UNA HISTORIA RESUMIDA DE
CANARIAS
PERIODO COLONIAL
1481-1490
CAPITULO IV
Eduardo
Pedro Garcia Rodriguez
1482. Contraen matrimonio Hernán
Peraza “El Joven “y Beatriz de Bobadilla.
Ochenta gomeros de los bandos de Orone y Agana son reclutados por Hernán
Peraza para ir a la conquista de Tamaránt (Gran Canaria,) con lo que había sido
condenado el sevillano por la muerte de Juan Rejón.
1482 Mayo. Pedro de Algaba, Gobernador de Castilla en
la colonia de Tamaránt (Gran Canaria),
fue condenado a muerte por un tribunal de treinta hombres de los invasores,
presidido por Juan Rejón, que compareció con una provisión real de aquel país
donde se le nombraba Gobernador y Capitán General de esta parte de la colonia.
La acusación formal fue un trato con el Rey de Portugal para la venta de la
isla, extremo que Algaba negó en rotundo acusando, a su vez, a Rejón de actuar
por enemistad personal. Se practicaron otras detenciones y se decretó la
expulsión del Deán Bermúdez, acusado de amotinador. El ex gobernador de la isla
fue decapitado en las inmediaciones de
la actual plaza del Pilar Nuevo, en el barrio de Vegueta, Guiniwada n Tamaránt
(Las Palmas de Gran Canaria), lugar que ocupaba el primer asentamiento de los
invasores europeos. (Ver efemeride de 1478 agosto 27).
1482? No se le ocultaba á Pedro de Vera lo que pasaba, procurando
verse con quadartheme de Gáldar, que no fue posible. Corríase la tierra por
todas partes, y entre ellos los gomeros fueron muy señalados en fuerzas y
valor; algunos veinte tuvieron luchas y desafíos célebres con los canarios;
saliendo ciertos castellanos y gomeros de la Torre del qaete á traer ganado ó cautivos,
cogiendo la playa del mar, vieron salir de una cueva dos mujeres huyendo por
sobre unos riscos, la una era madre, algo anciana, y la otra era su hija, muy
hermosa, de mucho cabello y rubia, con unos faldellines de pieles y lo demás
desnudo, como en todas se veía; éstas, viendo llegar á querer subir el risco
tras ellas, arrojaron tantas piedras que mataron á un soldado é hirieron á
muchos á la subida del risco de Tirma; mas viendo la resistencia dos
castellanos subieron rodeando otro camino por unos andenes bien peligrosos, y
pudiendo la más anciana huir y escapar, volvió sobre la moza, que se ponía en
defensa, y pareciéndole imposible escapar de cautiverio, desenvolvióle el
cabello largo á la moza y dándose dos vueltas al brazo derecho con él se arrojó
del risco abajo trayéndosela consigo, se hicieron pedazos y hoy llaman el Salto
de las Mujeres. Hubo otras canarias que buscando leña fueron sentidas de los
castellanos, y también se desriscaron. (Marín de Cubas)
1482. la cosecha de múrices de Erbania
(Fuerteventura), estaba arrendada. Productoras las islas menores de cereales,
por ser la tierra alta, vendían a Tamaránt (Gran Canaria) pero sobre todo a los
barcos, que hacían aguaje, siendo la orchilla la principal riqueza.
Asegurándose su comercialización, Inés y Fernán firmaron asiento con Francisco
de Rivera, por otro nombre Riberol, genovés afincado en Sevilla.
1483.
Hernán Peraza junto con 80 gomeros y 70 soldados más participan en la conquista
de Tamaránt (Gran Canaria).
1483. Un de las batallas más cruentas de llevada a cabo durante la
invasión de Tamaránt (Gran Canaria) por los castellanos fue la de Ajodar, en el
transcurso de la misma, su pudo haber cambiado el curso de la historia colonial
de nuestra nación, de no haberse interpuesto el converso y traidor Thenesor Semidan, totalmente entregado a la
causa de los invasores, quien con su intervención evitó el total aniquilamiento
del ejército mercenario invasor. La economía castellano-aragonesa no hubiese
podido soportar los costos de otra armada, (la invasión y conquista de las
islas de Benahuare-La Palma- y Chinech-Tenerife- fueron concedidas a mercenarios
y empresarios privados a cambio de los despojo del botín consistente en eslavos, ganados y tierras) por lo cual
posiblemente los proyectos de ocupación de la isla hubiesen sido postergados,
dando tiempo a la reorganización de los canarios los cuales ya conocían las
técnicas de guerra de los invasores y además podían disponer de las armas modernas arrebatadas a los mismos.
Uno de los relatos en torno a
dicha batalla que hasta nosotros ha llegado se lo debemos al criollo Marín de
Cubas, (a pesar del error en la fecha, como sabemos Pedro de Vera había
desembarcado en Las Isletas el 18 de Agosto de 1480) quien nos describe los
entresijos de la misma en los siguientes términos: “Volviendo á Canaria con
felicidad de viaje Miguel Mujica y D. Fernando Guadartheme al Puerto de las
Isletas, jueves 24 de Octubre del mismo año, fue mucho el gozo de Pedro de Vera
por saber cómo tan bien le había ido, y mandóse á Hernán Peraza que dejando á
los gomeros á su cuidado, éste fuese con Doña Beatriz á la Gomera ; vino al Real á
besar la mano de Pedro de Vera y se fue haciendo muchas ofertas y
cumplimientos.
Estaban las cosas de Canaria muy
revueltas y alteradas, primero con fingidas paces, después de la prisión de
Guadartheme quedaron muy tristes cuanto contentos los cristianos, prometieron
dar la obediencia en cogiendo la sementera; creyólos Pedro de Vera y faltaron á
ello rebelándose y siendo peores que nunca; luego nombraron otro rey ó
Guadartheme, llamado antes Tazarte, un gaire alto, seco y prieto, de grande
esfuerzo, nombrado por el mes de Marzo después de la prisión del otro y éste
hizo matar á dos religiosos de Santo Domingo, de cuatro que asistían con Pedro
de Vera, que había traído á Canaria, y fue así: había mucho cigarrón que comía
las cebadas y legumbres, sustento de los canarios, y fueron al término de
Tafira el P. Fr. Martín de Cañas, que llevaba un Santo Cristo y también para
predicarles de caminos de fe de Dios, con Fr. Juan de Lebrija, sacerdotes
ambos; fueron arrojados de un alto risco tajado como el tajo de Ronda y nunca
soltó de la mano el Santo Cristo el P. Cañas; sus cuerpos llegaron á la sima y
por memoria llaman hoy las Cuevas de los Frailes, en Tafira, el sitio donde
cayeron por haber al pie del risco algunos socavones ó grutas, escorias de un
volcán.
Volvió á España el religioso, Fr.
Diego Villavicencio y murió en Sevilla; eran de Jerez de la Frontera. El último
quedó en la ermita que se hizo á San Pedro Mártir donde hoy es convento de
Santo Domingo.
Dando orden Pedro de Vera de
castigar á los canarios, y corregir sus malos términos, andando muy desmandados
y atrevidos, dijo á D. Fernando de Guadartheme que les fuese á hablar y presto
poner lo que á ello debía necesario enviándoles con Juan Mayor su recado, y
pusiese preso á quien fuese causa de las alteraciones. Llevando su demanda
caminaron á Gáldar donde estaban muchos canarios que alegres de verle libre y
gustosos quisieron luego seguirle y ser con él de parte de Sus Altezas,
impidiéronlo allí unos ministros ó capitanes de Tazarte, aunque él asistía en
unos riscos muy pendientes y barrancos junto al mar más de cuatro leguas de
allí, y Arminda, única heredera de la Isla , su sobrina,
muchacha de 18 años, hija de Guanache Semidan, que fue Guadartheme llamado el
Bueno; ésta ya estaba casada con un muchacho hijo del Guadartheme de Telde, á
quien los españoles llamaron Tazartico, recogidos con mucha gente en la montaña
de Bentaiga, y según sus leyes y lo que habían jurado, primero deben escoger la
muerte que entregarse; quedó muy triste D. Fernando, y Juan Mayor procuraba
reducirlos con la verdad, y no fue posible.
Llegaron á la montaña de
Bentaiga, qué es de tierra muy roja á modo de almagre y encima tiene una fábrica admirable de la Naturaleza que es un
peñón de riscos muy altos y pendientes en torno con una subida á lo alto muy
peligrosa; tiene al pie muchas cuevas y caseríos con cantidades de huesos de
gentiles á modo de sepultura, y una fuente de buena agua aunque es poca sale
corriente á fuera; había en lo alto muchas familias y ganados que parecían
hormigas. Subió á lo alto Don Fernando y Juan Mayor y allí se alegraron de
nuevo ofreciéndole el gobierno y mando de Rey como antes, y no lo admitió
porque había visto la cara del Rey de Castilla y dádole su verdadera palabra
que cumplirá á morir; inclinábanse todos á lo que les suplicaba y prometía con
Juan Mayor; admitiólo su sobrina Arminda y no quiso Tazartico, respondieron los
de Telde, y por último todos en que no debían desamparar á su Señor natural
hasta morir primero; refieren el agravio de Pedro de Vera que fue dejarlos en
Lanzarote desnudos enviados á vender y ahora haría lo mismo. Hechas grandes
diligencias en sacarles á la verdad se disculpaban en hacer lo que ordenase el
Tazarte.
Volviese D. Fernando Guadarheme
al fuerte de Gaete, de donde se dio aviso de todo a Pedro de Vera, que luego
envió en una barca una compañía y a su hijo Rodrigo de Vera, capitán de infantería, con otros para lo necesario,
de allí salieron en la barca por la costa hacia el sur al poniente de la Isla , y desembarcaron en una
playa ahora llamada Tazartico, al pie de un risco así llamado junto á otro muy
alto que los divide un barranco llamado Tazarte, porque fue donde Don Fernando,
Juan Mayor y Rodrigo de Vera hablaron á Tazarte y Tazartico, que habían llevado
la nueva, y fue en vano el viaje; de todo se dio cuenta en el Real y dijo Pedro
de Vera: "Pues si ellos no quieren venir acá, yo iré allá".
Prevínose la gente que había de
ir contra los canarios á buscar á sus fortalezas, y la prevención de guarnecer
el Real que no fuese acometido. Salió con brevedad camino de Gáldar guardando
el paso del risco no lo cogiese el enemigo, llegamos á Bentaiga á poner sitio
al risco que sola una subida, que un hombre desde arriba puede él solo
defender, tiene no más; tomóse la vanguardia Miguel de Mujica con sus 300
vizcaínos; sitió el paso, estuvimos allí quince días en los cuales no
sacamos de los canarios ningún fruto;
echaban grandes piedras desde lo alto á rodar, eran á modo de molino con un agujero
en medio y un palo atravesado para que cuando rodasen viniesen siempre iguales;
matáronnos ocho españoles, y desde lo alto del risco más empinado arrojaban
pedazos de niños divididos en
trozos, que se debían morir, que causaba mucho horror á los cristianos; y en
tanto peligro quiso acometer Miguel de Mujica sin ocasión; envióse á buscar más
gente, y hecho el escuadrón fuimos á acometerles con más furia que la pasada, y
nos hallamos engañados porque la noche antes se habían huido todos llevando consigo á su Señora. En lo
alto de aquel risco empinado á modo de torre hay una grande llanura con una
fuente á modo de charco; dejaron aquella noche una gran hoguera ardiendo con
que juzgamos no haber fraude alguno.
Siguiéndoles las huellas dos
leguas adelante largas se mejoraron de sitio en otra fortaleza llamada Ajódar;
es más angosta que la primera, tendrá de ancho un tiro de arcabuz, los riscos
muy pendientes y empinados, la subida dificultosa y sola una veredilla por
andenes, en lo alto tenían una fuente bastante para cien personas que allí habría
cada día; y aquí tenían á su Señora la Reina , Reconocióse otra
vereda por donde se podían huir y en ésta se puso Pedro de Vera con su gente,
que era el Tercio Viejo; y por la otra Miguel Mujica con la suya, empezó á
subir y habiendo llegado á media cuesta retirando á los canarios y ellos
huyendo con gran falsedad á meterlos en el peligro, rodaron tantas piedras
juntas y tan grandes, que no se juzgó ni imaginó que tanto daño nos hiciesen,
pues nunca los canarios fueron victoriosos si no fue en esta ocasión, mataron
del tercio de Mujica 130 hombres, y hubo muchos heridos, y una rueda llegó á
Miguel de Mujica y derribándole le quebró ambas piernas, y quedó tan mal herido
que vivió quince días; no aprovechaban pies para huir, brazos para subir, dónde
no estuviese lleno de peligro, dónde podía escapar hombre con la vida; murieron
muchos caballeros de esfuerzo y personas de más cuenta, y muchos heridos de
pedradas, lo más de piernas y brazos y tal vez en la cabeza. Pedro de Vera
salió retirándose de aquel sitio, llamando la gente á toda prisa, un valle
arriba, casi un medio cuarto de legua, á escuadronarse con su tercio, Los
canarios juzgando que huíamos bajaron del risco 140 de ellos y quitando las
armas á los muertos querían seguirnos; Guadartheme los detuvo, y primero que
ellos bajasen cuando pasó el estrago mayor de las ruedas de piedras, les daba
voces desde abajo, diciéndoles: "Amigos, parientes, no me matéis, dejad
las piedras"; y dejando de arrojarlas, bajaron diciendo: "Salta fuera, Guayedra, que viene el
día que hemos de quedar dueños de nuestra tierra, que estos perros traidores,
que mataron á su Dios, nos la quieren quitar, y tú por un vestido que te dio el
de España te has dejado engañar, y ahora podemos darte otra vez la tierra,
salta fuera de peligro, no te mate alguna piedra de éstas",
Algunos castellanos censuraron la
tibieza del Guadartheme, pero también los españoles podían tener experiencia de
que los canarios siempre desde los riscos tenían armada empalizada y trampas de
arrojar piedras, que no era menester que Guadartheme, aunque lo sabía y había
usado siempre contra nosotros, ahora quisiera ó no decir lo que tenían tramado
á la subida del risco.
Cantaron esta victoria como
quisieron, de que Pedro de Vera huyó, que pudiera, mas fue falso; porque
retirados en un llano y escuadronados esperamos al enemigo que no quiso llegar
aunque Guadartheme se tomaba la mano en apadrinar á los canarios, Juró Pedro de
Vera por la barba de vengar la injuria y con alguna poca de cólera llamó á
Guadartheme y le mandó que asistiese á enterrar los muertos; hizo traer todos
los heridos á desembarcar y el escuadrón fue por tierra á Gáldar y en una Casa
Canaria grande hizo Hospital ó enfermería, y en otra grande fuera del lugar
decían misas todos los días los religiosos de San Francisco y Santo Domingo y
algunos clérigos. Llamóse la iglesia del Sr. Santiago; murió Miguel de Mujica y
aquí fue enterrado con honroso enterramiento; dejó por heredero de los
maravedíes en que había servido á S. M. que le estaba debiendo de su servicio y
préstamos, á su primo Juan de Severio Mujica, en que después le dieron
repartimientos. Curados los heridos y dejando lo necesario con un fuerte en el
lugar para custodia, dio Pedro de Vera la vuelta al Real de Las Palmas. Mucho
contento recibió Pedro de Vera de besar la mano al Obispo D. Juan de Frías, que
poco ha había venido de Lanzarote, juzgando estar ya pacífica y allanada la
furia de los gentiles y muy admirado de la rebeldía, todo era aplacar la cólera
que tenía contra ellos Pedro de Vera; alistó la gente, recogió la más que pudo
llevar consigo camino de Gáldar, y el Obispo quiso seguirle y visitar á
Santiago, nueva Iglesia y cementerio de invictos héroes muertos por la fe de
Jesucristo, como decía el Obispo.
Sabiendo que el
enemigo estaba en Tirajana y sus términos, recogió Pedro de Vera poco menos de
mil hombres con algunos gomeros que llevó; hizo embarcar compañías por mar
llevando lo más estorboso, y lo grueso de la gente llevó por tierra; envió
espías delante y salimos de Qáldar día de Santa Engracia por Abril año 1476
miércoles 16; descubrimos por el camino el alto risco de Bentaiga que ya no tenía gente; tenía árboles
en su llanada, una palma y un muy alto pino y dícese tienen allí un buen charco
de agua, sitio inhabitable por el mucho hielo y frío. Desembarcó la demás gente
en el Puerto Tazartico con silencio por los canarios, que hubo aviso estaban
fortificados en una fortaleza llamada Ancite, cerca de Tirajana, que hoy llaman
El Sitio; divisábanse otros riscos con más gente llamados Veneguera y Mogán, y
antes de sitiar el Peñón de Ancite se mandó á acometer á otras fuerzas y
pregonó fuesen todos pasados á cuchillo cuando por bien no se quisiesen dar al
Rey de España.
Envió Pedro de Vera á su hijo
Rodrigo de Vera con tres compañías y con Guadartheme á un risco peinado
altísimo llamado Titana que tenía la subida por una montaña agria y de malos
pasos, por donde de improviso ganaron los cristianos la entrada quedando de
guarda veinte arcabuceros, no juzgando los canarios el modo de serles tomados
los pasos, donde mataron á 25 canarios y los demás pidieron la obediencia con
muchas familias que hicieron bajar ante Pedro de Vera y amigablemente fueron
perdonados y tratados; trajeron grandes cantidades de bastimentos, gofio,
cebada, cecina, cabras, manteca, higos pasados, dátiles y otras cosas de su
uso; mandáronle que se fuesen á habitar á Gáldar ó á su territorio como antes.
Luego que estos canarios salieron
de Titana, al mismo punto otros desmandados la ocuparon llenándola como
hormigas, con más fiereza que los primeros; mandaron fuesen á sitiar á otra
llamada Fataga, donde estaba el Rey Tazarte con la gente más feroz y atrevida;
en aquella tierra áspera y muy agria envióse delante á Guadartheme para que les
avisase del peligro en que todos los canarios estaban de morir á cuchillo no
reduciéndose por bien; fue por dos partes á un tiempo, cogidas las entradas y
salidas con increíble presteza y valor, que los canarios se hallaron suspensos
y aturdidos; halló Guadartheme á un tío suyo que era Faisaje ó Consejero, á
quien sentó bien la propuesta de perdonar á los canarios; mandó Pedro de Vera
que bajasen todos abajo sin armas, y el feroz de Tazarte no queriendo reducirse
ni poder pelear por estar ya sitiados, se llegó á la punta más empinada del
risco y cruzando los brazos al pecho dijo dos veces muy alto: "Atistirma,
atistirma", y dio una vuelta en el aire y se desriscó de aquella
eminencia. Bajó el Faisaje viejo, hermano de la Reina de Gáldar, mujer de
Guanache ya difunto, y después fue cristiano y tuvo el nombre del padrino, Juan
Delgado; fueron todos perdonados y mandados á sus sitios á coger sus
sementeras, de que iban muy gustosos.
Llegamos á otra fortaleza muy
larga y áspera llamada Gitagana y por no detenemos pasó el ejército á dar visita
á Ansite, lunes 28 de Abril; ésta era la última donde estaba la fuerzas de la
isla con el Tazartico, reyezuelo de Telde y la Reina Arminda ;
tenían propuesto todos primero morir que entregarse, y bien de mañana se hizo
escuadronar en tres partes del ejército de á trescientos hombres y las espías
hallaron dos fáciles subideros; se pregonó la guerra fuese á sangre, sin
perdonar á vidas por estar aquí los culpables en la muerte de Mujica y sus
vizcaínos; aquí se reconoció había de costar triunfo la victoria por la
rebeldía de los canarios, que habían respondido á todo. Más, Guadartheme se fue
á Pedro de Vera, con el semblante tristísimo, casi llorando por el desastroso
fin que se les esperaba con su sobrina, y alcanzó de ir primero á hablarla y á
ver si podía reducir á algunos. Cogidas ya las entradas con buena guarda de
gente, se fue á ellos Guadartheme y al reconocerle alzaron todos á un tiempo,
niños, hombres y mujeres los gritos y voceríos que resonó por aquellos
barrancos casi media legua fue grande la alegría que de su vista tuvieron;
habló á su sobrina y prima que fue reducida con todos los canarios y las
canarias y todas las familias que se les llegaron de aquel territorio, menos
Tazartico y un Faisaje viejo de Telde, que ambos se desriscaron, llevándose el
muchacho al viejo le cogió de un brazo ): diciendo: "Atistirma,
atistirma", y de un salto bajaron hechos pedazos.
Bajaron del peñón de Ansite todos
los nobles canarios de cabello largo y rubio, sin armas, acompañados de Guadartheme, rendidos ante Pedro de Vera,
dando la obediencia al Rey de Castilla en su nombre y de la
Señora , única
heredera de toda la tierra, hija única de matrimonio, del legítimo y
verdadero señor Guanache Semidán tío de Guadartheme y de otros Gaires y
Faisajes, que ellos daban su palabra de llevarla á entregar al Real de Las
Palmas en cogiendo sus panes, que sería después de San Juan. Mucho instó Pedro
de Vera que viniese luego, mas llevóse en rehenes consigo ciento sesenta
canarios de los más esforzados y que asistiesen con Guadartheme y se fuesen á
vivir á Gáldar.
Diose fin aquí á la conquista,
martes á las diez horas del día 29 de Abril del señor San Pedro Mártir año de
1476 en Ansite, junto á Tirajana donde hoy se llama El Sitio, por memoria.”
(Marín de Cubas, [1694] 1993)
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