EFEMÉRIDES DE
LA NACIÓN CANARIA
UNA HISTORIA RESUMIDA DE CANARIAS
ÉPOCA COLONIAL: SIGLO XVII
DECADA 1581-1590
CAPITULO XIV-XIII
Guayre
Adarguma Anez’ Ram n Yghasen
1600. Un temporal destruye el primer puerto de Añazu n Chinech
(Santa Cruz de Tenerife), llamado así por los invasores por el madero
cruciforme que los castellanos traían consigo en el momento de la conquista de la Isla (1494), se encontraba al
norte de la playa de Añazu o de la Carnicería. Cuatro
años más tarde se construiría otro muelle en un saliente junto a la Caleta de Blas Díaz,
efectuándose, durante más de un siglo, toda la actividad mercantil por el lugar
que hoy ocupa el Cabildo Insular.
La única entrada a Añazu (Santa
Cruz) para los que llegaban por primera vez a la isla resultaba en extremo
pintoresca. El muelle era pequeñito, -ya que sólo llegaba a donde hoy empieza a
perfilarse el espigón de la nueva dársena comercial- , y en él había algunas
instalaciones notables. Una de ellas, la marquesina, y otra, el "pescante".
Que era una especie de grúa pequeña, montada sobre un tambor de la muralla,
frente a la marquesina, y que servía para elevar desde las falúas y depositar
sobre el muelle los equipajes y cargas menores. Las escaleras de acceso desde
el mar al muelle se llamaban "platillos". Los primeros estaban en la
misma zona de atraque de las falúas, los segundos un poco más allá. Y era
prueba de natación para los bañistas de la "playa de Ruiz" llegar
hasta ellos, como luego se verá. También estaban sobre el muelle los Almacenes
de Ruiz, de la familia Ruiz Arteaga, sobre la playa de su nombre, de la que
acabo de hablar, y enfrente los tinglados del tranvía, para depositar las
cargas transportadas por él; la
Comandancia de Marina, en un curioso edificio de traza
mozárabe, la Pescadería
y, a continuación, el Castillo de San Cristóbal, con las construcciones bajas
del Cuerpo de Guardia o El Principal, como se le llamaba corrientemente.
El Castillo de San Cristóbal era una construcción curiosa, que estuvo en pie hasta el año veintitantos, en que fue derribado para formar, sobre el solar, la actual Plaza del Cabildo.
El Castillo de San Cristóbal era una construcción curiosa, que estuvo en pie hasta el año veintitantos, en que fue derribado para formar, sobre el solar, la actual Plaza del Cabildo.
1600. Un temporal
arrasó con todo lo que quedaba del muelle de Añazu n Chinech (Santa Cruz de
Tenerife). Ya en los primeros años del s XVII se encarga la construcción de un
nuevo muelle en otro lugar. Esta vez se designó la peña que cerraba la Caleta de Blas Díaz,
excavando unos escalones en la misma roca para facilitar el acceso de personas
y mercancías. El muelle se había trasladado desde la playa a la Caleta. Con grandes
dificultades este muelle prestó servicio durante todo el s. XVII en medio de un
litoral ingrato y de una fábrica que no ofrecía muchas garantías. Los trasvases
de mercancías y pasajeros continuaban realizándose con gran dificultad.
1600. Siendo Gobernador General virrey de esta colonia y Presidente
de la Real Audiencia
el General Luís de la Cueva y Benavides, por
convenir así al mejor servicio del Rey de la metrópoli y al suyo propio,
dispuso se construyeran en las playas del Puerto de San Marcos de Icod, Chinet
(Tenerife) varias fragatas y bergantines de guerra, y escogió para ello este
lugar de Icod por la seguridad de su bahía y la abundancia de maderas en sus
bosques. Estos eran riquísimos. de arboleda y encontrábanse muy cerca de la
población. A unos mil metros, aproximadamente de la última casa habitada, está
el paraje en que se cortaron las maderas, que transportadas a la playa de San
Marcos, sirvieron de materiales al enjambre de Maestros de ribera, calafates y
demás gente de la industria de construcciones navales que trajo de la Isla de Tamaránt (Gran
Canaria) el General Benavides, durando la fábrica de las embarcaciones
guerreras casi un año, en cuyo tiempo permaneció alojada en el Lugar de Icod de
los Vinos la gente de guerra y de Arte que se ocupó en estas faenas.
El paraje en que se hizo la corta, quedó limpio de pinos y
se roturó después, plantándolo de viñas y dedicándolo a la siembra de frutos,
pero ha conservado hasta la fecha el nombre de Corta de la Naos
1600. Los colonos y criollos establecidos en Canarias cuando no
pueden robarlos comercian con pueblos del continente en territorio situado
entre el sur del río Senegal y Angola, incluyendo en el mismo el archipiélago
de Cabo Verde, que era colonia portuguesa.
El comercio con Cabo Verde
convirtió a Canarias en un puerto importante en el tráfico a gran escala. Así,
navíos procedentes de la
Península Ibérica tomaban las islas como base de sus
operaciones.
El elemento sustancial de este
tráfico, eminentemente esclavista aun cuando se conseguían otros artículos como
cueros, ámbar, sebo y sal, era el vino isleño, y debió de ser bastante
importante para llamar la atención del juez castellano de Indias, y por
supuesto de los historiadores de la colonia. El procedimiento más usual en este
trato consistía en la participación individual del cargador, que si la ocasión
era propicia se asociaba a otros compañeros.
La asiduidad de este comercio se
refleja en los datos que poseemos. Entre 1600 y 1625, sólo desde Tamaránt (Gran
Canaria), se registra la salida de 24 navíos, casi uno por año; esto indica la
regularidad del tráfico y la rentabilidad de este comercio que daba salida a
buena parte de los frutos isleños. El beneficio sería aún mayor si tomamos en
cuenta el fraude y el contrabando a que tan aficionados eran los colonos y
criollos y que de forma continuada estuvieron presentes y que tanto preocuparon
a la Casa de la Contratación en la
metrópoli al objeto de evitar que en el tornaviaje desde Cabo Verde los navíos
con origen en los puertos de Chinet (Tenerife) y Tanmaránt (Gran Canaria)
derrotasen a las colonias españolas en América, razón por la cual se obligaba a
los maestres a efectuar una fianza en el momento de efectuar el registro.
El mercado de Cabo Verde ofrecía
un centro exportador de esclavos pero conllevaba un sistema impositivo muy
pesado del cual los colonos y criollos canarios escaparon mientras pudieron.
Por ello el colono en canaria prefirió la vía del rescate directo sin
intermediarios en la costa de Guinea. Así, desde muy pronto, los colonos
establecidos en las islas intervendrán en el comercio de esclavos con Guinea
para llevarlos directamente a las colonias españolas en la Antillas, tal como luego
harían los ingleses, especialmente John Hawkins, recurriendo para ello, en
ocasiones, a los pilotos portugueses.
La intensidad de las expediciones de asalto de los colonos
canarios a Guinea se centra en la segunda mitad del siglo XVI; en este período
de tiempo al menos hasta 1587, partieron de las islas con destino a Guinea 47
expediciones. No obstante, en fechas anteriores existió un comercio clandestino
entre Guinea y Canarias y la propia Península Ibérica, no excesivamente
conocido, pero que nos sitúa en precedentes claros con respecto al tráfico
esclavista de los españoles en el atlántico. Andalucía dio la pauta en este
sentido en Canarias se siguió como norma, aunque la intervención real
castellana intentó limitar y cortar este tráfico que ere monopolio de Portugal,
pero fue difícil. (Manuel Lobo Cabrera-Elisa Torres Santana; 1991)
1600.
[…] Lógico hubiera sido que, al
perder Inglaterra uno de sus mercados de abastecimiento con la Guerra de los
Siete Años, se produjera un incremento en la demanda de nuestros vinos para
suplir a los franceses. Pero no fue así. El inicio del reinado de Carlos III,
bajo el signo de una política exterior encaminada a la signatura del tercer
Pacto de Familia, tuvo perjudiciales repercusiones para la economía insular. A
fines de 1660, una embarcación española cargada de orchilla es confiscada en el
puerto de Londres, en virtud de una disposición de su gobierno que declaró a
las islas integradas en el continente americano y, por la cual, sólo bajo
pabellón inglés podía navegarse hacia la metrópoli. ¿No era entonces previsible
que, nuestro gobierno, amenazara con suprimir la presencia de barcos y
comerciantes ingleses en Canarias si, formando parte de América, les estaba
prohibido todo contacto con sus respectivas colonias en dicho hemisferio? El
conde de Fuentes, que pidió su expulsión, hizo la sugerencia de que tan sólo se
admitiese en el Archipiélago la entrada de aquellas mercancías que navegaran en
buques canarios o españoles. Y, en otro orden de cosas, igualmente señaló la
conve niencia de constituir una compañía, similar a la ya existente en Madera,
para dar salida a las exportaciones orchilleras y vitícolas. Por esos años, la
orchilla era un producto que daba mayores beneficios que el vino, alcanzando
cotizaciones de 90 libras,
superiores a la de Madera. Entre otras ventajas de la compañía, se citan el fomento
de la construcción naval en Canarias y las más elevadas recaudaciones de la Real Hacienda.
Si el tercer Pacto de Familia
trajo otra vez la guerra y produjo el período de máxima depresión en las
relaciones anglo-canarias, la firma de la paz en París no vino a representar
reanimación alguna al respecto.
El 21 de noviembre de 1764, el
síndico personero don Lorenzo Salazar y Frías, ante un cabildo extraordinario
reunido en La Laguna,
lee una representación sobre la misérrima realidad de la isla frente a la
anterior centuria. Sin proponer soluciones, se limita a constatar que,
careciendo de industria propia y obligados a cubrir necesidades de pri- mer
orden mediante la importación, el mercado interno no podía significar mucho
para la prosperidad de las capas dominantes. Este llamamiento agónico y la
amplia discusión que le sigue, terminaron únicamente con el acuerdo de enviar
como representantes ante el rey, para seguir combatiendo por romper el cerco
que bloqueaba el mercado exterior, a los marqueses de la Villa de San Andrés y de
Villanueva del Prado.
Por tales requerimientos, el6 de
mayo de 1765 confía Grimaldi al embajador en Londres, príncipe de Masserano, la
misión de conseguir el libre transporte de nuestros vinos a las colonias
inglesas, sin escatimar esfuerzo alguno. Desde el 30 de agosto de ese año hasta
el 14 de abril de 1769 en que se le da una respuesta negativa, el príncipe
presionó sobre los distintos secretarios de Estado y elaboró varias memorias.
En una de
ellas, presentada al Parlamento,
merece destacarse la protesta que formula por el nuevo impuesto de cuatro
libras por cada pipa embarcada en Inglaterra con rumbo a las colonias,
destinado a mantener fuerzas militares y defensas contra eventuales ataques.
Masserano, cuando informó a Grimaldi
de su fracaso, le señala como razón de fondo el temor inglés de que los
franceses, aliados de España, hicieran pasar sus géneros clandestinamente por
la puerta que se abriera para Canarias. (Antonio Bethencourt Massieu, en:
Millares Torres, 1997:145-6)
1600 Octubre 17.
Por Real Célula, el Rey señalaba
5.500.000 maravedís para fortificar la isla Tamaránt (Gran Canaria), ordenando
que el dinero se guardase en un arca de tres llaves que tendrían
respectivamente el Gobernador colonial de la isla, y los empleados de la
metrópoli el Veedor de la gente de guerra y el Pagador, estableciendo a favor
de la isla un derecho de prelación en las construcciones con respecto a las
demás, por haber sufrido la última invasión, señalando además el orden de
preferencia que era, primero reparación del Castillo de Santa Ana, segundo
atrincheramiento de la playa, tercero construcción del Castillo de San
Francisco y cuarto amurallamiento de la ciudad, todo de acuerdo con los planos
de Leonardo Turriano.
En 1601 llegó a la ciudad D.
Gerónimo de Valderrama y Tovar, y siguiendo los planos del Ingeniero de S.M.
Comendador Mayor de San Juan de Jerusalén Fray Tiburcio Spanochi, se abrieron
los cimientos del Castillo del Rey o de San Francisco del Risco y se levantaron
con más solidez la Torre
de Santa Ana, Castillo de la Luz
y Muralla Norte hasta el Castillo de Mata; D. Luís de Mendoza y Salazar que
tomó posesión del mando en 1607 continuó la fortificación de la montaña de San
Francisco y construyó en el extremo izquierdo de la explanada la batería que se
llamó de la Plataforma
o Punta de Diamante. (En: José María Pinto y de la Rosa. 1996)
1600 Octubre 17.
En la segunda mitad del siglo XVI
estuvo en el archipiélago el ilustre Ingeniero Militar Leonardo Turriano quien
propuso introducir algunas modificaciones en el Castillo de San Cristóbal,
y por Real Cédula de 17 de Octubre de
1600 se ordenaba se llevasen éstas a cabo y se edificara un castillo en Paso
Alto y otro en Puerto de Caballos, así como una Torre en el Puerto de la Orotava y otra en San
Pedro de Daute. En el archivo del antiguo Cabildo de la isla se hallan una
serie de documentos relacionados con las fortificaciones que se copian y nos ha
facilitado el Doctor D. Leopoldo de la Rosa Olivera.
En el archivo de Acialcázar existen
unos extractos de las actas del Cabildo
de esta isla de Tenerife, del que tomamos los datos que se copian. En el archivo de la Comandancia de
Ingenieros de Canarias se conserva un documento en cuyo encabezamiento se lee: «Sacado de los libros de la Alhóndiga de Chasna...»
con interesantes noticias relativas a la isla y que se así como otro que expone
en donde se describen los lugares,
atalayas, etc., de esta isla. (José María Pinto de la Rosa, 1996)
No hay comentarios:
Publicar un comentario