El Marqués de la Florida le comenta al
viajero francés E. Pé-got-Ogier (1871: 136) sobre el proceso de construcción de
las pirámides, entonces denominadas molleros en el Norte de Tenerife y majanos
en el Sur de la isla.
El tamaño de las pirámides dependía de la superficie del terreno. Cuando Olivia Stone, acompañada de su marido, el abogado londinés John Harris, visita Canarias nos da el tamaño de la que ella vio en la finca de Jorge Víctor Pérez en los Llanos de María Jiménez hasta Punta Brava (Puerto de
Pègot-Ogier da las proporciones en relación con la longitud del terreno, tomando como referencia los terrenos propiedad del Marqués de
Sin embargo, aunque los trabajos suponían grandes inversiones, la preparación de los terrenos para la explotación agraria fue rentable, pues se revalorizó el suelo y muchos propietarios se aprovecharon de la cría de la grana para obtener buenos ingresos, no solamente explotándola ellos mismos sino arrendando o vendiendo las tierras.
El regadío determinaba el valor de la tierra, que en muchas ocasiones se alquilaba. En la década de los sesenta, según el viajero Pègot-Ogier, el alquiler anual de una hectárea de tierra de regadío en la costa podía alcanzar, e incluso sobrepasar, la cantidad de 500 u 800 pesetas, mientras que la tierra en la costa de secano se alquilaba a un precio relativamente bajo. Pero, las tierras al pie o en las primeras faldas de las montañas en localidades donde las lluvias eran abundantes, adquirían un valor de 200 o 300 pesetas. Más arriba, cerca de las montañas, las tierras tenían menos valor.
A medida que se desarrollaba la explotación de la grana los precios de la tierra se dispararon. Pero, el valor del terreno también dependía si contaba con sorriba de un metro de profundidad, pues se tenía en cuenta a la hora de vender la tierra si el terreno estaba sin remodelar o remodelado. Bastante significativos son los textos de los viajeros a este respecto. A principios de los años ochenta, Richard Burton señala que una finca con mollera o pirámide, es decir, desalojado de piedras para su cultivo, costaba 3.000 pesetas el acre (poco más de 4.000 metros). Comenta que el acre de terreno sin roturar valía 800 pesetas. Aunque según el mismo Richard F. Burton dice que en Gran Canaria el suministro de agua era mucho mejor que en Tenerife, razón por la cual la tierra era mucho más cara, La especulación llegó hasta tal punto que de las 1.525 pesetas que costaba un acre de terreno a mediados de siglo en el Valle de
El tema del origen de las pirámides ha suscitado bastante polémica entre los que defienden el origen prehispánico de las mismas y los que lo niegan sobre la base de su origen agrícola. Parece, que, por los textos de los viajeros, tales construcciones se ubican en el marco histórico. Todo indica que se trataba de unas edificaciones hechas por el hombre canario para uso económico de los terrenos despejados. Se trataba, pues, de obtener suelos fértiles para poder poner en producción la explotación agraria de los nuevos cultivos. A pesar de esta conclusión, son las estructuras rurales más curiosas de nuestro acervo cultural. Probablemente, las mismas hubiesen desaparecido, o estuvieran en permanente peligro.
Publicado por: Maria Gómez Díaz.
Noviembre de 2014.
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