domingo, 31 de marzo de 2013

CANARIAS LACERADA-V





ANTECEDENTES HISTÓRICOS DE LA INVASIÓN Y OCUPACIÓN DEL ARCHIPIÉLAGO CANARIO POR LOS EJÉCITOS ESPAÑOLES A PARTIR DE 1402.



Guayre Adarguma Anez Ram n Yghasen.

1493 Febrero 28. Barcelona (f. 28). Incitativa al conde de Cifuentes don Juan de Silva, alférez mayor, miembro del Consejo y asistente de Sevilla, para que entienda en la petición de Alonso de Lugo sobre los quintos de esclavos y otras cosas de La Palma concedidos por el rey para la conquista de dicha isla, ya que teme que el Almirante mayor de la Mar le exija la mitad que le corresponde por merced real, cuando los envíe a vender a dicha ciudad y otros puertos de Andalucía, y para que informe si dicho almirante había percibido la mitad de los quintos obtenidos durante la conquista de Gran Canaria y con qué títulos, para poder resolver en justicia. Mientras dure dicha información, se ha de registrar ante el escribano que nombre dicho asistente, las presas hechas, por las que ha de dar fianzas Alonso de Lugo, a quien no podrá reclamarse la mitad de tales quintos hasta la resolución real. El Rey y la Reina. Parra. Don Alvaro. Don Juan de Castilla. Alcocer. Chanciller. Oropesa. (E.Aznar; 1981)

1493 Diciembre 28. Zaragoza (f. 51). Orden a Iñigo de Artieta, capitán general de la armada, para que lleve a Tenerife, antes de mediados del mes de marzo de 1494, 1.500 peones y 100 jinetes de estos reinos y 400 peones y 60 jinetes de las islas de Canarias que ya están pobladas por cristianos, así como 1.000 cahices de trigo y harina, 300 cahices de cebada, 2.000 quintales de bizcocho, artillería, herramientas, bestias y demas mantenimientos, de acuerdo con el asiento hecho con Alonso de Lugo, gobernador de La Palma, sobre la conquista de Tenerife, ordenándole que no lleve derecho alguno por dicho transporte e impidiéndole sacar parte de las tropas, una vez desembarcadas éstas en Tenerife. El Rey y la Reina. Alvarez de Toledo. Señalada: Comendador Mayor. Chacón. Ulloa. Conforme a lo capitulado, Rodeericus.  (E.Aznar; 1981)
. Valladolid (f. 18). Merced a Alonso Fernández de Lugo, vecino de Sevilla, en concepto de pago para la conquista de la isla de La Palma, de los quintos que a la Corona pertenecen de cautivos, ganados y bienes de los canarios. El Rey y la Reina. Alvarez de Toledo. Acordada. Don Alvaro. Johannes. Antón. Franciscus licenciatus. Castillo. (E.Aznar; 1981)
1494. Benahuare (La Palma) Francisca de Gazmira (Francisca palmense, S. XV y XVI). Las promesas realizadas por el futuro Adelantado Alonso  de Lugo a los hawaras (palmeros) que hubiesen ayudado en la conquista, asegurándoles vida y haciendas, son rotas sistemáticamente por la parte invasora, que llevada de su codicia requisa ganados y esclaviza, empleando como excusa falsas rebeldías, a numerosas personas de los bandos de paces. La actividad de Francisca de Gazmira está documentada a partir de 1494, denunciando ante la Corte los abusos de que era objeto la población hawara. Entre los hechos denunciados destaca la selección entre los distintos bandos de 25 muchachos de ambos sexos para enviar como rehenes a los Reyes católicos y más tarde vendidos como esclavos; grupo al que seguiría, cinco meses más tarde, otro compuesto por más de cien personas que sigue idéntico fin, sin mencionar los constantes robos de ganados de que son objeto estos bandos. Los Reyes castellano-Aragonés se hacen eco de las denuncias planteadas por Francisca de Gazmira e inician una serie de pesquisas que conducen en 1500 a la localización y liberación de un grupo de esclavos en Jerez de la Frontera, compuesto por canarios, gomeros, guanches y, entre ellos, algunos palmeros del bando de Gazmira.
1494. Antes del primer desembarco en regla de  las tropas invasoras en Añazu, Lugo costeó la isla Chinech con el propósito de hacer una nueva razzia, la que efectivamente llevó a cabo por la parte norte, (posiblemente por el mismo lugar de Icoden (Icod) donde había desembarcado en 1479) consiguiendo un botín de 300 esclavos y 20.000 cabezas de ganado; los esclavos fueron inmediatamente enviados a la Gomera y desde allí a los mercados esclavistas de Sevilla y Valencia. En cuanto al ganado lo destinaron para el consumo del ejército invasor. El historiador don Antonio Rumeu de Armas pone en duda el numero de cabezas de ganado capturado por parecerle excesivo, nosotros creemos que la cifra mencionada, puede adaptarse a la realidad, teniendo en cuenta que en una isla más pequeña que Chinech (Tenerife) como es la Gomera la señora de la misma doña Inés Peraza, es demandada por el obispo de Canaria y Rubicón, fray Miguel López de la Serna, quien en 24 de marzo de 1490 reclama a doña Inés 40.000 cabezas de ganado cabrío, alegando que los compró de los expolios del anterior obispo don Juan de Frías.

1494. Francisco Palomar mercader genovés y “vecino de la ciudad de Valencia”, que se encontraba en Gran Canaria, amigo y socio del mercenario Alonso Fernández de Lugo, al que compró 87 esclavos guanches capturados en Güimar, y que serían vendidos luego en la referida ciudad del levante español. Este Francisco Palomar o Palomares, se hizo con propiedades en la Isla. En ese mismo año 1494 compraría al señalado Fernández de Lugo, en unas condiciones muy ventajosas, el ingenio azucarero y tierras aledañas que éste poseía en Agaete, propiedades de las que tuvo que desprenderse para hacer frente a los gastos de la inavasión y conquista de Tenerife.

1494 Mayo. Una flota al mando del invasor y esclavista  Alonso  de Lugo zarpa desde Tamaránt (Gran Canaria) con destino a Chinech (Tenerife). Quince embarcaciones transportaban a un gran ejército al que acompañaba un grupo de guerreros de Tamaránt, capitaneados por Maninidra.

1494 Mayo 2. El invasor esclavista,  Alonso Fernández de Lugo, al desembarcar por Añazu (Santa Cruz), hizo una torre para defensa de sus tropas mercenarias. Si bien los cronistas callan dónde se levantó, no por eso es difícil fijar su emplazamiento, ya que es conocido el paraje por donde entraron las fuerzas de Lugo; y siendo el objeto del torreón amparar a los mercenarios, hemos de sospechar que estaba junto al campamento, o sea en los alrededores de la plaza de San Telmo, pues allí acampó el ejército castellano. El torreón de Añazu persistió hasta que la población europea de Añazu (Santa Cruz) comenzó a formarse en la orilla izquierda del barranco de Araguigo (Santos,) después de la erección de la iglesia del templo de la secta católica de la Concepción.

1494 Mayo. Encuentro en La Jardina (Gracia) entre el gran Kebehi Benchomo y el capitán de los mercenarios  Alonso de Lugo. Las tropas españolas invasoras acamparon en las proximidades de Gracia, que fue así escenario del singular encuentro. El fraile Espinosa recoge con puntualidad las incidencias del mismo.

El monarca de Taoro compareció puntual a la cita convenida con un nutrido séquito de trescientos guanches vasallos. Llegados frente afrente, Alonso de Lugo y Benitomo entablaron diálogo, valiéndose como intérprete de Guillén Castellano, quien conocía el habla indígena por haber estado  antaño cautivo. Lo que el capitán gallego-andaluz demandó, con sibilinas palabras  el régulo taorino es fácil de adivinar. En primer lugar, la amistad con los reyes de Castilla y la sumisión política a este reino, circunstancia la segunda que invalidaba virtualmente la primera. En segundo término, la conversión al cristianismo. A cambio de un vejamen y una claudicación les prometía, como recompensa, que el «rey de España...”Los tomaría y recibiría debajo de su amparo y protección y les haría muchas mercedes».

La repuesta del altivo Kebehi Benchomo fue de una mesura y dignidad sorprendentes, digna del gran caudillo que era. E lo relativo a la prometida amistad puntualizó “Que ningún hombre que no fuese provocado de otro e irritado, la había de rehusar”

En punto a religión “Que ellos que cosa era cristiandad, ni entendían esta religión, que se verían en ello y se informarían, y así con más acuerdo darían repuesta”.

Especial énfasis puso el monarca guanche en replica a  la tercera demanda, que le humillaba y hería. Rechazó de plano someterse al rey de España, no era de ese parecer porque nunca había reconocido sujeción a otro hombre, pues libre había nacido y así pensaba morir.

No habiendo posibilidad de avenencia, el caudillo guanche y el capitán de los invasores  se separaron, dedicándose durante varias jornadas a adiestrar sus fuerzas el castellano y a movilizar sus hombres el Caudillo guanche.
1493. Las Bulas alejandrinas de Partición, constituyen una de las últimas aplicaciones de una vieja y extraña teoría jurídica, elaborada explícitamente en la corte pontificia a fines del siglo XI, enunciada por primera vez en el año 1091 por el papa Urbano II (pero que quizá traza su paternidad a Gregorio VIII) y conforme a la cual todas las islas pertenecen a la especial jurisdicción de San Pedro y de sus sucesores, los pontífices romanos, quienes pueden libremente disponer de ellas”. (Weckmann, Luís. Constantino el grande y Cristóbal Colón. FCE, México, 1992. p. 24.)
1494 mayo 29. Tuvo lugar uno de los acontecimientos históricos más importantes desarrollados durante el expansionismo del entonces naciente imperio colonial castellano-aragonés (antecesores del actual reino de España), tuvo lugar en la comarca de Acentejo o Sentehun en el sitio que a partir de entonces tomó el nombre de La Matanza de Acentejo, en Chinech. (Tenerife). El lugar del Barranco de Fanfan formó parte del frente de batalla -el cual se extendía unos seis kilómetros-, las tropas invasoras mercenarias dirigidas por el destacado mercenario y traficante de esclavos al servicio de las coronas de Castilla y Aragón Alonso Fernández de Lugo vio doblada su altiva e insolente cerviz, ante el pueblo guanche al frente del cual estaba el más grande caudillo que ha tenido la Matria (patria) Canaria, el grande entre los grandes de su tiempo, Kebehi Benchomo.
La batalla de Acentejo supuso la mayor derrota sufrida por las tropas españolas en sus conquistas imperialistas, no sólo en Canarias (cuya conquista les costó casi un siglo), sino que, en las innumerables batallas sostenidas por la conquista del continente americano, las tropas españolas jamás tuvieron una pérdida de hombres como la que sufrieron en la batalla de La Matanza de Acentejo, donde los tabores guanches dirigidos por el Sigoñe (Capitán) y Achimencey de Acentejo, Chimenchia/Tinguaro, (hermano de Kebehi Benchomo), infligió al ejército invasor la mayor derrota que jamás sufrieran los ejércitos españoles en sus aventuras coloniales durante la baja Edad Media.
De las tropas invasoras españolas compuestas de más de dos mil quinientos mercenarios, solamente logró sobrevivir un grupo de unos trescientos de los que la mayoría eran isleños de las islas ya sometidas y algunos portugueses que a nado se refugiaron en una baja de la costa, y otro de unos treinta que lo hizo en una cueva. Entre los hechos recogidos por los cronistas destacan tres que merecen ser narrados, el primero, la vergonzosa huida a uñas de caballo ayudados por algunos auxiliares güimareros del capitán Alonso Fernández de Lugo y, parte de su plana mayor, quienes abandonando a su suerte lo que restaba de sus tropas y atravesando Chicayca ( La Esperanza ), ganaron la seguridad del torreón de Añazu (Santa Cruz).
El segundo, es que, llegado Benchomo al campo de batalla -quien se había quedado en los campos de La Orotava en previsión de un ataque por parte de los bandos confederados con los españoles, según algunos autores, o para cortar la retirada de los invasores si estos hubiesen decido replegarse a Tahoro según otros-, en las postrimerías de la batalla encontrando a su hermano Chimenchia sentado en una piedra, le recriminó de la siguiente manera: -¿cómo es esto hermano, mientras tus hombres se baten con el enemigo, tú estas holgando?.- A lo que respondió Chimenchia, -hermano, yo he hecho mi oficio de capitán que es conducirlos a la victoria, ahora los carniceros hagan el suyo, - dando a entender con ello que un caudillo guanche no tiene que mancharse las manos con la sangre de los vencidos si no es en defensa de su vida.
El tercero, es el que un grupo de unos 30 de soldados posiblemente informados por los isleños aliados buscaron refugio en una cueva, los cuales concluida la batalla obtuvieron la misericordia y ayuda de Benchomo quien los hizo conducir sanos y salvos al campamento español de Añazu.
Esta aptitud generosa y noble por parte del régulo tahorino se explica si, como creemos, los mercenarios se refugiaron en la Cueva Santa del Sauzal o en la necrópolis de la montaña de los guanches. Es bien conocido el respeto del pueblo guanche por los lugares Santos y el derecho de refugio que adquirían los asesino que se acogían en los lugares sacros. Hechos similares se habían registrado durante la conquista de Tamaránt (Gran Canaria), y posteriormente se repetiría en transcurso de la batalla de Eguerew ( La Laguna ).
Además está ampliamente documentado, que nuestros ancestros en sus tácticas de guerra al contrario que los invasores, no figuraba la persecución y extermino del enemigo vencido y mucho menos si huye en desbandada, por esta razón Alonso Fernández de Lugo y algunos de sus capitanes pudieron alcanzar el fuerte de Añazu, y reembarcar al día siguiente los supervivientes rumbo a Tamarant (Gran Canaria, ) transportando con ellos mediante engaños a trescientos guanches auxiliares del bando de Güímar, los cuales fueron enviados a España para ser vendidos como esclavos, manera que tuvo Lugo de agradecerles el que le salvaran la vida en la rota de Acentejo.
Las potencias imperialistas desde siempre han empleado en sus invasiones y políticas de sometimiento de los pueblos dominados un método que a pesar de los siglos continúa siendo efectivo, es el método de: DIVIDES Y VENCERÁS, método artera y efectivamente empleado por los invasores y que lamentablemente continúan empleándose aunque muchos de nosotros no sepamos o no queramos verlo.
Los invasores empleando como punta de lanza a una determinada confesión religiosa, y con sibilinas promesas que como es propio en ellos jamás cumplieron procuraron fomentar las disensiones entre menceyatos, y la de los achicaxnay contra los achimenceyes alimentado arteramente el odio entre los diferentes estamentos sociales guanches, consiguiendo con ello el apoyo para sus fines como valiosos colaboradores en ciertos sectores dominantes quienes antepusieron sus intereses de clase y mantenimiento de sus situaciones de privilegios antes que la defensa de la Matria, entregándose cobardemente ante el inmisericorde invasor.
Muchos de estos traidores fueron posteriormente desapreciados, ninguneados y humillados por los invasores, otros, consiguieron medrar en la nueva sociedad colonial impuesta y, cuyos descendientes e hederos ideológicos continúan sirviendo fielmente y con total entreguismo a los intereses españoles a cambio de que les permitan usar una corbata y les dejen caer unos cuantos euros en el bolsillo.
Estos pusilamines renegados autoerigidos mediante patrañas y engaños en supuestos defensores de los intereses de los canarios, continúan adormilando a nuestro pueblo con cantos de Sirenas y supuestos bailes de Magos.
Contento están estos leguleyos de que hayamos olvidado las justas medidas preventivas que supo aplicar en su momento el sabio Padre de la Matria Quevehi Benchomo con los traidores, ejemplarizado en los vende matrias como fue el Guadameñe de Güímar, hermano del mencey Añaterve, el cual fue apercibido por Benchomo para que cesara en sus intrigas a favor de los invasores, pero éste, confiado en la supuesta protección que los castellanos le habían prometido, continuó fomentando las luchas internas entre los sectores sociales de los menceyatos de las bandas del norte, razón por la cual Benchomo ordenó que el Guadameñe fuese ahorcado en la montaña de Tafuriaste, (donde al presente se encuentra el hotel las Águilas).
Conmatriotas, no permitamos que continúen engañándonos con espejitos y cuentas de vidrio, mientras los españoles y sus secuaces isleños saquean impunemente nuestras riquezas, mientras nos hunden cada vez más en la miseria, mientras somos desplazados de nuestros puestos de trabajo para que estos sean ocupados por españoles y otros extranjeros, no permitamos que estos vampiros continúen adormilándonos con telenovelas, Reality Show, fútbol desmesurado, carnavales y supuestos bailes de magos, mientras somos sangrados hasta la última gota. Estudios económicos científicos demuestran que en relación con el número de habitantes de nuestro país, con la riqueza generada podríamos ser la cuarta potencia económica mundial, pero el saqueo colonial nos obliga a vivir en el umbral de la pobreza, exceptuando a esa Pléyada de españolistas estómagos agradecidos que conforman la clase tapón que obstruyen las justas reivindicaciones del pueblo canario y colaboran con el colonialismo hundiéndonos cada vez más en la miseria.
1494. Noviembre 8.  Madrid. El Rey e la Reyna. Por quanto en el asiento que por nuestro mandado se tomó con Alonso de Lugo sobre la conquista de la ysla de Tenerife, que es una de las Canarias, se asentó que dentro de diez meses contados desde el día que desenbarcase en la dicha ysla la diese ganada; lo qual, por algunos justos ynpedimentos, dis que lo no a podido haser, e nuestra merced e voluntad es que la dicha conquista se continúe. Por la presente prorrogamos el dicho término de los dichos diez meses para lo susodicho por otros dies meses conplidos, contados desde el día que se fenecieren los otros dies meses primeros. De lo qual mandamos dar la presente, firmada de nuestros nombres e fecha a VIII de noviembre de XCIIII años. =Yo el Rey. =Yo la Reyna. (A. Rumeu 1975:432).

1494 Noviembre 14. Se enfrentan defensores guanches e  invasores españoles en Eguerew (La Laguna).

Creemos que la ciudad de La Laguna, la cual asienta sus cimientos en unos terrenos que fueron generosamente regados con ríos de sangre de cientos de nuestros antecesores, debe rendir  justo y merecido homenaje a quienes ofertaron el bien más preciado como es la vida, en aras de sus ideales de una Patria Libre, y que hasta la fecha han sido injustamente ninguneados por una sociedad que como la lagunera, presume de sus antecedentes presuntamente fundacionales.

Un frío y lluvioso amanecer del día catorce de noviembre del año 1494, en las inmediaciones de las faldas de la Sierra de Sejeita (San Roque), en los terrenos conocidos posteriormente como Finca del Obispado y hasta la altura de la entrada del actual Barrio Nuevo, en La Jardina, Chinech unos tabores de guerreros guanches compuestos por hombres enfermos que apenas podían sostenerse en pie debido a los estragos que en ellos -y en la población en general- estaba causando el envenenamiento de las aguas nacientes, Eres, fuentes y riachuelos,  llevado a cabo por las tropas invasoras y, que éstas denominaron como "modorra".

Estas tropas invasores, enviadas  a Alonso  de Lugo como participación en la invasión y conquista de la isla a cambio de parte de los despojos del botín de guerra por el duque de Medina Sidonia, como participación de este noble español y  mercader de esclavos.

La tropa invasora estaba compuesta por mercenarios de la Hermandad de Andalucía, conocidos como los "pardillos" debido al capote corto de color pardo con que estaban uniformados, eran hombres cuyo oficio era la guerra, gentes carentes de ningún tipo de escrúpulos, sin más Dios que la muerte y la paga que por matar recibían, a éstos se unía las fuerzas de los asesinos y ladrones convictos indultados por los reyes católicos a condición de que sirviesen en la invasión y conquista de Tenerife a su costa durante seis meses, más los auxiliares isleños de otras islas reclutados casi todos ellos a cambio de ser liberados de la esclavitud. Como se puede ver, no eran simples aventureros bisoños los que vinieron a la conquista tras el señuelo de unos repartos de tierras, como nos lo han venido presentando la historiografía oficial por el contrario, eran tropas aguerridas y veteranas de las luchas sostenidas en las españas y en Italia.

Ello explica la enorme cantidad de crímenes, violaciones y cruentas tropelías sin cuento cometidas por estos mercenarios, aun después de dada por sometidas las isla, hasta que éstas fueron reembarcadas para España en 1497, según consta  documentalmente de los archivos notariales de Sevilla de la liquidación  de los sueldos de ese grupo expedicionario.

A esta caterva de mercenarios fue  a la que tuvieron que enfrentarse las tropas de Benchomo y sus aliados, tropas enfermas, presa de las fiebres producidas por el  envenenamiento de las aguas de fuentes, nacientes y eres, por parte de los "pardillos", quienes ya habían practicado con éxito este sistema de “guerra química" en las luchas de Granada. Curiosamente, esta epidemia de "modorra' no afectó a los denominados bandos de paces, sirviendo éstos incluso  de refugio a los soldados españoles con Lugo al frente quienes huían de la pestilencia como fue el caso del Menceyato de Güímar. Los cronistas recogen que los muertos guanches en la batalla de Aguere fueron miles; no es verdad, los guanche no cayeron bajo las armas de los temibles invasores, caían muertos antes de trabar combate víctimas de la "epidemia", y aún así, estuvieron a punto en varias ocasiones de obtener la victoria, esto nos demuestra el indomable espíritu que animaba a nuestros antepasados al preferir autoinmolarse en un suicidio ritual colectivo ante el enemigo que perder la patria y la libertad sin prestar batalla al invasor, no en vano los tabores acudieron a la lucha vestidos con sus vestidos mortuorios. Algún cronista dejo recogido que, “los guanches se presentaron a la batalla con las ropas de mortaja puestas”

Son los propios cronistas españoles quienes afirman que los guanches caían en la lucha a montones sin darles resuello.

Los hechos acaecidos en las laderas de Sejeita corresponden a las grandes epopeyas protagonizadas por los pueblos en lucha por su libertad e independencia. Sucesos menos significados que los que tuvieron lugar durante el desarrollo de la batalla de Eguerew han sido magnificados por historiadores, poetas y políticos, en cambio, los de esta y otras heroicas luchas sostenidas en nuestro país, han merecido siempre el silencio del mundillo intelectual dependiente canario, como si este ignorar los grandes acontecimientos protagonizados por nuestro pueblo obedeciese a consignas emanadas de determinados poderes fácticos, soslayando o ninguneando  acontecimientos que, para bien o para mal, han conformado la historia de nuestro pueblo. Gestas heroicas que a no dudar de haber sucedido en tiempos de Homeero, hoy serían cantadas y celebradas por toda la humanidad.

1495 Febrero 28. Madrid (f. 49). Orden al bachiller Fajardo, gobernador de Gran Canaria, para que informe al Consejo sobre la demanda presentada por la canaria Francisca de La Palma, vecina de la isla de igual nombre, que por mandato de Francisco Maldonado, pesquisidor de Gran Canaria, asentó paces con dos bandos de La Palma, que se sometieron y colaboraron en la conquista de dicha isla con Alonso de Lugo, quien acabada ésta vendió sus rehenes y obtuvo, alegando una ficticia sublevación, merced real para esclavizarlos, apoderándose además de sus ganados y prendiendo ala dicha Francisca de La Palma, para evitar que fuera a quejarse al rey. Don Alvaro. Alcocer. Chanciller. Malpartida. Oropesa. Mármol. (E. Aznar; 1981)

1496 Noviembre 21. Burgos. Carta de comisión para que se resolviese por arbitraje las diferencias surgidas entre Alonso de Lugo y los socios armadores el reparto del botín de la invasión y conquista de Chinech (Tenerife.) Eran designados árbitros Andres de  Odón y Francisco Riberol.

 [Al margen:] Alonso de Lugo y Francisco Palomar y otros.

Comisión sobre las diferencias de invasión y conquista de Tenerife.

Don Fernando e doña Ysabel por la gracia de Dios, etc. A vos Andrea de Hodón, arcediano de Reyna, e Francisco de Ryberol, mercader genobés, amos a dos juntamente, e no al uno syn el otro, salud e gracia. Sepades que Alonso de Lugo, nuestro goyernador de las yslas de Tenerife e La Palma, e Francisco Palomar e Mateo Viña e Guillermo de Blanco e Nicolao Angelate, mercaderes, nos hizieron relación que los dichos mercaderes hizieron ciertos asyentos e capitulaciones sobre la conquista de la dicha ysla de Tenerife, de quel dicho Alonso de Lugo tova cargo, e cierta forma e conciertas condiciones contenydas en los dichos asyentos e capitulaciones; e que as y sobre las cosas que se hizieron en la dicha conquista como en los esclabos e ganados e otras cosas que en ella se adquirieron e tomaron, ay e se esperan aver muchas dyferencias e de- bates entre ellos para la aberyguación de lo sobre dicho, e que para averiguar e terminar entre ellos todas las dichas dyferencias e debates e quentas, por víade justcia e de concordya, ellos heran concertados de tomar por juezes a vos los dichos Andrea de Hodón, arcedyano de Reyna, e Francisco de Ryberol; e que en cosa de vosotros fuésedes discordes, e que podyésedes tomar por tercero a la persona que bosotros nonbrásedes, para que lo que uno de vosotros junta con el dicho tercero determinásedes a lo que pasase por determinación, e que de la sentencia o sentencias que por vosotros, o, seyendo dyscordes, por el uno de vosotros juntamente con el dicho tercero, fuesen dadas e pronunciadas en las dichas diferencias e debates, heran concertados e que no pudiesen aver ni hobiesen apelación ni suplicación ni otro remedio alguno hordinario ni estrahordinario; e que para que oviese más conplido hefeto lo que vos los dichos juezes determynásedes, o el uno de vosotros con el dicho tercero, e que los mandásemos dar nuestra carta de comysyón, por virtud de la qual pudiésedes concer e determinar lo sobre dicho, según dicho es, o corno la nuestra merced fuese. E nos, de consentymiento de las dichas partes e a suplicación, tovímoslo por [bien] , e confyando de vosotros que soys tales que guardaréysel derecho de las partes e acordamos de vos cometer lo sobre dicho: por que vos mandamos que fagáys parescer ante vosotros los dichos Alonso de Lugo e Francisco Palomares e Mateo Viña e Guillermo de Blanco e Nicolao Angelate,e veáys las escrituras de conciertos e asyentos que entre ellos pasaron sobre lo que toca a la dicha conquista de la dicha ysla de Tenerife, e en las otras escrituras e provanças e otras escrituras ante vosotros por ellos serán allegadas, evistas, averigüéys e determinéys por vía de justicia o de concordia, como a vosotros vien visto fuere, las dichas diferencias, debates e cuentas que entre los sobre dichos ay, por vuestra sentencia o sentencias asy ynterlocutorias como difinitibas, las qua!es podades llegar a devida execución con efetto, quanto e como con derecho debades; e mandamos a las dichas partes e a las otras personas de quien entendemos ser ynformados cerca de lo sobre dicho, que vengan e parescan ante vosotros a vuestros llamamientos e enplazamientos, en los plazos e so las penas que les pusiéredes o enbiardes poner de nuestra parte, las quales nos por la presente les ponemos e avemos por puestas e vos damospoder conplido para lo esecutar en las personas e vienes dellos que en ellas yncurrieran. Para lo qual todo vos damos poder conplido con sus yncidencias e dependencias, anexidades e conexidades; e s y vos los dichos Andrea de Hodón, arcediano, e Francisco de Ryberol no fuéredes concordes, en la ss determinacion de lo sobre dicho, mandamos a la persona que bosotros nonbráredes e separedes, que se junte con vosotros para ello por tercero, e que lo que el unode vosotros determinare en lo sobre dicho juntamente, aquello pase e goardepor las dichas partes; e queremos e mandamos que de lo que por vosotros losdichos Andrea de Hodón, arcediano, e Francisco de Riberol fuere determinado cerca de lo que dicho es, o por el uno de vosotros juntamente con el dicho tercero, non aya apelación ni suplicac;ión ni otro remedio alguno hordinario niestrahordinario; para lo qual vos damos poder conplido con sus yncidencias e dependencias, anexidades e conexidades. E non fagades ende al, etc. Dada en la cibdad de Burgos, a veynte un días del mes de noviembre de XCVI años. =Don Alvaro. = Iohanes, episcopus asturicensis. = Iohanes, dottor. = Andrea,dottor.=Filipus, dottor.=Petrus, dottor.=Yo Alonso del Mármol, etc. (En: A. Rumeu 1975:455)









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