EFEMERIDES
DE LA NACION CANARIA
UNA HISTORIA
RESUMIDA DE CANARIAS
DECADA – 1521-1530
CAPITULO X (VI)
Guayre
Adarguma
Viene de la página anterior.
Justo es decir, sin embargo, que los herejes sometidos al
tormento, raras veces daban lugar á que se emplearan medios extraordinarios
para arrancarles la confesión de sus culpas; á la segunda ó tercera vuelta de
cordel, declaraban todo lo que exigían sus Jueces, y en la forma que ellos
querían, entregándose sin reserva á merced de su reco-nocida misericordia.
Ignoramos si en medio de la profunda ciencia de que en
general estaban dotados sus ministros, y de la alta inspiración que debía
iluminarles, se les ocurrió alguna vez la duda, si eran ó no verdaderas
aquellas confesiones arrancadas por el dolor. Pero es lo cierto, que no hemos
encontrado vestigios de semejante duda en ninguna comu-nicación, informe ni
proceso; señal evidente de la perfecta tranquilidad de sus conciencias.
No nos maravilla que el Santo Oficio, obrando en esto de
acuerdo con otros Tribunales de su época, empleara el tormento, como auxiliar
de la justicia; este fue por desgracia, uno de tantos funestos errores, que la
historia consigna avergonzada pero sí nos admira, que, obrando en nombre de
la institución más alta, y por decirlo
así, infalible, se equivocara lastimosamente en sus medios mas enérgicos de
acción. Hay más aun, y es que, cuando el tormento se había abolido en todas las
Naciones civilizadas, arrepentidas de su barbarie, todavía subsistía en la Inquisición, y se
pedía en las acusaciones fiscales, como recurso seguro paro arrancar al reo la
confesión de su delito.
Tampoco había abolido la pena del fuego, aunque ya no se
atrevía, ni aún en la fanática España,
emplearla; pero existía en sus Códigos, y no desapareció, sino cuando el
huracan revolucionario, arrastrando consigo el poder absoluto de los Reyes, y
el absurdo principio de su misión divina, echó por tierra ese coloso, que
oprimía la conciencia y la libertad del hombre, ahogando en él todo progreso,
comprimiendo todo pensamiento, é invocando sacrílegamente el santo nombre de un
Dios, que solo había venido al mundo á darnos ejemplo de mansedumbre, de
misericordia y amor.
Imposible parece, que haya todavía quien vuelva los ojos
con pesar hacía ese horrible pasado, y lamente el furor de las revoluciones,
que1e han arrancado de raíz esa institución nefanda, cuyo recuerdo debe ser
desterrado para siempre de la
Iglesia de Jesucristo. Si la revolución no nos hubiera traído
otros bienes, que la desaparición del Santo Oficio, todavía debiéramos
elogiarla y bendecirla.
Para cauterizar ciertas heridas, se necesitan el hierro y
el fuego, y el cuerpo social no puede desgraciadamente ser curado sino
empleando también con frecuencia esos remedios heroicos, que la tenacidad y
extensión del mal le imponen, como condición ineludible para obtener su
salvación.
Felizmente el. mundo marcha y en su irresistible movimiento arrastra consigo a
los pueblos, que hoy más no podrán
detenerse en el camino, que
providencialmente recorren, aunque en ellos se empeñen algunos fanáticos
ilusos. El reinado de la
Ciencia empieza, y ante su deslumbradora claridad, se
ensancha el horizonte, y retrocede toda sombra.
Cuando su luz ilumine la mayor suma de inteligencias, el
retroceso será imposible, y el hombre se acercará con más certidumbre a la Divinidad, que es la
suprema ciencia y la suprema luz.
1528.
El colono y clérigo de la secta
católica procedente de judío converso Zoilo Ramírez, ejerce como maestre
escuela en la Catedral
de Tamaránt.
“Don Zoilo Ramírez era desde 1528
maestrescuela de la catedral de Canarias: en 1539 fué elevado a chantre; y en
1549 alcanzó la dignidad de deán.
Murió el 2 de abril de 1558
rodeado de la admiración de todos por su desprendimiento, bien demostrado en
multitud de fundaciones piadosas.
Tenía una hermana, doña Juliana
Ramírez, casada en 1542 con el regidor Alonso de Baeza, cuya hija, Ana Ramírez,
contrajo matrimonio con el segundo alférez mayor de Gran Canaria., Miguel de
Múxica Levano.
(M. O.: Catálogo de Prebéndados de
la Santa Iglesia
Catedral de Canarias, redactado por don Santiago Francisco Eduardo de
Villarreal en 1797 (copia) ; Historia del origen y descendencia de los
apellidos de Múgica y Lezcano (legado Marrero).
Tanto los Ramírez como los Baeza
estaban inscritos como conversos en los libro del Santo Oficio. Los Ramírez,
porque don Zoilo era nieto del arcediano Reina, en la catedral de Sevilla,
Andrés de Odón, a quien en la capital andaluza tachaban, lo mismo que a su
barragana, de conversos. El vástago de esta unión Juan Ramírez Escudero
contrajo matrimonio con Francisca Núnez y tuvieron por hijos a Zoilo (que fué
paje en su niñez del obispo de Canarias Miguel de la Serna), Juan y Juliana
Ramírez. En cuanto a los Baeza, como tales figuraban en los padrones de conversos
del Santo Oficio de Canarias.
(A. H. N.: Inquisición. Pruebas
de limpieza de don Pedro Agustín del Castillo y Ruiz de Vergara.) (En: A. Rumeu
de Armas, 1991, nota a pié de página)
1528 Febrero 7. El clero de la secta católica desde
siempre se ha distinguido por su afán de vivir de manera regalada a costa
del pueblo y sus instituciones laica. En
la colonia de Canarias no habría de ser distinto este modo de explotación, así,
además de los diezmos que obligatoriamente todo cristiano real o supuesto debía
pagar a la secta, la criminal Inquisición daba un paso más, exigiendo ser
mantenidos y vestidos por los pueblos y lugares a donde se desplazaban para
sembrar el terror en nombre de dios.
“El Rey-Nuestro Gobernador de la Cibdad real de Las Palmas en
Gran Canaria ó á vuestro lugar teniente en el dicho oficio, é a los Consejos á
los alguaciles, merinos é nuestras justicias é jueces cualesquer de todas las
Cibdades, villas é lugares de las dichas Islas de Gran-Canaria, é á cada uno é
cualquer de vos, que e con esta mi cédula ó con su traslado, sinado de
escribano publico, fuerdes requerido, yo vos mando que cadada é cuando los
vencrables Inquisidores contra la herética pravedad é apostasia en las dichas
Islas de Canaria, y los oficiales é ministros de In dicha lnquisicion e
cualquier dellos fueren ó vinirien estuvieren y pasaren, por esas dichas
Cibdades villas y lugares á entender y
ejercer el dicho Santo Oficio de la
Inquisición, les dedes a ellos e a los suyos, que con
ellos fueren, buena posada que no sean mesones, si vos los pidieren, é la ropa
que ovieren menester, sin dineros, é los mantenimientos é cosas que ovieren
neenester, por sus dineros, al precio que entre vosotros valieren, sin ge los
mas encarecer é no consintais ni deis
lugar que con ellos ni con sus hombres é criados sea puesto ruido ni quistion
alguna en que sean maltratados contra
razon é justicia, é antes los favoreced é amparad é dad todo favor é ayuda,
cada y cuando que por ellos fuerdes requerirdos, é los unos ni los otros, no fagades,
ni fagan ende ál, sopena de la nuestra merced é de mil diez maravedis para la
nuestra Cámara. Fecha en la
Cibdad de Burgos á siete días del mes de hebrero de mil é
quinientos veinte y ocho años.-Yo el Rey. Por mandado de S. M., Rodrigo de
Upres.” (Libro 1º de Reales Cedulas del Santo Oficio en Gran Canaria)
1528 Febrero 10.
En
marts a la abdia d la terçia diez dias del mes de hebrero de MDXXVIIj annos
antel sennor inqor el liçendo luys de padillamaria morisca de color
blanca esclava de pedro descalona vo de la çibdad del rreal de las palmas
de la ysla de grand Canaria la qul dixo q fa treze annos q esta en
esta trra testigo rresçebido avyendo jurado en forma de drcho la ql por mandado
del dho sennor ynqor fue llamada e seyendo pguntada q so cargo del
dho juramento diga y declare sy sabe alguna cosa q aya visto o oydo a alguna
psona q deva declarar en este santo ofiçio por descargo de su
conçiençia dixo q puede aver dos annos poco mas o menos q vn Juan de tarifa
mercader q agora esta pso en este santo ofiçio bivya en esta çibdad en la calle
de Juan de herrera el qul tenya a la sazon vna esclava q se llamava
fatima y hera berverisca y su sennor deste to bivya enfrente de la
casa del dho Juo de tarifa la ql dha fatima tenya comunycaçion con
este to y tenyendola vn dia del dhotpo pgunto a este to q
como guisava el toçino y lo echava en la olla y alli echava la carne
la qul estonçes le dixo pus yo no guyso la carne asy syno my sennor
me manda q fria vna poca de çebolla en azeyte en la olla y alli eche los garvanços
y despus q eche vna poca de agua y hecho esto lave la carne y la eche dentro y
asy mysmo le dixo yo he tenydo otro sennor ants deste po no comya syno los
guysados como los guysan los xprianos echando la carne y toçino y
despus los nabos o garvanços o coles y despus de lo suso dho desde a çiertos
dias este to paso a casa del dho Juo de tarifa no estando
el alli y vydo como la dha fatima su esclava le guysava la olla de la mana q
tiene dho echando a freyr la çebolla en azeyte y despus echando alli los
garvanços y despus el agua y la carne y estonçes este to le dixo sy
guysava de aqlla mana por menga de toçino a lo ql la dha 12fatima
le rrespondio q no q medio toçino avya en casa syno porq el dho Juan
de tarifa le mandava q asy guysase de comer y q este to vydo q aql
toçino lo tuvyeron mucho tpo syn comer del y despus lo echaron por
ay el ql estava muy rrançioso 13y pda q psonas
estavan psents quando le paso lo q dho tiene con la dha fatima dixo q no estava
nynguna psona psente, yten dixo q en el dho tpo q tiene dho la
dha fatima dixo a este to q su amo Juan d tarifa se qria echar con
ella y ella no qria deziendo q por q ella hera mora no qria
echarse con xpiano y q porq no lo qria fasr el dho Juan
de tarifa le dava y ella se huyo y el dho Juo de tarifa le echo vnos
hierros lo ql dixo a este to y a catalina esclava d agujlar po q
este to no sabe q el dho Juo de tarifa se ovyese echado
con ella y q esto es lo q sabe y q a este to le parsçio mal aqlla
mana de gujsar de comer porq nunca fa vysto de tal mana guysar de
comer a los xpianos con quienes este to fa tratado y q el dho Juo
de tarifa rrennya con la dha su esclava y le defendia q este to no
entrase en su casa y q no sabe sy hera porq vya aqlla mana de guysar de comer y
pguntada de odio dixo q no lo qre mal y q lo suso dho dize por
descargo de su conçiençia fuele leydo psevero en ello fuele mandado guardar
secreto paso ante my anton bernal notro (Natalia Batista Pérez
y Dan Munteanu Colán)
1528 Septiembre 19. La fabricación del azúcar continuaba, pues,
siendo uno de los principales productos del país, y su cultivo lo explica un
autor contemporáneo, que visitó las islas en 1526, de la manera siguiente:
Según el factor Nichols había en Gran Canaria doce ingenios, uno en La Gomera y cuatro en La Palma. Respecto a
Tenerife. dice: «Un buen terrazgo para
azúcar da nueve frutos en diez y ocho años. El primero se llama planta. Echan
la planta a lo largo y en un surco razonablemente hondo, de modo que las
raíces, siendo cubiertas de tierra, puedan ser regadas de la lluvia o del agua
de regadío.
Cada raíz produce muchas cañas.
Esta planta está dos años sin dar provecho a su dueño.
Cortan estas cañas por el pie y
hacen fejes della, después de limpias y deshojadas, llevándolas a el molino do
se muelen.
Lo que dellas destilan cae en un
gran vaso, hecho para eso, y lo hacen hervir hasta que tome cuerpo, y después
lo ponen en vasos de barro, y llevan a otro lugar en que lo limpian y purifican
con un género de tierra gruesa que extienden encima. De lo que queda en el
caldero hacen otro género de azúcar que llaman de espuma; y de lo que sale del
blanco hacen una tercera especie de azúcar, y de lo que resta procede la
panela.
Finalmente el deshecho de todos
estos cocimientos y refinos se llama remiel, de que hacen un género de azúcar
que llaman refinado. Cuando este fruto primero, llamado planta, ha sido cogido
del modo que va expuesto, queman el lugar en que nació con paja de caña, hasta
el tronco de las propias cañas, y las riegan después y cultivan con cuidado hasta
que al cabo de dos años echan otra, que viene a ser el segundo fruto, al cual
llaman soca. Y así de dos en dos años consecutivos, hasta que, siendo la planta
demasiado vieja, sea conveniente replantar el cañaveral».
«Hay ingenios de azúcares que los
hacen en mucha cantidad. También se halla entre las dos villas Orotava y
Realejo una lengua de país de tanto provecho, que no se hallará quizá su igual
en todo el mundo».
«Que desde luego Gran Canaria
haya de tomar e tome por encabezamiento para el año de 1533 que se cumple el
arrendamiento que agora está hecho en las dichas rentas de Canaria como dicho
es, y para otros 5 años adelante venideros, que se cumplirán a fin del año de
1538 los 6 maravedíes por 100 que conforme a esta nuestra carta e asiento se han
de cobrar en la dicha isla de Gran Canaria, según que los 5 por 100 suelen
andar en renta los años pasados e las tercias de la dicha isla e de las otras
islas que con ella andan en renta de tercias que se han arrendado e cobrado por
Nos los años pasados, con las tercias de Tenerife e La Palma que se arriendan
juntamente con las dichas rentas en tres cuentos e quinientos e treinta y ocho
mil e trescientos y ochenta e cuatro maravedíes cada año, de monda de Castilla
descontando 50.000 maravedíes que en ella tiene de prometido, e cargando
400.000 maravedíes por el dicho uno por 100 que se acrecienta e los derechos de
lo elLa! millar e otros derechos que en ella se han de cargar, conforme a la
orden de los encabezamientos para que hayan de pagar y paguen los dichos
maravedíes puestos en Sevilla».
También la isla de Tenerife
obtuvo otro privilegio y merced de no pagar alcabala, según
Real Cédula de 19 de septiembre
de 1528; por la cual todos los vecinos de aquella isla quedaban exentos de
pechos y tributos, pagando sólo 6 maravedíes por 100 del valor de las
mercaderías importadas o exportadas. La leña quedaba libre de todo pago.
Si en la parte material
adelantaban las islas con los productos especiales del azúcar y los vinos, en
su parte, por decirlo así, intelectual, arrastraban una vida miserable, no
habiendo otros medios de instrucción primaria que las nociones elementales que
recibían en las iglesias los niños, según lo prescribían las Sinodales de Muros
y Arce.
En las dos principales
poblaciones de Las Palmas y La
Laguna, había preceptor de gramática que daba clase diaria en
un local público. En Las Palmas correspondía su nombramiento al Cabildo
Eclesiástico y en La Laguna
a su ayuntamiento. (Agustín Millares Torres; 1977, t. III:119-22)
1528 Septiembre 19.
La isla de Tenerife, que venía
disfrutando de una manera tácita de un régimen fiscal análogo al de Canaria,
obtuvo para afianzar su derecho la
Real cédula de 19 de septiembre de 1528, por la que
declarando el Emperador exenta a la isla de las contribuciones corrientes en
España, reducía los impuestos, al igual que en Gran Canaria, al 6 por 100 del
valor de las mercancías exportadas o importadas, beneficiando de paso a los
comerciantes extranjeros con la exención de alcabalas. Este privilegio fue
ratificado también más adelante.
1529. El invasor
aventurero Francisco de Montejo, pasa
por la colonia de Canarias tras capitular en la metrópoli la conquista de
Yucatán.
1529. Los alemanes, que han llegado aun acuerdo con el emperador
español Carlos V en 1528 para el dominio y explotación de Venezuela, fondean en
Lanzarote y Gomera. El jefe de la
expedición, Nicolás Fedeffilan, vive en Lanzarote una curiosa y peligrosa
aventura con moros que habían pasado a la isla a apacentar sus cabras y
camellos.
1529. Pedro de Lugo fletó la
"armada, que agora yrá a Berbería", formada en el puerto de Añazu n
Chinet (Santa Cruz, Tenerife). Francisco de Sirpa participó, siendo capturado.
A 20 de noviembre de 1530, su mujer Agueda Gómez, vecina de Eguerew (La Laguna), entregó a Luis de
Aday 32 tostones de plata de Chinet (Tenerife), equivalentes a 4.032 maravedís
de Canarias, ocho varas de paño de florete negro, cinco tocas de lienzo de
presilla, una de lienzo casero y ovillo de hilo "prieto", con peso de
tres onzas, para llevarlo en "este presente viaje, que agora hago a la
dicha Berbería, para lo dar por rescate del dicho Francisco de Sirpa, cautivo
en la dicha Berbería". Capitán de la armada Alonso Luis de Lugo, fue
testigo de la imprudencia de Aday. Habiéndose "desmandado de la
bandera", le capturó Hamete Çigal, padre del moro Hubala, cazado por los
castellanos en Angla de Caballos. A cambio de Aday, Çigal exigió la persona del
hijo y la mitad de la presa, conseguida en la jornada. Blasina de Perdomo,
analfabeta y mujer de Aday, ayudada por su cuñado, Diego de Aday, negoció con
Alonso Luis. Negó el botín pero cedió a Hubala, con condición de que le sería
devuelto o pagado su precio, caso de no ser recuperado Aday, por estar muerto o
haber sido llevado a Fez, como esclavo del Xarife. Recibido a 12 de enero de
1532, fue restituido el 5 de septiembre de 1534, por haber quedado Luis de Aday
en tierra de moros, no sabemos si vivo o muerto.
1529.
El colono Pedro de Ponte y
Vergara fué segundogénito de un "hidalgo"
genovés llamado Cristóbal de Ponte, negociante y mercader, como todos los de su
patria, que tras de prestar notables servicios en la conquista de Tenerife
(adelantando cuantiosos caudales para la misma) se avecindó en el partido de
Daute, por causa de los extensos repartimientos en tierras y aguas con que le
agració dentro de su término el primer adelantado y repartidor el mercenario
don Alonso Fernández de Lugo, dedicándose a las tareas propias de un rico
hacendado que alternaba con las de mercader y navegante.
Nada más se sabía de Pedro de
Ponte ni su hermano. primogénito Bartolomé sobre su ascendencia familiar cuando
en 1529 comparecieron ante el inquisidor don Luís de Padilla para hacer
declaración de su genealogía "por
venir de linaje de confessos". Allí declararon que su padre se llamaba
"Christobal de Ponte, ginoves,
hijodalgo cristiano viejo". Más tarde, cuando títulos y honores
llovieron sobre sus descendientes, los genealogistas como Ramos-y Fernández
Bethencourt, que le sigue-ampliaron el límite de su ascendencia, y así sabemos
(fuera de imaginarios entronques por la sola comunidad de apellidos) que había
sido su bisabuelo el magnífico Mateo de Ponte, noble patricio de Génova, y su
abuelo, Juan Esteban de Ponte, de la misma calidad y como tal inscrito en el
Libro de Oro de la República
mediterránea. En cambio, nada dicen los genealogistas de su posible parentesco
con otro Ponte, Giacomo, también natural de Génova, que se estableció en
Inglaterra a principios del siglo XVI) siendo padre de Elizabeth de Ponte,
segunda esposa de sir Walter Raleigh de Fardell, este último progenitor del
famoso aventurero y pirata inglés del mismo nombre. Quizá esta posible relación
de parentesco
Entre el mercader Cristóbal de
Ponte, naturalizado español, y el mercader Giacomo de Ponte, naturalizado
inglés, explique las relaciones de los Ponte canarios con Inglaterra.
Por su madre, doña Ana de Vergara
(hermana del invasor y conquistador de Tenerife Pedro de Vergara), descendía
Pedro de Ponte de "García de Vergara, hijodalgo, vecino de la ciudad de
Sevilla", y de su legítima mujer la conversa María Hernández, reconciliada
en la Inquisición
sevillana tras un ruidoso proceso, por el que estuvo encarcelada en compañía de
su marido.
Doña Ana de Vergara falleció en
Tenerife en 1514, sobreviviéndole su esposo Cristóbal de Ponte largos años,
pues no dio fin a sus días hasta 1552, en plena senectud, dejando como únicos
herederos a sus dos hijos Bartolomé y Pedro, que se repartieron con arreglo a
su testamento, otorgado en 1 de diciembre de 1532, los inmensos territorios del
genovés, correspondiéndole a Bartolomé los heredamientos de Garachico, ya
Pedro, los de Adeje.
Ambos hermanos habían contraído
matrimonio, respectivamente, con doña María y doña Catalina de las Cuevas,
hijas del bachiller Alonso de Belmonte, judío converso natural de la villa de
Moguer, teniente general del Adelantado y regidor de Tenerife y de su mujer
doña Inés Benítez de las Cuevas, emparentada con el primer Adelantado de
Canarias.
Si nos hemos detenido en examinar
con exceso la genealogía y relaciones de parentesco de Pedro de Ponte y Vergara
ha sido, no sólo por la importancia histórica que a partir de ahora adquirirá
su persona, sino también porque esta mezcla de sangres extraña-genovesa y
judaica quizá explique algunos de los actos posteriores de su vida.
Con relación a Pedro de Ponte,
estamos en posesión de abundantes datos con que ilustrar su biografía. Huérfano
de madre en la más temprana edad, se educó bajo la férula de su padre,
dedicándose ya en plena juventud a colaborar con el genovés en el cultivo de
las tierras de Daute y Garachico, así como en la explotación de los ingenios de
Adeje. Sin embargo, los sueños de grandeza y la ambición de Ponte no se avenían
con las tareas pacíficas de labrador, sino que aun en vida de su padre alternó
tal profesión con el ejercicio del comercio, hasta reunir una cuantiosa fortuna
que le permitió emanciparse del mismo, lanzándose abiertamente por el camino de
los negocios. Así sabemos, por ejemplo, que él era el encargado de abastecer de
carnes a la isla de Tenerife en los momentos de escasez, traficando con tal
objeto con la vecina isla del Hierro (que previamente había arrendado a su
legítimo señor el conde de La
Gomera, Guillén Peraza de Ayala) , muy rica en carneros, de
la que llegó a importar en determinadas ocasiones más de quinientas cabezas.
América, con sus insondables lejanías y fabulosas riquezas, atrajo la atención
de nuestro aventurero, pero tropezó desde un principio con la oposición de raza
impuesta a su linaje, como tropezaría con igual dificultad su nieto Bartolomé
de Ponte al intentar, años después, cruzar el Océano en pos de aventuras.
Ponte tuvo, pues, que crearse en
el marco reducido de la vida insular un escenario propio para sus empresas
mercantiles que harían famoso su nombre en España y en otros países del extranjero, al mismo tiempo que le
convertirían, sin posible discusión, en el potentado más rico de la isla de
Tenerife y quizá del Archipiélago.
Para alcanzar tales fines no tuvo
más remedio que volcar sus actividades sobre las Indias y sobre Inglaterra.
Navíos propios o por él fletados conducían a América los productos agrícolas
del Archipiélago: frutos, vinos y trigo, para ser luego distribuídos por sus
corresponsales en las Antillas, mientras con Inglaterra mantenía activísimo
comercio de azúcares y vino, estando en constante relación con los comerciantes
y factores ingleses avecindados en las Canarias, hasta el punto de protegerlos
y de salir casi siempre fiador de: los mismos en sus pleitos y contiendas
judiciales.
Este frecuente trato y relación
trajo como consecuencia el comercio clandestino de Ponte con América,
valiéndose de los navíos de permiso de Canarias, a base de productos
manufacturados de la industria britana que tenían altísima cotización en el
mercado indiano.
Muerto su padre en 1552, Ponte
estableció sus cuarteles en los heredamientos de Adeje y puso su cuantiosa
fortuna al servicio de su ambición personal. Honores y títulos empiezan a
llover sobre él Regidor del cabildo de Tenerife, lo mismo que su primogénito,
Niculoso, no se conformó solamente con tan alta distinción, sino que obtuvo de la Corona la oportuna Real
cédula para convertir su regiduría en perpetua, siendo uno de 1os primeros que
ostentaron en la isla semejante dignidad, muy poco fre-
cuente en el siglo XVI. Por otra
parte, le hemos visto demandar con insistencia del príncipe don Felipe la
construcción, en sus posesiones, de la casa-fuerte de Adeje, para cuyo objeto
hizo información pública en La
Laguna el 1 de septiembre de 1553, alegando como motivo
particular las continuas depredaciones que los piratas franceses hacían en el
sur de la isla. El Príncipe respondió a tal pretensión ordenando al gobernador
Miranda, por cédula real de 19 de diciembre del propio año, que le informase
minuciosamente sobre las aspiraciones de Ponte.
En El intermedio, deseoso de más
altos cargos, demandó del sucesor de Miranda, como gobernador de Tenerife, don
Juan López de Cepeda, la alcaidía hereditaria del recién construido castillo de
San Cristóbal en el puerto de Santa Cruz de Tenerife, ofreciendo crecidas
cantidades por tan honrosa merced. No pudo conseguir Ponte sus propósitos por
la oposición de Cepeda; pero, en cambio, tuvo la satisfacción de ver aprobado
por la Corona
su proyecto de erigir en Adeje una poderosa casa-fuerte para protección de sus
ingenios, ya que recibió la autorización correspondiente por Real cédula de 2
de mayo de 1555. Desde entonces fue alcaide perpetuo de la casa-fuerte de
Adeje, con carácter hereditario (previo pleito homenaje) en sus sucesores,
merced que ha servido a los genealogistas para titular indebidamente a él y a
sus descendientes como señores de Adeje unos, y señores de la casa-fuerte de
Adeje otros, cuando nunca gczaron sus herederos de verdadero señorío jurisdiccional
hasta un siglo más tarde (52) .
Precisamente tal aspiración
-único escollo en las ambiciones de Ponte- fue causa de las más ruidosas
desavenencias en el geno de la administración insular. Apenas don Pedro de
Ponte había puesto los cimientos de la casa-fuerte de Adeje cuando aspiró, a
costa de buenos ducados, a romper la unidad realenga de la isla, conservada
intacta hasta entonces, para erigirse en el sur de la misma, teniendo por
cabeza a sus ingenios, un verdadero señorío jurisdiccional. La Corona más que laxa en el
siglo XVI para tales concesiones, por apremios continuos de dinero, recibió la
demanda con agrado y el Rey decretó en Valladolid, el 19 de abril de 1558, que
el gobernador Hernando de Cañizares abriese en Tenerife la oportuna información,
sobre si era cierta la relación que Pedro de Ponte le había hecho de que poseía
a doce leguas de la ciudad de La
Laguna, en un lugar despoblado, "ciertos heredamientos y haciendas", pues pretendía y
suplicaba por merced "comprar'
la jurisdicción civil y criminal del dicho término y algún distrito más...
La Justicia y Regimiento de
la isla de Tenerife recibieron de muy mal talante la demanda de Pedro de Ponte,
destacando, por las protestas en el seno de la corporación local el propietario
de los ingenios de Abona Pedro Soler, "acaso
no tanto como Regidor cuanto como vecino del territorio que Ponte intentaba
invadir dinero en mano" .
Los términos de la Real cédula amenazaban
directamente a sus propiedades, pues aquella alusión al territorio de Adeje y algún
distrito más... apuntaba con sus tiros a su propia persona, para convertirlo de
rival en el comercio con Inglaterra, en vasallo obediente a su nuevo señor
jurisdiccional.
Pedro Soler requirió repetidas
veces al gobernador Hernando de Cañizares para que convocase a Cabildo; recabó,
asimismo, su apoyo levantó la protesta airada de los regidores; sumó a ella la
del personero general, y consiguió el nombramiento de Alonso Calderón como
mensajero extraordinario en la corte para oponerse a las pretensiones del
alcaide de Adeje; y si bio el gobernador Hernando de Cañizares llevó a cabo en La Laguna, en presencia de
Pedro de Ponte, la información requerida, no pudo éste evitar que la protesta
airada de la isla contuviese la decisión regia por un siglo. Lo que no le fue
dado conseguir a Pedro de Ponte lo obtendrían sus sucesores, en 1655, de un
monarca como Felipe IV, más susceptible a los ofrecimientos de dinero y más
necesitado de numerario que su abuelo el gran rey Felipe II.
Cuando en 1556 se efectuó en la ciudad
de La Laguna,
el domingo 7 de junio, la proclamación de este monarca, Pedro de Ponte recibió
un honor más: el pendón real fué depositado en su domicilio de la plaza de San
Miguel o del Adelantado, como regidor más antiguo que era del Cabildo, de donde
fue sacado solemnemente, por su propia mano, en presencia de la Justicia y Regimiento,
para ser colocado en "un cadahalso.,
que, hecho estaba en dicha plaza, en un mastil", junto a la "bandera general de la isla". La
ceremonia de la proclamación revistió una extraordinaria solemnidad.
1emnidad.
Si a la breve enumeración de sus
cargos y honores añadimos ahora las relaciones de parentesco que adquirió por
los brillantes enlaces de su numerosa prole, tendremos idea cabal del
ascendiente político y social de Pedro de Ponte en todas las islas del
Archipiélago. Ya dijimos en anteriores líneas cómo había contraído matrimonio
el futuro alcaide de Adeje con Catalina de las Cuevas, hija del bachiller
Alonso de Belmonte y de Inés Benítez de las Cuevas. El matrimonio debió
efectuarse alrededor del
año 1529, pues al presentarse en
dicho año Pedro de Ponte ante el inquisidor don Luís de Padilla declaró ser
casado y "no tener hijos" ;
mientras que a partir de esa fecha nacieron sus once vástagos, tres varones y
ocho hembras. Fueron éstos: Niculoso de Ponte y Cuevas, regidor del Cabildo de
Tenerife, capitán de una de las compañías de infantería de Garachico en 1554
(al ser éstas reorganizadas por el gobernador López de Cepeda), capitán de las
milicias de Adeje años más adelante, en 1564, inseparable colaborador de su
padre en todos sus negocios y primer usufructuario del mayorazgo que en cabeza
suya fundó Pedro de Ponte, con autorización real, ante el escribano Juan López
de Azoca, en 1567.
Casó Niculoso de Ponte en 1561 (cuando
ya tenía descendencia ilegítima, fruto de sus amoríos con Catalina Jordana),
con su prima hermana de doble vínculo Ana de Vergara Ponte y Cuevas, hija de
Bartolomé de Ponte Vergara y de su mujer María de las Cuevas. .
El segundo hijo de Pedro de Ponte,
que se llamó Alonso de Ponte y Cuevas, fue regidor del Cabildo de Tenerife en
1564, por renuncia de Juan de Meneses; capitán de una de las compañías de
infantería de Garachico en 1569, y usufructuario del segundo mayorazgo fundado
en su favor por nuestro biografiado. Casó don Alonso con Elvira de Vergara
Alzola y Ríos, hija del regidor Pedro de Vergara Alzola y Lugo y de María de
los Ríos Aguirre.
En cuanto a la descendencia
femenina de Ponte, sus enlaces fueron más brillantes todavía. Una de sus hijas,
Inés, fue marquesa de Lanzarote por su matrimonio con Agustín de Berrera y
Rojas; otra, Isabel, casó con Francisco de Varcárcel, futuro primer alférez
mayor perpetuo y capitán general de Tenerife, y las restantes enlazaron con las
casas de Xuares Gallinato de Lugo, Xuárez de Lugo, Ponte Cuevas y Fonte de
Berrera.
Las relaciones
entre John Hawkins y los Ponte constituyen un capítulo desconocido de la
historia de Canarias, de las que apenas si se puede encontrar otra alusión que
no sea la más que vaga de Leonardo Torriani en su Descrittione...Cuenta el
ilustre cremonense, al referirse, en las postreras páginas de su obra, a la
isla de San Borondon, cómo "Giouan
Acles lnglese zio del conosciuto Francesco Drago stando egli piú volte in
Tenerife referi a una persona principale chégli era stato tre volte in questa
Antiglia. .." .La "persona principal" de quien
Torriani recogió la información en Tenerife cuando su estancia en 1587 no pudo
ser otra por aquella fecha-a nuestra manera de ver-que don Pedro de Ponte y
Vergara, tercer alcaide de la casa-fuerte de Adeje, nieto del famoso Ponte,
quien pudo oírla en su niñez de boca del pirata o tener referencia directa de
la misma por testimonio de su padre Niculoso.
La noticia, aunque escueta, tiene
interés para nosotros, en cuanto confirma otros testimonios de la época.
Sabemos por ella que Juan Aclés -John Hawkins-había estado en Tenerife muchas
veces y que pasados los años todavía se conservaba vivo en la memoria de las
gentes el recuerdo de sus viajes, así como que se le sabía "pariente" de un nuevo astro de
radiante luz: Francis Drake. Y, en efecto, las visitas de John Hawkins
debieron ser tan frecuentes en el
Archipiélago, que causa asombro considerar cómo han podido pasar desapercibidas
hasta ahora.
Ya hemos visto con toda precisión
su expedición a Canarias de 1560 y cómo entonces admitíamos, dentro de lo
posible, que desde Abona y de la mansión de los Soler se trasladase a Adeje a
residir en la casa-fuerte.
Su amistad con los Ponte tuvo que
ser muy fuerte con anterioridad a 1562 y, por tanto, es imposible admitir que
desperdiciase aquella ocasión sin visitarles en su castillo.
Lo que no está claro es cuándo
resolvieron ambos de común acuerdo Pedro de Ponte y John Hawkins la expedición
a las Indias Occidentales de 1562. ¿Fue en 1560, a raíz del viaje que
hemos comentado... ? ¿Fue en algún otro viaje llevado a cabo entre esa fecha y
el año 1562. ..? Nos inclinamos más por esta última suposición, ya que no es
probable que en esos dos años suspendiese el inglés el comercio activo con las
Canarias ni que un hombre dinámico como Hawkins perdiese tanto tiempo en
organizar la ansiada expedición a las Américas.
Lo cierto es que por esos años
Pedro de Ponte y John Hawkins decidieron en secreto fusionar sus empresas
comerciales, colaborando cada cual en la medida de sus fuerzas para abrir las
puertas de América al tráfico clandestino de esclavos africanos y mercaderías
inglesas. La gran dificultad del viaje a América de los ingleses estaba
precisamente en la carencia de buenos pilotos para llevar a cabo con felicidad
el viaje.
Los britanos, como sus
antecesores los franceses, estaban en condiciones por sus conocimientos
náuticos de arribar a las costas del Nuevo Mundo., pero como se arriba a un
país virgen, en busca de puertos, surgideros y refugios, ignorantes de los
peligros, temerosos de cualquier asechanza; en las mismas condiciones
psicológicas y prácticas en que arribó Colón a las Antillas en 1492. En Estas
circunstancias llegaron, por ejemplo, al Brasil Paulmier de Gonneville en 1503,
y William Hawkins, en 1530. Pero cuando la piratería comercial clandestina
quiso abrir las puertas del mercado americano fué preciso a los franceses y a
los ingleses la colaboración de los pilotos de España y Portugal, traidores a
sus respectivas patrias, porque la ciencia náutica y los conocimientos
prácticos acumulados en un siglo de descubrimientos no se improvisaban al
conjuro de la audacia o de la aventura.
Tal dificultad fue solventada por
Pedro de Ponte ofreciendo a Hawkins la colaboración de un piloto español a su
servicio, Juan Martínez, natural de Cádiz, con la promesa de embarcarle
secretamente en sus navíos desde la casa-fuerte de Adeje, para que los
condujese por entre el intrincado laberinto de las calas, playas, islas y puertos
antillanos.
La segunda dificultad de la
empresa: la resistencia de las autoridades españolas y de los naturales a
comerciar, prometía Ponte allanarla, en la medida de sus fuerzas, con la
colaboración de sus corresponsales en América. De todo lo demás: navíos,
tripulaciones, armamento contra cualquier sorpresa y para intimar a los
españoles, vituallas y mercaderías, Hawkin.s salía responsable con sus medios
propios y la colaboración de los negociantes londinenses, y no se crea que los
hechos hasta aquí narrados se apoyan en malévolas suposiciones o rumores faltos
de fundamento, sino que están aseverados nada menos que por el embajador
español en Londres don Diego Guzmán de Silva en carta posterior a los sucesos
que vamos a narrar: "Aquines cuando
hace estas jornadas [a las Indias] toca primero y va a tomar agua y otras cosas
necesarias a las islas de Canaria; tiene particular comercio y amistad con un
Pedro de Ponte, vecino de Tenerife, y un su hijo que se llama Nicolaso de
Ponte, que vive en Xaide [Adexe]; he leido cartas originales y firmadas de sus
nombres para Aquines y de-
mas que tratan en ellas acerca de su comercio Estos mismos según tengo
aviso dan siempre vituallas en aquellas islas al Áquines y en el primer viaje
que hizo. ..a la isla de Santo Domingo, al puerto de Monte-Cristo le dieron un
piloto que se llama Juan Martinez, vecino de Cadiz, que volvio con el a este
Reino donde estuvo escondido al- gunos días...". y terminaba sentencioso el embajador: "Si no hubiese
quien solicitase a estos -los ingleses -y los encaminasen a las
islas-Antillas-no habrían comenzado estas navegaciones...".
El piloto Juan Martínez, que
había de conducir la expedición a través del Océano y por entre el intrincado
laberinto del mar de las Antillas.
Pedro de Ponte informó además a
Hawkins de las noticias que iba recibiendo de sus corresponsales en la isla de
Santo Domingo., que le garantizaban la existencia de un grupo de españoles
dispuestos a comprar sus mercancías.
El mismo Hakluyt en su relación
del viaje de Hawkins, y no obstante estar informado seguramente por éste con su
táctica inveterada de medias verdades no puede menos de declarar que el pirata
había estado de arribada En Tenerife, siendo allí amistosamente recibido. (En: A. Rumeu de Armas, 1991).
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