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[MARTIN FIERRO Y SUS HIJOS SE RETIRAN AL CAMPO]
Y después de estas palabras,
6840 Que ya la intención revelan, Procurando los presentes Que no se armara pendencia, Se pusieron de
por medio y la cosa quedó quieta.
6845 Martín Fierro y los muchachos, Evitando la contienda, Montaron y paso a paso, Como el que
miedo no lleva,
A la costa de un
arroyó.
6850 Llegaron a echar pie a
tierra. Desencillaron los pingos Y se sentaron en rueda, Refiriéndose entre sí Infinitas menudencias:
6855 Porque tiene muchos
cuentos Y muchos hijos la ausencia.
Allí pasaron la noche A la luz de las estrellas, Porque ése es un cortinao
6860 Que lo halla uno donde
quiera, Y el gaucho sabe arreglarse
Como ninguno se arregla. El colchón son las caronas, El lomillo es cabecera,
6865 El coginillo es blandura,
Y con el poncho o
la gerga, Para salvar del rocío, Se
cubre hasta la cabeza. Tiene su cuchillo
al lado,
6870 Pues la precaución es
buena; Freno y rebenque a la mano, Y
teniendo el pingo cerca, Que pa asigurarlo
bien La argolla del lazo entierra
6875 Aunque el atar con el
lazo Da del hombre mala idea , Se duerme ansí muy tranquilo Todita la noche entera; Y si es lejos del camino,
6880 Como manda la prudencia,
Más siguro que en su rancho Uno ronca a pierna
suelta. Pues en el suelo no hay
chinches, Y es una cuja camera
6885 Que no ocasiona disputas
Y que naides se la niega. Además de eso, una
noche La pasa uno como quiera, Y las va pasando todas
6890 Haciendo la ircesma
cuanta. Y luego los pajaritos Al
aclarar lo dispiertan, Porque el sueño no
lo agarra A quien sin cenar se acuesta.
6895 Ansí pues, aquella noche
Jué para ellos una fiesta, Pues todo parece
alegre Cuando el corazón se alegra. No pudiendo vivir juntos
6900 Por su estado de
pobreza, Resolvieron separarse, Y que
cada cual se juera A procurarse un
reíujio Que aliviara su miseria.
6905 Y antes de desparramarse
Para empezar vida nueva, En aquella soleda, Martín Fierro, con prudencia, A sus hijos y al de Cruz
6910 Les habló de esta manera:
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[CONSEJOS
DE MARTIN FIERRO A SUS HIJOS]
Un padre que da
consejos, Más que padre es un amigo. Ansí, como tal les digo Que vivan con precaución:
6915 Naides sabe en qué rincón
Se oculta el que es
su enemigo.
Yo nunca tuve otra
escuela Que una vida desgraciada. No estañen
si en la jugada
6920 Alguna vez me equivoco, Pues debe saber muy poco Aquel que no aprendió nada.
Hay hombres que de
su cencía Tienen la cabeza llena;
6925 Hay sabios de todas menas; Mas digo, sin ser muy ducho: Es mejor que aprender mucho El
aprender cosas buenas.
No aprovechan los trabajos
6930 Si no han de enseñarnos nada. El hombre, de una mirada Todo ha de verlo al momento. El primer conocimiento Es conocer cuándo enfada.
6935 Su esperanza no la
cifren Nunca en corazón alguno, En
el mayor infortunio Pongan su confianza, en
Dios; De los hombres, sólo en uno;
6940 Con
gran precaución, en dos.
Las faltas no tienen límites Como tienen los terrenos; Se encuentran en los
más buenos, Y es justo que les prevenga.
6945 Aquel que defectos tenga. Disimule los ágenos.
Al que es amigo,
jamás Lo dejen en la estacada; Pero no le pidan nada
6950 Ni lo aguarden todo de él: Siempre el amigo
más fiel Es una conduta honrada.
Ni el miedo ni la codicia Es
bueno que a uno lo asalten;
6955 Ansí no se sobresalten
Por los bienes que
perezcan. Al rico nunca le ofrezcan Y al pobre jamás le falten.
Bien lo pasa
hasta entre pampas 6960 El que respeta a la gente.
El hombre ha de ser prudente Para librarse de enojos; Cauteloso entre los flojos, Moderao entre valientes.
6965
El trabajar es la ley
Porque es preciso
alquirir.
No se espongan a
sufrir Una triste situación: Sangra
mucho el corazón
6970 Del que tiene que pedir.
Debe trabajar el
hombre Para ganarse su pan, Pues
la miseria, en su afán De perseguir de mil
modos,
6975 Llama en la puerta de todos Y
entra en la del haragán.
A ningún hombre
amenacen, Porque naides se acobarda; Poco en conocerlo tarda
6980 Quien amenaza imprudente; Que hay un peligro presente Y otro peligro se aguarda.
Para vencer un
peligro, Salvar de cualquier abismo,
6985 Por esperencia lo afirmo:
Más que el sable y
que la lanza
Suele servir la
confianza
Que el hombre
tiene en sí mismo.
Nace el hombre con la astucia
6990 Que ha de servirle de guía; Sin
ella sucumbiría; Pero, sígún mi esperencia,
Se vuelve en unos prudencia Y en los otros picardía.
6995 Aprovecha la ocasión
El hombre que es
diligente; Y ténganlo bien presente, Si al compararla no yerro: La
ocasión es como el fierro,
7000 Se ha de machacar caliente.
Muchas cosas pierde
el hombre Que a veces las vuelve a hallar; Pero les debo
enseñar, Y es bueno que lo recuerden:
7005 Si la vergüenza se pierde,
Jamás se vuelve a encontrar.
Los hermanos sean
unidos, Porque ésa es la ley primera; Tengan unión verdadera
7010 En cualquier tiempo que sea, Porque si entre ellos pelean Los devoran los de
ajuera.
Respeten a los
ancianos, El burlarlos no es hazaña;
7015 Si andan entre gente estraña Deben ser muy
precabidos, Pues por igual es tenido Quien con malos se acompaña.
La cigüeña, cuando
es vieja,
7020 Pierde la vista, y procuran Cuidarla
en su edá madura Todas sus hijas pequeñas. Apriendan de las cigüeñas Este ejemplo de ternura.
7025 Si les hacen una ofensa,
Aunque la echen en
olvido, Vivan siempre prevenidos, Pues
ciertamente sucede Que hablará muy mal de
ustedes
7030 Aquel que los ha ofendido.
El que obedeciendo
vive Nunca tiene suerte blanda; Mas con su soberbia agranda El rigor en que padece.
7035 Obedezca el que obedece
Y será bueno el
que manda.
Procuren de no
perder Ni el tiempo ni la vergüenza; Como todo hombre que piensa
7040 Procedan siempre con juicio, Y sepan que
ningún vicio Acaba donde comienza.
Ave de pico
encorvado, Le tiene al robo afición;
7045 Pero el hombre de razón No
roba jamás un cobre, Pues no es vergüenza
ser pobre Y es vergüenza ser ladrón.
El hombre no mate
al hombre
7050 Ni pelee por fantasía. Tiene en la desgracia mía Un espejo en que mirarse. Saber el hombre guardarse Es la gran sabiduría.
7055 La sangre que se redama
No se olvida hasta
la muerte. La impresión es de tal suerte, Que a mi pesar, no lo niego, Cal como gotas de fuego
7060 En la alma del que la vierte.
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