Capitulo VIII
Eduardo
Pedro García Rodriguez
LAS DEIDADES DE LOS ANTIGUOS IMAZIGHEN CANARIOS
El panteón de
los mazigios canarios, como otros tantos aspectos de nuestra cultura ancestral,
nos han sido trasmitidos de manera fragmentada cuando no desvirtuada por las
concepciones etnocentristas de los primeros cronistas. Siendo como era, uno de
los primeros objetivos del sistema colonial la implantación a toda costa de la
religión católica, (excelente instrumento de dominación y sometimiento de los
pueblos, en manos del sistema colonial) todo lo concerniente a los aspectos
materiales de la religión del pueblo sometido fue inmediata y salvajemente
destruidos. En cuanto a los aspectos espirituales, al ser mucho más difíciles
de eliminar de forma instantánea, paralelamente al adoctrinamiento de los
catecúmenos, el clero iba desarrollando toda una saga de leyendas, cuentos y
anatemas en torno a las creencias que trataban de erradicar, por ello, no
dudaron en ir enfermando paulatinamente las mentes de los neófitos,
presentándoles a sus antiguas deidades como representantes en este mundo de
todo lo horrendo que imaginarse pueda, siendo además las causantes directas de
todos los males que afligían al pueblo incluso de los causados directa y
despiadadamente por los propios cristianos. No obstante, los alzados de todas
las islas, supieron mantener viva la llama de sus creencias durante muchos
siglos, realizando sus prácticas en lugares apartados de las áreas de
influencia de los conquistadores. Estas prácticas al escapar del alcance del
brazo armado secular, por la propia naturaleza de los lugares donde se llevaban
– y se llevan - a efecto los ritos mazigios insulares, el clero, empleo (como
hemos dicho en otra parte) la táctica de la difamación y el terror, infundiendo
en las ya debilitadas mentes de los antiguos mazigios, el infundio de que quien
practicaba sus ritos ancestrales, lo que hacían era llevar a efecto horribles
aquelarres en los que intervenían los inevitables demonios cristianos, casi
siempre en forma de macho cabrío, en contraposición del carnero sagrado mazigio
sustentador del padre Sol entre sus cuernos (es interesante hacer notar que,
entre el rebaño de la
Chaxiraxi , figuraba el carnero sagrado, símbolo de
Magek.) El clero hacía circular todo
género de bulos, entre ellos no faltaba el de que en los supuestos aquelarres
se sacrificaban niños recién nacidos y de que las enfermedades que aquejaban a
la población eran producidas por “las brujas y brujos” que participaban de los
ritos ancestrales mazigios. Así, consiguieron que las familias se enfrentaran
entre sí, siendo frecuente que los miembros de una misma familia se denunciaran
entre sí ante la inquisición española.
En fin,
entremos en la nomenclatura que según los cronistas, aplicaban los antiguos
mazigios a la deidad suprema y a las secundarias protectoras de las diferente
actividades de la vida cotidiana, éstas tenían encomendadas funciones de amparo similares a las de los santos de la
religión católica.
Hasta tiempos
recientes, en la iglesia de Chasna, en Noche buena, durante la misa del niño
Dios Cristiano, los pastores mazigios, por medio de pellizcos hacen balar a un
cabrito, del mismo modo que lo hacía los guanches para implorar al Dios de los rebaños Guañahé.
Una costumbre
igual se practicaba en la parroquia del Salvador, en la Matanza de Acentejo, hasta
que un párroco celoso de la pureza de su culto, erradicó esta ancestral
costumbre allá por los años cuarenta del pasado siglo.
El fraile
Espinosa, nos tramite para Chinet, (Tenerife) como nombre de la deidad suprema: “Achuhuran o Achuhurahan”, “Achahucanac” y
Achguayaxerax”, que según éste autor quiere decir <<el grande, el
sublime, el que todo lo sustenta>>, epítetos todos de clara
influencia cristiana, por otra parte, Abreu Galindo, otro cronista del siglo
XVI, nos dice que: <<adoraban a Dios, a quien llamaban “Guayaxiraxi”;
y a santa maría, después que les apareció, la llamaban “Chaxiraxi”. Y es
de notar-dice Torriani - que Guaxiraxi quiere decir ”la que carga al
que tiene el mundo”. Y por otro nombre llamaron a santa María,
“Atmayceguayaxiraxi”, que quiere decir “la que carga al que tiene el
mundo”.
Según los autores de Las
Pirámides Canarias y El Valle Sagrado de Güímar, nos trasmiten: ACHUHURAHAN,
ACHUHURAN, ACHORON, teniendo en cuenta la equivalencia Ch<>K, resultaría
Akrun=”el que protege”,” el protector”, (según el Prof. F. Pablo De Luca, et
al. 1996:111)
ACHAHUCANAC:
...la palabra guanche que se refiere al ser Supremo podría descomponerse así:
AT-HEKK-N-AK = “el que cuagula lo de todos”, pienso que en clara
referencia a la conversión del agua en nieve cuando se alcanzan bajas
temperaturas...Así mismo se explica el topónimo guanche Ucanca <> Hucanaca
<> Hekk-n-akw = “la (tierra) que coagula lo de todos”; pronunciar hekkenaka
<> hekkenka <> Ucanca, por deformación fonética
posterior. Valle cubierto de nieve en las rigurosas épocas invernales. (Ibidem)
ACHGUAYAXERAX: En la lengua tamazight existe una
equivalencia fonética entre la “k” y la “Sh” (ejemplo: menshey<>menkey),
y entre esta última y la “h” más o menos fuerte, equivalente a la “j” española
(ejemplo: <>shenata<>jinete). Aclarado esto podríamos traducir
Achguayaxerax por la expresión: AT-WA-Y-GER-AK = “(el) este (que está) cerca de
todos (hacía todos), el que vela por todos. E n la obra “Algunas frases de los
antiguos dialectos de Canarias”, del autor Isidro Brito Enríquez (1928),
aparece la denominación ACHGUAYAXERAC = “el sostiene todo”. Al margen de
la más o menos afortunada traducción, observamos la “c”, más arriba indicada,
lo que confirma nuestra anterior interpretación. (Ibidem)
CHAXIRAXI, CHAXIRAX: Se
refiere claramente a “la madre” del Ser Supremo. Podría descomponerse:
TA-GER-AK = “la que está cerca de todos”, de evidente carácter femenino
y al mismo tiempo de velar por todos. La “ch” = “t” y la “k” = “ch” = “x”.
Lógicamente, fue una denominación que surgió entre los guanches después de la
aparición de la Virgen
de Candelaria.(Ibidem)
ATMAYCEGUAYAXIRAXI o
también separado: ACHMAYEC GUAYAXERAX, como luego veremos en la frase
completa de Antón Guanche. La traducción podría ser: A-TA-MAY-GH N WA-Y-A-GERAK
= “¡oh! Esta nuestra Madre de este (el que está) cerca de todos (que vela
por todos)”. En la denominación guanche no aparece la “n” apartenencia,
equivalente al “de” castellano, omitida por deformación fonética. Señalar
también que “GER”= hacía, con el significado de “cerca de”. Y MAY-GH =madre
nuestra (nuestra madre) ambos en el dialecto del MR central. (Ibidem)
Hubo noticia en levante de esta
isla, llamada infierno, por los aragoneses llegados á la parte sur donde es
Adeje á tratar de paz por los años del Señor 1347, y vino allí un Rey solo que
dice tenia la isla, llamado Betzenuriga con muchos capitanes, supieron el temple
de toda la isla y cómo eran idolatras teniendo un Dios llamado Jucanche, y
como no admitieron tener con ellos paz diciendo que si allí volviesen otra vez
á este fin no saldrían vivos.
En esta isla de Thenerife unos
afirmaban que no había en el cuerpo alma racional, ó en que muriendo el cuerpo
todo se acaba: otros confesaban haber un Dios universal, y llamaban Jucancha;
juraban solemnemente por el sol, llamado Acaman y que había otro
señor que gobernaba el mundo, y las cosas sublunares llaman Iguaya hiraji,
compuesto de guaya que significa espíritu, hireji cielo. Conocen
haber demonio y llaman guayote, y que él sólo tiene la pena en la
tierra. Y en los sitios donde hay volcanes, fuego y azufre, y en particular en
el monte de Teide. Adoraban por cosa celestial y suprema deidad a la Virgen de Candelaria y al
niño en su mano derecha llamaban Chijoraji; hasta el tiempo de la
conquista, contaban haber cien años solares que tenían á esta Señora en su
tierra, Muy poco más ó menos, y hacía en ellos admirables prodigios en medio de
ser paganos é idolatras; hacían largas romerías á visitar los huesos de sus
sepulcros en todo semejante á los canarios y en particular había los más
frecuentes en el pico del Teide y tamién juraban por los huesos de sus
antepasados á modo de venganza ó pleito homenaje; en sus sacrificios se le
aparecía el demonio en varias apariencias, y lo ordinario en la de perro grande
y todo lleno de lana, llamaban cancha y guacancha; Otros ponían
el cuerpo tendido boca abajo hablando algunas palabras dentro de un hoyo, y así
llamaban al ausente aunque fuese de muy larga distancia (Tomás Marín de Cubas, Historia
de las siete islas de Canarias. (págs. 220-221)
En estos pasajes. Don Tomás,
nos expone los comienzos de una clara disociación entre las deidades
ancestrales Jucancha y Acaman, el Dios Sol, y la nueva deidad que se va
implantado paulatinamente mediante la acción misionera de los frailes
cristianos en las bandas del sur, Iguaya hiraji, ésta en principio es aceptada
como <<espíritu celeste>> es decir como un ente de segundo
rango, pero no como deidad principal. El centro del panteón guanche lo sigue
ocupando el divino Sol, los epítetos de “sublime”, “el grande” “el que todo
sustenta” etc., son de indudable factura cristiana y serían aplicados a la imagen
de la Chaxiraxi ,
deidad que fue cristianizada “oficialmente” después de la conquista de la isla.
Es evidente que Jucancha no es un dios, sino una deidad, posiblemente
intermediaria entre el Dios y los hombres, un genio protector, como lo era para
los palmeros Iruene y para los herreños Aranfaibo, que como el
propio autor recoge se le da el nombre de Guacancha, lo que por simple
deducción podríamos traducir como “hombre perro” ya que gua , es “hombre”, y
cancha quiere decir “perro”, por consiguiente, el Dios Supremo de los guanches
es Achamán o Acamán como tendremos oportunidad de ver más
adelante.
No deja de ser interesante el
dato recogido por Don Tomás referente a que los guanches hablaban con los
espíritus de sus antepasados a través de
un hoyo abierto en la tierra. Esta costumbre tuvo su paralelismo en las
creencias egipcias, veamos una narración sobre el particular: <<...En una
ocasión en que Ra se sintió indispuesto, y sólo una potencia subterránea podía
remediar su enfermedad los allegados al rey solar no pudieron hacer otra cosa
que pedir a las autoridades de Heliópolis que redactara una misiva. Pero, como
el asunto era muy acuciante, no esperaron a que ésta llegara a su destino, sino
que decidieron leer el llamamiento a través del suelo, por la abertura que en
Occidente comunica con el Mas Allá, con la esperanza de que los auxilios o los
consejos llegaran más rápidamente. >> (Demitri Meek y Cristine Favard
Meek, 1996, 134-135)
En Araya de Candelaria, existe
una roca una oquedad natural en forma de
“bucio”, llamada precisamente el “bucio”, que según la tradición usaban
los guanches para comunicarse con determinados espíritus.
Tenían un dios a quien llamaban en su lengua:
ACHGUAYERXERAN ACHORON
ACHAMAN, que quiere decir en nuestro lenguaje <<sustentador de cielo
y tierra>>. También lo llamaban ACHUHUYAHA y ACHUHUCANAC y ACGUAYAXERAC,
que es decir <<el grande>>, <<el sublime>>, <<el
que todo lo sustenta>>.
Cuando había menester agua o
tenían alguna necesidad, tomaban las ovejas y cabras, y con ellas se juntaban
todos, hombres mujeres y niños en ciertas partes; a allí las tenían dando voces
toda la gente y el ganado balando, alrededor de una vara hincada en el suelo,
sin que comiesen, hasta que llovía.(Fr. J. De Abreu Galindo, Historia de la
conquista de las siete islas de Canarias, págs. 316-317)
ACHURAN: nombre de una
deidad, recogido en una leyenda popular de Tenerife.
Decían que ACORAN era
Dios solo, eterno, omnipotente, y le adoraban en idea, juraban por Majec,
que es el sol; decían ser un solo demonio, que él solo padecía tormentos
y fuego eterno en las entrañas de la tierra llamado Gabiot; al alma
tenían por inmortal hija de Majec, que padece afanes, congojas,
angustias, sed y hambre, y llévanles de comer á las sepulturas los maridos a las
mujeres y ellas a ellos; á los fantasmas llaman Majios ó hijos de
Majec; llaman Tibicenas á las apariciones del demonio, que muchas y
frecuentes veces al día y de noche se aparecían en forma de perros lanudos y
otras aves como pava, gallinas con pollos etc. Adorábanle en muchos sitios
sagrados y venerados, así montes, cuevas, bosques, casas, riscos, y juraban
por, muy solemnemente. El mayor adoratorio donde hacían romerías era Almogaren
de Humiaya, que es una casa de piedra sobre un alto risco en Tirajana,
llamado risco blanco, que fueron de Antón de la santidad, conquistador; aún
allí hay tres braseros de cantos grandes, donde quemaban de todos frutos menos
carnes, y por el humo si iba derecho o ladeado, hacían su agüero, puestos sobre
un paredón á modo de altar de grandes piedras y enlosado en lo alto del monte,
y ha quedado una capilla y sacarrones dentro todo de una cerca de piedras muy
grandes, y es el risco más descollado de todos aquellos sitios. (Tomás Marín
de Cubas)
Por otra parte, algunos autores
ponen en duda la veracidad de las afirmaciones de Don Tomás, cuando dice que
según manifestaciones de los antiguos habitantes el genio maléfico de los
mazigios canarios se les aparecía en forma de gallinas con pollos, pavos y
caballos entre otros. Los detractores, se basan en que según ellos, los
antiguos canarios no conocieron el caballo. Nosotros por el contrario afirmamos
que nuestros antepasados sí conocieron al caballo, quizás en una época remota,
quizás milenios antes de la conquista europea y guardaron memoria de él, tal
como lo demuestra un panel de petroglifos localizados en el Lomo de Los
Letreros Barranco de Balos, Agúimes, (Tamarant). En este panel aparecen
representados tres caballos con jinetes, teniendo como fondo siete
árboles, presumiblemente pinos. En la alta Nubia egipcia, existe un panel de
similares características y factura en que también se representan a tres
caballos con jinetes, éste panel está datado en el 3.200-3500 A .C. Creemos este
ejemplo nos confirma que efectivamente, los mazigios canarios tuvieron
conocimiento de los caballos.
La figura del genio Tibicenas,
a quien el catolicismo se ha empeñado en colgarle el “San Benito” de diablo
maléfico, en un claro paralelismo con su demonio provisto de cuernos y
tridente, en realidad no es tan perverso como nos lo presentan los cronistas,
es más, hasta es casi simpático, pues en realidad en sus apariciones se limita
a asustar a los viandantes sin causarles ningún daño. Contrariamente a lo que
se pudiera creer, la figura del Tibicenas no es cosa del pasado, continua
vigente en las creencias populares de los actuales mazigios canarios. Como
ejemplo, vamos a narrar algunas apariciones de éste genio en pleno siglo XX en
la isla de Tamarant. Uno de los pocos casos recogidos en que el Tibicenas se
presenta en forma semi humana, lo narra Pedro Castejón en su obra Una
Dinastía Guanche, en ella, nos dice que un campesino (maúro) de la zona de
las Rosas, Gáldar, (Tamarant), tuvo un encuentro en el año 1932 con un
Tibicenas que caminaba erguido.
A mediado de los años cuarenta
un vecino del Barranco de Mogán, en Tamarant, se dirigía desde su domicilio a
las tierras de labor que explotaba barranco arriba, antes del amanecer para
comenzar su jornada diaria. Aún era de era de noche, al llegar a un pequeño
paso se topó con un cochino de medianas dimensiones, extrañándole porque su
cuerpo estaba cubierto de abundante pelo negro y brillante. El hombre quedó
petrificado ante la súbita aparición de tan extraño animal, tras observar
detenidamente al cochino creyó ver en el hocico del animal un rostro vagamente
conocido. En tal punto el cochino le habló diciéndole: “tú sabes quien soy
yo...”, transfigurándose en el acto en una mujer que conocía bien, pues era
vecina del entorno. Nuevamente ésta se dirigió al pasmado vecino diciéndole:
“No puedes contarle a nadie quien soy; este secreto te lo tendrás que llevar a
la tumba, de no ser así, tu familia lo pagaría”, tras recibir esta amenaza el
maúro continuó a sus quehaceres profundamente preocupado, no atreviéndose a
confesar esta aventura a su familia hasta muchos años después, sin revelar el
nombre de la mujer Tibicena. En esta ocasión el Tibicenas adopta la figura de
una mujer, lo que entronca con la clásica bruja tan frecuente en el acervo
cultural canario.
Del libro La Brujería en
Canarias, del periodista y escritor Domingo García Barbuzano, recogemos la
siguiente aparición del Tibicenas en valle guerra, Chinet, <<”Seña
Ángela” que en 1922 contaba con diez años de edad, se encontró una madrugada
con un Tibicena en el lugar denominado la Cruz del Tagoro. La testigo iba en una ocasión
acompañada de una amiga y alumbrando el camino con un farol, en su ruta hacía
el almacén de empaquetado de tomates situado en Las Toscas de Abajo>>,
eran tiempos difíciles para el pueblo y las oligarquías caciquiles no dudaban
en explotar la mano de obra infantil a partir de que los niños cumplían seis
años de edad. Retomando el tema del Tibicenas, veamos lo que nos dice “Seña
Ángela” <<recuerda “que cuando volvíamos de buscar el farol, vi en la Cruz de Tagoro un perro tan
grande como jamás había visto; nunca vi
cosa igual. Sus ojos eran rojos y se clavaron fijamente en mi, y su color eran
blanco como el de una oveja. Viendo aquello me santigüé, aceleré el paso y no
paré hasta llegar al almacén>>.
En la década de los cincuenta
del pasado siglo, en Arucas, Tamarant, una pareja de la guardia civil española,
mantuvo dos encuentros con el Tibicenas. Éstos llevaban muchos años de servicio
y conocían muy bien la comarca agrícola donde prestaban sus servicias. Durante
una de éstas correrías, en plena madrugada se percataron de que eran seguidos,
cuando miraron hacía el lugar de procedía el ruido vieron a un pequeño cochino,
al que no prestaron mayor importancia, pensando que se había escapado de algún
chiquero. Al rato quisieron ver si el cochinito continuaba en el mismo lugar,
al verlo de nuevo comenzaron a sentir temor al ver que el animal había
aumentado considerablemente de tamaño, lo que les impulsó a acelerar el paso.
Al poco tiempo y picados por la curiosidad volvieron sobre sus pasos para
comprobar si el animal continuaba allí, y al observar que había aumentado
enormemente sus dimensiones no pudieron hacer otra cosa que echarse a correr.
Este relato nos confirma el carácter bonachón del Tibicenas, ya que en su
encuentro con la pareja de guardias civiles, éstos salieron ilesos físicamente.
La presencia del genio maligno en forma de
perro lanudo, es común a todas las islas como hemos visto. En la isla de
Chinet, son innumerables las leyendas, cuentos y consejas, que en torno a la
figura del diablo o demonio cristiano se han mantenido, pero ya revestido de la
figura de un perro y no del macho cabrío clásico en la mitología católica.
En la nomenclatura aplicada a las deidades
mazigias encontramos conceptos tales como: <<eterno>> <<omnipotente>> de clara
concepción cristiana, asumidos por los canarios precoloniales indudablemente
gracias a la labor misionera de los mallorquines, los cuales como es sabido,
llegaron a tener templo establecido en Tamarant. Algunos de éstos frailes
mallorquines, bien como consecuencia de las frecuentes entradas que hacían en
la isla los piratas esclavistas, o bien porque pretendieron forzar la
evangelización de los canarios, fueron ejecutados por estos. En todo caso, como en Chinech, la Chaxiraxi ,
en Tamarant la divinidad Acoran, quedaban relegadas en un segundo plano
ya que, en los juramentos de verdad cierta, es decir, lo seguro, se jura por Majec,
el sagrado Sol, y no por Achoran o Chaxiraxi, así mismo,
para los antiguos mazigios canarios, el alma, esencia del hombre, es hija de majec, y
no de ninguna otra divinidad. Como puede apreciarse, tanto los ritos como la
concepción de las divinidades son básicamente idénticas en ambas islas.
Eran los naturales de esta isla
de Canaria, bien proporcionados, de buena estatura y grande ánimo y belicosos,
alegres, bien acondicionados, nobles, piadosos y verdaderos en lo que decían.
Tenían por grande afrenta decir mentiras.
... Decían que en lo alto había
una cosa que gobernaba las cosas de la tierra, que llamaban Acoran, que
es dios.
Tenían dos riscos muy altos,
donde iban con procesiones en sus necesidades: el un risco se llamaba Tirmac,
en el término de Gáldar, y el otro risco se llamaba Umiaya, en Tirahana, que
dicen los riscos Blancos, término de Telde; y quien juraba por Tirmac o por
Umiaya, se había de cumplir, por juramento grave. Adoraban a Dios, alzando las
manos juntas al cielo. Cuando faltaban los temporales, iban en procesión, con
varas en las manos, y las magadas con vasos de leche manteca y ramos de palmas.
Iban a estas montañas, y allí derramaban la manteca y leche, y hacían danzas y
bailes y cantaban endechas en torno de un peñasco; y de allí iban a la mar y
daban con las varas en la mar, en el agua, dando todos juntos una gran grita. (
Fr. J. De Abreu Galindo)
<<Cuando falta de agua y
esterilidad estas personas religiosas hacían lamentos y súplicas al cielo con
visajes y ademanes de manos, ponían los brazos altos y a un solo Dios omnipotente
le pedían el socorro; ellas hacían lo mismo; y los demás cogían el ganado de
los tales diezmos y lo encerraban o cercado de pared de piedra y allí lo
dejaban sin comer aunque fueran tres días. Y lo dejaban dar muchos balidos y
toda la gente balaba como ellos, hasta que llovía. Y tardaba el agua, dábanles
muy poco de comer, y volvían a encerrarlos. Ellos también ayunaban. (Antonio
Cedeño, pág. 20).
<<...también eran devotos
a Dios y le hacían sacrificios a menudo; por lo cual cada rey tenía un
sacerdote llamado facagh. Este se llevaba consigo a toda la gente,
encima del risco más alto en que se podía subir; y allí, después de haber hecho
él la oración y llevado a Dios las almas devotas, derramaba en la tierra leche
en abundancia, a manera de primicias debidas; después de lo cual, licenciada la
gente, volvían a sus casas en procesión.>> (Torriani, pág.103) (Nota de
píe de página. Suponemos que Torriani, mediocre conocedor del castellano, habrá comprendido que quien estaba en lo alto
no era Dios, sino la casa de oración, y que los canarios rociaban la tierra, en
lugar del templo)
En la isla de Tamarant, al Ser
Supremo lo denominaban ACORAN, que podría venir de AKRUM= “protección” del
dialecto Sened, Tunisia. Por otra axiste en el “tamazigt” del Marruecos
central “agwerran” = santo, marabuto,¿el que protege?. (F. Pablo De
Luca. Ibidem)
Adoraban los herreños dos
ídolos fingidos en la mente devotos de hombres y ganados machos, Orojan de
mujeres y hombres; Mon, (¿el Min, cartagínes, de origen egipcio?)
á quien pedían agua y buenos temporales y hacía juramentos; no les hacían
sacrificios ni otra ofrenda, ideábanlo en dos riscos o peñascos, cercanos uno del otro, muy altos, delgados y peinados
como torreones, en el término de Bentaiga y hoy llaman Los Santillos de los
Antiguos: la rogativa para la lluvia era juntarse alrededor de ellos así
hombres como sus ganados repartidos á cada uno, los machos a uno las hembras a
otro, acorralados, ayunando por tres días, uno dando voces y gritos, bailando
alrededor del peñasco, y otros bailando y gruñendo, y con dar vueltas en torno
lloraban á gritos; y si no llovía enviaban un adivino á la cueva Arteheita en
el término Tacuitanta, y entrado invocaba a los ídolos, y le salía un cochinito
llamado Orafaibo, que significaba medianero, y venía con él debajo del
tamarco mostrabalo á los demás, y era recibido con fiesta y baile; y lo tenía
hasta que llovía bastante, y este animalito era el medianero de las lluvias, y
suelto á la vista de todos se volvía á la cueva.(Marín de Cubas, pág.
108)
Adoraban los naturales de esta
isla del Hierro dos dioses ídolos, que los fingían macho y hembra. Al macho
llamaban Eraoranzan y a la hembra Moneiba. Los hombres eran
devotos del varón, y las mujeres de la hembra;
y esta devoción se entendía por los juramientos, ruegos y peticiones que
hacían. No les sacrificaban mas de rogarles por los temporales, para yerbaje a
sus ganados. Y a estos sus ídolos o dioses no los tenían hecho de ninguna
materia, sino solamente eran intelectuales, fingiendo que su habitación y lugar
para hacerles bien era en dos peñascos cumplidos a manera de mojones, que están
en un término que llamaban Bentaica, que hoy llaman los Santillos de los
Antiguos; y que, después de oídos y cumplido el ruego, se subían al cielo.
Y como no tenían otra noticia sino esta falsa opinión,
después de ganada la isla por los cristianos y doctrinados e instruidos en la
fe, aplicaron a Dios Nuestro Señor el nombre de Eroazan y a la Virgen María el
nombre de Moneyba. Y, como estos isleños eran gentiles idólatras y les
faltaba la lumbre de la fe, y el demonio es padre de la idolatría, por la
aptitud que había en ellos, había el demonio ganado crédito con ellos y hacía
que lo adorasen.
Y, como el principal sustento de los herreños
era el ganado, ya que por la sementera no le pusiese cuidado la falta de agua,
poníanles por los yerbaje y pasto para el ganado. Y así, cuando veían tardar
las aguas en el invierno, juntábanse en Bentayca, donde fingían estar sus
ídolos, y alrededor de aquellos peñascos estaban sin comer tres días, los
cuales con el hambre lloraban y el ganado balaba, y ellos daban voces a los
dioses ídolos, que le mandasen agua. Y, si con esta diligencia no llovía, uno
de los naturales, a quien ellos tenían por santo, iba al término y lugar que
llamaban Tacuytunta, donde está una
cueva que decían Asteheyta, y, metiéndose dentro e invocando los dioses ídolos,
salía de dentro un animal en forma de en
forma de cochino, que llamaban Aranfaybo, que quiere decir
<<medianero>>; porque, como aquellos gentiles vían que por sus
ruegos no alcanzaban lo que pedían, buscaban medianero para ello. Y a este
Aranfayfo, que era demonio, tenían ellos en lugar de santo, y que era amigo de
Eroazan. Y, como salía, lo tomaba y lo llevaba debajo del tamarco adonde
estaban los demás esperando con sus ganados, alrededor de aquellos peñascos; y
andaban todos dando gritos y voces en procesión, a la redonda de aquellos dos
riscos, y llevando el cochino debajo del tamarco. Y, y como el demonio es
grande artífice de cosas de cosas naturales, hacía llover, porque fuesen ciegos
tras su adoración. Y, si vía el que llevaba el cochino que era menester más
agua, teniáse consigo este demonio y, cuando le parecía que había llovido lo
necesario, largábalo y volvíase a su cueva, a vista de todos. (Abreu Galindo,
págs. 90-91)
Los hombres adoraban a un ídolo
macho y las mujeres a una hembra. Al macho llamaban Eraoranhan, y a la hembra
Moneiba; les hacían oraciones, sin sacrificio, y creían que vivían en los
altísimos peñascos. Además de estas cosas, tenían en gran veneración el cerdo,
y el demonio, a quien llamaban Aranfaibo, se les aparecía en esta
figura. Cuando tardaban las lluvias, ayunaban tres días seguidos y gritaban al
cielo, llamando el agua, estando en un lugar reservado para ello, llamado Tacuitunta,
que estaba cerca de una cueva llamada Absteneita; y de esta cueva, a sus
gritos, salía fuera el demonio en figura de cerdo, y les daba la lluvia.( Leonardo
Torriani, págs. 213-214)
La denominación ERAONHAN,
ERAORANZAN o ERAHORANHAN dadas la deidad macho de los herreños,
podría traducirse como: ERAORANZAN = AT-HAR-AWN = “el que cuida (envía)
a Udes. La lluvia”. La <>”z”<>”h”. (F. Pablo De Luca)
La propuesta para la diosa
hembra MONEIBA, es la siguiente: MUN IBBA = la que acompaña a mi
padre (al padre o Dios), al Dios protector de los hombres.) Debemos recordar
que el “anzar” = lluvia tiene carácter masculino entre los pueblos beréberes,
mientras que Moneiba, protectora de las mujeres, tenía una estrecha relación
con la Luna. A
este respecto señalemos que las sacerdotisas de Tiñor <> ti-n-yyur=
“las (tierras) de la Luna ”,
localidad no lejos de Valverde, donde se llevaba a cabo la adoración del disco
lunar. (Ibidem)
ARANFAYBO, el genio en
figura de cochino mediador entre la divinidad Suprema Eraoranzan, y los
bimbaches. Podría traducirse como A-HAR-AWNAFA-IBBA = “el que les cuida
a Udes., para el Padre, el que se dirige al Padre, vuestro cuidador hacía el
Padre, el intermediario”. Siempre en el mazigio del Marruecos Central. (Ibidem)
ABORA, era el Dios de
los beneuaritas los cuales según don Tomás Marín de Cuba: <<Eran
grandemente idólatras ó devotos; en cada término había gran montón de piedras
solas, y en ciertos días diputados de la luna, venían á él todos los vecinos de
la comarca á bailar y cantar endechas y corridos y á luchar, y comían allí
carnes medios crudas y asadas, y leche y otras cosas de su uso. Entienden que
en lo alto hay un Señor todopoderoso que gobierna todo lo criado, á quien
llaman Abora; los el territorio de eccero en lugar del montón de piedras
tienen un roque muy alto y delgado de más de cien brazas, muy venerado y de
tanta estimación como ídolo llamado Aidafe; á éste iban a pedir en sus
necesidades les socorriese, y por siempre estuviese enhiesto y no cayese le
hacía rogativas y le ofrecían las asaduras de todos los animales que mataban en
aquella rogativa; todos los vecinos y cofrades llevaban las asaduras entre dos
cantando y respondiendo, muy poco a poco, y el uno decía “Iguida iguan Aidafe”,
que significa “dice Idafe que se ha de caer”, y respondía el otro: “Quegueire
iguantaro”, “pues dale lo que llevas y no caerá”, y llegando al pie del risco
las arrojaban y las comían las aves, cuervos, milanos, guirres ó
quebrantahuesos.
El demonio se les aparecía muchas
y frecuentes veces en figura de perro grande lanudo, llámanle Iruene>>.(
pags.217-218)
Eran estos palmeros idólatras;
y cada capitán tenía en su término a donde iban a adorar, cuya adoración era en
esta forma: juntaban muchas piedras en un montón en pirámide, tan alto cuanto
se pudiesen tener las piedras sueltas; y en los días que tenían situados para
semejantes devociones suyas, venían todos allí, alrededor de aquel montón de
piedra, y allí bailaban y cantaban endechas, y luchaban y hacían los demás
ejercicios de holgura que usaban; y éstas, eran sus fiestas de devoción. Pero
no dejaban de entender que en el cielo había a quien se debía reverencia; y al
que ellos entendían que esta en el cielo, lo llamaban ABORA. Pero el
capitán o señor de Acero, que es La
Caldera , no tenía estos montones de piedra, a causa que entre
el nacimiento de las dos aguas que nacen en éste término está un roque o
peñasco muy delgado, y de altura de más cien brazas, donde veneraban a Idafe,
por cuya contemplación al presente se llama el roque de Idafe. Y tenían tanto
temor, que no cayese y los matase, que, no obstante que, aunque cayera, no les
podía dañar, por estar las moradas de ellos muy apartadas, por sólo el temor
acordaron que de todos los animales que matasen para comer, diesen a Idafe la
asadura. Y así, muerto el animal y sacada la asadura, se iban con ella dos
personas; y llegado junto al roque, decían cantando, el que levaba la asadura:
-Y guida y iguan Ydafe; que quiere decir: <<dice que caerá
Idafe>>. Y respondía el otro, cantando: -Que guerte iguan taro;
que quiere decir: <<dale los traes y no caerá>>. Dicho esto, la
arrojaba, y daba con la asadura, y se iban; la cual quedaba por pasto para los
cuervos y quebrantahuesos, que en esta isla llaman guirres.
Tenían gran cuenta con los
días, por las lunas, a quien tenían en gran veneración, y con el sol.
A estos palmeros se les
aparecía el demonio, en figura de perro lanudo, y llamábanlo Iruene. (J.
Abreu Galindo, pég. 270)
Eran idólatras, porque adoraban
al demonio en forma de perro, a quien llamaban Haguanran; y decían ellos
que éste moraba en el cielo, al que decía tigotan, y en tierra, en las
cumbres de las montañas llamadas Tedote; y encima de esta hacían sus
sacrificios de leche y de mantequilla. (Torriani, pág. 224)
ABORA, nombre dado por
los palmero a la deidad Suprema, entre los tuaregs del Adggar argelino el
vocablo ARABAD= “adoración”. Por otra parte, en la isla de Chinech, existe el
topónimo AROBA, punta en la costa de Candelaria. Visto esto, aventuramos con
las debidas reservas, si la denominación divina palmera se trate de AROBA y no
ABORA, posiblemente una confusión fonética debido a la metámesis consonántica,
por otra parte muy frecuente en los topónimos y palabras de origen guanche. De
este modo el Aroba palmero sería “el de la adoración” “el que adora”, cosa nada
extraña tratándose de Dios. (F. Pablo De Luca)
Otra interpretación del nombre
de la divinidad benaouharita ABORA, es el de: “la luz superior o divinizada”,
en clara consonancia con la morada de la deidad, en el cielo al llamaban Tigot
o Tigotán. Son numerosas las referencias de antiguos autores que dan a ABORA,
la representación del Sol, Dios (o Diosa) de los antiguos canarios. Y también
adoraban a la Luna
como diosa (Dios) teniendo en cuenta que para los antiguos mazigios canarios el
Sol era de genero femenino y la
Luna lo era masculino. Los benahoritas sentían una especial
veneración por el genio Iruene, Irnene o Haguanrán. El clero implantó su
paralelismo religioso consiguiendo asignar el papel de demonio al genio en
forma de perro lanudo Iruene, cuando la realidad era que éste había venido
siendo adorado como un dios mediador por los antiguos palmeros.
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