martes, 21 de mayo de 2013

Aquí, todos somos guanches




El catedrático Maximiano Trapero sostiene que la palabra guanche se refiere a todos los habitantes prehispánicos de Canarias

Juanjo Jiménez
El catedrático de Filología Española de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria, doctor en Filosofía y Letras y una de las más relevantes autoridades en el habla canaria, Maximiano Trapero, sostiene que el vocablo guanche no se refiere exclusivamente a los habitantes prehispánicos de Tenerife, que no se trata de una voz de origen indígena y que en realidad procede del francés.

Según sostiene Trapero, este concepto de exclusividad, como antiguo gentilicio tinerfeño, es un tópico que, "por repetido se han convertido en doctrina asumida por casi todos", un casi todos que incluye a los investigadores de la "lengua guanche" y los "divulgadores de las antigüedades canarias", dando así por bueno su excluyente significado.

Para estudiar el concepto el catedrático ha realizado durante años dos estudios. El primero titulado ¿Es guanche la palabra guanche? Revisión histórica, filológica y antropológica de un tópico, con la colaboración de la también filóloga Elena Llamas Pombo; y el segundo denominado Nuevos datos y argumentos sobre el origen francés de la palabra guanche, ambos trabajos recogidos en la obra del mismo autor Estudios sobre el guanche. La lengua de los primeros habitantes de las Islas Canarias.

Para llegar a esta conclusión del término guanche como apelativo a los antiguos habitantes de toda Canarias el investigador se basa en tres líneas de investigación: histórica, antropológica y filológica.

Y es, en este último apartado, donde se encuentra la sustancia de su aseveración. Afirma Trapero que "fueron los franceses de la expedición bethencouriana los que la implantaron en las islas con el valor de un etnónimo al advertir en los aborígenes isleños una cualidad física sobresaliente: la extraordinaria habilidad y destreza que tenían para lanzar y esquivar objetos lanzados".

Esta incursión francesa, anterior a la castellana, se produce al mando de Jean de Béthencourt, que llega a la isla de Lanzarote en el año 1402, y que emplea la palabra "guenchir y guenche (verbo y sustantivo, con otras variantes similares, entre ellas también guanche), para referirse a ese peculiar geito de los naturales. Una palabra medieval que coincide en el tiempo y el lugar de procedencia de estos europeos.

Lo paradójico es que los primeros guanches que reciben el apelativo en Canarias, serían pues los aborígenes de Lanzarote, ya que "por lógica", explica Maximiano Trapero, "el nombre de guanches se les fue dando a los aborígenes de las islas al ritmo que avanzaba la conquista, a los de Lanzarote en primer lugar y a los de Tenerife en el último por ser la última conquistada, en 1496. Aunque es verdad", añade, "que si se tienen las escrituras de principios del siglo XVI como única fuente, la palabra guanche, si no con exclusividad, sí con absoluta mayoría se aplica a los aborígenes de Tenerife".

Cristóbal Corrales y Dolores Corbella, autores del Diccionario ejemplificado de canarismos y también catedráticos de Filología de la Universidad de La Laguna, reseñan en el Diccionario Histórico del Español de Canarias que, si bien "tradicionalmente la palabra guanche ha sido siempre considerada como prehispánica", Maximiano Trapero y Elena Llamas "han desarrollado una sugerente tesis, ampliamente razonada, que ha de tenerse en cuenta a partir de ahora en la investigación etimológica de la palabra", reforzando Corrales y Corbella esta idea con tres documentos fechados en Tenerife en 1498 en el que se denomina guanches, "tanto a los aborígenes de Tenerife como a los de Gran Canaria".

Y no solo esto. Por todo el archipiélago se reparten los topónimos como Guanche, Guancha, Guanchía, que según Trapero, son todos ellos del estrato más antiguo y que tienen como referencia inequívoca la presencia en esos lugares de restos de los aborígenes, que no pueden ser de origen guanche, pues de serlo significaría que los aborígenes de todas las islas habrían tenido conciencia de pertenecer a un mismo y único pueblo".

Pero ocurre que los habitantes de Canarias "se desconocían entre sí por la incomunicación que hubo entre las islas. Y los topónimos de Tenerife que llevan el nombre de Guanche, o alguno de sus derivados, ni son más que los del resto de las islas", afirma, "en proporción a la superficie respectiva, ni pueden considerarse ni más antiguos ni más legítimos".
Fuente: La Opinión de Tenerife  3 de marzo de 2013.

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