viernes, 31 de octubre de 2014

Dia de finados





Tal día como mañana por la noche se encienden lamparillas en un recipiente con aceite y agua por las almas de los fallecidos. Antaño las cofradías pedían para la novena de ánimas y se piensa que soñar con muertos significa boda. En el pasado se le ponía una vela encendida en la mano del moribundo para que no fuera al purgatorio
se ha perdido la costumbre de ponerle a los difuntos décimas que en el pasado encargaban al poeta Guillermo Perera, para luego los familiares del muerto fingir llantos. Los allegados al fallecido cogían escritos poéticos y se enteraban de los datos de la vida del llorado, mientras otros optaban por comer al lado de las tumbas con manteles en el suelo.

En los pueblos de Canarias, la muerte de una persona no pasaba desapercibida para nadie en aquel pequeño pueblo marcado por las faenas agrícolas y el cambio de las estaciones. Ningún vecino podía ser ajeno a ella y, de un modo u otro, era inexorable su activa participación en el hecho.

La casa del muerto se convertía en el centro de la actividad social, cuyos habitantes encontraban pocas oportunidades de encontrarse y reunirse, aparte de las que, eventualmente, les proporcionaba la misa o las escasas fiestas. Por el ambiente
creado, parecía que el pueblo había perdido el aliento al mismo tiempo que el extinto.
En un principio, la tradición de los finados era, eminentemente, familiar y se contaban anécdotas de los finados de la familia y los hacía presentes con sus palabras. Mientras tanto, se compartía una comida frugal a base de donde se había preparado el condumio, consistente en torrijas con miel de caña, nueces, castañas asadas, higos pasados, acompañado todo con vino, mistela, con anisado. Luego se salía y la celebración llevaba el rito en la calle con los ranchos de ánimas que iban por el pueblo con sus cánticos.
En verdad, tenía todos los visos de una comida ritual: se hablaba poco, se rezaba y los abuelos suspiraban pensando si llegarían a la comida del próximo año. Mientras se oscurecía por la llegada de la noche, si es que la luna no lo remediaba, lucían y crepitaban las lamparitas de aceite en honor de los muertos. Así comenzaba la noche de difuntos con el insistente doblar de las campanas, cuyos toque de ánimas parecían suspiros lastimeros.
María Gómez Díaz. Octubre de 2014.


La historia la escriben los vencedores




La historia la escriben los vencedores, entiéndase por vencedores los humanos que han ejercido la violencia y explotación hacia otros seres vivos, empujándolos al miedo y a la sumisión Sin embargo, el paso del tiempo proporciona una perspectiva más objetiva, mostrando que vencer no siempre es sinónimo de convencer.

Cuando no recordamos lo que nos pasa, nos puede suceder la misma cosa.
Son esas mismas cosas que nos marginan, nos matan la memoria, nos queman las ideas, nos quitan las palabras... oh... Si la historia la escriben los que ganan,
eso quiere decir que hay otra historia: la verdadera historia, quien quiera oir que oiga. Nos queman las palabras, nos silencian, y la voz de la gente se oirá siempre.
Inútil es matar, la muerte prueba que la vida existe...

Una vez , un grupo de historiadores interrogaron en una determinada zona las vivencias de los naturales , ya mayores, que recordaban de la guerra civil , después de este estudio de campo llegaron a la conclusión de que la mayoría equivocaba fechas , muchos confundían lugares en fin , que los recuerdos traicionaban a la mayoría , si estos supuestos no son cotejados por otras vías , podemos imaginar en la antigüedad una tradición de unos hechos acontecidos y transmitidos de forma oral lo corruptos y tergiversados que llegan al final estos datos , esto hecho ya sin malicia , de otro modo es imposible buscar la verdad de los acontecimientos.

Me recuerda esto a lo comentado hace tiempo por un amigo; "De lo que me dicen no me creo nada y de lo que veo, la mitad."
Maria Gómez Díaz. Octubre de 2014.


EFEMÉRIDES DE LA NACIÓN CANARIA:



UNA HISTORIA RESUMIDA DE CANARIAS

PERIODO COLONIAL 1401-1410


CAPITULO I

 




Eduardo Pedro García Rodríguez

 1401. Desde principios del siglo XV el control del trafico mercantil en el Mediterráneo Oriental estaba controlado por los musulmanes, había crisis demográfica en Europa, el oro y la mano de obra, trafico de esclavos, se buscaba en África, las condiciones técnicas permitían organizar expediciones con estos fines a las costas del norte y occidente africano. Todo ello provocó que el eje de la actividad económica europea se desplazara del Mediterráneo al Atlántico. Las Islas Canarias fueron entonces redescubiertas y utilizadas por esos comerciantes y navegantes europeos como base y objeto de sus operaciones especialmente esclavistas. Entre los años 1401 y 1402 los europeos financiaron expediciones que invadieron se instalaron y conquistaron con poco esfuerzo las islas de Erbania (Fuerteventura), Titoreygatra (Lanzarote), Esero (El Hierro) y La Gomera, Establecieron en ellas sus señoríos y comenzaron su explotación. Realizaron incursiones a las costas del continente y las otras islas para capturar esclavos que era una mercancía muy preciada en aquellos tiempos.

Las islas de Chinech (Tenerife), Tamaránt (Gran Canaria) y Benahuare (La Palma) no presentaban condiciones para ser conquistadas del mismo modo debido a la mayor resistencia de sus habitantes a la invasión europea y así permanecieron como objeto de diversas escaramuzas hasta 1461 cuando se realiza un acto nominal de conquista en Tamaránt (Gran Canaria) y otro similar en Chinech (Tenerife) en 1464, que para los guanches no pasó de ser un acto estrambótico de aquellos raros europeos.

También la Corona de Castilla, que estaba en un periodo expansionista colonizador y sedienta de los recursos naturales de otros pueblo, se interesó por el tema y después de comprar a los señoríos los derechos sobre Gran Canaria y Tenerife emprendió declaró de manera unilateral ala guerra a la nación canaria y inició la invasión y conquista del resto de las islas. En 1478 concluyó el sometimiento de Tamaránt (Gran Canaria), después de prolongados años de lucha, sin que hubiesen vencedores ni vencidos puesto que la asimilación de la isla a la corona de Castilla se llevó a cabo mediante un pacto o tratado entre reynos y que posteriormente la corona castellana traicionó como era habitual en ella, en 1493 concluye la de Benahuare (La Palma), en 1496 la de Tenerife, ambas en similares circunstancias que las otras dos.

Las islas invadidas por mercenarios de Castilla, desde sus inicios, adoptaron sistemas administrativos basados en los propios de la metrópoli. En cada isla había un consejo de diputados europeos que se reunía en cabildo cuyo presidente era el gobernador y que era el representante de las islas ante la corona en los enclaves fronterizos. El gobernador de Benahuare (La Palma) y Chinech (Tenerife) era el mercenario y esclavista Fernández de Lugo a quien el la erina de Castilla había concedido ambos cargos por meritos obtenidos en la invasión y saqueo de esas islas. Los cabildos tenían funciones de hacienda, militares y judiciales y esta organización se mantuvo hasta bien entrado el S XVII, aunque los cabildos continuaron como tales hasta el S. XIX

1402. Los piratas Jean de Bethencourt y su socio Gadifer de Lasalle parten de La Rochela para Cadiz el 1 de mayo de 1402 con ochenta franceses, a los cuales se unen otros aventureros castellanos.  Tras hacer frente a un motín de la tropa y marinos quienes reclamaban los salarios atrasados de meses, Bethencourt consigue contentarlos pagándoles parte de los mismos gracias a un préstamo concedido por un tío suyo, tras robar un ancla y un esquife a un capitán inglés, prosiguen viaje a Lanzarote a donde llegan a fines de junio. Con ellos van de capellanes los miembros de la secta católica Juan Leverrier, presbítero, y Fray Pedro Boutier (no Bonthier), O.S.B. (no O.F.M.). Bethencourt y Berthin de Berneval como comandante del fuerte (Hist., I, 17; BAE, XCV, 65a-b). (Las Casas)Gadifer se apoderan de Titoreygatra (Lanzarote); edifican, un fuerte en Rubicón (Lanzarote) y esclavos Bethencourt, por falta de recursos, vuelve a Castilla y a Francia (con un cargamento de guanches), a gestionar ayudas, dejando a Gadifer como gobernador en la isla.

1402. Artemi Semidan, muere en Arguineguín defendiendo la independencia de la matria ante el ataque de las tropas invasoras del pirata normando Jean de  Bethencourt. 
Es el descendiente y heredero de los fundadores de su dinastía Andamara y Gumidafe, único Rey de Tamaránt (Gran Canaria,) lo que de muestra la unidad territorial y el carácter unitario del reino y monarquía, con capital en Agaldar. El topónimo Gáldar es la derivación directa de su formula original Agaldar, cuya raíz etimológica contiene el morfema G-D relacionado con el radical "IGDAR" que a su vez tiene dos cabeceras semánticas: Fortaleza, Prominencia, que se relaciona con el sitio aludiendo a su Montaña.
1403 Noviembre 28.  Según una bula de Clemente VI, la titularidad de la invasión y conquista de las Islas Las Canarias, pertenece a los reyes de Castilla, y haciendo uso de su supuesto derecho, Enrique IV expide una Real Cédula, que confirma al pirata Juan de Bethencourt señor feudal de Canarias y vasallo del rey castellano.
1403. Gadifer de La Salle, pirata normando socio del también pirata Jean de Bethencourt, desembarca en la isla de la Gomera capturando como esclavos a cuatro gomeros. En un nuevo intento de desembarco son rechazados.
1403. Enrique III de Castilla hizo pregonar, en sus puertos, severa prohibición de acercarse a las Islas Canarias, sin licencia del normando (Jean de Bethencourt), que empantanado en su invasión y conquista, embarcó en busca de refuerzos, no sabemos si con destino a Francia o Castilla. Habiendo avistado el Cabo de Bojador, sin acercarse de puro miedo, la tormenta le arrastró a la costa. Le recibieron aborígenes acogedores, auxiliándole para que pudiese continuar viaje. Murió en 1406, en su Normandía natal.
1403. El pirata normando Jean de Bethencourt gestiona ante Enrique III (no ante Juan II que, dice el Padre Las Casas) su supuesto señorío de Canarias y pide ayuda; y recurre al Papa Benedicto XIII, en Avignon, para pedirle también ayuda material y espiritual: indulgencias y privilegios de cruzada y la creación de un obispado en el fuerte de Rubicón. (Las Casas)

1403. Ausente Bethencourt de las islas, Berthin de Berneval se rebela contra Gadifer; y, uno y otro, hacen asaltos y esclavizaciones en las islas (Hist., I, 17; BAE, XCV, 65b. (Las Casas)

1403. Por el mismo año 1403, víspera de Santa Catalina, volvió Alonso á Rubicón dando aviso que el Rey con 90 de los suyos estaban fortificados en cierto término de la aldea de Catife, donde podían ser presos con el Rey, Con el aviso se dispuso Gadifer con 20 hombres, llegaron al alba, cercaron la Casa del Concejo, entraron dentro y hubo gran pelea por gran rato, y aunque la puerta era muy angosta se huyeron todos menos siete, dos prisioneros, el Rey y otro llamado Alby, los tres muertos y dos mal heridos; todos los más franceses quedaron heridos; pusieron al cuello de los prisioneros cadenas y aunque los que hirieron fueron presto prisioneros, se les dió luego libertad á pedimento del traidor Achien; y así aprisionados los llevó Gadifer al sitio de las sepulturas de los franceses muertos, donde quiso hacer de ellos lo mismo, y con graves juramentos de sus disculpas fueron perdonadas las vidas, y en Rubicón se les echó, de más á más, grillos duplicando sin cadena, y después porque se lastimaban las piernas la cadena corriente sin ellos,

Después de pocos días vienen á Rubicón de compañía más de 30 camaradas de paz con Achien que pedía ser cristiano y licencia después de ser Rey para poner las vestiduras reales que son ciertas antiparras ó polainas de cuero crudo de cabra y de lo mismo brazaletes y en la cabeza un bonete de dos puntas á modo de mitra de cuero de cabrón muy recio, y llegándose cerca le dijo el Rey preso, ¡Fore fronche ve!" , que es ¡Ah traidor infame! y Achien mirándole se rió é hizo escarnio, y despedidos de Rubicón con buena promesa y amistad, envió á  Gadifer á pedirle enviase por el sustento de alguna cebada que hubiese; respondió Achien que él haría ponerla en tal sitio donde fuesen por ella los franceses donde llaman el Castillo Viejo, que hay fama le fabricó allí Lanzeloto Mailesol, italiano, cuando aportó en esta Isla, Fueron siete franceses por la cebada y cada uno cargando con la cantidad á la medida de sus fuerzas, venía capitaneándoles Achien con 23 naturales de escolta y aunque ya era tarde cerca de noche, les pareció volver á todos por otra carga de cebada, y les dijo el cabo Juan Cortés que no se fiasen ni mezclasen con, los gentiles, que les parecía ser de sospecha y temían algún daño á los franceses que habían quedado en guarda de la demás cebada; más caminando muy á prisa los gentiles, y con ellos un Guillermo Drandac; á éste, por verle apartado de los demás, le embisten, hieren con trece heridas, acudiéronle y huyendo los traidores vuelven á Rubicón con el herido y muy admirados de la traición.

El Rey que presente á todo lo que pasaba con sus prisiones ó cadena, cargóla sobre sí y caminó á su cueva, sin poder francés alguno estorbarle; fue grande el regocijo de los suyos, y obedecido se dió luego sentencia de muerte á Achien, que fue apedreado y después quemado, todo con mucha presteza; los franceses que estaban en el Castillo Viejo con la cebada fueron acometidos, y á un amigo de Achien quitaron la cabeza y puesta en un palo sobre un montecillo fue bastante para aumentar la guerra más sangrienta que nunca, no perdonando sino á los niños; los gentiles ya tímidos y amilanados se dejaban morir en las cuevas y riscos, tenían buena presa de ganados y gente los franceses, y á otros amigos más por temor, con ánimo de salirse de la tierra en la primera embarcación que viniese; pues en todo este tiempo no aportó navío, que antes
eran más frecuentes. (Marín de Cubas, [1694] 1993)
1403? Benahuare (La Palma) Garehagua   (S.XV-XVI). La temprana invasión y conquista de la isla de Eseró (El Hierro,1402), llevada a cabo por los piratas Jean de Bethencourt y Gadifer de La Salle, la convierte en una excelente plataforma desde donde alcanzar con relativa facilidad las costas de Benahuare (La Palma), tanto para comerciar con los nativos como para hacerlos objeto de este comercio. En uno de estos asaltos, los piratas normando-castellanos y los auxiliares bimbaches (herreños) son rechazados en el término de Tenagua (Puntallana) por los hawaras, decidiendo estos trasladar el pillaje al bando de Tigalate, a la sazón gobernado por los hermanos Juguiro y Garehagua. Allí prendieron a una hermana de Garehagua, revolviéndose ésta de tal manera que Jacomar le dio de puñaladas y la mató. Volvió Jacomar a Benahuare (La Palma) para restablecer las paces con los hawaritas. En el desarrollo de estas actividades, confiaría a Garehagua, sin conocer la relación que le unía con la muerta, los hechos acaecidos en su anterior visita a la isla. Una vez confirmada la identidad de la víctima, Garehagua decide vengar su muerte y para ello “volvió un asta, que tenía puesto por hierro un cuerno de cabra, y dióle en la barriga y matólo, sin poder ser socorrido”.
1404. Juan de Bethencourt, vuelto a las islas a principios de 1404, (con un grupo de colonos franceses) logra poner paces entre los suyos y somete a los indígenas (que se habían rebelado) el 27 de febrero de 1.404. Intenta conquistar la isla Erbania (Fuerteventura) e incluso Tamarant (Gran Canaria), pero no lo logra. (Las Casas).

1404.
Los invasores y colonos organizan un tercio denominado Arqueros Lanzaroteños: pasados algunos años se formaron dos compañías con moriscos y convertidos y en 1482 reinando los Reyes Católicos, se organizó el segundo cuerpo militar de hijos del país.

Poco después se formó en el Real de Las Palmas el tercer cuerpo de indígenas; para la conquista de Tenerife se reunió en 1494 un cuarto cuerpo de tropas auxiliares, y sometida la isla y fundada la Ciudad de San Cristobal de La Laguna, se creó un quinto cuerpo. Las primeras compañías de Milicias de Tenerife se organizaron en 1553 por el Gobernador de la isla y Cabildo para atender a las necesidades de la defensa; uno de los primeros capitanes fue Juan Fiesco natural de Niza. En 1625 este Cuerpo se convirtió en Tercios y en 9 de Abril de 1707 en Regimientos.- En 1770 habia cinco Regimientos en Tenerife, tres en Gran Canaria y uno en cada una de las otras islas.

En 30 de Junio de 1785 concluyó su curioso e importante manuscrito sobre Gran Canaria el Capitán del Real Cuerpo de Ingenieros D. Miguel Hermosilla Vizcarrondo. A comienzos de

1404. El Papa Benedicto XIII, en Avignon, el 7 de julio concede a Bethencourt las indulgencias y privilegios de cruzada y erige el obispado de la secta católica de Rubicón {Róbigo) en la isla de Titoreygatra; y por la bula Apostolatus officium del 7 de julio de 1404, nombra a Fray Alfonso de Sanlúcar de Barrameda, O.F.M., obispo de esa diócesis. (Las Casas)

1404 Febrero 20.
Fue bautizado por el rito de la secta católica el Rey de Titoreygatra (Lanzarote) Guadarfía también conocido como Guadafrá.

...Aldea Grande, dicen: «y conociendo la traición de Bertín y sus compañeros y el ultrage que se le había hecho, como hombre valeroso y esforzado rompió las ligaduras que lo sugetaban, escapando de los tres hombres que tenía en su guarda. Uno de ellos que era gascón quiso perseguirlo, más volviéndose el rey a él con gran coraje, le dio tal golpe que ya nadie se atrevió a acercársele. Esta era la sexta vez que se libraba de las manos de los cristianos, por su valor y esfuerzo». A la que debemos añadir una séptima como antes hemos relatado, con motivo de la traición de su vasallo Asche.

Su exaltación del trono trajo disturbios la nobleza por la discutida paternidad de su madre Ico, dejando un rastro de espíritu sedicioso que se exteriorizó en las intrigas de Asche.

De retorno Juan de Bethencourt de Europa, fue por octava vez hecho prisionero con 18 de sus cortesanos y se prosternó declarándose vencido, pidiendo a la par ser bautizado con su familia; lo que se realizó el 20 de febrero de 1404 recibiendo el nombre de Luis. Bethencourt lo dató generosamente, concediéndole «una casa que pidió situada hacia el centro de la isla y cerca de 300 acres de tierra y bosques en los alrededores de dicha casa..., y a decir verdad los terrenos que se le concedieron eran de los mejores de la isla para la labranza, y conocía bien lo que pedía».

1404 Abril 19. El pirata Gadifer de la Salle, viendo que era marginado por su socio Jean de Bethencourt, y por diferencias surgidas por el reparto del botín abandona las islas y va a reclamar parte en el señorío al rey de Castilla; pero, no habiéndolo conseguido, vuelve a Francia. Con él va el capellán de la secta católica Fray Pedro Boutier.

1404 Julio 7.
BULA del Papa de la secta católica Benedicto XID ( Pedro de Luna) erigiendo en ciudad castillo de Rubicón, su iglesia en Catedral y el Archipiélago Canario en obis pado, sufragáneo de Sevilla.

«Benedicto, Obispo, Siervo de los Siervos de Dios, para perpetua memoria. El Romano Pontífice sucesor de San Pedro, Clavero Celestial y vicario de Jesucristo, indaga con paternal atención y examina con diligencia todos los climas de este mundo y las calidades de las naciones que lo habitan, solicitando, en desempeño de su obligación, la salud de todas; así fundado en aquella suprema autoridad y persuadido de causas racionales, ordena saludablemente y dispone con madura deliberación cuanto juzga debe ser grato en la presencia de la Divina Magestad, a fin de reducir a una única grey las ovejas que Dios puso a su cargo, y que de este modo consiga y alcance el premio de la felicidad eterna para aquellas almas, que con el auxilio del Señor pueden más presto y con más luces llegar a él, si la verdad de la Fe Católica se dilata para gloria del Hombre Divino. Hace poco tiempo que, tanto por voz pública cuanto por una relación fidedigna, ha llegado a nuestra noticia apostólica que la isla de Lancelot, alias de Canaria, habitada de una nación gentil, ha sido conquistada valerosamente por algunos profesores de la Fe Cristiana y sometida a su dominio; y que muchos de sus moradores, en virtud del ministerio de la predicación, dejando las tinieblas de sus errores acaban de convertirse a la luz de la Fe ortodoxa, y se espera que, sin duda, con la divina gracia, la mayor parte
de ellos recibirán muy en breve la misma pura fe.

Igualmente sabemos que, en el castillo de Rubicón de la misma isla, se ha edificado una iglesia bajo la advocación de San Marcial; y Nos, que aunque indignos, hemos su- cedido a San Pedro y hacemos las veces de Cristo sobre la tierra, deseando tener solícito cuidado de todas las almas y que el Mundo dividido en Cismas vuelva a la unidad de la fe ortodoxa, para que haya un solo rebaño bajo un solo Pastor; y queriendo distinguir aquel castillo y aquella iglesia con algún favor apostólico, después de una madura deli-
beración con nuestros hermanos, por consejo de ellos y de la plenitud de nuestra autoridad Apostólica, para loor del nombre de Dios, gloria y exaltación de su Santa Iglesia, dilatación de la Fe y mayor utilidad de las almas, erigimos el referido castillo de Rubicón, supuesto que tiene proporción para ello, en Ciudad, y la honramos con el nombre de tal, siendo nuestra voluntad que se llame perpetuamente Ciudad Rubicense; y señalamos por su Diócesis lo restante de aquella isla y todas las otras comarcas, y la dicha iglesia, de consejo de los dichos nuestros hermanos, la hacemos Catedral y la condecoramos con el título de Dignidad Episcopal, para que tenga, mediante Dios, esposo propio e idóneo por provisión de la Silla Apostólica, el cual pueda gobernarla y serle provechoso.

Además de esto, establecemos y mandamos que la referida iglesia Rubicense esté sujeta, como sufragánea, a nuestro venerable hermano el Arzobispo y a la Iglesia Hispalense por derecho metropolitano Nulli ergo hominurn, etc.

Dada en Marsella, en San Víctor, a 7 de julio del año décimo de nuestro Pontificado, que es el de 1404». (En: A. Millares Torres, 1977 t. 3:336)

1405. Como cuantos reyes de Castilla se interesaron por Poniente, Enrique III hizo la guerra a Portugal, arremetiendo contra judíos y moros. En las cortes de Toro, celebradas en 1405, decretó que los unos llevasen paño rojo en el hombro y los otros media luna azul, para que los cristianos pudiesen reconocerles, eludiendo su trato. Juan II tenía dos años, cuando subió al trono, en 1407. Tutora y gobernadora la reina Catalina, en 1412, según fuentes francesas, 1417 para las castellanas, Mosén Rubín de Bracamonte, que tenía en empeño los bienes de Jean de Bethancourt, como garantía de préstamo, para la invasión y conquistar de las Canarias, le presentó en la corte. Investido rey - vasallo de Castilla, emprendió operación, que afectó a los Guzmanes, descendientes del nacido en Allén Mar. (L.A. Toledo).
1405. Los piratas de Jean de Bethencourt dan por finalizada la invasión de Erbania (Fuerteventura). Se crea el asentamiento europeo de Betancuria, lugar escondido en un valle para prevenir los ataques de otros piratas y razzias, fue escogida para capital y desde ella se gobierna la isla. Con la Conquista dirigida por el Normando Jean de Bethencourt, Erbania (Fuerteventura) finaliza su Independencia e inicia una nueva etapa de sometimiento y esclavitud, en un régimen feudal.
1405. Arbusto Papagayo tuvo un ejemplar la condesa de Niebla, fallecida en 1405. Aparece en su inventario, además de almaizares de algodón y esclava canaria cristiana. Juan de Valera, mulato, tratante de esclavos, natural de Cabo Verde, residente en la isla de Santiago, en Rivera Brava, regaló "papagayo pardo" y "esclavillo negro", a su amante Catalina del Puerto, en Puerto de Santa María, antes de 1500. Papagayo con pavo real adjunto, aparece en orla de real albalá, auténtica e intocada, fechada en 1468. (L.A. Toledo)

1405. Juan de Bethencourt, a principios de 1405, logra invadir y apoderarse de Erbania (Fuerteventura). El 31 de enero deja de lugarteniente suyo a Juan de Courtois y se va a Francia, de donde vuelve el 9 de mayo con más soldados y colonos; y entre sus acompañantes se halla su sobrino Maciot {Menaute) de Bethencourt. El 6 de octubre intenta conquistar Tamarant (Gran Canaria) y posteriormente Benahuare (La Palma); pero fracasa y conquista la isla que él mismo llama «1le de Fer» Esero (isla de Hierro), cautiva 111 guanches (incluido el rey de la isla) y los distribuye como esclavos entre sus acompañantes.
1405
La conquista de Arucas, Gran Canaria.
(Son extractos del libro "Historia de Arucas", del cronista Pedro M. Quintana, en los que se describe cómo era el lugar y los antiguos canarios cuando Pedro de Vera se enfrentó a Doramas en Tenoya.)
Antiguo reino de Arehucas- Lugar en que se hallaba- Usos y costumbres de sus habitantes. Hazañas de Adargoma en el barranco de Tenoya- Primeras incursiones y derrotas de los españoles, en Bañaderos
Una vez terminada la conquista de Gran Canaria, comenzaron a vivir juntos los canarii y los españoles. Entre éstos no faltaron personas curiosas que se dedicaron a escribir las tradiciones y costumbres de aquellos a los que acababan de dominar; y gracias a estas anotaciones, sabemos algo de lo que fue nuestra patria  en lejanas edades.
Según dichas crónicas, Arucas existía en el siglo XIV, por lo menos; y constituía con sus alrededores, uno de los diez pequeños reinos en que nuestra isla se hallaba dividida.

Llamábase Arehucas(1), palabra de designación desconocida, poblada por la raza guanche, resumen de diversas tribus que vinieron, en su mayor parte, del Africa Occidental, sin que sepamos cuando; siendo su idioma el xilaj, modificado en el transcurso de los tiempos y mezclado con algunos vocablos árabes.
(1) Andrés bernáldez. Historia del reinado de los Reyes Católicos cap.66

El caserío de Arehucas estaba diseminado en lo que hoy llamamos Hoya de San Juan y Cardones, e inmediato al barranco que cruzando las vegas de esa zona, discurre por aquellos contornos.
A comenzar el siglo XV apareció en estas serranías una hermosa mujer, diplomática y ambiciosa, que con su talento subyugó a sus paisanos. Llamábase Andamana, que casó con Gumidafe (2) , prestigioso militar indígena; y tal arte se dieron con astucia, guerra y amenazas, que terminaron por hacerse dueños de toda la isla, estableciéndose en Gáldar, después de algunas vicisitudes. Desde entonces el antiguo reino de Arehucas pasó a ser un cantón o provincia del nuevo reino de Gáldar.
Muertos Andamana y Gumidafe sucedióles en el gobierno su hijo Artemi, segundo rey de Gáldar y, por lo tanto, soberano de Arehucas. Se hizo muy célebre defendiendo la isla contra españoles y normandos en las inmediaciones de Melenara, muriendo en las cercanías de Arguineguín el año 1405 (3).
De dicho rey quedaron dos hijos, ambos apellidados Guad Artemi, es decir, hijo de Artemi: Benteguayre (4) y Fagorer Semidán, que se repartieron el reino de sus mayores. El primero, Benteguayre, residió en Telde, falleciendo antes de terminada la Conquista. El segundo, Fagorer Semidán, continuó establecido en Gáldar, sobresaliendo por su carácter bondadoso y humanitario.
A los dos reinos servíanle de linderos los barrancos de Guiniguada y Arguineguín, cuyos nacimientos están muy próximos, en el centro de la isla, quedando, por lo mismo, incluído en la jurisdicción de Gáldar el departamento de Arehucas, habiendo en él como un poblado importante un consejo, con un faycán, especie de gobernador que administraba justicia en nombre de su rey, y congregaba las tropas en caso necesario, a toque de bocina.
Entre tanto iban en aumento los vecindarios aledaños. Formóse el naciente caserío de Atenoja (hoy Tenoya). En el barranco de este nombre, pero cercano a la cumbre, hallamos ya a Aterura (Teror) y Afurgad (Firgas) hacia el poniente (5) junto a un arroyuelo caudaloso.
(2) Abreu Galindo. Historia de las siete islas de Canarias Cap VII
(3) Pedro y Agustín del Castillo. Historia de las Islas Canarias Cap XI
(4) José Viera y Clavijo. Noticias de la Historia General de las Islas Canarias Lº II pº 21
(5) Andrés Bernáldez. Hº del reinado de los Reyes Católicos. Cap. 66

No faltaban habitáculos en la costa de Layraga. Estos vecindarios, formados por cuevas naturales o ahuecadas artificialmente, estaban unidos por zigzagueantes vericuetos. En Arehucas abundaban las construcciones de piedra <>,planta circular (goros), anchas paredes y techos de ramas cubiertas con arcilla amasada con paja de cebada, sobre la que se colocaban grandes y delgadas <>, a manera de tejado.
El paisaje era hermoso, pues además de higueras y palmeras, había huertos de cebada que se regaban con rudimentarias acequias. En las lomas y peñas inmediatas veíase mucho boscaje de leña-buena, tarahales y demás árboles indígenas, a cuya sombra pastaban las cabras y los cerdos. Daba vida a la comarca el escaso caudal del barranco de las Vegas, lugar cubierto en parte por una laguna, próxima al lugar hoy denominado Barreto, guarnecida de amenos bosquecillos de tiles, acebiños, palmeras, barbuzanos, mocanes, etc., entrelazados por jibalberas y demás plantas trepadoras. Selva vírgen, la mejor del archipiélago, y la más extensa, que llegaba hasta las inmediaciones de la actual ciudad de Guía, comprendiendo desde El Trapiche (Arucas) y Costa de Layraga, hasta las cercanías de Valleseco y Fontanales. Había también lagunas pequeñas en las llanadas de San Andrés, Bañaderos, Cruz de Pineda y base noroeste de la que hoy es denominada Montaña de Arucas. Estaba dedicada a cementerio la parte septentrional de dicha montaña; aunque en ocasiones utilizaban las cuevas de este lugar para suicidarse en ellas los canarios que así lo deseaban, tapiando las entradas y quedándose en el interior.

Los trajes, costumbres y leyes de los aruquenses eran los mismos de todos los canarios. Merece recordación especial el hecho de que, cuando el Guad Artemi (o Guanarteme) venía de Gáldar a pasar una temporada en el bello palmar de Tamaraceite, ya cerca de Arehucas, salían las gentes a recibirle, besaban sus vestiduras de cuero y le limpiaban los pies. Era mirada como noble la familia en cuya morada se dignara pasar la noche el regio personaje.
La luchada fue uno de los ejercicios en que más se lucían los antiguos canarios. Célebre fue la que trabaron junto al barranco de Tenoya un gigante de Gáldar llamado Adargoma (6) y un consejero del rey de Telde, por el derecho de unos pastos. Adargoma era de más pujanza; el de Telde, más hábil y diestro. En una de tantas vueltas y revueltas, el teldense cayó debajo de su contrincante. Entonces abrazóle Adargoma tan violentamente que las costillas se le doblaban por momentos. Sintiese fenecer el de Telde, pidióle éste perdón. Adargoma se lo concedió en el acto. Repartiénronse luego los pastos fraternalmente, aunque el trato había sido que éstos pertenecieran al vencedor.

También son dignas de mención las rogativas que se hacían en tiempos de calamidades, principalmente en años de sequía. Reunidos por el Faycán, iban tristes, devotos y cabizbajos, exclamando: ¡Almene Corán! (Válgame Dios), hacia un monte para ellos sagrado que llamaban Tirma, no lejos de Gáldar. Allí derramaban cántaros de leche a modo de sacrificio, repitiendo sus oraciones; y volvían al poblado de Arehucas, llenos de esperanza en que Tigotas, ( los cielos ) habrían de enviarles el remedio apetecido (7) .
Este pacífico vivir de nuestros aborígenes tenía de cuando en cuando sensibles interrupciones.

Años antes de que Castilla conquistase Gran Canaria, solían venir a las islas algunos barquichuelos dispuestos a pillar en nuestras costas lo que pudieran.
En una ocasión Diego de Herrera, señor de Lanzarote, regresando de la isla del Hierro, sintió que la brisa empujaba sus goletas en dirección al Bañadero, y no quiso desperdiciar la oportunidad. Saltaron a tierra varios de los suyos, prepararon una emboscada, y a eso del amanecer vieron llegar por aquellas inmediaciones un grupo de isleñas en actitud de bañarse. Los de Herrera salieron entonces de su escondite, las hicieron prisioneras y las llevaron a Lanzarote, siendo una de ellas la princesa Tenesoya, sobrina del Guanarteme de Gáldar (8)
 .Viendo los canarios semejante desafuero, prepararon también sus emboscadas a los piratas de Herrera. Llegaron otro día al Bañadero los tales barquitos y velozmente unos indígenas se situaron en las inmediaciones dejándose ver como descuidados.Se aproximaron los castellanos para cautivarlos, huyeron los canarios hacia el monte, siguen aquellos tierra adentro, sale un enjambre de indígenas de donde nadie lo esperaba y vencen en la refrigeria de tal modo que muy pocos españoles tuvieron la suerte de alcanzar las naves y alejarse a todo trapo de dichas inmediaciones (9) .
(6) Mismo autor. Capítulo anteriormente citado.
(7) José Viera y Clavijo. Noticias de la Hª Gral. De las islas Canarias Iº II , PÁRRAFO 15.
(8) Alº Jáimez de Sotomayor. (Atribución) Manuscrito antiguo. Conquista de la isla de Gran Canaria Cap.8
(9) A. Jáimez de Sotomayor. Misma obra. Cap. 5º.
Prudentes los isleños, se dispusieron a rechazar nuevos ataques; y para hacerlo mejor, determinaron cambiar de estratagema. Cazaron a este fin cierto número de cuervos y gaviotas, les sacaron los ojos y los domesticaron. Cuando luego atisbaron en el horizonte las sospechosas naves, dejaron esos pajarracos sobre unas tapias levantadas al efecto muy cerca del mar y se escondieron con las intenciones que son de suponer. Los dueños de Lanzarote, al ver desde a bordo las aves tranquilamente posadas en aquellas casuchas, creyeron que los aborígenes se habían retirado al interior; así es que atracaron muy contentos y empezaron a reunir ganado para llevárselo. En esto se oyó unos silbos muy significativos, salieron de sus escondites los canarios y fue tal el descalabro que causaron a los invasores, que muy pocos de éstos, nadando, pudieron alcanzar las fondeadas navecillas (10).
Hacia el año 1460, el portugués Diego de Silva, yerno de Diego de Herrera, se dirigió al Norte de Gran Canaria en son de aventuras, a cuyo fin dividió su escuadra para simultáneamente desembarcar en las calas del Bañadero (Arucas) y Sardina (inmediata a Gáldar). Imprudentes y desconocedores del terreno, tanto él como sus militares, llegaron al extremo de verse acorralados en un gran cerco de piedras, donde los insulares ajusticiaban a sus reos. Salieron de allí con vida gracias a la bondad caballeresca del Guad Artemi Fagorer, quien imponiéndose a sus vasallos, condujo al portugués y a los suyos por una áspera vertiente que hoy se llama Cuesta de Silva, hasta el lugar en que habían de embarcarse; entregando primero Silva a Fagorer, en señal de gratitud una espada sobredorada, y otros regalos a los demás vencidos (11) .

¡No volvieron más a las costas de Arehucas los Señores de Lanzarote…!
(10) Pedro Ag. Del Castillo. Descripción histórica y geográfica de las Islas Canarias Cap. XXXII.
(11) Alº J. de Sotomayor. Conquista de la Isla de Gran Canaria Cap. V.
1405 Mayo 9. El pirata normando Jean de Bethencourt, al frente de un numeroso grupo de parientes y amigos y 120 soldados mercenarios además de  muchas prostitutas partieron de nuevo desde Francia con destino al Campamento del Rubicón, en la Isla de Titoreygatra (Lanzarote). Esta nueva leva tiene como objeto reforzar los efectivos para aprestarse a la conquista de Tamaránt (Gran Canaria), una de las más pobladas e importantes del Archipiélago Canario, como segundo paso para hacerse con el control de todo el Archipiélago, cuyos supuestos derechos de invasión y conquista ostenta por concesión de la Corona de Castilla. Posiblemente es con la llegada de estos nuevos invasores colonos cuando se comenzó el reparto de las tierras usurpadas -a sus legítimos propietarios- entre los invasores europeos.
1405 julio 14.
Acaba la invasión y conquista de Fuerteventura
Aunque las incursiones de conquista comandadas por los normandos Jean de Bethencourt y Gadifer de la Salle, comienzan ya desde 1402, es en el año 1405 cuando concluye el control total de la isla tras un periodo de convivencia entre conquistadores y aborígenes. Antes, en 1404 ya había sido fundada Betancuria. El 1496, la isla pasa a ser Señorío Territorial dependiente de los Reyes Católicos. Fuerteventura en el momento de la conquista estaba dividida en dos territorios (Maxorata y Jandía), liderados respectivamente por los menceyes Guize y Ayose.

1407.  Robert de Braquemont {Rubín de Bracamonte), almirante de Francia, tío de Juan de Bethencourt, se encontraba en Toledo por asuntos de Francia al morir el rey Enrique III ( el 25 de diciembre de 1406); y, al llegar su sobrino, pidió para él a la reina regente doña Catalina de Lancáster, licencia para conquistar el resto de las islas, Tamaránt, Chinet, Gomera y Benehuare (Gran Canaria, Tenerife, Gomera y La Palma) con título de «rey de Canarias»; lo cual le concede (Híst., I, 19; BAE, XCV, 76a-77a. El Padre Las Casas, basado en la Crónica de Juan II de Castilla, sitúa estos acontecimientos en 1417, pero creo que deben situarse en 1407). Seguidamente Bethencourt fue a Francia y se retiró a Grainville, donde murió en 1425. (Las Casas)

1407. Maciot de Bethencourt, lugarteniente de su tío Juan, «rey de Canarias», ataca a La Gomera y esclaviza a guanches (Híst., I, 17; BAE, XCV, 66b); pero no logra conquistarla. Lo mismo ocurre con Tamaránt (Gran Canaria,) Chinet (Tenerife) y Benahuare (La Palma). Después se retira al fuerte de Rubicón desde donde esclaviza muchos guanches que vende en Castilla, Portugal y Francia (Híst.} I, 19; BAE, XCV, 76a-b. El Padre Las Casas lo atribuye a Jean de Bethencourt y 1o sitúa en el año 1417; pero creo que debe atribuirse a Maciot y situarlo entre 1407-1417). La moral propia de aquellos europeos piratas invasores, quedó patente en una series de tropelías desarrolladas entre ellos mismos, no sólo se robaron entre sí, sino que acabaron ultrajando y violando a las mujeres francesas (la mayoría prostitutas) que Bethencourt había traído para colonizar la isla con aportes humanos europeos.
1410. Pierre d'Ailly, teólogo y cosmógrafo nacido en Compiègne, incluye en su Ymago mundi -escrita en latín- otra descripción tópica de las Islas Afortunadas, reproduciendo un pasaje similar al que San Isidoro de Sevilla y Solino habían recogido, a su vez, de Plinio el Viejo: «Las Islas Afortunadas indican por su propio nombre que tienen casi todos los bienes, como si ellas fueran felices por la abundancia de sus frutos, pues los bosques producen de forma natural los frutos más preciados y las cimas de las colinas se cubren de vides espontáneas. De ahí el error de los gentiles que creían que estas Islas eran el paraíso por la fecundidad del suelo. [...] Todas están llenas de aves, bosques de palmeras, nogales y pinos. Hay abundancia de miel y están repletas de animales silvestres y peces. Están situadas en el Océano a la izquierda de Mauritania entre el sur y el ocaso, cercanos al occidente, y están separadas entre sí por el mar».
De la lectura de este texto Cristóbal Colón deduce que las Islas Afortunadas a las que hacía referencia Pierre d'Ailly se corresponden con el Archipiélago canario, de ahí que escribiera en el ejemplar que poseía de esta obra una apostilla: «Situación de las Islas Afortunadas. Ahora se llaman Canarias».
merced que nos les fasemos,. e que contra el thenor e forma de ella les non vayan nin pasen nin consyentan yr nin pasar en tiempo alguno nin por alguna manera. E los unos nin los otros non fagades nin fagan ende al por alguna manera, so pena de la nuestra merced e de dies mill maravedís para la nuestra cámara a cada uno por quien fincare de lo as y faser e complir; e demás mandamos al ome, que vos esta nuestra carta mostrare, que vos enplase que parescades ante nos en la nuestra corte, doquier que nos seamos del día que vos enplasare fasta quinse días primeros syguientes so la dicha pena; so la qual mandamos a qualquier escrivano público, que para esto fuere llamado, que dé ende al que vos la mostrare, testimonio signado con su sygno, por que nos sepamos en cómo se cumple nuestro mandado. Dada en la villa de Madrid, a veynte e seys días del mes de febrero, año del nascimiento de nuestro salvador Jhesu Christo de mill e quatrocientos e noventa e cinco años. = Yo el Rey .= Yo la Reyna. = Yo Juan de la Parra, secretario del rey e de la reyna nuestros señores, la fiz escrevir por su mandado. Acordada en forma. =Rodericus, dotor. (A. Rumeu 1975:435)

las Alpuxarras del reyno de Granada, del año de quinientos e uno. Llevó la carta, Ximón Ruis.



MUJERES AFRICANAS SINGULARES-XXXVII






DATOS PARA LA HISTORIA:

Túnez es uno de los países musulmanes donde la legislación sobre los derechos de la mujer está más avanzada, a pesar de ello las mujeres tunecinas tienen que luchar, al igual que ocurre en muchos otros lugares porque la presión del integrismo islámico cada vez más fuerte, no reduzca los logros obtenidos con esfuerzo y lucha en los últimos años.
El Presidente Bourguiba padre de la independencia de Túnez (1960) reconoció desde un principio los derechos de la mujer y luchó por un estado laico, pero a medida que la presión integrista ha aumentado no sólo en este país sino en todo el Magreb y mundo árabo-musulman, se han realizado importantes concesiones y el estatuto de la mujer es el primer flanco de ataque.
Sophie Bessis en su libro "Mujeres del Magreb" (Ed. Horas y Horas) retrata de una manera clara la situación actual de la mujer en Túnez... por ello hemos transcrito un trozo de su texto...
"La islamización del discurso oficial se ha acentuado con la llegada al poder el 7 de noviembre de 1987 de Zine El Abidine Ben Alí (actual Presidente de Túnez) que se ha fijado como objetivo reconciliar el país legal con un país real supuestamente deseoso de una restauración religiosa. Condenando los "excesos" laicos de sus predecesores declaró "antes del 7 de noviembre había algunas trabas para el libre ejercicio de la fe", después de sólo algunos meses de su entrada en funciones aseguró " a la mañana del 7 de noviembre nuestro primer gesto ha sido devolver a nuestra augusta religión el lugar que le corresponde en este país, estando persuadidos que constituye el fundamento mismo de nuestra civilización... Rechazando todo lo que ven en contra del espíritu y de la esencia del Islam, expulsando todo lo que es extranjero de la autenticidad islámica tunecina o contraria a las buenas costumbres de nuestros padres y ancestros, que son otros tantos elementos de nuestra personalidad y de nuestro ser espiritual".
Desde finales del añ 87 la televisión pública emite las cinco oraciones diarias, poco después la universidad teológica de Zitouna obtiene su autonomía y los responsables se esfuerzan siempre que pueden en demostrar su apego al islam haciendo acto de presencia en la mezquita los viernes y festivos o haciendo el peregrinaje a La Meca de manera ostensible, presentándose en calidad de fieles servidores de una religión que cada vez está más presente en los discursos de Estado. Parece lejano el tiempo cuando el país era una excepción dentro del mundo árabe.
El Túnez oficial ha vuelto a ser una sociedad de hombres desde el 7 de noviembre de 1987, el elemento femenino prácticamente ha desaparecido. El 11 de abril de 1989, día en el que juró el cargo el nuevo gobierno donde figuraba una secretaria de Estado, en el protocolo cundió el pánico: la nueva ministra no tenía la cabeza cubierta y tuvo que echarse precipitadamente un pañuelo para tomar parte de la ceremonia.
Para explicar una evolución que a veces toma aspectos de derrota, los estrategas oficiales dicen que estas concesiones sólo son simbólicas y permiten salvar lo esencial. Bien es cierto que el régimen tunecino no se ha rendido del todo e intenta reducir la influencia islamista en sectores tan cruciales como la enseñanza. {...}.
Tampoco se ha tocado el Código Civil, más que nunca presentado como el producto de una sana lectura de los textos sagrados, que sigue siendo la única parte públicamente asumida de la herencia de Bourguiba y es parte de las conquistas oficiales del país que todo partido debe acatar si quiere legalmente ser reconocido. {....}
Desde hace años los partidos de izquierda tradicionales desterraron de su vocabulario el término laicidad contribuyendo a encerrar el debate en el interior de la esfera religiosa. Los comunistas, desde hace tiempo, se autodefinen como musulmanes progresistas y sus líderes aceptan, de vez en cuando, hacer acto de devoción presentándose en las mezquitas durante las ceremonias oficiales La mayoría de las otras formaciones, que meten la hoz en las mieses de los islamistas, parecen juzgar más eficaz imitar sus discursos, antes que formular perspectivas nuevas a las que es imposible fijar límites y no dudan en proponer alianzas a movimientos que creen susceptibles de que les puedan abrir un día las puertas del poder. {...}
Los grandes partidos son cada vez más discretos sobre el tema de la mujer, por temor dicen sus líderes a perturbar a las bases{...}
Estamos ante un debate que sólo opone a los musulmanes "progresistas" los musulmanes "retrógrados" y rechaza toda referencia a la secularización de la sociedad, devolviendo tinieblas toda perspectiva real de igualdad entre los sexos.
 
"Mujeres del Magreb. Lo que está en juego". (Femmes du Maghreb: l'enjeu)
Editions J.C. Lattês - 1992) Autoras: Sophie Bessis y Souhayr Belhassen.
Editado en España en la Colección Las femineras
Editorial Horas y Horas. Año 1994
C/ San Cristóbal 17 - Madrid 28012 Tel. 521.70.43



PERSONAS





Existen personas en nuestras vidas que nos hacen felices  por la simple casualidad de haberse cruzado en nuestro camino.

Algunas recorren el camino a nuestro lado, viendo muchas lunas pasar,  mas otras apenas vemos entre un paso y otro.

A todas las llamamos amigos y hay muchas clases de ellos.

Tal vez cada hoja de un árbol caracteriza uno de nuestros amigos.

El primero que nace del brote es nuestro amigo papá y nuestra amiga mamá,
que nos muestra lo que es la vida.

Después vienen los amigos hermanos,  con quienes dividimos nuestro espacio para que puedan florecer como nosotros.

Pasamos a conocer a toda la familia de hojas a quienes respetamos y deseamos el bien.

Mas el destino nos presenta a otros amigos,  los cuales no sabíamos que irían a cruzarse en nuestro camino.

A muchos de ellos los denominamos amigos del alma, de corazón.

Son sinceros, son verdaderos.

Saben cuando no estamos bien, saben lo que nos hace feliz.

Y a veces uno de esos amigos del alma estalla en nuestro corazón  y entonces es llamado un amigo enamorado.

Ese da brillo a nuestros ojos, música a nuestros labios, saltos a nuestros pies.

Mas también hay de aquellos amigos por un tiempo,  tal vez unas vacaciones o unos días o unas horas.

Ellos acostumbran a colocar muchas sonrisas en nuestro rostro,  durante el tiempo que estamos cerca.

Hablando de cerca, no podemos olvidar a amigos distantes,  aquellos que están en la punta de las ramas  y que cuando el viento sopla siempre aparecen entre una hoja y otra.
El tiempo pasa, el verano se va, el otoño se aproxima y perdemos algunas de nuestras hojas,  algunas nacen en otro verano y otras permanecen por muchas estaciones.
Pero lo que nos deja más felices es que las que cayeron continúan cerca,
alimentando nuestra raíz con alegría.

Son recuerdos de momentos maravillosos de cuando se cruzaron en nuestro camino. 

Te deseo, hoja de mi árbol, paz, amor, salud, suerte y prosperidad.
Simplemente porque cada persona que pasa en nuestra vida es única.

Siempre deja un poco de sí y se lleva un poco de nosotros.

Habrá los que se llevarán mucho,  pero no habrán de los que no nos dejarán nada.
Esta es la mayor responsabilidad de nuestra vida  y la prueba evidente de que dos almas no se encuentran por casualidad.

María Gómez Díaz

Octubre  30 DE 2014.

jueves, 30 de octubre de 2014

Brevísima relación de la destrucción de las Indias


[Crónica de Indias: Texto completo.]
Fray Bartolomé de las Casas


Brevísima relación de la destruición de las Indias, colegida por el obispo don fray Bartolomé de Las Casas o Casaus, de la orden de Santo Domingo, año 1552

Capitulo-I



ARGUMENTO DEL PRESENTE EPÍTOME 
Todas las cosas que han acaecido en las Indias, desde su maravilloso descubrimiento y del principio que a ellas fueron españoles para estar tiempo alguno, y después, en el proceso adelante hasta los días de agora, han sido tan admirables y tan no creíbles en todo género a quien no las vido, que parece haber añublado1 y puesto silencio y bastantes a poner olvido a todas cuantas por hazañosas que fuesen en los siglos pasados se vieron y oyeron en el mundo. Entre estas son las matanzas y estragos de gentes inocentes y despoblaciones de pueblos, provincias y reinos que en ella se han perpetrado, y que todas las otras no de menor espanto. Las unas y las otras refiriendo a diversas personas que no las sabían, y el obispo don fray Bartolomé de las Casas o Casaus, la vez que vino a la corte después de fraile a informar al Emperador nuestro señor (como quien todas bien visto había), y causando a los oyentes con la relación de ellas una manera de éxtasis y suspensión de ánimos, fué rogado e importunado que de estas postreras pusiese algunas con brevedad por escripto. Él lo hizo, y viendo algunos años después muchos insensibles hombres que la cobdicia y ambición ha hecho degenerar del ser hombres, y sus facinorosas obras traído en reprobado sentido, que no contentos con las traiciones y maldades que han cometido, despoblando con exquisitas especies de crueldad aquel orbe, importunaban al rey por licencia y auctoridad para tornarlas a cometer y otras peores (si peores pudiesen ser), acordó presentar esta suma, de lo que cerca de esto escribió, al Príncipe nuestro señor, para que Su Alteza fuese en que se les denegase; y parecióle cosa conveniente ponella en molde, porque Su Alteza la leyese con más facilidad. Y esta es la razón del siguiente epítome, o brevísima relación.
FIN DEL ARGUMENTO

PRÓLOGO
Del obispo fray Bartolomé de las Casas o Casaus para el muy alto y muy poderoso señor el príncipe de las Españas, don Felipe, nuestro señor
 Muy alto e muy poderoso señor:
Como la Providencia Divina tenga ordenado en su mundo que para direción y común utilidad del linaje humano se constituyesen, en los reinos y pueblos, reyes, como padres y pastores (según los nombra Homero), y, por consiguiente, sean los más nobles y generosos miembros de las repúblicas, ninguna dubda de la rectitud de sus ánimos reales se tiene, o con recta razón se debe tener, que si algunos defectos, nocumentos2 y males se padecen en ellas, no ser otra la causa sino carecer los reyes de la noticia de ellos. Los cuales, si les constasen, con sumo estudio y vigilante solercia3 extirparían. Esto parece haber dado a entender la divina Escriptura de los proverbios de Salomón. Rex qui sedet in solio iudicit, dissipatomne malum intuitu suo. Porque de la innata y natural virtud del rey, así se supone, conviene a saber, que la noticia sola del mal de su reino es bastantísima para que lo disipe, y que ni por un momento solo, en cuanto en sí fuere, lo pueda sufrir.
Considerando, pues, yo (muy poderoso señor), los males e daños, perdición e jacturas4 (de los cuales nunca otros iguales ni semejantes se imaginaron poderse por hombres hacer) de aquellos tantos y tan grandes e tales reinos, y, por mejor decir, de aquel vastísimo e nuevo mundo de las Indias, concedidos y encomendados por Dios y por su Iglesia a los reyes de Castilla para que se los rigiesen e gobernasen, convirtiesen e prosperasen temporal y espiritualmente, como hombre que por cincuenta años y más de experiencia, siendo en aquellas tierras presente los he visto cometer; que, constándole a Vuestra Alteza algunas particulares hazañas de ellos, no podría contenerse de suplicar a Su Majestad con instancia importuna que no conceda ni permita las que los tiranos inventaron, prosiguieron y han cometido [que] llaman conquistas, en las cuales, si se permitiesen, han de tornarse a hacer, pues de sí mismas (hechas contra aquellas indianas gentes, pacíficas, humildes y mansas que a nadie ofenden), son inicuas, tiránicas y por toda ley natural, divina y humana, condenadas, detestadas e malditas; deliberé, por no ser reo, callando, de las perdiciones de ánimas e cuerpos infinitas que los tales perpetraran, poner en molde algunas e muy pocas que los días pasados colegí de innumerables, que con verdad podría referir, para que con más facilidad Vuestra Alteza las pueda leer.
Y puesto que el arzobispo de Toledo, maestro de Vuestra Alteza, siendo obispo de Cartagena me las pidió e presentó a Vuestra Alteza, pero por los largos caminos de mar y de tierra que Vuestra Alteza ha emprendido, y ocupaciones frecuentes reales que ha tenido, puede haber sido que, o Vuestra Alteza no las leyó o que ya olvidadas las tiene, y el ansia temeraria e irracional de los que tienen por nada indebidamente derramar tan inmensa copia de humana sangre e despoblar de sus naturales moradores y poseedores, matando mil cuentos5 de gentes, aquellas tierras grandísimas, e robar incomparables tesoros, crece cada hora importunando por diversas vías e varios fingidos colores, que se les concedan o permitan las dichas conquistas (las cuales no se les podrían conceder sin violación de la ley natural e divina, y, por consiguiente, gravísimos pecados mortales, dignos de terribles y eternos suplicios), tuve por conveniente servir a Vuestra Alteza con este sumario brevísimo, de muy difusa historia, que de los estragos e perdiciones acaecidas se podría y debería componer.
Suplico a Vuestra Alteza lo resciba e lea con la clemencia e real benignidad que suele las obras de sus criados y servidores que puramente, por sólo el bien público e prosperidad del estado real, servir desean. Lo cual visto, y entendida la deformidad de la injusticia que a aquellas gentes inocentes se hace, destruyéndolas y despedazándolas sin haber causa ni razón justa para ello, sino por sola la codicia e ambición de los que hacer tan nefarias obras pretenden, Vuestra Alteza tenga por bien de con eficacia suplicar e persuadir a Su Majestad que deniegue a quien las pidiere tan nocivas y detestables empresas, antes ponga en esta demanda infernal perpetuo silencio, con tanto terror, que ninguno sea osado desde adelante ni aun solamente se las nombrar.
Cosa es esta (muy alto señor) convenientísima e necesaria para que todo el estado de la corona real de Castilla, espiritual y temporalmente, Dios lo prospere e conserve y haga bienaventurado. Amén.

BREVÍSIMA RELACIÓN DE LA DESTRUICIÓN DE LAS INDIAS 
Descubriéronse las Indias en el año de mil y cuatrocientos y noventa y dos. Fuéronse a poblar el año siguiente de cristianos españoles, por manera que ha cuarenta e nueve años que fueron a ellas cantidad de españoles; e la primera tierra donde entraron para hecho de poblar fué la grande y felicísima isla Española, que tiene seiscientas leguas en torno. Hay otras muy grandes e infinitas islas alrededor, por todas las partes della, que todas estaban e las vimos las más pobladas e llenas de naturales gentes, indios dellas, que puede ser tierra poblada en el mundo. La tierra firme, que está de esta isla por lo más cercano docientas e cincuenta leguas, pocas más, tiene de costa de mar más de diez mil leguas descubiertas, e cada día se descubren más, todas llenas como una colmena de gentes en lo que hasta el año de cuarenta e uno se ha descubierto, que parece que puso Dios en aquellas tierras todo el golpe o la mayor cantidad de todo el linaje humano.
Todas estas universas e infinitas gentes a todo género crió Dios los más simples, sin maldades ni dobleces, obedientísimas y fidelísimas a sus señores naturales e a los cristianos a quien sirven; más humildes, más pacientes, más pacíficas e quietas, sin rencillas ni bullicios, no rijosos, no querulosos, sin rencores, sin odios, sin desear venganzas, que hay en el mundo. Son asimismo las gentes más delicadas, flacas y tiernas en complisión6 e que menos pueden sufrir trabajos y que más fácilmente mueren de cualquiera enfermedad, que ni hijos de príncipes e señores entre nosotros, criados en regalos e delicada vida, no son más delicados que ellos, aunque sean de los que entre ellos son de linaje de labradores.
Son también gentes paupérrimas y que menos poseen ni quieren poseer de bienes temporales; e por esto no soberbias, no ambiciosas, no codiciosas. Su comida es tal, que la de los sanctos padres en el desierto no parece haber sido más estrecha ni menos deleitosa ni pobre. Sus vestidos, comúnmente, son en cueros, cubiertas sus vergüenzas, e cuando mucho cúbrense con una manta de algodón, que será como vara y media o dos varas de lienzo en cuadra. Sus camas son encima de una estera, e cuando mucho, duermen en unas como redes colgadas, que en lengua de la isla Española llamaban hamacas.
Son eso mesmo de limpios e desocupados e vivos entendimientos, muy capaces e dóciles para toda buena doctrina; aptísimos para recebir nuestra sancta fee católica e ser dotados de virtuosas costumbres, e las que menos impedimientos tienen para esto, que Dios crió en el mundo. Y son tan importunas desque una vez comienzan a tener noticia de las cosas de la fee, para saberlas, y en ejercitar los sacramentos de la Iglesia y el culto divino, que digo verdad que han menester los religiosos, para sufrillos, ser dotados por Dios de don muy señalado de paciencia; e, finalmente, yo he oído decir a muchos seglares españoles de muchos años acá e muchas veces, no pudiendo negar la bondad que en ellos veen: «Cierto estas gentes eran las más bienaventuradas del mundo si solamente conocieran a Dios.»
En estas ovejas mansas, y de las calidades susodichas por su Hacedor y Criador así dotadas, entraron los españoles, desde luego que las conocieron, como lobos e tigres y leones cruelísimos de muchos días hambrientos. Y otra cosa no han hecho de cuarenta años a esta parte, hasta hoy, e hoy en este día lo hacen, sino despedazarlas, matarlas, angustiarlas, afligirlas, atormentarlas y destruirlas por las extrañas y nuevas e varias e nunca otras tales vistas ni leídas ni oídas maneras de crueldad, de las cuales algunas pocas abajo se dirán, en tanto grado, que habiendo en la isla Española sobre tres cuentos de ánimas que vimos, no hay hoy de los naturales de ella docientas personas. La isla de Cuba es cuasi tan luenga como desde Valladolid a Roma; está hoy cuasi toda despoblada. La isla de Sant Juan e la de Jamaica, islas muy grandes e muy felices e graciosas, ambas están asoladas. Las islas de los Lucayos, que están comarcanas a la Española y a Cuba por la parte del Norte, que son más de sesenta con las que llamaban de Gigantes e otras islas grandes e chicas, e que la peor dellas es más fértil e graciosa que la huerta del rey de Sevilla, e la más sana tierra del mundo, en las cuales había más de quinientas mil ánimas, no hay hoy una sola criatura. Todas las mataron trayéndolas e por traellas a la isla Española, después que veían que se les acababan los naturales della. Andando en navío tres años a rebuscar por ellas la gente que había, después de haber sido vendimiadas, porque un buen cristiano se movió por piedad para los que se hallasen convertirlos e ganarlos a Cristo, no se hallaron sino once personas, las cuales yo vide. Otras más de treinta islas, que están en comarca de la isla de Sant Juan, por la misma causa están despobladas e perdidas. Serán todas estas islas, de tierra, más de dos mil leguas, que todas están despobladas e desiertas de gente.
De la gran tierra firme somos ciertos que nuestros españoles por sus crueldades y nefandas obras han despoblado y asolado y que están hoy desiertas, estando llenas de y Portugal en ellos, y más tierra que hay de Sevilla a Jerusalén dos veces, que son más hombres racionales, más de diez reinos mayores que toda España, aunque entre Aragón de dos mil leguas.
Daremos por cuenta muy cierta y verdadera que son muertas en los dichos cuarenta años por las dichas tiranías e infernales obras de los cristianos, injusta y tiránicamente, más de doce cuentos de ánimas, hombres y mujeres y niños; y en verdad que creo, sin pensar engañarme, que son más de quince cuentos.
Dos maneras generales y principales han tenido los que allá han pasado, que se llaman cristianos, en estirpar y raer de la haz de la tierra a aquellas miserandas naciones. La una, por injustas, crueles, sangrientas y tiránicas guerras. La otra, después que han muerto todos los que podrían anhelar o sospirar o pensar en libertad, o en salir de los tormentos que padecen, como son todos los señores naturales y los hombres varones (porque comúnmente no dejan en las guerras a vida sino los mozos y mujeres), oprimiéndolos con la más dura, horrible y áspera servidumbre en que jamás hombres ni bestias pudieron ser puestas. A estas dos maneras de tiranía infernal se reducen e ser resuelven o subalternan como a géneros todas las otras diversas y varias de asolar aquellas gentes, que son infinitas.
La causa por que han muerto y destruído tantas y tales e tan infinito número de ánimas los cristianos ha sido solamente por tener por su fin último el oro y henchirse de riquezas en muy breves días e subir a estados muy altos e sin proporción de sus personas (conviene a saber): por la insaciable codicia e ambición que han tenido, que ha sido mayor que en el mundo ser pudo, por ser aquellas tierras tan felices e tan ricas, e las gentes tan humildes, tan pacientes y tan fáciles a sujetarlas; a las cuales no han tenido más respecto ni dellas han hecho más cuenta ni estima (hablo con verdad por lo que sé y he visto todo el dicho tiempo), no digo que de bestias (porque pluguiera a Dios que como a bestias las hubieran tractado y estimado), pero como y menos que estiércol de las plazas. Y así han curado de sus vidas y de sus ánimas, e por esto todos los números e cuentos dichos han muerto sin fee, sin sacramentos. Y esta es una muy notoria y averiguada verdad, que todos, aunque sean los tiranos y matadores, la saben e la confiesan: que nunca los indios de todas las Indias hicieron mal alguno a cristianos, antes los tuvieron por venidos del cielo, hasta que, primero, muchas veces hubieron recebido ellos o sus vecinos muchos males, robos, muertes, violencias y vejaciones dellos mesmos.
 DE LA ISLA ESPAÑOLA 
En la isla Española, que fué la primera, como dijimos, donde entraron cristianos e comenzaron los grandes estragos e perdiciones destas gentes e que primero destruyeron y despoblaron, comenzando los cristianos a tomar las mujeres e hijos a los indios para servirse e para usar mal dellos e comerles sus comidas que de sus sudores e trabajos salían, no contentándose con lo que los indios les daban de su grado, conforme a la facultad que cada uno tenía (que siempre es poca, porque no suelen tener más de lo que ordinariamente han menester e hacen con poco trabajo e lo que basta para tres casas de a diez personas cada una para un mes, come un cristiano e destruye en un día) e otras muchas fuerzas e violencias e vejaciones que les hacían, comenzaron a entender los  indios que aquellos hombres no debían de haber venido del cielo; y algunos escondían sus comidas; otros sus mujeres e hijos; otros huíanse a los montes por apartarse de gente de tan dura y terrible conversación. Los cristianos dábanles de bofetadas e puñadas y de palos, hasta poner las manos en los señores de los pueblos. E llegó esto a tanta temeridad y desvergüenza, que al mayor rey, señor de toda la isla, un capitán cristiano le violó por fuerza su propia mujer.
De aquí comenzaron los indios a buscar maneras para echar los cristianos de sus tierras: pusiéronse en armas, que son harto flacas e de poca ofensión e resistencia y menos defensa (por lo cual todas sus guerras son poco más que acá juegos de cañas e aun de niños); los cristianos con sus caballos y espadas e lanzas comienzan a hacer matanzas e crueldades extrañas en ellos. Entraban en los pueblos, ni dejaban niños y viejos, ni mujeres preñadas ni paridas que no desbarrigaban e hacían pedazos, como si dieran en unos corderos metidos en sus apriscos. Hacían apuestas sobre quién de una cuchillada abría el hombre por medio, o le cortaba la cabeza de un piquete o le descubría las entrañas. Tomaban las criaturas de las tetas de las madres, por las piernas, y daban de cabeza con ellas en las peñas. Otros, daban con ellas en ríos por las espaldas, riendo e burlando, e cayendo en el agua decían: bullís, cuerpo de tal; otras criaturas metían a espada con las madres juntamente, e todos cuantos delante de sí hallaban. Hacían unas horcas largas, que juntasen casi los pies a la tierra, e de trece en trece, a honor y reverencia de Nuestro Redemptor e de los doce apóstoles, poniéndoles leña e fuego, los quemaban vivos. Otros, ataban o liaban todo el cuerpo de paja seca pegándoles fuego, así los quemaban. Otros, y todos los que querían tomar a vida, cortábanles ambas manos y dellas llevaban colgando, y decíanles: "Andad con cartas." Conviene a saber, lleva las nuevas a las gentes que estaban huídas por los montes. Comúnmente mataban a los señores y nobles desta manera: que hacían unas parrillas de varas sobre horquetas y atábanlos en ellas y poníanles por debajo fuego manso, para que poco a poco, dando alaridos en aquellos tormentos, desesperados, se les salían las ánimas.
Una vez vide que, teniendo en las parrillas quemándose cuatro o cinco principales y señores (y aun pienso que había dos o tres pares de parrillas donde quemaban otros), y porque daban muy grandes gritos y daban pena al capitán o le impedían el sueño, mandó que los ahogasen, y el alguacil, que era peor que el verdugo que los quemaba (y sé cómo se llamaba y aun sus parientes conocí en Sevilla), no quiso ahogarlos, antes les metió con sus manos palos en las bocas para que no sonasen y atizoles el fuego hasta que se asaron de despacio como él quería. Yo vide todas las cosas arriba dichas y muchas otras infinitas. Y porque toda la gente que huir podía se encerraba en los montes y subía a las sierras huyendo de hombres tan inhumanos, tan sin piedad y tan feroces bestias, extirpadores y capitales enemigos del linaje humano, enseñaron y amaestraron lebreles, perros bravísimos que en viendo un indio lo hacían pedazos en un credo, y mejor arremetían a él y lo comían que si fuera un puerco. Estos perros hicieron grandes estragos y carnecerías. Y porque algunas veces, raras y pocas, mataban los indios algunos cristianos con justa razón y santa justicia, hicieron ley entre sí, que por un cristiano que los indios matasen, habían los cristianos de matar cien indios.
LOS REINOS QUE HABÍA EN LA ISLA ESPAÑOLA 
Había en esta isla Española cinco reinos muy grandes principales y cinco reyes muy poderosos, a los cuales cuasi obedecían todos los otros señores, que eran sin número, puesto que algunos señores de algunas apartadas provincias no reconocían superior dellos alguno. El un reino se llamaba Maguá, la última sílaba aguda, que quiere decir el reino de la vega. Esta vega es de las más insignes y admirables cosas del mundo, porque dura ochenta leguas de la mar del Sur a la del Norte. Tiene de ancho cinco leguas y ocho hasta diez y tierras altísimas de una parte y de otra. Entran en ella sobre treinta mil ríos y arroyos, entre los cuales son los doce tan grandes como Ebro y Duero y Guadalquivir; y todos los ríos que vienen de la una sierra que está al Poniente, que son los veinte y veinte y cinco mil, son riquísimos de oro. En la cual sierra o sierras se contiene la provincia de Cibao, donde se dicen las minas de Cibao, donde sale aquel señalado y subido en quilates oro que por acá tiene gran fama. El rey y señor deste reino se llamaba Guarionex; tenía señores tan grandes por vasallos, que juntaba uno dellos dieciséis mil hombre de pelea para servir a Guarionex, e yo conocí a algunos dellos. Este rey Guarionex era muy obediente y virtuoso, y naturalmente pacífico, y devoto a los reyes de Castilla, y dió ciertos años su gente, por su mandado, cada persona que tenía casa, lo hueco de un cascabel lleno de oro, y después, no pudiendo henchirlo, se lo cortaron por medio e dió llena mitad, porque los indios de aquella isla tenían muy poca o ninguna industria de coger o sacar el oro de las minas. Decía y ofrescíase este cacique a servir al rey de Castilla con hacer una labranza que llegase desde la Isabela, que fué la primera población de los cristianos, hasta la ciudad de Sancto Domingo, que son grandes cincuenta leguas, porque no le pidiesen oro, porque decía, y con verdad, que no lo sabían coger sus vasallos. La labranza que decía que haría sé yo que la podía hacer y con grande alegría, y que valiera más al rey cada año de tres cuentos de castellanos, y aun fuera tal que causara esta labranza haber en la isla hoy más de cincuenta ciudades tan grandes como Sevilla.
El pago que dieron a este rey y señor, tan bueno y tan grande, fué deshonrarlo por la mujer, violándosela un capitán mal cristiano: él, que pudiera aguardar tiempo y juntar de su gente para vengarse, acordó de irse y esconderse sola su persona y morir desterrado de su reino y estado a una provincia que se decía de los Ciguayos, donde era un gran señor su vasallo. Desde que lo hallaron menos los cristianos no se les pudo encubrir: van y hacen guerra al señor que lo tenía, donde hicieron grandes matanzas, hasta que en fin lo hobieron de hallar y prender, y preso con cadenas y grillos lo metieron en una nao para traerlo a Castilla. La cual se perdió en la mar y con él se ahogaron muchos cristianos y gran cantidad de oro, entre lo cual pereció el grano grande, que era como una hogaza y pesaba tres mil y seiscientos castellanos, por hacer Dios venganza de tan grandes injusticias.
El otro reino se decía del Marién, donde agora es el Puerto Real, al cabo de la Vega, hacia el Norte, y más grande que el reino de Portugal, aunque cierto harto más felice y digno de ser poblado, y de muchas y grandes sierras y minas de oro y cobre muy rico, cuyo rey se llamaba Guacanagarí (última aguda), debajo del cual había muchos y muy grandes señores, de los cuales yo vide y conocí muchos, y a la tierra deste fué primero a
parar el Almirante viejo que descubrió las Indias; al cual recibió la primera vez el dicho Guacanagarí, cuando descubrió la isla, con tanta humanidad y caridad, y a todos los cristianos que con él iban, y les hizo tan suave y gracioso recibimiento y socorro y aviamiento7 (perdiéndosele allí aun la nao en que iba el Almirante), que en su misma patria y de sus mismos padres no lo pudiera recibir mejor. Esto sé por relación y palabras del mismo Almirante. Este rey murió huyendo de las matanzas y crueldades de los cristianos, destruído y privado de su estado, por los montes perdido. Todos los otros señores súbditos suyos murieron en la tiranía y servidumbre que abajo será dicha.
El tercero reino y señorío fué la Maguana, tierra también admirable, sanísima y fertilísima, donde agora se hace la mejor azúcar de aquella isla. El rey del se llamó Caonabó. Éste en esfuerzo y estado y gravedad y cerimonias de su servicio, excedió a todos los otros. A éste prendieron con una gran sutileza y maldad, estando seguro en su casa. Metiéronlo después en un navío para traello a Castilla, y estando en el puerto seis navíos para se partir, quiso Dios mostrar ser aquella con las otras grande iniquidad y injusticia y envió aquella noche una tormenta que hundió todos los navíos y ahogó todos los cristianos que en ellos estaban, donde murió el dicho Caonabó cargado de cadenas y grillos. Tenía este señor tres o cuatro hermanos muy varoniles y esforzados como él; vista la prisión tan injusta de su hermano y señor y las destruiciones y matanzas que los cristianos en los otros reinos hacían, especialmente desde que supieron que el rey su hermano era muerto, pusiéronse en armas para ir a cometer y vengarse de los cristianos; van los cristianos a ellos con ciertos de caballo (que es la más perniciosa arma que puede ser para entre indios) y hacen tanto estragos y matanzas que asolaron y despoblaron la mitad de todo aquel reino.
El cuarto reino es el que se llamó de Xaraguá; éste era como el meollo o médula o como la corte de toda aquella isla; excedía a la lengua y habla ser más polida; en la policía y crianza más ordenada y compuesta; en la muchedumbre de la nobleza y generosidad, porque había muchos y en gran cantidad señores y nobles; y en la lindeza y hermosura de toda la gente, a todos los otros. El rey y señor dél se llamaba Behechio; tenía una hermana que se llamaba Anacaona. Estos dos hermanos hicieron grandes servicios a los reyes de Castilla e inmensos beneficios a los cristianos, librándolos de muchos peligros de muerte, y después de muerto el rey Behechio quedó en el reino por señora Anacaona. Aquí llegó una vez el gobernador que gobernaba esta isla con sesenta de caballo y más trecientos peones, que los de caballos solos bastaban para asolar a toda la isla y la tierra firme, y llegáronse más de trescientos señores a su llamado seguros, de los cuales hizo meter dentro de una casa de paja muy grande los más señores por engaño, e metidos les mandó poner fuego y los quemaron vivos. A todos los otros alancearon e metieron a espada con infinita gente, e a la señora Anacaona, por hacerle honra, ahorcaron. Y acaescía algunos cristianos, o por piedad o por codicia, tomar algunos niños para ampararlos no los matasen, e poníanlos a las ancas de los caballos: venía otro español por detrás e pasábalo con su lanza. Otrosí, estaba el niño en el suelo, le cortaban las piernas con el espada. Alguna gente que pudo huir desta tan inhumana crueldad, pasáronse a una isla pequeña que está cerca de allí ocho leguas en la mar, y el dicho gobernador condenó a todos estos que allí se pasaron que fuesen esclavos, porque huyeron de la carnicería.

El quinto reino se llamaba Higüey e señoreábalo una reina vieja que se llamó Higuanamá. A ésta ahorcaron; e fueron infinitas las gentes que yo vide quemar vivas y despedazar e atormentar por diversas y nuevas maneras de muertes e tormentos y hacer esclavos todos los que a vida tomaron. Y porque son tantas las particularidades que en estas matanzas e perdiciones de aquellas gentes ha habido, que en mucha escritura no podrían caber (porque en verdad que creo que por mucho que dijese no pueda explicar de mil partes una), sólo quiero en lo de las guerras susodichas concluir con decir e afirmar que en Dios y en mi conciencia que tengo por cierto que para hacer todas las injusticias y maldades dichas e las otras que dejo e podría decir, no dieron más causa los indios ni tuvieron más culpa que podrían dar o tener un convento de buenos e concertados religiosos para robarlos e matarlos y los que de la muerte quedasen vivos, ponerlos en perpetuo cautiverio e servidumbre de esclavos. Y más afirmo, que hasta que todas las muchedumbres de gentes de aquella isla fueron muertas e asoladas, que pueda yo creer y conjecturar, no cometieron contra los cristianos un solo pecado mortal que fuese punible por hombres; y los que solamente son reservados a Dios, como son los deseos de venganza, odio y rancor que podían tener aquellas gentes contra tan capitales enemigos como les fueron los cristianos, éstos creo que cayeron en muy pocas personas de los indios, y eran poco más impetuosos e rigurosos, por la mucha experiencia que dellos tengo, que de niños o muchachos de diez o doce años. Y sé por cierta e infalible sciencia que los indios tuvieron siempre justísima guerra contra los cristianos, e los cristianos una ni ninguna nunca tuvieron justa contra los indios, antes fueron todas diabólicas e injustísimas e mucho más que de ningún tirano se puede decir del mundo; e lo mismo afirmo de cuantas han hecho en todas las Indias.

Después de acabadas las guerras e muertes en ellas, todos los hombres, quedando comúnmente los mancebos y mujeres y niños, repartiéronlos entre sí, dando a uno treinta, a otro cuarenta, a otro ciento y docientos (según la gracia que cada uno alcanzaba con el tirano mayor, que decían gobernador). Y así repartidos a cada cristiano dábanselos con esta color: que los enseñase en las cosas de la fe católica, siendo comúnmente todos ellos idiotas y hombres crueles, avarísimos e viciosos, haciéndoles curas de ánimas. Y la cura o cuidado que dellos tuvieron fué enviar los hombres a las minas a sacar oro, que es trabajo intolerable, e las mujeres ponían en las estancias, que son granjas, a cavar las labranzas y cultivar la tierra, trabajo para hombres muy fuertes y recios. No daban a los unos ni a las otras de comer sino yerbas y cosas que no tenían sustancia; secábaseles la leche de las tetas a las mujeres paridas, e así murieron en breve todas las criaturas. Y por estar los maridos apartados, que nunca vían a las mujeres, cesó entre ellos la generación; murieron ellos en las minas, de trabajos y hambre, y ellas en las estancias o granjas, de lo mesmo, e así se acabaron tanta e tales multitudes de gentes de aquella isla; e así se pudiera haber acabado todas las del mundo. Decir las cargas que les echaban de tres y cuatro arrobas, e los llevaban ciento y doscientas leguas (y los mismos cristianos se hacían llevar en hamacas, que son como redes, acuestas de los indios), porque siempre usaron dellos como de bestias para cargar. Tenían mataduras en los hombros y espaldas, de las cargas, como muy matadas bestias; decir asimismo los azotes, palos, bofetadas, puñadas, maldiciones e otros mil géneros de tormentos que en los trabajos les daban, en verdad que en mucho tiempo ni papel no se pudiese decir e que fuese para espantar los hombres.
Y es de notar que la perdición destas islas y tierras se comenzaron a perder y destruir desde que allá se supo la muerte de la serenísima reina doña Isabel, que fué el año de mil e quinientos e cuatro, porque hasta entonces sólo en esta isla se habían destruído algunas provincias por guerras injustas, pero no de todo, y éstas por la mayor parte y cuasi todas se le encubrieron a la Reina. Porque la Reina, que haya santa gloria, tenía grandísimo cuidado e admirable celo a la salvación y prosperidad de aquellas gentes, como sabemos los que lo vimos y palpamos con nuestros ojos e manos los ejemplos desto.

Débese de notar otra regla en esto: que en todas las partes de las Indias donde han ido y pasado cristianos, siempre hicieron en los indios todas las crueldades susodichas, e matanzas, e tiranías, e opresiones abominables en aquellas inocentes gentes; e añadían muchas más e mayores y más nuevas maneras de tormentos, e más crueles siempre fueron porque los dejaba Dios más de golpe caer y derrocarse en reprobado juicio o sentimiento.