La Plaza
Retrato colectivo de habitantes
de La Palma,
realizado en torno a 1900 (FEDAC). | publicada por: sgonzalez
23 de agosto de 2011
Durante la etapa de la Restauración
(1876-1923), el sistema caciquil en La
Palma estuvo dirigido por una minoría de terratenientes
adscrita al Partido Conservador. Esta oligarquía disponía de una considerable
influencia sobre la población. En primer lugar, debido a los medios de vida
(jornales, arriendos...) que podía proporcionar gracias a sus posesiones. En
segundo lugar, a causa de los empleos y los favores que concedía desde las
instituciones públicas que administraba. En tercer lugar, porque el
cacique era percibido por amplios sectores de la sociedad insular como una
instancia benefactora, preocupada por atender a las familias fieles integradas
en sus clientelas.
En La
Palma, el problema estribaba en que la economía se basaba en
un sector agrícola de autoconsumo y otro de exportación que no producían
subsistencias baratas, ni generaban suficientes puestos de trabajo para todos
los habitantes. Esta circunstancia dejaba en la pobreza a una porción amplia de
la sociedad. No obstante, la deficiencia del sistema productivo palmero era
resuelta mediante el recurso a la emigración. La intensa corriente migratoria
hacia América daba salida al importante número de trabajadores que la economía
isleña no lograba atender.
La marcha a Cuba, principalmente, explicaba que
el malestar generado por las privaciones no provocase conflictos sociales. En
efecto, campesinos y obreros preferían la emigración a la lucha contra el
caciquismo. La esperanza que la aventura americana suscitaba entre los isleños
desplazaba la opción de la rebeldía. Por esa razón, el esfuerzo opositor de los
republicanos no encontraba el eco esperado en la población más perjudicada por
la incapacidad económica del sistema caciquil conservador.
La marea de la contestación social contra el
caciquismo sí ascendía cuando una depresión económica de proporciones
considerables coincidía con el cierre total o parcial de la emigración hacia
América. En estos momentos, el desasosiego aumentaba en la Isla y parte de la población
más dañada por la recesión volvía su mirada a los planteamientos alternativos
propuestos por el conjunto progresista de la sociedad.
El desgaste paulatino del edificio caciquil
dirigido por los propietarios conservadores se aceleró en tres momentos
históricos: la Guerra
de Cuba, la Primera
Guerra Mundial y la Depresión mundial que siguió al crack de la bolsa
de Nueva York de 1929. En estos periodos, la insuficiencia del cauce migratorio
para dar salida a los perjudicados por la recesión provocó que muchos palmeros
entendieran que debían organizarse para lograr la supervivencia en su tierra
natal. La percepción de un sector creciente de las clases populares de que era
urgente unirse para protegerse de los quebrantos económicos fue la causa
principal de la pujanza de los republicanos y del surgimiento de una nueva
fuerza política y social en La
Palma: los sindicatos socialistas y comunistas. En efecto,
las asociaciones que se constituyeron para proteger a las clases más
desfavorecidas se cimentaron sobre las ideas regeneracionistas de los
republicanos -en las primeras décadas del siglo- y sobre el programa
profundamente transformador de los marxistas -en los años treinta-.
Entre 1895 y 1900, el estallido de la guerra de
independencia cubana impidió a los palmeros tomar el camino del Caribe. A lo
largo de estos años, la situación de La Palma, tal y como la describía la prensa, se
torno depresiva. Por eso, en 1902, cuando los efectos negativos de esta
coyuntura aún no habían desaparecido, surgió del colectivo republicano de la
capital el primer sindicato de la
Isla: la Asociación Gremial de Obreros de La Palma.
Más tarde, las repercusiones de la Primera Guerra
Mundial (1914-1918) envolvieron a La
Palma en un nuevo tiempo de penurias. Los estragos de esta
depresión sacaron a escena el dinamismo de la Juventud Republicana
y tuvieron como secuela la formación de sindicatos de tabaqueros, panaderos,
dependientes y obreros agrícolas.
El edificio caciquil de los conservadores
resistió los embates desencadenados por la Guerra de Cuba y la Gran Guerra Europea,
gracias a su propia consistencia y al respaldo de los instrumentos coactivos
del estado (justicia, policía, ejército...). Sin embargo, los sectores sociales
dominantes durante la
Restauración estuvieron a punto de ser descabalgados por la
tercera embestida, acontecida durante los años de la II República.
Entre 1925 y 1936, el horizonte cubano volvió a
cerrarse, debido a que la crisis provocada por el hundimiento de los
principales fuentes de riqueza de la isla caribeña (azúcar y tabaco) fue
agravada por la ulterior arribada de la depresión mundial de los años treinta.
Así, en 1931, con América más lejos que nunca, los republicanos palmeros
empezaron a gobernar, por primera vez en la historia de la Isla, las instituciones
públicas (Delegación del gobierno, Cabildo, Ayuntamientos). Mientras, los
jóvenes marxistas integrantes del llamado Grupo Espartaco creaban la Federación de
Trabajadores de La Palma
y publicaban su órgano de prensa, "Espartaco".
Durante el periodo republicano, a la crisis
económica (declive del plátano, decadencia del tabaco, aumento del
desempleo...) y a la desaparición de la oportunidad de emigrar, se añadió un
nuevo factor: en esta ocasión, los instrumentos a disposición del estado
democrático no favorecieron al orden social conservador sino que impulsaron las
reformas republicanas y fortalecieron los sindicatos de trabajadores. Entre
1931 y 1933, el gobierno puso a disposición de sindicatos y partidos
democráticos una legislación que pretendía modernizar el país y mejorar las
condiciones de vidas de las clases populares. Este respaldo oficial permitió a
las organizaciones obreras incrementar su capacidad proselitista y multiplicar
su afiliación (aunque, en algunos casos, sus programas iban más allá del marco
diseñado por la legalidad republicana, para orientarse hacia una revolución
similar a la ocurrida en Rusia en 1917).
Por eso, cuando, en febrero de 1936, el Frente
Popular venció en las últimas elecciones generales celebradas durante la II República, una
facción de la derecha nacional no vio otro camino para preservar sus
patrimonios morales y materiales que recuperar los resortes del estado, a
través de un levantamiento militar que derribara al gobierno de izquierdas. En La Palma, los sectores sociales
ligados al caciquismo dominante durante la Restauración se
unieron a la conspiración nacional que preparaba el golpe de estado contra el
gobierno de la
República. Posteriormente, apoyaron al régimen surgido de la
sublevación del 18 de julio de 1936, secundaron la reacción violenta que se
desplegó durante la
Guerra Civil y, en definitiva, contribuyeron al afianzamiento
de la Dictadura
que el general Francisco Franco dirigió hasta 1975.
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(Tomado de www.blog elapuron, peridico digital de La Palma,2009)
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