sábado, 13 de diciembre de 2014

"las pintaderas canarias de madera"


Al referirse a las pintaderas canarias Pellicer las correlacionó con los «cigard» de la cultura de Ntereso (Alto Volta), y con sus similares del neolitico de Kintapo (Volta Negro), elementos que quedarían explicados a partir de los influjos del neolítico reciente de tradición sudanesa donde, a nivel formal, se pueden establecer (aunque no siempre justificar) analogías y cadenas taxonómicas (Pellicer, 1974: 156).
En el cuadro de estas relaciones con el Africa Occidental, en Costa de Marfil, ya en plena Africa Negra, entre Comoé y Agueby, el mismo Monod pudo revisar una interesante colección de sellos pintaderas propiedad de M. Bédiat quien a su vez le sirvió de informante trasmitiéndole una interesante información sacada de sus experiencias con los indígenas. Los nativos de esta región emplean estos tampones para imprimir sobre el cuerpo de las mujeres, cuando éstas están de parto,
con el fin de propiciar efectos benéficos en contacto con los caracteres y dibujos de influjo mágíco,y protector contra hemorragías y otras complicaciones que entraña la crisis somática de la parturienta.

En la tase danubiana JI, abundan ya los sellos de arcilla que siguen y repiten su tradición oriental. En una interpretación y valoración del sustrato mediterráneo que, evidentemente, se detecta en Gran Canaria, Pericot consideró que las pintaderas canarias no eran otra cosa que un elemento más de esa gran corriente cultural de origen oriental que a través del Norte de Africa alcanza Canarias en el ID milenio (Pericot, 1955: 28). Este mismo criterio difusionista fue utilizado en el trabajo de Alcina quien dice que « ... debemos considerar a las "pintaderas" como parte de un fenómeno general de difusión que, partiendo del Próximo Oriente llegaría a morir a América. Nuevamente, pues, Canarias es el lugar de paso que une a Europa con América aún en tiempos prehistóricos» (Alcina Franch, 1956: 102-103).

En cuanto a Canarias los Tiles o El Brezal, actuales reliquias del otrora famoso Bosque de Doramas (y que persistió en su estado selvático hasta que se procedió a su roturación en el siglo XVllI), testimonian esta posibilidad. No tiene nada extraño que una cultura que reviste sus palacios con tablones de tea (Palacio de Gáldar), excava sus sarcófagos en troncos de pino (cajón funerario de Agaete), fabricacierres y puertas de madera (Cuevas de Valerón), y dispone sus entablamentos con vigas de tea (Valle de Guayedra, Altabaca) utilice la madera para la fabricación de este mobiliario y, en consecuencia, para grabar sus marcas de propiedad o de identificación. Bien en sus escudos o rodelas, bien en sus sellos.. (Actualmente en el museo canario..se supone).
María Gómez Díaz. Diciembre de 2014.


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