martes, 14 de julio de 2015

APÉNDICE DOCUMENTAL N.° 1


JUAN BETHENCOURT ALFONSO
Socio correspondiente de la Academia de Historia (1912)

Historia del
PUEBLO GUANCHE

Tomo II
Etnografía
.y
Organización socio-política
Edición anotada por MANUEL A. FARIÑA GONZÁLEZ
FRANCISCO LEMUS, EDITOR La Laguna, 1994



D. Juan Bethencourt Alfonso y El Gabinete Científico de Santa Cruz de Tenerife.

Por Luís Diego Cuscoy

D. Luís Diego Cuscoy (Escuela Universitaria de Formación del Profesorado de E.G.B. de La Laguna, 1981)'.

El Gabinete Científico de Santa Cruz de Tenerife se organiza a modo de una pequeña academia, con todas las características de una academia pero centrado dentro de unos límites provinciales o casi insulares.

En este sentido se nombran lo que vendrían a ser los académicos, que son los de número, los que forman el núcleo de la entidad y después una serie de corresponsales que en el Gabinete Científico de Santa Cruz de Tenerife y concretamente en la labor realizada por D. Juan Bethencourt Alfonso tuvo una importancia extraordinaria porque gran parte de la labor que pudo realizar de campo, la pudo realizar gracias a estos corresponsales que tenía en todo el Archipiélago.

Yo, por ejemplo, he podido... porque no podemos dar una visión completa y exhaustiva, sino más bien una serie de puntualizaciones y de notas para que se tenga una idea del trabajo. Podríamos decir que en El Chorrillo, Taco, Barranco Hondo y El Rosario, tenía un activo corresponsal que se llamaba Camilo Delgado; en Candelaria tenía otro activo corresponsal llamado Agustín Otazo; en Adeje, D. Miguel Fernández y es curioso lo que se decía antes de la labor docente de D. Juan Bethencourt Alfonso, porque precisamente sus corresponsales en Adeje eran dos alumnos llamados Juan Gutiérrez y Felipe Rodríguez, alumnos del Establecimiento de Segunda Enseñanza de donde D. Juan era profesor. D. Ramón Gómez era su corresponsal en el Puerto de La Cruz, corresponsal muy importante puesto que ingresan, entran, en los fondos del Gabinete Científico nada menos que 120 cráneos, donados, recogidos por este corresponsal del Puerto de La Cruz.

Un corresponsal interesante en La Gomera fue D. Salvador Padilla; y para mí el que más contribuyó a darle una extensión pancanaria, por todo el Archipiélago, a D. Juan Bethencourt Alfonso fue D. Ramón Castafieyra de Fuerteventura.

La manera de trabajar de D. Juan Bethencourt Alfonso, sus trabajos de campo, aunque hacía muchas cosas de una manera individual, se había adelantado bastante a su tiempo, puesto que trabajaba en cierto modo en equipo.

Por ejemplo, salía con socios del Gabinete Científico, que casi siempre le acompañaban, no a excursiones demasiado prolongadas y distantes, sino más bien a un núcleo al que yo me referiré dentro de un momento, y eran D. Antonio Domínguez, D. Eladio Alfonso, los Maffiotte (sobretodo D. Miguel Maffiotte), D. Aurelio Pérez Zamora, D. Rosendo García Ramos y D. Teodo-miro Robayna. Éstos eran unos socios que formaban, lo que ellos llamaban comisiones. O sea, no decían el equipo ha trabajo en tal sitio, sino la comisión formada por tal, tal, y tal... hemos trabajado en tal sitio.

D. Juan Bethencourt Alfonso dirigía siempre estas comisiones de trabajo. Por ejemplo, una comisión de trabajo podía estar constituida por D. Juan Bethencourt Alfonso, D. Antonio Domínguez y D. Camilo Delgado, y trabajaban en Taco, en El Chorrillo, en Igueste de Candelaria y en Barranco Hondo. Tenían un área geográfica de trabajo perfectamente delimitada. Los trabajos en las otras islas los dirige siempre D. Juan Bethencourt Alfonso. Trabajó intensamente en Gran Canaria, trabajó mucho en Fuerteventura, bastante en (Lanzarote), La Gomera, menos en La Palma y en El Hierro.

Es interesante que sepamos... porque claro ... hemos venido aquí a... únicamente con la intención de rendirle un homenaje a la extraordinaria capacidad de trabajo y sobre todo el que veamos en D. Juan Bethencourt Alfonso como el primero que sienta las bases de los estudios antropológicos y arqueológicos en Tenerife.

Si nosotros nos remontamos un poco a la época fundacional del Gabinete Científico, hoy nos sentimos un poco avergonzados al saber que en 1879, mejor dicho en el 78, se abrió el Gabinete Científico. Que en 1979 el Museo Canario de Las Palmas ha celebrado con gran solemnidad el centenario de la apertura del Museo Canario de Las Palmas. Sin embargo el Museo del Gabinete Científico de Santa Cruz de Tenerife, se abrió un año antes que el Museo Canario de Las Palmas y este año antes en que se abrió el museo se debió pura y exclusivamente a la labor desarrollada por D. Juan Bethencourt Alfonso. Sabemos que el mismo año que se va a proceder a la apertura del Museo Canario de Las Palmas, está en Tenerife junto a D. Juan Bethencourt Alfonso, el Dr. Chil y Naranjo fundador del Museo Canario de Las Palmas2. Digo, que nos tendríamos que sentir un poco avergonzados, porque esto que se hizo en Gran Canaria en 1979, lo debimos haber hecho nosotros en 1978.

Las áreas fundamentalmente recorridas, intensamente recorridas por D. Juan Bethencourt Alfonso, tenemos en Tenerife Norte: Santa Cruz de Tenerife, sobretodo el Barranco de Los Santos, Taganana, Tegueste, Bajamar, La Orotava, Puerto de La Cruz, Icod, La Guancha, Las Cañadas del Teide, Montes de Ucanca, San Juan de La Rambla, Realejo Alto.

En Tenerife Sur: Candelaria, Arafo, Arico, Arona, Adeje, San Miguel, Granadilla, Güímar, Fasnia, Guía de Isora y sobretodo Barranco de urchilla3.

Es curioso que lo que hoy estamos pregonando como una necesidad para el enfoque científico de la investigación arqueológica, de ir limitando las zonas de trabajo, y no pasarse a otra zona de trabajo hasta no haber agotado una que tenga unas características geográficas, climáticas, topográficas, etc., esto lo hizo D. Juan con sus colaboradores. Yo por ejemplo, puedo señalar que las zonas más intensamente exploradas en Santa Cruz fueron: el Barranco de Los Santos, El Chorrillo (piensen que está todo dentro de una zona geográficamente, perfectamente definida), Barranco Hondo, Barranco Hormiga, Igueste de Candelaria, Igonce, Araya, Hoya Fría, Cuesta de Las Tablas, Cuesta del Monfión, Cueva de Los Guirres, Cueva de Los Muertos, en Taco. O sea, que en una zona geográfica se recoge una cantidad de materiales que nos dan no sólo las características del grupo humano que ocupa esa zona, sino que al mismo tiempo nos da las características de los elementos materiales que definen la cultura de los pobladores de esa zona. En La Gomera, donde se ha hecho referencia aquí muy atinadamente al trabajo de D. Juan Bethencourt Alfonso sobre la Fortaleza de Chipude. Bastantes años después, bastantes décadas después, ya en nuestros días, se han hecho unos trabajos arqueológicos sobre la Fortaleza de Chipude, y podemos decir, sin que nos sintamos ruborizados por ello, que para entender y poder interpretar bien la Fortaleza de Chipude, son más válidos los trabajos realizados por D. Juan Bethencourt Alfonso4 en el siglo pasado que los que se han realizado modernamente, en nuestros días.

En La Gomera, además el Ancón de Deniguama, Jerián, Valle Gran Rey, hasta dieciséis yacimientos perfectamente definidos. En El Hierro, recorre todo el sur de la isla, La Dehesa y la costa del Pinar; en El Hierro se conocen 6 yacimientos perfectamente definidos también.

En La Palma, sólo Fuencaliente y 1 yacimiento más. En Gran Canaria recorre intensamente5 Santa Lucía de Tirajana, la zona de Telde, de Gáldar, de Val-sequillo y hasta 6 yacimientos, también de la zona alta y montañosa de la isla.

En Fuerteventura, donde cuenta con la colaboración decidida y muy valiosa de D. Ramón Castañeyra6, recorre Tuineje, La Oliva, Jandía, Casillas del Ángel, Valle de Mesque, Betancuria y hasta 19 yacimientos de la isla. Si hoy conocemos las características de la cerámica de Fuerteventura, los grandes vasos para depósitos de agua, los temas decorativos de algunos de los vasos más pequeños de Fuerteventura se debe precisamente a esta íntima colaboración establecida entre D. Ramón Castañeyra y D. Juan Bethencourt Alfonso.

En Lanzarote, una isla que modernamente ha sido poco estudiada, aunque en estos últimos tiempos sí se ha intensificado la investigación en la isla, D. Juan Bethencourt Alfonso conocía las zonas de Ye, las había explorado, ya había estudiado yacimientos en ella, Haría, Guatiza, Teguise y hasta 8 yacimientos más.

De toda esta labor realizada en todo el Archipiélago por D. Juan Bethencourt Alfonso, primera vez que se daba en Canarias unas características de trabajo como las que él realizaba con equipos de gente tan decidida y sobretodo tan bien preparada como la de D. Juan; podemos decir que yacimientos perfectamente localizados, definidos, estudiados y con materiales antropológicos y arqueológicos asociados a esos yacimientos, podemos señalar (habría muchísimos más), pero podemos señalar con absoluta seguridad, 42 localidades de Tenerife Norte y 67 en el Sur. D. Juan Bethencourt sentía preferencia, lo revelan los materiales y los datos que ha dejado sobre yacimientos que tenía mayor preferencia por los trabajos en el Sur de la isla que en el Norte. Porque del Sur de la isla son el 67% el número de yacimientos, mientras que del Norte solamente son el 33% Es hoy para los que de una manera mucho  más modesta que D. Juan Bethencourt Alfonso, hemos trabajado durante años en este tema, hoy nos causa verdadera sorpresa y verdadero asombro ver la cantidad de materiales que logran reunir estos beneméritos hombres que comienzan a trabajar con mucha intensidad, sobretodo en el último tercio del siglo XIX. Debido a los trabajos de D. Juan, hay medio millar de cráneos7, numerosos maxilares inferiores y centenares de piezas pertenecientes al esqueleto extracraneal. El mayor número de cráneos procede de la zona más intensamente explorada; o sea, sería un rectángulo que podría quedar limitado entre una línea que pasara de Santa Cruz de Tenerife, comprendido el Barranco de Santos, hasta Taco, de Taco a Igueste de Candelaria, y de Igueste de Candelaria a Candelaria, y después naturalmente toda la línea costera. Como ejemplo de que esta zona más intensamente explorada y en este rectángulo, vamos a señalar que solamente en el yacimiento de Igonce, que está dentro de esta zona, en un sólo yacimiento se obtuvieron 95 cráneos. En la Cueva de Los Muertos, de El Chorrillo, 27 cráneos; en la Cueva del Monfión de Candelaria, 35 cráneos; 120 cráneos, como dije antes, proceden del Puerto de La Cruz; y de las demás islas hay 36 cráneos de La Gomera; 12 de los Jabíes del Pino, en el Sur de la isla del Hierro; 28 de Santa Lucía de Tirajana, y solamente 1 de la isla de La Palma.

Las momias, los fragmentos de momias, recogidos en la época de D. Juan y por D. Juan pues, se sitúan todos en Araya, El Chorrillo y Barranco del Infierno. Ahora bien no sólo en materiales antropológicos, puesto que D. Juan naturalmente por su condición de médico y por su formación, y sobretodo por la corriente imperante en la época donde después del descubrimiento del Hombre de Cro-Magnon y de la definición del Hombre de Cro-Magnon por Quatrefages y Hammy; y naturalmente por el discípulo de Hammy que fue Verneau, después el gran trabajador de la antropología en Canarias, naturalmente la corriente de la época inclinaba hacia los estudios antropológicos, de antropología física; pero es que D. Juan Bethencourt Alfonso, y aquí ha quedado bien reflejado en quien nos ha hecho la introducción a esta mesa redonda, tenía una gran preocupación y sabía caminar con bastante tino por el camino de la antropología cultural. En este sentido, los elementos materiales constitutivos de la vida aborigen están perfectamente recogidos, clasificados, separados; tenemos la cerámica, tenemos la industria de la piedra, la industria de la madera, tenemos los elementos de concha, tenemos sobretodo la mejor y única colección de añepas, bañóles, astas y distintos bastones, que no hay ninguna colección fuera de Tenerife; toda esta colección de armas y bastones aborígenes se debe exclusivamente a la labor de D. Juan Bethencourt Alfonso. Naturalmente que sus colaboradores y sobretodo los donantes porque D. Juan debió haber realizado... Yo, en fin, no conozco muy bien su personalidad, pero me parece que su personalidad debió haber sido muy sugestiva, un hombre con un encanto personal capaz de abrirse a las simpatías de sus contemporáneos y de sus amigos. Esto se ve reflejado en el capítulo de las donaciones. O sea que hay una cantidad de materiales que proceden naturalmente de excavaciones arqueológicas, directamente realizadas por D. Juan, llevadas a cabo por él con sus corresponsales y colaboradores; sino que después hay una cantidad de donantes que podríamos citar, ilustres donantes, por ejemplo  al sr. Lebrum aquí en Santa Cruz de Tenerife7, o a D. Juan de La Puerta Can-seco o a otros personajes muy significados de la época; pero así y todo, el tanto por ciento de materiales aportados por los donantes no excede del 40%: el 60% restante es aportación personal de D. Juan a través de su trabajo y de su equipo de trabajo. Yo no quiero extenderme, porque no es ni hora ni ocasión, sino en fin, dar un poco... estar presente, como familiarizado con el tema arqueológico y antropológico; pero sí hacer una pequeña reflexión de porqué la obra de D. Juan no tuvo continuadores en la isla. Si contemplamos el Museo Canario de Las Palmas, se le puede poner como ejemplo de una institución con una continuidad sin interrupción durante un siglo de existencia. Sin embargo, muerto D. Juan Bethencourt Alfonso, que había estado en contacto científico, epistolar y posiblemente, también personal, con los sumos pontífices de la antropología de la época, como son los que dije antes o Broca, o Quatrefages, o Hammy que son los que clasificaron el Hombre de Cro-Magnon, y es curioso que los primeros guanches clasificados, los primeros guanches a los que se les encontró esas características cromagnoides, procedían precisamente de esa zona de trabajo tan intensamente explorada por D. Juan, puesto que procedían de Barranco Hondo9. Estos cráneos estaban en el Museo Antropológico de París y allí precisamente sobre esos cráneos es donde se hicieron las primeras mediciones y se llegó a la determinación de las características. Pero ¿porqué muere?, ¿porqué desaparece esta labor tan vigorosamente... con un rigor científico para la época tan bien llevado?..., ¿porqué se va de las manos de los hombres que debían seguirle? Pues, yo creo que simplemente muere D. Juan, van muriendo sus colaboradores que al fin y al cabo son todos coetáneos, y después esta labor entra en lo que pudiéramos llamar la fase burocrática, la fase de la entidad oficial. Porque a veces no hay cosa peor que caer dentro de la esfera de lo oficial para que las cosas se anquilosen y se llenen de polvo. Esto le pasó desgraciadamente al Gabinete Científico, y sobretodo al museo formado por D. Juan Bethencourt10.

Yo creo que, el mejor homenaje que se le ha podido hacer a la labor de D. Juan Bethencourt es rescatar estos materiales en cierto modo de la penumbra en que estaban ocultos u y llevarlos e integrarlos junto a unas colecciones que afortunadamente podemos hoy mostrar como prueba de lo que ha significado el trabajo arqueológico y antropológico en un siglo, pero naturalmente sin olvidar que el que puso las bases de este trabajo fue D. Juan Bethencourt Alfonso. Nada más.

NOTAS

1 Esta información la presentó públicamente, en 1981, D. Luís Diego Cuscoy en el Homenaje al Dr. D. Juan Bethencourt Alfonso, que se realizó dentro del V Ciclo Cultural de la Escuela Universitaria de Formación del Profesorado de E.G.B. de La Laguna. Fue ésta la primera ocasión en la que, desde las instancias académicas y científicas de Canarias, se reconocía en público la aportación del Dr. Bethencourt Alfonso al desarrollo de los estudios arqueológicos y antropológicos en el Archipiélago Canario. Los participantes en la Mesa Redonda, con motivo del citado Homenaje, fueron: D. Luis Diego Cuscoy, D. Rafael Delgado Rodríguez y D. Elfidio Alonso Quintero, estando coordinada aquella por D. Manuel J. Lorenzo Perera y D. Manuel Fariña González. Para esta ocasión contamos con la inestimable presencia de los folkloristas he-rreños D. Fernando Padrón, D. Gregorio Padrón, D. Benito Padrón, D. Eloy Quintero y Dña. Alcira Padrón.

2  «Las relaciones del Gabinete Científico de Santa Cruz de Tenerife y el Museo Canario de Las Palmas trataron de ser lo más cordiales posibles y según palabras de Millares Torres, era necesario colocarse muy por encima de miserables cuestiones de localidad (Las Palmas, Mayo de 1881). El Gabinete Científico nombró como socio honorario al Dr. Chil y Naranjo, y en contrapartida el Museo Canario designó como socio corresponsal de dicha sociedad, al Dr. D. Juan Bethencourt Alfonso.

Estas buenas intenciones colectivas se plasmaron en colaboraciones personales, como la petición que hizo Chil y Naranjo a Bethencourt Alfonso del envío de 40 cráneos procedentes del Gabinete para completar sus estudios sobre la prehistoria de Tenerife. De todos modos, siempre hubo algo de tensión y de polémica, sobre todo en aquellos proyectos en los que coincidían los intereses científicos de ambas entidades o de sus respectivos socios; por ejemplo cuando Bethencourt Alfonso estuvo realizando una expedición arqueológica por Gran Canaria, o cuando Chil y Naranjo visitó Tenerife y se interesó por la compra del museo de Sebastián Casilda de Tacáronte (Tfe.)» (Vid. Manuel A. Fariña González, en Introducción a la Historia del Pueblo Guanche de D. Juan Bethencourt Alfonso. La Laguna: Francisco Lemus Editor, 1991; pág. 25).
También analizamos este tema, desde un punto de vista general, en «El Doctor D. Juan Bethencourt Alfonso o el Compromiso con Canarias», Gaceta de Canarias. Santa Cruz de Tenerife: Grupo Editorial Canario, 1983; pp. 26-38).
3  Como se ha podido comprobar a lo largo de este segundo tomo de la Historia del Pueblo Guanche, así como en el anexo de referencias arqueológicas, las áreas de investigación arqueológica en la isla de Tenerife trabajadas por parte de Bethencourt Alfonso y sus colaboradores del Gabinete Científico de Santa Cruz de Tenerife, fueron más amplias que las que cita aquí D. Luis Diego Cuscoy. Creemos, con bastante certeza, que el Sr. Cuscoy se refería a estas áreas de investigación arqueológica, basándose sólo en los datos aportados por las colecciones de materiales arqueológicos que procedían del antiguo Museo Guanchinesco del Gabinete Científico y pasaron, en su mayor parte, a engrosar las del actual Museo Arqueológico de Tenerife.

4  A raíz de la publicación del artículo de Herbert Nowak, en El Día, 19 de Noviembre de 1967, sobre la Fortaleza de Chipude en La Gomera, aparecieron una serie de artículos que analizaban el papel de Bethencourt Alfonso dentro de las investigaciones arqueológicas de Canarias:

—(1967) Elias Serra Ráfols: «El redescubrimiento de la Fortaleza de Chipude. 90 años después por la misma senda.». El Día, 29 de Noviembre de 1967; Santa Cruz de Tenerife.

—(1967) Pedro Tarquis: «Otra vez la Fortaleza». La Tarde, 2 de Diciembre de 1967; Santa Cruz de Tenerife.

—(1970) «Juan Bethencourt y Alfonso, 1848-1913». Almogaren. Viena.

—(1973) Manuel Pellicer Catalán: «Para qué sirvió realmente la Fortaleza de Chipude». El Día, 13 de Noviembre de 1973; Santa Cruz de Tenerife.

—(1973) Manuel Perdomo Alfonso: «El «Tal Juan Alfonso Bethencourt» es el ilustre Médico e Historiador tinerfeño Bethencourt Alfonso». La Tarde, 21 de Noviembre de 1973; Santa Cruz de Tenerife.

5  El Dr. Chil y Naranjo en su obra sobre la prehistoria de las Canarias hizo una alusión a los investigadores isleños que estaban interesados, de distinta forma, por los yacimientos arqueológicos de Gran Canaria. Por su parte, Bethencourt Alfonso se dio por aludido en esta cita como lo demuestra una nota autógrafa que se conserva al margen de una de las páginas, en la citada obra de Chil y Naranjo. La cita de este último dice:

«Hace poco tiempo se tuvo conocimiento de que en unas cuevas de la jurisdicción del pueblo de Mogan, en ^sta isla, existían numerosos objetos que pertenecieron a los antiguos Canarios. La noticia cundió por las otras islas, y como es natural, hoy que se ha despertado el gusto por las antigüedades Isleñas, acudieron de ellas personas encargadas de hacerse a todo trance, y .fuera cualquiera el precio, con el todo o la mejor parte de los objetos encontrados. Afortunadamente fui yo uno de los primeros que tuvieron noticia del descubrimiento, mas como por mi edad no me era posible ponerme en camino, con la prontitud que el caso requería, y por otra parte se me dijo desde un principio que la cueva donde aquellos se hallaban era de difícil acceso, por estar situada en lo más alto del corte vertical de la costa Sur de la isla, y que para subir a ella se requería una destreza que yo no tenía, supliqué a mi inteligente amigo y compañero el Dr. D. Víctor Grau-Bassas se encargase de esta comisión, la cual desempeñó con tanto acierto, como se vé por la relación de su viaje que me ha entregado escrita y que es como sigue...». (Gregorio Chil y Naranjo, «Estudios históricos, climatológicos y patológicos de las Islas Canarias». Las Palmas de Gran Canaria: Isidro Miranda, Impresor-Editor, 1876; Tomo I, pág. 609).

La respuesta autógrafa de Bethencourt Alfonso es del tenor siguiente:

«Alude a mí, cuando estuve en Canaria buscando algo».

6  Los datos de tipo etnográfico y costumbristas que fueron recogidos por D. Ramón Castañeyra, fruto de la estrecha colaboración mantenida con D. Juan Bethencourt Alfonso, se han publicado recientemente. Véase, Ramón F. Castañeyra. «Memoria sobre las costumbres de Fuerteventura». Edición, introducción y notas de Francisco Navarro Artiles. Puerto del Rosario, Cabildo Insular de Fuerteventura: Cabildo Insular de Fuerteventura, 1991. En esta publicación se nos dice: «El manuscrito lleva este título: «Memoria sobre las costumbres de Fuerteventura escrita para el S. Dn. Juan Bethencourt Alfonso»...

...Castañeyra contestó este Cuestionario; en algunos temas, rebasó lo que se le preguntaba; a otros, no contestó. En cualquiera de los casos, Castañeyra se preocupó por obtener una buena y sólida información. La mayor parte la obtuvo de personas de edad avanzada...» (Ibídem, pp. 17 y 19).

7  En el Inventario de los objetos que tenía el Museo Antropológico y de Historia Natural de Santa Cruz de Tenerife, elaborado por Pablo Gramas, en 4 de Mayo de 1904, existían numerosos objetos guanches; ahora recordados por D. Luis Diego Cus-coy y que citamos a continuación:

«Molinos, 44; trozos de molinos, 16; Leznas, 41; Tahonas, 12 tablas; Objetos de adornos, 8 tablas; Vasijas, 37; restos de vasijas, 32 tablas; Objetos encontrados en cuevas guanches, 82; Cuerdas de los guanches, 4 tablas; Anzuelos, 2 tablas; Cucharas, 8; Tenedores, 2; Conchas de mar encontradas en cuevas guanches, 3 tablas; una tabla con cabello de guanche y un poco más en una caja; 3 frascos con manteca encontrada en cueva guanche; una momia, y media de otra y restos de varias; varios pies y manos; 4 cajoncitos con mandíbulas; 551 cráneos; varios cráneos rotos, e infinidad de huesos, de todas clases de que se compone el esqueleto; una mesa con bálsamo; 7 pies con restos de sarcófago, de los guanches; varias lanzas y bastones de guanches que componen, 18...». (Vid. Juan Bethencourt Alfonso, Historia del Pueblo Guanche. Ob. cit., Tomo I, anexo n.° 1.).

8  En el anexo documental n.° 2 se hace una referencia más extensa de las relaciones de la familia Le Brum con D. Sebastián Pérez Yanes, más conocido por Sebastián Casilda, y propietario del Museo Casilda de Tacoronte (Tfe.); así como las de D. Diego Le Brum con D. Juan Bethencourt Alfonso.

9  Sobre estas relaciones científicas y la procedencia de los citados cráneos dice Broca:
«El laboratorio de Antropología (Museo Antropológico de París) posee una serie de once cráneos procedentes de una cueva de Barranco Hondo, sepultura de los antiguos de Tenerife, y esa serie de cráneos traída a Europa por Mr. Bouglinval nos da un índice orbitario medio de 77,01...».
(Vid. Juan Bethencourt Alfonso, Historia del Pueblo Guanche, Tomo I, pág. 75).

10  «Al desaparecer la figura de Bethencourt Alfonso, el «Museo Guanchinesco» de Santa Cruz de Tenerife entró en una etapa de total decadencia y no tuvo [afortuna de sobrevivir a la incuria y al abandono; en este sentido salió mejor parado el Museo Canario de Las Palmas de Gran Canaria. Según van muriendo los socios y corresponsales, las colecciones del Gabinete Científico sufren una suene varia: parte de ellas fueron a parar a la «Institución de D. Bernabé Rodríguez»; las que quedaron en el Gabinete Científico pasan a formar pane del Museo Municipal y finalmente serían transferidas al Cabildo Insular de Tenerife, para terminar en el actual Museo Arqueológico de Tenerife». (Vid. Manuel A. Fariña González, Gaceta de Canarias', ob. cit., pág. 33).

Otras colecciones de materiales históricos, etnográficos, arqueológicos o de historia natural tuvieron un incierto destino, perdiéndose con el tiempo gran parte de ellas. Así tendríamos que citar la venta del Museo de Sebastián Casilda de Tacoronte a un rico mecenas de la ciudad de La Plata (Argentina) en 1889; el abandono al que estuvieron sometidas hasta fechas recientes las colecciones de D. Ramón Gómez, del Puerto de La Cruz, farmacéutico de dicho lugar y destacado informante de D. Juan Bethencourt Alfonso; la dispersión de los materiales del Museo de Villa Benítez, de Santa Cruz de Tenerife; el olvido en el que han estado sumidos los del Museo del Instituto de Canarias (actual Instituto Cabrera Pinto, de La Laguna) que se había visto enriquecido con la llegada de una momia guanche; así como con las colecciones de Historia Natural iniciadas por D. Agustín Cabrera Díaz y D. Anatael Cabrera, etc.

11  Consideramos que D. Luís Diego Cuscoy al hacer esta afirmación estaba pensando en la posible existencia de restos arqueológicos, distintos de los que se habían conservado en el Gabinete Científico. Por los datos de que disponemos podemos afirmar que tales materiales, si existieron, se perdieron en la época que va de 1914 a 1981. En todo caso hay que citar que a raíz de la celebración del Homenaje a Bethencourt Alfonso en la Escuela de Magisterio de La Laguna; y de la Exposición Antológica de D. Juan Bethencourt Alfonso, celebrada en 1983 en el Museo Municipal de Bellas Artes de Santa Cruz de Tenerife, la familia del Dr. Bethencourt Alfonso hizo entrega de un esqueleto completo de guanche, conservado en el despacho de D. Juan, al Museo Arqueológico de Santa Cruz de Tenerife.


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