GABRIELA GULESSERIAN |
Buenavista del Norte
Diario de Avisos.
Teno Alto, en Buenavista del Norte, es uno de los
lugares donde mejor se guardan las tradiciones en Tenerife. Quizás, por lo
incomunicado y aislado que estuvo hasta 1972, cuando se abrió la carretera que
enlaza este caserío con El Palmar, aunque no se asfaltó hasta mediados de la
década de los 80.
La caja de enterramiento comunal consta de dos
varales para poder portarla
Ello ha permitido que en este lugar,
caracterizado por un paisaje casi mágico pero también por unas duras
condiciones de vida hasta entonces, se puedan conservar costumbres de antaño
que marcan la idiosincrasia de la
Isla. Con el fin de que se conozcan, la empresa El Cardón
Educación Ambiental ha organizado la
Ruta de las Tradiciones, una iniciativa que pretende divulgar
las señas de identidad de los habitantes del lugar y ayudar a conservarlas.
Entre las más curiosas, se encuentra la
de trasladar a los difuntos en cajas comunales, con la peculiaridad de
que en esta zona todavía se conservan donde siempre han estado, el Roque de la Cruz, un sitio aislado de los
núcleos de población, de difícil acceso, que los vecinos protegen porque para
ellos tiene un significado muy especial. Las dos cajas que se encuentran allí
fueron construidas a principios de los años 50 por un carpintero de Buenavista.
El féretro se llevaba hasta la casa del fallecido
para luego bajarla por el camino del Risco, una vía muy estrecha en la que solo
es posible ir en fila, y que años atrás era el acceso más rápido para ir de
Teno Alto al casco de Buenavista, pese a su peligrosidad y grandes desniveles.
Incluso, también se utilizaba cuando se celebraba una boda y los novios no
estaban exentos de subirlo y bajarlo.
La caja de enterramiento comunal consta de dos
varales o parihuelas que se apoyaban sobre los hombros para poder portarla, una
tarea bastante complicada dado que además había que tener mucho cuidado de no
resbalarse. Si quedaba tiempo se llevaba al difundo a la misma casa donde se
atendía a los enfermos hasta la hora del sepelio, caso contrario, se lo
trasladaba al cementerio.
Esta antigua costumbre, que no es exclusiva de
Teno Alto sino de cualquier población de medianías de Tenerife, nace después de
la conquista, cuando se obliga a enterrar las personas en un camposanto que, en
general, estaba ubicado en el centro urbano de cada municipio. Los datos sobre
la finalización de esta tradición son aún imperfectos, pero el director de El
Cardón, Valerio del Rosario, estima que fue a principios de la década de los
70, coincidiendo con la construcción de la carretera.
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