embargo de sus azúcares por deuda de 1.285.121 mii., de
modo que tiene que cederle durante los cinco años siguientes el disfrute de sus
rentas.
Esto nos explica el continuo interés de Alonso de P. por librarse de la
pesada carga de su mayorazgo y su compromiso respecto al ingenio. Ve una
ocasión propicia para ello en el matrimonio de su hija Catalina con el
portugués Ventura de Salazar, traspasándoles a ambos el usufructo de su
mayorazgo a cambio de una asignación anual de 264.000 mii. y con la condición
de que Ventura y su padre hicieran frente a una serie de compromisos: pago de
la mitad de costos del ingenio y saldar las deudas de Alonso. La pronta muerte
de su hija impide que se cumplan sus deseos, por lo que el mayorazgo vuelve a
sus manos, con el agravante de tener que abonar a Ventura 1.763.136 mii. que
éste había gastado en mejoras . Por otro lado, hay pleito entre los
copropietarios del ingenio, lo que hace que se introduzca alguna pequeña
modificación al concierto pactado con motivo de su edificación .
Hacia 1608 deja de moler el ingenio tras la muerte de Carrasco, que lo
que hace en realidad es acelerar la desaparición del ingenio, tras una corta y
tambaleante existencia. Se nos plantea aquí de nuevo el margen de beneficio
real de la industria azucarera en manos de propietarios ennoblecidos ávidos de
rentas fáciles y permanentemente endeudados.
5. El ingenio de La Orotava.
Son escasas las noticias que tenemos de este ingenio, el más antiguo de
los tres. Fue construido por Alonso de Lugo a principios de siglo y pronto pasó
a los Ponte. Ya se aludió en otra parte al frustrado arrendamiento que éstos
hacen a Pedro de P., pero poco más tarde —en 1567— éste compra a Gapar Ponte
—que actúa en nombre de su familia— el ingenio por 6.000.000 de mii., incluidas
tierras, cañaverales y 16012 fa. de agua. Pero el objetivo de esta compra de
Pedro de P. era hacerse con la totalidad de la hacienda de Adeje, pues días
después hace un trueque: cede lo que había comprado a su hijo Nicoloso y su
esposa (Ana de Vergara), a cambio de que éstos le dieran los 4/15 de Adeje, con
lo que consigue ser dueño único de ésta. El mismo trueque es ilustrativo
respecto a la importancia de ambas haciendas.
Desconocemos detalles sobre comercialización. Sólo tenemos una escritura
de transporte de azúcar a Cádiz. En alguna otra ocasión se trabaja en forma
combinada con Adeje, completando la carga de aquel ingenio. Parece que Nicoloso
tenía proyectos ambiciosos, pues aparte de las tierras de la hacienda había
tomado a renta 27 fa. de cañaverales en La Orotava a Isabel Cabrera, viuda del regidor
Francisco Benítez de Lugo, pero su temprana muerte (1570) debió suponer una
paralización, pasando la administración a su esposa. Debió desaparecer el
ingenio en la última década del siglo XVI. Se encuentra abandonado en los
inventarios de la centuria siguiente.
En definitiva, los Ponte —enlazando con una tradición familiar
interrumpida durante algunos años —eran poseedores en la década de los 80 de
ingenios en cada una de las tres zonas azucareras más importantes de Tenerife:
Adeje, valle de La Orotava
y Daute, si bien con desigual importancia y diferente trayectoria. (José Miguel
Rodríguez Yanez, 1984)
1550. Los ingleses se apoderan de un navío cargado de azúcar, de
probable procedencia canaria, en la
Isla de La
Madera.
1550.
La secta católica inicia la construcción
de la ermita de Santiago en Taxo (Valle de Arriba hacia) en el actual municipio
de Valle Santiago, en la isla Chinet (Tenerife).
1550. "El
rendimiento económico de los ingenios azucareros en la colonia de Canarias era
muy grande. Un ejemplo bastará: En Tamaránt (Gran Canaria), un ingenio cuyo
costo había sido de dos millones de maravedís, producía, un año con otro, azúcar
por valor de otros tantos, de los que setecientos mil servían para amortizar
gastos y un millón trescientos mil revertían en beneficios del dueño, que así
podía recuperar con rapidez el capital invertido. En otros casos observamos
cómo las rentas permiten amortizar el capital invertido en dos, o a lo sumo en
tres años. Hacia 1550 el ciclo del azúcar canario llegó a su apogeo y pasaron
todavía varios decenios más antes de su crisis definitiva. Sobre él se
cimentaron las primeras grandes fortunas coloniales isleñas, y hay que pensar, como señala José
D. De Silva, que había un verdadero abismo económico entre aquellos poderosos
colonos y el resto de la población".
1550. Un navío ingles se apodera de un barco
proveniente de las Islas Canarias y cargado de azúcar, a la altura de Madeira.
1550 Junio 27.
40.-Fee del recibimiento del Sr.
Gobernador Hernand Duque. Doy fee que según paresce por el libro capitular que
está en mi poder e pasó en mi presencia en la noble ciudad de San Cristóbal,
que es en la ysla de Thenerife, en 27 -VI -1550 en el Cabildo e Regimiento
desta ysla paresció el señor Lcdo. Hernand Duque d'Estrada e presentó una
provisión real por la cual en efecto su Magestad le provee por Gobernador desta
ysla y requirió con él al Concejo, Justicia e Regimiento que estavan juntos
para que la obedeciesen e cumpliesen, los cuales la obedecieron con el
acatamiento debido e por el
Lcdo. Juan Baptista de Ayora,
Governador que hasta entonces avía sido desta ysla, le fue entregada la dicha
vara de gobernación de esta ysla e fue recibido el juramento que en tal caso se
suele e acostumbra hacer e por los señores del Regimiento fue rescibido por tal
Governador e puso sus oficiales en esta ysla e dende entonces hasta agora a
usado y exercido y exerce el dicho oficio por sí e por sus oficiales, la cual
de pedimento e mandamiento del dicho señor Gobernador di la presente que es
hecha en la noble ciudad de San Cristóbal que es en la ysla de Thenerife, en
22-IV-1551. Testigos que lo vieron dar: Lope de Azoca e Juan de Cav.., vecinos
y estantes en esta dicha ysla.
24- XI -1551 .Que fue recibido
por gobernador de esta ysla el señor Lcdo. Miranda por probisión el dicho Lcdo.
Hernand Duque e sus oficiales usaron y exercieron dicho oficio de lo cual de
pedimento de doña Francisca Bonegas, mujer del Lcdo. Hernand Duque de Estrada,
defunto, por sí e como tutora e madre de sus hijos e hijos de H. D., di la
presente fee que es hecha. (Datas de Tenerife, libro V de datas originales).
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