ANTECEDENTES HISTÓRICOS DE LA INVASIÓN Y OCUPACIÓN DEL
ARCHIPIÉLAGO CANARIO POR LOS EJÉCITOS ESPAÑOLES A PARTIR DE 1402.
Guayre Adarguma Anez Ram n Yghasen.
1483 Enero.
En los inicios del mes, partió el sanguinario mercenario invasor y conquistador, general Pedro de Vera
con lo más lucido de sus tropas, pasando por Arucas y la costa de Lairaga,
asentándose en Gáldar mientras esperaba a su cuerpo auxiliar de gomeros
comandados por Herrera que partían desde Agaete.
Es aquí donde averigua Vera el punto exacto donde
se encuentra el último baluarte de resistencia canarii, donde los defensores
siguen fuertes al mando de Bentejuí, acompañados del faicán de Telde y de la
princesa Arminda, que además era muy respetada por los canarios, por ser la
heredera de Guayasen. El sitio, en concreto, es el Bentaiga, un roque que
destaca por una altura de sesenta metros sobre el sitio más alto de la montaña
de Tejeda, de magníficos acantilados de basalto, que la hacían inexpugnable.
En la base, donde descansa el roque, se
encontraban cuevas grandes que demostraban lo importante de este asentamiento
indígena. Unos estrechos peldaños, hechos por la mano del hombre, permitían
peligrosamente acceder hasta la plataforma, donde se celebraban ceremonias de
culto por el rito de la
Iglesia del Pueblo Guanche, y en aquel momento, donde también
hacía las veces de lugar de encuentro para debatir la defensa de la patria.
En la cima se encontraban los guerreros y
valientes, que luchaban con su vida, para no someterse a los bárbaros
invasores. Luchar por la libertad, por la patria, contra las vejaciones, el
expolio y la esclavitud.
1483 Abril 29. Los últimos canarios que resisten a las tropas de la Corona de Castilla se
rinden en la fortaleza natural de Ansite ante la imposibilidad de seguir
luchando por la independencia de Tamaránt (Gran Canaria). Ante la rendición en
masa de los pocos guerreros que aún mantenían la lucha, Bentejuí, último
guanarteme de la Isla,
y el faycán de Telde, se suicidan arrojándose al vacío desde las alturas de
Ansite. Otros muchos optaron por el suicidio antes de caer vivos en manos de
las tropas mercenarias castellanas. Con este triste pero heroico capítulo
culminó la ocupación y conquista de la
Isla de Tamaránt (Gran Canaria) tras cinco años de guerra
continúa desigual y heroica defensa por parte de los canarios.
Los invasores
castellanos dan por hecho, la ocupación
de la isla de Tamaránt aunque esta no fue efectiva hasta que la Princesa Arminda
(conocida por los invasores como Almendrabella)
fue entregada de manera previamente pactada con los invasores en un
pre-acuerdo, tal como recoge el historiador don Tomás Marín de Cubas:“[...]
Bajaron del peñón de Ansite todos los nobles canarios de cabello largo y rubio,
sin armas, acompañados de Guadartheme, rendidos ante Pedro de Vera, dando la
obediencia al Rey de Castilla en su nombre y de la Señora, única heredera de
toda la tierra, hija única de matrimonio, del legítimo y verdadero señor
Guanache Semidán, tío del Guadartheme y otros Gaires y Faisajes, que ellos
daban su palabra de llevarla á entregar al Real de Las Palmas en cogiendo sus
panes, que sería después de San Juan. Mucho insistió Pedro de Vera que viniese
luego, más llevóse en rehenes consigo ciento sesenta canarios de los más
esforzados y que asistiese con Guadartheme y se fuesen a vivir a Gáldar.”
(Marín de Cubas, [1.694] 1.993:165)
1483. En el verano hubo un levantamiento parcial de los guanches,
quienes ajusticiaron a algunos frailes,
los que arrojaron por el risco
del Lentiscal; probablemente a los dos dominicos que acompañaban a Pedro de
Vera: Fray Pedro de las Cañas y Fray Juan de Lebrija, encubridores de los
desmanes del capitán invasor.
1485. Desde que las
islas se conquistaron, la esclavitud fue una de las instituciones que más se
arraigaron en las costumbres, adquiriendo esclavos ya por medio de presas en el
vecino Continente, ya por compras a los buques negreros que iban con ese objeto
a Guinea, o por repartos al rendirse cada una de las islas. Estas adquisiciones
se trasmitían luego por los medios que reconoce el derecho y se enumeraban en
los testamentos, en- tre el ganado que formaba parte de la herencia.
El obispo don
Juan de Frías legaba en 1485
a la fábrica de su Catedral tres esclavos que tenía,
cuyos nombres consigna en su donación, “E así mesmo el dicho Sr. Obispo dijo,
que por cuanto tenía siervos e esclavos e esclavas entre los cuales tenía tres…
e otro que compró al provisor Diego Sánchez, que los daba… a la fabrica de la
dicha Iglesia Catedral de Canaria”.
Año 1487: Las
continuas tropelías, exacciones y vida licenciosa llevada por el joven y
pervertido criollo Fernán Peraza, que las quejas llegaron al trono de Castilla,
mandado a llamar a la Corte
por la Reina Isabel
y, oídos los cargos que pesaban sobre el libertino por la venta como esclavos a
doscientos de sus súbditos gomeros, con la connivencia de unos patrones de Naos
de San Lucar de Barrameda, la
Reina, como era habitual en ella arrimó la braza para su
sardina, y castigó al disoluto Fernán Peraza a casarse con la envenenadora y
ninfomana Beatriz de Bobadilla, quien era dama del afecto del Rey Fernando.
”Matando así dos pájaros de un tiro”.
1487 Enero 20. En Real Cédula expedida en Salamanca, decían los reyes de la metrópoli: «Por cuanto Nos mandamos conquistar la isla de Gran Canaria, que los infieles enemigos de nuestra santa fe católica tenían ocupada, e después que la hubimos para Nuestro Señorío por la gracia de Dios, por nuestro mandado la dicha isla fue poblada de gentes de nuestros Reinos e la encorporamos e habernos por encorporada con nuestro patrimonio e Corona Real. E por cuanto por los vecinos e moradores de la dicha isla nos fue suplicado e pedido por merced que le diésemos nuestra carta, en que les asegurásemos e le prometiésemos, que agora ni en tiempo alguno ni por alguna manera la dicha isla no será enajenada ni apartada de nuestra Corona Real; Nos, por hacer bien e merced a los dichos vecinos e moradores e pobladores de la dicha isla, e porque de aquí en adelante mejor se puede e sea más noblecida, por la presente seguramos e prometemos e damos nuestra fee e palabra Real, como Reyes e Señores, por Nos e por los Reyes nuestros subcesores, que después de Nos vernán, que agora ni en tiempo alguno no enajenaremos ni enajenarán, ni apartaremos ni apartarán la dicha isla, ni cibdades, ni villas, ni lugares de ella ni de parte della con término de Señorío poblado o despoblado excepto la por Nos mandado dar al Obispo que es o fuere de la dicha isla e si lo ficiéramos Nos o cualquiera de Nos o los Reyes que después de Nos fueren queremos sea de ningún valor ni efectoe que para siempre jamás se guarde esta merced»
1488. Tras
la rebelión de los Gomeros de 1488 Pedro Aguachiche fue expulsado junto a
doscientos gomeros más a la isla Tamaránt (Gran Canaria). El invasor y genocida
al servicio de Castilla Pedro de Vera Mandó apresar a todos, y ordenó ahorcar a
los hombres, y vender a las mujeres y los niños como esclavos. Aguachiche fue
subido en la horca, y por el peso que ya soportaba ésta por los otros que se
encontraban allí, calló al suelo. Pedro de Vera ordenó entonces que lo ahogaran
al día siguiente, y así lo tiraron con las manos y los pies atados. Cuenta la
crónica de Marín de Cubas que, antes de la llegada del barco a puerto, ya se
encontraba allí Aguachiche sano y salvo. Pedro de Vera ordenó que fuera ahogado
de nuevo al día siguiente, y nuevamente Aguachiche consiguió liberarse,
alegando nuevamente de manera astuta que se había librado gracias a la
"intervención" de Santa Catalina. A partir de aquí Aguachiche pasó al
servicio de Alonso Fernández de Lugo, y participó en la conquista de La Palma y Tenerife.
1488 Julio 23. Recluta en Galicia de algunos “Ilustres” soldados para la
conquista y “civilización” de las islas
de Benahuare (La Palma) y Chinet (Tenerife):
<<Doña Ysabel,
Por La Graçia De
Dios Reyna De Castilla E De Leon, De Aragon...,Sepades Que Después Que Yo Mandé
Conquistar La Isla De
La Gran Canaria,
E Por La Graçia De
Señor Se Ganó E Los Infieles Dellas Se Convirtieron A Nuestra Santa Fee
Catolica, Yo, Entendiendo Ser Cumplidero E Serviçio De Dios E Mio E En
Acreçentamiento De Nuestra Santa Fee Católica, He Mandado Conquistar Las Islas
De Tenerife E La Palma,
Que Están En Poder De Los Infieles, E Para Ello E Enviado Mis Gentes E
Capitanes Que Están En La
Dicha Conquista; E Porque Las Dichas Yslas Non Se Pueden Ansy
Enteramente Acabar De Ganar E Reducir Los Infieles Dellas A Nuestra Santa Fee
Sin Que Pueda Ir E Vaya Más Gente Para La Dicha Conquista; E
Acatando Cuanto Nuestro Señor Diós Sería Servido Que Los Dichos Infieles Sean
Convertidos A La Dicha
Nuestra Santa Fee O Sean Lançados De Las Dichas Islas;....E
Por Cuanto Yo Soy Informada Que En El Eryno De Galicia Ay Alguna Personas Que
Han Fecho E Cometido Algunos Delictos De Diversas Calidades E Salteamiento De
Iglesias E Monasterios E Otros Excesos Que Se Ha Fecho, Por Lo Cual Han Caydo E
Incurrido En Diveras Penas Çeviles E Creminales...Por La Presente De Mi Propio
Mutuo E Çierta Ciencia E Poderío Real Absoluto,...Podades Acordar E Acordades
Co Ellos, E Cada Uno De Ellos, Que Vayan A Servir Por Sus Personas A Las Dichas
Yslas, E Con Cuanta Hayan De Yr, E A Su Costa, Al Dicho Serviçio A La Dicha Conquista De
Las Dichas Islas, Por El Tiempo E Tiempos Que A Vos Bien Visto Fuere, Con Tanto
Que Non Puedan Ser Menos De Seys Meses, Contados Desde El Dia Que Se
Presentaren Ante Pedro De Vera, Mi Gobernador E Capitán De Las Dichas Yslas, E
Ante Michel De Moxica, Mi Receptor En Ellas, Fasta Ser Conplido Dicho Tiempo; E
Prometer E Segurar En Mi Nonbre Que Las Tales Personas Que Asy Sirvieren En Las
Dichas Islas(Borrón) Staren El Dicho Tiempo, A Su Costa Como Dicho Es, ...Sean
E Serán Por Mi Perdonados De Todos E Cualesquier Crímenes E Excesos E Delictos
E Robos E Fuerças E Muertes De Ome E Salteamientos De Caminos E
Quebrantamientos De Iglesias E Monasterios E Otros Cualesquier Delictos,...
Dada En La Çibdad De Murcia, A XXIII Dias De Jullio, Año Mill E Quatroçientos E
Ochenta E Ocho Años.- Yo El Rey E Yo La Reyna.=>>
1490. Decidida por
Maldonado y Saavedra la empresa de la invasión de Chinech (Tenerife) y madurado
el proyecto, se acordó convocar las tropas reclutadas en Canaria y
Fuerteventura y embarcarlas en el puerto de las Isletas, para caer con ellas
por sorpresa sobre las desiertas costas de Añazu (Santa Cruz).
Así se
verificó en la primavera de aquel año y, como la travesía era de pocas horas,
se hallaron los buques fondeados en aquella rada antes que los guanches
pudieran advertir su presencia. Sin embargo, aquella soledad no se prolongó
largo tiempo, pues los guanches estaban siempre alerta sabiendo, tal vez, que
la isla vecina había pasado ya el poder de sus enemigos. El mencey de Anaga,
rey de aquel distrito, al ver los buques reunió al momento un buen número de
guerreros, gente dispuesta y ágil, y apostándose con ellos en la cuesta esperó
en una buena posición el ataque de los invasores. El inexperto e impaciente
Maldonado, después de desembarcar sin dificultad sus tropas, compuestas de 150
soldados entre castellanos y canarios, sin esperar a Saavedra que con las
milicias de Fuerteventura se hallaba todavía a bordo, se alejó de la playa y
principió a trepar la cuesta de Ufru (Ofra), llena entonces de matorrales y
difíciles pasos, esperando con esta precipitación llegar al llano antes que
pudieran oponerse los guanches; pero éstos, saliendo de su emboscada en el
sitio más peligroso y 1anzando sus piedras y dardos en medio de sus
acostumbrados gritos, detuvieron la marcha del gobernador, quien, a pesar de la
sorpresa, pudo sostener el choque y esperar a Saavedra que oportunamente vino a
socorrerlo.
Con este
auxilio, y aunque en sitio tan desventajoso, pudo prolongarse la lucha y dar
lu-
gar a que los
jefes acordasen una prudente retirada que se verificó en buen orden y con
lentitud, llevándose sus heridos y embarcándose todos sin dilación, no siendo
hostilizados por los guanches, satisfechos con haber obtenido aquella fácil
victoria, la cual sería conocida como la batalla de Ufru (Ofra).
Los invasores, dejando cien hombres
muertos en la cuesta y un número considerable de heridos, regresaron a Canaria
avergonzados de su derrota y dispuestos a no repetir tan inútiles y costosas
aventuras. En esta batalla Arafunche tagorero de
Tinzer muerto en el combate se distinguió como uno de los mejores guerreros de
su tiempo.
1490 Febrero 20. Ecija
(f. 144). Sobrecarta a Diego López de Raro, gobernador del Reino de Galicia, y
a las justicias, especialmente las de dicho reino, para que guarden a Alonso
Rodríguez, vecino de Santiago, el perdón concedido por la Reina, en carta a don
Fernando de Acuña, gobernador que fue de dicho reino, a favor de los homicidas
del Reino de Galicia que sirvieron a su costa seis meses en la conquista de
Gran Canaria, de lo que tiene carta de servicio de Pedro de Vera, gobernador de
dicha isla. El Rey y la
Reina. Parra. Johannes. Alonso. Antonius. (E. Aznar; 1981)
1490
Agosto. Córdoba. día en blanco S.-AS, RS,ACV, pc.
IX-14go-VIII/I-2.
Para que enbíen rrelación de Xerez lo que se
vendieron los canarios.
Don Fernando e Doña Ysabel etc. A vos Pedro de Vique,
vecino de la cibdad de Xerez de la
Frontera, salud e gracia. Sepades que a nos es fecha relación
que vos tovistes cargo por Pedro de Vera, nuestro gouernador de la Grand Canaria, de
vender los Canarios e Canarias quel truxo de la ysla de la Gomera e que auéys la
cuenta e rrazón dello. E que asy mismo que vos ouistes cargo de vender por Doña
Beatriz de Bouadilla otros ciertos canarios e Canarias de la dicha ysla. E,
porque nos queremos saber la verdad de los que fueron e que presios; lo vaheron
e a qué personas se vendieron, mandamos dar esta nuestra carta para vos por la
qual vos mandamos que del ora que vos fuere leyda e notificada fasta ocho días
primeros siguientes, parescades personalmente ante los de nuestro consejo e
traygades los libros e mmorias e otras escripturas que ayades tocantes a lo
susodicho por que nos lo mandemos ver e en ello se prouea segund cumple a
nuestro servicio. E no fagades ende al so pena çinco mill mrs. Dada en Córdoua,
a. (blanco) días del mes de agosto año de noventa. E otrosy trahídas ante nos
las escripturas e abtos que en qualquier manera sobre esto ayan pasado, que
veído, vos haremos pagar vuestro gasto e devido salario que ayades de aver por
la venida a nuestra corte e estada en ella e por la vuelta a vuestra casa. Don
Aluaro, deán de Seuil1a, An-drés doctor, Antonius doctor, Didacus doctor. Yo
Luys del Castillo escrivano etc. (D.J.Wölfel)
1491 Abril 10. Por
Real Cédula la corona de la metrópoli cede el Señorío de Agüimes en Tamaránt
(Gran Canaria) a la secta católica. En cuanto a la enajenación de
jurisdicciones o, 1o que es igual, la venta de pueblos, la Corona española, a pesar de
las promesas de no enajenación hechas por los Reyes Católicos, accedió a las
pretensiones de algunos señores colonos establecidos en las islas. En el ámbito
de las islas nombradas como realengas los núcleos de población dependían o
pertenecían a la jurisdicción real.
1491 Septiembre 27.
Córdoba (f. 81). Orden a Francisco Maldonado, pesquisador de la isla de la Gran Canaria, para
que vea los canarios que viven con Fernando de Guanarteme y el asiento que con
éste se hizo al conquistar la isla, y si hay más de cuarenta, que fueron los
concedidos para que en ella viviesen con dicho Guanarteme, los haga salir para
que vayan a cualquier parte del Reino o fuera de él, donde quisieren. Dicha
medida se debe a la petición presentada por Fernando de Porras, en nombre del
concejo, justicias y vecinos de Gran Canaria, que temen que se levanten tales
canarios, que han pasado de cuarenta a ciento cinquenta en ocho años, dado el
escaso número de cristianos. Don Alvaro. Deán de Sevilla. Alcocer. Malpartida.
Mármol. (E.Aznar; 1981)
1492 Julio 13.Valladolid. Don Fernando y doña Ysabel etc. Por quanto vos Alonso de Lugo
llevay cargo por nuestro mandado de conquistar la ysla de La Palma, que está poder de
canarios ynfieles, e fue asentado con vos, por nuestro mandado avque para las
costas y gastos que fiziéredes en la dicha conquista os avíamos faser merced de
la mitad de los quintos a nos pertenescientes de las cosas que fueren tomadas
por vos o por otras gentes que
lleváredes para la dicha conquista o por las fustas e navíos que para ello
lleváredes de qualesquier vecino de la ysla de Tenerife e de qualesquier
lugares de la Bervería.
Por ende, por haser bien e merced a vos Alonso de Lugo, en
alguna enmienda de las costas e gastos que en la ysla de La Palma, que vos lleváys a
cargo por nuestro mandado, avéys de faser, por la presente vos fazemos merced
de la mitad de los quintos que a nos pertenescente nos avemos de aver de
qualesquier tomas e cavalgadas que vos e las gentes que lleváredes o vuestros
navíos e fustas para la dicha conquista tomaren de qualesquier vecinos de la
ysla de Tenerife e de qualesquier lugares de Berbería; e la otra mitad, de los
otros quintos, es nuestra merced e voluntad que vos el dicho Alonso de Lugo la
recibáys e cobréys para en quenta e parte de pago de las setec;ientás mill que
nos vos avemos a dar para la dicha conquista de La Palma; e s y caso fuere que
la mitad de los dichos quintos montare e valieren más de las dichas
setec;ientas mill maravedís, que vos avemos a dar por la dicha conquista, que
seyendo pagado de la mitad de los quintos, a la persona o personas a quien nos
mandaremos. E por que se sepa lo que ansí recebís e cobráys, mandamos que lo
que ansí recibiéredes e cobráredes e anos pertenecieren de la mitad de los
dichos quintos lo recibais por ante escrivano público, e dello tengáys cuenta e
rasón, por que por virtud della se pueda saber e averiguar lo que por vos ansí
fuere recebido; e si viéremos que cunple a nuestro servicio embiar persona que
esté presente al recebire cobrar de los dichos quintos, que lo podades fazer.
E por esta
nuestra carta mandamos a qualesquier capitanes e maestres e contramaestres e
otras qualesquier personas, que vos fueren a la dicha conquista, que vos acudan
e faganacudir con los dichos quintos, que ansí a nos pertenecieren de las
cabalgadas que ansí fisieren en la dicha ysla de Tenerife e de qualesquier
lugares de la Berbería,
e que tomen vuestra carta de pago, con las quales, e con el traslado de esta.
nuestra carta, mandamos que les sean recebidos e pagados en cuenta, e ques non
sean pedidos nin demandados otra vez. E mandamos a los nuestros contadores
maiores e a sus oficiales que ansy entren el traslado desta nuestra carta en
los nuestros libros, e vos sobrescriban e den e tomen el oreginal, por que por
virtud della vos sea acudido con los dichos quintos. E los unos ni los otros
etc. (con enplazamiento etc.). Dada en Valladolid, a XIII de jullio de XCII
años.= Yo el Rey.=Yo la
Reyna.=Yo Ferrand Alvares.=Registrada, Rodericus, doctor. (A.
Rumeu 1975:420).
1492 septiembre 29. Desembarca en Tazacorte, isla Benahuare (La Palma) Alonso Fernández de Lugo
al mando de 900 merecenarios. Mediante pactos y algunos combates fue
aislando la resistencia awuara, hasta reducirla al “Cantón de Aceró” situado en
el centro de la isla (La
Caldera de Taburiente), fortaleza natural inexpugnable para
las tropas españolas, los ataques a la Caldera fueron desgraciados para las armas
españolas.
El invasor, ante la dificultad,
propone un pacto. Tanausú desea que primero se retire con las tropas a Aridane.
Así lo hacen, pero cuando van a conferenciar, Lugo da la señal de ataque y, con
traición captura, a Tanausú y a sus
hombres.
Según algún cronista el 3 de
mayo de 1493, termina la conquista de la
isla de La Palma.
Tanausú es llevado prisionero con otros hacia España para ser
vendidos como esclavos, pero prefiere morir, no comiendo, que rendirse a la esclavitud.
1493. Alonso Fernández
de Lugo y sus tropas de mercenarios y excarcelados, desembarcan en el puerto de
Tazacorte, en la isla Benahuare. Después de emplear las argucias menos
heterodoxas que imaginarse pueda, y tras algunas escaramuzas con los cantones
que se habían preparado para la defensa, consigue con engaños y en un acto de
traición, sorprender a Tanausú y sus guerreros en la entrada de la Caldera de Taburiente. A
partir de este momento, comenzó el saqueo inmisericorde de la isla capturando y
esclavizando a los nativos tanto de los bandos guerra como de paces, los cuales
fueron remitidos a los mercados esclavistas de España, conjuntamente con las
pieles de los ganados depredados, orchilla y demás despojos. Con el botín
enviado a España y formando parte del mismo, iba el valeroso caudillo palmero
Tanausú, quien prefirió dejarse morir de hambre antes que llevar una vida de
esclavo, protagonizando así la primera huelga de hambre que tubo lugar en
Canarias.
Dada por sometida la isla, el esclavista Fernández de Lugo, reparte el dominio de las tierras y aguas despojadas entre los mercenarios que le acompañaron en la aventura y entre los mercaderes que le financiaron la operación. Dejando un presidio de guarnición y un gobernador, regresa a Península Ibérica para dar cuenta a los reyes católicos de los resultados de tan “gloriosa victoria”, y solicitar las capitulaciones para la conquista de la isla Chinech (Tenerife).
Los continuos desmanes que los invasores conquistadores que quedaron en la isla, cometían en los atribulados hawaras, acabaron por agotar la proverbial paciencia de éstos, quienes decidieron alzarse contra el férreo dominio de los extranjeros. Estando Lugo, enfrascado en la invasión de la isla de Chinech (Tenerife), recibió noticias de la rebelión de los benahoritas o hawaras y no queriendo ausentarse de esta isla, envío como su lugar teniente a la de Benahuare (La Palma) a Diego Rodríguez de Talavera con una partida de treinta mercenarios. Llegados a la isla reunieron a un contingente de palmeros de los bandos de paces y con el resto de la guarnición, inició una operación de “castigo,” consiguiendo reducir a los alzados más que por las armas, por la argucia y engaños. Una ves cautivos, Talavera ejecuto ejemplar y “cristiana justicia” en los por segunda ves sometidos hawaras, pasándolos a cuchillo, ahorcándolos y, quemándolos vivos.
1493. Las Bulas alejandrinas de
Partición, constituyen una de las últimas aplicaciones de una vieja y extraña
teoría jurídica, elaborada explícitamente en la corte pontificia a fines del
siglo XI, enunciada por primera vez en el año 1091 por el papa Urbano II (pero
que quizá traza su paternidad a Gregorio VIII) y conforme a la cual todas las islas pertenecen a la especial
jurisdicción de San Pedro y de sus sucesores, los pontífices romanos, quienes
pueden libremente disponer de ellas”. (Weckmann, Luís. Constantino el grande y Cristóbal Colón. FCE, México, 1992. p. 24.)
1493. Preparativos para la invasión y conquista de Chinech
(Tenerife): Una vez ultimados los asuntos relativos a la conquista de la isla
Benahuare (La Palma),
Alonso de Lugo, desde la isla de Tamaránt se desplaza a España para ultimar el
convenio o capitulaciones para la conquista de Chinech (Tenerife), por
esas fechas (octubre de 1493), la chancillería de los reyes católicos expide un
importante conjunto de cédulas tendentes a iniciar la proyectada invasión y
conquista. En éstas se concede a Alonso Fernández de Lugo el título de
gobernador de la isla una vez “reducida,” en la cédula de 28 de diciembre se le
faculta para que proceda en unión de un delegado regio al repartimiento de las
tierras usurpadas (aunque posteriormente esta potestad quedó totalmente en
manos de Alonso de Lugo), por otra de 29 de diciembre los reyes disponen que el
capitán general de la armada Iñigo de
Artieta organice el transporte del ejercito invasor, deberá ser llevado a cabo
por la armada de Vizcaya, "Para que lleve a Tenerife, antes de mediados
del mes de marzo de 1494, 1.500 peones y 100 jinetes de estos reinos y 400 peones
y 60 jinetes de las islas de Canarias que ya están pobladas por cristianos, así
como 1.000 cahíces de trigo y harina, 300 cahíces de cebada, 2.000 quintales de
bizcocho, artillería, herramientas, bestias y demás mantenimientos, de
acuerdo con el asiento hecho con Alonso de Lugo, gobernador de La Palma, sobre la conquista de
Tenerife, ordenándole que no lleve derecho alguno por dicho transporte e
impidiéndole sacar parte de las tropas una ves desembarcadas éstas en
Tenerife."(E. Aznar Vallejo, 1981,:72.D.348).
Pero el Capitán General de la escuadra
castellana Iñigo de Artieta, con quien Lugo mantenía una deuda pendiente a
cuenta de los quintos que por la invasión y conquista de la isla de Benahuare (La Palma), el Almirante decía
pertenecerles. Iñigo de Artieta sin negarse a cumplir la real orden, fue
exponiendo una serie de excusas y dilaciones, hasta que finalmente, Lugo tuvo
que arrendar naves de particulares para transportar las tropas mercenarias,
animales y pertrechos de guerra.
Es evidente que Alonso Fernández de Lugo,
era incapaz de mantener algún tipo de relación con los personajes de su época
en la que mediaran intereses económicos, sin que acabara siendo demandado por
estos, o éste los demandase. De esta regla no pudo sustraerse la relación entre
Iñigo de Artieta y Alonso de Lugo, así éste que siempre fue enemigo peligroso
por lo artero de sus métodos, posiblemente despechado por no haber recibido la
colaboración del almirante en sus planes para la invasión de la isla Chinet (Tenerife), demanda ante la Corona de Castilla a Iñigo
de Artieta, así el Consejo de Castilla expide Incitativa al conde de Cifuentes
don Juan de Silva, alférez mayor, miembro del Consejo y asistente de Sevilla,
para que "entienda en la petición de Alonso de Lugo sobre los quintos de
esclavos y otras cosas de La
Palma, concedidos por el rey para la conquista de dicha isla,
ya que teme que el Almirante Mayor de la
Mar le exija la mitad que le corresponde por merced real,
cuando los envíe a vender a dicha ciudad y otros puertos de Andalucía, y para
que informe si dicho Almirante había percibido la mitad de los quintos
obtenidos durante la conquista de Gran Canaria y con que títulos, para poder
resolver en justicia. Mientras dure dicha información, se ha de registrar ante
el escribano que nombre dicho asistente, las presas hechas por las que ha de
dar fineza Alonso de Lugo, a quien no podrá reclamarse la mitad de tales
quintos hasta la resolución real."(Ibidem:72.D.351)
En cuanto a la cantidad de efectivos que
componían el Ejército invasor los cronistas no coinciden en sus apreciaciones,
así Fray Alonso de Espinosa aventura que las tropas invasoras estaban compuesta
por unos novecientos hombres, sin que mencione a los caballos y la artillería.
Por su parte, el ingeniero de fortificaciones
cremonés Leonardo Torriani, al servicio de las coronas de Castilla y Aragón en
su "Descripción de las Islas Canarias" nos dice que la
expedición invasora constaba de unos mil soldados y cuarenta caballos, ambos
cronistas están totalmente herrados en sus apreciaciones como veremos a
continuación, es bien conocido lo aficionados que eran los cronistas de la
conquista a dar cifras exageradas del numero de los enemigos y a reducir el de
las tropas propias tanto en numero de operativos como en las bajas habidas de
uno u otro bando, por ello vamos a tratar de aproximarnos al numero real de
mercenarios que componían el ejército invasor.
En la mencionada cédula de 29 de diciembre de
1493, se dicta el convenio para el transporte de las tropas desde la metrópoli
a Tamaránt (Gran Canaria), en éste, quedó estipulado como limite máximo para el
embarque de la totalidad de las huestes mercenarias reclutadas la fecha 15 de
marzo de 1494 que se componían según el asiento, de <<...mil e
quinientos peones e çiento de caballo, y además estipula que, e de las
islas de Canaria, que están pobladas de Cristianos, cuatroçientos peones e
sesenta de caballo...>>. Por este documento queda claro que, el
ejército conquistador reunido en la
Isleta, Tamaránt (Gran Canaria), constaba de 1.900 peones y
160 caballos, para cuyo transporte según testimonio del propio Alonso Fernández
de Lugo se emplearon 30 navíos, a éstos habría que sumarles los isleños
aportados como auxiliares - a quienes Lugo les debió la vida- por los Menceeyes
de Naga, Güímar, Abona y Adexe los cuales podemos
cifrar a la baja en unos 600 guerreros, teniendo en cuenta que de los resto de
las hordas de Lugo que alcanzaron el lugar de Añaza (Santa Cruz) después
de la derrota de Centejo, estos lograron embarcar con engaños a 300 de los
auxiliares güímareros (los cuales fueron vendidos como esclavos), nos induce a
pensar que el numero de auxiliares fue mayor del que Proponemos, por tanto, el
total estimado para el contingente invasor es de 2.500 peones y 160 caballos,
este dato queda corroborado por el historiador don Tomás Marín de Cubas, quien
posiblemente lo tomó de A. Cedeño y que refiriéndose a la segunda entrada de
los españoles dice: ."Buscáronse espías y dieron por aviso que no tenía
gente junta de pelea para venir a buscarlos a la playa, porque había gran
mortandad en la tierra, o ya fuese por estar apestados por la corrupción de más
de 2000 cuerpos que quedaron por enterrar el año pasado en la batalla de
Centejo...".
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