martes, 26 de marzo de 2013

La Palma en el siglo XX.






La Plaza


 

Retrato colectivo de habitantes de La Palma, realizado en torno a 1900 (FEDAC). |  publicada por: sgonzalez

23 de agosto de 2011

Durante la etapa de la Restauración (1876-1923), el sistema caciquil en La Palma estuvo dirigido por una minoría de terratenientes adscrita al Partido Conservador. Esta oligarquía disponía de una considerable influencia sobre la población. En primer lugar, debido a los medios de vida (jornales, arriendos...) que podía proporcionar gracias a sus posesiones. En segundo lugar, a causa de los empleos y los favores que concedía desde las instituciones públicas que administraba. En tercer lugar, porque  el cacique era percibido por amplios sectores de la sociedad insular como una instancia benefactora, preocupada por atender a las familias fieles integradas en sus clientelas.
En La Palma, el problema estribaba en que la economía se basaba en un sector agrícola de autoconsumo y otro de exportación que no producían subsistencias baratas, ni generaban suficientes puestos de trabajo para todos los habitantes. Esta circunstancia dejaba en la pobreza a una porción amplia de la sociedad. No obstante, la deficiencia del sistema productivo palmero era resuelta mediante el recurso a la emigración. La intensa corriente migratoria hacia América daba salida al importante número de trabajadores que la economía isleña no lograba atender.
La marcha a Cuba, principalmente, explicaba que el malestar generado por las privaciones no provocase conflictos sociales. En efecto, campesinos y obreros preferían la emigración a la lucha contra el caciquismo. La esperanza que la aventura americana suscitaba entre los isleños desplazaba la opción de la rebeldía. Por esa razón, el esfuerzo opositor de los republicanos no encontraba el eco esperado en la población más perjudicada por la incapacidad económica del sistema caciquil conservador.
La marea de la contestación social contra el caciquismo sí ascendía cuando una depresión económica de proporciones considerables coincidía con el cierre total o parcial de la emigración hacia América. En estos momentos, el desasosiego aumentaba en la Isla y parte de la población más dañada por la recesión volvía su mirada a los planteamientos alternativos propuestos por el conjunto progresista de la sociedad.
El desgaste paulatino del edificio caciquil dirigido por los propietarios conservadores se aceleró en tres momentos históricos: la Guerra de Cuba, la Primera Guerra Mundial y la Depresión mundial que siguió al crack de la bolsa de Nueva York de 1929. En estos periodos, la insuficiencia del cauce migratorio para dar salida a los perjudicados por la recesión provocó que muchos palmeros entendieran que debían organizarse para lograr la supervivencia en su tierra natal. La percepción de un sector creciente de las clases populares de que era urgente unirse para protegerse de los quebrantos económicos fue la causa principal de la pujanza de los republicanos y del surgimiento de una nueva fuerza política y social en La Palma: los sindicatos socialistas y comunistas. En efecto, las asociaciones que se constituyeron para proteger a las clases más desfavorecidas se cimentaron sobre las ideas regeneracionistas de los republicanos -en las primeras décadas del siglo- y sobre el programa profundamente transformador de los marxistas -en los años treinta-.
Entre 1895 y 1900, el estallido de la guerra de independencia cubana impidió a los palmeros tomar el camino del Caribe. A lo largo de estos años, la situación de La Palma, tal y como la describía la prensa, se torno depresiva. Por eso, en 1902, cuando los efectos negativos de esta coyuntura aún no habían desaparecido, surgió del colectivo republicano de la capital el primer sindicato de la Isla: la Asociación Gremial de Obreros de La Palma.
Más tarde, las repercusiones de la Primera Guerra Mundial (1914-1918) envolvieron a La Palma en un nuevo tiempo de penurias. Los estragos de esta depresión sacaron a escena el dinamismo de la Juventud Republicana y tuvieron como secuela la formación de sindicatos de tabaqueros, panaderos, dependientes y obreros agrícolas.
El edificio caciquil de los conservadores resistió los embates desencadenados por la Guerra de Cuba y la Gran Guerra Europea, gracias a su propia consistencia y al respaldo de los instrumentos coactivos del estado (justicia, policía, ejército...). Sin embargo, los sectores sociales dominantes durante la Restauración estuvieron a punto de ser descabalgados por la tercera embestida, acontecida durante los años de la II República.
Entre 1925 y 1936, el horizonte cubano volvió a cerrarse, debido a que la crisis provocada por el hundimiento de los principales fuentes de riqueza de la isla caribeña (azúcar y tabaco) fue agravada por la ulterior arribada de la depresión mundial de los años treinta. Así, en 1931, con América más lejos que nunca, los republicanos palmeros empezaron a gobernar, por primera vez en la historia de la Isla, las instituciones públicas (Delegación del gobierno, Cabildo, Ayuntamientos). Mientras, los jóvenes marxistas integrantes del llamado Grupo Espartaco creaban la Federación de Trabajadores de La Palma y publicaban su órgano de prensa, "Espartaco".
Durante el periodo republicano, a la crisis económica (declive del plátano, decadencia del tabaco, aumento del desempleo...) y a la desaparición de la oportunidad de emigrar, se añadió un nuevo factor: en esta ocasión, los instrumentos a disposición del estado democrático no favorecieron al orden social conservador sino que impulsaron las reformas republicanas y fortalecieron los sindicatos de trabajadores. Entre 1931 y 1933, el gobierno puso a disposición de sindicatos y partidos democráticos una legislación que pretendía modernizar el país y mejorar las condiciones de vidas de las clases populares. Este respaldo oficial permitió a las organizaciones obreras incrementar su capacidad proselitista y multiplicar su afiliación (aunque, en algunos casos, sus programas iban más allá del marco diseñado por la legalidad republicana, para orientarse hacia una revolución similar a la ocurrida en Rusia en 1917).
Por eso, cuando, en febrero de 1936, el Frente Popular venció en las últimas elecciones generales celebradas durante la II República, una facción de la derecha nacional no vio otro camino para preservar sus patrimonios morales y materiales que recuperar los resortes del estado, a través de un levantamiento militar que derribara al gobierno de izquierdas. En La Palma, los sectores sociales ligados al caciquismo dominante durante la Restauración se unieron a la conspiración nacional que preparaba el golpe de estado contra el gobierno de la República. Posteriormente, apoyaron al régimen surgido de la sublevación del 18 de julio de 1936, secundaron la reacción violenta que se desplegó durante la Guerra Civil y, en definitiva, contribuyeron al afianzamiento de la Dictadura que el general Francisco Franco dirigió hasta 1975.
 Bibliografía:
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(Tomado de www.blog elapuron, peridico digital de La Palma,2009)

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