domingo, 23 de noviembre de 2014

MUJERES AFRICANAS SINGULARES-LVIII

 


Flora Sylvestre "Azú"

La modelo y administradora de recursos humanos Flora Sylvestre, cruzó con el camino de la actuación de forma fortuita. Su comienzo es a lo grande, como figura central de la película Azú de Luis Alberto Lamata. 

De vagón en vagón, en línea 1 de Metro de Caracas, Venezuela. Flora Sylvestre se desplaza todos los días para ir de su casa al trabajo, a las citas con sus amigos y a las audiciones de modelaje. En el transporte subterráneo, gracias a su porte y figura, la joven de 21 años de edad nunca ha pasado inadvertida. Es alta, delgadísima, morena, cabello corto, ojos expresivos y labios carnosos. Todos esos atributos físicos, además de hacerla resaltar con respecto a los demás viandantes, le han merecido varias ofertas de trabajo. Y una de ellas, la más importante, la llevó a ser la protagonista de Azú, película de Luis Alberto Lamata, que aún no se ha estrenado. 

“Les doy gracias a Dios porque existe el Metro. Cuando necesiten empleo, vayan allá”, dice entre risas la modelo, de descendencias haitiana, que se graduó el año pasado en Administración de Recursos Humanos. 

Sylvestre relata que un día, en la estación de la California, el director de casting de la película, Luis Castillo, y la diseñadora de vestuarios, Maite Páez, se acercaron a ella para invitarla a la audición. “Me preguntaron si era modelo y me convidaron a ir a la Villa del Cine. Yo ni siquiera sabía dónde quedaba eso, pero como estaba acompañada de mi amigo Diego Luis, que sí sabía, acepté. Fui para el casting y cuando salí, como no soy actriz, sentí que lo había hecho horrible. A los diez minutos me llamaron y me dijeron que había sido preseleccionada”

Durante dos semanas, la joven participó en un taller de actuación junto con la actriz Maryelis Rivas. Una de las dos sería la protagonista. En la prueba final, ella contó una historia personal, en la que no puedo evitar las lágrimas. “Al terminar, Lamata me dijo que yo era Azú. Y le dieron el papel antagónico a Maryelis. Fue una emoción indescriptible. Siempre me ha gustado ir al cine a ver películas, pero jamás se me pasó por la cabeza estar en un rodaje. Me siento privilegiada y dichosa. Orgullosa además de interpretar a una negra en la época de esclavitud, porque es una oportunidad para que las personas tomen en conciencia y comprendan que somos iguales”. 

Al ser una inexperta en el campo actoral, Sylvestre se fijó como meta escuchar atentamente todas las instrucciones del director. “Crear un personaje es difícil porque no sabía si tenía que ser más artificial de lo normal. Pero Lamata habló conmigo y me dijo que tenía que ser lo más natural posible. Mi reto era proyectar la fiereza que ella tiene. Se me hizo más fácil porque no tenía muchos parlamentos, ya que Azú viene de África y no habla español”. 

Entre las cosas más difíciles que afrontó la joven fueron las escenas de desnudos. “Yo me quito la ropa sólo cuando me voy a bañar. (Risas). Así que fue muy fuerte, pero el director me dijo que iba a dejar eso en mis manos. Cuando rodamos, se me salían las lágrimas porque físicamente representaba a Azú, pero adentro estaba yo. Me daba mucho sentimiento, pero a Lamata le gusto”, dice Sylvestre, a quien le encantaría recibir otros proyectos de cine. “Dios me puso este libreto como punto de partida, él decidirá más adelante si este es mi camino”, expresa. 

Bibliografía: Artículo publicado en la revista “SEMUEVE”, cine fotografía, disco y medios audiovisuales. N°6 año 2012. Fotografías: Fueron tomadas de la web, lo cual el derecho es de Flora Sylvestre.


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