Los Tibicenas en Gran Canaria y Guacanchas en Tenerife, según cuentan las leyendas de los antiguos canarios, eran demonios en forma de perros oscuros, siniestros y lanudos con ojos rojos brillantes que aparecieron hace ya mucho tiempo en las islas sin que nadie haya podido averiguar, hasta el momento, su procedencia. Pronto buscaron el abrigo de los barrancos y las sombras de lo profundo y desde allí sembraron el pánico atacando a personas o a sus animales de manera imprevista. Para evitar este temor y como adoración, les hacían ofrendas de comida y miel, en las grietas elevadas del suelo, donde vivían estos canidos altivos.
Aunque los Tibicenas eran seres demoniacos en forma de perro, los aborígenes en algunas ocasiones los representaron en estatuillas de barro con forma de cerdos, osos, tortugas e incluso de mono. También, en algunas crónicas, se habla de los Tibicenas como seres que salían del mar.
En yacimientos del Barranco de Santos y las Cañadas del Teide (en Tenerife) y en el Barranco de Guayadeque (en Gran Canaria), se han encontrado cráneos de perros desconocidos de gran tamaño, por lo cual la mitología en torno a los Tibicenas pudo haber tenido una base real.
Maria Gómez Díaz
Marzo de 2014.
No hay comentarios:
Publicar un comentario