ANTECEDENTES HISTÓRICOS DE LA INVASIÓN Y OCUPACIÓN DEL
ARCHIPIÉLAGO CANARIO POR LOS EJÉCITOS ESPAÑOLES A PARTIR DE 1402.
Guayre Adarguma Anez Ram n Yghasen.
1493 Febrero 28.
Barcelona (f. 28). Incitativa al conde de Cifuentes don Juan de Silva, alférez
mayor, miembro del Consejo y asistente de Sevilla, para que entienda en la
petición de Alonso de Lugo sobre los quintos de esclavos y otras cosas de La Palma concedidos por el rey
para la conquista de dicha isla, ya que teme que el Almirante mayor de la Mar le exija la mitad que le
corresponde por merced real, cuando los envíe a vender a dicha ciudad y otros
puertos de Andalucía, y para que informe si dicho almirante había percibido la
mitad de los quintos obtenidos durante la conquista de Gran Canaria y con qué
títulos, para poder resolver en justicia. Mientras dure dicha información, se
ha de registrar ante el escribano que nombre dicho asistente, las presas
hechas, por las que ha de dar fianzas Alonso de Lugo, a quien no podrá reclamarse
la mitad de tales quintos hasta la resolución real. El Rey y la Reina. Parra. Don
Alvaro. Don Juan de Castilla. Alcocer. Chanciller. Oropesa. (E.Aznar; 1981)
1493 Diciembre 28.
Zaragoza (f. 51). Orden a Iñigo de Artieta, capitán general de la armada, para
que lleve a Tenerife, antes de mediados del mes de marzo de 1494, 1.500 peones
y 100 jinetes de estos reinos y 400 peones y 60 jinetes de las islas de
Canarias que ya están pobladas por cristianos, así como 1.000 cahices de trigo
y harina, 300 cahices de cebada, 2.000 quintales de bizcocho, artillería,
herramientas, bestias y demas mantenimientos, de acuerdo con el asiento hecho
con Alonso de Lugo, gobernador de La
Palma, sobre la conquista de Tenerife, ordenándole que no
lleve derecho alguno por dicho transporte e impidiéndole sacar parte de las
tropas, una vez desembarcadas éstas en Tenerife. El Rey y la Reina. Alvarez de
Toledo. Señalada: Comendador Mayor. Chacón. Ulloa. Conforme a lo capitulado,
Rodeericus. (E.Aznar; 1981)
. Valladolid
(f. 18). Merced a Alonso Fernández de Lugo, vecino de Sevilla, en concepto de
pago para la conquista de la isla de La Palma, de los quintos que a la Corona pertenecen de
cautivos, ganados y bienes de los canarios. El Rey y la
Reina. Alvarez de Toledo. Acordada. Don Alvaro. Johannes. Antón. Franciscus licenciatus. Castillo. (E.Aznar;
1981)
1494.
Benahuare (La Palma) Francisca de Gazmira (Francisca
palmense, S. XV y XVI). Las promesas realizadas por el futuro Adelantado
Alonso de Lugo a los hawaras (palmeros)
que hubiesen ayudado en la conquista, asegurándoles vida y haciendas, son rotas
sistemáticamente por la parte invasora, que llevada de su codicia requisa
ganados y esclaviza, empleando como excusa falsas rebeldías, a numerosas
personas de los bandos de paces. La actividad de Francisca de Gazmira está
documentada a partir de 1494, denunciando ante la Corte los abusos de que era
objeto la población hawara. Entre los hechos denunciados destaca la selección
entre los distintos bandos de 25 muchachos de ambos sexos para enviar como
rehenes a los Reyes católicos y más tarde vendidos como esclavos; grupo al que
seguiría, cinco meses más tarde, otro compuesto por más de cien personas que
sigue idéntico fin, sin mencionar los constantes robos de ganados de que son
objeto estos bandos. Los Reyes castellano-Aragonés se hacen eco de las
denuncias planteadas por Francisca de Gazmira e inician una serie de pesquisas
que conducen en 1500 a
la localización y liberación de un grupo de esclavos en Jerez de la Frontera, compuesto por
canarios, gomeros, guanches y, entre ellos, algunos palmeros del bando de
Gazmira.
1494. Antes del primer
desembarco en regla de las tropas
invasoras en Añazu, Lugo costeó la isla Chinech con el propósito de hacer una
nueva razzia, la que efectivamente llevó a cabo por la parte norte,
(posiblemente por el mismo lugar de Icoden (Icod) donde había desembarcado en
1479) consiguiendo un botín de 300 esclavos y 20.000 cabezas de ganado; los
esclavos fueron inmediatamente enviados a la Gomera y desde allí a los mercados esclavistas de
Sevilla y Valencia. En cuanto al ganado lo destinaron para el consumo del
ejército invasor. El historiador don Antonio Rumeu de Armas pone en duda el
numero de cabezas de ganado capturado por parecerle excesivo, nosotros creemos
que la cifra mencionada, puede adaptarse a la realidad, teniendo en cuenta que
en una isla más pequeña que Chinech (Tenerife) como es la Gomera la señora de la
misma doña Inés Peraza, es demandada por el obispo de Canaria y Rubicón, fray
Miguel López de la Serna,
quien en 24 de marzo de 1490 reclama a doña Inés 40.000 cabezas de ganado
cabrío, alegando que los compró de los expolios del anterior obispo don Juan de
Frías.
1494. Francisco Palomar mercader genovés y
“vecino de la ciudad de Valencia”, que se encontraba en Gran Canaria, amigo y
socio del mercenario Alonso Fernández de Lugo, al que compró 87 esclavos
guanches capturados en Güimar, y que serían vendidos luego en la referida
ciudad del levante español. Este Francisco Palomar o Palomares, se hizo con propiedades
en la Isla. En
ese mismo año 1494 compraría al señalado Fernández de Lugo, en unas condiciones
muy ventajosas, el ingenio azucarero y tierras aledañas que éste poseía en
Agaete, propiedades de las que tuvo que desprenderse para hacer frente a los gastos
de la inavasión y conquista de Tenerife.
1494 Mayo. Una flota
al mando del invasor y esclavista
Alonso de Lugo zarpa desde
Tamaránt (Gran Canaria) con destino a Chinech (Tenerife). Quince embarcaciones
transportaban a un gran ejército al que acompañaba un grupo de guerreros de
Tamaránt, capitaneados por Maninidra.
1494 Mayo 2. El
invasor esclavista, Alonso Fernández de
Lugo, al desembarcar por Añazu (Santa Cruz), hizo una torre para defensa de sus
tropas mercenarias. Si bien los cronistas callan dónde se levantó, no por eso
es difícil fijar su emplazamiento, ya que es conocido el paraje por donde
entraron las fuerzas de Lugo; y siendo el objeto del torreón amparar a los
mercenarios, hemos de sospechar que estaba junto al campamento, o sea en los alrededores
de la plaza de San Telmo, pues allí acampó el ejército castellano. El torreón
de Añazu persistió hasta que la población europea de Añazu (Santa Cruz) comenzó
a formarse en la orilla izquierda del barranco de Araguigo (Santos,) después de
la erección de la iglesia del templo de la secta católica de la Concepción.
1494 Mayo. Encuentro
en La Jardina
(Gracia) entre el gran Kebehi Benchomo y el capitán de los mercenarios Alonso de Lugo. Las tropas españolas invasoras
acamparon en las proximidades de Gracia, que fue así escenario del singular
encuentro. El fraile Espinosa recoge con puntualidad las incidencias del mismo.
El monarca de Taoro compareció puntual a la cita convenida
con un nutrido séquito de trescientos guanches vasallos. Llegados frente
afrente, Alonso de Lugo y Benitomo entablaron diálogo, valiéndose como
intérprete de Guillén Castellano, quien conocía el habla indígena por haber
estado antaño cautivo. Lo que el capitán
gallego-andaluz demandó, con sibilinas palabras
el régulo taorino es fácil de adivinar. En primer lugar, la amistad con
los reyes de Castilla y la sumisión política a este reino, circunstancia la
segunda que invalidaba virtualmente la primera. En segundo término, la
conversión al cristianismo. A cambio de un vejamen y una claudicación les
prometía, como recompensa, que el «rey de España...”Los tomaría y recibiría
debajo de su amparo y protección y les haría muchas mercedes».
La repuesta del altivo Kebehi Benchomo fue de una mesura y
dignidad sorprendentes, digna del gran caudillo que era. E lo relativo a la
prometida amistad puntualizó “Que ningún hombre que no fuese provocado de otro
e irritado, la había de rehusar”
En punto a religión “Que ellos que cosa era cristiandad,
ni entendían esta religión, que se verían en ello y se informarían, y así con
más acuerdo darían repuesta”.
Especial
énfasis puso el monarca guanche en replica a
la tercera demanda, que le humillaba y hería. Rechazó de plano someterse
al rey de España, no era de ese parecer
porque nunca había reconocido sujeción a otro hombre, pues libre había nacido y
así pensaba morir.
No habiendo
posibilidad de avenencia, el caudillo guanche y el capitán de los
invasores se separaron, dedicándose
durante varias jornadas a adiestrar sus fuerzas el castellano y a movilizar sus
hombres el Caudillo guanche.
1493. Las Bulas alejandrinas de
Partición, constituyen una de las últimas aplicaciones de una vieja y extraña
teoría jurídica, elaborada explícitamente en la corte pontificia a fines del
siglo XI, enunciada por primera vez en el año 1091 por el papa Urbano II (pero
que quizá traza su paternidad a Gregorio VIII) y conforme a la cual todas las islas pertenecen a la especial
jurisdicción de San Pedro y de sus sucesores, los pontífices romanos, quienes
pueden libremente disponer de ellas”. (Weckmann, Luís. Constantino el grande y Cristóbal Colón. FCE, México, 1992. p. 24.)
1494 mayo
29. Tuvo lugar uno de los acontecimientos históricos más importantes
desarrollados durante el expansionismo del entonces naciente imperio colonial
castellano-aragonés (antecesores del actual reino de España), tuvo lugar en la
comarca de Acentejo o Sentehun en el sitio que a partir de entonces tomó el
nombre de La Matanza
de Acentejo, en Chinech. (Tenerife). El lugar del Barranco de Fanfan formó
parte del frente de batalla -el cual se extendía unos seis kilómetros-, las
tropas invasoras mercenarias dirigidas por el destacado mercenario y traficante
de esclavos al servicio de las coronas de Castilla y Aragón Alonso Fernández de
Lugo vio doblada su altiva e insolente cerviz, ante el pueblo guanche al frente
del cual estaba el más grande caudillo que ha tenido la Matria (patria) Canaria, el
grande entre los grandes de su tiempo, Kebehi Benchomo.
La batalla de Acentejo supuso la mayor derrota
sufrida por las tropas españolas en sus conquistas imperialistas, no sólo en
Canarias (cuya conquista les costó casi un siglo), sino que, en las
innumerables batallas sostenidas por la conquista del continente americano, las
tropas españolas jamás tuvieron una pérdida de hombres como la que sufrieron en
la batalla de La Matanza
de Acentejo, donde los tabores guanches dirigidos por el Sigoñe (Capitán) y
Achimencey de Acentejo, Chimenchia/Tinguaro, (hermano de Kebehi Benchomo),
infligió al ejército invasor la mayor derrota que jamás sufrieran los ejércitos
españoles en sus aventuras coloniales durante la baja Edad Media.
De las tropas invasoras españolas compuestas de
más de dos mil quinientos mercenarios, solamente logró sobrevivir un grupo de
unos trescientos de los que la mayoría eran isleños de las islas ya sometidas y
algunos portugueses que a nado se refugiaron en una baja de la costa, y otro de
unos treinta que lo hizo en una cueva. Entre los hechos recogidos por los
cronistas destacan tres que merecen ser narrados, el primero, la vergonzosa
huida a uñas de caballo ayudados por algunos auxiliares güimareros del capitán
Alonso Fernández de Lugo y, parte de su plana mayor, quienes abandonando a su
suerte lo que restaba de sus tropas y atravesando Chicayca ( La Esperanza ), ganaron la
seguridad del torreón de Añazu (Santa Cruz).
El segundo, es que, llegado Benchomo al campo de
batalla -quien se había quedado en los campos de La Orotava en previsión de un
ataque por parte de los bandos confederados con los españoles, según algunos
autores, o para cortar la retirada de los invasores si estos hubiesen decido
replegarse a Tahoro según otros-, en las postrimerías de la batalla encontrando
a su hermano Chimenchia sentado en una piedra, le recriminó de la siguiente
manera: -¿cómo es esto hermano, mientras tus hombres se baten con el enemigo,
tú estas holgando?.- A lo que respondió Chimenchia, -hermano, yo he hecho mi
oficio de capitán que es conducirlos a la victoria, ahora los carniceros hagan
el suyo, - dando a entender con ello que un caudillo guanche no tiene que
mancharse las manos con la sangre de los vencidos si no es en defensa de su
vida.
El tercero, es el que un grupo de unos 30 de
soldados posiblemente informados por los isleños aliados buscaron refugio en
una cueva, los cuales concluida la batalla obtuvieron la misericordia y ayuda
de Benchomo quien los hizo conducir sanos y salvos al campamento español de
Añazu.
Esta aptitud generosa y noble por parte del
régulo tahorino se explica si, como creemos, los mercenarios se refugiaron en la Cueva Santa del Sauzal
o en la necrópolis de la montaña de los guanches. Es bien conocido el respeto
del pueblo guanche por los lugares Santos y el derecho de refugio que adquirían
los asesino que se acogían en los lugares sacros. Hechos similares se habían
registrado durante la conquista de Tamaránt (Gran Canaria), y posteriormente se
repetiría en transcurso de la batalla de Eguerew ( La Laguna ).
Además está ampliamente documentado, que nuestros
ancestros en sus tácticas de guerra al contrario que los invasores, no figuraba
la persecución y extermino del enemigo vencido y mucho menos si huye en
desbandada, por esta razón Alonso Fernández de Lugo y algunos de sus capitanes
pudieron alcanzar el fuerte de Añazu, y reembarcar al día siguiente los
supervivientes rumbo a Tamarant (Gran Canaria, ) transportando con ellos
mediante engaños a trescientos guanches auxiliares del bando de Güímar, los
cuales fueron enviados a España para ser vendidos como esclavos, manera que
tuvo Lugo de agradecerles el que le salvaran la vida en la rota de Acentejo.
Las potencias imperialistas desde siempre han
empleado en sus invasiones y políticas de sometimiento de los pueblos dominados
un método que a pesar de los siglos continúa siendo efectivo, es el método de:
DIVIDES Y VENCERÁS, método artera y efectivamente empleado por los invasores y
que lamentablemente continúan empleándose aunque muchos de nosotros no sepamos
o no queramos verlo.
Los invasores empleando como punta de lanza a una
determinada confesión religiosa, y con sibilinas promesas que como es propio en
ellos jamás cumplieron procuraron fomentar las disensiones entre menceyatos, y
la de los achicaxnay contra los achimenceyes alimentado arteramente el odio
entre los diferentes estamentos sociales guanches, consiguiendo con ello el
apoyo para sus fines como valiosos colaboradores en ciertos sectores dominantes
quienes antepusieron sus intereses de clase y mantenimiento de sus situaciones
de privilegios antes que la defensa de la Matria, entregándose cobardemente ante el
inmisericorde invasor.
Muchos de estos traidores fueron posteriormente
desapreciados, ninguneados y humillados por los invasores, otros, consiguieron
medrar en la nueva sociedad colonial impuesta y, cuyos descendientes e hederos
ideológicos continúan sirviendo fielmente y con total entreguismo a los
intereses españoles a cambio de que les permitan usar una corbata y les dejen
caer unos cuantos euros en el bolsillo.
Estos pusilamines renegados autoerigidos mediante
patrañas y engaños en supuestos defensores de los intereses de los canarios,
continúan adormilando a nuestro pueblo con cantos de Sirenas y supuestos bailes
de Magos.
Contento están estos leguleyos de que hayamos
olvidado las justas medidas preventivas que supo aplicar en su momento el sabio
Padre de la Matria
Quevehi Benchomo con los traidores, ejemplarizado en los
vende matrias como fue el Guadameñe de Güímar, hermano del mencey Añaterve, el
cual fue apercibido por Benchomo para que cesara en sus intrigas a favor de los
invasores, pero éste, confiado en la supuesta protección que los castellanos le
habían prometido, continuó fomentando las luchas internas entre los sectores
sociales de los menceyatos de las bandas del norte, razón por la cual Benchomo
ordenó que el Guadameñe fuese ahorcado en la montaña de Tafuriaste, (donde al
presente se encuentra el hotel las Águilas).
Conmatriotas, no permitamos que continúen
engañándonos con espejitos y cuentas de vidrio, mientras los españoles y sus
secuaces isleños saquean impunemente nuestras riquezas, mientras nos hunden
cada vez más en la miseria, mientras somos desplazados de nuestros puestos de
trabajo para que estos sean ocupados por españoles y otros extranjeros, no
permitamos que estos vampiros continúen adormilándonos con telenovelas, Reality
Show, fútbol desmesurado, carnavales y supuestos bailes de magos, mientras
somos sangrados hasta la última gota. Estudios económicos científicos
demuestran que en relación con el número de habitantes de nuestro país, con la
riqueza generada podríamos ser la cuarta potencia económica mundial, pero el
saqueo colonial nos obliga a vivir en el umbral de la pobreza, exceptuando a
esa Pléyada de españolistas estómagos agradecidos que conforman la clase tapón
que obstruyen las justas reivindicaciones del pueblo canario y colaboran con el
colonialismo hundiéndonos cada vez más en la miseria.
1494. Noviembre 8. Madrid. El Rey e la Reyna. Por quanto en el
asiento que por nuestro mandado se tomó con Alonso de Lugo sobre la conquista
de la ysla de Tenerife, que es una de las Canarias, se asentó que dentro de
diez meses contados desde el día que desenbarcase en la dicha ysla la diese
ganada; lo qual, por algunos justos ynpedimentos, dis que lo no a podido haser,
e nuestra merced e voluntad es que la dicha conquista se continúe. Por la
presente prorrogamos el dicho término de los dichos diez meses para lo
susodicho por otros dies meses conplidos, contados desde el día que se
fenecieren los otros dies meses primeros. De lo qual mandamos dar la presente,
firmada de nuestros nombres e fecha a VIII de noviembre de XCIIII años. =Yo el
Rey. =Yo la Reyna.
(A. Rumeu 1975:432).
1494 Noviembre 14. Se enfrentan defensores guanches
e invasores españoles en Eguerew (La Laguna).
Creemos que la
ciudad de La Laguna,
la cual asienta sus cimientos en unos terrenos que fueron generosamente regados
con ríos de sangre de cientos de nuestros antecesores, debe rendir justo y merecido homenaje a quienes ofertaron
el bien más preciado como es la vida, en aras de sus ideales de una Patria
Libre, y que hasta la fecha han sido injustamente ninguneados por una sociedad
que como la lagunera, presume de sus antecedentes presuntamente fundacionales.
Un frío y
lluvioso amanecer del día catorce de noviembre del año 1494, en las
inmediaciones de las faldas de la
Sierra de Sejeita (San Roque), en los terrenos conocidos
posteriormente como Finca del Obispado y hasta la altura de la entrada del
actual Barrio Nuevo, en La
Jardina, Chinech unos tabores de guerreros guanches
compuestos por hombres enfermos que apenas podían sostenerse en pie debido a
los estragos que en ellos -y en la población en general- estaba causando el
envenenamiento de las aguas nacientes, Eres, fuentes y riachuelos, llevado a cabo por las tropas invasoras y,
que éstas denominaron como "modorra".
Estas tropas
invasores, enviadas a Alonso de Lugo como participación en la invasión y
conquista de la isla a cambio de parte de los despojos del botín de guerra por
el duque de Medina Sidonia, como participación de este noble español y mercader de esclavos.
La tropa
invasora estaba compuesta por mercenarios de la Hermandad de Andalucía,
conocidos como los "pardillos" debido al capote corto de color pardo
con que estaban uniformados, eran hombres cuyo oficio era la guerra, gentes
carentes de ningún tipo de escrúpulos, sin más Dios que la muerte y la paga que
por matar recibían, a éstos se unía las fuerzas de los asesinos y ladrones
convictos indultados por los reyes católicos a condición de que sirviesen en la
invasión y conquista de Tenerife a su costa durante seis meses, más los
auxiliares isleños de otras islas reclutados casi todos ellos a cambio de ser
liberados de la esclavitud. Como se puede ver, no eran simples aventureros
bisoños los que vinieron a la conquista tras el señuelo de unos repartos de
tierras, como nos lo han venido presentando la historiografía oficial por el
contrario, eran tropas aguerridas y veteranas de las luchas sostenidas en las
españas y en Italia.
Ello explica
la enorme cantidad de crímenes, violaciones y cruentas tropelías sin cuento
cometidas por estos mercenarios, aun después de dada por sometidas las isla,
hasta que éstas fueron reembarcadas para España en 1497, según consta documentalmente de los archivos notariales de
Sevilla de la liquidación de los sueldos
de ese grupo expedicionario.
A esta caterva
de mercenarios fue a la que tuvieron que
enfrentarse las tropas de Benchomo y sus aliados, tropas enfermas, presa de las
fiebres producidas por el envenenamiento
de las aguas de fuentes, nacientes y eres, por parte de los
"pardillos", quienes ya habían practicado con éxito este sistema de
“guerra química" en las luchas de Granada. Curiosamente, esta epidemia de
"modorra' no afectó a los denominados bandos de paces, sirviendo éstos
incluso de refugio a los soldados
españoles con Lugo al frente quienes huían de la pestilencia como fue el caso
del Menceyato de Güímar. Los cronistas recogen que los muertos guanches en la
batalla de Aguere fueron miles; no es verdad, los guanche no cayeron bajo las armas
de los temibles invasores, caían muertos antes de trabar combate víctimas de la
"epidemia", y aún así, estuvieron a punto en varias ocasiones de
obtener la victoria, esto nos demuestra el indomable espíritu que animaba a
nuestros antepasados al preferir autoinmolarse en un suicidio ritual colectivo
ante el enemigo que perder la patria y la libertad sin prestar batalla al
invasor, no en vano los tabores acudieron a la lucha vestidos con sus vestidos
mortuorios. Algún cronista dejo recogido que, “los guanches se presentaron a la
batalla con las ropas de mortaja puestas”
Son los
propios cronistas españoles quienes afirman que los guanches caían en la lucha
a montones sin darles resuello.
Los hechos
acaecidos en las laderas de Sejeita corresponden a las grandes epopeyas
protagonizadas por los pueblos en lucha por su libertad e independencia.
Sucesos menos significados que los que tuvieron lugar durante el desarrollo de
la batalla de Eguerew han sido magnificados por historiadores, poetas y
políticos, en cambio, los de esta y otras heroicas luchas sostenidas en nuestro
país, han merecido siempre el silencio del mundillo intelectual dependiente
canario, como si este ignorar los grandes acontecimientos protagonizados por
nuestro pueblo obedeciese a consignas emanadas de determinados poderes
fácticos, soslayando o ninguneando
acontecimientos que, para bien o para mal, han conformado la historia de
nuestro pueblo. Gestas heroicas que a no dudar de haber sucedido en tiempos de
Homeero, hoy serían cantadas y celebradas por toda la humanidad.
1495 Febrero 28.
Madrid (f. 49). Orden al bachiller Fajardo, gobernador de Gran Canaria, para
que informe al Consejo sobre la demanda presentada por la canaria Francisca de La Palma, vecina de la isla de
igual nombre, que por mandato de Francisco Maldonado, pesquisidor de Gran
Canaria, asentó paces con dos bandos de La Palma, que se sometieron y colaboraron en la
conquista de dicha isla con Alonso de Lugo, quien acabada ésta vendió sus
rehenes y obtuvo, alegando una ficticia sublevación, merced real para
esclavizarlos, apoderándose además de sus ganados y prendiendo ala dicha
Francisca de La Palma,
para evitar que fuera a quejarse al rey. Don Alvaro. Alcocer. Chanciller.
Malpartida. Oropesa. Mármol. (E. Aznar; 1981)
1496 Noviembre 21. Burgos.
Carta de comisión para que se resolviese por arbitraje las diferencias surgidas
entre Alonso de Lugo y los socios armadores el reparto del botín de la invasión
y conquista de Chinech (Tenerife.) Eran designados árbitros Andres de Odón y Francisco Riberol.
[Al margen:] Alonso de Lugo y Francisco
Palomar y otros.
Comisión sobre las diferencias de
invasión y conquista de Tenerife.
Don Fernando e doña Ysabel por la gracia de Dios, etc. A
vos Andrea de Hodón, arcediano de Reyna, e Francisco de Ryberol, mercader
genobés, amos a dos juntamente, e no al uno syn el otro, salud e gracia.
Sepades que Alonso de Lugo, nuestro goyernador de las yslas de Tenerife e La Palma, e Francisco Palomar e
Mateo Viña e Guillermo de Blanco e Nicolao Angelate, mercaderes, nos hizieron
relación que los dichos mercaderes hizieron ciertos asyentos e capitulaciones
sobre la conquista de la dicha ysla de Tenerife, de quel dicho Alonso de Lugo
tova cargo, e cierta forma e conciertas condiciones contenydas en los dichos asyentos
e capitulaciones; e que as y sobre las cosas que se hizieron en la dicha
conquista como en los esclabos e ganados e otras cosas que en ella se
adquirieron e tomaron, ay e se esperan aver muchas dyferencias e de- bates
entre ellos para la aberyguación de lo sobre dicho, e que para averiguar e
terminar entre ellos todas las dichas dyferencias e debates e quentas, por
víade justcia e de concordya, ellos heran concertados de tomar por juezes a vos
los dichos Andrea de Hodón, arcedyano de Reyna, e Francisco de Ryberol; e que
en cosa de vosotros fuésedes discordes, e que podyésedes tomar por tercero a la
persona que bosotros nonbrásedes, para que lo que uno de vosotros junta con el
dicho tercero determinásedes a lo que pasase por determinación, e que de la
sentencia o sentencias que por vosotros, o, seyendo dyscordes, por el uno de
vosotros juntamente con el dicho tercero, fuesen dadas e pronunciadas en las
dichas diferencias e debates, heran concertados e que no pudiesen aver ni
hobiesen apelación ni suplicación ni otro remedio alguno hordinario ni
estrahordinario; e que para que oviese más conplido hefeto lo que vos los
dichos juezes determynásedes, o el uno de vosotros con el dicho tercero, e que
los mandásemos dar nuestra carta de comysyón, por virtud de la qual pudiésedes
concer e determinar lo sobre dicho, según dicho es, o corno la nuestra merced
fuese. E nos, de consentymiento de las dichas partes e a suplicación, tovímoslo
por [bien] , e confyando de vosotros que soys tales que guardaréysel derecho de
las partes e acordamos de vos cometer lo sobre dicho: por que vos mandamos que
fagáys parescer ante vosotros los dichos Alonso de Lugo e Francisco Palomares e
Mateo Viña e Guillermo de Blanco e Nicolao Angelate,e veáys las escrituras de
conciertos e asyentos que entre ellos pasaron sobre lo que toca a la dicha
conquista de la dicha ysla de Tenerife, e en las otras escrituras e provanças e
otras escrituras ante vosotros por ellos serán allegadas, evistas, averigüéys e
determinéys por vía de justicia o de concordia, como a vosotros vien visto
fuere, las dichas diferencias, debates e cuentas que entre los sobre dichos ay,
por vuestra sentencia o sentencias asy ynterlocutorias como difinitibas, las
qua!es podades llegar a devida execución con efetto, quanto e como con derecho
debades; e mandamos a las dichas partes e a las otras personas de quien
entendemos ser ynformados cerca de lo sobre dicho, que vengan e parescan ante
vosotros a vuestros llamamientos e enplazamientos, en los plazos e so las penas
que les pusiéredes o enbiardes poner de nuestra parte, las quales nos por la
presente les ponemos e avemos por puestas e vos damospoder conplido para lo
esecutar en las personas e vienes dellos que en ellas yncurrieran. Para lo qual
todo vos damos poder conplido con sus yncidencias e dependencias, anexidades e
conexidades; e s y vos los dichos Andrea de Hodón, arcediano, e Francisco de
Ryberol no fuéredes concordes, en la ss determinacion de lo sobre dicho,
mandamos a la persona que bosotros nonbráredes e separedes, que se junte con
vosotros para ello por tercero, e que lo que el unode vosotros determinare en
lo sobre dicho juntamente, aquello pase e goardepor las dichas partes; e
queremos e mandamos que de lo que por vosotros losdichos Andrea de Hodón,
arcediano, e Francisco de Riberol fuere determinado cerca de lo que dicho es, o
por el uno de vosotros juntamente con el dicho tercero, non aya apelación ni
suplicac;ión ni otro remedio alguno hordinario niestrahordinario; para lo qual
vos damos poder conplido con sus yncidencias e dependencias, anexidades e
conexidades. E non fagades ende al, etc. Dada en la cibdad de Burgos, a veynte
un días del mes de noviembre de XCVI años. =Don Alvaro. = Iohanes, episcopus
asturicensis. = Iohanes, dottor. = Andrea,dottor.=Filipus, dottor.=Petrus,
dottor.=Yo Alonso del Mármol, etc. (En: A. Rumeu 1975:455)
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