jueves, 1 de agosto de 2013

CONTINUAN LOS ATAQUES CORSARIOS CONTRA LA COLONIA CANARIA






Eduardo Pedro García Rodríguez

1593. Año de  de nefasto recuerdo entre los habitantes de Erbania (Fuerteventura), que desprovista de grano para su sustento y muchos de sus habitantes huidos en la emigración forzada, sufrió la invasión imazighen en justa represalia por los ataques de los colonos españoles esclavistas, precisamente por falta de moradores que la defendieran . El pirata criollo renegado conocido como  Arráez se adentra en la isla y saquea las miserables aldeas entre ellas Betancuria, cuyos escasos habitantes se refugian en torno al  convento franciscano de la secta católica en Vega de Río Palmas, a donde llega el pirata que en acto de venganza saquea, roba y quema el Convento y la Iglesia.
 
El recuerdo perduró en la memoria de los majoreros que cien años después, en sus peticiones sobre el cierre de la saca, añaden "para que no ocurra como en el referido año en que se despobló la isla y la invadieron los moros".

1593. Una Flotilla de corsarios argelinos al mando de Xaban Arraez se presenta ante el Puerto de Arrecife en la isla Titoreygatra (Lanzarote) y lo reduce a cenizas. Desembarcan luego con 230 hombres en Erbania (Fuerteventura) y queman la Villa de Batancuria, capital de la isla. Al saberse estas noticias en Tamaránt (Gran Canaria), Don Luís de la Cueva, Capitán General de la colonia, envía 240 soldados con la orden de arrojar al mar a los piratas. Estos ataques por parte de los mazigios se producían como represalia por los frecuentes desembarcos piráticos llevados a cabo contra los pueblos del continente por los colonos europeos establecidos en las islas, los cuales iban en busca de oro y esclavos teniendo aterrorizadas aquellas costas.
 
Los argelinos, no más de 40 según las crónicas castellanas, tendieron una emboscada a las tropas castellanas en el lugar conocido como Siete  fuentes. Toda la fuerza fue muerta o hecha prisionera al intentar huir ante un enemigo al que superaban 6 a 1, los argelinos se retiraron llevando sus barcos cargados de botín y prisioneros.
 
Esta derrota, completa y vergonzosa, tuvo como consecuencia que el rey español Felipe II cesara al Capitán General virrey en la colonia y ordenara que regresara con sus tropas a España al considerar su presencia inútil.

1593 Marzo. Dos navíos ingleses al mando del capitán Harper atacan el Puerto de Arrecife de Titorygatra (Lanzarote), siendo rechazados. En julio, nuevo ataque de 3 navíos ingleses  al mismo lugar y con la misma suerte.

1593 Marzo 1.
Intento de desembarco en Lanzarote llevado a cabo por William Harper, capitán inglés de imposible identificación.

El desembarco ocurrió el 1 de marzo de 1593, y puede muy bien estar relacionado con las empresas piráticas apuntadas, ya que consta que los dos navíos que se presentaron en Arrecife, por nombres Pleasure y Mary Fortune, pertenecían a la reina de Inglaterra. William Harper era el capitán del primero de estos buques, pero podía muy bien pertenecer a una escuadra o formación naval superior.

Los dos navíos eran poderosos, pues conducían tripulaciones superiores a los 100 hombres, y estaban artillados con cañones de largo alcance.

El último puerto que habían visitado era Santa Cruz de Berbería. Etas embarcaciones inglesas se presentaron en el puerto de Arrecife el lunes de Carnaval, 1 de marzo de 1593, con ánimo de apoderarse de un navío lusitano allí apostado. Para ello dispusieron tres barcas que, conduciendo a unos cuarenta soldados ingleses, tomaron tierra en las proximidades del puerto. Los naturales, que habían acudido al mando del capitán de infantería Lucas de Belmar, fingieron retirarse hacia el interior para tenderles una emboscada, y cuando los ingleses les perseguían y acosaban, ufanos y desprevenidos, se revolvieron contra ellos logrando dar muerte a seis, cautivar a otro número igual y perseguir a los restantes hasta la banda del agua, donde se sumergieron algunos, pereciendo ahogados. Los isleños calculaban la pérdida del enemigo por uno u otro motivo en unas 25 bajas.

El capitán inglés, que permaneció en Arrecife con el resto de los soldados, se embarcó precipitadamente en un pataje al ver aproximarse a los lanzaroteños, retornando a las naves.

Mientras tanto el marqués de Lanzarote, que había sido avisado del desembarco, abandonó Teguise en compañía del regidor y capitán Juan Martel Peraza de Ayala, su pariente, y del licenciado Cueva, encontrándose en las afueras de la misma a los naturales que regresaban con los seis ingleses cautivos, algunos de ellos heridos. El marqués, don Agustín de Herrera, dió orden de encerrarlos en su palacio y prosiguió su camino hasta el puerto.

Una vez allí pudo enterarse de las incidencias de la acción y del temor que reinaba a que hubiesen sido a su vez cautivados por los ingleses algunos canarios. Herrera dio orden de enarbolar bandera de rescate, mas los ingleses respondieron que sólo llevaban a bordo prisionero un portugués llamado Marcos Juan, natural de Lisboa, a quien pusieron en libertad. En vista de ello se interrumpieron las conversaciones, quedando cautivos en tierra el capitán del Pleasure William Harper; el contramaestre del Mary Fortune-, Thomas Hartes, y cuatro marineros más. Entre éstos se hallaba Edward Stride, muy conocido en nuestras islas por sus escapatorias de las cárceles de la Inquisición, por las que había sido relajado en estatua en el auto de fe de 1591.

Los navíos británicos permanecieron durante todo aquel día a la vista de Arrecife, hasta que en la mañana del 2 de marzo se dirigieron hacia el sur desembarcando en el puerto de las Coloradas para saquear por completo la ermita de San Marcial, de Rubicón, a la que además destecharon, cargando con toda su madera. Tras esta fechoría desaparecieron para siempre de las aguas del Archipiélago. (A.Rumeu de Armas, t.II. 2ª pte. 1991)

1593 Julio.
Por esta fecha dejóse ver merodeando por los contornos del puerto de Arrecife una escuadrilla inglesa, de tres poderosos navíos, que despertaron las sospechas de los naturales al verlos cruzar una y otra vez en busca de un desembarcadero apropiado. De esta manera los piratas se fueron acercando al puerto de Arrecife, cuya entrada reconocieron y en uno de cuyos islotes situaron un escuadrón de hombres que sin dificultad se apoderaron del pequeño castillo en él construido, que habían incendiado los argelinos de Morato Arráez en 1586. Entonces los ingleses, parapetándose en sus muros, pretendieron apoyar con sus mosquetes a varias lanchas que aspiraban a introducirse en la bahía para capturar a un navío español allí surto.

Estaba entonces casualmente en el puerto de Arrecife un primo del marqués de Lanzarote llamado don Sancho de Berrera Ayala, quien poniéndose al frente de los marineros y con la colaboración apenas de doce naturales, entró a tiros de arcabuz con ellos, entablándose dura refriega. De resultas del combate seis ingleses fueron hechos prisioneros, pereciendo ahogados otros veinte, mientras el desconocido capitán inglés,
que se prometía tan fácil presa, alzaba velas desapareciendo con sus navíos de las costas de Lanzarote. (A.Rumeu de Armas, t.II. 2ª pte. 1991)




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