domingo, 21 de diciembre de 2014

MUJERES AFRICANAS SINGULARES-LXXVII





Carmen Ruiz Dorta

Parteras que iban de casa en casa ayudando a “DAR VIDA”, como se decía entonces.


Y es que eso es lo que hacían: Ayudar a DAR VIDA, ya que históricamente las parteras eran vistas como personas que compartían y vivían el nacimiento con la madre, y su labor iba más allá que asistir al parto exclusivamente, una partera se convertía en una confidente, asesora, ayudante y compañera de la madre, sobre todo de las primerizas, en ese difícil trance que es dar a luz Por ello, a las parteras, también se les ha conocido como madrina y matrona, comadre y comadrona, términos, todos ellos, que llevan implícitos la función de acompañar en el trance de la maternidad. También se las ha considerado mujeres con conocimientos sobresalientes; razón por la cual, en lugares como Francia, han recibido el nombre de mujeres sabias. Y de esta sabiduría pueden dar fe miles de mujeres icodenses asistidas por Doña Carmen. Y esa fue la profesión que ejerció Doña Carmen “carrera” La Partera, durante 71 años de su vida. Carmen nació el 7 de Abril de 1897,  en una casa en la calle Los Reyes, durante años la calle más industrial de nuestra ciudad, A partir de los 18 años se inicia en las tareas de partera, práctica que adquirió sin ningún tipo de estudios ni formación, sólo con los años y su experiencia, sus mejores aliados, que le acompañarían durante toda su fecunda trayectoria. Fecunda sobre todo si miramos hacia atrás y nos fijamos en las proles tan numerosas que se formaban en cada una de las familias de nuestro municipio, en otras épocas.  de forma altruista, ayudó a venir al mundo a miles de niños a lo largo de sus 71 años de profesión, no importándole nunca la condición social, política o económica de la familia atendida, aceptando solo pequeños obsequios alimenticios como pago por su labor. Llevando como únicos utensilios una cesta y unas tijeras, con las que cortar el cordón umbilical, recorriendo calles, y caminos, a pié, con la única ayuda de su inseparable bastón, de esta manera Doña carmen se convirtió, por méritos propios, en un personaje reconocido en el Icod de aquella época.Doña Carmen siempre estuvo a la altura de las circunstancias duras que aquella época que le tocó vivir. Durante el momento de los nacimientos tuvo que afrontar partos de toda índole, como alumbramientos que venían de cara, de piernas, complicados o simultáneos, e incluso intervenir en algún caso en que el feto no había sobrevivido al embarazo.Raro era, por tanto, el entorno familiar en que Doña Carmen la Partera no hubiera traído al mundo a algún componente. Incluso durante los años 70 del siglo pasado, cuando las leyes hicieron que las embarazadas tuvieran que acudir a los hospitales, ella siguió realizando su trabajo. Ya con la llegada de los años 80, fue dejando paulatinamente de ejercer su oficio. Casi todo el mundo tenía coche ya, o existía el taxi, y las mujeres poco a poco se fueron concienciando en que para eso estaba el hospital, aunque hasta poco antes de su fallecimiento, el 7 de abril de 1984, a los 87 años, intervino en sus últimos partos.

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