jueves, 18 de diciembre de 2014

EL MENCEYATO DE TEGUESTE




APUNTES PARA SU HISTORIA


CAPITULO III-I


Eduardo Pedro García Rodríguez


BREVE RESAÑA HISTORICA-BIOGRAFICA DE ALGUNOS DE LOS COLONOS DATADOS EN EL MENCEYATO DE TEGUESTE

Asensio (Axenxo) Gómez
[Data 36, fecha 10-XI-1505]. Dona conjuntamente con su mujer unas tierras en Tegueste al convento de San Agustin mediante escritura otorgada ante Hernán Guerra el 8 de abril de 1511, al fol. 263 r. “Asencio Gómez y Guiomar González, su mujer, vs., hacen donación a la casa y frailes, que ahora están en la orden de San Agustín de esta isla, de unas tierras en Tegueste, con su agua, según como las tienen del Adelantado, que son desde las tierras de Pedro López de Villera, difunto, hasta los canales que están puestos junto a la cueva de Catalina Fernández, como dice el albalá. Por la donación los frailes tienen que rogar a Dios por la vida del rey y la reina, la del  Adelantado, la de los conquistadores de esta isla y por los donantes. Se reservan parte del agua para su hacienda, la que honestamente hubieran menester, además de 2 heridos de molino que están en el barranco. Ts.: Pedro Azpeitia, carpintero, Fernán Esteban Cárdeno, y Francisco Joven, vs,. y ests.- Pedro Azpeitia, Fernán Esteban Cárdeno, y Asencio Gómez.

Mantuvo relaciones comerciales con otros colonos según figura en los protocolos del escribano Hernán Guerra al fol. 669 r., de fecha 12 de noviembre de 1511: Asensio Gómez, v°., reconoce deber a Fernando Martín de Espinar, v°., 1.300 mrs., porque se los debía Pero Alvarez, portu­gués, y Asensio Gómez a Pero Álvarez; le pagará en dineros de contado, en agosto de 1512. Ts.: Rodrigo Alonso, gallego, Pero López, carpintero, Juan Fernández y Fernán Esteban Cárdeno, vs. y ests.—Asensio Gómez y Fernán Esteban

Pero Alvarez, est., reconoce deber a Asensio Gómez, v°., 1.300 mrs. porque se obligó por él a Fernando de Espinar; ha de pa­garle en dineros de contado, el primero de agosto de 1512; hipo­teca toda la hacienda que tiene en Taganana. Ts.: Diego Fernán­dez Amarillo y Juan Navarro, v°.—Sin firma.”.

En 13 de enero de 1511 ante Hernán Guerra al fol. 413 r. Asensio Gómez, v°., otorga poder general a Alonso Manuel, procurador de causas. Ts.: Juan Galán y Fernán Esteban Cárdeno.—Asensio Gómez.. Ante el mismo escribano el 13 de enero de 1511 al fol. 16 r. Gonzalo Yanes, v°., reconoce deber a Asensio Gómez, v°., 112 fs. de trigo por la mitad de una sementera que le compró, a pagar del primero que cogiere de la sementera, que está en Tegueste, en este año de la fecha. Ts.: Gonzalo Rixo, Antonio Ribera y Fernán Esteban Cárdeno.—Fernán Esteban Cárdeno.

Cabildo colonial de fecha 11 de julio de 1511: Exponen  “Axenxo Gomes, Zorroza, Gonzalo de Porto, Rodrigo  de León que ellos han trabajado muchos meses en hacer sus viñas y que ahora que había de haber algún provecho y trayendo las uvas de muy lejos, que reciben agravio al  mandarles vender a dos y medio la libra. Que está bien.

Mateo Viña
[Data 281-8, fecha 29-XII- 1504]. Mercader traficante de esclavos, invasor y conquistador de la isla Chinech (Tenerife), fue uno de los que anticiparon a Alonso de Lugo sus dineros para la empresa a cuenta de los guanches que pudieran capturar y esclavizar, orchilla y ganados que pudieran apresar, tal como le reconoce el capitán de los mercenarios Alonso de Lugo en un documento: “la propiedad de la cuarta parte de los esclavos y ganados hurtados en Tenerife”, además de recibir tierras y aguas una vez sometida la isla.

Este genovés vino de Cádiz a establecerse en Tamarant (Gran Canaria) participo en la invasión de Chinech (Tenerife) como armador y proveedor de la expedición, aportando además de dineros algunos caballeros y peones.

Además de las tierras de Tegueste en la actual Laguna en la Vega, recibió varias datas en  el Valle de Araguygo, Gracia, Tacoronte y Anaga, renunciando posteriormente a estas últimas a cambio de otras en Taoro y Daute.

El que andando el tiempo fuera Adelantado de Canarias, Alonso Fernández de Lugo, distingue al mercader y conquistador Viña con varias datas; en una de ellas se contiene:.. "doy facultad a vos Mateo Viña, conquistador y regidor de esta isla de Tenerife, para que veais, si unas aguas y tierras que están en Daute entre la heredad, de la una parte Cristóbal de Ponte y de la otra Gonzalianes, portugués, y si ella vos agradare podáis sacar las dichas aguas y aprovecharos de ellas, en las tierras que se pudiesen aprovechar, para que en ella faceis y fagais, una heredad de azúcar y de otra cualquier cosa que vos queráis, porque desde ahora vos asigno y doy las dichas tierras y aguas, por repartición y vecindad, por cuanto vos, desde el primer día que yo vine a conquistar la dicha isla, viniste conmigo, con vuestros criados, y fuísteis uno de los armadores e conquistadores, hasta que se ganó; en lo cual hiciste mucho servicio a sus Altezas, así con lo mucho que gastastes, como con lo que servistes con vuestra persona".

Este formulismo en la redacción de las datas escondía la realidad del pago de la cuantiosa deuda contraída con el “banquero” y esclavista genovés, que Lugo trataba de saldar mediante la cesión de esclavos como hemos dicho y las extensas haciendas, hecho que motivo que el futuro Adelantado fuese investigado por el Consejo de Castilla tal como publica el investigador Aznar Vallejo: “1503 Junio 21. Alcalá de Henares. Orden al dr. Alonso Escudero, juez de residencia de las islas de Canaria, para que informe al Consejo sobre las tierras que Alonso de Lugo, adelantado de dichas islas y gobernador de las de Tenerife y La Palma, repartió a extranjeros por deudas que tenía con ellos, especialmente a Blasino Italiano, al que dió en Tenerife tierras de regadío para caña de azúcar y el asiento para un ingenio, cuyas rentas anuales suponen 300.000 maravedís, y a Mateo Viña, genovés, al que dió tierras de regadío e hizo regidor de dicha isla, de las que entregó a Luís de Sepúlveda, criado que fue del difunto don Gutierre de Cárdenas, comendador mayor de León, consistentes en cinco o seis suertes de tierra y un ingenio, con 250.000 maravedís de rentas anuales, de las que dió a Juan Osorio, repostero de la plata, que representan 200.000 maravedís de rentas anuales, de las que concedió en La Palma a Pedro de Benavente, catalán, y otros extranjeros, de las que entregó a Suárez de Quemada, criado del duque de Medi- na Sidonia, en pago de los 800.000 maravedís que debía a dicho duque, de las que dió a ciertas personas a condición de que le entregasen la mitad de las rentas, y de las que se adjudicó a sí mismo, por valor superior a los tres cuentos de maravedís de rentas. Don Alvaro. Franciscus licenciatus. Tello. La Fuente. Carvajal. Santiago. Ruiz de Castañeda. Polanco. (E. Aznar; 1981)

A pesar de ello la extensión de tierras que consiguió retener Mateo Viña fue muy abundante; por ello tuvo que recurrir al préstamo de dos millones de maravedíes, concedido por el Duque de Medina Sidonia para ponerlas en producción. Roturó parte de ellas, las plantó de cañas y fabricó un molino harinero. Posteriormente y por los mismos motivos económicos, tuvo que recurrir a la familia Interián (Agustín Interián), lo que le obligó, a la postre, a dividir con sus descendientes la propiedad de la hacienda.

Como recoge el historiador y cronista oficial de Garachico José Velásquez Méndez:

“…La data de las tierras y aguas de Daute, hasta su arriendo y posterior venta de una parte de ellas a los Interián, esta caleta se conoció como la Caleta del Viña.

las tierras comprendidas entre la Canaleta (finca de La Quinta Roja) y el barranco de Correa o de La Palma de Daute y desde el mar a la montaña, además, de todas las aguas que nacían en la "Madre del Agua", o Risco de la Atalaya, sobre la bahía de Garachico y cercana al actual municipio de El Tanque.

Por ello, todo el espacio de tierra que ocupa hoy el pueblo de La Caleta de Interián,  perteneció, hasta 1840, a los descendientes de los Viña. El último de ellos, don Laureano de Arauz, dueño de los “Partidos” o finca conocida por "Las Siete Ventanas", cobraba, hasta este año, tributo de asiento a los que habían edificado en su propiedad.”

Aparece como regidor en cabildo de 13 de enero de 1500 y renun­cia el 2 de julio de 1506, insistiendo en la renuncia en el de 8 de octubre de 1507

Era apetencia habitual entre los invasores colono de cierta capacidad económica y detentadores de haciendas extensas el crear capillas en detergidos templos católicos o  ermitas en sus tierras y en ocasiones ambas iniciativas con las que pretendían recibir algún perdón del cielo por sus muchas atrocidades al tiempo que pretendían dejar memoria de su paso por este mundo, Mateo Viña no se quedó a la saga y mandó construir en su feudo de Daute una ermita dedicada a San Andrés. Muerto Mateo Viña, le sucedieron sus herederos, entre los que se encontraba Fabián Viña Negrón,

Alonso Fernández de Lugo y de las Casas
[Data 1381-19, fecha 10-VIII-1515]. Este segundón tenía repartidas sus raíces entre las casas de la ciudad de Lugo, los Lugo, y de Santa Marta de Ortigueira, en A Coruña, aunque natural de Sanlúcar de Barrameda.

Según nos menciona el Padre Crespo, su antigüedad se hace remontar casi a los albores de la Reconquista, nada menos que al Rey D. Fruela I (756-758), el cual habría tenido un hijo natural de Ermesenda Romáriz, señora de la villa de Santa Marta de Ortigueira.

Habiendo en un principio dos casas principales, la de Ortigueira y la de Lugo, precediendo de esta última los que invadieron, conquistaron y colonizaron las islas Benahuare (La Palma) y Chinech (Tenerife), entre ellos el personaje más importante se puede decir que fue el Capitán  Alonso Fernández de Lugo y de las Casas.

Alonso Fernández de Lugo y de las Casas, nació en Sanlúcar de Barrameda, fue Capitán de mercenarios, Justicia y Primer Adelantado de Canarias, invasor y conquistador de Gran Canaria, Palma y Tenerife; Capitán General de las Costas de África, ello, entre otros cargos. Contrajo matrimonio con la judía Catalina Suárez Gallinato, hermana del también colono Andrés Xuárez Gallinato quien llegó a Canarias en los primeros momentos de la  invasión de las islas por la Corona de Castilla. Está su figura documentada en la historia de Canarias como hijo que fue del judío Pedro de Algaba y la judía Leonor Xuárez Gallinato. Del matrimonio de Catalina Xuárez Gallinato con Alonso Fernández de Lugo, nacería el segundo Adelantado de Tenerife y La Palma, Pedro Fernández de Lugo Xuárez Gallinato.

Alonso Fernández de Lugo, en segundas nupcias se desposó con la dama de la reina Isabel la católica, llamada  Beatriz de Bobadilla, de infausta memoria en Canarias. En tercer matrimonio casó con  Juana Masieres, también dama, pero en este caso de la reina Germana de Foix, segunda esposa de Fernando el católico; del aquí mencionado Alonso Fernández de Lugo, quedaron varios hijos de sus tres matrimonios, sucediéndole en sus estados el segundogénito de su primer matrimonio, llamado Pedro Fernández de Lugo Xuárez Gallinato, ha sido el segundo Adelantado mayor de las  Islas Canarias, capitán general y justicia mayor perpetuo de Tenerife y La Palma; conquistador y Adelantado de la provincia de Santa Marta, en la actual República de Colombia.  Pedro Fernández de Lugo Xuárez Gallinato contrajo matrimonio en Tenerife con  Inés de Herrera y Ayala, de quienes fue hijo y sucesor  Alonso Luís Fernández de Lugo y Pérez; el día 22 de febrero de 1535, tomó posesión en nombre de su padre, del Adelantado vacante de Santa Marta hasta la ribera del río Magdalena, la otra orilla se dejó para el Gobierno de Cartagena de Indias, con el nombre de Nueva Andalucía, hasta el Darién. Nombró  Pedro por su teniente a su hijo  Alonso Luís de Lugo, quien “como de casta le viene al galgo”  no respecto los mandatos de su padre, embarcando de una forma secreta para España y llevando con él muchas riquezas. No quedó descendencia directa de Alonso Fernández de Lugo en Canarias.

Viene como mercenario, en 1478 a las órdenes de Juan Rejón, forma parte muy activa en la conquista de Tamarant (Gran Canaria) y más tarde participa en expediciones a lado de Pedro de Vera, quien le confió el mando del castillo de Agaete, desde donde pactó con el pusilamine Thenesor Semidan (Fernando Guanarteme), la entrega de este camuflada como apresamiento.

Su personalidad demuestra la ambivalencia propia de la figura del mercenario castellano, que no era más que una terrible mezcla de crueldad y ambición o codicia, ello por una parte y a su vez gran capacidad y sentido de imponer orden y gobierno en las tierras conquistadas.

Es imposible negar el trato y las crueldades a las que fueron sometidos los nuestros ancestros guanches, muchos de ellos, hombres mujeres y niños  vendidos como esclavos en los mercados de Valencia, Sevilla y Barcelona donde su ultima aspiración de libertad no era otra que la muerte.

Su agresiva actuación desmesurada codicia le hace acreedor de enormes gastos, a los que tiene que hacer frente vendiendo el ingenio de Agaete, venta que realizó en 28 de febrero de 1496; la misma fue confirmada por los Reyes Católicos. A su vez realiza la venta de guanches en calidad de esclavos, como fuente de ingresos económicos que ya habían practicado en la isla Benahuare (La Palma) y practica normal entre los cristianos.

En el sometimiento de los guanches Fernández de Lugo tiene poco tacto, y no repara a la hora de esclavizar la condición de los distintos bandos, es decir, aliados o enemigos, ello le da igual, nefasto posicionamiento que da lugar a infinidad de reclamaciones e incluso la Corona se ve en la obligación de intervenir, mandando a Sánchez de Valenzuela, que era gobernador de Tamarant (Gran Canaria), con la orden de liberar a todos los isleños sometidos por el Lugo a la más dura esclavitud.

Jurídicamente los guanches eran tratados con la aplicación del llamado “viejo código medieval” es decir infiel y enemigo de la fe cristiana. En aplicación de las capitulaciones reales, ello suponía que el conquistador pasaba a ser el dueño absoluto, tanto de las personas y ganados capturados, lo que le permitía disponer libremente de los humanos y de las bestias.

Según nos dice el profesor Xesús Rábade Paredes: “Los cautivos de buena guerra, incluido el quinto real expresamente renunciando, le pertenecían como botín; los demás naturales, sí eran de paces, escapaban de su poder, y los restantes bandos, si habían burlado la captura en la lucha, ¿cómo justificar su naturaleza y aprehensión en la paz?

Excluidos, pues, los cuatro bandos de paces, al adelantado le quedan unos pocos guanches de los cinco bandos restantes, casualmente cautivos, aparte de unas cuantas cabezas de ganado, hecho que pone de relieve la apremiante situación económica de los primeros años”. El conquistador se había quedado sin apenas peculio para hacer frente a los numerosos acreedores, salvando la situación económica con la venta de esclavos, sin reparar a que bando habían pertenecido, es decir daba igual que fueran los que voluntariamente aceptaron ser sometidos y los que lo fueron por la fuerza. Repasando la obra de Antonio Rumeu Armas, y otras sobre el mismo tema, es frecuente en las mismas hallar referencias a lotes de esclavos vendidos en Valencia, Sevilla y Barcelona cuyo importe líquido no percibía el Lugo sino que pasaba directamente a sus acreedores.

Ya desde 1502 Alonso de Lugo había predestinado el solar donde habría de construirse la ermita de San Miguel, solar situado justo en frente de donde el Adelantado estaba edificando su vivienda de la villa de abajo, tal como queda recogido en la siguiente data:

“658-58.-Juan Páez. "yo Alo de Lugo, governador de las islas de Tenerife y la Palma e repartidor dellas, digo q. por quanto vos J. P. avéis senbrado de ortaliza en un sitio en La Laguna, lo qual yo tengo señalado donde se a de ha ser la iglesia de señor Sant Miguell, quiero y es mi voluntad q. fasta q. se haga la dha. iglesia gocéis del dho. sitio y os aprovachéis dél; la qual no se vos sea quitado fasta q. la iglesia se haga. ..y la dha. iglesia comenzada de nuevo q. sea, ge la doy al culto devino, e dexéis el dho. sitio para la dha. iglesia y ministros d ella. Alo de Lugo» 18-1-1502.”. (Datas de Tenerife, libros I al IV).

El 14 de mayo de 1506 fundó la ermita de San Miguel en la plaza que lleva su titulo; pero que es popularmente más conocida como “Plaza de Abajo”.

La imagen de San Miguel Arcángel en San Cristóbal de La Laguna, es el santo patrón de la isla de Tenerife y del Ayuntamiento del municipio de San Cristóbal de La Laguna, su imagen aparece reflejada en los escudos de ambos.

Por su parte el investigador Miguel ángel Martín Sánchez nos indica que desde 1510 la figura del arcángel San Miguel aparece ilustrando el escudo heráldico del incipiente municipio de La Laguna. Sus alas desplegadas, símbolo de su poder ascensional sobre el cielo de la isla de Tenerife, junto con una leyenda que reza en su orla por la que se pide su protección divina, constituyen su simbología esencial.

En un principio, se podría insistir en un terreno abonado ya por el mismo Conquistador y fundador de la ciudad, quien había hecho gala de una especial devoción -más interesada que generosa- hacia el Arcángel en las conquistas de La Palma y Tenerife. Él había puesto dos capillas bajo la advocación del referido Arcángel en el incipiente casco urbano de La Laguna. La primera se llamó ermita de San Miguel de las Victorias, que ya estaba construida en 1500 y donde más tarde el Conquistador pidió ser enterrado junto con sus familiares; la otra sería la ermita de San Miguel de los Ángeles, que data de 1506. Podemos referirnos también a una concepción existente un tanto providencial, mediante la cual se entendía que la isla había sido ganada un 29 de septiembre, festividad precisamente del Arcángel. Una data de 29 de mayo de 1505 da cuenta de ello (Libro de datas del Cabildo de Tenerife, fol. 113). En otras datas otorgadas por el Conquistador se muestra este hecho de manera menos explícita: 1.° A "los frailes del Espíritu Santo ... con cargo de ... celebrar oficios divinos, de vísperas e missas, la ... fiesta ... de Sant Miguel a veintinueve de setiembre ..." (18 de septiembre de 1504). 2.° " A la iglesia del Señor San Miguel..., por cuanto el bienaventurado señor Sant Miguel es mi abogado y protector y defensor en las conquistas que yo hice en estas dos islas..." (10 de agosto de 1515) (Miguel Ángel Martín Sánchez, 1991)

Parece que la providencia ha preferido que este pequeño templo católico se haya alejado de los fines de culto propuestos por su fundador, en un principio aún sin concluir del todo sus obras sirvió como sala de reuniones del Cabildo colonial, con el paso del tiempo fue perdiendo concurrencia de fieles hasta que finalmente fue cerrada al culto.

Actualmente tiene funciones de sala de exposiciones, llevándose a cabo en recinto diversas actividades culturales.

“Desde un punto de vista meramente constructivo, lo más valioso de la ermita se concentra en la fachada principal; su parte central está ocupada por un pórtico de considerables dimensiones enmarcado por un arco de medio punto sostenido por pilastras de piedras labradas. Sobre la clave del arco se dibuja el relieve de una cruz que descansa sobre una pequeña lápida en forma de peana donde figura la fecha de la reconstrucción de la ermita (año 1759). Por encima de la cruz el paramento se curva ligeramente, pero traduce con claridad la disposición de la cubierta a dos aguas. El vértice de la fachada queda resaltado con un remate en forma de yunque coronado por un perillón. En las esquinas, sobre el paramento, se levantan dos graciosas espadañas de cantería simétrica entre sí; adoptan la forma de unos sencillos cuerpos rectangulares -con los imprescindibles vanos para las campanas- rematados por una delgada moldura y coronados por unos elementos decorativos muy similares al del remate del vértice.

Sobre el pavimento de la ermita se levantan dos pequeñas escalinatas que distribuyen la nave en tres tramos a distintos niveles para culminar en el presbiterio. Una vez franqueada la entrada principal, nos tropezamos con tres gradas de piedra que delimitan en realidad un pequeño rellano; se trata de una circunstancia poco corriente que nos hace pensar en la ampliación que sufrió el templo en el siglo XVIII, cuando se procedió a avanzar el frontis hacia la Plaza del Adelantado. A continuación, se extiende el cuerpo principal de la nave destinada a los fieles, pero ésta resulta nuevamente delimitada por otras tres gradas de cantería que conducen hacia la capilla mayor. En la cabecera se abre una hornacina de cantería moderna que recuerda el emplazamiento del antiguo retablo con la imagen del Santo Titular.” (Tomado de:
angelromero.es/nicolr.com/.../ermita-de-san-miguel-arcangel.html)

En 1509 Alonso de Lugo puso la primera piedra al convento grande de San Francisco, cuya capilla mayor costeó y señaló para enterramiento suyo y de su familia.

El Mayorazgo:

En 1501 vio recompensados sus méritos ante la corona castellana con el título de Adelantado de las islas Canarias, para sí, sus hijos y sucesores legítimos; de que hizo mayorazgo conjuntamente con las extensas tierras agenciadas mas con malas que con buenas arte, con facultad de la reina Juana (La loca) de 18 de febrero de 1512 y por su poder e instrucción Andrés Xuárez Gallinato, su cuñado, ante Gil Ruiz de las Eras, escribano de Medina del Campo, en 30 de marzo de 1512, cuya fundación aprobó el adelantado por escritura que pasó ante Antón de Vallejo, escribano de la Laguna, en 19 de mayo de 1515, con precisa condición de que el poseedor se llamase D. Alonso Fernández de Lugo, y usase las armas que desde la batalla de las Navas de Tolosa venían usando sus antepasados, añadiendo como cimera un brazo desnudo empuñando una lanza y el lema: Quien lanza sabe mover, ella le dá de comer.

Fueron notables las deudas económicas de este colono aspecto este recogido por los historiadores y biógrafos de este personaje, se suele decir que Alonso de Lugo jamás pagó del todo una deuda ni a su propio Dios. De la penuria que siempre le acompañó nos ofrece una muestra un contrato de deuda suscrito en su nombre por dos de sus criados ante el escribano Hernán Guerra, el 7 de abril de 1511 al folio 277 r.:

Pedro y Francisco de Lugo, vs., se obligan a pagar a micer Cos­me de Riberol 120 arrobas de azúcar, blanco, por 330 mrs. de la moneda de Tenerife, que recibieron para provisión del ingenio de El Realejo. En virtud del poder que del Adelantado tienen, se comprometen a pagar las 120 arrobas de azúcar, blanco y leal-dado, en el ingenio de El Realejo, en el mes de junio. Hipotecan los azúcares primeros que salieren del dicho ingenio y 3 esclavos, Fernando, Pedro y Gonzalo, que son blanco, azanege y negro res­pectivamente. Ts.: Agustín Leardo y Batista... (roto), ests.—Pe­dro de Lugo y Francisco de Lugo.

Como en otras previsiones de Alonso Fernández de Lugo, el deseo de dejar memoria de su nombre mediante sus descendietes le fue negada por la providencia que como queda dicho no quedó en las islas ningún descendiente legitimo, y sus inmensas posesiones pasaron a una sobrina de su nieto, Porcia Magdalena de Lugo, la que había contraído matrimonio en Madrid (España) con Antonio Luís Leiva, Príncipe de Asculi y Marqués de Atela, tomando la hacienda desde entonces su nombre actual.

La hacienda de Los Príncipes situada en el casco del Realejo Bajo en Taoro que Lugo se reservó, en el denominado Campo del Rey, que fue el nombre que los conquistadores le dieron a las posesiones usurpadas al Mencey Benchomo. El Adelantado puso en funcionamiento el primer cultivo introducido en ésta zona, la de caña de azúcar.

Es una antigua fábrica que actualmente cuenta con más de doscientas fanegadas. Su importancia económica, así como el ingenio azucarero de la casa, favorecieron la creación del Realejo Bajo, el primer núcleo urbano de esta zona del municipio, ya que entorno a ella se construyeron las primeras casas del municipio.

Actualmente la Hacienda de los Príncipes es una edificación tipica de la arquitectura rural colonial. De su fachada principal destaca la galería balconada de su segunda planta. De la originaria fábrica apenas hay rastros. La casa principal aún alberga un balcón con vistas al camino de Tigaiga, aunque antiguamente albergaba también dos miradores.

Alonso Fernández de Lugo otorgó testamento ante el escribano Juan Márquez en 1525, falleció en La Laguna el 20 de mayo de 1525, siendo enterrado en el convento de San Francisco, sus huesos fueron totalmente calcinados en el incendio que sufrió este convento en la noche del 28 de julio de 1810.


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