Justo a la hora prevista y en el lugar indicado apareció
el Sol del solsticio de Invierno a un lado del imponente Roque Bentayga para
minutos más tarde situarse justo encima de este produciendo un singular juego
de luces y sobras de los rayos del Sol que caían sobre la Caldera de Tejeda.
Posiblemente este fenómeno en este singular día del año
no pasaría inadvertido para los antiguos canarios eligiendo cuidadosamente el
punto de observación para hacerlo coincidir con tan significativo tótem como el
Roque Bentayga parte importante en su simbología hacia puntos o montañas
singulares para su visión cosmogónica que tendrían del paisaje del cielo y la
tierra.
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