CAPITULO III
MASACRE Y ESCLAVIZACIÓN DE LOS GOMEROS
PRIMER ALZAMIENTO DE LOS GOMEROS CONTRA LOS COLONOS EUROPEOS
La isla Ghumara o Gomera es la única del
Archipiélago Canario que nunca fue conquistada, la penetración europea se
produjo mediante pactos comerciales (casas de contratación) que paulatinamente
y mediante la habitual política de engaños y traiciones de los castellanos, les
permitió ir haciéndose fuertes en los territorios ocupados hasta hacerse con el
dominio efectivo de gran parte de la isla.
Ante el creciente poder militar de los invasores
asentados en el bando de Ipalam los gomeros resistentes se vieron obligados a
ir replegándose hacía los cantones de Agana y
Mulagua, para evitar ser esclavizados o muertos por los mercenarios del
cruel engendro Hernán Peraza.
En el año 1477 estaba ya la isla de La Gomera (Ghumara) sometida
al poder feudal castellano-europeo, con dominio pleno en Orone
(Alajero/Arure/Valle G.Rey) e Ipalan (San Sebastián), con influencia y sin
pleno dominio sobre Mulagua (Hermigua/Agulo) y Agana (Vallehermoso). Ese mismo
año, enviado por su padre, llega a La
Gomera el depravado Hernán Peraza “El Joven”. Dando inicio
así a un periodo trágico durante el cual el colonialismo europeo mostró su
autentico rostro esclavizador y masacrador de pueblos. Desde Mulagua y Agana
igualmente los extranjeros europeos se iban apoderando poco a poco, por la
fuerza de las armas, de la tierra, los ganados y de las personas.
Esta actitud de expolio y rapiña continuada por parte del
desprovisto de conciencia, soberbio y brutal Hernán Peraza y su banda de
forajidos, que culminó con el apresamiento mediante engaño de 100 incautos y confiados gomeros que,
como queda dicho más arriba fueron enviados en dos carabela para ser vendidos
como esclavos en Valencia y Sevilla.
Esta y similares actuaciones del asesino Hernán Peraza forzó a los
gomeros resistentes a romper el pacto de colactación, llevándose a cabo entre
1478 y 1479 actos de alzamientos y resistencias básicamente en Mulagua y Agana.
En 1482, llegó a la corte española Hernán de Peraza, gobernador de la Gomera, para explicar la
muerte de Juan Rejón, comandante de una flota que había sido enviada desde
Castilla para invadir y conquistar la
Palma y Tenerife. Rejón había sido asesinado por uno de los
vasallos de Peraza por instigación de éste tras desembarcar en la Gomera. Isabel
ordenó a Hernan Peraza “el joven” que se presentara ante ella.
Muchos, incluyendo el poderoso duque de Medina
Sidonia, intercedieron por Hernán.
La reina fue magnánima y le perdonó con una doble
condición: 1) que ayudara en la conquista de Gran Canaria, aportando tropas de la Gomera; y 2) que se casara
con la hermosa Beatriz de Bobadilla. El matrimonio con la Bobadilla sólo puede
entenderse como “castigo” si tenemos en cuenta que sus relaciones con el rey
Fernando y otros eran conocidas en la corte. Inmediatamente después de
celebrarse la boda, Hernán y Beatriz partieron para la Gomera. Ochenta gomeros de los bandos de
Orone y Agana son reclutados por Hernán Peraza para ir a la conquista de
Tamaránt (Gran Canaria,) con lo que había sido condenado el sevillano como
queda dicho por el asesinato de Juan Rejón.
SEGUNDO ALZAMIENTO DE LOS GOMEROS
Hernán Peraza regresa a su feudo de la
Gomera después de pacificada la isla Tamaránt, continúa con
sus maldades con el pueblo gomero, se siguen expropiando nuevas tierras, se les
somete al pago de impuestos abusivos y sus mujeres son perseguidas y acosadas. No
fueron estos hechos solamente el que motivó la rebelión de los gomeros, a los
mismos se debe añadir el gobierno despótico que realizaba el impuesto y
cornúpeta señor sobre la isla, sino que además se dedicó, en contra de lo
pactado, y para saciar su sed de rapiña, a hacer razzias esclavistas entre “sus
siervos” lo que determinaría la conjura, en la que participaron los
notables de los cantones ofendidos y dirigidos por Hupalupa,
anciano “hombre mascota” encargado de vigilar el cumplimiento del pacto de
colactación.
A principios de 1488, Mulagua se rebela. La sublevación y
alzamiento poco a poco se va extendiendo a otros cantones, a toda la isla.
El viejo sabio Hupalupo en unión de su
hijo, y el jefe guerrero del bando de Mulagua Hautacuperche y varios de los
suyos se trasladan a la Baja
del Secreto (Valle Gran Rey) para, con enorme sigilo y cautela organizar el
ajusticiamiento de Hernán Peraza e iniciar la liberación de La Gomera de la dominación del
yugo colonial, y para “cumplir el deber sagrado de liberar a sus hijos de esclavos”.
Se decidió que
Hautacuperche fuera el brazo ejecutor ultimando al
traidor Hernán Peraza, aprovechando una de las frecuentes visitas del
sanguinario tirano a la cueva donde se encontraba la sacerdotisa Yballa, en Guahedum. Con su
muerte, los gomeros alzados decían en lengua guanche: -“Ya el gánigo de Guahedum se quebró”, en
señal de que el pacto de colactación se había roto.
La noticia del ajusticiamiento de Peraza, es comunicado a
cada rincón de la isla por medio del lenguaje silbado. Los gomeros comprendieron
entonces que había llegado el momento de alzarse contra la dominación colonial
extranjera el 20 y el 23 de noviembre de
1488 sometieron a los invasores a un justo castigo. Beatriz de Bobadilla con su
familia y los mercenarios que constituían su guardia se refugiaron en la
denomina Torre del Conde en cuyo asedio fue muerto el caudillo Hautacuperche. El intento de masacre total del
pueblo guanche de La Gomera
por parte de los verdugos sin entrañas Pedro de Vera y Beatriz de Bobadilla
está profusamente recogido en la bibliografía canaria.
Sublevada la
isla una ves más en justa defensa contra los colonos invasores, con los gomeros
sitiando a la señora Beatriz de Bobadilla en la Torre de los Peraza o del
Conde, fue enviado a la isla por los reyes católicos Pedro de Vera, cruel
y nefasto personaje masacrador de pueblos, que daría
lugar a uno de los más sangrientos y repugnantes episodios llevados a cabo por
la barbarie de la cristiana y “civilizada” España en la invasión y conquista de
Canarias.
Mal ejemplo
toda revolución popular triunfante, a 4 de marzo de 1489, los reyes católicos
ordenaron a Pedro de Vera rescatar a “nuestra criada”, señora de Gomera y Fierro, como tutriz de sus hijos. Aunque no lo necesitase,
ampararía de paso a la Peraza
que “posee por suyas ciertas yslas, que son de las yslas de Canaria”, para que sus vasallos “no se sustraigan
a su obediencia”. El gobernador se comportó, a la manera oficial de la época y,
la ex sitiada Beatriz de Bobadilla como no podía ser menos en seres
tan execrables, se dedicó a continuas y desmedidas venganzas. El intento de
masacre total del pueblo guanche de La Gomera por parte de los verdugos sin entrañas
Pedro de Vera y Beatriz de Bobadilla está profusamente recogido en la
bibliografía canaria.
Beatriz de Bobadilla condenó a todo los gomeros mayores de quince
años del Bando de Orone y Mulagua a la muerte por “traidores”. Ordenó que
fuesen arrastrados por los suelos, ahorcados,
cortaron pies, y manos. No se perdonó la vida a ninguno de quince años
para arriba, ejecutándose diversos géneros de castigo; empalados, guanteados,
exponiendo sus cuerpos en caminos y otros sitios; llevados a la mar con piedras
en los pies, manos y pescuezo, echados vivos al mar, ahogados… Igualmente
Beatriz dio orden a Alonso de Cota que embarcase a un gran número de niños
gomeros y mujeres para venderlos como esclavos en Lanzarote. Cuando los niños
llegaron a la isla de Titeterogaka (Lanzarote) Inés Peraza ordenó que fuesen
echados al mar y a los que quedaron
repartió como esclavos de sus soldados.
Una vez consumada la masacre Pedro de Vera pasa factura de la
ayuda prestada a la ninfomona Beatriz de Bobadilla.
Cobrados
1.000 castellanos en oro y 500 quintales de orchilla, a dos castellanos
quintal, por el gasto, Vera se reservó ambas partidas, dando “cautivos en pago
de su sueldo”, a “los escuderos e maestres de navíos e otras gentes, que fueron
en lo suso dicho”.
Valorado
el gomero o gomera, entre 7.500 y 10.500 maravedís,
el obispo de la secta católica de Canarias y Málaga, que residía en la ciudad
andaluza, quedó a cargo de la distribución de los gomeros esclavizados, no
olvidando el gobernador Pedro de Vera obsequiar a la reina Isabel, con un
camello y 9 esclavas y al Príncipe
D. Juan, con tres cajas de conservas y una grande de azúcar.
De
regreso a Gran Canaria Pedro de Vera, temiendo que los gomeros residentes en
aquella isla que habían sido obligados a participar en la conquista, se
rebelasen, una noche hizo aprender a unos 200
entre hombres, mujeres y jóvenes; a todos los hombres nos condenó a muerte,
y ejecutó, y a las mujeres y niños dio
por esclavos.
En julio de
1490, corrió que los gomeros, reducidos a esclavitud, tras la muerte de Fernán
de Peraza, que eran cristianos, no habiendo intervenido en el ajusticiamiento,
por tratarse de mujeres y niños. Falso lo primero pero cierto lo último, fueron
declarados no "ganados en buena guerra", quedando en entredicho su
captura. El Consejo retiró los libros a Pedro de Vera, ordenando repesca de
cautivos. Iniciada en septiembre, la dirigió el mismo obispo, que los había
comercializado. Dejaron los recuperados de padecer, bajo la férula del
comprador, para sufrir en “poder de personas”, que los “criasen” y
adoctrinasen, a cambio de trabajo, pero al ser declarados libres los naturales “de
la ysla de la Gomera, que es en la Gran Canaria”, la
precisión semántica permitió a parientes de cautivos, víctimas de la guerra de
Vera, presentarse en la corte, que estaba en Córdoba, para reclamar la libertad
de los suyos. Entre los demandantes apareció un Juan de Guzmán, sobrino de
Juana Canaria, reclamando la libertad de la tía, esclava desde hacía 11 años.
Citado Vera como vendedor, compareció su hijo Fernando, presentando por fiador
a Gonzalo de Burgos, escribano en Gran Canaria. Pidió un cuarto plazo de 8
meses, que le fue concedido, por no pedirlo “maliciosamente”, al estar los
testigos realmente “muy lejos”. (L. Álvarez de Toledo)
Por otra parte, especialista la monarquía
castellano-aragonesa en el arte de destruir individuos, molestos o desafectos,
acumulando pleitos sobre su persona, los acopió Pedro de Vera. En puertas su
cese, le fue exigido la cuadratura del círculo: “por una parte”, habría de
depositar “todos los maravedís que montan los dichos
canarios vendidos, e por otra... facer sequestración de sus bienes”. Evidente que ejecutado lo
segundo, no tendría posibilidad de cumplir lo primero, los monarcas entraron en
razón, mandando sobreseer “dichas nuestras cartas, desbaratándolas y no
haciendo cosa alguna, en virtud a ellas”. Aliviado el gobernador, se complicó
la situación de Beatriz de Bobadilla. Las dificultades que planteaba separar
las Canarias de señorío de las realengas, aconsejaban eliminarla. Se consiguió,
creando el clima adecuado. Un Francisco Martínez, al regreso de la pesquería de
cazones de Guinea, entró en Gomera para hacer aguaje.
Traía barco nuevo de 20 toneladas, comprado en 26.500 maravedís,
del que se enamoró Beatriz. Imprudente negarle el capricho, Martínez aceptó
como parte de pago dos esclavas,
valoradas en ocho y nueve mil maravedís. Embargadas
por el obispo, demandó a la
Bobadilla. A esta primera causa, siguieron otras. Sintiéndose
justificado, el fiscal exigió a la
Bobadilla depósito de 500.000 maravedís,
para garantizar restitución, a los compradores de gomeros.”
Pero como entre truhanes anda el juego y a
los reyes les urgía el acelerar la invasión y conquista de las islas
denominadas por ellos de realengo con vistas a tener una plataforma en pleno
dominio para las previstas invasiones de saqueo de África y las Indias, les
convenía evitar enfrentamientos abiertos con el clero y los autoproclamados
señores de las islas ya invadidas, quienes además venían mostrando ciertas
inclinaciones hacía las ofertas de Portugal. Por ello, dictaron una serie de
cartas aparentemente dirigidas a la protección de los guanches esclavizados
pero que después en la práctica no pasaban de ser papel mojado en manos de los
corruptos funcionarios.
Son decenas los documentos existentes en el
Registro General del Sello, relativos a los gomeros esclavizados por Pedro de
Vera y Beatriz de Bobadilla pero por razones de espacio nos limitaremos a
reproducir unos pocos ejemplos extractados y publicados por el profesor español
Eduardo Aznar Vallejo:
161. 1490 Agosto 27, Córdoba (f.363).
Comisión a los obispos de Málaga y Canaria para que pongan en libertad, por su
condición de cristianos, a las mujeres y niños cautivados en la Gomera y vendidos como
esclavos, en Castilla y Aragón, por Pedro de Vera, gobernador de Gran Canaria,
y Beatriz de Bobadilla, viuda de Fernando Peraza, en venganza por la muerte de
éste, por cuyo motivo mataron además a muchos vecinos. Dichos canarios deben
ser confiados a personas que lo críen y adoctrinen, llevando un registro de los
liberados, de sus antiguos compradores y de los precios pagados por ellos, para
poder actuar contra los compradores. Para cumplir tal comisión se les otorga
poder cumplido. Decanus hispalensis.
Johannes. Antonius. Didacus. Mármol.
162. 1490 (s.d.).
Córdoba (f.50). Orden a Pedro de Vique, vecino de Jerez
de la Frontera,
para que informe a quienes y a qué precio vendió los esclavos y esclavas que
Pedro de Vera, gobernador de Gran Canaria, trajo de la Gomera, y a los que vendió
por doña Beatriz de Bobadilla, emplazándole para que presente ante el Consejo
los libros y escrituras que sobre ellos tuviere. Don Álvaro. Deán de
Sevilla. Andréas. Antonius.
Didacus. Castillo.
172. 1490 Octubre 30 (s.i.).
(f. 202). Orden a Francisco de Mercado, para que devuelva a Juan del
Castillo, escribano de cámara, 1.100 maravedís que le
llevó por una esclava gomera, llamada Juana, que compró en Málaga, según parece
por una fe de Pedro de Madrid, escribano del Consejo de dicha ciudad. Don álvaro. Decanus hispalensis. Johannes. Didacus.
173. 1490 (s.d.)
Córdoba (f.237). Iniciativa a las justicias del reino, para que conozcan en la
demanda presentada por Juan Ruiz de Requena, vecino
de Córdoba, que reclama a Coronado y Campos, criados de Beatriz de Bobadilla,
viuda de Fernan Peraza, 6.750 maravedís
que le pagó por un esclavo llamado Miguel, ya que éste le fue tomado por
mandado de Sus Altezas por ser cristiano y libre.
174. 1490 Noviembre 4. Córdoba (f.74).
Orden a Gonzalo de Córdoba, escribano de Cámara, para que ponga en libertad,
por su condición de cristianos a las mujeres y niños cautivados en la Gomera , y vendidos como
esclavos en los reinos de Castilla y Aragón por Pedro de Vera, gobernador de
Gran Canaria y Beatriz de Bobadilla, viuda de Fernando Peraza, señor de la Gomera , en venganza por la
muerte de éste por cuyo motivo mataron además a muchos vecinos, y los entregue
a los obispos de Málaga y Canaria para que cumplan las disposiciones reales,
informándoles de quienes fueron los compradores y a que precio para que puedan
ser compensados. Para cumplir su misión se le otorga poder cumplido y se ordena
a las justicias que le presten todo favor y ayuda.
190. 1490 Diciembre 23. Sevilla (f.252).
Iniciativa al gobernador de las islas de Gran Canaria, para que dé cumplimiento
de justicia a Fernand Martínez de Alza, vecino de
Palos, que pide la restitución de 2 esclavas canarias de 10 años o su valor en
metálico, evaluado en 8 o 9 mil maravedís. Dichas
esclavas le fueron dadas a cambio de un barco de 20 toneles, que le tomó a la
fuerza doña Beatriz de Bobadilla, viuda de Fernán Peraza, cuando estando en la
pesca de cazones llegó a la Gomera a tomar agua y
bastimentos, y ahora han sido tomadas por el obispo de Canaria, por ser
cristianas y libres. Suscriptores: Don Álvaro. Don
Juan. Johannes. Andreas. Gundisalvus. Castillo.
1495 Febrero 13. Madrid (f. 48). Orden al bachiller Alonso Fajardo,
gobernador y justicia de las islas de Gran Canaria, para que informe, a
petición del obispo de Canaria, de la venta que hizo Pedro de Vera, gobernador
a la sazón de Gran Canaria, de los canarios que se entregaron para ser
bautizados. Don Alvaro. Joahnnes. Andreas. Gundisalvus. Felipus. Johannes
licenciatus. Badajoz. (E. Aznar; 1981)
1495 Abril (s.d.) Madrid (f. 393). Incitativa al gobernador de Gran
canaria, para que dé cumplimiento de justicia a Andrés de Navarrete, que
reclama el importe de dos esclavos gomeros que compró, por 12.000 maravedís, a
unos factores de doña Beatriz de Bobadilla y que le fueron tomados por el
obispo de Canaria, por ser cristianos y libres. Dicho pago ha de realizarse no
obstante la carta de sobreseimiento dada por el rey a doña Beatriz de
Bobadilla. Don Alvaro. Juanes. Antonius. Petrus. Juanes licenciatus. Castillo.
(E. Aznar; 1981)
1495 Abril ll. Madrid (f. 61). Orden a las justicias de Gran
Canaria, Tenerife, La Palma,
Lanzarote, Fuerteventura, El Hierro y La Gomera, para que reciban solemnemente la nueva
Bula de Cruzada concedida por Alejandro Sexto y acojan a García Arias, delegado
para dichas islas de los obispos de Salamanca y Avila, miembros del Consejo y comisarios
apostólicos. El Rey y la
Reina. Alvarez de Toledo. E. Aznar; 1981)
A 6 de junio de 1492, quedó cerrado el tema
de los esclavos gomeros. Admitido por los miembros del corrupto Consejo de
Castilla que los gomeros mataron a Fernán, para “perseverar” en sus errores de
fe, es decir, para continuar manteniendo sus ancestrales ritos, se acordó que
nunca fueron cristianos, a pesar de que todos ellos figuraban en las escrituras
de venta con nombres cristianos, siendo sobreseídas las cartas, dictadas contra
Beatriz de Bobadilla, por ser lícito el tráfico de infieles.
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