ALZAMIENTOS
Y MOTINES CONTRA LA REPRESIÓN COLONIAL EN
CANARIAS
Capitulo
X
Eduardo
Pedro García Rodríguez
1840 agosto 17.
La misteriosa muerte del
Marques de La Fuente
de Las Palmas
El pleito seguido por Alonso Fernando
Chirino, marqués de La Fuente
de Las Palmas, sobre la posesión de 12 fincas, se había fallado el 20 de julio
de 1833, siendo confirmado por auto del Superior Tribunal de Canarias el 10 de abril de
1840.
A partir de aquí parecía que las
disputas llegaban a su término, pese a los esfuerzos de los contradictores al intentar
el recurso de nulidad e injusticia notoria, junto a otras acciones. El
libramiento de una real provisión en Gran Canaria para al Juez de Primera Instrucción de La Orotava el 18 de agosto de
dicho año para que hiciese cumplir la ejecutoria, parecía estar destinada a la
conclusión de la pelea, pero los acontecimientos se precipitaron.
La situación había llegado a tal punto
de deterioro, que un nuevo suceso va a sacudir aun más, la enturbiada realidad
de la comarca de Abona, nos referimos al asesinato de Alonso Fernando Chirino
del Hoyo el 17 de agosto de 1840, cuando contaba 48 años de edad en el camino
de Vilaflor a Granadilla, en el punto conocido como "La Cruz de Juan Bello".
"En veinte y uno de agosto de mil
ochocientos cuarenta se dio sepultura en la capilla mayor del extinguido Convento de
Padres Agustinos de este Lugar de Vilaflor de Tenerife que esta sirviendo de cementerio a esta Iglesia
Parroquial matris del Sor. Sn. Pedro Apóstol
al cadáver de Dn. Alonso Fernando Chirino del Hoyo, Cavallero de la orden
de Mantesa, Marques de la
Fuente de las Palmas y Coronel de Milicias retirado; hijo legitimo de Dn. Domingo Chirino y Soler
Caballero profeso de la orden de Santiago
Coronel de milicias retirado y Marques del mismo titulo, y de Da. Ana del Hoyo Solorzano, natural y vecina de la ciudad de La Laguna y residente en este
Lugar ¿le Vilaflor ha tiempo de dos
meces. Murió soltero de cuarenta y ocho años de edad, hiso su testamento
serrado, y no resibio los Santos Sacramentos por haberlo asesinado alevosamente el día dies y siete del mismo por la
noche en el camino que sale de este Pueblo para el otro ...Granadilla, donde
nombran la Crus
de Juan Bello; y para q. conste lo
firmo=JoséLorenso Grillo...".
La tragedia por grave que fuera no
podemos llegar a calificarla de sorprendente, pues existen noticias, de que al
mismo personaje le habían llegado advertencias sobre el riesgo que corría, así parece
desprenderse de las siguientes líneas:
"...y en ella Don Alonso, cuya conducía fue siempre
gallarda, escribe: "El Marqués de las Palmas desprecia tanto más estas
ofensas cuanto está seguro de que nadie se atrevería a hacérselas
personalmente, pero no puede menos de extrañar se haya escogido para ello la salvaguardia del foro donde más que
en nunguna otra parte son prohibidas". Es fama de que fue avisado
del peligro y despreció la oportunidad de esquivarlo. Sus palabras era, pues, sinceras, y su confianza, alimentada por su
entereza de carácter, temeraria.".
Darías Padrón señala que el cura de Granadilla le había
avisado del peligro que corría, pero
temerariamente desoyó la advertencia. Germán Fumero también señalará años más tarde, que su amigo Gregorio
Francisco de Frías le aconsejó que pernoctara
en su casa, indicación que desoyó el Marqués.
El Juez de La Orotava se trasladó al
lugar de los hechos para tratar de esclarecer lo sucedido e instruir la causa criminal. Pero los
autos promovidos aportaron poca claridad,
limitándose a decir que habían sido 12 los asesinos. Lo cierto fue que un férreo
hermetismo rodeo el suceso, el vecindario se limitó a encerrar la acción en una
lapidaria frase "¿dicen que mataron al
Marqués?,¡eso dicen!".
Pasados los años, Germán Fumero
señalará que la opinión pública atribuyó el hecho a los carabineros del
Resguardo que en aquella época vigilaba los puertos y ensenadas de esta parte de
la Isla, para
evitar el contrabando y alijo de tabaco que hacía frecuentemente un buque velero,
llamado "El Místico".
Las razones y los protagonistas de que
en la noche del 17 de agosto, se diera muerte a Alonso Chirino, siguen en la
actualidad ocultas, pero a través de nuestro trabajo nos acercamos a una situación de conflictividad local,
que puede hacer entendible la aparición de
la violencia, o al menos, el hermetismo y el sellado de lo acontecido por una
comunidad que de forma directa o indirecta se sentía agraviada por las pretensiones del Marqués, particularmente en un
momento en que la vía legal les había defraudado.
Es posible suponer, que el magnicidio no debió entristecer
a una vecindad que, con este hecho, al menos
conseguía una nueva tregua, pero el paso de los años y el misterio que
envolvió los sucesos llevan a hacer narraciones novelescas, como la que nos ofrece Germán Fumero en 1932:
"Caballero en su trotón depura
raza árabe salió don Alonso Chirino de Hoyo, marqués de la Fuente de Las Palmas, de su
casa-palacio de Vilaflorpara dirigirse a los limítrofes pueblos de San Miguel y
Granadilla, con objeto de inspeccionar importantes trabajos agrícolas que, en
varias fincas emprendía a la vez, con el doble fin de mejorar aquéllas y proporcionar
sustento a los pobres de la comarca".
Los acontecimientos relativos a la muerte del
Marqués serán narrados en múltiples momentos. De los autos sobre su
testamentaría sabemos que Alonso Fernando Chirino a mediados del citado mes de
agosto residía en una casa-finca de sus mayorazgos
en Vilaflor, territorio bajo la jurisdicción del Juzgado de La Orotava, y como a las siete y media de la noche del día 17, en que
iba desde Granadilla hacia Vilaflor, fue asesinado en el camino.
Los herederos del difunto
Marqués, mostrarán en sus posteriores acciones legales la convicción de que los
ejecutores del magnicidio habían sido los mismos contradictores, así
manifiestan:
"poco después de oscurecido el sol yendo desde el
lugar de la Granadilla
a su casa y hacienda situada en el de
Vilaflor pereció victima de una descarga que le disparó una cuadrilla de asesinos emboscados detras de una pared
contigua al camino por donde trancitaba; este atentado horroroso Exmo.
Señor que no ha sido el primero cometido en aquellos pueblos, de natualeza
feroz y de costumbres perversas, obra fue
a no dudarlo, maquinada por los adversarios del difunto en el litis de que se
ha hecho mérito...".
Para entender, la repercusión que tal
acontecimiento provocó en la sociedad del momento, podemos citar las palabras
que el Licenciado Benítez Suazo, Beneficiado de la
Iglesia Catedral,
escribió en su libro de Memorias:
"...cerca de las oraciones mataron
a don Alonso Chirino, Marqués de las Palmas, natural de esta Ciudad, y la
muerte fue en Vilaflor de Chasna por doce chasneros, que al pasar por el camino
que iba de Granadilla para su casa de Vilaflor, con su criado y los dos
chiquitos de la criada Pepa le hicieron una descarga cerrada de fusiles y lo dejaron
muerto a él y al caballo en que iba montado. El criado alcanzó un balazo en el
muslo y los dos niños también alcanzaron, pero no sé en que parte".
También la prensa de la época se hizo
eco del suceso, criticando duramente la ineficacia de la justicia (hubo
detenciones y encarcelamientos, pero no se sacó nada en claro) y el sobreseimiento del caso a los dos
años del crimen, así podemos rescatar algunas de las opiniones vertidas:
"El Sr. Marqués de Las Palmas D.
Alonso Chirino, es horrorosamente asesinado, no a favor de las tinieblas de la noche, sino a favor
de la luz del día...nada se pone en claro,
todo permanece en la oscuridad... El Juez que a la sazón ejercía la
jurisdicción en la Villa
de la Orotava,
en vez de presentarse inmediatamente en el
sitio donde se cometiera el tremendo crimen, deja pasar los momentos mas
precioso...Se intruyo un ruidoso sumario que tuvo por consecuencia el no descubrise nada ¡Un hecho como
este, cuyas ramificaciones eran tantas,
venir a parar en un desenlace semejante! ¿Cual no habrá sido pues nuestro asombro al informársenos que el Juez
actual ha sobreseído ya en una causa
tan grave?.
El Alcalde de Vilaflor pasó oficio a
los de San Miguel y Granadilla en la misma noche de la desgracia para que no
omitiesen proteger los intereses del Marqués, en uno y otro pueblo (el de San Miguel practicó las diligencias
oportunas el 18 del indicado mes y las remitió el 21 a Vilaflor). La misma
alcaldía de Chasna el día 18 hizo igual comunicación
al Juzgado de La Laguna,
con objeto de que asegurase en su territorio los intereses del difunto en la casa que ocupaba en la referida ciudad,
por lo que el citado juzgado
procedió a reclamar las llaves y a solicitar, según indicaciones de la madre, herederos
e interesados en la herencia, el testamento cerrado que se decía había otorgado el difunto.
Para el recogimiento de papeles que tuviera el fallecido en
las Casas de Vilaflor, y para hacer venir
algunas llaves de las de La
Laguna que estaban en poder de una criada en Vilaflor, libró
el Juez de La Laguna,
a instancia de los interesados, requisitoria al de La Orotava a fin de que la
ejecutara, pero este Juez hallándose aún en Vilaflor el 5 de septiembre dio auto negando el cumplimiento
del citado pedimento. Pasará oficio al de La Laguna para que se
inhibiese del conocimiento que había tomado en la testamentaria por corresponder al Juzgado de La Orotava, al haber
fallecido el Marqués en Vilaflor,
pueblo perteneciente a su Término, en donde también radicaban la mayor parte de sus bienes. El Juzgado de la Laguna dio cuenta a la Marquesa, viuda, madre del difunto y a la legataria Josefa Ángel de la Rosa, contestando
negativamente a la pretensión del de La Orotava.
La muerte del Marqués va a traer
múltiples complicaciones a este, de por sí, enreversado asunto. En él se encuadra la
disputa que en 1840, tendrá lugar, como ya hemos indicado, entre el Juzgado de La Orotava y el de La Laguna sobre la
testamentaría del difunto. La competencia, según el de La Orotava, se fundamentaría
en que dicho Marqués era vecino
de Vilaflor donde tenía su palacio, poseyendo en el partido de La Orotava la mayor parte de
sus bienes.
Estos puntos serían negados por el
Juzgado de La Laguna
que afirmará que su domicilio estaba fijado, precisamente, en dicha ciudad, tal como se
infiere de su testamento, confirmado, a su vez, por certificados del
Ayuntamiento y de los Beneficiados del
lugar ™. Se considera desde La
Laguna que aunque la mayor parte de sus bienes estaban en
Vilaflor no era ésta suficiente razón para que en el juzgado de dicho partido
se entendiese en la testamentaría.
Se alude a una de las características
del gran propietario, su absentismo, al manifestar que eran pocos los individuos que residían en el
lugar donde radicaban sus bienes, sin que jamás se hubiese tenido como
requisito para obtener la vecindad el tamaño
y lujo de las habitaciones de las moradas.(Carmen Rosa Pérez Barrios,1998).
1847:
Parte del
alcalde corregidor accidental de winiwuada (Las Palmas) a Antonio Halleg.
Testimonio del
expediente en averiguación con relación al motín de la papas y el pan.
Las cosechas
de cereales y millos fueron «medianas» o «regulares» en todas estas
jurisdicciones; en la de Mogán no daba el grano para tres meses. Las papas
reportaron pérdidas a los agricultores de San Lorenzo “de seis años a esta
parte” y en los Altos no se recogieron ni las semillas. El alcalde de
Valleseco, Manuel Sarmiento, efectuó estas reflexiones: “Digo más, si de nuestra
isla no se hubieran exportado granos y papas de los pocos que produjo el año de
1846, no se hubieran visto tantas víctimas a cuentas de las hambres en 1847;
por consiguiente no debemos exponernos a un peligro, máxime cuando actualmente
nos hallamos aislados y sin más entradas de alimentos. (...) Todos saben que de
las siete islas la más productiva es la de Canaria, ella fue la que más sufrió
el citado año de 1847. ¿Por qué? Porque hizo lo que practicaron algunos padres
de familia, que por la escandalosa ambición de vender al precio más subido los
pocos alimentos que tenían, vieron después perecer de hambre a sus hijos y
perecieron ellos
mismos
también”. Se pronunció contra “dos o tres negociantes que sólo atienden a su
interés particular y lo menos que piensan es en el bien general”.
Ninguna o muy
corta cantidad de papas se recolectaron en Agaete, Guía, Firgas y Aldea de San
Nicolás. El alcalde guiense, Blas Betancor, entendió que sería «utilísima» la
exportación de granos, pero a la de papas «no debería dársele tanta latitud
como a la de cereales por abundar menos». Según Francisco Pérez, en la Vega de San Mateo la
recolección de granos era «regular» y la de papas no había sufrido la maleza de
años an-
teriores, por
lo cual no consumiría ese pueblo ni la tercera parte; se decantó por facilitar
las exportaciones del tubérculo mientras los importes no fueran exorbitantes.
El comisionado regio anotó: «Sin embargo podré manifestar a Vuestra Señoría que
si bien es un sagrado deber el proveer al pueblo de aquellos víveres necesarios
para su subsistencia y que éstos estén a un precio módico para que los pobres
puedan comprarlos, también debe atenderse a la suerte del labrador...».
La agricultura
policultivista pasó también por apuros en los términos municipales cuyos
voceros adoptaron el librecambismo. Las recolecciones de granos se presentaban
«muy regulares” en San Mateo e Ingenio, siendo “escasas» en Gáldar y sin
ofrecer “mayores ventajas” en Moya; en Agüimes “se quedó a la mitad de lo que
con bastante probabilidad se esperaba» y en la Hacienda de San Fernando
resultó “buena» en cebada y “regular” en trigo y centeno, mostrándose en Arucas
“regular» la de trigo y “mediana” la de millo. Los plantíos de papas no fueron
muchos por temor a la alhorra en Arucas, Firgas y Santa Brígida y las
existencias de Gáldar no cubrían el consumo municipal, “pues se traen fuera del
pueblo”; en Ingenio faltaron sin más y la abundancia apenas se admitió en San
Mateo.
El coronel
Delgado explicó que desde 1845 sólo Gran Canaria «ha sufrido la pérdida total
de las papas, particularmente en las medianías», aunque las «medianas» cosechas
generales de 1847-1849 sustentaron la prédica librecambista: “Supuesto, pues,
que ninguna escasez amenaza a la
Isla, y supuesto también que la inmensa mortandad ocasionada
por el cólera, disminuye el consumo en un grado verdaderamente aflictivo; y
siendo además notoria la baratura de los granos, verdadero termómetro en estas
materias, qué razones puede haber para impedir la exportación de las papas...”
La prohibición era en su concepto “innecesaria, perjudicial, absurda y
tiránica, opuesta al espíritu y letra de las leyes que rigen en la materia...”.
Año 1847: Tejeda-G.
Canaria. Movimiento vecinal contra la usurpación de las aguas que bajan a
la Aldea
1851: Relativo al motín de las papas en winiwuda: “El mismo Señor
Navarro dijo que tenía entendido que se trataba de fletar un buque con trigo
para la Península,
donde parece se halla escaso; que por este motivo es de temer que las
extracciones se multipliquen, siendo consiguiente que mañana haya necesidad de
importar a un subido precio, el mismo grano que en el día se extrae de la isla
por uno muy bajo o mediano, sobreviniendo la escasez y un hambre, más temible
aún que la calamidad que acaba de experimentarse”. Libro de Actas..., sesión del 2-IX-1851.
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